¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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miércoles, 15 de abril de 2020

¡QUÉ TORPES Y NECIOS!

Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los ...
"¡Qué necios y torpes sois 
para creer lo que dijeron los profetas! 
¿No era necesario que el Mesías padeciera esto 
y entrara así en su gloria?"
(Lucas 24, 25-26)

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir viviendo nuestras cómodas vidas al margen de Dios, porque le habíamos visto crucificado y muerto, porque después nada había ocurrido y ya estábamos en el tercer día desde que esto sucedió.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir poniendo nuestra esperanza en nuestros intereses y egoísmos, porque nuestra fe en Cristo se había debilitado y habíamos perdido la confianza en Él, porque no habíamos encontrado su cuerpo.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir refugiándonos en nuestras cosas, en nuestros recelos, en nuestras pérdidas y miedos, porque habíamos ido al sepulcro y a Él no lo habíamos visto.

Nosotros esperábamos....que podríamos volver a nuestras rutinas como si nada, aunque fuera sin alegría ni esperanza, pensando que ni el amor ni la fe eran útiles para nosotros, porque no habíamos escuchado que el Mesías tenía que padecer y resucitar al tercer día.

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros ojos a la fe y hemos dudado que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito (Mateo 14,31; Lucas 44).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros oídos a los designios de paz y no de aflicción, a un porvenir y una esperanza, porque hemos dejado de invocarle y suplicarle (Jeremías 29,11).
La metáfora de los tres monos y el buen vivir — La Mente es ...
¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestras almas al amor, dejando de escuchar su Palabra y de buscarle de todo corazón (Jeremías 29,12).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado las puertas del pórtico y apagado las lámparas; hemos dejado de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario del Dios de Israel (2 Crónicas 29,7).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque nos hemos creado ídolos de leño, de plata refinada de Tarsis y de oro importado de Ofir, revestidos de púrpura y de grana (Jeremías 10,8-9).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque hemos confiado en nosotros mismos por orgullo, vanidad de vanidades, todo es vanidad (Eclesiastés 12,8).

Mi Pequeño Mundo: Léon Lhermitte en mi dormitorio¡Qué torpes y necios somos!...porque no hemos esperado en el Señor, no hemos renovado nuestras sus fuerzas, ni echado alas como las águilas. Hemos corrido y os hemos fatigado, hemos andado y nos hemos cansado (Isaías 40,31).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos dejado de invitarle a nuestra mesa para que partiera el pan, se abrieran nuestros ojos y le reconociéramos (Lucas 24, 30).

¿No arde nuestro corazón ahora, mientras nos habla por el camino y nos explica las Escrituras? (Lucas 24, 32).

Levantémonos en este momento, y volvamos a Jerusalén a contar al mundo: "Era verdad, ha resucitado el Señor" (Lucas 24,33).

JHR

domingo, 11 de noviembre de 2018

TESTIMONIOS DE FE

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"Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, 
reprende, corrige, exhorta con toda paciencia y con preparación doctrinal."
(2 Timoteo 4, 2)

Todos estamos llamados a proclamar la Palabra de Dios y dar testimonio de nuestra fe. Y debemos hacerlo siempre sabiendo la premisa de que el mensaje evangélico nunca cambia aunque comuniquemos esta Verdad inmutable desde distintas vivencias y desde distintas personalidades.

Por ello, varias personas pueden dar un testimonio de la misma Verdad, y cada uno será diferente, gracias a los dones que Dios nos regala y con los que cada uno aporta una visión nueva al mismo mensaje. Un testimonio de fe es una vivencia de Dios contada de formas distintas.

Podríamos clasificar los siguientes tipos de testimonios de fe según los dones y talentos de cada persona:

Inspirador


Un testimonio inspirador tiene como objetivo principal impulsar la fe de la audiencia a la acción. La persona motivadora es contagiosamente entusiasta e inspiradora: se mueve de un lado para otro en el escenario con emoción, agita sus brazos, representa cada momento con un ademán, ilustración, parábola o metáfora que mueve los corazones.
Resultado de imagen de motivarUn testimonio inspirador tiene como tema principal la conversión, es decir, un cambio de vida a través del encuentro con Cristo: "¡Dios tiene un plan para tu vida!", "¡Ponte en marcha!", "¡Crece y comprométete!", "¡No te rindas, ten fe!". "¡A través tuyo, Dios quiere cambiar el mundo! ".

Un testimonio inspirador sigue la indicación del apóstol Santiago de ser "hacedores de la Palabra y no sólo oidores": "Cumplid la palabra y no os contentéis sólo con escucharla, engañándoos a vosotros mismos. Porque si uno escucha la palabra y no la practica, es semejante a un hombre que mira su cara en un espejo y, después de haberla visto, se olvida en seguida de cómo era. Pero el que considera atentamente la ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como un oyente olvidadizo, sino como un activo cumplidor, será dichoso en practicarla." (Santiago 1, 22-25).

Un testimonio inspirador debe tener cuidado de no caer en el activismo. No se trata de lo que hagamos por Dios sino de lo que Dios ha hecho por nosotros. También debe cuidar no caer en la manipulación ni en la emoción. No se trata de obligar ni convencer sino de comprender la libertad que Dios nos da a cada uno.

Formativo

El testimonio formativo tiene como objetivo enseñar la Palabra de Dios y la Tradición de la Iglesia, y formar a través de la sabiduría de los Santos Padres de la Iglesia. 

Resultado de imagen de formacionUn testimonio formativo tiene como tema principal la razón de la fe en Cristo. Presenta un acercamiento intelectual al mensaje de Cristo con un planteamiento bien estructurado, organizado y lógico: "Piensa en esto conmigo", "Escuchemos lo que Dios nos dice".

Un testimonio formativo debe tener cuidado de no elevarse demasiado, de forma que el discurso sea tan intelectual que no llegue a todas las personas

Debe evitar profundizar excesivamente en detalles para no distraer a la audiencia de la acción de Dios y, así, perder su enfoque principal.

Evangelizador

Resultado de imagen de evangelizarEl testimonio evangelizador tiene como objetivo presentar el Evangelio a través de historias de transformación de la vida de las personas por Cristo: "Jesús llama a la puerta de tu corazón".

Un testimonio evangelizador tiene como tema principal llevar almas a Cristo a través de la pasión misionera y el servicio a los demás. D
ebe tener cuidado de que la pasión por el apostolado evite el discipulado de las personas que se acercan a Dios.

La razón principal del apostolado es hacer discípulos misioneros maduros, es decir, que tras la conversión, deben crecer espiritualmente para, a su vez, volver a salir a hacer discípulos.

Digital 


El testimonio digital está siempre al día sobre los acontecimientos actuales y las tendencias culturales en las redes sociales y la tecnología. 

Resultado de imagen de digitalAl igual que Jesús, que utilizó parábolas agrícolas para comunicar su mensaje a una sociedad agrícola, el testimonio digital utiliza la tecnología y las redes sociales para mostrar a Cristo al mundo entero: "Vi este Tweet el otro día", "Sigo a Cristo en Facebook".
Un testimonio digital tiene como objetivo un profundo deseo de llegar a una cultura que considera irrelevante el cristianismo y como tema principal la relevancia de Cristo en un mundo tecnológico. Aplica la Palabra de Dios en un mensaje relevante y actual.

Un testimonio digital debe tener cuidado de no caer en la trampa de centrarse demasiado en ser culturalmente relevante o influyente. Es decir, que su mensaje provenga más del mundo que de Dios, de tratar de amoldar Su Palabra al mundo. 

Sanador

El testimonio sanador tiene una vinculación especial con las personas heridas, rotas y quebrantadas.
Resultado de imagen de sanacionSus mensajes están encaminados hacia algunos de los problemas más profundos de la condición humana, como la depresión, la ansiedad, la adicción, el sufrimiento y el divorcio: "Todos somos pecadores". "En la Iglesia no somos perfectos".

También induce a encontrar un propósito, fortalecer un matrimonio o educar hijos espiritualmente sanos. Trata de hacer ver que no están solos en sus luchas.

Un testimonio sanador tiene como tema principal la sanación que proviene de Cristo. Muestra a la Iglesia como un hospital para los enfermos donde el pecado es la enfermedad y la cura es Cristo. No importa lo grandes que sean las heridas o caídas, lo que hayan hecho o lo que nos hayan hecho, hay perdón y sanación en la cruz. Dios perdona y sana a todos.
Un testimonio sanador tiene como objetivo un mensaje de amor, esperanza y curación para las personas que sufren y padecen. Debe tener cuidado de no enfocarse demasiado en el sufrimiento y no derivar hacia un mensaje victimista, sensiblero y "buenista", en lugar de mostrar que la misericordia de Dios requiere arrepentimiento (acto de contrición) y propósito de enmienda.

Un testimonio sanador debe mantener el equilibrio entre el dolor/sufrimiento y la esperanza/fe. Se trata de abordar el problema sin insistir en él, sino ofrecer la solución que se encuentra en Cristo y el estándar más alto de justicia al que nos llama. 
Para la reflexión:
La clave es conocer tu propio estilo de testimonio para poder aprovechar sus fortalezas y, lo que es más importante, evitar sus trampas:

Inspirador - Nunca testimonies acción sin oración.
Formativo : Nunca testimonies profundidad sin humildad.
Evangelizador: Nunca testimonies conversión sin discipulado.
Digital: Nunca testimonies un "aggiornamiento" al mundo sin doctrina.
Sanador: Nunca testimonies problemas sin solución.

lunes, 5 de marzo de 2018

UNA FE SIN COMPLEJOS

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"Por eso estáis alegres 
aunque de momento os veáis obligados 
a sufrir diversas pruebas, 
para que la pureza de vuestra fe 
mucho más preciosa que el oro 
que aunque acrisolado por el fuego se corrompe 
aparezca digna de alabanza de gloria y de honor 
cuando tenga lugar la manifestación de Jesucristo, 
al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto 
por el que os alegráis con un gozo inenarrable y radiante, 
seguros de alcanzar la salvación objeto de vuestra fe." 
(1 Pedro 1, 6-9)


¡Ser cristiano hoy es un desafío!¡Vivir la fe de Cristo en nuestro mundo es todo un reto! ¡No es fácil ser católico en nuestra sociedad actual! No lo es y... ¡menos que lo va a ser!

Dos mil años después de haber perseguido a nuestro Señor Jesucristo, la fe de su Iglesia Católica sigue siendo objeto de persecución, incluso en esta España católica y tierra de María.

Y es porque es acosada, amenazada y vejada,  sabemos que en ella se encuentra la Verdad, el Camino y la Vida... Y porque sabemos que quieren crucificarla una y mil veces, debemos estar preparados y alerta para defenderla.

En España, muchos llamados "católicos" viven una fe acomplejada y vergonzante; una fe en la intimidad de su parroquia o de su casa; una fe de riguroso intimismo, como si fuera algo que esconder u ocultar; una fe que no es fe. 

La fe en Jesucristo es una fe por la que merece la pena vivir. Y por la que merece la pena morir. 

La fe de Cristo necesita ser vivida, necesita ser proclamada. Una fe sin anuncio, no sólo pierde su carácter misionero, sino que acaba desapareciendo. Y yo me pregunto ¿no es esto lo que está ocurriendo?

Sin duda, la fe católica en el siglo XXI demandará mucho coraje y valentía! Mucho más, si cabe, que la que necesitaron y demostraron los cristianos del siglo I. Necesitaremos más y mayores gracias. Pidamos a Jesús por medio de Nuestra Madre, la Virgen María, un segundo Pentecostés. A Ella nada le niega.

Resultado de imagen de efesios 2 8 10La fe de la Iglesia de Pedro necesita ser proclamada con más seguridad y fuerza. Nosotros mismos, los católicos, somos los primeros que necesitamos ser evangelizados porque hemos perdido el ardor, hemos perdido la luz. Nuestra lámpara se ha apagado y no da ni luz ni calor. Necesitamos grandes dosis de Espíritu Santo que sólo obtendremos, si se las pedimos a Dios. Pero ¡hay que pedírselas! 

¿Será por todo eso que cada vez hay menos cristianos sin complejos por la calles de nuestra querida España, aunque muchos se declaren católicos los domingos o en Semana Santa?
¿Será que muchos tienen una fe acomplejada, anestesiada, oxidada?
¿Será por eso que hay muy pocos dispuestos a defender a Cristo y a su Iglesia? 
¿Será que se han dejado vencer por "lo políticamente correcto"?
¿Será que piensan que no merece la pena?
¿Será que en realidad ya no creen? 

Porque, si uno cree en algo de verdad, ¿no lo defenderá hasta el final? 
Porque si uno está convencido de tener la "Verdad", acaso ¿se callará? 
Porque si alguien insulta a nuestro padre o a nuestra madre, acaso ¿se callará? 
Porque si alguien increpara a alguien de nuestra familia, acaso ¿mira hacia otro lado? 

¿Cómo es posible que en un país católico por excelencia no seamos capaces de hacer frente a las continuas calumnias, insultos y agravios a nuestra fe? 
¿Cómo es posible que teniendo el mejor mensaje posible, el mejor Dios posible no seamos capaces de gritarlo a los cuatro vientos?
¿Por qué callamos? 
¿Por qué cedemos al chantaje del mundo?
¿Por qué miramos hacia otro lado como si no fuese con nosotros? 
¿Es que...acaso, no va con nosotros?
¿Por qué nos empeñamos en avergonzarnos de ser católicos? 
¿Por qué nos acompleja que sepan que somos cristianos?
¿Es que...acaso nos creemos que los ataques que sufrimos están justificados? 

Muchas preguntas quizás porque no sabemos realmente lo que significa ser cristiano.

Ser cristiano significa seguir a Cristo, significa amar a Jesús. 

Y no podemos ser cristianos si pretendemos seguir a Cristo desde el sofá de nuestra casa. 

No podemos amar a Jesús sin salir a la calle, cargar nuestra cruz y seguirle.

Ser cristiano no significa defender a Dios con el mando de la "Play"; no significa defender Su mensaje de amor desde un "grupo de whatsapp"; no significa ocultarse ni acoplejarse tras una pantalla. 

Ser cristiano implica "mojarse"; requiere valor y coraje. Ser cristiano es "para gente sin complejos", para valientes. 

Ser cristiano no es para "mediocres", ni para "tibios", ni para "desertores". Y no lo digo yo, lo dice Dios (Apocalipsis 3,16).

Una fe sin complejos se demuestra en la calle, en el día a día, en el trabajo, con los amigos, en cualquier situación. Aquí radica uno de nuestros principales problemas: y es que los católicos no estamos acostumbrados a evangelizar porque hemos presupuesto que España ya estaba evangelizada y que no hacia falta hacer discípulos. Oigo a muchos decir: "lo de evangelizar no es para mí"; "no estoy preparado"... como si fuera una opción o como si los 12 apóstoles hubieran necesitado un máster para seguir a Cristo.

Una fe sin complejos necesita preparación y formación. Aquí radica otro de nuestros problemas: y es que los católicos estamos muy poco formados. Oigo a muchos decir: "necesito formación" "necesito un sacerdote que me guíe"... pero cuando se la ofrecen, siempre ponen excusas. Y no nos engañemos, ni las familias ni los colegios forman ya en la fe católica. Me atrevería a decir que tampoco en muchas iglesias.

Es un hecho evidente que nadie puede defender algo si no conoce a fondo lo que debe defender. Y desgraciadamente se cumple el dicho popular: "católico ignorante, futuro protestante"

Resultado de imagen de jesucristo resucitadoSin embargo, cuando nos formamos, ponemos en practica nuestra fe. Y cuando la ponemos en práctica, la defendemos. Y cuando la defendemos, Dios nos la aumenta.

Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe, que refuerce nuestra confianza y que incremente nuestra fortaleza para defenderle en un mundo, que no sólo le ha crucificado sino que se empeña en mantenerle muerto y enterrado en el sepulcro, de convencernos de que no ha resucitado, de que nunca ha existido.

¡Cómo vamos a tener complejos si...


JESUCRISTO HA RESUCITADO!!!!


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martes, 27 de junio de 2017

CÓMO DAR TESTIMONIO DE CRISTO

Nuestro testimonio de vida es una de las herramientas más efectivas en nuestro servicio a Dios. Un testimonio bien preparado bajo la guía y basado en el poder del Espíritu Santo, puede tener un gran impacto en casi todas las personas y situaciones. 

Nuestro objetivo debe ser presentar a Cristo de manera clara, atractiva, y sencilla, de modo que todo aquel que escuche, desee conocerle personalmente.

Mi testimonio no trata de mí

Es cierto que a todos nos encanta que nos cuenten una buena historia, pero sobre todo, nos encanta “compartir nuestros testimonios” y “contar nuestras experiencias”.

Este énfasis en la experiencia personal es uno de los puntos fuertes para captar a los "alejados" o a los "tibios", entendiendo que para la conversión, primero se necesita anunciar a Cristo a través de su acción en nuestras vidas. 

La identidad misionera, igual que las de los apóstoles de Cristo, está basada en compartir nuestras historias, nuestros encuentros personales con Jesús y nuestras conversiones pero esto es un peligro sutil que tiene "trampa escondida". 

Poner excesivo énfasis en nuestras historias y testimonios de conversión, sin querer, puede hacer que la gente piense que la evangelización "va" de compartir nuestra experiencia personal.

En otro artículo ya hablé acerca de este punto. Nuestra misión como cristianos no se basa de dar "testimonios selfies", no se trata de hablar de nosotros y lo maravillosos que somos después de ser cristianos. "Id y a haced discípulos” no es “Id y contad vuestra historia.” No son la misma cosa.

Mi testimonio trata de Cristo

Nuestra fe es Cristo-céntrica, es decir, que el mensaje del Evangelio (la vida, muerte y resurrección de Jesucristo) deben ser el centro de nuestra proclamación al mundo.

Pero al igual que en el ámbito comercial, no es suficiente con mostrar nuestro producto a los clientes ni basta con explicar sus excelentes resultados, tampoco es coherente pretender vender un producto utilizando otro de la competencia.
Por tanto, lo que decimos y hacemos,
 también debe dar testimonio de Cristo, al seguir su ejemplo. Nuestras experiencias de conversión deben estar en armonía con Cristo y respaldar nuestra proclamación del evangelio. 
El mensaje bíblico relatado en el libro de los Hechos de los Apóstoles no trata sobre las experiencias de conversión de los discípulos, sino en que la obra de Cristo hace que la conversión sea necesaria

Por esta razón, nuestro testimonio de fe cristiana debe estar enfocado principalmente en lo que Cristo hizo en la historia de la humanidad, no sólo lo que Cristo ha hecho en nuestra vida.

Esto no quiere decir que debemos dejar de dar testimonio personal. Muy al contrario, en nuestra sociedad actual, nuestros testimonios son poderosos a la par que inusuales. Se trata de que respalden y apoyen el mensaje claro del evangelio, y no lo reemplacen en manera alguna. 

Lo que Jesús ha hecho por mí debe siempre estar conectado únicamente con lo que Jesús ha hecho por la humanidad.

Si nuestro testimonio personal está enfocado principalmente en nuestra propia experiencias con Cristo puede, involuntariamente, restar importancia a los pilares sobre los que se fundamenta nuestra fe cristiana. De hecho, otras personas de otras confesiones o religiones hablan del mismo modo acerca de sus experiencias personales en el Islam, el Budismo o el Hinduismo. 

El deseo inicial de comunicar nuestra experiencia personal puede estar influido por la cultura posmoderna del "mostrarse", lo que nos llevaría a una presentación mutilada del evangelio, perdiendo su base en el hecho histórico y dirigiéndola a nuestra propia realidad narcisista.

El papel de la experiencia personal en el testimonio de Cristo debe ser visto como una evidencia adicional del poder del evangelio. No es el evangelio mismo, sino que, además, éste da testimonio de su poder.

Mi testimonio habla de Dios en mi vida

Al preparar mi testimonio, debo tener presente tres conceptos: ANTES, CÓMO, y DESPUÉS

1. ¿Cómo era mi vida ANTES de que tuviera un encuentro personal con Jesucristo y  le confiara totalmente mi vida?

¿Cómo buscaba mi seguridad, mi paz, mi felicidad? 
¿Era feliz o me faltaba algo?
¿Pensaba alguna vez en Él?
¿Estaba presente en mi vida?

Los ejemplos me llevarán a ser un testigo creíble en las mentes de aquellos a quienes estoy hablando. Debo evitar un enfoque excesivamente elevado o religioso. No debo invertir gran cantidad de tiempo hablando acerca de mis actividades en la iglesia antes de que mi vida comenzara a cambiar. 

Debo evitar ser demasiado explícito o incisivo al hablar de drogas, inmoralidad, crimen o alcoholismo. Huyamos del sensacionalismo.

2. ¿CÓMO llegué a conocer a Cristo? 
¿Cómo llegué a confiar en Él y entregarle el control completo de mi vida?
¿Cuál fue mi reacción inicial?
¿Cuándo y por qué comencé a sentirme atraído hacia Él?
¿Cuál fue el punto decisivo en mi actitud?
¿Qué barreras mentales experimenté?

Debo empatizar y tratar de pensar como lo hace mi audiencia: “¿Por qué debo permitir a quien me habla que me diga cómo debo dirigir mi vida?” Debo explicar por qué decidí invitar a Cristo a mi vida.

3. ¿Qué sucedió DESPUÉS de dar mi sí a Cristo?
¿Qué cambios se produjeron en mi vida, acciones, actitudes, problemas? 
Debo usar ejemplos específicos.
¿Cuánto tiempo pasó antes de que notara cambios?
Debo dejar claro que mi fe "no es magia".
¿Qué diría para describir lo importante que es Jesús para mi? 
Debemos ser tan descriptivos como podamos.

Al final, evaluemos nuestro Testimonio Personal:
1. ¿He comunicado claramente cómo puede una persona conocer a Cristo?
2. ¿Expresa mi testimonio la seguridad de que yo he dado mi sí incondicional a Jesús?
3.¿He enfatizado los beneficios de mi relación con Cristo?
4. ¿He incluido una frase inicial que capte la atención? 
5. ¿Hay un enunciado, una conclusión y una invitación claras en mi testimonio?



JHR