¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

sábado, 24 de diciembre de 2016

UN DIOS ETERNO QUE NOS CONCEDE TIEMPO

¿Por qué Dios no envió a Jesús justo después de que Adán y Eva pecaran?
¿Por qué Dios no anuló el pecado de forma inmediata?
¿Por qué Dios esperó todo ese tiempo entre el pecado original y la cruz?

Nuestra propensión a la rebeldía nos conduce siempre a hacerle a Dios este tipo de preguntas, encabezadas por un"¿por qué?" en lugar de un "¿para qué?".

La primera y más drástica respuesta a esta pregunta es "porque Dios no quiso". Aunque hablaremos de los posibles paraqués, este es el punto de partida: Porque Dios quiso. Tratar de entender lo que Dios ha revelado es bastante difícil para nuestro entendimiento humano y, desde luego, no está a nuestro alcance. 

Sería presuntuoso tratar de entender lo que Él no ha revelado. Así que, admitimos desconocer por qué diseñó Su plan de la manera que lo hizo. Pero sabemos que es perfecto. Y sus tiempos, también.

Dicho esto, puedo sugerir algunas posibles razones que dan algún sentido a la cuestión que hoy nos ocupa y que, además, nos muestran la excelsa magnanimidad de Dios, al permitirnos entender mejor su plan, enseñándonos igual que un padre enseña a sus hijos: con infinita misericordia y gran paciencia.

Tiempo para aprender
La primera razón podría ser que los seres humanos necesitamos tiempo para aprender porque el desarrollo de los acontecimientos es importante en nuestra historia. Dios lo sabe y nos lo concede: "Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el cielo" (Ecls 3, 1).
Dios, inmediatamente después de que Adán y Eva pecaran, nos dio tiempo,. ¿Cómo? Comprometiéndose: Hizo la promesa de que salvaría a la humanidad caída. El protoevangelio de Gn 3,15 es el comienzo del importantísimo anuncio de que vendría alguien nacido de una mujer y que triunfaría sobre Satanás: "Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza y tú sólo tocarás su calcañal. "

Miles de años después del Edén, Satanás seguía pensando que podía vencer con la muerte de Jesús en la cruz (talón herido), pero la resurrección anuló (aplastó la cabeza) el poder de Satanás y le venció. 

Esta es la primera de muchas promesas hechas por Dios, y todas las ha guardado fielmente: "así la palabra que sale de mi boca no vuelve a mí sin resultado, sin haber hecho lo que yo quería y haber llevado a cabo su misión."(Is 55,11).

Puesto que Dios siempre cumple lo que promete, aprendemos más acerca de su fidelidad y de su veracidad. "No es Dios un hombre para que mienta, ni un ser humano para que cambie de opinión. ¿Dice él y no hace? ¿Habla y no cumple? "(Nm 23,19).


Aprendemos a confiar plenamente en sus promesas: "Mantengamos firmemente la esperanza que profesamos, pues el que ha prometido es fiel" (Hb 10:23).

Jesús es el Cordero, el Sacrificio, la Pascua, el Sacerdote, el Profeta, el Rey, el Cumplimiento de la ley, el Pan de Vida, la Palabra, la Verdad, el Camino, la Vida. Sin tiempo para desarrollar estas ideas a lo largo de la historia y a través de las Escrituras, nunca habríamos entendido las magnitud y profundidad de Su Deidad.

Tiempo para apreciar 
Por supuesto, Dios siempre supo el momento exacto en el que enviaría a Cristo a la tierra: "Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la condición de hijos adoptivos" (Gal 4, 4-5).

Cuando la promesa del Creador se manifestó en Cristo, después de miles de años, Dios se aseguró de que el mundo hubiera experimentado suficiente vida sin el Mesías para apreciarlo y ver su necesidad desesperada (Is 52, 7). Dios diseñó el mundo de tal manera que Él enviaría al Mesías en el momento justo ("cuando se cumplió el tiempo").
Dios le dice a Abraham: "Tus descendientes volverán acá a la cuarta generación, pues hasta entonces no se colmará la maldad de los amorreos" (Gn 15,16). Dios tenía un plan para liberar a su pueblo de Egipto en el momento justo, para posicionarlos y conquistar la tierra que ellos ocuparían como la Tierra Prometida.

Cristo no vino antes para que, con el trascurso del tiempo, apreciáramos el don de la fe: "Ahora bien, antes de venir la fe estábamos encerrados bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que debía manifestarse. De suerte que la ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo, para que por la fe fuéramos justificados; "(Gal 3, 23-24).

De la misma manera, lo hizo para que apreciáramos su generosidad, su gloria y su misericordia: "¿Qué tienes tú que decir en contra, si Dios, queriendo manifestar su indignación y dar a conocer su poder, soportó con gran paciencia a los que estaban preparados para la destrucción; y obró así para dar a conocer la riqueza de su generosidad con los que eran objeto de su amor, los que él predispuso para gloria. "(Rom 9, 22-23).

Tiempo para arrepentirse
Y ¿por qué Dios no envió su ira inmediatamente sobre el pecado?

El apóstol Pedro responde diciéndonos que el amor misericordioso de Dios siempre quiere perdonar y jamás niega a nadie el tiempo necesario para arrepentirse: "En cambio, la misma palabra de Dios tiene reservados y guardados los cielos y la tierra actuales para el día del juicio y de la perdición de los malhechores. Queridos hermanos, no debéis olvidar una cosa: que un día es ante Dios como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda el cumplimiento de la promesa, como creen algunos que le acusan de tardanza, sino que usa de paciencia con vosotros, pues no quiere que nadie perezca, sino que todos alcancen el arrepentimiento. "(2 Pe 3, 7-9).
Aunque el pecado nos aleja de Dios, Él anhela siempre nuestra conversión, nuestro arrepentimiento. Desea que caminemos hacia Él, libre y completamente: sin dudas, sin recelos y sin medias tintas; sin prisas pero sin pausas. Y para eso nos deja tiempo. Todo el que haga falta. 

En Su Palabra, encontramos innumerables acontecimientos que, aunque terminan en castigo nos muestran lo tardío para la cólera y la gran paciencia que tiene Dios con sus criaturas, al darles muchas oportunidades de arrepentirse: Diluvio, Sodoma y Gomorra, las plagas de Egipto, etc., como también citas y referencias sobre su misericordia y compasión (Sal 103, 8-10), a su perdón de la iniquidad y la rebeldía (Nm 14, 18) o a su "lealtad y fidelidad a mil generaciones" (Ex 34, 6-7).

Tiempo para disfrutar
Es increíble y maravilloso darse cuenta de que Dios diseñó Su plan al crearnos y que lo ejecuta perfectamente haciendo que podamos conocerle y disfrutar de Él.

¿Cómo? Dándonos tiempo; tiempo para todo.

Dios ya estaba infinitamente satisfecho dentro de sí mismo antes de la creación. No nos necesitaba en absoluto; más bien, nos creó por gusto. 

Tan sólo el hecho de haber vivido es un don que escapa a cualquier medida y el que Dios permita que algunas de sus criaturas vivan una relación con Él toda la eternidad, está más allá de toda comprensión humana.
No podemos entender todo el plan de Dios ni sus tiempospero sí confiar en él, tener fe en Él y comprender que todo es por Gracia: "Pero Dios, rico en misericordia, por el inmenso amor con que nos amó, nos dio vida juntamente con Cristo (pues habéis sido salvados por pura gracia) cuando estábamos muertos por el pecado, nos resucitó y nos hizo sentar con él en los cielos con Cristo Jesús, a fin de manifestar en los siglos venideros la excelsa riqueza de su gracia mediante su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."(Ef 2, 4-7).

miércoles, 21 de diciembre de 2016

CUIDADO CON LOS GRUPOS ESTUFA

Cuando un grupo sólo comparte experiencias entre sus miembros…,
Cuando un grupo se centra sólo en sí mismo…,
Cuando un grupo no sirve a los demás…,
entonces se convierte en un grupo estufa, 
que sólo consume y consume, pero eso no es Iglesia

¿A quién no le gusta reunirse en una divertida cena con amigos y compartir nuestras vivencias? ¿Nos es un signo de amor mantener profundas conversaciones sobre verdades espirituales con las personas más cercanas a nosotros?

Sin duda, reunirse, conversar y compartir con amigos momentos maravillosos de fe son actividades recomendables, pero no construyen iglesia por sí solos.

Entonces ¿en qué consiste"construir comunidad?

Podemos afirmar que existen varios estilos de hacer iglesia. Hay aspectos positivos y negativos en cada modelo, pero algunos no están impulsados ​​por el deseo de ser parte de una comunidad cristiana auténtica. En ocasiones, simplemente pretenden esgrimir una excusa para reclamar que sus reuniones sean construir iglesia.

Existen algunos aspectos por las que estas reuniones de amigos no alcanzan el significado auténtico de lo que constituye formar Iglesia:

Sólo captamos una parte de la Iglesia

A veces, una reunión de amigos reduce todo lo que significa ser Iglesia a compartir y experimentar la fe en grupo  y formar comunidad.
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Estos son aspectos vitales de lo que significa ser una verdadera comunidad cristiana, pero se requieren otras actitudes: entre otras, es necesario ejercer liderazgo, apostolado y discipulado, y recibir sacramentos, guía y dirección espiritual de un sacerdote.

La Iglesia es un todo del que forman parte distintas personas, con distintas personalidades, carismas y talentos.

Nos conducen al egocentrismo

Cuando alguien desea romper con ser parte activa de una parroquia y en su lugar, lo sustituye por reunirse con amigos, la pregunta a considerar no es si podemos, sino si debemos.

Si nos sentimos llamados a crear un grupo de cristianos que haga que otros se encuentren con Cristo, entonces tal vez Dios utilice nuestro grupo para ello.

Pero aquí es donde necesitamos orar con el corazón y discernir desde la fe cristiana. Porque si, por otro lado, nos mueven sólo nuestras preferencias personales, nuestros deseos de ser distintos al resto de la comunidad parroquial, nuestra intención de consumir aquello que nos reporte un "subidón espiritual", o una fe "montaña rusa", debemos volver a involucrarnos en un parroquia tan pronto como sea posible.

Nos llevan al consumo de una fe particular

La historia está repleta de advertencias peligrosas de lo que sucede a aquellos que abandonan y minimizan la necesidad de reunirse como parte de una comunidad parroquial. Caemos entonces en una "fe a la medida", en una religión particular y eso no es el deseo de Dios.

La fe sólo se vive en comunidad. No es posible hacer la guerra por nuestra cuenta. No podemos ser "francotiradores de la fe" sino "soldados de Cristo", dentro de su Cuerpo Místico.
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Una reunión de amigos puede ser, en ocasiones peligrosa y servir como germen para ser tentados por el Enemigo, formando grupos que buscan sólo su propio consumo particular y alejarnos de la voluntad de Dios. 

Sin embargo, cuando sirves junto a personas diferentes a ti en la parroquia, con diferentes formas de ser y actuar, cuando tienes la guía y dirección espiritual de los sacerdotes, y acudes a los sacramentos, sin duda,  el camino de la fe se ilumina y nos acercamos a Dios. 

Impiden nuestro crecimiento espiritual

Todos necesitamos que otras personas también formen la Iglesia. Necesitamos a otras personas que no son como nosotros para ser la iglesia, para ser más como Cristo. Y el proceso de crecimiento y madurez espirituales se produce al pertenecer a una comunidad parroquial.

Otras personas que están en diferentes etapas de la vida que nosotros, tienen diferentes personalidades que nosotros, vienen de diferentes orígenes que nosotros, no sólo nos acompañan en nuestro camino de fe, sino que nos ayudan a evitar nuestras tendencias individualistas y egocéntricas.

Cuando sólo nos reunimos con amigos y personas afines a nosotros, eliminamos gran parte de la forma en que Dios utiliza a los demás dentro de la Iglesia para que maduremos y crezcamos en la fe.

Es, realidad, una falta de humildad. Con el deseo de estar sólo con personas de nuestra "cuerda", asumimos que sólo ellos pueden enseñarnos y ayudarnos a crecer. Rechazamos las contribuciones que otros pueden aportar (y aportan) para nuestra santificación.

Nos impiden servir correctamente

Cuando nos apartamos de una comunidad parroquial, no es posible desarrollar nuestros dones y talentos espirituales en plenitud ni tampoco involucrarnos en un servicio altruista a los demás.

Existen muchos caminos de crecimiento y servicio que nunca encontraremos si nos recluimos en un "grupo estufa" de amigos afines.
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La Iglesia se reúne para que sirvamos unos a otros, usando los dones que el Espíritu Santo nos concede y que en una comunidad cristiana desarrollamos.

Un "miembro inactivo de la Iglesia", sustituye la comunidad por la reunión con amigos y evita que recibamos las alegrías y bendiciones que Dios tiene reservadas para nosotros.

Puede ocurrir que, a veces, no nos encontremos a gusto dentro de la parroquia. Incluso que nos hieran y lastimen. Seguro! Pero quién permanece en la Iglesia de Cristo se conforma en Cristo. De hecho, Él ha prometido hacerlo.

Es comprensible el deseo de sentirse conectado con Dios a través de otras personas afines a nosotros, pero es por eso que las parroquias tienen pequeños grupos y Dios nos proporciona amigos dentro de ellas.

Jesús ha prometido estar en medio cuando dos o más estemos reunidos en su nombre, pero no ha llamado a eso Su Iglesia. Si te reúnes con un grupo de amigos para hablar sobre la vida y la fe, no te detengas pero tampoco lo confundas con lo que significa la esencia de la Iglesia.

Debemos buscar ser parte del Cuerpo de Cristo, donde todos somos necesarios y donde nadie sobra. Debemos ser la novia de Cristo, es decir, Iglesia, no tratar de reemplazarla.



lunes, 19 de diciembre de 2016

LA IGLESIA NO ES UNA FRANQUICIA DE COMIDA RÁPIDA


A lo largo de estos últimos años, me he dado cuenta de que muchas parroquias tienen un verdadero problema: han perdido las "estrellas michelín" adquiridas por ser un excelente restaurante y se han convertido en una franquicia de comida rápida, donde lo único que cuenta es la entrada principal y la caja.

El problema de las parroquias no se enfoca tanto en la puerta principal como en la trasera. Recibimos con calidez, simpatía y una sonrisa en la cara a quienes se acercan a la parroquia. Les ofrecemos un menú seductor y a buen precio: métodos evangelizadores atractivos, homilías cautivadoras, magnífico ambiente de caridad y fraternidad, actividades adecuadas a cada edad, madurez o nivel de compromiso, acogida en una significativa comunidad y posterior inclusión en sus maravillosos grupos pequeños...nuestras parroquias son una "gran primera cita", un "amor a primera vista", un "flechazo".

Imagen relacionadaPero luego, una vez que han elegido menú y lo han pagado, les decimos que se coloquen a un lado, pasamos a atender al siguiente cliente, hacemos que se sirvan ellos mismos la bebida, se acomoden ellos mismos en las mesas y que, finalmente recojan sus bandejas y tiren los desperdicios en las papeleras. 

Desafortunadamente, una Iglesia ideada como franquicia de comida rápida no tiene como objetivo prioritario construir una relación real, a largo plazo, significativa. Con el tiempo, muchas personas de nuestras comunidades se desencantan y comienzan a sentirse invisibles, y después de languidecer durante unos meses, incapaces de encontrar conexiones enriquecedoras, finalmente se van alejando poco a poco de la fanfarria, del bombo y platillo, de la atención y el cuidado artificiales que su llegada inicial produjo. 

Una vez escuché a alguien decir: "Las personas se acercan a la Iglesia por Dios y se quedan por los amigos". Y es que pronto se dan cuenta y comprueban que su ausencia es apenas percibida o digna de preocupación. Simplemente son reemplazados al siguiente domingo, en las puertas principales de la parroquia, por rostros frescos y nuevos, por corazones listos para ser conquistados.

Nadie se fija en las puertas traseras de nuestras iglesias, por las que miles de personas salen cada semana, heridas, desilusionadas y sintiéndose desatendidas, para no volver jamás.

Una vez que forman parte de estas comunidades, muchas personas experimentan una clara falta de sustancia y profundidad, y no por las eucaristías dominicales, que parecen estar diseñadas específicamente para atraer el corazón del recién llegado y fabricar el primer momento de conversión, sino por una real deficiencia en el cuidado pastoral.


Cuidado pastoral 

La palabra pastor proviene del griego poimen que significa "el que da de comer". La Biblia utiliza a menudo este término para referirse a Jesús como el buen pastor, pastor de ovejas (Juan 10) y raah a Dios como nuestro pastor (Salmo 23).

La llamada especial de Dios a un sacerdote para servir en su Iglesia como pastor (cuidado pastoral) implica varias responsabilidades basadas, fundamentalmente en los sacramentos: 

El cuidado pastoral primero significa MISERICORDIA. Misericordia quiere decir amor, pero significa más que amor, y esta es la segun­da definición: el AMOR QUE ESCUCHA. Muchas veces creemos escuchar, pero en realidad solo estamos oyendo. Las ovejas son animales indefensos y necesitan protección, son bue­nas seguidoras, siguen la voz del pastor, y tienen tendencia a apartarse, a descarriarse, por lo que necesitan atención. 

Imagen relacionadaEn  Juan 10, 3-4, el apóstol nos define visualmente el cuidado pastoral: "El pastor les abre la puerta y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz".

En Isaías 40,11 el profeta nos da otra idea sobre el cuidado pastoral: "Como un pastor apacienta su rebaño, en su brazo recoge a los corderos, en su seno los lleva y conduce al reposo a las paridas”.

En el Salmo 23, David nos dice que el buen pastor:
  1.  tiene interés en cada oveja en forma individual (Bautismo): "el Señor es MI pastor", que bajo el cuidado del pastor, a las ovejas "nada les falta" (Salmo 23)El buen pastor llama a las ovejas por su nombre (Juan 10, 3), y también que conoce a cada una de sus ovejas (Juan 10,27) y busca a aquella que está perdida (Lucas 15,4). 
  2. da descanso y provisión diaria (Eucaristía): "en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso". El buen pastor nos conoce, y conoce nuestras limitaciones. El sabe cuándo es tiempo de descansar y cuándo es tiempo de andar. Las "verdes praderas" son nuestra comida y "aguas del remanso", nuestra bebida 
  3. escucha, estimula y reconcilia (Reconciliación): En momentos de cansancio, duda o abatimiento: "conforta mi alma”.
  4. guía, dirección, formación y disciplina: me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre". Cada oveja se deja guiar por voluntad propia, no a la fuerza. En Juan 10,3-4, vemos que el buen pastor saca a las ovejas y va delante, no está detrás, sino a la cabeza, guiándolas con su voz y su silbido.
  5. da seguridad y protección"no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.". La vara servía para defenderse de los lobos y también para sostenerse en caso de caída. El cayado se usaba para sacar del hoyo a las ovejas.
  6. da compañía personal y amistad. El espíritu del buen pastor no es de superioridad, sino de cuidado fraternal.
La deficiencia en el cuidado pastoral de algunas parroquias se manifiesta principalmente en la forma en que las personas son atendidas en las crisis, en los momentos de oscuridad o de problemas. Pronto descubren que todo lo que inicialmente resplandecía, poco a poco pierde su brillo.

En algún lugar del camino, demasiadas parroquias compran la falsa idea de que su único trabajo es "llevar a la gente a Jesús" y que Él se encargará del resto; Que una vez que una persona contesta a la llamada del Señor, ya no son responsabilidad de los sacerdotes, sino de Dios. 

Pero Dios nos dice en Juan 10, 9: "Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento". Jesús es la puerta y la Iglesia, el corral. La labor de cuidar al rebaño es de los sacerdotes. El cuidado pastoral, la dirección espiritual y la formación en la fe no pueden delegarse en otra oveja.

Mientras los unos apenas han empezado a dar sus primeros pasos en la fe, su alimento es aún líquido y apenas son capaces de articular palabra alguna, los otros ya se han puesto manos a la obra en el urgente trabajo de atraer y recibir a otros en la puerta principal.

Con poca o ninguna consideración por lo poco claro que tienen aún su nueva situación en la fe o por la turbulenta tormenta de emociones y preguntas que sus corazones y mentes atesoran, o las necesidades más profundas que ellos y sus familias puedean tener, son conducidos rápidamente a "ponerse en misión por Jesús !" (es decir, a evangelizar). 

Se espera de ellos que se desenvuelvan por sí mismos y evangelicen con urgencia, incluso si su personalidad, condición emocional, etapa de vida o simplemente su estado espiritual suponen una barrera infranqueable. Es un desprecio sutil, pero desprecio al fin y al cabo, a sus necesidades espirituales, físicas, emocionales o materiales.

No fue así como la Iglesia fue diseñada por Jesucristo. No es así como los pastores son llamados a pastorear. No es así como se genera crecimiento y madurez espirituales.

Los sacerdotes de una parroquia son responsables de su gente, no sólo para organizar y realizar una transacción espiritual mágica y momentánea con ellos, sino para asegurarse de que estén completamente integrados en la comunidad, y de que todas sus necesidades espirituales, físicas y emocionales son atendidas a lo largo del camino. El papel del pastor es pastorear a la gente en su comunidad, conocerla y asegurarse de que las ovejas le conocen.

La Iglesia no es una franquicia de comida rápida, que promete salvación y luego se limita a anotar el pedido en el mostrador y a cobrar. La Iglesia de Cristo es un grupo de expresiones del cuidado, el amor y la misericordia de Dios, en la que se conoce, entiende y pretende crear una comunidad auténtica, profunda y sostenible que escuche, acoge, cuide, alimente y proteja  en las difíciles circunstancias de la vida real.

Las puertas principales de las parroquias son muy importantes y deben estar siempre abiertas de par en par, pero si no encontramos las mejores maneras de proporcionar a todo el mundo que accede a través de ellas una verdadera experiencia de relaciones reales, amorosas, íntimas, las puertas traseras seguirán estando también abiertas de par en par y ríos de personas saldrán por ellas tan rápido como entraron.




domingo, 18 de diciembre de 2016

EL LIDERAZGO MAL ENTENDIDO

"El verdadero soldado no lucha porque odia lo que está delante de él, 
sino porque ama lo que lleva detrás".

(Chesterton)

¿Lideras un grupo de personas? ¿Estás al cargo de un cometido específico? ¿Cómo sabes que lideras efectivamente ... y que no mandas?

A menudo confundimos lo que significa el concepto de líder. Muchos ven en él connotaciones negativas y lo convierten en un término peyorativo. Suena siempre a "mandón", a "listillo", a "superior"... cuando, en realidad, el término proviene de un anglicismo (leader) que significa encabezar, acompañar, guiar, conducir, llevar, dirigir, actuar, dar ejemplo. 


El liderazgo es el conjunto de habilidades de una persona para influir, con su ejemplo y con sus palabras, en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo y motivación hacia el logro de sus metas y objetivos.


Liderar es "ir a la cabeza", "dar ejemplo", "tomar la iniciativa", asumir responsabilidades, tomar decisiones, administrar recursos humanos y materiales, dirigir actuaciones, cuidar personas, establecer objetivos, otorgar autoridad y delegar, transmitir y guiar, motivar e incentivar, gestionar y resolver situaciones, es transformar una visión en una realidad.

¿Qué significa ser líder cristiano? 

El liderazgo es la capacidad de transformar una visión en una realidad y el mejor ejemplo de liderazgo es Jesucristo. Él transformó la visión de Dios en realidad. Es nuestro LÍDER, el de todos los cristianos, la cabeza de la Iglesia, y ello no implica ninguna acepción negativa. 

Aunque la Biblia cambia el término "líder" por "pastor", que expresa mejor en nuestra concepción lo que significa y añade la "nota" característica de un líder cristiano. Jesús es el Buen Pastor porque hace todo lo que se requiere de un líder pero además lo hace todo con AMOR. Esta es la cuestión.

Nosotros como cristianos y como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitarle, a ser líderes en nuestro servicio a Él. Y de manera especial, los sacerdotes. Pero, como líderes, el amor es nuestra máxima.

Algunos líderes (incluidos sacerdotes) son muy difíciles de seguir y, habitualmente, no tienen la caridad como virtud esencial. Y es que existe una línea muy delgada entre ser un buen líder eficaz y ser un mal jefe: un liderazgo mal entendido y mal asimilado convierte a un posible líder eficiente en un perfecto patán. 

Muchos son líderes de forma inconsciente y otros, quieren serlo a toda costa, sin tener en cuenta si son capaces o no de liderar. Y lo más importante, si muestran caridad en todo lo que hacen. Ser líder no es mandar, ni ordenar ni ser "el jefe". Es un concepto mucho más amplio.

¿Qué se necesita para ser líder? 

Un líder tiene (o debe tener) unas determinadas habilidades:
  • Comunicación verbal: Sabe informar y comunicar lo que quiere a su equipo.
  • Escucha: Entiende a su equipo, se anticipa a sus preguntas y responde sus preguntas.
  • Persuasión: No pide a su equipo que simplemente sigan sus órdenes ciega o vehemente. Primero los convence que algo es bueno y se debe hacer.
  • Pensamiento crítico: Mide acciones y posibles soluciones para tomar decisiones.
  • Delegación: Sabe que es más productivo delegar a aquellos que pueden hacerlo igual o mejor que él.
  • Organización: Ordena sus tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.
  • Responsabilidad: Asume sus propios actos y los de su equipo. No culpa a otros de sus propios errores, y comparte los de otros.
  • Perseverancia: Es tenaz y paciente para alcanzar sus objetivos.
  • Adaptación al cambio: Es flexible cuando las cosas no salen como se espera. Ajusta su plan a la coyuntura y mueve a su equipo en la dirección necesaria en la nueva situación.
  • Empatía: Siempre se pone en lugar de los demás y construye y desarrolla buenas relaciones con su equipo y sus superiores.
  • Respeto: No mira por encima del hombro a los demás ni se cree más que nadie.
  • Ayuda: Siempre apoya y ayuda a quien lo necesita.
  • Capacidad de respuesta: Maneja las crisis y responde rápida y efectivamente cuando  surgen problemas.
Si quieres ser un convertirte en un líder patán, sigue estas sugerencias:

Todo gira en torno a ti

No cabe duda de que el hecho de liderar un grupo, equipo u organización ejerce una poderosa influencia sobre ellos (tal vez incluso demasiado). Los líderes, después de todo, hacen que las cosas sucedan.

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Pero si quieres ser un mandón, haz que tu organización, empresa, iglesia, equipo o grupo giren en torno a ti, a tus preferencias, a tus gustos, a tus manías. Asegúrate de estar siempre al frente de todo, de ser el centro en todo momento y de que todo dependa de ti, de tu última palabra.

Piensa en lo agradecido que todos deben estar contigo. En lo mucho que haces por ellos. Sin duda, deberían besar por donde pisas. 

Si dependes de un superior, piensa en lo mal pagado estás, en lo poco que te agradece todo lo que haces, en lo infravalorado que estás y en lo indispensable que eres.

La gente trabaja para ti

Si quieres ser un auténtico patán, debes convencerte de que la gente trabaja para ti. "Porque tú lo vales".

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Un buen líder sabe que trabaja con y para la gente que tiene a su cargo. Sirve en lugar de ser servido. No está pendiente de lo que necesita o merece. 

Sencillamente trabaja y hace que otros trabajen con él. Da siempre buen ejemplo.

Si crees que el mundo está creado para servirte, pocas personas querrán trabajar contigo. Aunque tú "te lo merezcas".

Jamás agradezcas ni elogies

Un mal líder rara vez dice "gracias". Está convencido de no tener que agradecer nada porque la gente, sencillamente, está cumpliendo su trabajo. Para eso se les paga.

Rara vez da un palmadita en la espalda ni motiva porque cree que el mérito es siempre suyo y porque además, teme elogiar a otros por envidia.

Un buen líder a menudo se toma el tiempo para escribir una nota de agradecimiento. Mira a los ojos a los miembros del equipo y les dice cuánto los aprecia. Rodea con su brazo a la gente y dice  "gracias".

Un buen líder sabe que nadie está obligado a trabajar para él. Es por eso que la gente lo hace.

Exige y humilla

Una manera segura de ser un buen patán es exigir cosas de la gente. 

Una cosa es tener las altas metas y grandes expectativas (un buen líder las tiene), y otra cosa distinta es exigir la consecución de esas altas expectativas humillando a las personas.

Un  mandón enfoca su liderazgo en lo que quiere (sacar) de la gente. Nunca piensa en lo que quiere para la gente. Exige y humilla.

Sobrevalórate

Si quieres ser un auténtico estúpido, piensa que eres tan valioso para la organización que eres vital e imprescindible.

Ni se te ocurra desarrollar nuevos talentos. Eres demasiado inseguro para compartir tu poder con otros. Nunca dejes que otras personas sean el centro de atención. 

Jamás enseñes a tu equipo lo que tú sabes, no des pistas. "Conocimiento es poder". NO compartas nada de tu saber ni de tu experiencia.
Además, nadie en tu equipo tiene tus capacidades, tu visión y tu talento. ¿Por qué prestar atención a otros?

Los malos líderes no construyen personas, construyen ego.

Ponte medallas y echa culpas

Si eres un patán, hay dos formas infalibles de enfadar a tu equipo:

En primer lugar, asume todo el mérito de lo bueno que sucede. Ponte medallas. Asegúrate de mencionar de quién fue la idea, quien la planteo y quien la ejecutó, es decir, Tú. NUNCA menciones a tu equipo o lo duro que trabajó en el proyecto. Y menos a otros.

En segundo lugar, cuando las cosas se salen "de madre", lávate las manos. Sé como Pilato. Mira sorprendido y luego intenta parecer preocupado. Culpa a algo. Culpa a alguien. Culpa cualquier otra cosa.

Tú no eres el responsable de los errores ni de los malos resultados, sólo de los buenos, por supuesto.

Nunca des la cara por tu equipo

Si quieres ser el mejor de los patanes, interioriza que la lealtad pública no tiene ningún valor pragmático. 

Jamás des la cara por nadie de tu equipo. sus errores o malas decisiones son su problema, no el tuyo. Es más, Critícales, habla mal de ellos (a sus espaldas), siempre que puedas,no vaya a ser que un día te quiten el puesto

Por ejemplo, cuando no estés de acuerdo con una postura o decisión tomada por un miembro del equipo, asegúrate de decirle a alguien (por detrás) lo mucho que discrepas de ella.

Y cuando alguien se queje de lo que un miembro del equipo hizo, asegúrate de hacerle saber (en secreto) que tú también piensas igual, y que no entiendes por qué hizo eso.

Para tener "bonos extra" como el patán de los patanes, nunca hables en privado con la persona con la que no discrepas. Sólo sonríe cuando la veas.

Un buen líder no siempre está de acuerdo, pero siempre discrepa en privado contigo y te apoya públicamente, pase lo que pase. Eso "construye equipo". Eso es "trabajar en equipo".

Jamás delegues

Nunca. He dicho nunca. Delegar es de incautos, de incapaces. Tú puedes con todo. No necesitas a nadie que te dé lecciones, que te enseñe como se lidera o cómo se hacen las cosas.

Tú eres un ser superior. Tienes tu rango. Las personas de tu equipo son simples peones que pueden y deben sacrificarse en cualquier momento.

Una señal segura de que eres un auténtico estúpido como líder es que siempre desmotives a los miembros de tu equipo, tomando personalmente tantas decisiones como te sea posible.

Nunca les dejes ejercitar sus dones de liderazgo o sus capacidades innatas, ni convertirse en pensadores por derecho propio.

Y cuando tomen decisiones por su cuenta, critícalos y corrígelos.

Cuando todo falle, hazte el víctima

Cuando tu equipo está enfadado contigo (y seguro que lo estará), un signo seguro de haberte convertido en un autentico patán es que recurras al victimismo. Es una herramienta habitual en los lideres ineptos.

Nadie lo tiene tan difícil como tú. ¿Verdad? El papel de líder es para superdotados y no todo el mundo puede asumirlo. Tú, sí.

¿Quién sino tú, dedica tantas horas en un trabajo ingrato? ¿Y quién realmente te entiende?Nadie. Por supuesto. Excepto tú.

Para mantener el estatus de patán, asegúrate de decirle a todo el mundo lo duro que trabajas, lo solitario que es el liderazgo, las pocas vacaciones que tienes y lo agotado que estás. Pero repítelo hasta la saciedad para que todo el mundo sepa lo bueno que eres.

Los buenos líderes se dan cuenta de que el liderazgo tiene un costo y un desgaste, pero no esperan ni pretenden que otros lo compartan. Y sobre todo, jamás se quejan.

Y pensarás, ¿por qué doy sugerencias sobre liderazgo? ¿Quien eres tú para dar consejos? Pues muy sencillo: porque he sido un patán durante mucho tiempo, tanto en mi vida profesional como en la personal. Y porque ahora soy consciente de que tengo que evitar, todos los días, que un estúpido que vive dentro de mí, salga al exterior.

Afortunadamente, Jesús nos introduce un paradigma completamente diferente para el liderazgo. Si quieres ser un líder semejante a Cristo, haz lo opuesto de las sugerencias para ser un patán de este artículo. Estarás en el buen camino. Cristo promete ayudarnos. Solos no podemos. Pero todo, con amor...