¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 16 de octubre de 2022

ENTENDER LA APOCALÍPTICA

"Revelación de Jesucristo,
que Dios le encargó mostrar a sus siervos
acerca de lo que tiene que suceder pronto.
La dio a conocer enviando su ángel a su siervo Juan,
el cual fue testigo de la palabra de Dios
y del testimonio de Jesucristo de todo cuanto vio"
(Ap 1,1-2)

Con frecuencia, tendemos a confundir conceptos como escatología, profecía y apocalíptica, y a mezclarlos como un mismo modo de entender los oráculos y las visiones de los autores bíblicos. Se suele atribuir a la apocalíptica profecías sobre calamidades, desastres y cataclismos referidos a tiempos futuros que nos impiden comprender e interpretarla de forma correcta la Sagrada Escritura.

La escatología (del griego ἔσχᾰτος =éschatos: último, y λόγος=logos: "estudio") es el estudio de las "realidades últimas",​ es decir, la muerte, la parusía o segunda venida de Cristo, el Anticristo, el Juicio final, la resurrección de los muertos y la vida eterna.

La profecía (del latín prophetīa, y este del griego προφητεία, o también φαινος= aparición) es la transmisión de la voluntad divina a los hombres a través de "videntes" (ro'eh), "visionarios (hozeh) o portavoces (nabí, profetés). La profecía va de la boca de Dios al corazón del hombre. Recibida, aceptada y acogida por el profeta, éste la expresa, la proclama y la transmite, primero de forma oral y luego, por escrito.

La apocalíptica (del griego apokálypsis =revelación y apokalyptein =quitar el velo, desvelar, retirar el velo, descubrir, desnudar) no predice sucesos futuros desconocidos sino más bien da a conocer aquello que a los ojos humanos resulta desconocido e impenetrable, no tanto porque se refiera a un futuro inaccesible, sino más bien porque pertenece a la profundidad, al misterio mismo de la creación querida por Dios y de la historia guiada por él.  Tampoco debe ser interpretada de forma literal.

Origen
La apocalíptica es un género de literatura teológica (bíblica y apócrifa) cuyo origen se remonta al ambiente histórico-espiritual del judaísmo tardío de la diáspora alrededor del s. II a.C., resultado de la combinación de la sabiduría bíblica y de la evolución de la profecía utilizada por algunos autores veterotestamentarios (Isaías 24-27; 33; 34-35; Ezequiel 2:8-3;3:38-39; Zacarías 12-14; Joel 2; Daniel 1-12) y apócrifos (Henoc; IV Esdras; II Baruc), y que alcanza su máxima expansión durante el período intertestamentario hasta su culmen con el Apocalipsis de San Juan, el último libro de la Sagrada Escritura.

Teología
La apocalíptica nace con una teología propia y siempre en un entorno hostil o de persecución hacia la fe y hacia el pueblo de Dios, que corre el riesgo de desaparecer, pero que espera con  confianza absoluta en el poder de Dios, y en su intervención directa y definitiva en la historia universal. No anhela una mejoría de la historia sino que ésta llegue a su fin: un mundo nuevo que traiga la salvación definitiva por parte de Dios.

En la apocalíptica, la verdad "sellada o escondida" es revelada a los hombres por la mediación de seres pertenecientes al mundo divino que la "abren" al mundo terreno y que muestran que la realidad va más allá de lo visible. La apocalíptica habla del pasado y del presente en futuro ante la inminente llegada del "día del Señor" anunciada a lo largo del profetismo veterotestamentario.

La apocalíptica no es tanto historia del pasado como revelación que acredita y testimonia cosas inmediatamente futuras, o mejor dicho, ya emergentes en el presente: el suceso futuro y el pasado están estrechamente vinculados entre sí pero no de forma cronológica o espaciotemporal sino teológica, espiritual, mística.

El interés del autor apocalíptico no se dirige al cosmos (foco de búsqueda en el mundo griego antiguo), sino a la historia en su globalidad, captada como un todo unitario. El apocalíptico sabe hacia dónde va la historia, cuál es su cumplimiento porque lee e interpreta el pasado en relación del futuro que viene ya determinado, desde la creación hasta el día de Yahvé, por el plan salvífico de Dios.
La apocalíptica se orienta de forma radical hacia la historia: los hechos y procesos cósmicos le interesan solo por lo que significan en orden a juzgar el curso de la historia. La revelación apocalíptica no se focaliza en el espacio celeste, sino en el tiempo de la historia terrena ofreciendo una visión total y global de ésta, pero no en la historia de un solo pueblo, sino en la de todos los pueblos, en la ‘de toda la humanidad', la apocalíptica piensa en términos de historia universal.


La apocalíptica afirma constantemente la realidad de dos "eones": el eón presente, el de los dolores, el mal, la injusticia, la impiedad, el pecado, al que le seguirá, mediante una ruptura victoriosa, el eón futuro, el de la alegría, la vida para siempre, la felicidad, el mundo de la comunión con Dios.

Presenta una lucha cósmica que marca la historia y que no es combatida por los hombres, sino que se da entre Cristo y Satanás, en la que Dios vence (ya ha vencido) y somete para siempre a la potencia satánica creando un mundo nuevo para los justos.  

El hombre no puede hacer nada en esta lucha. Tan sólo soportar, perseverar y esperar el fin de la tribulación y del mal. Pero no se trata de una actitud pasiva, porque la espera, los sufrimientos y el martirio del creyente constituyen una fuerza histórica que mueve el corazón misericordioso de Dios y le empuja a acelerar el final por amor a los elegidos.

Similitudes y diferencias con la profecía
A diferencia de la profecía que se recibe mediante oráculos y se expresa mediante la palabra, la apocalíptica lo hace a través de visiones extáticas, sueños, arrebatamientos y traslados a otros lugares. 

Son frecuentes las apariciones de seres celestiales, mediadores de la revelación y mensajeros de la voluntad de Dios: los ángeles.

También es característico el uso predominante de los símbolos como medios para expresar lo inexpresable y como portadores de una gran polivalencia de significados y de interpretaciones. Y dentro de la simbología cobran especial relevancia las cifras, los colores, los animales, los fenómenos cósmicos, las imágenes...
Aunque en la apocalíptica, la escatología prevalece sobre la predicación y el futuro predomina sobre el presente, profecía y apocalíptica son dos revelaciones que se entrecruzan. Toda profecía se halla reco­rrida transversalmente por la apocalíptica y toda apocalíptica hunde sus raíces en el interior de la profecía. 

La apocalíptica no es, por tanto, un lugar donde encontrar previsiones catastróficas del futuro. Como la profecía, nos habla de Dios, pero mientras que ésta nos cuenta la relación de Dios con un momento preciso de la historia, con los personajes, con un pueblo concreto, la apocalíptica muestra la relación de Dios con la creación en su totalidad y con la historia universal.

domingo, 11 de septiembre de 2022

ENEMISTAD DESDE EL PRINCIPIO

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"Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, 
entre tu descendencia y la suya; 
él te aplastará la cabeza y tú sólo tocarás su calcañar".
(Gn 3, 15)

La profecía o proto evangelio del Génesis promete una mujer, Nuestra Señora, que será la enemiga en grado superlativo de la serpiente. Esta Mujer vencerá al Demonio, por medio de su linaje, es decir, de su Hijo Jesucristo, que le aplastará la cabeza.

La rotundidad de la victoria de María es subrayada por la maldición hacia la serpiente: "Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás del polvo de la tierra todos los días de tu vida" (Gn 3,14), que es una antigua expresión oriental para referirse a la máxima humillación.
Dios, en la economía de la Gracia, es decir, en el reparto de su don gratuito en beneficio de los hombres, ha querido que todo comenzara por una mujer, María. La Santísima Virgen María es el principio del orden de la restauración y de la salvación, porque con su fiat, nos dio a Cristo. Todo comienza con Ella. 

En el último libro de la Escritura, el Apocalipsis, el Diablo, lleno de ira, orgullo y desprecio, en su plan derrotista contra Dios, entabla combate contra Cristo, la descendencia de María"El dragón se irritó contra la mujer, y se fue a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y son fieles testigos de Jesús." (Ap 12, 17).

La co-redención de María como la Nueva Eva, es el complemento de Cristo como el Nuevo Adán. Entonces, si hay un Anticristo, ¿hay una Antimaría? Y si la hay ¿Cómo sería?

El Dragón y las Bestias

En los capítulos 12 y 13 del Apocalipsis, San Juan nos presenta la visión de la batalla espiritual anticipada en el Génesis: entre la Mujer (el pueblo de Dios, la Iglesia, la Virgen María) y el gran Dragón (Satanás, los demonios) con sus aliados:

La Bestia del mar busca destruir al hombre como creación de Dios. Representa a todos los poderes o imperios anti divinos. 

Podría referirse a la corrupción política/social/económica, cuyos representantes son: Comunismo, Marxismo, Masonería, Materialismo, Capitalismo, Globalización, que tratan de destruir/aplastar a los cristianos.
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La Bestia de la tierra busca, por un lado, instrumentalizar, falsificar y desfigurar a Cristo y negar su divinidad; y por otro, descomponer la Iglesia, causando confusión y división con falsas doctrinas, ideologías y gnosticismos

Podría referirse a la corrupción ideológica, cuyos representantes son: Nueva EraGnosticismo, Paganismo, Laicismo, Feminismo, Ideología de género, Espiritismo, Brujería, Eutanasia, Aborto, etc.  que tratan de competir/imitar con el cristianismo
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Estas imágenes de las Bestias son representaciones del poder satánico contra Cristo y su Iglesia, es decir, del Anticristo. Intentan provocar un tránsito hábil, consistente y agresivamente elaborado, mediante un contubernio diabólico y corrupto a todos los niveles, hacia una desfiguración de Cristo y de María.

La Prostituta
El capítulo 17 describe otra espeluznante visión: la Gran Babilonia, madre de todas las prostitutas y de los abominables ídolos de todo el mundo. Personifica a todo lo contrario a la Virgen María. 

Podría referirse a la corrupción religiosa, cuyos representantes son: Iglesia apóstata (teología de la liberación, sincretismo católico, etc.),Protestantismo, Islam, Sectas, etc.
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Así, mientras por un lado, está la Mujer Vestida de Sol, que es la Virgen María, la Iglesia, la Embarazada que da a luz; por el otro, está la gran Babilonia, que es la "Anti-María", la "anti-Iglesia" que seduce a las naciones con su falsa belleza exterior y ofrece placer en lugar de amor. 

El Diablo no actúa directamente sino que trata de imitar a Dios, utilizando diferentes instrumentos y signos distintivos de la ‘Antimaría’ (rabia, indignación, vulgaridad y orgullo) con el objetivo de anular y corromper los grandes dones de la mujer (sabiduría, prudencia, paciencia, serenidad y humildad). Pero, como nos muestra el evangelio, no tendrá éxito: "El poder del infierno no la derrotará" (Mt 16,18).

El demonio sólo puede hacer imitaciones deformadas. Satanás es un "fake", un burdo imitador que trata, vana  y grotescamente, de plagiar a Dios. Y sabe que ha sido derrotado desde el principio.

viernes, 9 de julio de 2021

¡ESTÁN SONANDO LAS TROMPETAS!

"Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. 
Convertíos y creed en el Evangelio"
(Mc 1,15)

Quienes me conocen bien, saben de mi gran pasión por la lectura espiritual en general, por la de la Palabra de Dios en especial, y por la del Apocalipisis de San Juan en particular . Quizás por ello, suelen llamarme "apocalítico".

Sin embargo, como escribíamos en otro artículo (El cristiano apocalíptico), ser "apocalíptico" no significa ser ni trágico ni catastrofista. Tampoco implica ser dramático ni mucho menos pesimista. En realidad, todos los cristianos somos (o deberíamos ser) apocalípticos.

A propósito de ello, el pasado mes de noviembre escribíamos un artículo (La caída del Imperio) en el que reflexionábamos sobre las similitudes de los signos y señales existentes entre la caída del Imperio romano y la caída de la gran Babilonia mencionada en los capítulos 17 al 19 de Apocalipsis.

Sin duda, para el apóstol San Juan, Roma representaba a la gran Babilonia y prefiguraba al "Imperio de la iniquidad" del fin de los tiempos. La mayoría de los profetas mayores del Antiguo Testamento (Jeremías, Isaías, Ezequiel y Daniel), junto con San Juan, profeta del Nuevo Testamento, nos exhortan a discernir los signos de los tiempos"Bienaventurado el que lea y escuche esta profecía" y "el que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu le dice".

Los cristianos no deberíamos estar sordos ni ciegos ante las evidencias y los signos que se producen en nuestro mundo actual (crisis moral, política, social, ecológica, económica, financiera y, ahora, también sanitaria) y que nos conducen inexorablemente a la deducción y comprensión de que nos hallamos en el fin de los tiempos, de los que habla San Juan en el Apocalipsis. 

Por ello, es imperativo escuchar lo que el Espíritu Santo habla a la Iglesia a través de su Palabra y, también a través de  la Virgen María, en sus múltiples apariciones (La Salette, Lourdes, Fátima, Medugorje...): ¡Convertíos, orad y creed en el Evangelio! 

¡Están sonando las trompetas... el tiempo de Dios, ha llegado...El sonido de las trompetas del libro de Apocalipsis manifiestan el "Kairós" del evangelio de san Marcos 1,15, es decir, la inminente intervención de Dios, que clama ante la devastación provocada por el Mal en la creación...

¡Están sonando las trompetas!...y lo están haciendo hoy, aquí y ahora. Sólo hay que ver, oír y discernir los signos de nuestro tiempo: el enfriamiento de la fe, odio y persecución de los cristianos (1ª trompeta/2º jinete rojo/1ª y 3ª copa), la perversión y corrupción social, política, religiosa, económica y ecológica (2ª y 3ª trompetas/4º jinete amarillo pálido/2ª copa), la oscuridad ante la falta de esperanza por causa de la mentira (4ª trompeta/3º jinete negro/4ª copa), la inmoralidad sexual y el pecado contra el Espíritu (5ª trompeta/1º"ay"/5ª copa), los falsos profetas, la apostasía y la idolatría con las ideologías totalitarias del mundo (6ª trompeta/2º"ay"/6ª copa) y la nueva evangelización ante el enfriamiento del amor del mundo (antes de la 7ª trompeta/7ª copa).

En Apocalipsis 10,6, el ángel del Señor (el Espíritu Santo), jura "por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo y cuanto contiene, la tierra y cuanto contiene, el mar y cuanto contiene: ¡se ha terminado el tiempo!"
 
Es la última y definitiva llamada de Dios a la purificación y a la conversión del mundo. Tras su sonido, el Señor desvelará todo su plan secreto de salvación. Con el Juicio final, dirá "¡Basta! "... "Todo está cumplido" (Jn 19,30).

Pero no se trata de que los cristianos alberguemos temor por los acontecimientos que suceden ni por los que han de suceder. Tampoco significa que debamos combatir físicamente a los seguidores del Enemigo.

Lo que Dios nos quiere decir con el sonido de las trompetas y con el derramamiento de las copas, es que nuestra liberación está cerca. El Apocalipsis no es un libro de tragedia sino de esperanza y de perseverancia.

Por eso, los cristianos tenemos que combatir el combate espiritual con las armas espirituales, la perseverancia en la fe y la constancia en la oración, para alcanzar nuestra liberación y conseguir la corona de la vida. El mismo combate que combatió San Pablo y el resto de los apóstoles. La misma corona que ostentan sus santas cabezas.



JHR

viernes, 9 de abril de 2021

EZEQUIEL 38 Y 39: GOG Y MAGOG

"Y cuando se cumplan los mil años,
Satanás será soltado de la prisión.
Y saldrá para engañar a las naciones
de los cuatro lados de la tierra,
a Gog y Magog,
y congregarlos para la batalla;
serán innumerables como las arenas del mar"
(Apocalipsis 20,7-8)

Hoy reflexionamos sobre las profecías escatológicas acerca de "Gog y Magog" que se mencionan en Ezequiel 38 y 39, en Jeremías 25 y 51 (en este caso, con el nombre de Sesac o Shish-kã, criptograma de Babel o Babilonia) y en Apocalipsis 20.

Gog y Magog es una devastadora coalición de enorme magnitud integrada por pueblos hostiles, tribus bárbaras o naciones enemigas, y congregada por Satanás para la gran batalla final contra "el campamento de los santos y la ciudad predilecta", después de los mil años del reinado de Cristo.

Sin embargo es una batalla que no tendrá lugar gracias a la intervención de Dios, que hará caer fuego del cielo y arrojará al Diablo y a sus seguidores al lago de fuego, dando paso al Juicio Final y a la Nueva Jerusalén celeste.
Pero para contextualizar y profundizar en el significado de esta expresión, es preciso que nos dirijamos al capítulo 10 del Génesis, donde se detalla la denominada "Tabla de las Naciones" (lista de setenta pueblos) o descendencia de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet), y en particular, nos fijaremos en los hijos de Jafet (Gomer, Magog, Madai, Yaván, Tubal, Mesec y Tirás) de la que surgirán estas "naciones, tribus o pueblos" que engloban a "Gog y Magog"

Gomer
Representa a los "habitantes de una tierra de niebla y oscuridad al borde del mundo" (La Odisea, de Homero), formada por tribus nómadas ecuestres (cimerios, iranios) indoeuropeas o urálicas proveniente del norte del Cáucaso y del mar Negro, en la actual Rusia, Ucrania y Azerbaiyán, surgidas entre el siglo VIII a. C. y el VII a. C. 

Magog/Gog
Magog es un criptograma de Babilonia, un nombre encubierto de la ciudad enemiga de Dios, en contraposición a Jerusalén מגג (mgg) escrito a la inversa; גגמ (ggm) y sustituyendo cada letra por su precedente en el alefato hebreo (serie ordenada de las consonantes) da como resultado: בבל (bbl), es decir Babel. 

Gog es un nombre derivado de Magog y de "Gug", que significa en sumerio "oscuridad, tiniebla, mancha negra". 
Ambos configuran las tribus o pueblos del norte (acadios, sumerios, etíopes, dacios, babilonios...), las tierras, regiones o reinos provenientes de los confines del mundo conocido de entonces: Turquestán, Tayikistán, Turkmenistán, Etiopía o incluso India.

Madai
Conforma a los medos, persas y turcos que se establecieron en Irán, al sur del mar Caspio y al este de Asiria.

Yaván/ Tirás
Constituye las tribus jónicas o pueblos piratas de la costa occidental de Asia Menor en el mar Egeo, conocidos como los "Pueblos del Mar" a los que pertenecen los tirsenios o tirrenos, tracios, etruscos, chipriotas, cartagineses y griegos.

Tubal 
Engloba a las tribus sudorientales de los tibarenos que poblaron Georgia y Cilicia (Asia Menor), a los ítalos que vivieron en Italia y a los íberos que se asentaron en España y Portugal.

Mesec 
Abarca una gran variedad de tribus guerreras nómadas euroasiáticas dedicadas al pastoreo nómada y a la cría de caballos de montaescitas, sármatas, hititas, alanos, arcadios, frigios, mongoles, hunos... surgidas entre el siglo XII y el IV a. C. y provenientes de las regiones esteparias de Rusia, Ucrania, Asia Central, los Cárpatos, China, Siberia, Mesopotamia, Frigia, el Caúcaso, el Mar Negro, Crimea, Anatolia y las actuales Afganistán y Pakistán, 

Todos ellos, conformados bajo la denominación de Gog y Magogtipifican a las hordas hostiles, agresivas y enemigas contra el pueblo de Dios al final de los tiempos, "en número como la arena del mar". En definitiva, habla de la gran Babilonia idólatra del Apocalipsis.

Interpretación
La escuela de interpretación preterista identifica a Gog y Magog con el Imperio de Roma y considera esta profecía cumplida en el pasado.

La historicista interpreta a Gog y Magog como naciones o líderes gobernantes y los personaliza en figuras como Napoleón, Hitler, el comunismo, etc..

La futurista afirma que Gog y Magog es un conglomerado de naciones que invadirán Israel: Rusia, China, India, Japón y numerosos pueblos islámicos.
Ezequiel 38,6, 15 y 39,2 indica la procedencia cardinal de Gog y Magog: desde el norte. En ese punto cardinal se encontraba la ruta por donde transitaban los invasores que llegaban a las tierras de Israel; y, en este sentido, cuando un hebreo se refería a un enemigo del norte, se refería a Babilonia. 

Por eso, entendemos con claridad que así como San Juan no podía hablar abiertamente de Roma como el enemigo del pueblo de Dios al vivir sometido y encarcelado por el Imperio Romano, tampoco Ezequiel, cautivo del Imperio Babilónico, pudiera declarar abiertamente esta profecía utilizando el nombre de Babilonia.

La exégesis católica, y en particular, San Agustín, afirma que Gog y Magog deben ser considerados más como símbolos proféticos y escatológicos que como figuras históricamente identificables y, por tanto, la resurrección de Apocalipsis 20,4-5 es espiritual, el tiempo de los mil años del reinado de Cristo ya empezó con la evangelización de la Iglesia en toda la tierra, desde Pentecostés hasta el fin de los tiempos (ver 2 Timoteo 2,17-19) y la convocatoria de Gog y Magog es un hecho que ya se está desarrollando, representado por las herejías que se han levantado contra la Iglesia Católica y que alcanzará un mayor auge al fin de los tiempos. 
Según la gematría, Gog y Magog tienen un valor numérico (70) que simboliza a las naciones enemigas (Deuteronomio 32, 8; Éxodo 1, 5) en concordancia con el estilo literario apocalíptico (por ejemplo, el 666 de Apocalipsis 13,18) que las identifica como "Imperios antidivinos" o "Imperio del Mal". 

En Apocalipsis 20,8 "Gog y Magog" simboliza a una multitud innumerable de naciones: los goyim o "pueblos" fuera de la Alianza del Dios de Israel que no proceden de un reino o lugar geográfico específico, sino de los “cuatro ángulos de la tierra y que son enemigos frontales del pueblo de Dios.

La disposición de los eventos narrados en Apocalipsis, particularmente en los capítulos 20-22, siguen un orden cronológico y sincrónico de los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, en los que Gog y Magog se ubica entre dos momentos de intervención divina, de forma que se puede deducir que los "mil años" (un período largo de tiempo) en el que se produce la restauración espiritual de Israel es un intervalo de una misma batalla en “dos tiempos”: Armagedón / Gog y Magog.

Gog y Magog es un hiperónimo (un término general utilizado para referirse a una realidad nombrada por un término más específico) de los diferentes nombres que conforman la magnitud del mal de todos los tiempos, reunidos para la batalla final. Con él, nos referimos al "Imperio del mal" en su conjunto.
Pero, como toda profecía en la Palabra de Dios, nos ofrece un mensaje de esperanza: el final de Gog y Magog y sus seguidores cuando son convocados por el Dragón para asolar y destruir al pueblo de Dios en:

- Ezequiel 39,4-8: "Enviaré fuego contra Magog y sobre los que viven confiados en naciones lejanas, y sabrán que yo soy el Señor. Daré a conocer mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, no permitiré que mi santo nombre vuelva a ser profanado, y las naciones sabrán que yo soy el Señor, el Santo de Israel. Todo eso se acerca, está a punto de ocurrir. Este es el día que he anunciado" 

-Apocalipsis 20,9-10"Avanzaron sobre la anchura de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad predilecta, pero bajó fuego del cielo y los devoró. El diablo que los había engañado fue arrojado al lago de fuego y azufre con la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Y, de forma inmediata, promete la protección divina y el destino final para el pueblo fiel de Dios en:

-Ezequiel 39,29: "Y comprenderán que yo soy el Señor, su Dios, que los envié al destierro entre las naciones y los reuní de nuevo en su tierra, sin abandonar allí a ninguno. No volveré a ocultarles mi rostro, pues he derramado mi espíritu sobre la casa de Israel”.

-Apocalipsis 21,2-3: "Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía: He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el 'Dios con ellos' será su Dios".

domingo, 29 de noviembre de 2020

APOCALIPSIS: LA TIERRA, CONTEMPLADA DESDE EL CIELO

"Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, 
pues el primer cielo 
y la primera tierra desaparecieron, 
y el mar ya no existe. 
Y vi la ciudad santa, 
la nueva Jerusalén que descendía del cielo, 
de parte de Dios, 
preparada como una esposa 
que se ha adornado para su esposo. 
Y oí una gran voz desde el trono que decía: 
'He aquí la morada de Dios entre los hombres, 
y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, 
y el “Dios con ellos” será su Dios'. 
Y enjugará toda lágrima de sus ojos, 
y ya no habrá muerte, ni duelo, ni llanto ni dolor, 
porque lo primero ha desaparecido" 
(Apocalipsis 21, 1-4)

Nos introducimos de nuevo en la Revelación de Dios a los hombres, penetrando en el misterio del Apocalipsis de San Juan. Haciendo una lectura espiritual, teológica y litúrgica profundizamos en el mensaje del "vidente de Patmos", para descubrir cómo el libro, lejos de ser una visión catastrófica y desoladora, es un motivo de regocijo y alegría para toda la humanidad.

Si en los Evangelios Sinópticos, el cielo es contemplado desde la tierra, en el Evangelio del Resucitado, la tierra es contemplada desde el cielo. El propio Jesucristo, Señor de la historia, el único que puede abrir el libro sellado, nos explica el significado de la historia y su sentido último.
El Apocalipsis es una exhortación a vivir la misma experiencia mística de San Juan y hacerla nuestra, a dejarnos "arrebatar en espíritu", a dejarnos llevar con docilidad por el Espíritu Santo para ser capaces de interpretar los símbolos y aprender a vivir nuestra propia vida a la luz de los mismos.

El Apocalipsis es una invitación a la felicidad que no puede leerse de una forma neutral o desinteresada. El libro no soporta, e incluso, rechaza a los lectores desinteresados. Esta es la razón por la que llama siete veces "Bienaventurados" a quienes leen y escuchan las palabras de este libro y las ponen en práctica; "Dichosos" a quienes reconocen al Señor Jesucristo como su Rey y los que no se han dejado seducir por el Usurpador, por el falso cristo; "Felices" a quienes saben luchar y resistir al Anticristo.

El Apocalipsis es una llamada a la esperanza, dirigida a quienes esperan que "algo importante está a punto de suceder", a quienes confían en la inminencia de un cambio: que el Rey de la historia está a punto de tomar el poder legítimo que le corresponde.

El Apocalipsis es una visión no tanto del fin del mundo ni de cataclismos, como de la afirmación del Reino de Dios. No habla tanto de desastres, calamidades o castigos de Dios como de la "catástrofe interior", que es la caída o pérdida de la fe. 

El Apocalipsis es una exhortación de San Juan a las 7 Iglesias, es decir, a la Iglesia de todos los tiempos, a todos los cristianos, a descubrir el sentido de la Historia, a permanecer firmes y a perseverar en la fe. A tener una actitud de escucha atenta al Señor, de abrirnos al Espíritu, cuando repite siete veces: "El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias"

El Apocalipsis es una profecía del presente que muestra que los desafíos del cristiano de ayer y de hoy, son siempre los mismos. Nuestro mundo, como el de San Juan, también es un mundo apocalíptico que se encuentra en declive y en decadencia, y que espera un paradigma que vuelva a redefinir su Historia. 

El Apocalipsis es una guía para desenmascarar el poder seductor del Imperio, que pretende presionar, persuadir, controlar y arrinconar al cristiano para que apostate de Dios y dé culto a Satanás. 

El Apocalipsis es una constatación del surgimiento de la "Bestia", la manifestación del Dragón como un imperio cultural, un poder persuasivo e ideológico, un dominio perverso y malvado, una propaganda antidivina, a la que ninguno somos inmunes. 

El Apocalipsis es un camino hacia el gozo a través de la resistencia, que nos ofrece estrategias para resistir la influencia del Imperio y liberarnos de su sugestión, y que concluye con la instauración de la "ciudad santa", la nueva Jerusalén: La Iglesia es la esposa del Cordero, el lugar de la verdadera intimidad con Dios. Estamos todos invitados a entrar y pertenecer a Ella, porque somos ciudadanos del Cielo. 

El Apocalipsis es un compendio histórico que nos presenta dos caras: la cara oculta (sufrimientos, tribulaciones y llantos) y la cara luminosa (cantos de alabanza, oraciones y gloria), para mostrarnos que el sufrimiento no tiene la última palabra, sino que es el paso a la felicidad. Sin Cruz no hay Resurrección.

El Apocalipsis eel Evangelio del Resucitado que presenta a Jesucristo, el Cordero degollado, como el único que puede abrir el libro sellado, esto es, revelar la historia y dotarla de sentido. 
El Apocalipsis es un libro que se desvela para darnos dos mensajes: que Jesús está vivo y resucitado, y que tiene poder y con autoridad sobre la historia del mundo. Nos invita a decirle con esperanza: ¡Ven, Señor Jesús!, o incluso, nos constata que ¡Ya has venido, Señor!

El Apocalipsis es un manual de perseverancia cristiana que nos ofrece los instrumentos para crecer en la fe, alcanzar el sentido último de la vida y de nuestra vocación, presentándonos a la "Mujer" (la Virgen María, la Iglesia, la Esposa fiel, la nueva Jerusalén celeste) que sufre, que es perseguida y hostigada por el "Dragón" (Satanás, el Anticristo infiel, la gran Babilonia apóstata).

El Apocalipsis es un tratado de resistencia activa y no violenta contra el mal en la seguridad de que el cristiano no debe luchar porque Dios ya ha vencido. Se refiere más a la lucha interior que se vence con la oración personal y contemplativa, y con la plegaria comunitaria, que ve y mira, que suplica y que alaba a Dios. 

El Apocalipsis es una invitación a la conversión, un estímulo para el arrepentimiento y al crecimiento en el amor, un cambio radical de mentalidad, una transformación en un cristiano "místico", aquel que tiene los ojos abiertos hacia Dios, aquel que penetra en el misterio revelado, aquel que "tiene oídos y oye", aquel que se esfuerza en cambiarse a sí mismo para cambiar el mundo, aquel que anhela una vida nueva en un mundo nuevo.

El Apocalipsis es un vademécum sobre el "discípulo ideal", el "cristiano apocalíptico" que "se vuelve", " se convierte" y se postra ante la voz del Resucitado, aquel que "se deja tocar" por el Maestro, aquel que permite al Señor entrar en las profundidades de su corazón y establecer con Él una comunión íntima, aquel que no tiene miedo porque Cristo está "de pie" en medio de la Iglesia, aquel que es "santo"..

El Apocalipsis es un escrito sobre la "comunidad ideal", la "Iglesia fiel" que comparte la fidelidad al Reino de Dios en medio del "reino de la Bestia", aquella que comparte fatiga, persecución y tribulación por causa de Su nombre, aquella que se reúne "el día del Señor" para la alabanza eucarística, aquella que es, al mismo tiempo, divina y humana, brillante y opaca, santa y pecadora. 

El Apocalipsis es la manifestación de Dios Jesucristo, quien con poder y autoridad, nos habla desde el cielo y nos convoca, a la comunidad reunida en oración, a la celebración litúrgica, para acoger su Palabra y recibir su Presencia en nosotros y con nosotros.

"Mirad: voy a crear un nuevo cielo y una nueva tierra: 
de las cosas pasadas ni habrá recuerdo ni vendrá pensamiento. 
Regocijaos, alegraos por siempre por lo que voy a crear" 
(Isaías 65, 17-18)



Fuente:

-El Apocalipsis de San Juan (Emilio Aliaga, edición Verbo Divino)

sábado, 20 de junio de 2020

APOCALIPSIS 19-22: LA JERUSALÉN CELESTE Y LAS BODAS DEL CORDERO

Llegamos al punto culminante de la revelación joánica, al deselance de los acontecimientos de la historia. Y poara ello, la acción vuelve necesariamente al cielo, a la gran liturgia nupcial, donde una gran muchedumbre,en comunión y en unión total, alaba a Dios cantando a una sola voz: “Aleluya”. Es una exaltación de la misericordia de Dios

La Iglesia Triunfante

En el capítulo 19 se nos presenta el triunfo de la Iglesia con Cristo a la cabeza. Nos presenta las alabanzas de los que están en el cielo y la batalla definitiva por la que son vencidos el Anticristo, la bestia y el falso profeta.
El inmenso gentío que grita corresponde a los santos que ya estaban en el cielo al momento de producirse esta gran batalla (Ap. 6, 9-11 y 7,9). Alaban a Dios por su triunfo, se alegran porque la Iglesia ha sido preparada para las bodas del Cordero.

Aparece otra vez el caballo blanco, la Palabra de Dios, con su jinete, Jesucristo, encabezando la lucha contra las huestes del mal. Fiel y veraz, sus palabras son verdaderas y permanecen, Sus ojos son llamas de fuego, penetran hasta el fondo de los corazones, tiene muchas diademas, autoridad y poder, nombre nuevo: Rey de reyes y Señor de señores.

-Lleva un manto empapado en sangre, la derramada en su pasión. Le siguen ejércitos celestiales del cielo en caballos blancos y vestidos de lino (santos y mártires). 
-De su boca sale una espada afilada para herir a las naciones, poder del Evangelio, él las regirá con vara de hierro, justicia divina, él pisa el lagar del vino de la ardiente ira del Dios todopoderoso, castigo.

-La bestia y el falso profeta son capturados y arrojados al estanque de fuego que arde con azufre, es un símbolo negativo: el lugar del rechazo a Dios, infierno, muerte definitiva. 

-Los demás fueron exterminados por la espada del Rey de reyes, se consuma la conversión y la purificación de la humanidad.


La era de paz y la Parusía

En el capítulo 20 Satanás es encadenado, arrojado al abismo y encerrado allí por un largo período de tiempo. Luego será soltado de nuevo, por un corto período de tiempo, para tentar a los seres humanos del fin de la historia, antes de la Parusía.
San Juan ve a los apóstoles participando en la inauguración de la Era de paz (Mateo 19, 20). 

Los mártires de la época del Anticristo son devueltos a la vida por Dios (la primera resurrección)para que disfruten de esta era de paz antes de ir al cielo y se les dá el oficio de sacerdote para que su testimonio mantenga la fe de los que nazcan en esta época.

Se presenta la Parusía y el fin del mundo. Después de la era de paz. Satanás es soltado de nuevo por un corto período de tiempo, para probar la fe de los habitantes de ese tiempo.

El enemigo logra conquistar un gran número de adeptos y se desencadena la última batalla de la guerra espiritual. 

El cielo viene en su ayuda y lanza fuego que devora, destruye a todos los inicuos. Satanás es arrojado al fuego eterno,  destruido para siempre. 

La muerte, el último enemigo, es vencida (1 Corintios 15, 26) y el lugar de los muertos (purgatorio) es eliminado. Todos los que no buscaron a Dios serán enviados al lago de fuego (el infierno).

La Nueva Jerusalén

El capítulo 21 es una ampliación del versículo 4 del capítulo 20 y describe cómo será la vida en la Era de Paz, profecía tomada y descrita en Isaías 65, 17-25:
-Cielo nuevo y tierra nueva, todo es renovado como Dios lo creó al principio.

-El mar ya no existeel pecado y sus consecuencias han desaparecido: No habrá más maldad, enfermedad, ni sufrimiento, ni muerte. Dios estará presente de manera mas palpable e intensa, y hará fluir su gracia libremente y la conciencia de la relación filial con Dios será plena.

-La Nueva Jerusalén que baja del cielo, es la Iglesia triunfante que se une a la Iglesia militante en el cielo.

La Nueva Jerusalén simboliza a la ciudad santa (la morada de Dios y su pueblo) y Babilonia simboliza a la ciudad perversa (la morada de Satanás y sus seguidores).

-La novia, la esposa del Cordero es la Iglesia, que San Juan describe en analogía a Jerusalén:

-Tenía un muro grande y alto con doce puertas, en referencia a la reconstrucción de las puertas de Jerusalén del libro de Nehemías 2 y 3. Doce puertas físicas con doce significados espirituales.

-sobre las puertas, doce ángeles y nombres escritos, los de las doce tribus de Israel, la Iglesia de los patriarcas y los profetas, el "resto" fiel del pueblo de Israel.
Estudio Biblico: “El significado de las Puertas Destruidas – La ...
-Al oriente, tres puertas: puerta del juiciopor donde entran los que vienen del juicio de Dios; puerta oriental o dorada, por donde entran los santos y los iluminados por el Sol; puerta de los caballos, por donde entran los que vienen de la batalla.

-al norte, tres puertas: puerta viejapor donde entran los que han dejado atrás su pasado y han seguido a Cristo; puerta del pescado, por donde entran los cristianos conversos, los discípulos; puerta de las ovejas, por donde entran los mártires que vienen del sacrificio.

-al mediodía, tres puertas: puerta de las aguaspor donde entran los que han escuchado la Palabra; puerta de la fuentepor donde entran los que han lavado su contaminación; puerta del muladarpor donde entran los que han desechado la inmundicia).

-al occidente, tres puertas: puerta de Efraínpor donde entran los benditos de Dios; puerta del valle, por donde entran los mansos, que se han humillado y arrepentido; puerta de la cárcel, por donde entran los rescatados del pecado).
Apocalipsis - Ap. 21:2 La ciudad santa en la luz. Imágenes y ...
-El muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y sobre ellos doce nombres, los doce apóstoles del cordero, la Iglesia de los apóstoles y los mártires, el nuevo pueblo de Dios.

-El que me hablaba tenía una medida de una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla, Dios protegerá y guiará a su pueblo para siempre.

-La ciudad es un cuadrado, y su largura es igual que su anchura, como el pectoral del sumo sacerdote.

-Midió la ciudad con la medida: 12.000 estadios, dos mil doscientos veinte kilómetros, que representa su esplendor. 

-Midió su muralla: setenta y siete metros, medida de hombre, que es también medida de ángel, que representa la convivencia de hombres y ángeles juntos.

-La estructura de su muralla es de jaspe, divinidad, presencia de Dios, y la ciudad es de oro puro, perfección, semejante al del puro cristal, pureza. 

-Los fundamentos del muro de la ciudad están adornados de toda clase de piedras preciosas, tomadas del libro de Ezequiel y del Éxodo, se refieren al sacerdocio, por las piedras del pectoral "del juicio" del sumo sacerdote y representan a las 12 tribus de Israel

el primer fundamento es de jaspe, 3ª de la 4ª fila=tribu de Benjamín. 
el segundo, de zafiro, 2ª de la 2ª fila=tribu de Isacar.
el tercero, de calcedonia, 2ª de la 3ª fila=tribu de Gad.
el cuarto, de esmeralda1ª de la 2ª fila=tribu de Leví.
el quinto, de sardónica, 2ª de la 4ª fila=tribu de Efraín.
el sexto, de sardio1ª de la 1ª fila=tribu de Simeón. 
el séptimo, de crisólito, 3ª de la 2ª fila=tribu de Zabulón. 
el octavo, de berilo1ª de la 4ª fila=tribu de Aser.
el noveno, de topacio, 2ª de la 1ª fila=tribu de Dan.
el décimo, de crisoprasa, 3ª de la 1ª fila=tribu de Rubén.
el undécimo, de jacinto, 1ª de la 3ª fila=tribu de Judá. 
el duodécimo, de amatista, 3ª de la 3ª fila=tribu de Neftalí.

-Las doce puertas son doce perlas: todas las puertas están hechas de una sola perla, la perla representa la sabiduría de Dios, o el reino de los cielos, o el Espíritu Santo.

-La plaza de la ciudad es de oro puro, perfección, como cristal transparente, pureza
El capítulo 22 concluye:

-el río de agua de la vida que brota del trono de Dios, la gracia santificante, hay árboles de la vida, sacramentos, no habrá noche, no existirá el mal.

-verán la cara de Dios, visión beatifica, llevarán su nombre en la frente, le pertenecerán.

-El Espíritu y la Esposa dicen ven, el Espíritu Santo y la Virgen tendrán una presencia activa inusitada al final de los tiempos. También la Iglesia llamará al arrepentimiento a todas las almas.

-Bienaventurado el que guarda las palabras proféticas de este libro. Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener acceso al árbol de la vida y entrar por las puertas en la ciudad. Termina con dos bienaventuranzas que son exhortación a la perseverancia para alcanzar la santidad y con ello, la vida eterna.

-Yo soy un compañero de servicio tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Cristo nos anima diciendo que es compañero y hermano nuestro, es decir, que no estamos solos, que Él está con nosotros.

Como conclusión, el libro del Apocalipsis o las Revelaciones de San Juan no es tanto un libro de catástrofes y males sino más bien, una guía para la perseverancia en la esperanza del encuentro con Dios.

Nos muestra a Jesucristo como el centro del universo, el Señor de la Historia.

Presenta la dicotomía Cielo/Tierra, es decir, el desarrollo de los sucesos de la Iglesia Triunfante (Celestial) y de la Iglesia Militante (Terrenal). Es la liturgia celeste.

Narra las fases de la batalla espiritual: opresión del Pueblo de Dios/Castigo del Enemigo/Victoria del Pueblo de Dios. 

Y finalmente, la recompensa: la Nueva Jerusalén, el cielo. Junto a Dios para toda la eternidad.


Bibliografía:

-"El Apocalipsis" (de Adrienne Von Speyr, por Hans Urs Von Balthasar).
-"Para leer el Apocalipsis" (Jean-Pierre Prévost, Editorial Verbo Divino, 1991).
- "La Cena del Cordero" (Scott Hahnn, Editorial Patmos, 2001).
-"El Apocalipsis de San Juan" (Emilio Aliaga Girbés, Editorial Verbo Divino)