¿QUIÉN ES JESÚS?
domingo, 6 de junio de 2021
TOBÍAS: EL JUSTO ES PROBADO EN LA TRIBULACIÓN
sábado, 27 de marzo de 2021
¿PARA QUÉ LEER LA BIBLIA?
viernes, 26 de marzo de 2021
¿CÓMO LEER LA BIBLIA?
A la hora de abordar la Palabra de Dios y sumergirnos en su contenido, los cristianos nos hacemos siempre la misma duda: "¿Por dónde empezar a leer la Biblia?". Algunos empiezan por el principio (Génesis) y otros por los Evangelios (Mateo o Lucas); unos, por los Hechos de los Apóstoles y otros, por las cartas paulinas (Romanos o Corintios); y posiblemente, casi nadie por el final (Apocalipsis).
Sin embargo, no es tan importante por dónde empezar sino cómo leer la Biblia.
Lo primero que debemos saber es que la Sagrada Escritura es la revelación de Dios a los hombres, en Jesucristo y por el Espíritu Santo. Dios nos habla de Cristo a través de su Espíritu, es decir, nos encontramos ante la Trinidad, y por tanto, debemos acudir a Ella con el máximo respeto y veneración.
En segundo lugar, es importante acercarse a ella con el mismo Espíritu que fue escrita, es decir, en oración, o dicho en lenguaje bíblico, "arrebatados en espíritu", y para ello, es conveniente leerla en comunidad, bien sea en la Eucaristía o en un grupo de Lectio Divina.
Aunque toda la Palabra de Dios describe personas y acontecimientos literales o reales, su lectura es espiritual, y comprende tres sentidos:
-alegórico o típico. Las personas y los acontecimientos se muestran como ejemplos que remiten a épocas venideras.
-moral o tropológico. Las personas y los acontecimientos son modelos de aplicación a nuestras vidas, personal o comunitariamente.
-anagógico. Las personas y los acontecimientos que vemos nos hacen comprender lo que no vemos (el cielo).
En tercer lugar, toda la Biblia es Palabra de Dios y, por tanto, debemos tomarla como un "todo". Todos sus libros son importantes y tienen validez permanente porque Dios lo ha querido así y no podemos decidir que hay libros más importantes y otros, prescindibles. Además, su interpretación está sujeta al Magisterio de la Iglesia y no se puede interpretar libremente.
Y para concluir este "cómo leer la Biblia", a modo de comparación y salvando las distancias, podríamos decir que la Biblia no se lee como una novela, comenzando por el inicio y acabando por el final. Más bien, su utilización se asemeja a la que hacemos con un listín telefónico o con un diccionario: se extrae la información que se necesita en el momento en que se necesita.
Como sabemos, la Palabra de Dios es la historia de la salvación escrita a lo largo de 1.000 años (entre el 900 a. C. y el 100 d. C.) pero es también una carta de amor de Dios al hombre donde el Señor nos muestra cuánto nos ama y las alianzas que ha hecho con el hombre a lo largo de la historia.
jueves, 23 de julio de 2020
CONOCER A DIOS A TRAVÉS DE SU PALABRA
La Biblia no es un libro. La Palabra es "Alguien": es Cristo. Toda la Escritura habla del “Verbo”, la “Palabra” misma, el Centro de la Revelación. Y el propósito de la Biblia es que le descubramos.
Y, Jesús, como hizo con los dos de Emaús, sale a nuestro encuentro y se hace el encontradizo con nosotros; caminando siempre a nuestro lado, nos pregunta qué preocupa a nuestros corazones y nos escucha atentamente mientras le contamos todas nuestras pérdidas, nuestros “rollos”; nos explica las Escrituras, como hizo con los discípulos, incendiando nuestros corazones; y finalmente, le invitamos a nuestra casa, a nuestra parroquia, es decir, a la Eucaristía, donde Él se convierte en Anfitrión.
La Palabra es un maravilloso encuentro con un Dios:
- que nos ama, nos busca, nos reúne y nos guía (Buen Pastor, Jn 10)
- que nos perdona siempre y nunca deja de amarnos (Hijo Pródigo, Lc 15)
- que nos da seguridad y paz interior (Tempestad en la barca, Mt 8;Mc 4;Lc 8)
- que camina siempre a nuestro lado y conversa con nosotros (Emaús, Lc 24)
- que nos enseña con una pedagogía única (a través de más de 50 parábolas).
La Biblia se conquista como la ciudad de Jericó: dándole vueltas y vueltas (Jos 6,1-27); orándola, meditándola y guardándola en nuestro corazón, a ejemplo de la Virgen (Lc 2,19).
El camino de la Palabra es escuchar y cumplir la voluntad de Dios. Y la conquista de la Palabra es llegar a la Tierra Prometida.
- Alegórico: lo que debemos interpretar. Es el significado simbólico de lo que leemos en la Biblia. Toda habla de Cristo y se cumple en Cristo. Por tanto, debemos buscar su significación en Cristo.
- Moral: lo que debemos hacer. Es el significado formativo por el cual Dios nos instruye para saber cómo tenemos que obrar.
- Anagógico: lo que debemos buscar. Es el significado escatológico de las realidades y situaciones que nos conducen a la Jerusalén celeste, a la vida eterna.
lunes, 9 de marzo de 2020
ALIMENTAR EL ESPÍRITU
"Está escrito: No sólo de pan vive el hombre,
Jesús mismo nos lo dijo: “No sólo de pan vive el hombre, sino que de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Con ello, quiso decir algo más que dar una respuesta al Tentador: que cultiváramos nuestro espíritu, que alimentáramos nuestra vida interior ante las tentaciones de estar pendientes sólo de las necesidades de nuestro cuerpo.
Por ello, debemos alimentar nuestra vida espiritual para no caer en una fe superficial, anímica, tibia, mediocre, relativista e indiferente.
Necesitamos un adecuado desarrollo espiritual para no caer en el desprecio por lo trascendental, en el endurecimiento de nuestro corazón y en la deformación de nuestra conciencia.
Una vez cimentadas nuestra conciencia, voluntad e inteligencia por la Gracia, los cristianos necesitamos una formación espiritual sólida, firme y segura, que nos proporcione las herramientas necesarias para tomar un camino de madurez.
Una buena sugerencia para empezar, es buscar guía y dirección espiritual en un sacerdote o en un consagrado. Pero, además y sobre todo, en la Eucaristía, en la Palabra de Dios, en el Magisterio y la Tradición de la Iglesia.
Entonces comenzaremos una vida coherente con Cristo y, con el tiempo, llegaremos a asemejarnos a Él.