¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 18 de noviembre de 2025

APÓCRIFOS: IV ESDRAS (APOCALIPSIS DE ESDRAS)

El Apocalipsis de Esdras es un libro pseudoepigráfico o apócrifo de género apocalípticode gran valor como testimonio del pensamiento espiritual judío del siglo I d.C.

Figura en la Biblia ortodoxa copta/etíope como Esdras, en algunas ediciones latinas de la Vulgata como IV Esdras (traducido e incluido como apéndice por san Jerónimo), en las versiones eslavas y rusas como III Esdras y en las traducciones inglesas como II Esdras.

Autoría y Datación 
Aunque se atribuye al Esdras bíblico del siglo V a.C., fue escrito por un autor judío anónimo del s. I d.C., que adoptó la identidad del personaje histórico para dar autoridad al texto.

Escrito para consolar y ofrecer esperanza en un período de gran angustia (destrucción del 2º templo en 70 d.C.), el autor busca respuestas, de forma similar a la búsqueda de Job por comprender el significado del sufrimiento y del mal pero no se conforma.

Contenido 
El tema principal del libro es la teodicea, es decir, por qué Dios permite que su pueblo sufra y que las naciones paganas prosperen, que desarrolla a través de 3 diálogos y 4 visiones del escriba y sacerdote Esdras, desterrado en Babilonia, el año 30 después de la destrucción del 1º Templo de Jerusalén, o sea, el 557 a.C. y a quien el libro identifica con Salatiel (Shə'altî 'Ēl , "Le pedí a El -este hijo-", como la respuesta de Dios).

Estructura
La estructura del libro consta de:
  • c. 1-2: Sección histórica (II Esdras). Rechazo de Dios a Israel y visión del Hijo de Dios (posiblemente, de origen cristiano y añadido a finales de s. III d.C.)
  • c. 3-14: Sección onírica (IV Esdras). 
    • 3 diálogos con el arcángel Uriel (3,1-5,20; 5,21-6,35; 6,36-9,26). 
    • 4 visiones (9,27-10,60; 11,1-12,51; 13,1-58; 14,1-47); 
  • c.15-16Sección escatológica/mesiánica (VI Esdras). Anuncia el fin de los tiempos, la llegada del Mesías y el juicio final (posiblemente, de origen cristiano y añadido a finales de s. III d.C.) 
Los 3 diálogos 
Esdras plantea cuestiones pesimistas sobre la justicia de Dios, al estilo del libro de Job, y el arcángel Uriel expresa en sus respuestas el pensamiento del autor:

-1º diálogo: La justicia de Dios (3,1-5,20). 
  • Oración-lamento del vidente: la Torá no los libra del pecado; si pecan, Dios los castiga; ¿por qué la destrucción de Jerusalén, si los judíos no son tan pecadores como los gentiles? 
  • Respuesta del ángel: los planes de Dios son incomprensibles para el hombre. Su justicia llegará "cuando se complete el número de los justos" (Ap 6,10-11; Sal 79,10;  I He 47,2).
-2º diálogo: El Día del Juicio (5,21-6,35). 
  • Queja desgarrada del vidente: si Dios odia a su pueblo, que lo castigue, pero no por medio de los gentiles. 
  • Respuesta del ángel: el vidente es incapaz de comprender la justicia y la misericordia que Dios reserva para el final (escatológico) de Israel (5,40) que está en las manos de Dios (6,11-24); sólo los que perseveren en medio de las tribulaciones verán el tiempo de la salvación (6,25). La justicia de Dios llegará para todos a su tiempo, primero por el Hijo del Hombre y luego por el Padre. Anuncia las señales del fin de los tiempos.
-3º diálogo: La salvación y las almas después de la muerte (6,36-9,26). 
  • Oración-lamento del vidente: si la creación exalta el poder de Dios (6,38-54) y señala la continuidad Adán-Israel (6,54), es decir, si el mundo fue creado a causa de Israel ¿por qué los demás pueblos, que son nada lo dominan? (6,58). 
  • Respuesta del ángel: existen dos mundos, éste en el que reinan las consecuencias del pecado de Adán (7,11ss), y otro que heredarán los justos, mientras los impíos serán condenados (7,17-18). 
    • en el día del juicio, cada hombre responderá de forma individual por sus actos. Nadie puede interceder por nadie.
    • antes del juicio, durante la época mesiánica, habrá signos y tribulaciones ("los dolores de parto del Mesías"), que durará 400 años, tras los cuales el Cristo y todos los hombres morirán y la tierra toda volverá al silencio primordial durante 7 días, tras los cuales vendrá el juicio final y el Altísimo juzgará según las obras (7,28-35) y serán pocos los que se salven (7,47.60.61).
    • Al morir, los malvados son atormentados con 7 penas, mientras los justos descansan en paz con 7 alegrías con las que esperan el juicio final. Los castigos y los premios no se conceden a las almas inmediatamente después de morir, sino al cabo de 7 días (7,100s), cuando termina el duelo de la separación del alma y el cuerpo.
Las 4 visiones
  1. La mujer estéril y su hijo muerto (9,27-10,60). 
    • la mujer es Sion
    • los años de su esterilidad son el tiempo que precedió a la construcción del templo
    • el hijo es el templo
    • la muerte del hijo es la destrucción del templo
    • la ciudad edificada es la nueva Sión en su futuro esplendor.
  1. El águila y el león (11,1-12,51)
    • El águila es el Imperio romano (alas pecadoras, cabezas culpables, garras malvadas y cuerpo perverso) y, en general, cualquier imperio opresor. Es la cuarta bestia de Dn 7,7.23-26.
    • El león de Judá es el Mesías (cf. Gn 49,9), el Ungido de la casa de David, preexistente (12,32), que vencerá al águila y liberará al resto del pueblo y lo llenará de alegría hasta que llegue el día del juicio final (12,34).
  1. El hombre que sale del mar y vuela por las nubes (13,26-52)
    • Es Cristo encarnado y resucitado, el Mesías preexistente (13,26)
    • protector del resto fiel (13,23-29)
    • juez (13,37-38) 
    • guerrero (13,9-11)
    • el varón llamado por Dios "hijo mío" (13,32. 37.52).
  1. El arrebatamiento de Esdras (14,21-48). Esdras es arrebatado al cielo y lleno de sabiduría (Espíritu Santo) escribe 94 libros durante 40 días. Presentado como un nuevo Moisés, deberá reescribir los libros quemados en el incendio del templo (14,21-22), instruir al pueblo y transmitir a los sabios la ciencia esotérica de los 70 libros (14, 44-48). Simboliza:
    • la división de la historia en 10 períodos, según Enoc 93,3-10; 91,15-17
    • la concepción cabalística (gnóstica), según la cual una parte de la revelación es pública, y otra, oculta y solo accesible para algunos (14,6.26)

domingo, 28 de septiembre de 2025

JOB: EL DRAMA DEL JUSTO

"No podemos llegar hasta el Todopoderoso, 
sublime en poder y en equidad, 
justo, no viola el derecho" 
(Job 37,23)

El libro de Job es uno de los cinco libros sapienciales del Antiguo Testamento que aborda la cuestión del mal (teodicea) a través de las experiencias de un protagonista epónimo, es decir, representativo del hombre. Se trata de un drama épico que se desarrolla en cuatro tandas de diálogos paralelos y enfrentados, y un monólogo de Dios y de Job.

Estructura
  • c. 1-2: Prólogo con dos escenas, la primera en la tierra, la segunda en el cielo. ​Job es un hombre justo, honrado, temeroso de Dios y apartado del mal, con una vida acomodada, posesiones y una gran familia. S​atanás discute la fe de Job con Dios, afirmando que se alejaría de Dios si perdiera todo lo que posee. Dios permite que el "Acusador" ponga a prueba a Job, infringiéndole dolor y sufrimiento. Su mujer insta a maldecir a Dios pero Job no lo hace. 
  • c. 3-31: Monólogo inicial de Job y tres ciclos de diálogos entre Job y sus tres amigos, Elifaz, Bildad y Zofar (que evocan las tres tentaciones de Jesús en el desierto), quienes defienden la justicia de la retribución, por la que Dios, juez imparcial, premia a los buenos y castiga a los malos. En base a esta "sabiduría tradicional" de Israel, lo acusan de haber pecado y por ello, merecedor de su sufrimiento. El diálogo con Zofar ha sido sustituido por el poema de sabiduría (c. 28) acerca de la incapacidad humana de acceder a la sabiduría. Job protesta por su inocencia, muestra su desacuerdo con esta doctrina, desmentida por su experiencia, y apela un pleito con Dios.
  • c. 32-37​: Diálogo entre Job y un cuarto amigo enigmático llamado Elihú a quien podríamos identificar con el Espíritu Santo, y que anticipa y prepara la intervención redentora de Cristo. Afirma que el sufrimiento de Job no es necesariamente una consecuencia directa de un pecado cometido sino una prueba para su purificación. La justicia y la misericordia de Dios no se reducen a un simple sistema de recompensa/castigo, sino que abarcan una sabiduría y un propósito que escapan a la comprensión humana.
  • c. 38-41: Tres monólogos de Dios "desde el seno de la tempestad" que no explican el sufrimiento de Job, ni entran en confrontación con él ni defienden la justicia divina. Tampoco responden a su declaración de inocencia. Dios se centra en la fragilidad humana, contrastándola con inaccesibilidad a la sabiduría, el orden y la omnipotencia divinas. En el 2º monólogo, a pesar de que Dios permite la acción del mal, de "Behemoth" y "Leviatán", la limita y la pone coto. Job responde brevemente, pero el monólogo de Dios continúa, sin dirigirse nunca directamente a Job.​
  • c.42: Epílogo en el que Job confiesa el poder de Dios y su propia falta de conocimiento porque antes solo había oído a Dios, pero ahora sus ojos han visto a Dios. Dios reprueba a los tres amigos y aprueba a Job. Les ordena hacer una ofrenda con Job como intercesor, a quien le muestra su favor y le restaura la salud, la prosperidad y la familia.

Job representa a los justos que asumen los sufrimientos en su propia carne y los ofrecen para que otros comprendamos. Es el "grito del justo que brota desde lo hondo" (Sal 129,1). Es la fragilidad humana que suplica y busca denodadamente a Dios, mostrando que la debilidad es la fuerza del justo (2 Cor 12,9).

El justo (representado por Job) no sabe por qué ni para qué sufre; todo el mal que experimenta es un sinsentido... y todo eso es parte de la prueba. Dios parece ausente, lejano y misterioso ante el sufrimiento, y el hombre, como Jacob en su visión nocturna (Gn 32), lucha contra Dios y va a ser gloriosamente vencido por una sabiduría divina que supera todo saber humano.

Job es un libro provocativo, no apto para conformistas. No puede comprenderse sin sentirse interpelado o sin sentirse comprometido. Es un libro que nos transporta más allá, a la sabiduría y justicia divinas que nos corrigen y que transforman nuestro "modo humano" de pensar.

Dios gobierna el universo a través de su Providencia y todo tiene su momento y su sentido aunque el hombre no llegue a comprenderlo. Las pruebas y los sufrimientos son oportunidades para vencer al mal y para hacer que los afligidos sean más receptivos a la revelación, literalmente, "abrir sus oídos" (36,15) a la sabiduría divina.
La tradición cristiana ve a Job como figura profética que anuncia la pasión y la esperanza de la resurrección. Así, el clamor de Job en medio de la oscuridad se enlaza con la luz del Evangelio, mostrando que la verdadera respuesta al misterio del sufrimiento se encuentra en el amor de Dios revelado en la cruz de Jesucristo y en la promesa de vida eterna.

La entrega del Hijo en la cruz permite descubrir que el dolor puede ser fecundo, del mismo modo que el grano de trigo que muere produce fruto abundante. En Cristo se revela que el sufrimiento no encuentra su explicación definitiva en el orden de la justicia retributiva, sino en en la manifestación suprema del amor de Dios

La figura de Job es por tanto un tipo de Cristo aunque no es como el "siervo sufriente" de Isaías 53 que "aguantaba y no abría la boca", sino que se queja e inquiere. Sin embargo, como Cristo, al principio del libro, ofrece sacrificios de expiación por sus hijos, y al final, intercede por sus amigos y se reconcilia con ellos (cf. Hb 7,25). Como Cristo, no padece "sin motivo" porque "el Señor estuvo con él en la tribulación" (Sal 91,14-16).

De ambos podemos decir que "de sus cicatrices hemos aprendido". Job, como Cristo, "tenía que padecer y así entrar en la gloria(cf. Lc 24,26) representando a la humanidad sufriente que se pregunta por el sentido de su existencia.

El libro de Job nos enseña que la actitud ante el dolor y el sufrimiento debe ir unida al reconocimiento de la grandeza de Dios, pues la vida humana, con sus penas y alegrías, está en manos de Dios y nada escapa a su poder. 

Por ello, los cristianos ofrecemos nuestros sufrimientos, nuestra debilidad y nuestra falta de conocimiento para poder reconciliarnos, primero con nuestra propia condición humana caída por el pecado, y con nuestras ideas mezquinas y planteamientos estrechos, y finalmente, con Dios, con quien podemos dialogar en medio de nuestras dudas, como lo hace un hijo con su padre, sabiendo que tiene un plan superior que no alcanzamos a comprender.

Solo en el cielo, en presencia de "Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven, llegaremos al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,3-4). Entonces, estaremos cara a cara con la Sabiduría.