¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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domingo, 14 de enero de 2018

NUESTRAS CONVICCIONES, PUESTAS A PRUEBA

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Siempre se ha dicho que un buen líder es alguien con carisma pero en realidad, un buen líder es una persona con carácter. 

Carácter, según el diccionario, es el conjunto de rasgos, cualidades o circunstancias que indican la manera de pensar y actuar de una persona, y por los que se distingue de las demás.
El carácter​ de una persona es la manera que una persona reacciona frente a una situación o circunstancia. Y lo que genera el carácter son las convicciones o creencias con las que uno está profundamente comprometido. Los grandes líderes tienen fuertes creencias.

Las opiniones de una persona carismática pueden ser discutibles; sus convicciones son algo por lo que moriría. No son opinables. 

Los cristianos debemos tener muy presentes las convicciones por las cuales soportaríamos todo tipo de dificultades, incluso persecución; y la única forma de defender nuestros principios de fe es vivir desde un profundo sentido de la llamada de Dios.

Si Dios nos ha llamado, si hemos tenido un encuentro con Él y hemos descubierto su amor, nada puede detenernos. Nuestra identidad cristiana se basa en nuestra relación con Él, no en la aprobación de las personas que nos rodean ni del beneplácito de la sociedad que nos ha tocado vivir. 

En lugar de vivir en la trampa de la comparación o el miedo al "qué dirán", debemos desarrollar nuestras convicciones teológicas, éticas y prácticas, y reforzarlas porque, sin duda, serán puestas a prueba desde a través de:

Burla

La primera manera por las que las personas intentarán que neguemos nuestras convicciones es burlándose de nosotros, ridiculizándonos. 

Y es que el miedo al ridículo puede atenazarnos de tal forma, que lleguemos a esconderlas o incluso, a negarlas. 

Fortalezcamos nuestras convicciones para no ceder ante la burla y continuar orgullos en nuestro camino hacia Cristo.

Desánimo


Una de las armas más poderosas del Enemigo es el desaliento. ¿Por qué? Porque las convicciones, por su propia naturaleza, requieren coraje para ser defendidas.  
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Si no tenemos valor, audacia y coraje para morir por ellas, "tiraremos la toalla" al primer problema.

Mi amigo Carlos siempre nos despierta por la mañana al grito de "Inasequibles al desaliento". Es una excelente forma de empezar el día.

Temor

El miedo es otra de las mayores amenazas a los principios de un cristiano porque atenaza y paraliza. Nos deja inertes.
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Cuando las personas nos atemoricen, nos insulten o nos acosen, debemos pensar que los cristianos tememos más la justicia divina que la humana. 

Dios nos quiere audaces y con coraje. Por ello, el Espíritu Santo arraiga con fuerza nuestras convicciones y nuestra fe en nuestros corazones.

Crítica

Pocas cosas impedirán con mayor fuerza el crecimiento y la madurez cristiana que los chismes. 
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Los rumores, las críticas o las falsas acusaciones tienen un gran potencial para tratar de destruir la reputación de un cristiano.

Un cristiano no debe estar pendiente de las apariencias ni de lo que otros digan o piensen. Dios conoce nuestro corazón y su opinión es la única que importa.



División

El gran desafío para un cristiano es mantener la unidad dentro de su comunidad. Es otra de las principales estrategias del Diablo. 
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Es esencial mantener la unidad para que todos los cristianos trabajemos juntos hacia nuestro objetivo común: Dios. 

Más que estar unánimemente divididos, debemos estar diversamente unidos.

Distracción

Si Satanás es incapaz de dividirnos, usará otra de sus bazas: nos distraerá. 

Algunas de las distracciones que causan la mayoría de los problemas no son cosas específicamente malas, sino cosas buenas que no son las mejores ni las que nos convienen.

El Diablo es un ángel de luz y de inteligencia. Nunca nos distraerá con cosas que no nos gusten sino con aquello que nos haga "mirar atrás" y perder de vista nuestro camino a la santidad. 



Difamación

Jesús fue insultado, difamado, injuriado y permaneció firme a la voluntad de su Padre. El apóstol Pablo fue perseguido, al igual que tantos mártires de la Iglesia.

Son los cristianos que van a la cabeza, los que se exponen ante los demás, los que tienen más probabilidades de recibir una puñalada por la espalda. 
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Los que se esconden o permanecen ocultos, los que no se exponen, los que no salen de su zona de confort, no son insultados ni difamados pero esos...no son cristianos.

Persecución

La Biblia nunca prometió a los creyentes una vida "fácil y segura" ante las dificultades y peligros. Por el contrario, aquellos que siguen a Cristo, también sufrirán, como Él,  persecución, zancadillas y peligros en el camino.

Ser cristiano no es fácil ni carece de riesgo ni tampoco nos exime de ser perseguidos pero si tenemos a Dios a nuestro lado, ¿a quién temeremos?
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El enemigo intentará usar estas tácticas y otras muchas para intentar que nuestras convicciones, nuestros principios y valores cristianos sucumban y para evitar que cumplamos con nuestra fe. 

¿Qué hacer ante tanta oposición? No rendirse! Mantener nuestras convicciones. Ser perseverantes. Soportar. 

Si estamos comprometidos con nuestros principios cristianos, nada nos hará renunciar. Y una actitud de "irrenunciable" a Cristo es una característica esencial de cualquier cristiano. 

Una vez que has conocido a Dios, ¿Cómo renunciar al más Grande?



martes, 9 de enero de 2018

MIS QUERIDOS Y SANTOS MAYORES

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"Ponte en pie ante el hombre de canas, 
honra al anciano y teme a Dios: yo, el Señor." 
(Levítico 19, 32)

Tengo que confesar que hace algunos años, mi contacto con las personas mayores en la parroquia era nulo. Generacionalmente, había un abismo. Me limitaba a entablar relación con los de mi "quinta". Estaba convencido que las personas mayores y yo, no teníamos nada en común y, menos aún, que pudieran aportarme algo interesante. ¡Qué equivocado estaba!

Con el paso del tiempo he llegado a entender profundamente el sentido y el valor de la vejez, he llegado a comprender su plena dimensión espiritual, moral y teológica al relacionarme con algunas personas mayores. Y he llegado a respetarlas, admirarlas y apreciarlas. ¡Qué digo! ¡A quererlas! 
La Palabra de Dios está repleta de pasajes ensalzando y bendiciendo la vejez: de la anciana Sara y del fiel centenario Abrahán nació el Pueblo elegido; de manos del anciano Moisés, el pueblo de Dios recibió la sabiduría y los mandamientos del Señor; del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nació Juan el Bautista, precursor de Cristo.

A veces, cuestionamos la utilidad y las aportaciones de nuestros mayores de la parroquia, a medida que envejecen. Incluso, ellos mismos las cuestionan. ¡Qué gran error! Nuestros mayores no sólo son parte esencial de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, sino que son bendecidos por Dios y, además, nos aportan sabiduría y experiencia. 

La vida de la parroquia no es igual sin ellos, ni mucho menos. Por lo tanto, debemos recordar a todos los miembros más mayores de nuestra parroquia que no sólo son amados por Dios, sino que también son amados por nosotros, los menos mayores. Amados y necesitados.

Y ¿por qué os necesitamos?

Necesitamos vuestras oraciones

Mis amigas Lola, Rosa, Julia, Mari, Mª José, Mª Jesús, Marisa, Maca, etc. y mis amigos Jesús, Goyo, Enrique, D. José, etc. son cristianos encomiables, con una larga y provechosa vida de fe y oración.
Cada tarde, siempre que pueden y la salud o sus quehaceres diarios se lo permiten, les podemos ver en el rezo del Santo Rosario, en la Eucaristía, en la Adoración, en Cáritas, en las Romerías, en cualquier actividad de la parroquia... dando apoyo y ayuda tanto a los sacerdotes como al resto de nosotros. 

Su presencia es una bendición y una demostración patente de cómo vivir la fe a lo largo de los años, sin desfallecer, sin arrojar la toalla.

Todos ellos son una bendición y una necesidad para toda la comunidad parroquial y nunca se lo hacemos saber. Nunca les decimos cuánto les queremos. Nunca les demostramos nuestro cariño. 

Queridos mayores, necesitamos  vuestra presencia, vuestra compañía, vuestra amistad. Y también, vuestras oraciones cargadas de fe sólida y confianza profunda.

"La gloria de los jóvenes es su vigor; el ornato de los ancianos, los cabellos blancos" (Proverbios 20,29).


Necesitamos vuestra sabiduría

Estoy muy agradecido a estas personas que durante muchos años, han transmitido y continúan transmitiendo, su conocimiento y su formación en la fe, su experiencia de vida, hasta que literalmente no pueden. Y lo hacen enseñando, predicando con el ejemplo, compartiendo su fe, animando y acompañándonos a todos nosotros.
Todos los que componemos la Iglesia necesitamos la sabiduría que proviene de décadas de vida en la fe y en la Iglesia mezcladas con años de experiencia de vida. 

Queremos hacer realidad la misma Palabra de Dios: "De los ancianos, el saber; de la longevidad, la inteligencia" (Job 12, 12). Santos mayores, por favor seguid hablándonos con sabiduría, amor, verdad y gracia.

La Iglesia necesita vuestra sabiduría no sólo porque seáis mayores o por vuestra experiencia, sino porque nos contagiáis de la sabiduría de la fe que sólo proviene de caminar con Cristo en las alegrías y tristezas de la vida.

Necesitamos vuestro apoyo

Vuestro apoyo, vuestra acogida, vuestras palabras de aliento son importantes para todos nosotros.
Soy testigo de vuestra perseverancia y fidelidad a Dios, de vuestros matrimonios de plata e incluso de oro, de vuestra experiencia tanto en las cosas cotidianas como en las cosas de Dios.

El salmista exclama: "Aun en la vejez y las canas, Oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (Salmo 71 ,18).

Por favor, necesitamos que compartáis con nosotros vuestras historias de fe, gracia y perdón, y que nos recordéis la bondad y fidelidad de Dios. Necesitamos vuestro apoyo.

Necesitamos vuestra presencia

Sabemos que algunos necesitáis mucho esfuerzo para venir a misa, para estar disponibles. Seguramente, necesitáis que nosotros nos acerquemos a vosotros, en lugar de que vosotros os acerquéis a nosotros. En cualquier caso, necesitamos vuestra presencia.

Por eso, pedirnos ayuda si la necesitáis, como nos relata el Evangelio de San Juan, con la escena de Jesús resucitado diciéndole a Pedro: “cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas adonde querías; pero, cuando llegues a viejo, extenderás tus brazos, otro te sujetará y te llevará adonde no quieras” (Juan 21,18). En el fondo, es casi una actitud egoísta por nuestra parte. Necesitamos vuestra presencia junto a nosotros.
Necesitamos vuestra presencia para que nos habléis de cómo Dios nunca os ha abandonado, para que nos contéis como imitáis esa misma fidelidad de Dios, para que proclaméis lo que Dios ha obrado en vuestras vidas, tal y como reza el Salmo 145, 4-7:"Una generación ponderará tus obras a la otra, proclamarán tus proezas; hablarán del esplendor de tu gloriosa majestad, contarán tus milagros; publicarán el poder de tus prodigios y pregonarán tus grandezas; divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad, aclamarán tu justicia."  

Os necesitamos. Por favor, no dejéis de estar con nosotros. Seguid enseñándonos cómo seguís el ejemplo de Cristo, pues bien sabéis que el triunfo nace de la derrota; la ganancia resurge de la pérdida y la vida resucita de la muerte. "En la vejez aún llevarán fruto, se mantendrán lozanos y floridos, 16.proclamando que el Señor es justo" (Salmo 92, 15).

Seguid con nosotros, seguid haciendo el bien evocando las palabras del apóstol San Pablo
"lo que uno ha sembrado, eso cosechará. El que sembró en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien que, a su tiempo, si no desfallecemos, vendrá la cosecha. Mientras tengamos oportunidad hagamos el bien a todos" (Gálatas 6,7-10). 

martes, 17 de enero de 2017

DIOS HA MUERTO Y NOSOTROS LE HEMOS MATADO

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"Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros le hemos matado.
¿Como podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos?
El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído
se ha desangrado bajo nuestros cuchillos:
¿quién limpiará esta sangre de nosotros?
¿Que agua nos limpiará?
¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar?
¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros?
¿Debemos aparecer dignos de ella?"
(Nietzsche, La gaya ciencia, sección 125)

"Dios ha muerto" es la frase con la que Nietzsche auguró la crisis de la moralidad de los siglos XX y XXI, y la imposibilidad de conservar cualquier sistema de valores, en ausencia de un orden divino. 

La muerte de Dios se refiere no sólo al rechazo de la creencia en Dios, sino también al rechazo de los valores absolutos y universales

De esta manera, la pérdida de una base absoluta de moralidad conducirá, primero, al nihilismo (la vida carece de significado objetivo, propósito, o valor intrínseco) y más tarde al relativismo (los puntos de vista no tienen verdad ni validez universal, sino que sólo poseen una validez subjetiva y relativa). ¿Nos suena familiar?

¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen proyectos vanos?
Se levantan los reyes de la tierra, 
los príncipes conspiran contra el Señor y su mesías:
"¡Rompamos sus cadenas, sacudamos su yugo!".
(Salmo 2, 1-3)

En los tres primeros versículos del Salmo 2, el rey David habla de las naciones que se levantan contra Dios, que conspiran contra Dios, que ven Su voluntad como "cadenas y yugo" que los esclaviza, que ven Su Palabra anticuada. El rey David incluso menciona que estos líderes de todas las naciones hacen proyectos (leyes) vanos, en oposición directa a los caminos de Dios. ¿Nos suena familiar?

A pesar de que muchos de estos líderes actuales vienen de herencias cristianas y viven en países tradicionalmente cristianos, afirman que Dios es irrelevante en el mundo de hoy. 

En 1966, la revista americana Time mostraba en su portada: "¿Dios está muerto?"Los lectores criticaron duramente a la revista por insinuar la muerte de Dios en una nación con fuertes raíces cristianas. 
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Sin embargo, el incremento de la hostilidad hacia Dios y hacia los cristianos que se han producido en los últimos años, donde la cultura popular ha pasado de objetar a Dios, para odiarle profundamente, deja en insignificante aquella portada. 

Nunca ha habido en la historia un cambio de mentalidad cultural tan rápido como el que se ha producido en los últimos 5 ó 10 años.

Fuego cruzado en el mundo

Como resultado de este cambio tan notable, los cristianos estamos atrapados en un fuego cruzado.

Lo que no hace mucho solía ser la excepción, cristianos calumniados por creer en Dios y vivir su fe, hoy es la norma. Lo que solía ser la excepción, personas maldiciendo y profanando el nombre de Dios y de su Iglesia, hoy es la regla.

En todo el mundo, en Europa Europa y en nuestro país el cristianismo está siendo atacado. De una forma evidente o solapada. La situación es claramente opositora debido a leyes aprobadas con el objetivo de asegurar unos supuestos derechos humanos (libertad de género, de culto, de condición, de unión, de aborto, de eutanasia, etc.) que de hecho, estigmatizan a los cristianos.
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Fuego amigo en la Iglesia

Estamos experimentando un cambio dramático en las sociedades de todo el mundo. La temperatura está aumentando, al igual que los polos de la fe se están derritiendo a marchas forzadas y se recrudecen las zonas de desierto. La temperatura del odio sube unos cuantos grados cada año contra los cristianos en particular.

Como cristianos, sería absurdo esperar la simpatía del mundo secular. Jesús nos dijo: "Seréis odiados por todas las naciones por causa de mi nombre" (Mateo 24, 9). Sin embargo, el fuego ha llegado hasta la misma Iglesia. 
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Es triste comprobar que tenemos una débil fe cristiana. La Iglesia no está trabajando bien, ha perdido su identidad y los seminarios están vacíos. Las parroquias son lo único que se mantiene de pie. Necesitamos una verdadera vida cristiana para luchar contra nuestra sociedad que ha matado a Dios.

De hecho, muchas naciones "post-cristianas" tienen un largo camino por recorrer antes de que su nivel de persecución cristiana pueda compararse a lugares como Corea del Norte, Somalia, Irak o Siria. Aunque rezamos para que el nivel nunca aumente, el riesgo permanece latente.

Los casos de persecución contra los cristianos son recordatorios de que nuestro mundo está cambiando rápidamente más allá de sus raíces cristianas. Y en la última década, la aceleración de la actividad decididamente anticristiana es sorprendente.

Un mundo sin Dios es un infierno

Si los cristianos no nos despertamos para ver lo que está sucediendo, terminaremos acelerando nuestra propia persecución. Un mundo sin Dios es un infierno. El infierno es, en definitiva, eso: no tener a Dios.  Ese no es el deseo de Dios para aquellos que lo seguimos. Él nos ha dado Su Espíritu para llegar a ser santos y alcanzar el cielo. El Espíritu Santo, que vive dentro de nosotros nos puede ayudar a luchar en estos tiempos contra la decadencia moral y religiosa. 

Sin embargo, el empeño de esta sociedad relativista es en vano. Movidos por el Diablo, desean unirse a los judíos del primer siglo y volver a matar a Dios. Una cosa es evidente: ellos mismos creen en la Resurrección de Cristo pues para volver a matarlo tiene que haber resucitado. 

Lo cierto es que Él ha triunfado sobre la muerte y ahora ¡vive! "¿Por qué buscan al vivo entre los muertos? No está aquí, ha resucitado" (Lucas 24,5 ).

La resurrección de Cristo es lo que marca la diferencia para nosotros, los cristianos. "Él no es Dios de muertos, sino de vivos" (Marcos 12,27). "Así también ustedes, considérense como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús" (Romanos 6,11). 

Por tanto, vivamos Su resurrección como la mayor señal de que Dios está vivo en nuestro mundo, de que nosotros somos sus testigos y su fiel reflejo. Así, daremos la mejor respuesta a este mundo corrompido por el deseo del Enemigo de vivir sin Dios.

jueves, 6 de agosto de 2015

¿CUÁLES SON LAS PRIORIDADES EN MI VIDA?




Habitualmente, las prioridades en una vida tan corta como la que vivimos van íntimamente unidas al concepto “tiempo”. Y van cambiando a lo largo de nuestra vida, según somos niños, adultos o mayores: cuando somos niños, nuestra prioridad es jugar; cuando somos adolescentes nuestra prioridad es enamorarnos, cuando somos adultos, nuestra familia, nuestro trabajo y cuando somos mayores, nuestra salud.

Nos pasamos la vida intentando encontrar su verdadero significado y su razón de ser, pero lo cierto es que no lo pensamos detenidamente.


Es vital preguntarse, ¿cuál es sentido de mi vida? y ¿cómo llego a él?


                     



Lo primero de todo es:


Fijar un fin en la vida 

En la selva, una gacela en la selva, sabe que debe correr para que no la atrape el león y muera; Un león sabe que debe correr para atrapar a una gacela o morirá de hambre. Ambos se mueven con un fin, pero lo hacen por instinto. 

Lo que distingue al ser humano de los animales es que posee libertad, es decir, la capacidad para tomar decisiones, priorizar, elegir y actuar en consecuencia, más allá de los instintos.

Por ello, lo primero es fijarse un objetivo, un sentido en la vida, un fin último.


Lo Primero, es lo Primero

Una vez que nos hemos fijado un sentido en nuestra vida, es necesario una disciplina, una voluntad es decir, la capacidad de “empezar por lo primero”, de subordinar los sentimientos, impulsos y estados de ánimo en favor de nuestro objetivo. 

Un deportista tiene claro su objetivo: una medalla, un récord, una victoria. Sin embargo necesita priorizar, necesita establecer una disciplina diaria de entrenamiento, alimentación, vida sana, etc. que le lleve a la consecución del mismo. 

Si se queda en lo inmediato o en lo sencillo, como quedarse en la cama o meterse un atracón de dulces, eso no le hará llegar a su meta. Debe tener claro cuál es su fin último y hacer primero, lo primero, o no lo conseguirá. 



“SI SABES DÓNDE VAS, CUALQUIER CAMINO NO TE VALE”


“Lo inmediato” ACTÚA SOBRE NOSOTROS, nos presiona, nos controla, reclama acción instantánea, impulsos instintivos.

“Lo importante” TIENE QUE VER CON EL FIN ÚLTIMO, con los objetivos, las metas. Requiere reflexión.

Ahora que se acerca el verano, comienza la “operación bikini”. Es decir, nos fijamos un fin: estar monísimas en la playa. Se requiere esfuerzo, disciplina, decir no a muchas cosas, priorizar, para alcanzar el objetivo.

Fijar un objetivo, hace que nuestra vida, nuestro esfuerzo y sacrificio tenga un sentido y todas nuestras acciones (prioridades) deben ir encaminadas a conseguirlo. Esta libertad de establecer nuestras prioridades es nuestro gran poder.

Pensemos un momento cómo podemos poner todas nuestras capacidades humanas al servicio de nuestro fin último:

· Imaginación. La capacidad de visionar todas las posibilidades y alternativas, soñar, tener ideales, etc. para tener una vida plena.

· Inteligencia. La habilidad de pensar, razonar, evaluar y planificar.

· Voluntad. La decisión de buscar un sentido a nuestra vida, elegir una acción concreta, sin ser obligado por impulsos, sentimientos o instintos.

Cuando uno es consciente de las posibilidades (imaginación), evalúa las opciones (inteligencia), se busca su fin último (voluntad) y se plantea cómo lograrlo (acción), uno está ejerciendo el poder y la libertad de elegir una prioridad.


I. ¿Qué es una prioridad?


El diccionario define prioridad como:

1. Superioridad en rango, posición o privilegio.

2. Preferencia, predilección.

3. Anterioridad o importancia en orden o en el tiempo de una cosa respecto de otra

En la vida, una prioridad es algo importante:

1. La razón por la que vives, aquello en lo que enfocas tu vida.

2. El valor en torno al cual tu vida se ordena, para bien o para mal.

3. Lo primero que reclama tu tiempo, tu energía y tus recursos.

4. Algo conscientemente elegido o establecido por uno mismo, no por circunstancias externas.

Una prioridad consiste en la interacción de valores, creencias, ideales y compromisos:

1. VALORES. Aquello a lo que doy valor e importancia.

2. CREENCIAS. Aquello que creo, que es verdad y digno de confianza.

3. IDEALES. Aquello que quiero para mí, para otros. Mis sueños, mis deseos.

4. COMPROMISOS. Aquello que estoy dispuesto a hacer, a dejarme guiar o actuar.


II. ¿Cuáles son las prioridades de mi vida?

Hay muchas clases de prioridades (tantas como personas). Puedes establecer tu propia prioridad, o puedes dejar a otros que la determinen por ti. Algunos ejemplos de prioridades son: 

1. Dinero/éxito. Durante gran parte de mi vida el dinero y el éxito han sido una prioridad en mi vida, como la de muchas personas. Esta sociedad consumista nos dice: “tienes que ganar y gastar dinero” “tienes que triunfar”. El dinero es necesario y el éxito es un orgullo, pero ocurre que siempre miras lo que te falta y no aprecias ni cuidas lo que tienes. 

2. Poder/éxito. Prioridades muy comunes hoy día, sobre todo, en las personas pero que suelen llevar a ”la soledad del poder”. Y no está mal, engorda nuestro ego y potencia nuestra autoestima, pero, sinceramente, yo prefiero estar rodeado de amigos de verdad.

3. Aficiones/amigos/novia. Antes yo priorizaba el divertirme por las noches, mi pasión por el fútbol, el aprecio de los amigos, el amor por mi mujer y mi familia. Y mo la un huevo!!! pero ¿quien no se ha sentido, alguna vez, decepcionado cuando su equipo pierde, o cuando te falla un amigo, o cuando se acaba el amor en la pareja?

4. Trabajo. Durante muchos años, mi vida ha girado en torno al trabajo; el resto no es que no fuera importante, es que, para mí, no existía. De hecho, mis viajes, e incluso mi luna de miel dependió de mi trabajo. He dejado trabajos que me interesaban en lo inmediato pero que me alejaban del sentido último en mi vida, pues tenía que ir en contra de mis valores y creencias.

III. ¿Cuáles son las características de una prioridad?

· Es conscientemente elegida. Todos tenemos alguna prioridad en marcha pero la pregunta es: ¿establezco mis prioridades en base a una reflexión mía sobre la clase de vida que quiero vivir? o ¿las establezco por las expectativas de otros, por las circunstancias, por conveniencia o por la costumbre? 

· Confiere a la vida un propósito, una dirección y un significado. Una persona con prioridades puede crecer; una vida con prioridades lleva a uno a la plenitud y a la realización; una vida sin prioridades carece de propósito e inútil. ¿qué propósito tiene mi vida? ¿para qué estoy aquí?

· Aporta entusiasmo, energía y motivación. Una vida sin prioridades conduce hacia la apatía e incluso hacia la depresión. Si una prioridad no te motiva a crecer y a conseguir tus objetivos, no tiene mucho de prioridad. ¿estoy alegre, pleno con mi vida? o ¿soy tristemente arrastrado por mi entorno?

· Libera del poder de las circunstancias, expectativas y hábitos para que tu vida adquiera un sentido. ¿me desmorono a la primera de cambio? ¿soy esclavo de mis adicciones y hábitos? ¿depende de influencias externas?

· Es realista. Una prioridad debe ser alcanzable porque si no, nos llevará a la frustración y a la decepción. ¿creo qué es posible alcanzarla? O ¿me frustro pensando que es imposible?


IV. ¿Cuál es la prioridad qué da sentido a mi vida?

No vale cualquier tipo de prioridad; de hecho, puede que sean muy válidas (dinero, trabajo, éxito, aficiones, amigos, pareja, etc.) pero no todas nos conducen al sentido pleno de la vida, a la plenitud en la vida. 

La prioridad que ha dado pleno sentido a mi vida es el AMOR. Pero no cualquier tipo de amor condicional, susceptible de fallar, sino el AMOR DE DIOS, incondicional, infinito e inagotable.

Yo, antes pensaba: sí, Dios está ahí (pero, en el cielo, no aquí) es decir, que lo que no solucione yo por mi cuenta, no me lo va a solucionar Él. Mi corazón estaba tan lleno de tantas cosas, de adicciones (lo que hay que ser, cómo hay que ser, etc.) y hábitos que esta sociedad nos genera, que no había espacio para Él. 

CUANDO EMPECÉ A SABOREAR SU AMOR, MI VIDA DIO UN GIRO. Ahora ocupa el centro de mi vida, ES MI PRIORIDAD. Compartir con mi familia o mis amigos el amor de Dios, no sólo no les ha relegado a un segundo plano, ni les ha restado importancia, sino que le ha dado a mi relación con los demás una intensidad increíble, difícil de expresar, porque genera mucha alegría, satisfacción y cariño, y hace tu vida más intensa, más plena, más feliz. Os lo aseguro…

Descubre cuáles son tus prioridades, preguntándote lo siguiente:

1. ¿cuál es el sentido último de mi vida?

2. ¿qué es lo que quiero ser y hacer en mi vida?

3. ¿cómo empleo mi tiempo, mi mente y mis recursos?




"No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? 

Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura."


(Mateo 6, 31-33)