¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta torpes y necios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta torpes y necios. Mostrar todas las entradas

lunes, 5 de octubre de 2020

DESDIBUJANDO LA EVANGELIZACIÓN

"¡Qué necios y torpes sois 
para creer lo que dijeron los profetas!"
(Lucas 24,25)

Me preocupa ver cómo muchos díscipulos de Emaús, conversamos y discutimos el modo de revertir la situación que vivimos, con el propósito de seguir organizando retiros, cueste lo que cueste y pese a quien pese. 

Los métodos de nueva evangelización, cuando no se entienden o se tergivesan, suelen desdibujar la fuerza evangelizadora y mundanizar el poder del anuncio salvador al intentar evangelizar sin docilidad a la gracia, al rebelarse a la voluntad de Dios, al negar el protagonismo del Espiritu Santo, al dar más valor al medio que al fin, al pensar que todo es válido o al querer hacer las cosas "por nuestra cuenta"

Recurrimos a la "voluntad propia" para convencernos de que servir a Dios implica estar en un frenético activismo (que resulta "poco evangelizador"), con el que intentamos aplacar un desordenado ansia de espiritualismo que no conduce a ningún fruto. 

Apelamos a la "creatividad humana" como un elemento generador de resultados a nuestro gusto, como si Dios necesitara de nuestra originalidad para que sus "cepas" den uvas y buen vino. 

Si algo he aprendido en estos años sirviendo a Dios, labrando en su viña, es que yo me limito a trabajar cuando el Dueño me lo dice y lo único que está en mis manos es regar, abonar y cuidar la viña. El Señor es quien "crea", quien hace florecer y quien produce fruto. Dios no me pide estrategias empresariales ni campañas creativas...lo único que me pide es ¡Confianza! ¡Fe!
Por tanto, tratar de ser "creativos", tratar de ser "originales" se convierte en una peligrosa tentación que nos puede arrastrar a "querer ser como Dios" y a tratar de "crear cosas" al "modo del mundo". Nos puede llevar a que, queriendo evangelizar al mundo, terminemos "mundanizando el Evangelio". Y nosotros no somos "empresarios del Evangelio", ni "vendedores de cielo", ni "filántropos de la fe". Ni tampoco los "dueños de la viña". 

Por todo ello, Cristo nos recrimina nuestra actitud desconfiada, llamándonos ¡hombres de poca fe! ¡torpes y necios! Nos reprende porque no quiere "creativos" sino "cristianos santos". Nos llama la atención porque quiere motivarnos pero, sobre todo, quiere hacernos ver que su voluntad no siempre coincide con la nuestra.

En los momentos dificiles o de prueba, es importante que los cristianos mantengamos un diálogo constante con Dios Padre, una cercanía estrecha con Dios Hijo y una docilidad con Dios Espíritu Santo, para distinguir los signos de los tiempos y ver los problemas como nuevas oportunidades divinas.

Es entonces cuando Jesús nos dice: "Seguidme". Él va a la cabeza, Él es el Maestro y nosotros, sus seguidores: “No es el siervo más que su amo” (Juan 15,20). Por eso nos invita a ser dóciles al Parácito, a mirar todo con sus ojos,  a realizar su misión con una perspectiva más amplia, para darnos cuenta que su Gracia nos basta

Cristo no quiere que "hagamos la guerra por nuestra cuenta", como si fueramos "francotiradores". No se puede construir vida de Iglesia alrededor de un método o de un retiro, se construye alrededor de la Palabra, es decir, Jesucristo, presente en la Iglesia.
Por tanto, a lo que nos llama es a hacer comunidad, a "hacer Iglesia", a vivir lo que hemos visto y oído con nuestros hermanos, como hicieron los dos de Emaús, al volver a Jerusalén para contárselo a los apóstoles. 

En la comunidad es donde podremos establecer una relación más íntima con el Dueño de la viña y con el resto de los "sarmientos", dejándonos cuidar, y si hace falta, dejándonos "podar". 

En la Iglesia es donde podremos animarnos unos a otros, mantener la llama de la fe encendida, seguir creciendo y madurando, aunque no haya retiros, para que, cuando Dios quiera, demos fruto. 

En la comunidad es donde podremos discernir la voluntad de Dios, sin dudas ni malentendidos, lo que nos permitirá dar respuesta a nuestras ansiedades y desesperaciones. 

En la Iglesia es donde podremos formarnos como discípulos y así, convertirnos en apóstoles, para a evangelizar, de momento, en nuestros ámbitos más cercanos (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc). 
En ocasiones, el viajero debe hacer un alto para tomar aliento, 
entrar en la "posada" para "beber y alimentarse",
"mirar el mapa" para tener una apropiada "visión del viaje"
y sólo así, volver a ponerse en camino,
con una mayor motivación, con una clara idea y con un renovado ánimo. 
Sólo así, los cristianos podremos ser luz y sal para el mundo, inspirando con nuestro ejemplo de vida, iluminando con nuestra fe coherente y con nuestro amor auténtico. 

Es momento para aprender, para formarnos, para preparnos. Y para eso debemos ejercitar lo que hemos aprendido: Escuchar...a Dios y a los demásLa escucha activa genera relación, confianza, amor...cuando confiamos, amamos. Y cuando amamos, nos motivamos. Y cuando estamos motivados rendimos más y mejor. Descubrir los talentos que Dios nos ha regalado a cada uno de forma individual y colectiva nos permitirá rendir más y mejor, es decir, amarle y darle mayor gloria

Ese es nuestro reto, esa es nuestra motivación: glorificar a Dios con nuestras vidas y así, santificarlas. Sólo así alcanzaremos nuestra máxima aspiración, nuestra más alta expectativa: el cielo.

La "empresa" de Dios requiere la mejor versión de sus trabajadores para cosechar éxitos en la edificación del Reino de los Cielos. 

Y nuestra mejor versión es la que Dios ha pensado, no la que nosotros creemos.

JHR

miércoles, 15 de abril de 2020

¡QUÉ TORPES Y NECIOS!

Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los ...
"¡Qué necios y torpes sois 
para creer lo que dijeron los profetas! 
¿No era necesario que el Mesías padeciera esto 
y entrara así en su gloria?"
(Lucas 24, 25-26)

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir viviendo nuestras cómodas vidas al margen de Dios, porque le habíamos visto crucificado y muerto, porque después nada había ocurrido y ya estábamos en el tercer día desde que esto sucedió.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir poniendo nuestra esperanza en nuestros intereses y egoísmos, porque nuestra fe en Cristo se había debilitado y habíamos perdido la confianza en Él, porque no habíamos encontrado su cuerpo.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir refugiándonos en nuestras cosas, en nuestros recelos, en nuestras pérdidas y miedos, porque habíamos ido al sepulcro y a Él no lo habíamos visto.

Nosotros esperábamos....que podríamos volver a nuestras rutinas como si nada, aunque fuera sin alegría ni esperanza, pensando que ni el amor ni la fe eran útiles para nosotros, porque no habíamos escuchado que el Mesías tenía que padecer y resucitar al tercer día.

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros ojos a la fe y hemos dudado que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito (Mateo 14,31; Lucas 44).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros oídos a los designios de paz y no de aflicción, a un porvenir y una esperanza, porque hemos dejado de invocarle y suplicarle (Jeremías 29,11).
La metáfora de los tres monos y el buen vivir — La Mente es ...
¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestras almas al amor, dejando de escuchar su Palabra y de buscarle de todo corazón (Jeremías 29,12).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado las puertas del pórtico y apagado las lámparas; hemos dejado de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario del Dios de Israel (2 Crónicas 29,7).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque nos hemos creado ídolos de leño, de plata refinada de Tarsis y de oro importado de Ofir, revestidos de púrpura y de grana (Jeremías 10,8-9).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque hemos confiado en nosotros mismos por orgullo, vanidad de vanidades, todo es vanidad (Eclesiastés 12,8).

Mi Pequeño Mundo: Léon Lhermitte en mi dormitorio¡Qué torpes y necios somos!...porque no hemos esperado en el Señor, no hemos renovado nuestras sus fuerzas, ni echado alas como las águilas. Hemos corrido y os hemos fatigado, hemos andado y nos hemos cansado (Isaías 40,31).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos dejado de invitarle a nuestra mesa para que partiera el pan, se abrieran nuestros ojos y le reconociéramos (Lucas 24, 30).

¿No arde nuestro corazón ahora, mientras nos habla por el camino y nos explica las Escrituras? (Lucas 24, 32).

Levantémonos en este momento, y volvamos a Jerusalén a contar al mundo: "Era verdad, ha resucitado el Señor" (Lucas 24,33).

JHR