¿QUIÉN ES JESÚS?
domingo, 26 de julio de 2020
Y EL RETIRO...¿PA CUÁNDO?
sábado, 25 de julio de 2020
¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?
El cristianismo no tiene grados. No se puede acoger "parcialmente": "esto sí me gusta, esto no". No hay fe sin compromiso. La fe no puede ser superficial, ni de conveniencia ni un hobby de fin de semana. Ni tampoco una tradición o costumbre. El Reino de Dios es un paraíso interior donde Él habita y que debemos cultivar, regar y cuidar.
No existen cristianos practicantes y cristianos no practicantes. No existen católicos radicales y católicos laxos. No existen cristianos conservadores y cristianos progresistas. No existen católicos con "contrato indefinido" y católicos con "contrato temporal". O se es cristiano o no se es. O se sigue a Cristo o se le abandona.
Creer es amar a Dios de verdad y sobre todas las cosas. Repito: sobre "todas" las cosas. Sin intenciones egoístas o cómodas, sin tratar de aprovecharnos de la bondad y misericordia infinitas del Señor, sin intentar instrumentalizar a Dios.
Amar a Dios es buscar una relación con Él con actitud sincera y pureza de intención, que se compromete y que se materializa en el corazón, y no de cara a la galería. Una alianza no como un amuleto mágico o como una transacción comercial sino con un sentido altruista.
Comprometerse con Dios es madurar y crecer espiritualmente cada día, vivir una fe coherente y sincera, incluso en las pruebas, que es donde el cristiano demuestra su lealtad a Dios y su autenticidad en el amor.
Un cristiano comprometido busca, sobre todas las cosas, una libre "esclavitud" de amor con Dios, un contrato sin letra pequeña ni cláusulas adicionales, un cheque en blanco y sin fecha. Eso es el Amor.
jueves, 23 de julio de 2020
CONOCER A DIOS A TRAVÉS DE SU PALABRA
La Biblia no es un libro. La Palabra es "Alguien": es Cristo. Toda la Escritura habla del “Verbo”, la “Palabra” misma, el Centro de la Revelación. Y el propósito de la Biblia es que le descubramos.
Y, Jesús, como hizo con los dos de Emaús, sale a nuestro encuentro y se hace el encontradizo con nosotros; caminando siempre a nuestro lado, nos pregunta qué preocupa a nuestros corazones y nos escucha atentamente mientras le contamos todas nuestras pérdidas, nuestros “rollos”; nos explica las Escrituras, como hizo con los discípulos, incendiando nuestros corazones; y finalmente, le invitamos a nuestra casa, a nuestra parroquia, es decir, a la Eucaristía, donde Él se convierte en Anfitrión.
La Palabra es un maravilloso encuentro con un Dios:
- que nos ama, nos busca, nos reúne y nos guía (Buen Pastor, Jn 10)
- que nos perdona siempre y nunca deja de amarnos (Hijo Pródigo, Lc 15)
- que nos da seguridad y paz interior (Tempestad en la barca, Mt 8;Mc 4;Lc 8)
- que camina siempre a nuestro lado y conversa con nosotros (Emaús, Lc 24)
- que nos enseña con una pedagogía única (a través de más de 50 parábolas).
La Biblia se conquista como la ciudad de Jericó: dándole vueltas y vueltas (Jos 6,1-27); orándola, meditándola y guardándola en nuestro corazón, a ejemplo de la Virgen (Lc 2,19).
El camino de la Palabra es escuchar y cumplir la voluntad de Dios. Y la conquista de la Palabra es llegar a la Tierra Prometida.
- Alegórico: lo que debemos interpretar. Es el significado simbólico de lo que leemos en la Biblia. Toda habla de Cristo y se cumple en Cristo. Por tanto, debemos buscar su significación en Cristo.
- Moral: lo que debemos hacer. Es el significado formativo por el cual Dios nos instruye para saber cómo tenemos que obrar.
- Anagógico: lo que debemos buscar. Es el significado escatológico de las realidades y situaciones que nos conducen a la Jerusalén celeste, a la vida eterna.
lunes, 13 de julio de 2020
CUATRO OPCIONES ANTE LA GRACIA
sábado, 11 de julio de 2020
VISIONES Y REVELACIONES SOBRE EL FIN DEL MUNDO
La demolición y el oscurecimiento de la Iglesia