¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 21 de agosto de 2018

MALOS PASTORES QUE DISPERSAN OVEJAS

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"¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! 
¿No es el rebaño al que deben apacentar los pastores?
"Y ahora andan dispersas, por falta de pastor, 
presa de todas las fieras del campo; 
andan dispersas mis ovejas; 
errantes por todos los montes, por todos los collados; 
dispersas mis ovejas por todo el país, 
sin que las busque nadie ni las cuide." 
Yo mismo buscaré a mis ovejas y las reuniré
"Buscaré la oveja perdida y haré volver a la descarriada; 
vendaré a la herida, 
fortaleceré a la flaca, 
cuidaré de la gorda y robusta; 
las apacentaré como es justo." 
(Ezequiel 34, 2-16)

La Palabra de Dios nos da una imagen perfecta del Buen Pastor que es nuestro Señor Jesucristo en boca del apóstol Juan: "Él mismo apacienta a sus ovejas con amor, fidelidad, justicia y misericordia. Le conocen las ovejas, oyen su voz y las ovejas lo siguen; no hacen caso a los extraños porque no conocen su voz" (Juan 10, 1-6).

"Conocer", en lenguaje bíblico, es mucho más profundo que en nuestra lengua vernácula. Es el conocimiento del amor, de la intimidad, de la familiaridad, de la entrega total por el amado (Juan 10, 10-15).

Estas palabras nos evocan el bello Salmo 23: "El Señor es mi Pastor, nada me falta. Me hace recostar en verdes pastos y me lleva a frescas aguas. Recrea mi alma, me guía por senderos seguros por el amor de su nombre. Aunque camine por cañadas tenebrosas, no temo mal alguno, porque Tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado son mis consuelos". ¡Qué delicia y qué seguridad ser apacentados por un Pastor así!

En cuanto al cuidado del rebaño, el profeta Ezequiel, a lo largo de todo el capítulo 34, alza su voz contra los malos pastores y recrimina las extraviadas conductas de los responsables del rebaño, (o sea, los falsos guías del pueblo, los falsos sacerdotes) que ejercen negligentemente sus responsabilidades, que se apacientan solamente a sí mismos, lo cual lleva a que Dios decida ocuparse personalmente de su rebaño. 

Imagen relacionadaSer pastor implica una gran responsabilidad. Debe buscar los mejores pastos, evitar los peligros, los caminos difíciles, los animales salvajes y hasta a los bandoleros. A veces, incluso debe dormir a la intemperie. Debe cuidar y curar a las ovejas, acostumbradas a rutinas y seguridades. El pastor pone y llama por su nombre a cada oveja. Debe estar muy atento a amar con todo su corazón a aquellas ovejas que el Dueño del rebaño le ha confiado. Debe mostrar una delicadeza exquisita a la hora de tomar opciones, de decidir caminos.

Por eso, las ovejas reconocen la voz de su pastor, su silbido; se sienten seguras, protegidas y cuidadas"pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa" (Juan 10, 12).

¿Qué tipos de ovejas existen?

El profeta Ezequiel nos presenta 8 clases de ovejas mal cuidadas y dispersas por culpa de los malos pastores en los versículos 1-20:
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La oveja débil. 
Es una oveja anémica porque está mal apacentada. Los pastores explotadores, en lugar de ocuparse de alimentar a las ovejas, se apacientan a ellos mismos, preocupándose por su bienestar espiritual y no por el de las ovejas.

La oveja enferma. Es una oveja de salud deteriorada por causa de un pastor negligente que no le provee el alimento a tiempo, que no la da bebida, y que tampoco le cura las heridas.
La oveja coja. Es una oveja con una pierna rota por causa del pastor, que se la rompe para que se mantenga a su lado, a merced de su voluntad.
La oveja descarriada. Es una oveja se encuentra fuera del camino porque el pastor no la dirige. Se encuentra en peligro y a merced de cualquier depredador (lobos).
La oveja perdida. Es una oveja olvidada. El mal pastor está interesado solamente en él. Su pérdida no le quita ni el sueño ni el apetito.
La oveja engordada. Es otra oveja descuidada por el pastor. Las ovejas son de respiración corta y si están obesas, eso puede causarle daños al corazón y a su presión arterial.
La oveja fuerte.Es una oveja robusta, una oveja con mal humor, o con tendencias de producir disputas en el redil, y que el pastor no controla. Tiende a dispersar a las demás.
La oveja flaca. Es una oveja mal nutrida por un pastor negligente, que no procura que las otras ovejas le permitan comer también.

¿Qué hacen los malos pastores?

El profeta Ezequiel acusa el mal actuar de los pastores. La primera parte habla de lo que buscan y la segunda lo que descuidan.
"Vosotros os tomáis la leche y os vestís con la lana; matáis las ovejas cebadas, pero no apacentáis el rebaño. No habéis fortalecido a las débiles ni habéis curado a las enfermas; no habéis vendado a las heridas, no habéis hecho volver a las descarriadas ni buscado a las perdidas, sino que las habéis conducido con crueldad y violencia." (Ezequiel 34, 3-5). 

Lo que buscan los malos pastores:

Beben su leche 
Los pastores que se beben la leche de las ovejas se aprovechan del fruto de éstas. Es cierto que los pastores deben satisfacer sus necesidades pero nunca a consta de la debilidad de las ovejas.  Los malos pastores buscan su comodidad y su beneficio.

Visten su lana
Vestirse con su lana significa que sólo buscan honor y alabanza. La lana simboliza también el Espíritu Santo de los cristianos. Y los malos pastores se aprovechan de éste para ellos y se lo roban a las ovejas. Los malos pastores buscan su propio prestigio y descuidan el de las ovejas. Pero sobre todo, descuidan el honor del dueño del rebaño.

Lo que descuidan los malos pastores:

Matan a las ovejas cebadas 
Las ovejas cebadas, sanas y fuertes son las que se nutren del buen alimento (la Verdad) y usan bien de los pastos (los dones del Señor). A los malos pastores no les basta con no preocuparse de las enfermas, débiles, descarriadas y perdidas. Matan también a estas ovejas fuertes y robustas, dándoles mal ejemplo, negándoles el buen alimento o adulterándolo. ¡Cuántas veces, aún sin darse cuenta, algunos cristianos son causa, por su mal ejemplo, de la muerte de ovejas buenas! 
No fortalecen a las débiles 
Las débiles son las ovejas cuya espiritualidad necesita guía. Son aquellas que necesitan, especialmente, cuidado pastoral. Los malos pastores no las fortalecen ni confortan sus corazones. Las mantienen débiles frente a las tentaciones, no las previenen de los peligros sino que las engañan con falsas esperanzas o falsas doctrinas.

No curan a las enfermas 
Están enfermas y sin fuerzas para obrar pero los malos pastores no curan sus heridas, no les proporcionan la medicina que necesitan de Dios para sanar. Quizás las confiesen pero jamás las corrigen, ni las exhortan a salir de su enfermedad. Tampoco las enseñan la Verdad sino que las mantienen continuamente en la mentira, en la ofensa, en el agravio, en la pena del pecado.

No vendan a las heridas 
Prometen y aseguran misericordia pero no las consuelan, no las calman, no las tranquilizan ni las alientan y jamás las animan. 
No quieren utilizar vendas para cortar la hemorragia ni para protegerlas de las infecciones que puedan producirse en la lesión. No "entablillan" las fracturas ni las protegen con escayola para corregir deformidades.

No buscan a las descarriadas y extraviadas 
Las ovejas descarriadas y extraviadas están a merced del lobo. Todo a su alrededor se convierte en peligro. Los malos pastores, por comodidad, no salen a buscar a las ovejas en peligro. No se preocupan por ellas en absoluto porque ellos están al calor de la hoguera, en su zona de confort. No se arriesgan un "ápice" ni "mueven "un dedo" por ellas.

¿Qué hace el Buen Pastor?

El buen pastor me alimenta, me fortalece, me cura, me venda y me busca, dejando al resto del rebaño. sale a mi encuentro y me salva del lobo.

Pero también yo tengo que esforzarme por ser una oveja buena de este buen Pastor. Debo dejarme, pues, apacentar y conquistar por Él, siendo dócil en el cumplimiento amoroso de su voluntad.

Si yo no me rindo, Él no descansará hasta encontrarme para llevarme sobre sus hombros, con la alegría de haber hallado a su oveja perdida.

Imagen relacionadaMi Padre misericordioso está allí, buscándome en el horizonte (como en la parábola del hijo pródigo) y esperando mi vuelta después de haberme descarriado. Vuelvo, pues, y cuando todavía estoy lejos, corre y se abalanza sobre mi cuello, y me estrecha con su abrazo afable, ahora que estoy arrepentido…  Y si alguno de los que se creen inquebrantables me acusa de algo por envidia, el buen Pastor me defenderá diciendo: ¡Había que celebrarlo y alegrarse, porque este hijo mío estaba muerto y ha resucitado; estaba perdido y ha sido encontrado.! 

Por desgracia, hoy también, encontramos a algunos sacerdotes que se aman a si mismos y se han olvidado del rebaño. Usan los recursos del pueblo para su conveniencia y nada más...viven de apariencia y están cegados. Ven ( o no) su error pero no se ocupan de las ovejas. Y con su error, extravían y matan a las ovejas.

Es entonce
s cuando Dios actúa directamente y nos conduce a buscar fieles pastores que le sirvan a Él y a su rebaño. Buenos pastores que siempre tendrán tiempo para escucharnos, cuidarnos y curarnos cuando les busquemos y necesitemos ayuda. Es así como Dios nos cuida, nos reúne y nos ofrece un buen pastor que da su vida por sus ovejas.

La motivación (visión) de un buen pastor es ver vidas restauradas, sanadas y ver el cumplimiento del propósito de Dios en sus vidas. 

La finalidad (misión) de un buen pastor es llevar almas a Dios, guiarlas y enseñarlas a vivir en santidad, obediencia y fidelidad a Dios. 

jueves, 19 de julio de 2018

DISTINGUIR DENTRO DEL REBAÑO

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"Porque sois torpes para comprender. 
Pues debiendo ser ya maestros por razón del tiempo, 
todavía tenéis necesidad de que se os enseñe (...),
 y habéis llegado a tener necesidad de leche, no de alimento sólido. 
Ahora bien, aquel que se alimenta de leche 
no puede gustar la doctrina de la justicia, porque es niño todavía. 
El alimento sólido es para los perfectos, 
que por razón de la costumbre tienen el sentido moral desarrollado 
para distinguir entre el bien y el mal."
(Hebreos 5,11-14)


La Palabra de Dios emplea, a menudo, las metáforas en las parábolas del pastor y del rebaño para describir las relaciones que unen a Dios con su pueblo.

Jesucristo es el Buen Pastor, que guía a su rebaño y lo conduce “hacia fuentes de aguas vivas” y que protege al rebaño acosado por los lobos de fuera y por los de dentro, disfrazados de ovejas.

Él es la puerta de las ovejas, el único Pastor digno de confianza, el... “Buen Pastor” y hace distinción entre los pastores: el que es dueño de sus ovejas y da la vida por ellas (Juan 10,15), y el asalariado, que jamás pone en peligro su vida y huye cuando ve al lobo.

El Buen Pastor (Cristo) ha creado un redil en un verde prado (el Reino de Dios) para que su rebaño (el pueblo de Dios) pueda no sólo "hacer" sino "ser". Sin embargo, el rebaño dista mucho de ser homogéneo: existen ovejas, cabras, lobos y perros guardianes. Debemos saber diferenciar cada grupo dentro de la Iglesia pues "no es oro todo lo que reluce".

Ovejas

Las ovejas representan a los católicos fieles.

El pastor conoce a sus ov
ejas y ellas le conocen: "Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen" (Juan 10,14). El pastor "huele a oveja" porque está en medio de ellas, cuidándolas.

Resultado de imagen de ovejasLas ovejas son humildes; al oír la voz del pastor, le siguen: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (Juan 10,27).

Las ovejas son débiles y lo reconocen: "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano" (Juan 10,28).

Las ovejas tienen un “manto” de lana que les cubre el cuerpo pero es un manto sensible, algo que puede perder si las trasquilan. El manto es la presencia invisible de Dios en nosotros.

Las ovejas tienen una apariencia fuerte, pero trasquiladas, son flacas y feas. Es cuando se ve su verdadera naturaleza pecaminosa.

Las ovejas necesitan defensa permanente porque el enemigo, con frecuencia, las ataca. 

Las ovejas necesitan protección porque no tienen conciencia de los peligros del camino. Por ello, el pastor que debe estar siempre vigilando: "… aunque anden en valle sombra de muerte, no temeré mal alguno” (Salmo 23).

Las ovejas necesitan cuidados y curas: las enfermedades son una alta causa de mortalidad, por lo que el pastor debe sanarlas y prevenir que los parásitos o infecciones no les afecten.


Cabras

Las cabras simbolizan a los católicos tibios y pendencieros.

El pastor separa las ovejas de las cabras: "Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda" (Mateo 25, 33).

Imagen relacionadaLas cabras son parientes lejanos de las ovejas, tienen algo en común: son herbívoras rumiantes, o sea, comen lo mismo. Y en el Reino de Dios es así de la misma manera, todos escuchan la misma palabra… nos alimentamos de la misma Palabra.

Las cabras tienen cuernos, son peleadoras, son discutidoras y pueden herirse entre sí. 

Las cabras carecen de fosa lagrimal, símbolo de insensibilidadcuriosas e inquisitivas, y aunque comen lo mismo que las ovejas y son parecidas, se comportan de manera muy diferente. Parecen más inteligentes, pero solo tienen hábitos distintos de comportamiento biológico-natural que las caracterizan y les permiten mejor supervivencia, en el medio silvestre. 

Las cabras son más independientes que las ovejas, que usualmente tienen mayor acercamiento con el humano. Y en este sentido, las personas a menudo consideran tontas a las ovejas por su fuerte instinto gregario (mentalidad de grupo), ya que una oveja separada del resto de su manada se vuelve agitada y nerviosa. Eeste fuerte instinto gregario o de grupo, su mejor defensa contra los depredadores.


Lobos

El lobo es un animal usado para simbolizar al maligno, es decir, al Diabloque viene a robar, matar y destruir (Juan 10,10). Aunque hay otros lobos que le siguen y obedecen, que pueden ser laicos o sacerdotes.
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El lobo nunca actúa directamente, sino que usa a las ovejas (personas): “Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos” (Lucas 10,3; Mateo 10,16); “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20,29).

El lobo es un animal nocturno, actúa de noche, o sea, encubiertamente. Sabe que las ovejas están dormidas o no son capaces de ver en la oscuridad. Actúa siempre por detrás, por eso las personas más nocivas no son las de mal carácter (cabras), porque son así y sabemos cómo son… sino los que actúan encubiertamente, los que murmuran, los que tienen doble cara, doble personalidad, es decir los lobos; esos pueden ser muy peligrosos."Cuidaos de los falsos profetas. Vienen a vosotros disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces"(Mateo 7,15); "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,16). 

El lobo es rapaz, o sea destructivo, no tiene compasión. Dejará siempre un rastro de angustia, dolor y quebranto de corazón dondequiera que vaya.

El lobo es carnívoro, es insaciable, nunca dice que no, donde puede, devora, y devora sin parar!! Y en las parroquias es donde tienen presas disponibles, "carnaza" para darse un "festín".

El lobo es siempre lobo. No importa lo bueno, dulce y agradable que parezca. No importa si parece manso o tiene piel de oveja. No importa si es laico, sacerdote u obispo. Puede tener muchos dones y atractivos pero, el lobo es siempre lobo. 
Un rebaño no puede ser pastoreado si hay lobos dentro de él porque:

-la voz del lobo y de las ovejas son incompatibles El lobo aúlla elevando su hocico al cielo (se enmascara de espiritualidad, de bondad y habla alto), la oveja "bala" y dirige su cabeza hacia el suelo como símbolo de sumisión (acata y obedece).
-la mirada de ambos, también: la mirada del lobo es penetrante y desafiante. Si una oveja le mira a los ojos, seguro que la ataca.
-la dieta de ambos es también distinta: el lobo es carnívoro mientras que la oveja es herbívora, por lo que al final, el lobo devorará a las ovejas. Sí o sí.
Por desgracia, en toda parroquia siempre hay algún lobo, y muchas veces, más de uno porque suelen vivir en manada siempre peleando entre sí, pero sólo el "lobo Alfa" es el que manda y procura luchar por tener la máxima autoridad. El resto de los lobos, le siguen y obedecen.
El lobo siempre está "hambriento" y "codicia" las ovejas.  Se adapta bien a su entorno, pareciendo no ser peligroso a sus potenciales víctimas y haciendo amistades entre las inocentes ovejas.

Para distinguirlo en el rebaño existen claros signos: cuando surgen las críticas, las murmuraciones, las opiniones, las divisiones, el descontento, el desánimo o la falta de compromiso. El lobo tiene un gran poder para destruir y dividir una parroquia.

Aprovechando toda esta "oscuridad" de problemas, los lobos aparecen como las víctimas propiciatorias y en ella, saben ocultarse y actuar; callan y se esconden para no ser descubiertos; buscan un lugar elevado, una roca grande, para desde ese anonimato, observar a sus presas y convertirse en juez de lo bueno y lo malo.

El resto de la manada, sean lobos o lobeznos, suelen "gruñir" para demostrar su desaprobación sobre lo que no le gusta, sobre “los errores en la iglesia”, y sobre lo que debería cambiar. Suelen "merodear" alrededor de las ovejas más débiles del rebaño o las más jóvenes del grupo, y haciéndoles caer en engaños y falsas doctrinas, las "hieren", "derraman sangre", escandalizan y producen mucho dolor.

Los lobos odian el agua. El agua simboliza la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. El lobo rechaza ambos y tiene serios problemas para “nadar en aguas profundas”, por eso es la mejor forma de refugiarse de él.

Perros guardianes

Una de las mayores defensas que tiene un pastor es un perro guardián. Por supuesto, el perro guardián,  debe tener mucho coraje y valentía para defender al rebaño (Iglesia) del lobo sin miedo, con decisión y dispuesto a defender el territorio (Fe católica) con pasión. 

Resultado de imagen de perros guardianes rebañoAma y obedece a Dios, a su pastor y a la Iglesia en general. Firme en la verdad y correcto en el trato. A veces, es suficiente con enseñar los dientes o ladrar para silenciar y ahuyentar al lobo. 

No busca popularidad sino que cumple con su misión: defender al rebaño y al redil. Sabe que “los lobos” no vienen a integrarse, sino a adueñarse del rebaño para devorarlo.

El “perro guardián” es un católico comprometido, puede ser un diácono, un vicario parroquial, un consagrado o un laico.

¿Cómo impedir que los lobos entren en el rebaño?

Como nos advierte el apóstol Pablo, impedirlo... es imposible: “Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20, 29-30).

No dice: "tal vez, ni probablemente", sino: "Yo sé que entrarán". Entrarán e intentarán adueñarse del rebaño. Van a las parroquias y "devoran" a: 

-las ovejas de otros rediles, recién convertidos y todavía sin demasiada experiencia, formación y fe.

-los corderos, jóvenes que desean una parroquia “divertida”.

-las cabras, cuya ilusión siempre fue convertirse en lobos. Buscan una "iglesia a su medida" y quieren cambiar incluso la doctrina, aparentando ser muy espirituales. Para ellas, los lobos son algo así como los "purificadores" del rebaño y del redil.

-las ovejas que no quieren madurar y prefieren ser corderos, como los describe el apóstol en Hebreos 5,11-14. 


Aprender a distinguir a quienes están dentro del rebaño es vital para su supervivencia.

sábado, 24 de marzo de 2018

OVEJAS SIN PASTOR

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"Y al ver a la gente, se compadecía de ella, 
porque estaban cansados y decaídos como ovejas sin pastor" 

(Mateo 9,36)

Lo que hoy escribo no va destinado a nadie en concreto y a todos en general. Bien sabe Dios que me duele confesar todo el mal que existe dentro de la Iglesia, pero es una realidad que escuchan nuestros oídos de los Santos Padres, que recoge nuestra mirada sosegada de la Palabra, y que muchos sentimos y lloramos, en no pocas parroquias de España. 

No puedo, ni debo callar...y mucho menos, mentir. Y lo hago por amor a mi Dios, a mi Iglesia, depositaria de la fe de Jesucristo, y a mis sacerdotes.

Hay, por desgracia, en la Iglesia católica, algunos curas y obispos que no riegan la viña con celo apostólico y misericordia pastoral, que abandonan a su suerte al rebaño, tratando de ocultar miserias, disimular vergüenzas y disfrazar desgracias de la imparable "auto-demolición" del Cuerpo Místico de Cristo.

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¡Tenemos que ponernos las pilas para no caer en cómplices silencios, en colaboradores disimulos! ¡Es urgente que abramos puertas y ventanas al Espíritu Santo para que salga el "humo de Satanás"! ¡Qué poco audaces somos los hijos de la luz! ¡Qué poco astutos somos los católicos! ¡Qué pocos valientes somos los cristianos!

Creo que el problema de nuestros errores, nuestras incoherencias y nuestros "aggiornamientos" comenzarán a ver la luz al final del túnel cuando haya curas y obispos que dediquen más tiempo a la oración (que los hay) y no tanto al activismo; cuando haya curas y obispos apasionados por el Pueblo de Dios (que los hay), que den cabida a los laicos en los asuntos eclesiales; cuando haya curas y obispos sin miedo a proclamar la verdad, aunque duela (que los hay); cuando haya curas y obispos que comprendan que todos formamos parte del pueblo de Dios (que los hay); cuando haya curas y obispos que entiendan que son pastores del rebaño del Señor y administradores de Su viña (que los hay) y no sus propietarios.

Resultado de imagen de OVEJAS SIN PASTOR¡Qué dolor, Señor mío, padecer a una teorizante y orgullosa jerarquía tan alejada del Pueblo! ¡Qué desazón, encontrar pastores tan despreocupados de sus rebaños desorientados! ¡Qué tristeza, constatar cómo algunos malos administradores se apropian de la Viña! ¡Qué pena, percibir cómo algunos pastores devoran ferozmente a las ovejas a su cuidado! 

A pesar de sus intenciones, de sus deseos, de sus esfuerzos… muchos no han descubierto todavía el poder de la "comunicación ascendente", la oración, o que quizás, teman lo que puedan oír de Dios.

Algunos curas y obispos siguen con su arrogante esquema de dóciles ovejitas, su altivo plan de sumisos borreguitos ¿Por qué cercenan el impulso y el compromiso de los laicos? ¿Por qué nos tratan como a materia "lanosa" que hay que esquilar? ¿Por qué nos tratan como a simple ganado prescindible?¿Por qué no caen en la cuenta de que el Espíritu también habita en el Pueblo?

No soy más que el asno que lleva a cuestas a Jesús hacia Jerusalén, la toalla que seca los pies de mi Señor, la oveja perdida a quien el Buen Pastor fue a buscar. No soy más que un torpe sembrador, un pequeño esclavo de María y un pobre servidor de Dios a quien han asaltado más preocupaciones de las que podía imaginar cuando estaba en el "lado oscuro". 

He tenido que buscar respuestas en el Santísimo, más a menudo de lo que mi pereza me impedía ir a Él, más a menudo de lo que encuentro a un cura que ofrezca escucha y guía, más a menudo de lo que veo la luz de Cristo en algunas parroquias... para tomar distancia de algunos venenos que emponzoñan mi Iglesia Católica, mi Casa de Oración.

Sólo quien ama, corrige. Sólo quien ama, trata de poner a la luz nuestros errores, para salir de las tinieblas y solucionarlos. Sólo quien ama, busca la santidad del prójimo, guiando, corrigiendo y acompañando.

He tenido que empeñarme en "buscar el verdadero rostro de Dios", cogerme de la mano amorosa de María y amar a Cristo con un ardor que me abrasa toda el alma. ¡Qué maravilla si, además, me sintiese acogido, apoyado, motivado, acompañado...por mis pastores!... en lugar de zancadilleado, frenado, atacad
o y puesto en el disparadero por sus teorías mundanas aperturistas, que embalsaman la fe, congelan la esperanza y entierran la caridad.

Soy consciente de que llego a pocos... a los que quiera Dios; de que mi siembra es pobre
y escasa... la que desee el Señor; de que mi voz no llega demasiado lejos... hasta donde pretenda Dios. Pero no puedo callar. Mi corazón arde, lleno de agradecimiento y de amor por las cosas buenas de Dios, a la par que de tristeza y preocupación, por las cosas malas de los hombres. Y tengo que gritarlo.

¡La Verdad me hace libre!
Hay una fuerza interior dentro de mí que me impulsa y me eleva a servir a Dios y a su Iglesia. Por eso escribo en libertad, seguro que cometiendo errores, quizás sin ninguna autoridad moral, pero siempre anhelando y buscando el aire fresco del Espíritu.
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Algunas personas me piden que siga escribiendo, que no deje de hacerlo nunca. Lo seguiré haciendo, aunque no me lo pidan, aunque no me lea nadie. Y es porque tengo la extraña sensación de estar convencido de que no es mío lo que escribo, aunque lleve mi firma. Soy sólo una herramienta que utiliza la Mano que me dirige, un lápiz que escribe lo que el Espíritu le suscita. Sin pretensión, sin arrogancia, sin orgullo...

¡Quién me lo iba a decir a mí! Yo, que no era capaz de levan
tar un dedo en defensa de la Iglesia; yo, que no era, ni mucho menos, propenso a expresar y confesar mi propia intimidad devocional ni tampoco desnudar mi alma; yo, que no estaba dispuesto a comprometerme con nadie ni a abrir caminos entre la maraña.
¡Quién me lo iba a decir a mí! Yo que he regresado a la casa del Padre para ver como mis "hermanos mayores" me censuran, me señalan y tratan de silenciarme...para ver cómo los malos administradores de la viña están echando a perder la cosecha deliberadamente...para ver cómo los malos servidores matan a Hijo del Amo...

Nada nuevo escribo. Todo está
 dicho: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados!" (Mateo 23,37; Lucas 13,34). ¡Qué duro, cuando te llegan las pedradas por ser aprendiz de Cristo! ¡Qué cruel, cuando te llueven las críticas injustas y los juicios despiadados! ¡Qué dolor cuando todo eso ocurre en tu propia casa!

Imagen relacionadaSin embargo, me siguen animando las palabras de Hechos 18, 9: "No tengas miedo, habla y no calles, porque yo estoy contigo".

Me siguen dando fuerzas las palabras de Mateo 10, 26-27: "No les tengáis miedo, porque no hay nada tan oculto que no se llegue a descubrir, y nada tan secreto que no se llegue a saber. Lo que os digo en la oscuridad decidlo a plena luz, y lo que oís al oído predicadlo sobre las terrazas."

Me siguen estimulando las palabras de Mateo 5, 11-12: "Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros".

Me siguen alentando las palabras de Juan 15, 18-20
"Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo os amaría como cosa suya. Pero como no sois del mundo, pues yo os elegí y os saqué del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad que os he dicho: 'El criado no es más que su amo'. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; y si han rechazado mi doctrina, también rechazarán la vuestra."

Me siguen motivando cuando nos critican, nos juzgan, nos insultan o nos persiguen, porque significa que estamos en el buen Camino, que tenemos la Verdad de nuestro lado y que caminamos hacia la Vida. Por eso, desde mi libertad:

"Elijo ser odiado por los hombres de aquí abajoy ser amado por el Dios de allí arriba.
Elijo ser perseguido por los hombre de aquí abajo y ser protegido por el Dios de allí arriba.
Elijo ser criticado por los hombres de aquí abajo y ser santo ante el Dios de allí arriba.


Elijo sublevarme ante los hombres de aquí abajo y arrodillarme ante el Dios de allí arriba.
Elijo hablar ante los hombres de aquí abajo y callar ante el Dios de allí arriba,.
 Elijo morir ante los hombres de aquí abajo y vivir ante el Dios de allí arriba.
Elijo a Dios."

lunes, 19 de diciembre de 2016

LA IGLESIA NO ES UNA FRANQUICIA DE COMIDA RÁPIDA


A lo largo de estos últimos años, me he dado cuenta de que muchas parroquias tienen un verdadero problema: han perdido las "estrellas michelín" adquiridas por ser un excelente restaurante y se han convertido en una franquicia de comida rápida, donde lo único que cuenta es la entrada principal y la caja.

El problema de las parroquias no se enfoca tanto en la puerta principal como en la trasera. Recibimos con calidez, simpatía y una sonrisa en la cara a quienes se acercan a la parroquia. Les ofrecemos un menú seductor y a buen precio: métodos evangelizadores atractivos, homilías cautivadoras, magnífico ambiente de caridad y fraternidad, actividades adecuadas a cada edad, madurez o nivel de compromiso, acogida en una significativa comunidad y posterior inclusión en sus maravillosos grupos pequeños...nuestras parroquias son una "gran primera cita", un "amor a primera vista", un "flechazo".

Imagen relacionadaPero luego, una vez que han elegido menú y lo han pagado, les decimos que se coloquen a un lado, pasamos a atender al siguiente cliente, hacemos que se sirvan ellos mismos la bebida, se acomoden ellos mismos en las mesas y que, finalmente recojan sus bandejas y tiren los desperdicios en las papeleras. 

Desafortunadamente, una Iglesia ideada como franquicia de comida rápida no tiene como objetivo prioritario construir una relación real, a largo plazo, significativa. Con el tiempo, muchas personas de nuestras comunidades se desencantan y comienzan a sentirse invisibles, y después de languidecer durante unos meses, incapaces de encontrar conexiones enriquecedoras, finalmente se van alejando poco a poco de la fanfarria, del bombo y platillo, de la atención y el cuidado artificiales que su llegada inicial produjo. 

Una vez escuché a alguien decir: "Las personas se acercan a la Iglesia por Dios y se quedan por los amigos". Y es que pronto se dan cuenta y comprueban que su ausencia es apenas percibida o digna de preocupación. Simplemente son reemplazados al siguiente domingo, en las puertas principales de la parroquia, por rostros frescos y nuevos, por corazones listos para ser conquistados.

Nadie se fija en las puertas traseras de nuestras iglesias, por las que miles de personas salen cada semana, heridas, desilusionadas y sintiéndose desatendidas, para no volver jamás.

Una vez que forman parte de estas comunidades, muchas personas experimentan una clara falta de sustancia y profundidad, y no por las eucaristías dominicales, que parecen estar diseñadas específicamente para atraer el corazón del recién llegado y fabricar el primer momento de conversión, sino por una real deficiencia en el cuidado pastoral.


Cuidado pastoral 

La palabra pastor proviene del griego poimen que significa "el que da de comer". La Biblia utiliza a menudo este término para referirse a Jesús como el buen pastor, pastor de ovejas (Juan 10) y raah a Dios como nuestro pastor (Salmo 23).

La llamada especial de Dios a un sacerdote para servir en su Iglesia como pastor (cuidado pastoral) implica varias responsabilidades basadas, fundamentalmente en los sacramentos: 

El cuidado pastoral primero significa MISERICORDIA. Misericordia quiere decir amor, pero significa más que amor, y esta es la segun­da definición: el AMOR QUE ESCUCHA. Muchas veces creemos escuchar, pero en realidad solo estamos oyendo. Las ovejas son animales indefensos y necesitan protección, son bue­nas seguidoras, siguen la voz del pastor, y tienen tendencia a apartarse, a descarriarse, por lo que necesitan atención. 

Imagen relacionadaEn  Juan 10, 3-4, el apóstol nos define visualmente el cuidado pastoral: "El pastor les abre la puerta y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz".

En Isaías 40,11 el profeta nos da otra idea sobre el cuidado pastoral: "Como un pastor apacienta su rebaño, en su brazo recoge a los corderos, en su seno los lleva y conduce al reposo a las paridas”.

En el Salmo 23, David nos dice que el buen pastor:
  1.  tiene interés en cada oveja en forma individual (Bautismo): "el Señor es MI pastor", que bajo el cuidado del pastor, a las ovejas "nada les falta" (Salmo 23)El buen pastor llama a las ovejas por su nombre (Juan 10, 3), y también que conoce a cada una de sus ovejas (Juan 10,27) y busca a aquella que está perdida (Lucas 15,4). 
  2. da descanso y provisión diaria (Eucaristía): "en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso". El buen pastor nos conoce, y conoce nuestras limitaciones. El sabe cuándo es tiempo de descansar y cuándo es tiempo de andar. Las "verdes praderas" son nuestra comida y "aguas del remanso", nuestra bebida 
  3. escucha, estimula y reconcilia (Reconciliación): En momentos de cansancio, duda o abatimiento: "conforta mi alma”.
  4. guía, dirección, formación y disciplina: me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre". Cada oveja se deja guiar por voluntad propia, no a la fuerza. En Juan 10,3-4, vemos que el buen pastor saca a las ovejas y va delante, no está detrás, sino a la cabeza, guiándolas con su voz y su silbido.
  5. da seguridad y protección"no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.". La vara servía para defenderse de los lobos y también para sostenerse en caso de caída. El cayado se usaba para sacar del hoyo a las ovejas.
  6. da compañía personal y amistad. El espíritu del buen pastor no es de superioridad, sino de cuidado fraternal.
La deficiencia en el cuidado pastoral de algunas parroquias se manifiesta principalmente en la forma en que las personas son atendidas en las crisis, en los momentos de oscuridad o de problemas. Pronto descubren que todo lo que inicialmente resplandecía, poco a poco pierde su brillo.

En algún lugar del camino, demasiadas parroquias compran la falsa idea de que su único trabajo es "llevar a la gente a Jesús" y que Él se encargará del resto; Que una vez que una persona contesta a la llamada del Señor, ya no son responsabilidad de los sacerdotes, sino de Dios. 

Pero Dios nos dice en Juan 10, 9: "Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento". Jesús es la puerta y la Iglesia, el corral. La labor de cuidar al rebaño es de los sacerdotes. El cuidado pastoral, la dirección espiritual y la formación en la fe no pueden delegarse en otra oveja.

Mientras los unos apenas han empezado a dar sus primeros pasos en la fe, su alimento es aún líquido y apenas son capaces de articular palabra alguna, los otros ya se han puesto manos a la obra en el urgente trabajo de atraer y recibir a otros en la puerta principal.

Con poca o ninguna consideración por lo poco claro que tienen aún su nueva situación en la fe o por la turbulenta tormenta de emociones y preguntas que sus corazones y mentes atesoran, o las necesidades más profundas que ellos y sus familias puedean tener, son conducidos rápidamente a "ponerse en misión por Jesús !" (es decir, a evangelizar). 

Se espera de ellos que se desenvuelvan por sí mismos y evangelicen con urgencia, incluso si su personalidad, condición emocional, etapa de vida o simplemente su estado espiritual suponen una barrera infranqueable. Es un desprecio sutil, pero desprecio al fin y al cabo, a sus necesidades espirituales, físicas, emocionales o materiales.

No fue así como la Iglesia fue diseñada por Jesucristo. No es así como los pastores son llamados a pastorear. No es así como se genera crecimiento y madurez espirituales.

Los sacerdotes de una parroquia son responsables de su gente, no sólo para organizar y realizar una transacción espiritual mágica y momentánea con ellos, sino para asegurarse de que estén completamente integrados en la comunidad, y de que todas sus necesidades espirituales, físicas y emocionales son atendidas a lo largo del camino. El papel del pastor es pastorear a la gente en su comunidad, conocerla y asegurarse de que las ovejas le conocen.

La Iglesia no es una franquicia de comida rápida, que promete salvación y luego se limita a anotar el pedido en el mostrador y a cobrar. La Iglesia de Cristo es un grupo de expresiones del cuidado, el amor y la misericordia de Dios, en la que se conoce, entiende y pretende crear una comunidad auténtica, profunda y sostenible que escuche, acoge, cuide, alimente y proteja  en las difíciles circunstancias de la vida real.

Las puertas principales de las parroquias son muy importantes y deben estar siempre abiertas de par en par, pero si no encontramos las mejores maneras de proporcionar a todo el mundo que accede a través de ellas una verdadera experiencia de relaciones reales, amorosas, íntimas, las puertas traseras seguirán estando también abiertas de par en par y ríos de personas saldrán por ellas tan rápido como entraron.