¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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jueves, 4 de enero de 2018

¿CORRE PELIGRO EMAÚS?

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Pudiera parecer, al leer el título de este artículo, que sobrevuela en mí un cierto estado de desánimo. Pudiera parecer que refleja un estado de un cierto desaliento o incluso derrotismo. No es así.

Desde mi intensa experiencia de amar y de servir a Dios a través de los retiros de Emaús, hoy quiero reflexionar, a la luz del discernimiento de la Eucaristía y la oración, sobre los serios peligros que corre Emaús.

El interés que ha despertado en los últimos tiempos en España es considerable. Todo el mundo habla de Emaús, aunque no se pueda contar nada. Todo el mundo pregunta: ¿Has hecho Emaús?, aunque no se sepa exactamente lo que ello significa. Todo el mundo invita a caminar en Emaús, aunque no se medite quien lo necesita de verdad.

A pesar de la gran acogida y el interés suscitado entre quienes hemos caminado y servido en Emaús, este fecundo método
 evangelizador es visto por mucha gente (incluso desde la misma Iglesia Católica) con cierta sospecha y desconfianza, o cuando menos, es examinado con un escrupulosa lupa. Algunos son sumamente escépticos, críticos y duros al catalogarlo como una nueva moda espiritual para ricos.

Sin embargo, la participación en Emaús, responde a dos facetas, una interna y otra externa. Por un lado, a una íntima búsqueda espiritual y de encuentro con Dios, y por otro, a un compromiso real dentro de la Iglesia y del mundo de hoy. 

Tanto sacerdotes como laicos creen, asumen y promueven estos retiros de conversión en sus parroquias, valorándolos como una alternativa espiritual fértil y provechosa que ha dado sentido a la vida de muchas personas, quizás un tanto alejadas de la Iglesia o quizás sin ningún tipo de orientación espiritual. 

Partiendo del reconocimiento de que la Iglesia es rica en dones y carismas, y de que Dios tiene un plan para cada uno de ellos, el Espíritu Santo se hace valer de cualquier propuesta para ofrecer amor, felicidad y realización a todo aquel que se acerque con fe a sus caminos. Emáus es una de ellas, un método más. Y nada más... y nada menos. 

Para muchos de nosotros, cristianos comprometidos, Emaús es una propuesta convincente y fructífera, que valora al ser humano de forma integral, y permite que éste descubra el plan que Dios tiene para su vida.

Emaús no es, ni mucho menos, "exclusivo", ni "de ricos" ni "oscuro", ni "sectario". Por el contrario, genera el reconocimiento de que todos somos hijos de un mismo Padre que nos ama, a Quien amamos, servimos. Un Padre cabeza y vínculo de un amor Ágape que compartimos también entre nosotros, como hermanos que somos.

Resultado de imagen de retiros de emausLo cierto es que, a favor o en contra, cada día toma más fuerza en España; en cada lugar se "habla de Emaús"; día tras día crece el número de personas que están dispuestas a vivirlo como una alternativa real de la cual Dios se vale para mostrarnos el camino de la salvación y de la felicidad plena, en una sociedad que necesita hombres y mujeres realizados, íntegros interiormente y comprometidos exteriormente, y con capacidad de dar y recibir amor en un país que exige a gritos reconciliación, perdón, tolerancia y solidaridad.

Emaús cumple (o debería cumplir) un solo objetivo: como actividad de laicos para laicos, es una oportunidad de tener un encuentro íntimo, personal y seductor con Cristo, como ningún otro ofrece. 

Es un cantera donde se desmenuza la piedra, una mina donde se profundiza en el tesoro más precioso, un manantial donde fluyen aguas vivas, un método de apostolado donde las personas tienen la posibilidad de tomar la decisión de comprometerse con Dios, con sus comunidades parroquiales y con la sociedad en general.

Es cierto que para muchos "hacer Emaús" se limita al hallazgo de un "grupo estufa" en el que afianzar y ampliar su círculo de relaciones sociales, como si se tratara de alguna moda o un estilo espiritual, distinto a cualquier otro, que "se lleva", que es "trending topic". 

Es evidente que hay una gran mayoría de personas que viven ese fin de semana como algo "bonito" en sus vidas sin más, sin dar un paso adelante, lo que me trae a la memoria el pasaje evangélico del encuentro entre Jesús y el joven rico, quien con una desmedida ansiedad por seguirlo, no es capaz de hacerlo al anteponer su amor a las cosas y riquezas de este mundo, alejándose triste y cabizbajo, ante el difícil reto del Maestro que le exhorta a dejarlo todo y seguirlo.

Pero si Emaús se queda en una "anécdota" de un fin de semana, si se asume como una experiencia que empieza y acaba, eludiendo dar el siguiente paso hacia un compromiso con el Señor y con los demás, hacia la propia formación y desarrollo personal, hacia la madurez en la fe, hacia el servicio en las parroquias y en la evangelización de este mundo, sí que corre el riesgo de convertirse en una "moda pasajera".

Resultado de imagen de retiros de emausSi sacerdotes y obispos no se toman en serio el potencial evangelizador de los laicos, lo descuidan, recelan de él o esperan a ver qué pasa, sin ofrecer una correcta dirección pastoral posterior, surgirán conflictos: aparecerán los "egos" y las envidias, las luchas de poder, los malos-entendidos y los desaciertos, los "lobbys y los clubes sociales", las búsquedas para adueñarse de las mejores posiciones, etc., tal y como ha ocurrido en algunos movimientos como la Renovación Carismática, Cursillos de Cristiandad, etc. 

En lugar de criticar Emaús, una actividad que "produce frutos", deberíamos dedicar tiempo a la oración y, sobre todo, a dar gloria a Dios por las gracias que el Espíritu Santo derrama en cada retiro, y que nos ofrece diversos carismas, talentos y modos de servir a Dios, al prójimo y a la Iglesia.

Quiero dejar muy claro, tanto para los que lo apoyamos como para quienes lo censuran y enjuician, que Emaús no es una panacea, no es una "solución mágica" que te vaya a solucionar la vida, ni que te vaya a hacer ser mejor. Es el propio compromiso con Dios y con Su amor lo que realmente te cambia la vida, y no con un activismo populista.

Emaús corre el peligro de perder su esencia si lo convertimos en una "experiencia de montaña rusa", en un "subidón espiritual", en lugar de un servicio a Dios, de un espacio de entrega desinteresada y abnegada.

Emaús corre el peligro de perder la gracia y el favor divinos, si nos apropiamos de la Gloria de Dios, si dejamos de ser "la voz que grita en el desierto" y nos "apropiamos de la profecía".

Emaús corre el peligro de olvidar su propósito, si vivimos sólo por y para el retiro, sin dar lugar a una intención verdadera de crecimiento espiritual personal y de compromiso con la Iglesia de Cristo.

Emaús corre el peligro de caer en “el síndrome Judas”, es decir, de la misma forma que Jesús mismo eligió a Judas sabiendo que lo traicionaría, también aquí habrá esos personajes que “bebiendo de la misma copa del maestro”, estarán dispuestos a darles la espalda.

Emaús corre el peligro de abandonar su identidad si buscamos "deslumbrar", en lugar de "alumbrar", si ansiamos el "medalleo", el aplauso y el reconocimiento propios, en lugar de profundizar y madurar en la fe.

Emaús corre el peligro de perder su luz, si invitamos a personas a diestro y siniestro, de nuestro entorno familiar o cercano, sin ni siquiera meditarlo ni orarlo, si "hacemos caminar" a personas obligadas por su mujer, su amiga o cuñada, sin tener el pleno convencimiento de lo que Dios desea, y hacerles sentirse forzados a recluirse en un “encierro espiritual” sin estar dispuestos a abrir su corazón y dejarse transformar.

Emaús corre el peligro de perder su significado de servicio si contemplamos la idea de ser servidos por los demás, en lugar de poner en práctica las tres máximas del servicio: oración, obediencia y humildad.

Emaús corre el peligro de convertirse en activismo descabezado y sin sentido, si tenemos la aspiración de ocupar posiciones dentro del "escalafón jerárquico" de la Iglesia o si albergamos la intención de ganarnos la simpatía de nuestro párroco o la admiración de nuestros hermanos.

Emaús corre el peligro de caer en el olvido, si destruimos su objetivo de evangelización y servicio, si nos limitarnos a reunirnos como si se tratara de un club social donde vivir nuestra fe  "a gusto"entre amigos/hermanos.

Emaús corre el peligro de desaparecer, si sus lideres se aferran a un  poder "absolutista y egoísta" con el que gobernar a otros, si sus veteranos asumen una actitud de superioridad farisea sobre el resto, o si cualquiera de nosotros nos convertimos en "católicos light", de un día a la semana o de dos retiros al año. 

Imagen relacionadaTener una experiencia de Dios no es sólo "sentir" algo bonito, no es "llenarse" para satisfacción propia. Es dejarse seducir por el Amor con mayúsculas, es darse, es comprometerse, es madurar en la fe, crecer en la esperanza y servir en la caridad, es prepararse para ser un mejor y más fiel servidor de Dios... 

La Fe no se basa en sentimientos sino en el encuentro con Cristo Resucitado, en el deseo ferviente de retornar a Dios y vivir de acuerdo a Su Voluntad...de buscar la santidad a la que todos estamos llamados. 

Si hablamos de transformar nuestros corazones (y los de otros) de piedra por otros de carne, de cambiar nuestra tibieza (y la de otros) por el fuego abrasador de Jesús, no podemos hacerlo a base de "sensaciones inmanentes" ni de "experiencias efímeras" ni de "sentimientos" interiores.

El peligro real de Emaús es que tanto laicos como sacerdotes decidamos o permitamos que se pierda el enfoque y el principal objetivo del retiro: que pensemos que el camino de Emaús es el que cada uno decidimos llevar.

El único Camino es Jesucristo

¡Gloria a Dios!




jueves, 18 de agosto de 2016

CASA CRISTO REY: UN OASIS DE PAZ PARA EL ENCUENTRO CON DIOS



Here is the house                                                          Aquí esta la casa 
Where it all happened                                                    Donde todo ocurrió
                 Those tender moments                                       Esos tiernos momentos               
Under this roof                                                                   Bajo ese techo
Body and soul come together                                              Cuerpo y alma se unen
              As we come closer together                         A medida que nos acercamos uno al otro
And as it happens                                                                 Y tal y como sucede
It happens here                                                                      Sucede aquí 
In this house                                                                       en esta casa

And I feel your warmth                                                        Y siento tu afecto
            And it feels like home                                                    Y me siento como en casa
And there's someone                                                            Y hay alguien
Calling on the telephone                                          Llamándome por teléfono
Let's stay home                                                               Quedémonos en casa
It's cold outside                                                                     Hace frío afuera
And I have so much                                                              Y tengo mucho
To confide to you                                                                      Que confesarte
With or without words                                                       Con o sin palabras
I'll confide everything                                              Voy a confesártelo todo

          So we stay at home                                                 Así que quedémonos en casa
And I'm by your side                                                           Y estaré a tu lado
And you know                                                                          Y sabrás
What's going on inside                                                    lo que pasa dentro
        Inside my heart                                                            dentro de mi corazón
    Inside this house                                                            dentro de esta casa
And I just want to                                                                   Y solo quiero
    Let it out for you                                                          Dejarlo salir para ti

And I feel your warmth                                                        Y siento tu afecto
            And it feels like home                                                    Y me siento como en casa
And I feel your warmth                                                        Y siento tu afecto
            And it feels like home                                                    Y me siento como en casa

Here is the house                                                          Aquí esta la casa 
Where it all happened                                                    Donde todo ocurrió
         Those tender moments                                                    Esos tiernos momentos               
Under this roof                                                                   Bajo ese techo
Body and soul come together                                              Cuerpo y alma se unen
              As we come closer together                         A medida que nos acercamos el uno al otro

"Here is the House" 
Depeche Mode


"Here is the House" es una de mis canciones favoritas del grupo inglés Depeche Mode,  publicada en 1986. La canción juega con un concepto filosófico que cuestiona si le pedimos (a Jesucristo) compañía o sólo presencia, y si existe remedio alguno para la tribulación, la soledad y la incomunicación. 

Y es que el Señor nos contesta afirmativamente: "Yo soy el Camino, la Verdad  y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto". (Juan 14, 6-7).

"Esos tiernos momentos"

El planteamiento lírico que personalmente hago de la canción es acerca de mi experiencia y mi encuentro con Cristo, "en esa casa", "en Cristo Rey" durante mi retiro de Emaús, como caminante, en noviembre de 2015. 

Mi experiencia parte de “un ponerme en camino”, un camino evangelizador que comencé con las cenas Alpha y que me llevó, casi sin quererlo, a los retiros de Emaús. 

Y como toda “búsqueda” implica movimiento, ir hacia, salir de uno mismo, eso es lo que hice. Pero no hice el camino solo, sino en “comunidad”. Mi compromiso siempre es personal pero el mejor discernimiento es comunitario. 

Entonces, Jesús, como en el relato de Lucas, se hizo el encontradizo conmigo. El Señor salió a mi encuentro. Parece que me estaba esperando sin estridencias, sin alardes. Como un compañero más en la marcha. Y me preguntó. Se interesó por mis preocupaciones y dudas. 

Aunque Él lo sabía perfectamente, esperó a que se lo contara yo. Me dejó hablar, o más bien, me dejó quejarme. Y allí, en Cristo Rey, vacié mi corazón. No entendía ni comprendía por qué las cosas no habían salido como yo esperaba. Eran mis “planes” y tardé, como los discípulos de Emaús, en entender que los “planes” de Dios, frecuentemente, son otros. 

Esta es la casa donde aprendí a escuchar directamente a Jesús. ¡Directamente!, como los de Emaús. 

Durante "aquellos tiernos momentos", aprendí a experimentarlo a través de un gozo que no puede contarse con palabras en el oratorio del Espíritu Santo, delante del Santísimo, donde nunca antes había estado, le encontré: ¡Dejé actuar al Espíritu Santo!

Ahora sé donde buscarle. 

El camino se hace, a menudo, duro, complejo, agotador. Y uno se cansa y la noche, lo oscuro, parece abrumarnos. Nos da miedo seguir. Entonces hay que ser decididos, como los discípulos de Emaús e invitar al Señor a quedarse con nosotros. Es el momento de saber acoger. Saberle decir al Señor, con confianza, que se quede a nuestro lado porque nos empiezan a fallar las fuerzas, o porque sentimos miedo. Miedo de la noche, de la oscuridad, de lo desconocido, de lo que aún nos queda por caminar.

Y cuando se lo pedimos, cuando le abrimos la puerta al Señor, Él siempre entra para cenar con nosotros. Y en esa cena, al partir juntos el pan, al “com-partir”, “re-conoces” al Señor. 

Es un segundo estado en la experiencia de Dios. Se trata primero de Ver. Responder como Job a la pregunta: ¿Dónde está Dios? Buscarle en nuestro interior para re-conocerle como Tomás, metiendo nuestros dedos en sus llagas y darse cuenta de que muchas veces no sabemos interpretar o tenemos la suficiente sensibilidad para detectar esa “presencia” transformadora. 

“No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino”. De eso se trata, de descubrir como experiencia ese corazón ardiendo por la Palabra.

Y entonces, con prisas, de inmediato, ya sin miedo a la noche, el domingo salí para volver a Jerusalen, para contar su experiencia. Y me encontré con los demás, con los que habían vivido una experiencia similar a la suya para gritar al mundo, todos juntos que el Señor, que ¡Jesucristo ha resucitado!

En esa casa, "Donde todo ocurrió. Esos tiernos momentos, bajo ese techo, cuerpo y alma se unen, a medida que nos acercamos uno al otro", allí Jesús se me acercó. 

Vino a mí porque le pedí con confianza que se quedara conmigo, cuando anochecía en mi vida, cuando las dudas me asaltaron.

En Cristo Rey, "estoy como en casa, Él está a mi lado y sé lo que pasa dentro de mi corazón, dentro de esta casa". "Here is the House", aquí está la casa, la casa de Dios.

"Here is the House"

Aunque los Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey se encontraban establecidos en Pozuelo de Alarcón desde el año 1946, en 1992, se trasladan a una nueva residencia, un hermoso complejo de edificios, la Casa Cristo Rey. 

Entrando, el vestíbulo de recepción da acceso directamente a:

- la Casa de Ejercicios propiamente dicha.

- la Iglesia o capilla mayor, con capacidad para unas 160 personas, situada a la derecha

- la residencia de Padres y Hermanos. 




La casa de Ejercicios cuenta con 80 habitaciones dobles, dotadas de lavabo, WC y ducha, distribuidas en cuatro pabellones de dos plantas, con un sector de 10 habitaciones cada planta. 

Los cuatro pabellones están separados entre sí por otros tantos patios, en los que una fuente románica y una hilera de hermosos cipreses crean un ambiente recogido cuasi monástico. 

Al fondo de cada uno de estos pabellones la escalera de emergencia está colocada al interior de una torre de ladrillo visto –como todo el edificio-.

Las cuatro torres quedan unidas por un arco, de forma que el conjunto, desde el jardín exterior recuerda un poco la muralla de Ávila. 

Desde el interior se accede a esos pabellones por un pasillo, a la derecha del cual se encuentran una amplia sala de estar, otra gran sala de conferencias divisible en dos o tres, según conveniencias, otra pequeña sala de estar y el oratorio "Espíritu Santo" para unas treinta personas. 

En el piso superior, además de los sectores de habitaciones, se encuentran diversas salas de reuniones y otro oratorio para unas 20 personas. Tres terrazas pequeñas ofrecen una magnífica vista de Pozuelo y Madrid.

De este cuerpo de edificio se pasa después a los comedores, uno con capacidad para 200 personas y otro reducido para unos 25 comensales. 

A continuación, se encuentra la zona de servicios: cocina con office y tren de lavado por un lado, y almacén y cámaras frigorífica y de congelación por otro, así como lavadero y sala plancha; todo ello junto al muelle de descarga. 

Y a continuación se encuentra la residencia de las Hermanas Cooperatrices, llamada Betania.

La edificación está situada en el centro de un parque de 65.000 m2, con al menos seis ambientes diversos de arbolado y jardinería. 

Todo ha sido pensado para favorecer ante todo un encuentro con Dios y después también con los hermanos. 

Con razón se ha dicho que la Casa Cristo Rey es “Un oasis de paz para el encuentro con Dios.”





miércoles, 18 de mayo de 2016

EL CAMINO DE EMAÚS, MI EXPERIENCIA DE AMOR


Hoy hablaré del retiro de Emaús como una experiencia de conversión inolvidable que viví y sigo viviendo, que me ha marcado el camino correcto, aunque no desvelaré ni sus dinámicas ni sus secretos, pues la confidencialidad es una de sus esencias. 

¿Qué es?

Emaús es, ante todo, una maravillosa cita íntima y personal con el Amor de Dios. 

¿En qué se basa?

Basado en la lectura del evangelio según San Lucas 24: 13-35, el camino a Emaús no es un movimiento, ni una espiritualidad, sino un método de apostolado impulsado por laicos para laicos, en el marco de la nueva evangelización, que cuenta con el acompañamiento espiritual de sacerdotes de las parroquias que lo organizan y cuya finalidad es llevar a las personas al encuentro con Cristo. 

¿Qué ofrece?

Ofrece una oportunidad para que todo aquel que esté buscando, que no conozca a Jesús, que lo conozca y no le quiera, o se haya peleado con él, o que simplemente vive agobiado en la prisa, el consumismo, el yo, el ansia de poder, posición y dinero que ofrece el mundo de hoy … Vivir un regalo impresionante: un fin de semana transformador, producto del encuentro con el amor de Jesús. 

¿Qué supone?

Supone retirarse del mundo del viernes por la tarde al domingo por la tarde en una casa de espiritualidad y ser testigos de una serie testimonios y experiencias personales de laicos, recibir la efusión del Espíritu Santo y salir del retiro con un sentido renovado de prioridades y propósitos.

¿Cuál es su objetivo?

El objetivo es reconocer que Jesús vive entre nosotros, amándonos con amor infinito y eterno, caminando a nuestro lado, en nuestra propia vida. Con Él, nos convertiremos en luz del mundo, en faros del Espíritu Santo para otros de nuestro entorno y transformarlo.

¿Por qué cambia la vida?

Emaús permite comenzar a vivir una vida llena de amor a Dios, de esperanza, que se materializa en grandes beneficios personales: matrimonios rotos que se perdonan y recuperan el amor, hermanos que se reconcilian, personas que no entendían su sentido de la vida ahora comprenden que Dios los ama, gente alejada de la Iglesia que desean recibir los sacramentos e implicarse en la fe, enfermos que dan gracias a Dios por su enfermedad, desesperanzados que abrazan el amor de Dios...

A menudo, muchos asistentes cuentan que han acudido al retiro obligados por sus amigos o familiares y sobre todo, por sus mujeres. Algunos, van a ciegas y con ciertas reticencias. Pero, una vez el retiro finaliza, todos salimos alegres, como aquellos discípulos de Emaús, damos gracias a Dios por esta experiencia de fe y amor, por haber reconocido de nuevo a Dios caminando a nuestro lado y nos convertimos en transmisores del amor de Cristo.


Volvemos felices, con la cara iluminada, a nuestras casas, con nuestras familias, a nuestros entornos sociales y profesionales, con la imperiosa necesidad de transmitir esta experiencia, esta gracia. Cuando Dios transforma tu corazón y cambia tu percepción de la vida no puedes sino contarlo a todo el mundo.

Emaús es un camino de peregrinaje, donde uno se encuentra con Jesús de una forma casual y al que tantas veces no reconocemos en nuestra vida, tan vacía y tan llena de cosas materiales.

¿Quién puede participar?

Puede participar todo el mundo. Los retiros se organizan para hombres y mujeres, de manera independiente.

Al retiro vienen gente de todas las sensibilidades de la Iglesia, personas de las parroquias, incluso sacerdotes y consagradas. 

Asisten laicos, personas no católicas o de otras confesiones, personas alejadas de la fe y de la Iglesia o personas con una vida sacramental más tibia.. El amor de Dios no pone barreras a los hombres. 

Todos necesitamos experimentar el amor de Dios en nuestra vida.

¿Cuántas veces se puede participar?

Estos retiros se hacen una sola vez en la vida, como caminante y cuantas veces se quiera, como servidor en los siguientes retiros.

Cuando, como caminante, dejas tu parroquia (Jerusalén) sientes que te embarcas en una peregrinación a Emaús y en el camino te encuentras con Jesús, pero al principio no le reconoces.

Al igual que los discípulos, durante 
el camino, se vaciaron contándole a Jesús “todas las cosas que pasaron esos días”, en el retiro, los caminantes nos vaciamos totalmente, le entregamos a Jesús todo lo que nos ha pasado en nuestras vidas. Jesús escucha y seguidamente nos ofrece la Eucaristía, en ese momento es cuando lo reconocemos: cuando parte el pan. 

Los discípulos se levantan e inmediatamente regresan a Jerusalén a contarles a otros la Buena Nueva, que Jesús está vivo y que está con nosotros. Y eso mismo es lo que haces como caminante.


¿Cuál es su consecuencia?

La consecuencia lógica, es la implicación
 de los caminantes en las diferentes actividades de su parroquia y la participación activa en la comunidad. De esta forma, se revitaliza la vida de las parroquias donde se proponen los retiros de Emaús, al integrar y recoger en las mismas, el ímpetu apasionado de estas personas, que desean transmitir y compartir su encuentro con Cristo.

¿Qué nos cuenta el relato?

El último capítulo del "Evangelio de la misericordia" nos narra un acontecimiento que se ha repetido en numerosas ocasiones, que ha inspirado obras de arte, que ha suscitado conversiones e inspirado a los cristianos en el camino a la santidad.

Comienza con dos discípulos desencantados (uno es Cleofás y el otro...) que están abandonando, cabizbajos, la causa por la cual, tres años antes, habían dejado todo. 

Pero ahora, después de tres días de esperar al Maestro en el que habían creído, tenían miedo y pesar, y volvían a casa para tratar de reconstruir las vidas que habían dejado atrás. En un fin de semana se les había escapado el único ideal que había llenado sus jóvenes corazones.

En su camino se les aparece Cristo, pero aunque lo veían, algo les impedía reconocerle. ¿Por qué? ¿Por qué no reconocen su rostro después de haberlo seguido por tres años? ¿Por qué no reconocen su voz después de haber dejado todo el día que escucharon su llamada? ¿Por qué no reconocen sus palabras después de haberlo oído predicar?

Tal vez es porque, como ellos mismos admiten, Él ha desilusionado las esperanzas que tenían, de que Él fuera el libertador de la nación de Israel. 

El obstáculo no es que no tengan a Jesús al lado, caminando con ellos, es que ellos esperan ver a alguien diferente. Así nunca verán a Jesús, por más claro que se les aparezca. ¡Su fe y su esperanza, pequeña y a su medida, no les deja aceptar la gloria y el gozo de la resurrección!

Pero Jesús no los deja alejarse. Quiere conquistárselos para siempre. Se hace el encontradizo para caminar junto a ellos y para que lo inviten a cenar. 

Y ahí, en la intimidad de un pequeño cuarto, se les revela al entregarse en la Eucaristía. Eufóricos, corren hasta Jerusalén bajo la luz de las estrellas. 

¡Ha resucitado, y vive con ellos para siempre! Se dejaron conquistar por la esperanza que les ofrece Jesús, y en la Eucaristía lo llevan consigo para siempre.

Cristo ha resucitado, está vivo y camina conmigo. ¡Qué maravilla! ¡Qué experiencia! Mi corazón rebosa de gozo y quiero cantar, quiero gritar, quiero trasmitir a otros esta certeza. No estoy solo, Cristo quiere estar conmigo. Está vivo en la Eucaristía, esperándome pacientemente. No puedo ser indiferente o pasivo ante tanto amor, por eso corro a compartir con los demás esta Buena Nueva.


JHR