¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

lunes, 15 de enero de 2018

REZAR ES DESEAR...

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Para algunos, disponerse a rezar puede "costarles un imperio", ya sea por falta de concentración o por dispersión; encontrar el momento y el lugar, algo impensable, ya sea por falta de voluntad, por desgana o por cualquier excusa...

No obstante, quiero comenzar resaltando el hecho de que la oración no la “hacemos” nosotros, sino que es Dios quien toma la iniciativa y se acerca a nosotros para decirnos qué quiere de nosotros y cómo nos transforma: ora y hace en nosotros. 

Dios es un “eterno insistente” que siempre quiere estar con nosotros y que nunca se cansa de estar con nosotros.

Sin embargo, con nosotros no ocurre lo mismo. Y es que a menudo, no confiamos en el poder de la oración; no estamos convencidos de que funcione. A veces rezamos por algo, y sucede lo contrario. Otras veces, nos olvidamos de orar por algo, y sucede. Y otras, rezamos por algo, y sucede ... y nos preguntamos si hubiera sucedido aunque no hubiéramos rezado..

Resultado de imagen de time to prayA veces, es que no dedicamos un tiempo de oración; nos excusamos por falta de tiempo, por cansancio, etc. Si no rezamos porque estamos cansados, o muy ocupados, o no encontramos el momento, es, sencillamente, porque confiamos más en nosotros mismos que en Dios, porque anteponemos nuestro interés y egoísmo a los demás.

Jesús estaba siempre muy ocupado y cansado, pero eso no le impedía retirarse siempre a rezar porque sabía que nada dependía de Él y porque quería y necesitaba estar con su Padre.

Otras, es que nos preocupamos por la propia actividad de orar. Durante unos segundos pensamos en orar e instantes después, nos vienen a la mente pensamientos como ¿es correcto lo que pido? ¿me escuchará? ¿para qué pedirle esto? ... nuestra mente divaga y en lugar de rezar, hacemos una mezcla confusa entre la petición y la preocupación. 

La falta de oración es el resultado de la desconfianza (falta de fe), porque somos demasiado incrédulos para comprender cómo actúa Diosdel orgullo (falta de humildad), porque somos demasiado orgullosos para darnos cuenta de que necesitamos a Dios, de la pereza (falta de deseo), porque no deseamos estar con Dios, y generalmente, de las tres cosas. 
La respuesta para ponernos a rezar no es simplemente "ser más disciplinados" o buscar un libro de oraciones, aunque ambas cosas son muy útiles. La oración es, en esencia, el resultado natural del deseo, la confianza y la humildad.

Entonces ¿qué podemos hacer?



Orar como niños


Orar como los niños quiere decir, dejar de analizar lo que pedimos y, sencillamente pedírselo a nuestro Padre. Y debemos hacerlo de la misma forma que nuestros hijos no se detienen a analizar sus motivos antes de pedirnos algo ni se preguntan el por qué, ni el para qué, ni si les escucharemos: sencillamente, piden lo que necesitan. 



Resultado de imagen de rezarEl problema es que los adultos pensamos demasiado las cosas. A veces, creemos que no debemos pedirlas por si son inapropiadas, injustas o egoístas. 


Sin embargo, los niños aunque sus peticiones o sus necesidades sean ridículas, innecesarias, incorrectas o incluso perjudiciales para ellos, nunca se plantean si lo son o no, ni tampoco dejan de pedirlas por el hecho de que les digamos "no". Insisten hasta que accedemos a sus ruegos. Las expresan tal y como las sienten.

No tienen conciencia de lo que es apropiado o inapropiado, de lo que es justo o injusto. Cuando dejemos de intentar ser adultos y pidamos como los niños, la oración fluirá como la seda, porque Dios nos dará su propia voz para que le pidamos.

Pasar un rato con "Papá"

Por extraño que parezca, muchas personas se esfuerzan vanamente en aprender a orar bien y casi nunca lo consiguen, porque se centran en lo que están diciendo, en lugar de centrarse en Dios.

La oración es, sobre todo, relación íntima, es el medio a través del cual nos conectamos y nos relacionamos con Dios. 

Cuando existe intimidad, nadie piensa en cómo se comunica, lo que dice o qué palabras utiliza, sino más bien, se centra en pensar con quién está.

Estar con Dios es más importante que hablarle si parar o leerle una interminable lista de peticiones. Él ya las conoce. Sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Y aunque Dios usa nuestras oraciones para cambiar las cosas, quiere que recemos para estar con Él. 

La clave es considerar la oración como una forma de pasar un tiempo con nuestro Padre amoroso, y convertirlo en una experiencia que nos traiga calma y confianza en medio del "mundanal ruido", en lugar de verla como una actividad más, que agita y estresa nuestras vidas.

En medio del ajetreo exterior, podemos desarrollar un silencio interior. Al pasar tiempo con nuestro Padre en oración, integramos nuestras vidas con la Suya, con lo que Él está haciendo en nosotros. Nuestras vidas se vuelven más coherentes. Estamos más tranquilos, más ordenados, incluso en medio de la confusión, la tensión y el caos.

El deseo alimenta la disciplina

La causa de nuestra falta de oración es mental: somos egoístas, desconfiados y poco disciplinados para pensar en los demás o en quedar con ellos. 

De igual manera que cuando deseamos estar con nuestra novia, con nuestra familia o con nuestros amigos, lo planeamos, quedamos y vamos, para rezar hay que querer rezar, hay que querer quedar con Dios. Y a menos que lo deseemos de verdad, no lo haremos; a menos que "quedemos" con Él, el tiempo de nuestro ajetreado día se evaporará rápidamente. 

No es que necesitemos la disciplina para vencer la falta de deseo sino que el deseo alimenta la disciplina para hacer un hueco en nuestros "quehaceres" y estar un rato a solas con Él.



Meditemos juntos:

¿Realmente me apetece rezar? ¿Deseo estar con Dios? ¿Tengo tiempo para quedar con Él? ¿Quedo con Él? ¿Le hago un "hueco en mi agenda"?


domingo, 14 de enero de 2018

NUESTRAS CONVICCIONES, PUESTAS A PRUEBA

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Siempre se ha dicho que un buen líder es alguien con carisma pero en realidad, un buen líder es una persona con carácter. 

Carácter, según el diccionario, es el conjunto de rasgos, cualidades o circunstancias que indican la manera de pensar y actuar de una persona, y por los que se distingue de las demás.
El carácter​ de una persona es la manera que una persona reacciona frente a una situación o circunstancia. Y lo que genera el carácter son las convicciones o creencias con las que uno está profundamente comprometido. Los grandes líderes tienen fuertes creencias.

Las opiniones de una persona carismática pueden ser discutibles; sus convicciones son algo por lo que moriría. No son opinables. 

Los cristianos debemos tener muy presentes las convicciones por las cuales soportaríamos todo tipo de dificultades, incluso persecución; y la única forma de defender nuestros principios de fe es vivir desde un profundo sentido de la llamada de Dios.

Si Dios nos ha llamado, si hemos tenido un encuentro con Él y hemos descubierto su amor, nada puede detenernos. Nuestra identidad cristiana se basa en nuestra relación con Él, no en la aprobación de las personas que nos rodean ni del beneplácito de la sociedad que nos ha tocado vivir. 

En lugar de vivir en la trampa de la comparación o el miedo al "qué dirán", debemos desarrollar nuestras convicciones teológicas, éticas y prácticas, y reforzarlas porque, sin duda, serán puestas a prueba desde a través de:

Burla

La primera manera por las que las personas intentarán que neguemos nuestras convicciones es burlándose de nosotros, ridiculizándonos. 

Y es que el miedo al ridículo puede atenazarnos de tal forma, que lleguemos a esconderlas o incluso, a negarlas. 

Fortalezcamos nuestras convicciones para no ceder ante la burla y continuar orgullos en nuestro camino hacia Cristo.

Desánimo


Una de las armas más poderosas del Enemigo es el desaliento. ¿Por qué? Porque las convicciones, por su propia naturaleza, requieren coraje para ser defendidas.  
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Si no tenemos valor, audacia y coraje para morir por ellas, "tiraremos la toalla" al primer problema.

Mi amigo Carlos siempre nos despierta por la mañana al grito de "Inasequibles al desaliento". Es una excelente forma de empezar el día.

Temor

El miedo es otra de las mayores amenazas a los principios de un cristiano porque atenaza y paraliza. Nos deja inertes.
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Cuando las personas nos atemoricen, nos insulten o nos acosen, debemos pensar que los cristianos tememos más la justicia divina que la humana. 

Dios nos quiere audaces y con coraje. Por ello, el Espíritu Santo arraiga con fuerza nuestras convicciones y nuestra fe en nuestros corazones.

Crítica

Pocas cosas impedirán con mayor fuerza el crecimiento y la madurez cristiana que los chismes. 
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Los rumores, las críticas o las falsas acusaciones tienen un gran potencial para tratar de destruir la reputación de un cristiano.

Un cristiano no debe estar pendiente de las apariencias ni de lo que otros digan o piensen. Dios conoce nuestro corazón y su opinión es la única que importa.



División

El gran desafío para un cristiano es mantener la unidad dentro de su comunidad. Es otra de las principales estrategias del Diablo. 
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Es esencial mantener la unidad para que todos los cristianos trabajemos juntos hacia nuestro objetivo común: Dios. 

Más que estar unánimemente divididos, debemos estar diversamente unidos.

Distracción

Si Satanás es incapaz de dividirnos, usará otra de sus bazas: nos distraerá. 

Algunas de las distracciones que causan la mayoría de los problemas no son cosas específicamente malas, sino cosas buenas que no son las mejores ni las que nos convienen.

El Diablo es un ángel de luz y de inteligencia. Nunca nos distraerá con cosas que no nos gusten sino con aquello que nos haga "mirar atrás" y perder de vista nuestro camino a la santidad. 



Difamación

Jesús fue insultado, difamado, injuriado y permaneció firme a la voluntad de su Padre. El apóstol Pablo fue perseguido, al igual que tantos mártires de la Iglesia.

Son los cristianos que van a la cabeza, los que se exponen ante los demás, los que tienen más probabilidades de recibir una puñalada por la espalda. 
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Los que se esconden o permanecen ocultos, los que no se exponen, los que no salen de su zona de confort, no son insultados ni difamados pero esos...no son cristianos.

Persecución

La Biblia nunca prometió a los creyentes una vida "fácil y segura" ante las dificultades y peligros. Por el contrario, aquellos que siguen a Cristo, también sufrirán, como Él,  persecución, zancadillas y peligros en el camino.

Ser cristiano no es fácil ni carece de riesgo ni tampoco nos exime de ser perseguidos pero si tenemos a Dios a nuestro lado, ¿a quién temeremos?
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El enemigo intentará usar estas tácticas y otras muchas para intentar que nuestras convicciones, nuestros principios y valores cristianos sucumban y para evitar que cumplamos con nuestra fe. 

¿Qué hacer ante tanta oposición? No rendirse! Mantener nuestras convicciones. Ser perseverantes. Soportar. 

Si estamos comprometidos con nuestros principios cristianos, nada nos hará renunciar. Y una actitud de "irrenunciable" a Cristo es una característica esencial de cualquier cristiano. 

Una vez que has conocido a Dios, ¿Cómo renunciar al más Grande?



martes, 9 de enero de 2018

MIS QUERIDOS Y SANTOS MAYORES

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"Ponte en pie ante el hombre de canas, 
honra al anciano y teme a Dios: yo, el Señor." 
(Levítico 19, 32)

Tengo que confesar que hace algunos años, mi contacto con las personas mayores en la parroquia era nulo. Generacionalmente, había un abismo. Me limitaba a entablar relación con los de mi "quinta". Estaba convencido que las personas mayores y yo, no teníamos nada en común y, menos aún, que pudieran aportarme algo interesante. ¡Qué equivocado estaba!

Con el paso del tiempo he llegado a entender profundamente el sentido y el valor de la vejez, he llegado a comprender su plena dimensión espiritual, moral y teológica al relacionarme con algunas personas mayores. Y he llegado a respetarlas, admirarlas y apreciarlas. ¡Qué digo! ¡A quererlas! 
La Palabra de Dios está repleta de pasajes ensalzando y bendiciendo la vejez: de la anciana Sara y del fiel centenario Abrahán nació el Pueblo elegido; de manos del anciano Moisés, el pueblo de Dios recibió la sabiduría y los mandamientos del Señor; del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nació Juan el Bautista, precursor de Cristo.

A veces, cuestionamos la utilidad y las aportaciones de nuestros mayores de la parroquia, a medida que envejecen. Incluso, ellos mismos las cuestionan. ¡Qué gran error! Nuestros mayores no sólo son parte esencial de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, sino que son bendecidos por Dios y, además, nos aportan sabiduría y experiencia. 

La vida de la parroquia no es igual sin ellos, ni mucho menos. Por lo tanto, debemos recordar a todos los miembros más mayores de nuestra parroquia que no sólo son amados por Dios, sino que también son amados por nosotros, los menos mayores. Amados y necesitados.

Y ¿por qué os necesitamos?

Necesitamos vuestras oraciones

Mis amigas Lola, Rosa, Julia, Mari, Mª José, Mª Jesús, Marisa, Maca, etc. y mis amigos Jesús, Goyo, Enrique, D. José, etc. son cristianos encomiables, con una larga y provechosa vida de fe y oración.
Cada tarde, siempre que pueden y la salud o sus quehaceres diarios se lo permiten, les podemos ver en el rezo del Santo Rosario, en la Eucaristía, en la Adoración, en Cáritas, en las Romerías, en cualquier actividad de la parroquia... dando apoyo y ayuda tanto a los sacerdotes como al resto de nosotros. 

Su presencia es una bendición y una demostración patente de cómo vivir la fe a lo largo de los años, sin desfallecer, sin arrojar la toalla.

Todos ellos son una bendición y una necesidad para toda la comunidad parroquial y nunca se lo hacemos saber. Nunca les decimos cuánto les queremos. Nunca les demostramos nuestro cariño. 

Queridos mayores, necesitamos  vuestra presencia, vuestra compañía, vuestra amistad. Y también, vuestras oraciones cargadas de fe sólida y confianza profunda.

"La gloria de los jóvenes es su vigor; el ornato de los ancianos, los cabellos blancos" (Proverbios 20,29).


Necesitamos vuestra sabiduría

Estoy muy agradecido a estas personas que durante muchos años, han transmitido y continúan transmitiendo, su conocimiento y su formación en la fe, su experiencia de vida, hasta que literalmente no pueden. Y lo hacen enseñando, predicando con el ejemplo, compartiendo su fe, animando y acompañándonos a todos nosotros.
Todos los que componemos la Iglesia necesitamos la sabiduría que proviene de décadas de vida en la fe y en la Iglesia mezcladas con años de experiencia de vida. 

Queremos hacer realidad la misma Palabra de Dios: "De los ancianos, el saber; de la longevidad, la inteligencia" (Job 12, 12). Santos mayores, por favor seguid hablándonos con sabiduría, amor, verdad y gracia.

La Iglesia necesita vuestra sabiduría no sólo porque seáis mayores o por vuestra experiencia, sino porque nos contagiáis de la sabiduría de la fe que sólo proviene de caminar con Cristo en las alegrías y tristezas de la vida.

Necesitamos vuestro apoyo

Vuestro apoyo, vuestra acogida, vuestras palabras de aliento son importantes para todos nosotros.
Soy testigo de vuestra perseverancia y fidelidad a Dios, de vuestros matrimonios de plata e incluso de oro, de vuestra experiencia tanto en las cosas cotidianas como en las cosas de Dios.

El salmista exclama: "Aun en la vejez y las canas, Oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (Salmo 71 ,18).

Por favor, necesitamos que compartáis con nosotros vuestras historias de fe, gracia y perdón, y que nos recordéis la bondad y fidelidad de Dios. Necesitamos vuestro apoyo.

Necesitamos vuestra presencia

Sabemos que algunos necesitáis mucho esfuerzo para venir a misa, para estar disponibles. Seguramente, necesitáis que nosotros nos acerquemos a vosotros, en lugar de que vosotros os acerquéis a nosotros. En cualquier caso, necesitamos vuestra presencia.

Por eso, pedirnos ayuda si la necesitáis, como nos relata el Evangelio de San Juan, con la escena de Jesús resucitado diciéndole a Pedro: “cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas adonde querías; pero, cuando llegues a viejo, extenderás tus brazos, otro te sujetará y te llevará adonde no quieras” (Juan 21,18). En el fondo, es casi una actitud egoísta por nuestra parte. Necesitamos vuestra presencia junto a nosotros.
Necesitamos vuestra presencia para que nos habléis de cómo Dios nunca os ha abandonado, para que nos contéis como imitáis esa misma fidelidad de Dios, para que proclaméis lo que Dios ha obrado en vuestras vidas, tal y como reza el Salmo 145, 4-7:"Una generación ponderará tus obras a la otra, proclamarán tus proezas; hablarán del esplendor de tu gloriosa majestad, contarán tus milagros; publicarán el poder de tus prodigios y pregonarán tus grandezas; divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad, aclamarán tu justicia."  

Os necesitamos. Por favor, no dejéis de estar con nosotros. Seguid enseñándonos cómo seguís el ejemplo de Cristo, pues bien sabéis que el triunfo nace de la derrota; la ganancia resurge de la pérdida y la vida resucita de la muerte. "En la vejez aún llevarán fruto, se mantendrán lozanos y floridos, 16.proclamando que el Señor es justo" (Salmo 92, 15).

Seguid con nosotros, seguid haciendo el bien evocando las palabras del apóstol San Pablo
"lo que uno ha sembrado, eso cosechará. El que sembró en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien que, a su tiempo, si no desfallecemos, vendrá la cosecha. Mientras tengamos oportunidad hagamos el bien a todos" (Gálatas 6,7-10). 

domingo, 7 de enero de 2018

¿CABALGATAS DE REYES O MAMARRACHADAS?

Cabalgata de Reyes, Reyes Magos, Madrid, 2018, Navidad

Tres años llevamos sufriendo el gobierno de Carmena en Madrid. Un gobierno de ocurrencias, de improvisaciones, de "y si hacemos esto...y si hacemos lo contrario..."

Tres "no-navidades" llevamos aguantando las obsesiones de Carmena de tergiversar la historia sagrada y las tradiciones católicas: fuera belenes, fuera cabalgatas, fuera Dios...

En la noche más mágica de la Navidad para todos, y especialmente para los niños, la noche de Reyes, la alcaldesa se empeña en cambiar las tradiciones, reinventar la historia y en definitiva, hacer proselitismo de su odio reconocido a la fe cristiana.

Al consistorio ultra-izquierdista se le olvida una cosa: los miembros de la Sagrada Familia también fueron refugiados que tuvieron que dejar su país natal por persecución para irse a uno extranjero. Sin embargo, a esta familia no le dan hoy la bienvenida.

Cabalgata 2016

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En su primera Navidad como alcaldesa de Madrid, Carmena quiso cambiar el significado de la tradicional cabalgata de Reyes, impregnándola de un alarde multi-cultural y reivindicativo que nada tiene que ver con los elementos más esenciales de la Navidad ni con el espíritu católico.

Imagen relacionadaEn esta alucinación de cabalgata, los madrileños vimos cómo sustituía triciclos por camellos, mujeres barbudas (Reinas Magas) por Reyes Magos, música de discoteca por villancicos, además de danzas indias, bailes indígenas sudamericanos o motivos orientales, cuya presencia, nadie entendió.

Un nuevo invento hizo aparición en el desfile: los pictoplasmas. Un esperpento más que se sumó a esta auténtica aberración de Cabalgata de Reyes.

Resultado de imagen de reyes magos manuela carmenaAtónitos contemplamos a Baltasar cantando una canción africana al más puro estilo "Marley" con rastas incluidas (le faltaba el canuto), hablando de "amor y alegría", o a Melchor vestido como el Mago Merlín y adoctrinando con un discurso sectario-progre-ecológico, a los que nos tiene acostumbrados su formación política.

Nada de Jesús, nada de Dios...vamos, lo que se dice una cabalgata de toda la vida...


Cabalgata 2017

Este año 2017 la cabalgata en Madrid tenía como lema una "oda a la curiosidad". 

Asimismo, la estrategia del gobierno municipal va encaminada a cambiar la celebración de la Navidad por la del solsticio de invierno. 

Sus majestades los Reyes Magos de Oriente recuperaron sus vestimentas tradicionales, luciendo túnicas blancas con adornos y una capa de terciopelo sin ornamentación.
Así es la cabalgata de los Reyes Magos de Madrid
Atrás quedaron las carnavalescas túnicas tipo "cortina de ducha", los estampados florales o animales que recordaban más bien un desfile al más puro estilo "Ágata" o las ridículas coronas tipo "Burger King".
Sin embargo, era un espejismo, puesto que en lugar de venir en camellos, sus Majestades venían en triciclos.

La estética de la cabalgata
que precedía a los Magos fue el steampunk. Bomberos y una acróbata subida a un globo, un águila imperial, una carroza que imitaba el mar y otra que parecía homenajear a Julio Verne. 

La principal novedad de este año fueron los intérpretes de lenguaje de signos que fueron incluidos por primera vez en la cabalgata. 

Y es que para Carmena, "la Navidad se ha convertido en una fiesta internacional, centrada en la solidaridad, alegría e ilusión" y no centrada en la llegada de Dios a la humanidad.

Cabalgata 2018


Cabalgata de Reyes en MadridEste año 2018, la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid se ha inspirado en el poder de la imaginación y de la creatividad. Un relato sobre los inventos y en un homenaje a los inventores y científicos de todos los tiempos que han hecho evolucionar el mundo.

Es la ciencia la que este año sustituye a Dios.

Una de las carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid.

Leonardo Da Vinci y sus inventos, Marie Curie o Albert Einstein son algunos de los personajes ilustres que cambian el curso de la Historia en lugar del nacimiento de Jesús. Sus logros se anteponen al auténtico significado de la Navidad. 

Miles de niños participan en la cabalgata de los Reyes Magos, que este año ofrece un homenaje especial al mundo de los inventores.Desfilaron inventos como la imprenta, la robótica, la televisión o el reloj. Además, otros artilugios sorprendentes procedentes del mundo de la fantasía, conformaron un recorrido por las ideas y el pensamiento humano.

El mensaje que el Ayuntamiento anti-católico ha querido lanzar es que "con la imaginación y creatividad los niños lleguen a ser personas que cambien el mundo" en lugar de las virtudes teologales de la fe, la esperanza y el amor.

Como viene siendo habitual, no ha faltado la polémica, y así en la Cabalgata de Vallecas, un "Drac-Queen" era un Rey Mago. 

Siguen empeñados en desnaturalizar la Navidad mezclando los mensajes y confundiendo a los niños.



sábado, 6 de enero de 2018

¿REZAR POR WHATSSAP?

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"Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, 
que prefieren rezar de pie en las sinagogas 
y en las esquinas de las plazas para que los vea todo el mundo. 
Os aseguro que ya recibieron su recompensa. 

Tú, cuando reces, entra en tu habitación, 
cierra la puerta y reza a tu Padre, 
que está presente en lo secreto; 
y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 
Al rezar, no os convirtáis en charlatanes como los paganos, 
que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería." 
(Mateo 6, 5-6)


Hoy hablaremos sobre la "oración y el rezo" en los grupos de WhatsApp cristianos. Mejor dicho, sobre la utilización errónea de este medio para orar, a través del uso de los emoticonos, expresiones y palabras, y que se han convertido en una herramienta habitual para expresar emociones o deseos de manera rápida y sencilla.

Cada vez nos comunicamos más a través de los emoticonos que con las palabras. Pero al igual que pasa con el lenguaje, los utilizamos mal.

En los grupos cristianos de WhatsApp se utiliza con frecuencia el emoticono de las manos juntas para subrayar una petición, para rogar, para rezar o para interceder, pero en realidad, este emoji significa 'gracias', a la manera japonesa: dos manos juntas y una ligera inclinación.

Las dos manos juntas también hacen referencia al gesto de disculpa que utilizan en la cultura japonesa. Este significado toma fuerza si nos fijamos en las líneas amarillas que salen de las manos y que representan la bandera del Sol Naciente, el icono oficial de Japón hasta 1945. Por tanto, su finalidad no es expresar oración sino agradecimiento.

A veces se utiliza el de las manos abiertas para expresar adoración o sumisión cuando lo que realmente significa 'celebración', 'alegría'. 

Y en la mayoría de las ocasiones, se utiliza un simple "Amén" para expresar todo tipo de cosas: que se ha rezado, que se ha leído la petición o, simplemente, que se está presente.

Estos "modismos", emoticonos, expresiones y tópicos, tan habitualmente utilizados por grupos de whatssap, son un gran error. En primer lugar, porque no significan lo mismo que queremos expresar, y en segundo lugar, porque el whatssap no es el modo adecuado para orar, no es una forma rigurosa ni plena para dirigirse a Dios.

¿Por qué? Porque una situación virtual en la que las personas no son conscientes de la disposición en la que rezan, de lo que expresan o cómo lo expresan, lo que piden, a quien se lo piden y para quien piden, no es oración.  

Algunos podrán pensar que exagero o que soy radical, pero promover el hábito de rezar ante la majestad y omnipotencia de Dios por WhatsApp, como si estuviéramos hablando con nuestro cuñado o con un "colega", sin tener extremo cuidado de cómo y desde donde se le habla, o por hacerlo por rutina o porque otros lo hacen, en mi opinión, es relativizar la oración. Y eso es un grave error.

Saber orar

Dice el apóstol Santiago:
"Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones" (Santiago 4,3).

Y es que a veces, ignoramos lo qué es realmente orar. Para algunos, la oración es repetir oraciones rutinaria y mecánicamente, o hacer y decir cosas sin conocimiento alguno, como por ejemplo "rezar por WhatsApp". Es necesario superar esta forma tan limitada de “oración”. 

Para ello, debemos saber distinguir la diferencia entre unirnos en oración verdadera por una intención y forma concretas, y formar parte de una cadena de oración tecnológica (?) a través del WhatsApp. 

Cuando estemos en oración debemos estar realmente en oración, no tenemos que hablar para nosotros mismos, ni para otros ni para el aire. Muchas veces, lo que se llama oración es una simple consecución de textos, palabras o emoticonos expresados por rutina y en cualquier situación o disposición. Y esto no es oración ni lo será nunca. 
Para que exista realmente oración, debemos ponernos en presencia y en intimidad con Dios (bien sea solos o en grupo), en correcta disposición y dirigirnos a Él con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todo nuestro corazónA través de un teléfono, esto no puede cumplirse.

Ponerse en intimidad y en presencia del Padre, no puede materializarse en una idea cómoda ni en una rutina diaria a través de un chat, sino que es necesario buscar el momento adecuado y un espacio tranquilo para abrir completamente en paz todo nuestro ser a Dios y a esa necesidad que hay en nosotros de Él.

Instrumentalizar la oración

Ante todo, rezar por whatssap no es serio para dirigirse a DiosEs una instumentalización de la oración y una excusa para no rezar realmente

Es "la máscara del rezo": hacer creer a otros (o a nosotros mismos) que estamos rezando...cuando, en realidad y con la mano en el corazón, no lo estamos haciendo. El hecho en sí de utilizar los emoticonos de las "manitas" o decir "Amén", no significa que estemos realmente rezando, aunque queramos convencernos de ello. 

La Iglesia no acepta que se instrumentalice la oración, pues de esta forma, estamos quitándole valor e importancia y haciendo mal uso de ella
, desvirtuándola o banalizándola. 

Dar carácter mágico a la oración

El catecismo es muy claro en este aspecto: “Atribuir (a ciertas prácticas) su eficacia a la sola materialidad de las oraciones o de los signos sacramentales, prescindiendo de las disposiciones interiores que exigen, es caer en la superstición” (n. 2111).

En este sentido, esta nueva práctica de oración por teléfono es, simplemente, superstición, pues se atribuye a la simple materialización de dichas palabras, imágenes o emoticonos, una eficacia que no tienen. O tenemos una disposición interior real de orar o no estaremos rezando. 

Toda superstición es un serio problema porque ponemos la confianza en prácticas ridículas, siendo de hecho, una ofensa a Dios. La superstición va contra el primer mandamiento de la ley de Dios y es señal clara de que la verdadera fe es inexistente: donde aparece la superstición, desaparece la fe.

Así, no sólo tiene una actitud supersticiosa quien envía y difunde estas prácticas "cómodas" a través del whatssap sino también quien cree en ellas y las sigue. La difusión de frases, imágenes o emoticonos contienen de hecho, errores teológicos
  • Es un error pensar que la oración tiene fórmulas mágicas para conseguir resultados inmediatos y sin esfuerzo. La magia pretende conseguir algo a través de fórmulas que se realizan sin tener en cuenta a Dios. 
  • Otro error muy común es basar la fe en estas prácticas. Cuando nos damos cuenta que Dios no responde al agitar nuestra varita mágica, cuando vemos que Dios no cumple lo que le pedimos, viene el desencanto y la frustración, porque no es una oración verdadera.
  • Es otro error querer “motivar” a los demás propagando estas prácticas para conseguir lo anhelado de una manera fácil, rápida y eficaz, aún por encima del cumplimiento de la voluntad de Dios.
Desmotivar la oración

Dios no se le ponen plazos, ni responde a las "nuevas formas de oración" inventadas por nosotros y con las que pretendemos que nos escuche. No, si nuestra  motivación es una "falsa y cómoda espiritualidad". 

Dios, a través de su Palabra, nos enseña cómo orar: "Tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está presente en lo secreto" (Mateo 6,6). 

El mismo Jesús, en el huerto de Getsemaní, se retiró a orar a solas, un tanto apartado de sus discípulos: "Jesús fue con ellos a un huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: Quedaos aquí mientras voy más allá a orar" (Mateo 26, 36).
La cuestión está muy clara: rezar no es una práctica para alardear delante de los demás, para hacernos "presentes" o para que nos "lean". El objetivo de la oración es hablar íntimamente con nuestro Padre.

Cuando rezamos por alguna intención o intercedemos por otros debemos hacerlo directamente a  Dios, incluso a solas, sin pretender estar a la vista de todos, como hacen los hipócritas; debemos hacerlo sinceramente y por verdadero amor al hermano que sufre y no por el "qué dirán" o para que nos vean. Los escribas y los fariseos de Israel,tenían estas actitudes de "cara a la galería". Sin embargo, Jesús les amonestó en numerosas ocasiones por ello y les dijo que Dios no atendía esas prácticas.

Debemos rezar sin olvidar que la oración se debe acomodar a la voluntad de Dios. Nunca podemos acomodarla a nuestra voluntad o a nuestra forma de ver cómo dirigirnos a Él. La oración simplemente es para ponernos en sus manos, para poner en su corazón amoroso nuestra vida y nuestros destinos, “como un niño en brazos de su madre” (Salmo 131, 2), no para que otros nos vean rezar.

Debemos tener presente que no podemos manipular a Dios. Él no actúa de acuerdo a la voluntad humana. Dios no es un dispensador de milagros a nuestra conveniencia y la relación con Él se basa en la confianza. Si confiamos en Dios, lo reconocemos como Padre y sabemos que nos escuchará, pero no al estilo de los hombres, ni según una lógica humana. 

La auténtica oración es una solicitud a la omnipotencia de Dios hecha en su presencia, con confianza y con el más absoluto respeto a su voluntad.

Por tanto, creo que es un error rezar por whatssap, ni con frases ni con emoticonos. Reconozco que es un acierto para conocer las intenciones de otros y así, interceder por ellos, pero no de forma rápida, externa e hipócrita sino cuando estamos en la presencia de Dios, orando individualmente o en grupo, durante la Eucaristía, en Adoración, o en nuestra habitación. 

Para Dios no hay atajos, no hay caminos cómodos, no hay puertas grandes por donde "todo entra". Dios es el Creador de todo el Universo... no juguemos nosotros a crear nuevos conceptos o nuevas formas de hacer lo que Él ya nos ha indicado.


JHR

jueves, 4 de enero de 2018

¿CORRE PELIGRO EMAÚS?

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Pudiera parecer, al leer el título de este artículo, que sobrevuela en mí un cierto estado de desánimo. Pudiera parecer que refleja un estado de un cierto desaliento o incluso derrotismo. No es así.

Desde mi intensa experiencia de amar y de servir a Dios a través de los retiros de Emaús, hoy quiero reflexionar, a la luz del discernimiento de la Eucaristía y la oración, sobre los serios peligros que corre Emaús.

El interés que ha despertado en los últimos tiempos en España es considerable. Todo el mundo habla de Emaús, aunque no se pueda contar nada. Todo el mundo pregunta: ¿Has hecho Emaús?, aunque no se sepa exactamente lo que ello significa. Todo el mundo invita a caminar en Emaús, aunque no se medite quien lo necesita de verdad.

A pesar de la gran acogida y el interés suscitado entre quienes hemos caminado y servido en Emaús, este fecundo método
 evangelizador es visto por mucha gente (incluso desde la misma Iglesia Católica) con cierta sospecha y desconfianza, o cuando menos, es examinado con un escrupulosa lupa. Algunos son sumamente escépticos, críticos y duros al catalogarlo como una nueva moda espiritual para ricos.

Sin embargo, la participación en Emaús, responde a dos facetas, una interna y otra externa. Por un lado, a una íntima búsqueda espiritual y de encuentro con Dios, y por otro, a un compromiso real dentro de la Iglesia y del mundo de hoy. 

Tanto sacerdotes como laicos creen, asumen y promueven estos retiros de conversión en sus parroquias, valorándolos como una alternativa espiritual fértil y provechosa que ha dado sentido a la vida de muchas personas, quizás un tanto alejadas de la Iglesia o quizás sin ningún tipo de orientación espiritual. 

Partiendo del reconocimiento de que la Iglesia es rica en dones y carismas, y de que Dios tiene un plan para cada uno de ellos, el Espíritu Santo se hace valer de cualquier propuesta para ofrecer amor, felicidad y realización a todo aquel que se acerque con fe a sus caminos. Emáus es una de ellas, un método más. Y nada más... y nada menos. 

Para muchos de nosotros, cristianos comprometidos, Emaús es una propuesta convincente y fructífera, que valora al ser humano de forma integral, y permite que éste descubra el plan que Dios tiene para su vida.

Emaús no es, ni mucho menos, "exclusivo", ni "de ricos" ni "oscuro", ni "sectario". Por el contrario, genera el reconocimiento de que todos somos hijos de un mismo Padre que nos ama, a Quien amamos, servimos. Un Padre cabeza y vínculo de un amor Ágape que compartimos también entre nosotros, como hermanos que somos.

Resultado de imagen de retiros de emausLo cierto es que, a favor o en contra, cada día toma más fuerza en España; en cada lugar se "habla de Emaús"; día tras día crece el número de personas que están dispuestas a vivirlo como una alternativa real de la cual Dios se vale para mostrarnos el camino de la salvación y de la felicidad plena, en una sociedad que necesita hombres y mujeres realizados, íntegros interiormente y comprometidos exteriormente, y con capacidad de dar y recibir amor en un país que exige a gritos reconciliación, perdón, tolerancia y solidaridad.

Emaús cumple (o debería cumplir) un solo objetivo: como actividad de laicos para laicos, es una oportunidad de tener un encuentro íntimo, personal y seductor con Cristo, como ningún otro ofrece. 

Es un cantera donde se desmenuza la piedra, una mina donde se profundiza en el tesoro más precioso, un manantial donde fluyen aguas vivas, un método de apostolado donde las personas tienen la posibilidad de tomar la decisión de comprometerse con Dios, con sus comunidades parroquiales y con la sociedad en general.

Es cierto que para muchos "hacer Emaús" se limita al hallazgo de un "grupo estufa" en el que afianzar y ampliar su círculo de relaciones sociales, como si se tratara de alguna moda o un estilo espiritual, distinto a cualquier otro, que "se lleva", que es "trending topic". 

Es evidente que hay una gran mayoría de personas que viven ese fin de semana como algo "bonito" en sus vidas sin más, sin dar un paso adelante, lo que me trae a la memoria el pasaje evangélico del encuentro entre Jesús y el joven rico, quien con una desmedida ansiedad por seguirlo, no es capaz de hacerlo al anteponer su amor a las cosas y riquezas de este mundo, alejándose triste y cabizbajo, ante el difícil reto del Maestro que le exhorta a dejarlo todo y seguirlo.

Pero si Emaús se queda en una "anécdota" de un fin de semana, si se asume como una experiencia que empieza y acaba, eludiendo dar el siguiente paso hacia un compromiso con el Señor y con los demás, hacia la propia formación y desarrollo personal, hacia la madurez en la fe, hacia el servicio en las parroquias y en la evangelización de este mundo, sí que corre el riesgo de convertirse en una "moda pasajera".

Resultado de imagen de retiros de emausSi sacerdotes y obispos no se toman en serio el potencial evangelizador de los laicos, lo descuidan, recelan de él o esperan a ver qué pasa, sin ofrecer una correcta dirección pastoral posterior, surgirán conflictos: aparecerán los "egos" y las envidias, las luchas de poder, los malos-entendidos y los desaciertos, los "lobbys y los clubes sociales", las búsquedas para adueñarse de las mejores posiciones, etc., tal y como ha ocurrido en algunos movimientos como la Renovación Carismática, Cursillos de Cristiandad, etc. 

En lugar de criticar Emaús, una actividad que "produce frutos", deberíamos dedicar tiempo a la oración y, sobre todo, a dar gloria a Dios por las gracias que el Espíritu Santo derrama en cada retiro, y que nos ofrece diversos carismas, talentos y modos de servir a Dios, al prójimo y a la Iglesia.

Quiero dejar muy claro, tanto para los que lo apoyamos como para quienes lo censuran y enjuician, que Emaús no es una panacea, no es una "solución mágica" que te vaya a solucionar la vida, ni que te vaya a hacer ser mejor. Es el propio compromiso con Dios y con Su amor lo que realmente te cambia la vida, y no con un activismo populista.

Emaús corre el peligro de perder su esencia si lo convertimos en una "experiencia de montaña rusa", en un "subidón espiritual", en lugar de un servicio a Dios, de un espacio de entrega desinteresada y abnegada.

Emaús corre el peligro de perder la gracia y el favor divinos, si nos apropiamos de la Gloria de Dios, si dejamos de ser "la voz que grita en el desierto" y nos "apropiamos de la profecía".

Emaús corre el peligro de olvidar su propósito, si vivimos sólo por y para el retiro, sin dar lugar a una intención verdadera de crecimiento espiritual personal y de compromiso con la Iglesia de Cristo.

Emaús corre el peligro de caer en “el síndrome Judas”, es decir, de la misma forma que Jesús mismo eligió a Judas sabiendo que lo traicionaría, también aquí habrá esos personajes que “bebiendo de la misma copa del maestro”, estarán dispuestos a darles la espalda.

Emaús corre el peligro de abandonar su identidad si buscamos "deslumbrar", en lugar de "alumbrar", si ansiamos el "medalleo", el aplauso y el reconocimiento propios, en lugar de profundizar y madurar en la fe.

Emaús corre el peligro de perder su luz, si invitamos a personas a diestro y siniestro, de nuestro entorno familiar o cercano, sin ni siquiera meditarlo ni orarlo, si "hacemos caminar" a personas obligadas por su mujer, su amiga o cuñada, sin tener el pleno convencimiento de lo que Dios desea, y hacerles sentirse forzados a recluirse en un “encierro espiritual” sin estar dispuestos a abrir su corazón y dejarse transformar.

Emaús corre el peligro de perder su significado de servicio si contemplamos la idea de ser servidos por los demás, en lugar de poner en práctica las tres máximas del servicio: oración, obediencia y humildad.

Emaús corre el peligro de convertirse en activismo descabezado y sin sentido, si tenemos la aspiración de ocupar posiciones dentro del "escalafón jerárquico" de la Iglesia o si albergamos la intención de ganarnos la simpatía de nuestro párroco o la admiración de nuestros hermanos.

Emaús corre el peligro de caer en el olvido, si destruimos su objetivo de evangelización y servicio, si nos limitarnos a reunirnos como si se tratara de un club social donde vivir nuestra fe  "a gusto"entre amigos/hermanos.

Emaús corre el peligro de desaparecer, si sus lideres se aferran a un  poder "absolutista y egoísta" con el que gobernar a otros, si sus veteranos asumen una actitud de superioridad farisea sobre el resto, o si cualquiera de nosotros nos convertimos en "católicos light", de un día a la semana o de dos retiros al año. 

Imagen relacionadaTener una experiencia de Dios no es sólo "sentir" algo bonito, no es "llenarse" para satisfacción propia. Es dejarse seducir por el Amor con mayúsculas, es darse, es comprometerse, es madurar en la fe, crecer en la esperanza y servir en la caridad, es prepararse para ser un mejor y más fiel servidor de Dios... 

La Fe no se basa en sentimientos sino en el encuentro con Cristo Resucitado, en el deseo ferviente de retornar a Dios y vivir de acuerdo a Su Voluntad...de buscar la santidad a la que todos estamos llamados. 

Si hablamos de transformar nuestros corazones (y los de otros) de piedra por otros de carne, de cambiar nuestra tibieza (y la de otros) por el fuego abrasador de Jesús, no podemos hacerlo a base de "sensaciones inmanentes" ni de "experiencias efímeras" ni de "sentimientos" interiores.

El peligro real de Emaús es que tanto laicos como sacerdotes decidamos o permitamos que se pierda el enfoque y el principal objetivo del retiro: que pensemos que el camino de Emaús es el que cada uno decidimos llevar.

El único Camino es Jesucristo

¡Gloria a Dios!