¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

domingo, 12 de junio de 2016

CRISTIANOS MADUROS Y COMPROMETIDOS


La voluntad de Dios al crear el universo es que todo crezca, se desarrolle, madure y llegue a la plenitud.

Su propósito (y el nuestro) es que todos alcancemos la madurez espiritual y llegar a la santidad, a la perfección. Nuestra meta es parecernos a Jesucristo.  

Pero ser un miembro estable de una parroquia no significa ser un miembro maduro: el crecimiento espiritual no se adquiere sólo con asistir a misa regularmente ni tampoco de forma automática. Es un proceso lento que se desarrolla "poco a poco", en el que no existen atajos y que dura toda la vida

Requiere compromiso, tiempo y esfuerzo: comprometerse con Dios y trabajar para Él, comprometerse con algo que realmente dé significado a nuestras vidas y que nos apasione. "Sin pasión no hay compromiso".

La madurez espiritual no está reservada a los "super-santos". Cualquiera cristiano puede madurar si desarrolla los hábitos necesarios: mantenerse en forma y ejercitarse espiritualmente. Hábitos que requieren disciplina pero que debemos saber disfrutar más que sufrir.

La madurez espiritual se demuestra más por el comportamiento que por las creencias. Debemos tener la convicción y el carácter para poner en práctica lo que sabemos. El discipulado comienza por una decisión sincera de seguir los pasos de Cristo entregándose por completo a Dios (Rom 6,13). 

Es el fruto y no el conocimiento lo que demuestra la madurez de una persona, y ello sólo se consigue en comunidad. Las relaciones fraternas unen, conectan y vinculan a través del amor de Dios hacia nosotros y del amor entre nosotros.

La madurez espiritual implica: tener un corazón que ame, adore, alabe y agradezca a Dios; construir y disfrutar relaciones de amor; usar nuestros dones y talentos al servicio de Dios y de los demás; y compartir nuestra fe con el mundo.

La madurez espiritual se alcanza a través de cinco niveles de aprendizaje: 
  • FORMACIÓN (qué). Conocer lo que Dios ha dicho y ha hecho. Saber qué debemos hacer.
  • PERSPECTIVA (por qué). Comprender y discernir por qué lo ha dicho o lo ha hecho. Saber por qué debemos hacerlo.
  • CAPACIDAD (cómo). Practicar las habilidades, dones y talentos que Dios nos ha dado. Saber cómo ponerlo en práctica.
  • CONVICCIÓN (para qué). Desarrollar las razones por las cuales hacemos lo que hacemos. Saber el propósito.
  • CARÁCTER (por quién). Alcanzar el carácter de Cristo. Transformar nuestras vidas y el mundo con los dones del Espíritu.

El propósito de un cristiano maduro es que lo sabe, lo comprende, lo cree y lo hace.

sábado, 4 de junio de 2016

EL ARTE DE LA PESCA: SER ESTRATÉGICOS

"Seguidme y os haré pescadores de hombres"
(Mt 4, 19)

Siempre me ha parecido que la pesca es una actividad tremendamente aburrida, porque, entre otras cosas, la "peziencia" no ha sido nunca mi principal virtud. 

Pero...es que tampoco he sido estratégico: nunca he comprendido a los peces, dónde pescarlos, a qué hora comen, a qué hora duermen, que les gusta, qué cebo usar según la clase de pez que quería pescar, cuándo cambiar el cebo o dónde y a qué profundidad echar el anzuelo. 

Nunca me he "mojado" ni me he ensuciado ni esforzado para pescar. Yo, tiraba la caña en cualquier sitio, de cualquier manera, esperando que algún pez picara "porque sí". Y claro, nunca pescaba nada porque mi actitud era cómoda: "si les gusta bien, bien y si no, también".  Mis resultados demostraban mi falta de estrategia.

Con el paso de los años, he aprendido a verla de manera distinta: siendo estratégico. Para pescar se necesita estrategia.  El secreto de la pesca no es sólo anunciar el mensaje de Cristo sino también seguir su metodología. Jesús nos enseñó qué decir y cómo decirlo.

Jesús escogió a los discípulos y les enseñó a tejer la redes del evangelio de Dios para salir a pescar hombres: les enseño su amor y los preparó (discipulado) para que luego ellos prepararan a otros y así sucesivamente, hasta alcanzar toda la humanidad para Dios. 

Jesús les dijo que "la mies es mucha y los obreros pocos" (Lc 10,2; Mc 9,35-38) y por eso debía de capacitarlos para que fueran eficaces en su labor misionera. Jesús los preparó para ser efectivos y les enseñó a ser estratégicos.

Antes de enviarlos, les dio (nos dio) instrucciones específicas respecto a quienes ir y a quienes no, qué decir y cómo transmitirlo (Mt 10 y Lc 10).

¿Qué tipo de peces pescar?
El tipo de peces que deseamos pescar determina nuestra estrategia: Si queremos pescar truchas, salmones, atunes o peces espada necesitamos equipos diferentes, modos y anzuelos diferentes, lugares y momentos diferentes; en definitiva, estrategias diferentes. 

Cada pez demanda una estrategia única.

¿Dónde pican los peces?
Pescar en un sitio donde los peces no pican es perder el tiempo. Un buen pescador sabe que los peces se alimentan en sitios diferentes, en lugares diferentes y en momentos diferentes. También sabe que no siempre están hambrientos.

Los no creyentes o alejados tienen distintas receptividades espirituales; algunas veces están más receptivos y otras, esta receptividad dura poco tiempo o simplemente no existe. Los creyentes debemos aprender a distinguirlas.

Jesús nos enseñó a no estar con personas que no quieren saber ni escuchar de Dios, como tampoco a perder tiempo y esfuerzo con personas que no responden (Mt 10, 14). Es el Espíritu Santo quien nos guía hacia las personas que Él ha llamado, ha preparado para responder a su gracia. 

La estrategia de un cristiano es pasar a través de las puertas abiertas por Dios y no perder el tiempo por las que están cerradas con llave. 

Se trata de saber distinguir las receptividades de las personas.

¿Cómo piensan los peces?
Para pescar peces es necesario comprender sus hábitos, sus gustos, sus preferencias y sus formas de alimentarse. A algunos les gusta el agua dulce y a otros el agua salada; a unos las aguas tranquilas y a otros las turbulentas; a unos les gusta nadar por el fondo, a otros por la superficie y a otros por las rocas. Para pescar hay que saber pensar como pez.

Uno de los principales problemas de muchos creyentes es que cuánto más tiempo llevamos siéndolo, más difícil nos resulta pensar como los no creyentes: "Soy cristiano, pienso como cristiano". A veces es incluso peor, pues siendo sacerdote, tiendo a pensar de forma todavía más lejana a la de un alejado. 
Con demasiada frecuencia, los cristianos no pensamos como los que no lo son. De hecho, buscamos nuestros "grupos estufa", nuestras "parroquias de confort", nuestras "comunidades gueto", nuestros "clubes privados de fe" y nos olvidamos de dar la bienvenida, de acoger a los que están alejados de ese calor que tanto nos reconforta. 

El no creyente no acude a Dios por una necesidad de ser instruido sino por una necesidad de ser amado.

Pero, peor aún, tampoco hablamos "su idioma". Muchas homilías les suenan "a chino", muchas formas de comunicar les parecen "jerga religiosa". Es una de sus principales quejas: "es aburrido y no va con mi vida". 

Muchos piensan que lo que Dios tiene que decirnos es aburrido porque algunos de nosotros o algunos curas somos aburridos. El mensaje de Jesús siempre es un mensaje práctico, nunca es aburrido ni ajeno a nuestras vidas.

Debemos pensar y hablar como ellos. Esto no quiere decir que debamos rebajar el mensaje. pero si hablamos desde las alturas, desde la lejanía, sencillamente el mensaje "no llega". Predicamos en el desierto: a nadie y para nada.

¿Cómo podemos pensar como peces? 
Lo primero, hablando con ellos. Muchos cristianos sucumben a la tentación de pasar todo su tiempo con cristianos, con amigos de fe y no tienen amigos alejados. Si no pasamos tiempo con los no creyentes, no podemos saber cómo y qué piensan.

Pero, sobre todo, escuchándoles. Nadie escucha sin antes ser escuchado. Debemos saber cuáles son sus gustos, sus hábitos, sus situaciones, sus necesidades, qué piensan y por qué, si tienen receptividad o si están "en búsqueda", si creen en Dios, qué piensan de la Iglesia o qué les gustaría encontrar en ella. Se trata de conocerles para ayudarles.

Jesús en Mt 10, 16 nos insta a ser estratégicos: comprenderles y pensar como piensan ellos.

¿Qué implica pescar?
Pescar implica hacer cosas que pueden resultarnos incómodas y que requieran compromiso y esfuerzo.

En primer lugar, debemos comprender y adaptarnos a nuestro objetivo (Lucas 10, 8). Debemos ser sensibles a su cultura y educación, a sus costumbres y mentalidad. 
Quizás a algunos esto les parezca "progresismo teológico" pero lo cierto es que ninguna iglesia puede ser culturalmente neutral. La Iglesia siempre, a la luz del Evangelio, debe comunicar según la cultura y el momento. Esto no cambia para nada el mensaje de Cristo. Él hacía exactamente eso. Cuando salimos a pescar, los peces no saltar del agua a nuestra barca ni se acercan a la costa para ser pescados. 

Su cultura (el agua) es diferente a la nuestra (el aire). Se requiere un esfuerzo intencionado de nuestra parte para acercarnos a su medio y ponernos en contacto con ellos. Las personas no saltan voluntariamente a nuestro bote (parroquia).

En segundo lugar, determinar nuestro enfoque según nuestro objetivo. Cuando pescamos, no utilizamos el mismo cebo, anzuelo, red o barco para todo tipo de peces. Utilizamos el anzuelo, la red o el cebo correcto para pescar cada tipo distinto de pez. 

El apóstol Pablo fue eficazmente estratégico (1 Co 9,12-22), y al igual que Cristo, no tenía un enfoque estándar para predicar. Él comenzaba a partir de donde se encontraba la gente: con la mujer en el pozo, le habló del agua viva; con pescadores, les hablaba de pescadores de hombres; con los agricultores, les hablaba de la siembra y las semillas.

En tercer lugar, comenzar por las necesidades de nuestro objetivo. Cada vez que Jesús se encontraba con una persona, comenzaba a obrar desde las necesidades, sufrimientos o intereses de esa persona. 

Nosotros, debemos estar dispuestos a tratar con personas que tienen muchos problemas. La pesca siempre es sucia y maloliente: no podemos pretender  pescar peces a los cuales ya les hayan quitado las vísceras, las espinas, la piel y los hayan cocinado y servido en nuestro plato.

En cuarto lugar, comprender y responder a los problemas de nuestro objetivo. Muchos alejados sienten el complejo de no sentirse arropados y acogidos, el temor de que les pidan dinero o el compromiso de que les echen en cara sus actitudes o sus pecados. Nuestra estrategia de pesca está basada en corregir y contrarrestar esos errores.

En quinto lugar, cambiar nuestros métodos siempre que sea necesario. Cuando pasamos largo tiempo pescando, sabemos que debemos ir cambiando el cebo porque lo que los peces mordían por la mañana, lo ignoran por la tarde. 

El problema de muchas parroquias es que siguen utilizando cebos que los peces ya no muerden. Están estancados en el inmovilismo del "siempre se ha hecho así". "El mayor enemigo de nuestro éxito futuro es nuestro éxito pasado". Por eso, cuando un método no funciona, vayamos a por otro.

En sexto lugar, utilizar toda clase de opciones y de enfoques. Cuantos más anzuelos echemos al agua, más posibilidades tendremos de atrapar peces, y de tipos distintos. Hoy día las personas tienen y desean tener elecciones múltiples y muchos de los errores de algunas parroquias son limitarse a dos: "si te gusta, bien o si no, también"

Ofrecer distintas opciones o estilos de adoración, de evangelización, de comunidad, de servicio o de discipulado es estratégico y altruista. Nuestra meta no es obstaculizar sino facilitar que las personas conozcan el amor de Dios. Necesitamos toda clase de enfoques para alcanzar a toda clase de personas.

La pesca es un asunto serio
Para muchas personas, la pesca es tan sólo un pasatiempo, algo que hacer en nuestro tiempo libre. Casi nadie piensa en la pesca como una responsabilidad.

Sin embargo, pescar hombres es un asunto serio, no es un pasatiempo ni una opción para nosotros, los cristianos. Para Cristo no lo era. 

Por ello, pescar hombres para Dios debe ser nuestro estilo de vida. El mismo estilo de vida de Jesús, de la misma forma que Él pescaba: amándoles (Mateo 9, 36), atendiendo sus necesidades (Mt 15, 30; Lc 6,17-18; Jn 6,2) y enseñando de forma práctica e interesante (Mt 13, 34; Mc 10,1 y 12,37).


Fuente:

"Una Iglesia con propósito" 
-Rick Warren-
 Editorial Vida -1998












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miércoles, 1 de junio de 2016

BAJAR DEL MONTE TABOR




Subir al monte Tabor es fatigoso, pero asciendes con ilusión y con expectativas. Una vez que lo consigues... te sientes un privilegiado al experimentar personalmente y con gozo, el rostro glorioso y resplandeciente de Cristo ¡Qué bien se está allí junto al Señor! 

Subir es aprender a obedecer los mandamientos, a cumplir la ley y a confesar la fe en Jesús como nuestro salvador. Pero hay algo mucho más importante: Debemos subir al Tabor para descubrir a Jesús, para verle con los ojos del corazón.

Algunos han subido y allí permanecen, asombrados y maravillados, calentitos y a gusto. Lo difícil es bajar, pues la tentación de todos es permanecer en la montaña, saboreando esta gloriosa experiencia espiritual y quedarnos allí para siempre con Él, plantando nuestras tiendas, privatizando a Jesús en busca de nuestra propia santidad.

Pero lo que debemos entender es que esta experiencia-cumbre es momentánea, que esta gracia de iluminación espiritual no es un fin en sí mismo, sino un don que nos ha sido regalado para fortalecer nuestra fe en el difícil camino que aún debemos recorrer. 

Subir al monte es necesario, pero quedarse allí es una equivocación. Cristo nos llama a bajar, a dejarnos vencer, a dejarnos transformar por el amor de Dios.

Bajar del monte es comprender el sentido de la vida que nos muestra el Señor y acompañar a los que sufren, a los perdidos en lo profundo de la llanura, ésa es la misión. Ser testigos de nuestra experiencia con el Señor y ser reflejos de su amor.

Bajar significa mirar hacia el mundo de una forma nueva, implica aprender a morir dando la vida. Es volver con Jesús al mundo que hemos dejado, retornando al sufrimiento y a la injusticia del valle. Pero eso sí, ahora con una nueva visión de nuestra misión: Bajar del monte para morir por los demás.

Bajar conlleva renunciar a todo, “dejarnos ir”, y re-aprender casi todo lo que antes hemos aprendido: ¡Tenemos que aprender a morir, en sentido radical, aprender a dar la vida, a vivir en, con y para los demás!

Bajar es aprender a poner nuestras vidas en manos de Dios, que promete sostenernos, guiarnos y protegernos, incluso cuando el mal amenaza con vencernos o cuando nuestra fe parece apagarse.

Seguir a Jesús implica mucho más que tener la certeza de que Él es el Mesías, significa sanarnos de nuestra ceguera espiritual, que nos impide ver las exigencias del amor que nos lleva a sacrificarnos por el Reino

Seguir a Jesús significa desprendernos de todo, dejar que pase todo, llenos y convencidos del poder del amor de Dios, negarnos a nosotros mismos, cargar con nuestra cruz como parte de la búsqueda del Reino. Al igual que nuestro Señor, despojarnos de nosotros mismos, convirtiéndonos en servidores, humillándonos y siendo obedientes hasta la muerte.

La cruz y la muerte no nos debe preocupar, no nos debe atemorizar porque lo que deseamos es hacer la voluntad de Dios, que nos ha concedido estar con Él en la cumbre del monte Tabor, mirar desde arriba, a lo lejos y ver el cielo prometido, la gloria de la venida del Señor. Pero bajar, debemos bajar.



martes, 31 de mayo de 2016

¿PUEDE UNA PERSONA DIVORCIADA RECIBIR EL SACRAMENTO DE LA EUCARISTÍA (COMUNIÓN)?



Hoy propongo una cuestión que, aunque no me afecta directamente, si me causa dolor ver a buenos cristianos en esta situación:

¿Puede una persona divorciada o separada recibir el sacramento de la Eucaristía (Comunión)?

Primero hay que aclarar un punto, un pequeño error de concepto que es muy común entre los católicos de todo el mundo, el divorcio en sí no es un pecado

Una persona divorciada, y que luego vive su nueva "soltería" de forma casta, es decir sin tener intimidad sexual con otra persona, no comete pecado alguno, puede acercarse a confesarse y comulgar tantas veces cuantas su alma se lo pida, y mientras más se lo pida mejor.

El problema se inicia justamente cuando una persona divorciada inicia una nueva convivencia, de hecho o de derecho (es decir en unión libre o por matrimonio civil), es a partir de ahí cuando la persona divorciada no puede recibir la comunión, y tampoco la absolución de los pecados. 

¿Por que?, pues porque al haber hecho una promesa ante Dios y haberse unido en matrimonio para toda la vida, toda unión sexual con una persona que no es su esposa va contra el Sexto Mandamiento, es decir esa persona comente el pecado mortal del adulterio.

Ahora bien, para poder cometer ese pecado se necesitan dos personas, y las dos partes actuantes en el hecho tienen, por justicia, la misma responsabilidad, es decir, si la nueva pareja de la persona divorciada no ha estado casada antes, tampoco podrá recibir los sacramentos de la Penitencia ni de la Eucaristía, mientras siga viviendo y consintiendo una vida marital que no ha sido bendecida ante el altar por Dios.

Para poder recibir el Sacramento de la Penitencia (o Confesión), la persona penitente debe expresar arrepentimiento y deseo real de no volver a pecar, pero en el caso de una pareja que convive es lógico pensar que es imposible el cumplir estos requisitos, por ello todo sacerdote fiel a la Iglesia no podrá conceder la absolución, pese a todos los factores humanos y sociales que en envuelvan el caso.

También indicar que, ante cualquier duda que nuestra conciencia nos presente, siempre debemos acercarnos a confesar nuestros pecados, y que si hemos recibido la Eucaristía (Comunión) sin estar adecuadamente perdonados nuestros pecados mortales por el sacramento de la penitencia, hemos agregado el pecado de sacrilegio a nuestra lista de faltas.

La Iglesia es conciente de que esto ocasiona un gran dolor en muchos hijos de Dios, pero debe mantenerse fiel a las enseñanzas de Jesús, Dios y Hombre verdadero. Para los fieles que están inmersos en esta circunstancia siempre queda la poderosa herramienta de la oración personal, ofreciendo el dolor de no poder comulgar como expiación de los pecados propios y de la humanidad entera.

En Cristo y María Madre de la Iglesia.

Xavier Villalta
Catholic.net

¿Los divorciados vueltos a casar no pueden recibir la Comunión porque son más pecadores que los otros?

No. El problema es la dimensión pública: el divorciado vuelto a casar vive públicamente en contradicción con el sacramento del matrimonio. Todos los sacramentos, y la Comunión en particular, manifiestan (haciendo pública) la pertenencia a Cristo y a la Iglesia; el divorciado vuelto a casar de hecho niega públicamente esta comunión, independientemente de las intenciones subjetivas que tenga, porque vive en contraste con el sacramento que él mismo ha celebrado libremente: esta contradicción depende exclusivamente de sus comportamiento y no de una intervención disciplinaria de la Iglesia. 

Conceder los sacramentos en estas condiciones implicaría una negación de la misión salvífica de la Iglesia, que es necesariamente pública. Esto, sin embargo, no excluye en absoluto a los divorciados vueltos a casar de todos lo actos que no conllevan un compromiso público en la comunidad cristiana, ni constituye un juicio sobre el estado de su alma.

Por tanto, ¿el sacerdote no puede absolver a un divorciado vuelto a casar que se confiesa?

Debe absolutamente absolverlo si el penitente está decidido a vivir con el nuevo "cónyuge" como hermano y hermana, ya no como marido y mujer, y esto también aunque si alguna vez haya una caída por debilidad, porque es la intención lo que cuenta. 

¿Los divorciados vueltos a casar no pueden nunca recibir la Comunión?

Pueden recibirla si han recibido la absolución sacramental, como en los casos recordados antes, especialmente cuando hayan decidido vivir como hermano y hermana por amor a Cristo, lo que es deseable y plenamente realizable con la ayuda de la gracia. 

En este caso, lejos de ser raro o imposible, su misma relación se serena y se convierten en un ejemplo edificante para los hijos. 

¿El sacerdote puede negar la Comunión a quien se presenta públicamente a recibirla?

No. Se niega la Comunión solo en el caso de que haya una sentencia pública que excluye de la posibilidad de recibir los sacramentos (excomunión) y el sacerdote está seguro de que no ha sido cancelada, o cuando quien va a recibirla lo hace claramente para ridiculizar o como desafío a la comunidad cristiana. 

Dirigirse o no a la Eucaristía en realidad depende de la conciencia de cada uno: un divorciado vuelto a casar que no se ha arrepentido debería valorar por sí mismo lo inoportuno de dirigirse a los sacramentos. 

El sacerdote no debería sustituir la conciencia de los fieles: no sabe si hay un arrepentimiento serio (contrición) y por tanto debe absolutamente evitar herir públicamente una persona, dado que provocaría una daño espiritual mayor.

¿Qué puede hacer un sacerdote para impedir que un divorciado vuelto a casar no arrepentido reciba la Comunión?

Por el momento, nada. Si conoce la persona puede, de la forma oportuna, instruirlo sobre la disciplina de la Iglesia, que es un ejercicio de misericordia también cuando debe decir no.

¿Qué sentido tiene recibir la Comunión para un divorciado vuelto a casar no arrepentido?

No tiene sentido, y espiritualmente es nocivo. Recibimos los sacramentos para vivir como hijos de Dios, en la santidad, o por lo menos para encaminarnos en esa dirección; no se trata de un derecho subjetivo, ni sirve para confirmarnos en nuestras elecciones, como una especie de certificado de buena conducta ("¿qué hago mal?") y tampoco para satisfacer necesidades "místicas". 

Tal actitud devalúa los sacramentos, reduciendo la vida cristiana a la dimensión de las miserias humanas y nada más, y los sacramentos a una "consolación" solo psicológica que cubre las heridas sin curarlas: un pietismo ilusorio que termina por robar la esperanza en una vida nueva.

Entonces, ¿por qué se ha encendido el debate sobre la Comunión a los divorciados vueltos a casar?

Porque existen problemas verdaderos. La causa principal se reconoce en el hecho indiscutible de que estamos celebrando demasiado matrimonios nulos: "ceremonias" en la iglesia, no un verdadero sacramento, porque los esposos, que son los celebrantes, a menudo, en el actual contexto cultural, no han madurado la conciencia mínima de qué es el matrimonio. Benedicto XVI en el 2011 subrayó este problema, pero hasta ahora ha permanecido un argumento no escuchado.

De este modo, se presenta la situación paradójica de quien estaba casado por la iglesia de forma solo aparente y después ha contraído matrimonio civil, pero esta vez con las intenciones justas, pero obviamente sin la forma canónica, por tanto quedando fuera de los sacramentos. 

El recurso a los tribunales eclesiásticos hoy es la única solución, pero no debería ser el camino normal, ¡el camino de la mayoría! De hecho, en este caso solo la ley eclesiástica impide recibir los sacramentos. 

La forma canónica es una obligación introducida por el Concilio de Trento para evitar los abusos de entonces, hoy, sin embargo, la ley termina por estar en contraste con la realidad. Por esto es urgente volver a pensar toda la cuestión.

Don Antonio Grappone
Roma, 11 de septiembre de 2014 (Zenit.org)


En el libro de Juan 4, 5-42 se narra el encuentro  de Jesús y la samaritana en el pozo de Sicar:

"Jesús le respondió: Ve, llama a tu marido y vuelve aquí. La mujer respondió: No tengo marido. Jesús continuó: Tienes razón al decir que no tienes marido, porque has tenido cinco y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad."

Sabiendo que Jesús dijo "lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre", ¿acaso en este relato no se está repitiendo la intención de Jesús de que los hombres sólo puedan tomar un matrimonio (después de cinco, "el que ahora tienes no es tu marido")?

Le habla del Agua viva, y a su vez le pone en apuros con el tema de su matrimonio.

¿No está haciendo una llamada a la conversión para que pueda cambiar su vida en ese y todos sus aspectos y pueda beber de la fuente que no se agota?


miércoles, 25 de mayo de 2016

IDEOLOGÍA DE GÉNERO: SERES HUMANOS O PARECERES HUMANOS



"Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, 
a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". 
Génesis 1, 27


La ideología de género es una de las grandes ocurrencias del ateísmo, relativismo e individualismo del siglo XXI. Básicamente, un plan concienzudamente ideado que tiene como finalidad la destrucción del matrimonio, la familia y la vida, bases necesarias para la continuidad de la especie humana, tal y como fueron designadas por Dios desde que ésta fue creada.

La ideología de género defiende la libertad individual de cada persona, que puede optar por el tipo de "género" al que quiera pertenecer.

Hombres y mujeres, heterosexuales, homosexuales, bisexuales o transexuales son simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar. 

Es la imposición de conceptos "contra-natura", es ir contra la naturaleza¿No nos suena quien está detrás de ello?

Niega la naturaleza humana escrita implícitamente en su propio código genético y le atribuye la elección al individuo, por lo que cada uno puede "inventarse" a sí mismo

En lugar de "seres humanos", somos "pareceres humanos"Es la rebelión contra Dios, es negar a Dios y creerse Dios. ¿No nos suena quien está detrás de ello?

Desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido. 

A partir de ahí, cada persona se puede unir con la que quiera, y si están imposibilitados para procrear de modo natural, tienen derecho a adoptar hijos cuyo futuro estará condicionado por la ausencia de uno de los géneros biológicos necesarios para la supervivencia de la especie humana. 

Es el fin de la existencia, la destrucción de la vida y del ser humano. ¿No nos suena quién está detrás de ello?


Es una auténtica "locura" que convierte el sexo biológico de cada cual, de una realidad social y pública, en una opinión, capricho o fantasía privados

El nuevo activismo implica dar pábulo a la fantasía, que por definición es el poder de procesar o crear imágenes mentales irreales o improbables en respuesta a los caprichos psicológicos.

Hoy, se nos exige que consintamos y se nos obliga a ser cómplices de las fantasías antinaturales de unos pocos. Sí, la ideología de género no va de género, va sobre todo de guerra.  De una guerra espiritual que se entabla desde el principio de la creación y que nos sumerge en la desunión, la confusión y la rebelión a Dios. 

Si pensábamos que la guerra había terminado rindiéndose al "matrimonio" entre personas del mismo sexo pronto veremos que eso es sólo el principio. 

Se trata de extender y radicalizar la destrucción de las estructuras externas (tradición, costumbre o comunidad) que dificultaban la auto-satisfacción y el placer. Una vez destruidas las externas, el siguiente paso es destruir las estructuras internas (la razón, la identidad y el sentido del ser) que impiden el "derecho" a una recompensa instantánea. 


lunes, 23 de mayo de 2016

EL CARÁCTER CRISTIANO: TOMA TU CRUZ



"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, 
tome su cruz y sígame. 
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, 
pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. 
Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? 
O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?" 
Mateo 16, 25-26



El apóstol nos muestra cuál es el verdadero "estilo cristiano", la manera en que Jesús ya ha recorrido antes el camino hacia la plenitud. El "carácter cristiano" es el propio de Jesús, quien nos ha dado ejemplo negándose a sí mismo, tomando su Cruz y dando su vida por el mundo entero. 



El jueves pasado, durante la Adoración del Santísimo, puse ante el Señor mi preocupación ante la disyuntiva de acudir a verle en mi retiro de silencio anual o quedarme en casa a ver la final de la Champions League. 

Ambas opciones me apasionan pero sentía que debía optar entre ambas por una sola. 

Mientras escuchaba las meditaciones en silencio, mi corazón me decía: ¿de qué te sirve ganar la Champions si me pierdes a mí? ¿y tu que ganas con ella? ¿quieres disfrutar de un placer temporal o de uno eterno? ¿quién te dará la vida? ¿tu equipo o Yo?

En un instante lo tuve claro: "si le quiero, si he sentido su amor, si estoy implicado en seguir sus pasos y su ejemplo, si busco la plenitud, no puedo hacerlo a tiempo parcial, cuando me venga bien o cuando no entorpezca mis placeres". 

El texto me susurraba tres cosas que Jesucristo mismo ya hizo POR MÍ:
  1. “Negarme a mí mismo”. Me llama a no anteponer nada a Él, a ponerle en primer lugar. Mi humanidad pecaminosa y mi orgullo me piden anteponer el partido, negarle como Pedro, olvidarme de Él por una noche, hasta que cante el gallo. Sin embargo, Él, teniéndolo todo, se lo negó POR MÍ.
  2. “Tomar mi (propia) cruz”. Está en mi libre decisión implicarme en no buscar mi comodidad o mi placer. Significa estar dispuesto a ir hasta las últimas consecuencias por sostener mi "sí" a Jesús. Él lo hizo: se sacrificó y dio su vida "hasta el extremo" para transformar el sufrimiento en una fuente inagotable de vida; y lo hizo POR MÍ.
  3. “Seguirlo”. Tengo claro que mi objetivo y mi prioridad son seguir sus pasos para alcanzar su promesa de vida plena. Él dejó todo, su divinidad, su inmortalidad y su trono POR MÍ.
Esa imagen de "felicidad" no puede convertirse en sí misma en un fin para mí. Debo moldear mi vida entera, en toda ocasión hacia la Cruz para recibir allí la vida resucitada. 

La Cruz (mi compromiso con Él) no sólo es simplemente para que la contemple sino para hacerla realidad en cada momento de mi vida. De esa manera, soy partícipe con Jesús tanto en la muerte a la "vida terrenal" (las cosas materiales y de este mundo) como en la resurrección a la plenitud que hay tras la Cruz.

Aún así, le pido, que si es su voluntad, mi equipo gane la Champions.

¿Testarudo como Pedro?


viernes, 20 de mayo de 2016

LA BIBLIA, ESA GRAN DESCONOCIDA



La Biblia es la Palabra viva de Dios, el libro de instrucciones que Dios nos ha dejado para aprender a saber manejar nuestras vidas.

Es el libro más vendido de la historia en el mundo, traducido a más de 2,300 idiomas y a pesar de ello, la gran mayoría de las personas que tienen una Biblia no la han leído. 

QUÉ ES LA BIBLIA

La Biblia es una colección de 73 libros escritos en hebrero, arameo y en griego, bajo la inspiración del Espíritu Santo, que contienen la Palabra de Dios y están divididos en dos grandes bloques: 

  • Antiguo Testamento (46 libros)
  • Nuevo Testamento (27 libros)
La palabra “testamento” ha reemplazado a la palabra “alianza”. Se trata, pues, de dos alianzas o pactos:

  • A.T. : Hacia el 1200 a.C., en los inicios de la independencia del pueblo judío, tuvo lugar la alianza que Dios hizo con su pueblo a través de Moisés. Los libros del Antiguo Testamento nacieron en la comunidad judía y pertenecen a esa época de la “antigua alianza”.
  • N.T. : Con la venida del Mesías, tuvo lugar otro “pacto”, otra “alianza”, nueva y eterna por medio de Jesucristo. Los libros del Nuevo Testamento nacieron en la comunidad cristiana. Esta nueva alianza va más allá del pueblo de Israel, se hace extensiva a toda la comunidad universal, de todas las épocas.
CÓMO LEER LA BIBLIA

Para leer la Biblia, podemos hacerlo siguiendo distintas claves:

Clave cristiana

Jesucristo es la figura central y angular de la Biblia, situado en el vértice de ambos testamentos. Ambos tienen cumplimiento y plenitud en Él y no se puede entender el uno sin el otro. 

Conociendo las Escrituras, conocemos a Cristo porque la razón de ser de la Biblia es la figura de Jesucristo.

Por ello, su lectura debe ser una lectura cristiana que descubra la presencia de Jesucristo en cada una de sus partes. 

Podemos decir que la Biblia es Cristo revelado en persona y obra.

Clave sacramental

La Biblia es como un sacramento porque en ella encontramos a Dios y su lectura debe hacerse con la misma actitud que mantenemos en la Eucaristía.

La Iglesia da siempre el mismo culto y honor tanto a la Biblia como a la Eucaristía. De hecho, la Biblia es “luz para el alma” y la Misa “pan para el cuerpo”.

Clave de justicia

Dios habla en la Biblia a través de los profetas y la palabra profética proclama la justicia como norma fundamental de convivencia humana y la implantación de ésta garantiza la defensa de los derechos humanos.

El Dios de la Biblia es el Dios de la Justicia (Jeremías 23,6) e interviene en la historia del hombre para hacer justicia (Salmos 119,172).

El pueblo de Dios tenía como misión servir de paradigma y ejemplo a todos los pueblos de la tierra, un modelo donde imperara el amor y la justicia; Pero no fue así y por ello Israel sufrió castigos y calamidades. Dios prefiere que haya amor y justicia a sacrificios (Proverbios 21,3 y Oseas 6,6)

Jesucristo ha sido llamado para restablecer la justicia (Isaías 42,6) y revelarse como justicia en sí misma (Isaías 56,1). Vino a establecer el Reino de Dios y su justicia y eso es precisamente lo que debe buscar el cristiano.

Clave de salvación

La Palabra de Dios nos muestra el camino a la salvación: nos habla de nuestro origen y nuestro destino, de la redención realizada por Jesucristo y de cómo conseguir la salvación final y definitiva. La misma Biblia es “palabra de verdad, palabra que salva” (Efesios 1,13 y Santiago 1,21). 

Es la revelación y realización del misterio de la salvación de Dios a través de personajes concretos (Noé, Moisés, etc.) siempre bajo su intervención pero sobre todo, de la salvación que nos trae Jesucristo (Juan 12,47).

Clave de liberación

La Biblia es la historia de la liberación del hombre: Dios interviene en la historia del hombre, liberándolo de todas las esclavitudes. Eso mismo es la redención de Jesucristo.
  • Liberación socio-económica: rompe la opresión y esclavitud de su pueblo y crea fuentes propias de riqueza.
  • Liberación socio-política: Dios hace de su pueblo un pueblo libre e independiente.
  • Liberación teológica: libera al hombre del pecado, causa de todas las esclavitudes.
La Biblia es un libro vivo y dinámico que sirve para hombres y mujeres de todos los tiempos y de todos los espacios. También hoy. Nos habla a cada uno de nosotros.

La Palabra de Dios está escrita para creer en ella, aceptarla, acatarla, vivirla, practicarla y encarnarla.

El reino de Dios que ha venido a establecer en este mundo es el reino de la igualdad, de la libertad, del amor fraterno y de la justicia social.

Clave de amor

Toda la Biblia es un canto al amor (Cantar de los Cantares). Dios es amor (Juan 4,8-16) y elige a su pueblo en matrimonio, como esposa, por puro amor.

Pero la mayor prueba de amor de Dios al mundo que nos relata la Biblia es que le dio a su Hijo único (Juan 3,16 y 1 Juan 4,9) y Jesucristo, a su vez, nos manifestó el amor más grande que existe, al dar su vida por nosotros (Juan 15,13).

A este amor, el hombre debe responder con amor a Dios y al hombre, pues aquí está resumida toda la Ley de Dios (Marcos 12, 28-31 y Romanos 13,8). 

Debe ser un amor hasta el extremo, pleno, radical, sin “medias tintas”, con todo el corazón y con toda el alma. Un amor a todos, incluso a los enemigos, de la misma manera que Cristo nos ha amado (Juan 13,34).

El distintivo del cristiano es el amor (Juan 13,35), sin él, no hay nada. El que está en el amor está en Dios (1 Juan 4,16).

Clave de Iglesia

La Biblia es donde debe reflejarse la Iglesia. La Iglesia nace de la Biblia y a la vez, es autora de la Biblia. 

La Iglesia tiene la obligación de una continua purificación mediante la puesta en práctica de los postulados de la Biblia.

La Biblia es la vida de la Iglesia y el alimento vital donde se fundamentan todas sus disciplinas: la teología, la moral, la espiritualidad, la catequesis, la pastoral y la liturgia.

La Iglesia no sólo es la depositaria de la Biblia, sino también es su intérprete. La Biblia hay que leerla desde la Iglesia y para hacer Iglesia.

Clave de Oración

La Biblia nos prepara para oír a Dios. Es interpelante y exige respuesta.

Hay que escucharla con actitud orante: humildad, disponibilidad, respeto y amor; esto es hacer oración de la lectura de la Biblia (1 Juan 4,7-8).

Debe ser un libro de lectura diaria de todos los cristianos, de todo el pueblo de Dios y no debe quedarse en el ámbito de la historia o de la inteligencia sino debe centrarse en el ámbito del corazón. Es un libro de vida nos enseña a vivir mejor.

ANTIGUO TESTAMENTO

I. PENTATEUCO

La Biblia comienza por el Antiguo Testamento y sus cinco primeros libros reciben el nombre de Pentateuco y son: GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS Y DEUTERONOMIO.

En la tradición judía se denomina el Torá o Ley y en la cristiana se definen como libros históricos. Ambos, ley e historia, se entrelazan a lo largo de los cinco libros.

La línea histórica abarca desde la creación del universo hasta la muerte de Moisés, momento en que Israel se dispone a cruzar el Jordán y entrar en la tierra prometida.

Los relatos del Pentateuco están impregnados de la experiencia de Dios y distinguimos seis etapas:

1. Historia de los orígenes (Génesis caps.1-11)
2. Historia de los patriarcas (Génesis caps.12-50)
3. Historia del éxodo (Éxodo caps. 1-15)
4. Sinaí: Ley y Alianza (Éxodo caps. 19-24)
5. La marcha a través del desierto (Éxodo caps. 16-18 y Números caps. 10-20)
6. Conquista de la tierra (Números caps. 20-36)
7. Despedida de Moisés (Deuteronomio)

Entre ellas, se establece el culto a Dios, sacerdocio, leyes, fiestas y sacrificios.

II. LIBROS HISTÓRICOS Y NARRATIVOS

A lo largo de los siguientes libros se revela a Dios como el verdadero artífice de las historias, más allá de las múltiples intrigas humanas que forman la historia del pueblo de Israel.

Los libros históricos (también proféticos) pueden dividirse en varios grupos dependiendo de su origen, forma y contenido:
  • JOSUÉ, JUECES, 1 y 2 SAMUEL, 1y 2 REYES
  • RUT
  • 1 y 2 CRÓNICAS, ESDRAS Y NEHEMÍAS
  • 1 y 2 MACABEOS, TOBÍAS, JUDIT Y ESTER.

III. LIBROS SAPIENCIALES Y POÉTICOS
  • Sapienciales: Constituidos por el mâsal o proverbio, la instrucción y el poema:
- Sabiduría antigua: PROVERBIOS Y SABIDURÍA DE SALOMÓN. 
- Sabiduría crítica: JOB y ECLESIASTÉS (QOHÉLET).
- Sabiduría religiosa: ECLESIÁSTICO (SIRÁCIDA) 
  • Poéticos: SALMOS, CANTAR DE LOS CANTARES, LAMENTACIONES.
IV. LIBROS PROFÉTICOS

Profeta en hebreo es nâbî, “llamado”. Mientras que un sacerdote, por elección, por sangre o por pertenencia a una familia es un hombre para ejercer una función, un profeta es un hombre llamado por vocación divina, que ha recibido una misión de Dios y es un instrumento de Dios. El profeta es carismático, un elegido.
  • El profeta, la voz de DiosProfeta es el que habla en lugar de Dios. No anuncia el futuro sino que proclama la palabra de Dios, es intérprete entre Él y los hombres. Unas veces, anuncia felicidad y bienandanza; otras, vicios morales e injusticias sociales. Es la voz de Dios y la de quienes no tienen voz, de los oprimidos, los marginados, los explotados, los pobres, etc. Dice lo que “el Señor dice”.
  • El profeta, el hombre del espírituEl profeta es un hombre inspirado, es decir, poseído y sublimado por el Espíritu, al que no se puede resistir y se ha de doblegar.
  • El profeta, un hombre de DiosEs de Dios y habla de Dios. El objeto de la profecía es Dios mismo, que castiga y perdona, que interviene en la historia del hombre y le dice lo que tiene que hacer. Da a conocer lo que Dios quiere, el el “representante de los intereses divinos”.
  • El profeta, un hombre de palabra y de acciónEs el hombre de la palabra, de la Palabra eterna, viva y eficaz, con efecto y que realiza lo que significa y lo que anuncia. Es un predicador, un proclamador de la Palabra de Dios.
  • Maneras de recibir y expresar el mensaje proféticoEl profeta recibe el mensaje de Dios a través de sueños o de visiones. Éstas pueden ser objetivas, subjetivas o intelectuales. Las más habituales son las subjetivas: Dios actúa en la imaginación del profeta, el cual, llevado por su fantasía, elabora imágenes visuales y auditivas cargadas de significados, que han de ser transmitidos y explicados al pueblo. En las intelectuales, el profeta conoce, sin necesidad de imágenes, la verdad que Dios le comunica. El profeta expresa el mensaje de Dios de muchas maneras: con lenguaje poético y brillante, con elocuentes discursos, coplas, canciones, elegías, himnos, sentencias rítmicas, con gestos y acciones simbólicas que inciden de manera efectiva en el corazón y en la memoria de los oyentes. 
Profetas Mayores: escritos u oráculos extensos: ISAIAS, JEREMÍAS, EZEQUIEL Y DANIEL

Profetas Menores: escritos u oráculos reducidos: 
-Período asirio: AMÓS, OSEAS (reino de Israel) y MIQUEAS (reino de Judá).
-Período babilónico: SOFONÍAS, NAHÚN, BARUC, HABACUC (reino de Judá).
-Período persa: AGEO, ZACARÍAS, MALAQUÍAS.
-Período incierto: JOEL, ABDÍAS Y JONÁS

NUEVO TESTAMENTO
Los libros del Nuevo Testamento son:

Los 4 Evangelios. Narran los hechos más importantes de la vida de Jesús y sus enseñanzas. Cada Evangelio recibe el nombre de su autor: MATEO, MARCOS, LUCAS (los llamados sinópticos)  y JUAN.

Hechos de los Apóstoles. Narra la vida y acontecimiento de los 12 apóstoles después de la ascensión de Jesús al cielo, y el nacimiento de la Iglesia.

Las Epístolas (Cartas). Fueron escritas con el fin de dirigir, aconsejar e instruir a las iglesias recién formadas, o ayudar a los responsables de pastorearlas y administrarla. 

La mayoría fueron escritas por Pablo ("Epístolas Paulinas") con el fin de adoctrinar a  las comunidades a las que iban dirigidas. Muchas de ellas fueron escritas estando en prisión:  


  • ROMANOS (58 d.C.)
  • I CORINTIOS (56 d. C.)
  • II CORINTIOS (57 d.C.)
  • GÁLATAS (57 d.C.)
  • EFESIOS (61 d.C.)
  • FILIPENSES (52 d. C.)
  • COLOSENSES (60 d.C.)
  • 1 TESALONICENSES (50 d.C.)
  • 2 TESALONICENSES (51 d.C.)
  • 1TIMOTEO (65 d.C.)
  • 2 TIMOTEO (67 d.C.)
  • TITO (65 d.C.)
  • FILEMÓN (62 d.C.)

Las demás cartas o epístolas fueron escritas por las personas que llevan su nombre: SANTIAGO, 1 y 2 PEDRO, 1, 2 y 3 JUAN, JUDAS.


El Apocalipsis o libro de las revelaciones. Es considerado por la mayoría de los eruditos, el único libro del Nuevo Testamento exclusivamente profético.

ALGUNOS DATOS CURIOSOS
  • La Biblia se escribió durante un periodo de 1,500 años. 
  • Dios inspiró a más de 40 hombres para escribirla.
  • Originalmente fue escrita en hebreo, arameo, y griego. Luego, en latín y finalmente a otros idiomas.
  • Fue el primer libro impreso en el mundo (en la imprenta de Johannes Gutenberg en el año 1,454).
  • Ha sido traducida a más de 2,303 idiomas y dialectos.
  • Es el libro más publicado, vendido, distribuido y leído del mundo.
  • Ha sido y es el libro que ha sufrido más persecución a través de la historia.
  • Ha sido y es el libro más reverenciado de la humanidad.
  • En Jesús se cumplieron aproximadamente más de 300 profecías, todas ellas anunciadas de manera asombrosa siglos antes: La primera anunciada aproximadamente 4.000 años antes de su nacimiento, en Génesis 3,15, cumplida en Lucas 1,35. La última anunciada 425 años antes, en Malaquías 4,6 y cumplida en Lucas 1,16-17.
La Biblia tiene:
  • Libros: 73 (46 en el A.T. y 27 en el N.T.).
  • Capítulos: 1,189
  • Versículos: 31,163
  • Palabras: más de 700.000 (entre 773,692 y 783,137, según la versión e idioma).
  • Letras: más de 3 millones.
  • Personajes: casi 3,000 (2,930).
  • El libro más largo: los Salmos (150 capítulos).
  • El libro más corto: 2 Juan (13 versículos); seguido por 3 Juan (15 versículos); Abdías (21 versículos) y Judas (25 versículos).
  • El capítulo más largo del A. T.: Salmo 119 (176 versículos).
  • El capítulo más corto del A. T.: Salmo 117 (2 versículos).
  • El capitulo más corto del N. T.: 1 Juan capítulo 1 (10 versículos)
  • El versículo más largo: Ester 8,9.
  • El versículo más corto: Éxodo 20,13 (No matarás); seguido por Éxodo 20,15 (No robarás) y Juan 11,35 (Jesús lloró).
  • Dos capítulos iguales: Salmos 14 y 53.
  • El centro de la Biblia: Salmo 118,8 (Hay 594 capítulos antes y después del Salmo 118).
  • El libro más antiguo en escribirse: Job (aprox. 1,500 A.C.)
  • El último libro en escribirse: el evangelio de Juan (aproximadamente 100 D.C.). 
  • Moisés fue el autor de más libros del Antiguo Testamento (5 libros del Pentateuco).
  • El apóstol Pablo fue el autor de más libros del Nuevo Testamento (14 cartas).
  • En el libro de Ester no se menciona la palabra "Dios".
  • El Antiguo Testamento termina con una maldición y en el Nuevo Testamento termina con una Bendición.
La Biblia es un libro único. Es "el Libro".