¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

domingo, 19 de abril de 2020

LA FE, AFECTADA Y MALENTENDIDA

Aprende cómo hacer ORACIÓN A JESÚS PARA EL TRABAJO de mi hijo
"Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, 
viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. 
Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa 
el que escucha la palabra 
y la acepta enseguida con alegría; 
pero no tiene raíces, es inconstante, 
y en cuanto viene una dificultad 
o persecución por la palabra, 
enseguida sucumbe. 
Lo sembrado entre abrojos significa 
el que escucha la palabra; 
pero los afanes de la vida 
y la seducción de las riquezas 
ahogan la palabra y se queda estéril. 
Lo sembrado en tierra buena significa 
el que escucha la palabra y la entiende; 
ese da fruto
y produce ciento o sesenta o treinta por uno."
(Mateo 13, 20-23)

En el capítulo 13 del Evangelio de Mateo, el apóstol desarrolla la parábola del sembrador y nos da la explicación de por qué Jesús nos habla muchas veces a través de ellas: "porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender...porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure" (Mateo 13,13).

"Miramos sin ver y oímos sin entender". Cristo nos vuelve a "regañar" (como a los dos de Emaús, a quienes llamó "necios" y "torpes") llamándonos "ciegos y sordos", porque no queremos entender. "Porque está embotado nuestro corazón". Porque no tenemos amor y humildad para convertirnos y dejar que Cristo nos sane.

Jesús, en toda su Palabra, desde el Génesis al Apocalipsis, nos está hablando a nosotros, su Iglesia. Nos invita a no tratar de interpretar la fe según nuestro criterio, a perseverar, a no mezclarla con las ideas "mundanas" ni a acomodarla nosotros. Nos avisa de los peligros tanto externos como internos y continuamente nos exhorta a la conversión y a la perseverancia. ¿Cómo? ¡Escuchando y entendiendo!

Sin embargo, parece que no escuchamos ni entendemos (o no queremos). Una y otra vez tratamos de actualizar la fe a nuestros tiempos, acomodarla a nuestras circunstancias y adaptarla a nuestros deseos. Prueba de ello, es una peligrosa tentación interna de la Iglesia de Occidente a la que podríamos denominar como la "fe del afecto"

Fe emotiva vs. Fe racional | UniversalEsta "fe afectada", mueve a algunos católicos a la exaltación de sentimientos intensos que derivan en una infantilización de la doctrina apostólica y de relevancia limitada para sus vidas.

El sen
timentalismo que, por desgracia, afecta a gran parte de la Iglesia tiene que ver con la disminución de la rigurosidad y de la claridad de la fe cristianaEl Dios plenamente revelado en Cristo es misericordioso, pero también es justo y claro en sus expectativas de nosotros porque nos toma en serio y con rigor. 

Muchos católicos han cedido a la cultura a la que el mundo occidental nos invita: a ser susceptibles a la emotividad, al sentimentalismo y a la corrección política. Eso es especialmente cierto cuando éstas conducen a transformar el cuerpo místico de Cristo en una ONG mundana sin trascendencia.

El significado de la fe cristiana ha derivado principalmente en esta afectación de la fe en términos de "quiero sentir lo que Dios hace por mí, por mi bienestar y por mis preocupaciones". Es la "fe del yo" que subordina la Verdad a sus estados emocionales, instrumentaliza a Dios y le quiere poner a su disposición.

Esta "fe afectada" trata de sumar esfuerzos que conduzcan a la degradación y distorsión de la fe verdadera de Dios. Por ejemplo: la búsqueda de un sacerdote o de una Iglesia que les "haga sentir bien" y a gusto o el cumplimiento de un servicio personalizado, sin demasiados compromisos, sin excesivas incomodidades. 

En definitiva, una fe que no discierne, que no distingue el bien y el mal, que no persevera...

Uno de los síntomas más comunes es el uso generalizado de un lenguaje alternativo con el que se pretende negar el pecado y reemplazar las palabras utilizadas por Cristo y sus apóstoles, por otras más "mundanas". Por ejemplo: se utiliza el ‘dolor’ o el ‘error’ para evitar decir ‘pecado’.

Otro síntoma es el juicio sumatorio a quienes defienden la doctrina verdadera y a quienes se tilda de "rigurosos", con el que se la pretende "descafeinar" toda la radicalidad que nos enseñó nuestro Señor, desoyendo la invitación de Jesús a transformar nuestras vidas, abrazando la integridad de la verdad, para colocarse en una cómoda tibieza de "cada uno tiene su propia verdad".

Otro es la omisión de la corrección fraterna, que no debe ser expresada ni siquiera en privado, con el objetivo de no herir los sentimientos de alguien, murmurando "¿quien soy yo para juzgar?", animando "a hacer lo que sientas que es mejor" y desoyendo la indicación de Jesús: "Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano" (Mateo 18,15).
Անառակաբարո գործողություններ ...
Otro es la negación del castigo divino con el que pretenden diseñar un nuevo Dios "blando" y "permisivo", invitando a "ser fiel a uno mismo" y obviar la Palabra de Dios cuando nos muestra la expulsión de Adán y Eva del paraíso, el diluvio universal, la destrucción de Sodoma y Gomorra o la de Satanás en el fuego eterno.

Otro es la negación del infierno para aquellos que mueren sin arrepentirse, animando a no tener miedo porque la misericordia de Dios les garantiza el cielo, hagan lo que hagan, pase lo que pase. No escuchan los gran cantidad de pasajes en los que Jesús habla de los que no heredarán el Reino de los Cielos (1 Corintios 6,9; Mateo 5,28-29; Mateo 7,13-14; Mateo 7,20-23; Mateo 13,41-42; Mateo 24,36-44; Mateo 25,10-13; Marcos 16,15-16; Lucas 21,34- 36; Juan 8,21-24; Apocalipsis 22,12-16).

La solución a est
e problema no pasa por rebajar la importancia de las emociones, afectos o sentimientos, puesto que corresponden a nuestra naturaleza humana, sino de integrarlos en una vivencia auténtica y coherente de la fe cristiana y la razón humana, según la voluntad de Dios, no de la nuestra.

La fe no es algo que dependa de los sentimientos 
sino una actitud responsable y razonada.

La fe no es una opinión personal subjetiva 
sino que nace de la acción de Dios en nosotros.

La fe no es una costumbre o tradición 
sino una decisión personal de cada uno.

La fe no es una receta moral 
sino amor a Dios y compromiso.

La fe no es un “tranquilizante” para los momentos difíciles 
sino un estímulo para vivirlos con coherencia.

sábado, 18 de abril de 2020

DELIRIOS DE INDEPENDENCIA

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"Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. 
Si alguien escucha mi voz y abre la puerta,
 entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo."
(Ap 3,20)

Me apasiona leer y escuchar al Cardenal Robert Sarah. Le conocí personalmente el año pasado y puedo afirmar con rotundidad que es un hombre santo, un hombre de Dios. Por ello, siempre medito atentamente sus palabras y reflexiones, para hacerlas mías. En relación a la situación actual, Sarah habla sobre el rechazo del hombre a ser dependiente a Dios.

Nuestra naturaleza humana se vio gravemente dañada por el pecado original. Una gran mancha nos sumió en la oscuridad y en la tiniebla, en el caos y la confusión, en la enfermedad y la muerte.

El gran pecado del hombre ha sido siempre, desde el inicio, el rechazo a la dependencia. Y más grave aún, a una dependencia de amor. El hombre se ha rebelado contra su filiación divina y ha preferido elegir libremente un individualidad radical. El hombre siempre ha querido ser como Dios. Mejor dicho, siempre ha querido ser Dios.

Sin embargo, su delirio materialista que le hacía creerse todopoderoso, su ilusorio bienestar que le hacía sentirse seguro de sí mismo, su inane orgullo que le hacía creerse invulnerable y su insano hedonismo que le hacía sentirse satisfecho... se han desmoronado.

Un virus microscópico, silencioso y desconocido ha confinado en casa al hombre orgulloso y engreído, que se contemplaba a sí mismo, enardecido por su rebeldía. Ha puesto de rodillas al hombre vacío e intrascendente, que se adoraba a sí mismo, satisfecho de su prolongado deicidio. Ha postrado en la cama al hombre lujurioso y lascivo que se complacía a sí mismo, ebrio de su constante obscenidad. Ha sepultado en una fosa de desolación al hombre ufano y vanidoso que se henchía a sí mismo, saciado de su persistente egoísmo.

El hombre, como hicieron nuestros primeros padres Adán y Eva hace miles de años, ha seguido prefiriendo comer del árbol de la independencia y de la libertad. 

El hombre ha negado su sometimiento a las leyes naturales, su acatamiento a las leyes morales, su dependencia de los vínculos familiares y sociales, y lo más trascendental, su sumisión a Dios. 

Radicalidad y Resistencia: LA RAIZ DEL PECADO: DECLARAR ...El hombre ha querido concebirse, "crearse" a sí mismo sin depender de nadie, sin pertenecer a una herencia o una filiación. Ha decidido ser libre e independiente.  

Y le ha llegado la muerte física. Y lo que es peor, la muerte espiritual.

De súbito, su desnudez ha quedado al descubierto por el virus. Quizás, ha silenciado parte de su rebeldía y se ha escondido (confinado) cuando ha escuchado una Voz que le ha preguntado: ¿dónde estás? ¿quién te ha dicho que estás desnudo? ¿qué has hecho? ¿es que has comido del árbol prohibido?

Al comer del árbol de la libertad, el ser humano ha tomado conciencia de la muerte, de que realmente existe, de que no es algo lejano o que hay que ocultar. Su prioridades anteriores han quedado en un segundo plano y... se esconde, consciente de que ya nada volverá a ser como antes...

Al comer del árbol del conocimiento, el ser humano ha tomado conciencia de cuán infundado, fútil e inconsistente era su deseo de sabiduría y su anhelo de autonomía, de cuán frágil, débil y vulnerable es su naturaleza, alejado e independizado de su Creador...

Cuando todo se cae y se muestra la desnudez, el ser humano se queda solo, aislado y asustado. Descubre, entonces, que depende de otros, que existen unos lazos invisibles que le unen con otros y le conectan a través del matrimonio, familia, amigos, sociedad, país, mundo. Descubre que está sujeto a unas leyes dictadas por Alguien superior.

La cuestión es... ¿se excusará y culpará a otro de sus faltas, como hicieron Adán y Eva? o ¿volverá la mirada a Dios y le pedirá perdón por sus culpas? ¿hablará con Dios?

Renunciar a la evidencia de que somos el resultado de un deseo amoroso de Dios, hará que toda esta situación sea mucho más dura y sin sentido. 


Negar la certeza de que Dios es amor y que no es indiferente a nuestro sufrimiento, hará que caigamos en la desesperación.

Apartar nuestra mirada de un Dios dispuesto a perdonar, hará que no encontremos la solución que necesitamos hallar.


Dios, que se compadece de nuestra vulnerabilidad, nos mira como un padre mira a un hijo que sufre, y se inclina hacia nosotros para abrazarnos con su misericordia.

Jamás abandona a un hijo suyo, aunque le haya dado la espalda. Si es preciso, deja a todos y sale al encuentro del perdido. Si le ve volver, deja todo y sale corriendo a abrazarle.

Ha quedado demostrado que el hombre no puede ampararse en la falsa libertad que nos ofrece el Tentador. El consumismo descontrolado, el falso bienestar basado en el materialismo, los intereses egoístas y los placeres individuales no son sino una dependencia de Aquel mal amo que nos hace esclavos y que nunca nos hará libres.

El Mentiroso, aquel que aseveró "Non serviam", nos ha confundido y engañado, ofreciéndonos su malévola quimera con mentiras como "hay más felicidad en ser servido que en servir", o "es mejor ser un lobo que una oveja", o "comiendo del árbol no moriréis sino que llegaréis a ser como Dios."

Sin embargo, de improvisto, en este momento de prueba hemos dejado de idolatrar a los "lobos" a quienes servir, para admirar y aplaudir a las "ovejas", los que sirven, a los "héroes de la puerta de al lado", "a los que dan la vida por los demás."


Imagen relacionadaDetrás de todos ellos, es Cristo quien se nos aparece en ellos, en su servicio, en su dedicación. Está de pie, llamando a nuestra puerta.

Dios no es una cuestión íntima, no es una convicción privada. Dios es de todos y para todos.

¿Qué haré? ¿seguiré buscando mi libertad aún a costa de mi propia vida? ¿volveré a caer en los mismos errores? 
¿seguiré comiendo el árbol prohibido u optaré por alimentarme del árbol de la vida? ¿seguiré poniendo excusas y culpando a otro o adoptaré una actitud de arrepentimiento, abandono y escucha a Dios? ¿le abriré la puerta de mi corazón?

Todo depende del uso que haga de mi libertad. Aquella a la que Dios, por amor, ha querido someterse.

"De la oración nacerá la unidad, surgirá la verdad"
(Cardenal Robert Sarah)

miércoles, 15 de abril de 2020

LA CREACION: EL GÉNESIS

Ud. cree en Dios verdaderamente? | ACN
"En el principio creó Dios el cielo y la tierra. 
La tierra estaba informe y vacía; 
la tiniebla cubría la superficie del abismo, 
mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas." 
(Génesis 1, 1-2)

Con el origen de la creación o "génesis", la Palabra de Dios, a través de su Espíritu, nos narra
tres orígenes: el origen del mundo, de la humanidad y de la alianza divina. Y lo hace utilizando un septenario: la creación del Universo en siete partes o días.

Evidentemente los siete días de la creación no son una literalidad cronológica. El hecho de que Dios vaya creando poco a poco, nos indica que la creación es progresiva. Dios no crea todo de golpe, en un sólo día. La majestuosidad amorosa de su Ser va revelándose a nosotros, poco a poco.

En el principio, todo era caos, vacío y tiniebla, pero la Trinidad ya era"Y el Espíritu se cernía"...que según el diccionario, significa "batir o agitar un terreno para registrarlo". 

San Juan comienza su Evangelio de la misma manera: "En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Todo es creado en, con y para Jesucristo. En Cristo está la luz y la vida. 

Dios, libremente y por amor, crea todo de la nada (CIC 296-298). Y sólo Dios tiene el poder infinito de crear. Y así, con sabiduría perfecta, divide en partes elementales (principio del orden) y crea un mundo ordenado y bueno, dirigido al hombre para gloria de Dios (CIC 299).

Con la creación del mundo y del hombre, Dios ofreció el primero y universal testimonio de su amor todopoderoso y de su sabiduría, el primer anuncio de su "designio benevolente" que encuentra su fin en la nueva creación en Cristo (CIC 315).

Dios crea la estructura

"Dijo Dios: 'Exista la luz'. 
Y la luz existió. 
Vio Dios que la luz era buena. 
Y separó Dios la luz de la tiniebla.
Llamó Dios a la luz 'día' y a la tiniebla llamó 'noche'. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero."
(Génesis 1, 3-5)

JESUS ES DIOS? EN HD - YouTubeEl primer día, Dios crea el tiempo. Con su Palabra, llama al mundo a la existencia, es decir, crea la luz (Dios se manifiesta), porque la tiniebla no es en sí un concepto por definición, sino que lo define la ausencia de luz. Dios separa la luz de la tiniebla, el día de la noche.

Alguno
s interpretan la creación de la luz en este primer día como la creación del mundo angélico, y la separación del día y la noche podría referirse a la expulsión de Satanás y sus demonios de la Luz, es decir, su separación de Dios.


"Y dijo Dios: 'Exista un firmamento entre las aguas, 
que separe aguas de aguas'. 
E hizo Dios el firmamento 
y separó las aguas de debajo del firmamento 
de las aguas de encima del firmamento. 
Y así fue. 
Llamó Dios al firmamento 'cielo'. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo."
(Génesis 1,6-8)

En el segundo díaDios crea el espacio. Crea el cielo, es decir, separa aguas de aguas.

"Dijo Dios: 'Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, 
y que aparezca lo seco'. Y así fue. 
Llamó Dios a lo seco 'tierra', 
y a la masa de las aguas llamó 'mar'. 
Y vio Dios que era bueno. 
Dijo Dios: 'Cúbrase la tierra de verdor, 
de hierba verde que engendre semilla, 
y de árboles frutales que den fruto según su especie 
y que lleven semilla sobre la tierra'. Y así fue. 
La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, 
y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. 
Y vio Dios que era bueno. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero."
(Génesis 1,9-13)

En el tercer día, Dios crea la vida. Crea la tierra, el mar y la vegetación, es decir, un mundo apto para vivir.

Dios llena el vacío

"Dijo Dios: 'Existan lumbreras en el firmamento del cielo, 
para separar el día de la noche, 
para señalar las fiestas, los días y los años, 
y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, 
para iluminar sobre la tierra'. Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día,
 la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. 
Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, 
para regir el día y la noche 
y para separar la luz de la tiniebla. 
Y vio Dios que era bueno. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto." 
(Génesis 1, 14-19)

En el cuarto día, Dios crea a los que gobiernan el tiempoCrea el Sol, que va a regir el día, y la Luna, que va a regir la noche, junto con las estrellas.

"Dijo Dios: 'Bullan las aguas de seres vivientes, 
y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo'. 
Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan
 y que las aguas fueron produciendo según sus especies, 
y las aves aladas según sus especies. 
Y vio Dios que era bueno. 
Luego los bendijo Dios, diciendo: 'Sed fecundos y multiplicaos, 
llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra'.
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto."
(Génesis 1, 20-23)


En el quinto día, Dios crea a los que gobiernan el espacio. Crea las aves para llenar el cielo y los peces para llenar el mar.

"Dijo Dios: 'Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: 
ganados, reptiles y fieras según sus especies'. Y así fue. 
E hizo Dios las fieras según sus especies, 
los ganados según sus especies 
y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno. 
Dijo Dios: 'Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; 
que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra'.
Y creó Dios al hombre a su imagen, 
a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. 
Dios los bendijo; y les dijo Dios: 
'Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; 
dominad los peces del mar, las aves del cielo 
y todos los animales que se mueven sobre la tierra'. 
Y dijo Dios: 'Mirad, os entrego todas las hierbas 
que engendran semilla sobre la superficie de la tierra 
y todos los árboles frutales que engendran semilla: 
os servirán de alimento. 
Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, 
a todas las aves del cielo, 
a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira'. Y así fue. 
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.
(Génesis 1, 24-31)

En el sexto día, Dios crea a los que gobiernan la vida. Crea a los animales y, finalmente, crea al hombre para que domine todo.

Dios crea al hombre

Dios crea al hombre a su imagen y semejanza
Con esta expresión, Dios pone un énfasis especial en esta criatura: Dios crea al ser humano por amor y quiere que sus perfecciones se hallen en él. Al crear al hombre al final de todo, Dios significa que es el culmen de su creación, el punto álgido de su obra.

La creación del hombre a imagen de Dios | BuenaNueva | Revista ...A diferencia de Dios, los dioses paganos y mitológicos no crean a los hombres para plasmar en ellos su perfección. Les crean por egoísmo, para descansar. Les reducen la vida porque les resultan molestos e incluso rivales. Les alejan de ellos por celos y no quieren compartir nada con los seres humanos.   

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque está deseoso de compartir todo con nosotros. Y para ello, nos da vida eterna para compartir con nosotros lo que es Él.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere entablar una relación con nosotros; porque quiere ser nuestro amigo y conversar cada tarde con nosotros por el Edén.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere que seamos perfectos como Él, porque quiere que el hombre sea Dios, uno con Él.Por eso, el hombre no peca por querer ser como Dios sino por desconfiar de Él, de su amor y de su bondad.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere que tengamos lo más propio de Él, como nos dice San Juan: Dios es amor (1 Juan 4,8). El hombre es la única criatura que ha sido creado con capacidad de amar, y para ello, Dios nos ha dado la libertad. Porque el amor nace de la libertad o no es amor.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere que hagamos uso de esa capacidad de amar libremente, y para ello, nos dota de inteligencia, de razón, de conocimiento. Porque no se puede amar aquello que no se conoce.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere que participemos con Él en su obra creadora: "Sed fecundos y multiplicaos". Para que aprendamos y enseñemos, para que crezcamos en nuestra humanidad y así, ser capaces de llegar a tener esa relación de amistad con Dios.

Dios nos crea a su imagen y semejanza porque quiere que entremos en la comunión divina de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu.

Según los santos padres, imagen y semejanza no son sinónimos: "el hombre es imagen de Dios pero está llamado a alcanzar la semejanza con Dios por medio de la imitación de Dios, por medio de la guía de su Espíritu". 

Dice San Ireneo que "este cuerpo físico es la propia imagen de Dios, en el sentido de que, cuando crea a Adán, Dios moldea su cuerpo pensando en su segunda persona, Jesucristo, que habría de encarnarse en el seno de la Virgen María e iba a ser "humano", de tal modo que, nosotros que fuimos creados en Él y para Él, también nos pareciéramos a Cristo en nuestra naturaleza física, en nuestro cuerpo, y que, al igual que nuestra alma, están llamados a la gloria".

Esta explicación nos lleva a considerar lo que ya sabemos, que la Palabra de Dios es toda una unidad y que el Antiguo Testamento nos lleva al Nuevo, es decir, a Jesucristo.

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica, a propósito de esta imagen y semejanza: "Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor que ningún otro ser puede dar en su lugar. Dios creó todo para el hombre -Génesis 12,1; 24,3; 39,1-, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación. (CIC 357-358).


Dios insufla aliento de vida 


"Esta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.
El día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, 
no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, 
porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, 
ni había hombre que cultivase el suelo; 
pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo. 
Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo
 e insufló en su nariz aliento de vida; 
y el hombre se convirtió en ser vivo 
(Génesis 2,4-7)

Dios es eterno – II ParteEl capítulo 2 del Génesis ahonda en la creación del hombre y hace hincapié en su importancia.

E
l aliento de vida que Dios insufló, de forma única y privilegiada, en su nariz al hombre cuando le creó, reafirma el interés de Dios en esta criatura.

El ser humano recibe un aliento especial, el Ser de Dios, que le asemeja a Él. Este aliento de vida impregna al hombre de alma y espíritu, le dota de sentido espiritual, lo que le diferencia completamente de los animales y plantas.

Este aliento de vida es el Espíritu Santo de Dios que acompaña al hombre en su peregrinaje sobre la tierra y le da "Vida".


Dios crea un jardín


"Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, 
y colocó en él al hombre que había modelado. 
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles 
hermosos para la vista y buenos para comer; 
además, el árbol de la vida en mitad del jardín,
 y el árbol del conocimiento del bien y el mal."
(Génesis 2,8-9)

Dios crea un espacio paradisíaco para el hombre, un jardín con árboles de todo tipo, y además, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y el mal. 

El árbol de la vida en mitad del jardín le otorga al hombre la oportunidad de la vivir en plenitud. De éste no le prohíbe comer. Sin embargo, elige no comer de este árbol.

Pasqua | Parrocchia Di Collegara-San Damaso | Pagina 3El Árbol de la Vida – El Blog de WimEste árbol de la vida permanece desde el principio hasta el final regado por el río de la Palabra de Dios: "Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios" (Apocalipsis 2,7).

"En medio de su plaza, a un lado y otro del río, hay un árbol de vida que da doce frutos, uno cada mes. Y las hojas del árbol sirven para la curación de las naciones" (Apocalipsis 22,2).

Este árbol de la vida representa la Cruz de Cristo, necesaria tras el pecado original y tras la pérdida de la gracia de Dios.

El árbol del conocimiento del bien y el mal le otorga al hombre la capacidad moral de hacer el bien o el mal, es decir, la Libertad. 

itt a pokol hol a menny by szabadgondolat | MixcloudReseña The God delusion de Richard Dawkins - Gen LiteraturaSi pudiera comer de todos los árboles, como los animales, significaría que no tendría esa capacidad moral de libertad y, por tanto, tampoco la de amar. Sin embargo, elige comer de este árbol.

Aquí se vislumbra la respuesta a la pregunta de si Dios creó el mal. 

Como hemos visto al principio de la creación, Dios tampoco crea la oscuridad porque no es un concepto individual sino la ausencia de la luz. 

Con el mal ocurre lo mismo. Dios no creó el mal, porque en si mismo no se puede definir sino por la ausencia del bien. La ausencia de bien es por tanto, la ausencia de Dios, el pecado.


Dios descansa

"Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. 
Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, 
descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho. 
Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, 
porque en él descansó de toda la obra 
que Dios había hecho cuando creó."
(Génesis 2, 1-3)

Y en el séptimo día, Dios descansó

Evidentemente Dios no terminó cansado después de crear el Universo para tener que descansar. 

Este séptimo día se refiere a un día que no tiene fin, como lo demuestra que tampoco termina diciendo "Pasó una tarde, pasó una mañana: el día séptimo."

Este "descanso" revela la plenitud de vida y la eternidad de Dios e indica que la creación a lo largo de seis días, tiene una finalidad, un objetivo, una meta. 

El objetivo de la creación no es el ser humano. Es el culmen pero no la meta. No es creado el séptimo día, sino el sexto. No es creado para sí mismo sino para gloria de Dios.

Nuestra vida no es un círculo vicioso (aunque lo parezca muchas veces) sino que tiende a un fin. Es a lo que estamos llamados todos nosotros: al descanso en Dios por toda la eternidad. 

Dios, en el Génesis, no está contando algo pasado sino presente. Nos cuenta que el hombre hoy, en el sexto día, camina, encabezando a toda la creación, hacia ese séptimo día, hacia esa plenitud, hacia ese protagonista de ese último día, hacia el que está orientado todo: Dios.

Como conclusión, podemos afirmar que la creación es, en sí misma, un gran templo creado para dar culto y gloria a Dios, que continua progresivamente su curso hacia una meta, la plenitud, y que el hombre ha sido creado libre para adorar a su Creador y darle gloria por toda la eternidad.


Bibliografía


"La Creación" (Beatriz Ozores, "La Tierra Prometida")

¡QUÉ TORPES Y NECIOS!

Necios y torpes de corazón para creer todo lo que anunciaron los ...
"¡Qué necios y torpes sois 
para creer lo que dijeron los profetas! 
¿No era necesario que el Mesías padeciera esto 
y entrara así en su gloria?"
(Lucas 24, 25-26)

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir viviendo nuestras cómodas vidas al margen de Dios, porque le habíamos visto crucificado y muerto, porque después nada había ocurrido y ya estábamos en el tercer día desde que esto sucedió.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir poniendo nuestra esperanza en nuestros intereses y egoísmos, porque nuestra fe en Cristo se había debilitado y habíamos perdido la confianza en Él, porque no habíamos encontrado su cuerpo.

Nosotros esperábamos....que podríamos seguir refugiándonos en nuestras cosas, en nuestros recelos, en nuestras pérdidas y miedos, porque habíamos ido al sepulcro y a Él no lo habíamos visto.

Nosotros esperábamos....que podríamos volver a nuestras rutinas como si nada, aunque fuera sin alegría ni esperanza, pensando que ni el amor ni la fe eran útiles para nosotros, porque no habíamos escuchado que el Mesías tenía que padecer y resucitar al tercer día.

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros ojos a la fe y hemos dudado que era necesario que se cumpliera todo lo que estaba escrito (Mateo 14,31; Lucas 44).

¡
Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestros oídos a los designios de paz y no de aflicción, a un porvenir y una esperanza, porque hemos dejado de invocarle y suplicarle (Jeremías 29,11).
La metáfora de los tres monos y el buen vivir — La Mente es ...
¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado nuestras almas al amor, dejando de escuchar su Palabra y de buscarle de todo corazón (Jeremías 29,12).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos cerrado las puertas del pórtico y apagado las lámparas; hemos dejado de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario del Dios de Israel (2 Crónicas 29,7).

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Qué torpes y necios somos!...porque nos hemos creado ídolos de leño, de plata refinada de Tarsis y de oro importado de Ofir, revestidos de púrpura y de grana (Jeremías 10,8-9).

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Qué torpes y necios somos!...porque hemos confiado en nosotros mismos por orgullo, vanidad de vanidades, todo es vanidad (Eclesiastés 12,8).

Mi Pequeño Mundo: Léon Lhermitte en mi dormitorio¡Qué torpes y necios somos!...porque no hemos esperado en el Señor, no hemos renovado nuestras sus fuerzas, ni echado alas como las águilas. Hemos corrido y os hemos fatigado, hemos andado y nos hemos cansado (Isaías 40,31).

¡Qué torpes y necios somos!...porque hemos dejado de invitarle a nuestra mesa para que partiera el pan, se abrieran nuestros ojos y le reconociéramos (Lucas 24, 30).

¿No arde nuestro corazón ahora, mientras nos habla por el camino y nos explica las Escrituras? (Lucas 24, 32).

Levantémonos en este momento, y volvamos a Jerusalén a contar al mundo: "Era verdad, ha resucitado el Señor" (Lucas 24,33).

JHR