¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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sábado, 27 de marzo de 2021

¿PARA QUÉ LEER LA BIBLIA?

"Toda Escritura es inspirada por Dios 
y además útil para enseñar, 
para argüir, para corregir, para educar en la justicia, 
a fin de que el hombre de Dios sea perfecto 
y esté preparado para toda obra buena" 
(2 Tim 3,16-17)

Dice el apóstol San Pablo que la Palabra de Dios es útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar...¿para qué? Para que seamos perfectos y obremos el bien.

Dice el profeta Isaías que no temamos, porque Dios está con nosotros para fortalecernos, auxiliarnos y sostenernos (Is 41, 10). 

¡Qué alivio! No estamos solos. Dios está con nosotros. ¿Dónde? En su Palabra. ¿Cómo? Con su Espíritu. Así pues, la Sagrada Escritura nos ha sido legada con el propósito de escuchar lo que Dios nos quiere decir a cada uno de nosotros de forma individual, y a la Iglesia, de forma comunitaria.

Así pues, continuamos en este segundo artículo sobre la Palabra de Dios, sumergiéndonos en los 73 libros canónicos establecidos por la Iglesia Católica como inspirados por Dios: 46 corresponden al Antiguo Testamento y 27 al Nuevo Testamento

Su estructura puede establecerse en función de los períodos históricos, de las alianzas de Dios con los hombres y del contenido de sus libros. Hoy, nos centraremos en el contenido de cada uno de los libros, ofreciendo una pequeña sinopsis que nos motive a profundizar en su lectura de forma individual.

El contenido de los libros bíblicos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, se estructuran en cuatro grandes temas: Ley, Historia, Sabiduría y Profecía. Esta clasificación, como norma general, no sigue una linea temporal correlativa sino que se refiere a su disposición y orden en la Biblia Católica.

Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento, también llamado "Antigua Alianza" o "la Ley y los Profetas" es un conjunto de libros inspirados por Dios al pueblo de Israel y de valor permanente, que narran la historia del camino hacia la salvación desde lo orígenes del universo hasta la plenitud del tiempo con la Encarnación de Jesucristo.

El propósito del Antiguo Testamento es preparar la venida de Cristo, el Mesías.
-Ley (5): 
Génesis: Creación del mundo y nacimiento del pueblo de Israel (Abrahán y las 12 tribus).
Éxodo: Huída de Israel de Egipto y su paso por el desierto hacia la Tierra Prometida, las leyes de Dios (10 Mandamientos) y la infidelidad del pueblo judío.
Levítico: Las leyes de observancia religiosa, el culto y el sacerdocio.
Números: El censo de las tribus de Israel, los 40 años de su peregrinaje por el desierto y la constante infidelidad y rebelión a Dios.
Deuteronomio: Nuevas leyes a adoptar en la Tierra Prometida, nueva constitución del pueblo de Israel y el itinerario profético de su historia.

-Historia (14): 
Josué: Comienzo de la conquista de la Tierra Prometida que durará 50 años (1.100-1.50 a.C.).
Jueces: Relato de la conquista de Canaán, las continuas infidelidades del pueblo de Israel y sus caídas en manos de sus enemigos. Cada vez que se arrepienten, Dios les envía un juez para guiarles y salvarles. 
Rut: Historia de una mujer extranjera que se convierte a Dios. Su biznieto David será el rey de Israel, línea genealógica de Jesucristo.
1 Samuel: Comienzo de la monarquia en Israel (1.050 a. C.): la trágica historia de Saúl, 1º rey de Israel y ungido por el profeta Samuel, que desobedece a Dios y lleva a Israel a una larga guerra civil contra David, su sucesor (1.010 a. C.).
2 Samuel: Continúa la historia de David (y sus pecados) y la alianza perpetua de Dios con él. Convierte a Israel en una nación poderosa y a Jerusalén en el centro religioso del mundo.
1 Reyes: Reinado de Salomón (970 a. C.) quien convierte a Israel en un poderoso imperio, construye el templo y cae en la idolatría. Dios envía profetas para corregirles (Elías, 930 a.C.).
2 Reyes: División de Israel en dos reinos, Judá e Israel, alejamiento de Dios. Son conquistados y el templo destruido por los asiriros (930-587 a.C.).
1 Crónicas: Historia de 1 y 2 Samuel: destaca el aspecto religioso del reino de David.
2 Crónicas: Repite algunos acontecimientos de 1 y 2 Reyes: destaca el reino de Judá.
Esdras: Vuelta a Jerusalén de un "resto" del exilio en Babilonia (537-442 a. C.), los preparativos para la reconstrucción del templo y la restauración del culto a Dios.
Nehemías: Reconstrucción de Jerusalén en sus memorias como gobernador (515 a. C.).
Tobías: Relata la vida de un hombre piadoso que cumple, en el exilio, la Ley de Dios (700 a. C.).
Judit: Narra la historia de una mujer heróica que salva a Israel por su confianza en Dios durante la cautividad en Babilonia (587-539 a. C.).
Ester: Cuenta la historia de otra mujer judía heróica que se convierte en reina de Persia y salva a los judíos.
1 Macabeos: Narra la revuelta de los Macabeos (167-134 a. C.) contra el imperio macedonio desde un punto de vista histórico.
2 Macabeos: Relata la misma historia de la revuelta pero desde un punto de vista religioso.

-Sabiduría (7): 
Job: Describe un largo poema y un gran debate sobre por qué Dios permite el mal.
Salmos: La mayor colección de 150 poemas o cantos religisos atribuidos al Rey David.
Proverbios: Colección de dichos sabios y verdades atribuidas al Rey Salomón.
Eclesiastés (Qohélet): Larga meditación sobre la vanidad del mundo.
Cantar de los Cantares: Poema de amor entre la Esposa (Iglesia) y el Esposo (Cristo).
Sabiduría (de Salomón): Alabanza a la sabiduría y a la paciencia de Dios con el hombre.
Eclesiástico (Sirácida): Libro sobre cómo vivir en el mundo una vida recta de fe en Dios.

-Profecía (20): 
Isaías: Contiene las profecías más claras sobre la venida del Mesías. La 1ª parte advierte de desgracias y la 2ª parte promete la redención del pueblo pecador.
Jeremías: Anuncia la destrucción de Judá e invita al arrepentimiento.
Lamentaciones: Libro de poemas (atribuido a Jeremías) que lamentan la destrucción de Jerusalén, utilizado en las ceremonias celebradas sobre las ruinas del templo destruido por los babilonios.
Baruc: Discípulo de Jeremías que profetiza (en Babilonia) la Nueva Alianza (y perpetua) con el pueblo de Israel. Contiene también una serie de sabios consejos. 
Ezequiel: Visiones y descripciones simbólicas (contemporáneo de Jeremías) que anuncian destrucción de Jerusalén por Babilonia (587 a. C.) pero cuyo mensaje es de esperanza.
Daniel: Profecía y extrañas visiones de un alto cargo de la corte de Babilonia durante el exilio.
Oseas: Profecías y vicisitudes de su matrimonio como metáfora de la relación de Dios (que perdona las infidelidades y rescata) con Israel (esposa infiel y vendida como esclava).
Joel: Anuncia el terrible juicio sobre Judá y también que el Espíritu de Dios se derramará sobre el pueblo.
Amós: Severa llamada al arrepentimiento a pesar del esplendor del reino del Norte y profecia sobre la restauración del reino de David.
Abdías: El libro más corto del Antiguo Testamento que anuncia la derrota de Edom, tradicional enemigo de Israel.
Jonás: Narra la historia de un profeta reacio a cumplir la voluntad de Dios, que pretende huir de Él y entiende que no se puede escapar de Dios. 
Miqueas: Juicios contra los corruptos y los explotadores. Predice la venida de un Salvador para Israel que nacerá en Belén.
Nahum: Profetiza la caída de Nínive, capital del imperio asirio.
Habacuc: Juicios contra los malvados y esperanza para los justos.
Sofonías: Anuncia el juicio de Dios contra toda la tierra y también un mensaje de alegría.
Ageo: Narra sus esfuerzos en la reconstrucción del templo de Jerusalén y las críticas al pueblo por llevar una vida lujosa mientras la casa de Dios está en ruinas.
Zacarías: Contemporáneo de Ageo, trabaja también en la reconstrucción del templo. En sus visiones, ve la llegada de un nuevo rey a Sión montado en un borrico.
Malaquías: Advierte sobre la hipócrita forma externa de culto y predice la llegada del mensajero del Señor.

Nuevo Testamento
El Nuevo Testamento es la "Nueva Alianza" de Dios con los hombres, y al igual que el Pentateuco contenía la Ley antigua, los cuatro Evangelios comprenden la Nueva Ley. Así como a partir del libro de Josué se narraba la historia del pueblo de Dios, los Hechos de los Apóstoles relatan los comienzos de la Iglesia de Cristo a partir de su Ascensión al cielo. 

De la misma forma que los libros sapienciales del Antiguo Testamento enseñaban a vivir como buenos hijos de Israel, las veintiuna cartas de los apóstoles dirigidas a la Iglesia nos enseñan a vivir como verdaderos cristianos. Así como en la antigüedad, Dios envió profetas para advertir y guiar a su pueblo, el Apocalipsis es una profecía sobre la Iglesia y el Cordero, sobre la Esposa y el Esposo que se ha cumplido, se cumple y se cumplirá.

El propósito del Nuevo Testamento es dar cumplimiento (plenitud) a las promesas (alianzas) del Antiguo Testamento en Cristo, Redentor Universal.
-Ley (4):
Mateo: Representado por un hombre, está dirigido a los judíos para decirles que Jesús es el verdadero heredero del reino de David, el Mesías. Y para ello comienza con una elaborada genealogía. Es el evangelista que más "deja" hablar a Jesús: el Sermón de la Montaña ocupa tres capítulos.
Marcos: Representado por un león, está dirigido a los cristianos de Roma para enfatizar a Jesús como el líder de un nuevo Éxodo. Discípulo de Pedro, escribe el Evangelio más breve en el que narra la vida de Jesús de una forma sencilla. Incluye un relato peculiar que no aparece en los demás: un joven con una sábana que seguía a Jesús (posiblemente él mismo). Su palabra favorita es "Enseguida", utilizada 40 veces.
Lucas: Representado por un toro, está dirigido a los cristianos procedentes del paganismo para destacarles la universalidad del ministerio de Cristo. Incluye detalles íntimos de la anunciación, concepción y nacimiento de Jesús, en Belén, la adoración de los pastores y sus enseñanzas en el templo que no aparecen en los demás evangelios, posiblemente, asesorado por la Virgen María (Lc 2,19). Hombre culto, médico y autor de Hechos, Lucas acompañó a Pablo en muchos de sus viajes. Subraya la acción del Espíritu Santo y la oración en el ministerio de Cristo.
Juan: Representado por un águila, está dirigido a los judíos, con muchas alusiones al Antiguo Testamento. "El discípulo amado" recuerda que Jesucristo es el Verbo de Dios Encarnado, y destaca nuestra nueva humanidad en Cristo.
 
-Historia (1):
Hechos de los Apóstoles: Lucas escribió este libro como continuación a su Evangelio. Es la única historia sobre el comienzo de la Iglesia y que escribe asesorado por Pablo y también como testigo ocular (ej: cuando cambia "ellos" por "nosotros" para indicar su presencia).

-Sabiduría (21):
Compuestos por las cartas apostólicas: las cartas paulinas, escritas por Pablo y dirigidas a las iglesias y comunidades que iba fundando; y cartas católicas, escritas por otros apóstoles como Pedro, Juan, Santiago o Judas y dirigidas a la Iglesia universal.

Cartas Paulinas
Romanos: Dirigida a la Iglesia de Roma. Escrita desde Corinto (56 d. C.), su tema principal es que "todo hombre es pecador, pero a través de la fe en Cristo, el hombre puede ser justificado a los ojos de Dios y recibir la salvación y la vida eterna".
1 Corintios: Dirigida a la Iglesia de Corinto. Escrita desde Éfeso (54 d. C.) con instrucciones específicas debido a la difícil situación de esa comunidad (divisiones internas, corrupción, idolatría, incestos, pleitos, inmoralidad, cultos indignos, etc.) y como respuesta a distintos temas (matrimonio y celibato, consumo de animales impuros, dones del Espíritu Santo, amor al prójimo, resurrección de los muertos, etc.) así como una petición de colecta para la Iglesia de Jerusalén.
2 Corintios: Dirigida a la Iglesia de Corinto tras dos visitas anteriores. Escrita también desde Éfeso (57 d. C.) y entregada por Tito, se trata de una carta apologética acerca del ministerio y la autoridad de Pablo, así como un llamamiento a la solidaridad ante la falta de generosidad corintia.
Gálatas: Dirigida a la Iglesia de Galacia. Escrita desde Corinto (55-60 d. C.), es una defensa de Cristo y de la justificación por la fe frente a la secta judaizante (falsos maestros) que se había mezclado con la cristiana para hacerles volver a la ley mosaica, así como la vindicación del apostolado de Pablo.
Efesios: Dirigida a la Iglesia de Éfeso. Escrita desde Roma durante su primer encarcelamiento (62 d. C.) se trata de una carta doctrinal, pastoral y exhortativa de la Iglesia como Cuerpo de Cristo y de la salvación ofrecida a los pecadores
Filipenses: Dirigida a la Iglesia de Filipos. Escrita desde Éfeso (54-55 d. C.) o desde Roma (63 d. C.) como agradecimiento a su amor y solidaridad con el apóstol.
Colosenses: Dirigida a la Iglesia de Colosas. Escrita desde Roma (57-62 d. C.), es una doctrina moral sobre la conducta para su aplicación en todas las áreas de la vida cristiana y de como Cristo suple todas las necesidades. También es una apologética contra las herejías gnósticas y filosofías griegas surgidas en esa comunidad. 
1 Tesalonicenses: Dirigida a la Iglesia de Tesalónica. La primera carta escrita por Pablo desde Antioquía de Siria (50-51 d. C.) es una exhortación a poner en práctica las exigencias del Evangelio, así como instrucciones sobre la muerte y la actitud de espera para el regreso del Señor.
2 Tesalonicenses: Dirigida a la Iglesia de Tesalónica. Escrita poco tiempo después de la primera, posee un gran paralelismo con ella, pero desarrolla más ampliamente el regreso del Señor.
1 Timoteo: Dirigida a su discípulo Timoteo. Escrita posiblemente desde Macedonia después de su primera encarcelación en Roma (61 d. C.) y junto a su 2ª carta y la de Tito son llamadas "cartas pastorales" en las que advierte de las falsas doctrinas y la apostasía, instruye sobre la oración, los requisitos de los obispos y diáconos y los deberes como ministro de Cristo, la piedad y el servicio a los demás.
2 Timoteo: Dirigida a su discípulo Timoteo. Escrita durante el mandato de Nerón y su encarcelamiento en Roma (65-67 d. C.), Pablo escribe a su discípulo una especie de testamento ante la proximidad de su muerte: exhortación a no avergonzarse del evangelio y a estar dispuesto a morir como "un buen soldado de Cristo".
Tito: Dirigida a su discípulo Tito. Escrita desde Nicópolis-Macedonia (66 d. C.) para animar a su discípulo, que dirigía la Iglesia de Creta, y para instruirle en las cualidades de un buen líder cristiano, sobre la pureza de intención y sobre la manera de vivir de acuerdo con la fe de Cristo.
Filemón: Petición en favor de Onésimo, esclavo de Filemón. Escrita desde Roma, es la carta más breve y personal de Pablo en la que pide que perdone a su esclavo que se había fugado y cuya pena era castigada con la muerte, y que le acoja ahora como hermano en la fe.
Hebreos: De autor desconocido, algunos piensan que puede ser un discípulo de Pablo. Escrita desde/o dirigida a Italia (60-70 d. C)., muestra cómo el Antiguo Testamento se cumple en la persona de Jesucristo. Habla del nuevo pacto, del sacrificio de Cristo una vez y por todas y cómo debe ser la vida del cristiano.

Cartas Católicas:
Santiago: Escrita antes del 50 d. C. y dirigida a los judíos esparcidos por varias regiones, es una carta pastoral sobre la esencia del Evangelio desde un punto de vista práctico: exhorta a "poner en práctica la Palabra y no sólo a escucharla". 
1 Pedro: Escrita desde Roma (65-68 d.C.) y dirigida a los creyentes dispersados y perseguidos, exhortándoles a mantenerse firmes en la fe en medio del mundo hostil.
2 Pedro: Escrita también desde Roma al final de su vida (65-68 d. C.) y dirigida a los cristianos para advertirles de los falsos profetas y para que recuerden la Palabra de Dios y su promesa del regreso de Jesucristo.
1-3 Juan: Escritas posiblemente desde la isla de Patmos (85-90 d. C.) y dirigidas a los cristianos de Asia Menor, son una advertencia sobre el peligro de los falsos maestros y los gnósticos. Hablan del deber cristiano  de la caridad.
Judas: Escrita desde Palestina es una advertencia contra las herejías y las falsas doctrinas y muy similar a la 2 de Pedro.

-Profecía (1):
Apocalipsis: Escrita por Juan desde la isla de Patmos (90-100 d. C.) y dirigida a los cristianos de Asia Menor, es un manual de resistencia y de esperanza cristiana. El protagonista es Jesucristo, Rey y Señor de la historia.
Todos nosotros, Iglesia de Cristo y a quien se dirige la Sagrada Escritura, estamos llamados a experimentar el gozo de comprobar como el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos a través de su Palabra inspirada. 

Dios nos llama ¿le escuchamos?




JHR


Fuente: "Comprender las Escrituras" (Scott Han, La Didajé, Midwet Theological Forum)

jueves, 30 de mayo de 2019

DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL

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"Yo soy tu siervo, dame inteligencia 
para que aprenda tus decretos. 
La explicación de tus palabras
 ilumina la inteligencia a la gente simple.
Ilumina tu rostro sobre este siervo tuyo 
y haz que aprenda tus preceptos." 
(Salmo 119, 125, 130 y 135)

A diario, los cristianos nos enfrentamos a situaciones, incluso en nuestra vida de fe, que nos tientan a obrar según "nos pide el cuerpo", es decir, a actuar con lo que podríamos denominar un "discernimiento corporal o visceral". Y a veces, este discernimiento corporal puede no estar muy de acuerdo con los mandamientos y la voluntad de Dios.

Sin embargo, para seguir a Jesús, para ser su discípulo, no basta con observar los mandamientos y la ley, hay que nacer a la vida del Espíritu, tener una vida interior espiritual y ser dóciles a la acción del Espíritu Santo en nuestra vida. Así, nuestro obrar y actuar tomará siempre como ejemplo y modelo el del propio Jesús.

En una ocasión, un hermano de fe me regaló una "pulserita verde" que siempre llevo en mi mano derecha y que tengo muy presente. La inscripción que hay en ella, dice: "¿Qué haría Jesús en mi lugar?". Es muy importante, para un cristiano, pensar siempre, ante cualquier situación, lo que Jesús haría. Hablamos de discernimiento espiritual.

El ejemplo de Cristo para discernir la voluntad del Padre fue siempre abandonarse en sus manos a través de la oración y la EscrituraNo hay discernimiento sin oración y sin un profundo conocimiento de la Palabra de Dios, las cuales nos ayudan a escuchar y reconocer Su voz.

Y es que las personas, a menudo, somos incapaces de ver los problemas con claridad y nos confundimos fácilmente ante situaciones difíciles de manejar, porque quizás no somos capaces de ver con los ojos de Dios ni de actuar como lo haría Cristo. 

El verdadero discernimiento significa no solo distinguir lo correcto de lo incorrecto; significa diferenciar lo primario de lo secundario, lo esencial de lo indiferente, y lo permanente de lo transitorio. Y, sí, significa también, distinguir entre lo bueno y lo mejor, e incluso entre lo mejor y lo perfecto.

Las lecturas del Evangelio esta última semana de Pascua nos dirigen a la promesa de Jesús de enviarnos al Paráclito. Dios jamás nos deja solos en nuestras dificultades, sino que nos da la guía para obrar en todo momento conforme a su voluntad: su Espíritu infundido en nuestros corazones.

Así, el Espíritu de Dios nos regala discernimiento como un don especial de la gracia (1 Corintios 12,10), que es esencial para todos nosotros y que por ello, debe ser alimentado constantemente. 

San Pablo habla del discernimiento espiritual en sus cartas: "Y le pido que vuestro amor crezca cada día más en conocimiento y en discreción, para que sepáis discernir lo más perfecto" (Filipenses 1, 9-10).

Toda la tradición espiritual de la Iglesia habla del discernimiento. San Ignacio de Loyola recogió en sus Ejercicios Espirituales, 22 reglas de discernimiento espiritual para ser dóciles al Espíritu del Señor y estar despiertos a su acción.

¿Qué es este discernimiento? 

El término hebreo utilizado en la Escritura como discernimiento es bin, que aparece 250 veces en el Antiguo Testamento. Es traducida al inglés frecuentemente como insight, que en español sería perspicacia, consideración, percepción, prudencia.

En griego, la palabra para discernimiento es diakrino, también traducida como separación, hacer distinción, juzgar.

En palabras del papa Francisco, discernimiento es "leer desde dentro lo que el Señor nos pide, para vivir en el amor y ser continuadores de esta su misión de amor".

El disc
ernimiento es una cualidad que el Espíritu de Dios cultiva en nosotros, en la medida en que maduramos: "El alimento sólido es para los perfectos, que por razón de la costumbre tienen el sentido moral desarrollado para distinguir entre el bien y el mal" (Hebreos 5, 14).

Por ello, el cristiano debe desarrollar ese "sexto sentido": "Enséñame el buen sentido y el saber, pues yo tengo fe en tus mandamientos" (Salmo 119, 66). La palabra usada por el salmista es "buen sentido" , "saber", "conocimiento"
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Discernimiento no es reflexionar, sino antes de todo, escuchar con actitud dócil y humilde lo que Dios suscita en nuestro corazón,  para adquirir sabiduría y actuar con integridad de corazón y así, poder distinguir y elegir lo que nos conduce a la vida y descartar lo que nos conduce a la muerte.

Discernimiento es la capacidad de discriminar o reconocer las implicaciones morales de diferentes situaciones y acciones a la luz de la oración, la Palabra y el Espíritu Santo.

Discernimiento es la capacidad de sopesar y evaluar el estado moral y espiritual de las situaciones, de las cosas y de las personas, tomando como guía los mandamientos de Dios, es decir, su voluntad: ¿qué querría Él? o ¿qué haría Él? 

Discernimiento es la capacidad de reconocer el combate espiritual en el que luchamos para no caer en las trampas y tentaciones del Enemigo.

Jesús nos advierte contra el juicio y la crítica, pero nos exhorta a discernir, a distinguir, a diferenciar, a discriminar, a comprender, a entender, a penetrar en la voluntad divina:"No juzguéis y no seréis juzgados... No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen, se vuelvan contra vosotros y os despedacen" (Mateo 7, 1 y 6).

El discernimiento sin juicio, sin crítica... implica el conocimiento de los mandamientos de Dios y su aplicación en nuestra vida. Sin duda, nuestro discernimiento crecerá a medida que experimentemos el conflicto con la tentación, y la victoria sobre ella, al evaluar cada situación a la luz del Espíritu Santo.

Por tanto, el discernimiento es aprender a pensar y obrar de la misma forma que Dios; significa ver las cosas con los ojos de Dios a la luz de Su Palabra"Pues la palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos. Y no hay criatura alguna que esté oculta ante ella, sino que todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel a quien debemos dar cuenta" (Hebreos 4,13 ).

Tipos de discernimiento

Según su origen, podemos clasificar dos tipos de discernimiento:

1. El discernimiento adquirido 

Es un don de Dios que se adquiere por medio del ejercicio y del conocimiento de las personas, por la oración, el estudio y la experiencia propia.
2. El discernimiento infuso
Es un don infuso de Dios. Un carisma especial dado para ayudar a los demás. Hay sacerdotes, religiosos o laicos que, sin una gran formación teológica o espiritual, tienen sin embargo, una gran capacidad de discernimiento y consejo. San José de Cupertino, San Juan María Vianney (el santo Cura de Ars), Santa Teresa de Jesús, por mencionar algunos, son ejemplos de esta capacidad infusa.
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La capacidad para discernir los espíritus es una gracia del Espíritu Santo, unida al don de consejo y de entendimiento.

Evidentemente, los cristianos necesitamos siempre recibir ayuda para discernir la voluntad de Dios en nuestras vidas y qué movimientos en nosotros nos llevan a verla con más claridad y a cumplirla, y cuáles nos apartan de ella.  Para el
lo, San Ignacio en su regla espiritual del "Tanto/Cuánto" nos dice: 

"El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son creadas para el hombre y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es creado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar de ellas, cuanto le ayuden para su fin, y tanto debe privarse de ellas, cuanto para ello le impiden. Por lo cual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos, de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos creados»" (Ejercicios, nº 23).

¿Cómo actúa el discernimiento en nuestra vida?

Fundamentalmente, el discernimiento actúa de cuatro maneras:

1. Como un medio de protección. Nos defiende de ser engañados espiritualmente y nos ampara de ser arrastrados por la corriente del pensamiento único del mundo, de la utilización interesada y torticera de las Escrituras, de la aplicación particular de los mandamientos de Dios o de la tergiversación de la enseñanza de la Iglesia.

2. Como un instrumento de curación. Cuando el discernimiento se ejerce por medio de la gracia y se practica con amor, se convierte en un afilado bisturí quirúrgico-espiritual que posibilita la curación de todas nuestras heridas.

3. Como una clave de libertad. El cristiano entusiasta pero poco atento se esclaviza a los demás, a su propia conciencia ignorante y a un modelo de vida alejado de la fe. El discernimiento nos libera de dicha esclavitud, al permitirnos distinguir las prácticas que pueden ser útiles en algunas circunstancias de las que están obligadas en todas las circunstancias. Dicho de otra manera, el verdadero discernimiento permite al cristiano reconocer que el ejercicio de la libertad no es esencial para su felicidad.

4. Como un catalizador de desarrollo espiritual: El cristiano que discierne va al corazón del asunto. Sabe que todas las cosas tienen su fuente común en Dios. El aumento en el conocimiento, por lo tanto, no conduce a una mayor frustración, sino a un reconocimiento más profundo de la armonía de todas las obras y palabras de Dios.

Como cristianos debemos cultivar el discernimiento espiritual en todo momento, en toda circunstancia de nuestra vida, para así, conocer y hacer la voluntad de Dios.

Para cultivarlo, podríamos preguntarnos:

¿Cuál es la voluntad de Dios para mí en esta situación? 

¿Qué quiere de mi? 

¿Qué me suscita en mi corazón el Espíritu Santo? 

¿Qué haría Jesús ante esta situación?

martes, 9 de enero de 2018

MIS QUERIDOS Y SANTOS MAYORES

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"Ponte en pie ante el hombre de canas, 
honra al anciano y teme a Dios: yo, el Señor." 
(Levítico 19, 32)

Tengo que confesar que hace algunos años, mi contacto con las personas mayores en la parroquia era nulo. Generacionalmente, había un abismo. Me limitaba a entablar relación con los de mi "quinta". Estaba convencido que las personas mayores y yo, no teníamos nada en común y, menos aún, que pudieran aportarme algo interesante. ¡Qué equivocado estaba!

Con el paso del tiempo he llegado a entender profundamente el sentido y el valor de la vejez, he llegado a comprender su plena dimensión espiritual, moral y teológica al relacionarme con algunas personas mayores. Y he llegado a respetarlas, admirarlas y apreciarlas. ¡Qué digo! ¡A quererlas! 
La Palabra de Dios está repleta de pasajes ensalzando y bendiciendo la vejez: de la anciana Sara y del fiel centenario Abrahán nació el Pueblo elegido; de manos del anciano Moisés, el pueblo de Dios recibió la sabiduría y los mandamientos del Señor; del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nació Juan el Bautista, precursor de Cristo.

A veces, cuestionamos la utilidad y las aportaciones de nuestros mayores de la parroquia, a medida que envejecen. Incluso, ellos mismos las cuestionan. ¡Qué gran error! Nuestros mayores no sólo son parte esencial de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, sino que son bendecidos por Dios y, además, nos aportan sabiduría y experiencia. 

La vida de la parroquia no es igual sin ellos, ni mucho menos. Por lo tanto, debemos recordar a todos los miembros más mayores de nuestra parroquia que no sólo son amados por Dios, sino que también son amados por nosotros, los menos mayores. Amados y necesitados.

Y ¿por qué os necesitamos?

Necesitamos vuestras oraciones

Mis amigas Lola, Rosa, Julia, Mari, Mª José, Mª Jesús, Marisa, Maca, etc. y mis amigos Jesús, Goyo, Enrique, D. José, etc. son cristianos encomiables, con una larga y provechosa vida de fe y oración.
Cada tarde, siempre que pueden y la salud o sus quehaceres diarios se lo permiten, les podemos ver en el rezo del Santo Rosario, en la Eucaristía, en la Adoración, en Cáritas, en las Romerías, en cualquier actividad de la parroquia... dando apoyo y ayuda tanto a los sacerdotes como al resto de nosotros. 

Su presencia es una bendición y una demostración patente de cómo vivir la fe a lo largo de los años, sin desfallecer, sin arrojar la toalla.

Todos ellos son una bendición y una necesidad para toda la comunidad parroquial y nunca se lo hacemos saber. Nunca les decimos cuánto les queremos. Nunca les demostramos nuestro cariño. 

Queridos mayores, necesitamos  vuestra presencia, vuestra compañía, vuestra amistad. Y también, vuestras oraciones cargadas de fe sólida y confianza profunda.

"La gloria de los jóvenes es su vigor; el ornato de los ancianos, los cabellos blancos" (Proverbios 20,29).


Necesitamos vuestra sabiduría

Estoy muy agradecido a estas personas que durante muchos años, han transmitido y continúan transmitiendo, su conocimiento y su formación en la fe, su experiencia de vida, hasta que literalmente no pueden. Y lo hacen enseñando, predicando con el ejemplo, compartiendo su fe, animando y acompañándonos a todos nosotros.
Todos los que componemos la Iglesia necesitamos la sabiduría que proviene de décadas de vida en la fe y en la Iglesia mezcladas con años de experiencia de vida. 

Queremos hacer realidad la misma Palabra de Dios: "De los ancianos, el saber; de la longevidad, la inteligencia" (Job 12, 12). Santos mayores, por favor seguid hablándonos con sabiduría, amor, verdad y gracia.

La Iglesia necesita vuestra sabiduría no sólo porque seáis mayores o por vuestra experiencia, sino porque nos contagiáis de la sabiduría de la fe que sólo proviene de caminar con Cristo en las alegrías y tristezas de la vida.

Necesitamos vuestro apoyo

Vuestro apoyo, vuestra acogida, vuestras palabras de aliento son importantes para todos nosotros.
Soy testigo de vuestra perseverancia y fidelidad a Dios, de vuestros matrimonios de plata e incluso de oro, de vuestra experiencia tanto en las cosas cotidianas como en las cosas de Dios.

El salmista exclama: "Aun en la vejez y las canas, Oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (Salmo 71 ,18).

Por favor, necesitamos que compartáis con nosotros vuestras historias de fe, gracia y perdón, y que nos recordéis la bondad y fidelidad de Dios. Necesitamos vuestro apoyo.

Necesitamos vuestra presencia

Sabemos que algunos necesitáis mucho esfuerzo para venir a misa, para estar disponibles. Seguramente, necesitáis que nosotros nos acerquemos a vosotros, en lugar de que vosotros os acerquéis a nosotros. En cualquier caso, necesitamos vuestra presencia.

Por eso, pedirnos ayuda si la necesitáis, como nos relata el Evangelio de San Juan, con la escena de Jesús resucitado diciéndole a Pedro: “cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas adonde querías; pero, cuando llegues a viejo, extenderás tus brazos, otro te sujetará y te llevará adonde no quieras” (Juan 21,18). En el fondo, es casi una actitud egoísta por nuestra parte. Necesitamos vuestra presencia junto a nosotros.
Necesitamos vuestra presencia para que nos habléis de cómo Dios nunca os ha abandonado, para que nos contéis como imitáis esa misma fidelidad de Dios, para que proclaméis lo que Dios ha obrado en vuestras vidas, tal y como reza el Salmo 145, 4-7:"Una generación ponderará tus obras a la otra, proclamarán tus proezas; hablarán del esplendor de tu gloriosa majestad, contarán tus milagros; publicarán el poder de tus prodigios y pregonarán tus grandezas; divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad, aclamarán tu justicia."  

Os necesitamos. Por favor, no dejéis de estar con nosotros. Seguid enseñándonos cómo seguís el ejemplo de Cristo, pues bien sabéis que el triunfo nace de la derrota; la ganancia resurge de la pérdida y la vida resucita de la muerte. "En la vejez aún llevarán fruto, se mantendrán lozanos y floridos, 16.proclamando que el Señor es justo" (Salmo 92, 15).

Seguid con nosotros, seguid haciendo el bien evocando las palabras del apóstol San Pablo
"lo que uno ha sembrado, eso cosechará. El que sembró en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien que, a su tiempo, si no desfallecemos, vendrá la cosecha. Mientras tengamos oportunidad hagamos el bien a todos" (Gálatas 6,7-10). 

domingo, 22 de enero de 2017

MEDITANDO CON LOS PROVERBIOS



"...para aprender sabiduría y doctrina, 
disciplina y sensatez, 
justicia y rectitud, 
sagacidad y reflexión...
para entender dichos, palabras sabias y enigmas"
Proverbios 1, 1-6


Proverbios (hebreo מִשְׁלֵי, Mishlei), que significa literalmente "representar", "ser como", es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, que se clasifica entre los Libros Sapienciales del cristianismo, y entre los Ketuvim o "Escritos" del judaísmo. 

Los Proverbios son atribuidos al Rey Salomón (más de 3.000), origen de la sabiduría, así como David es el origen del culto y Moisés, el origen de la legislaciónSalomón, el hombre más sabio de la Antigüedad (1 Reyes 1, 29-33), no sólo escribe un libro de palabras, frases y dichos inteligentes, sino un compendio de enseñanzas teológicas que instruyen al hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.

Las enseñanzas del libro llevan al hombre a la felicidad y van desde lo individual a lo social de la vida humana. Se dirige al hombre joven, al maduro, a la mujer, al padre, al príncipe, etc. 

Los temas no son propiamente religiosos sino, más bien, cotidianos y humanos, ya sea en su dimensión individual o colectiva: 
  • la educación (13,24)
  • la familia (12,4; 19,14; 21,9; 31,10–31)
  • el adulterio (6,24; 23,27)
  • la relación entre padres e hijos (10,1; 28,24; 30,17)
  • la relación entre el rey y sus súbditos (14,35; 22,29; 25,6; 16,12)
  • la honradez en los negocios (11,1; 20,10 y 23). 
  • la moral (12,17; 15,21)
  • la urbanidad y la conducta social (23,1–3; 25,17; 27,1). 
Es el libro sapiencial más antiguo y pueden distinguirse cuatro partes:

Capítulos 1-9 

Elogio a la sabiduría

Resultado de imagen de SABIDURIA DE DIOSLa Sabiduría proviene de Dios, creador del universo, y sabio es aquel que habla en Su nombre. Por tanto, el sabio (y nosotros, estamos llamados a serlo) comparte algunos de los atributos divinos.

La Sabiduría de Dios expresada en el libro de Proverbios no es "Ley" (debes o no debes) ni "Profecía" (así dice el Señor), es "Visión" del pueblo de Dios, adquirida generación tras generación, centrada en los ámbitos de la vida no regulados por ordenanzas del culto ni por mandamientos expresos del Señor. 

El concepto de Sabiduría expresado en los Libros Sapienciales es un principio esencialmente práctico, fundamentado en la observación, la experiencia y el sentido común, y orientado hacia los múltiples aspectos de la actividad humana. Es la virtud de aplicar inteligencia al conocimiento (1, 6). El conocimiento es la acumulación de hechos en bruto, pero la sabiduría es la habilidad de ver toda la creación como Dios la ve

El temor del Señor es el principio de la sabiduría (1,7 y 9,10) y nos lleva a Cristo, encarnación de la sabiduría de Dios: “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2,3). Si unimos Temor de Dios y Sabiduría, las ventajas son innumerables: virtud, integridad, generosidad, plenitud y paz, y nos protegen de la locura, de la maldad, nos aleja del egoísmo y del orgullo, nos aparta de la ruina y de la vergüenza. 

Capítulos 10-29

Normas prácticas de comportamiento

Los Proverbios son algo más que buenos consejos. Son una invitación de Dios para  que seamos sabios. Con Sabiduría y  con Temor de Dios seremos capaces de llevar a la plenitud nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestra amistad, nuestro trabajo, etc. En definitiva, toda nuestra vida. 

Rechazar a Dios es elegir la necedad en lugar de la sabiduría, y significa que nos separamos de Dios y de sus bendiciones. 

Podemos meditar los Proverbios como:
  • Pro-babilidades"El que camina con integridad camina seguro, pero el que mal anda mal acaba" (10, 9), "Los sabios atesoran la ciencia, pero la boca del insensato es un peligro inminente" (10,14),"En el día de la ira las riquezas de nada sirven, pero la justicia libra de la muerte".
  • Pro-mesas: "Porque por mí tus días se multiplican, y los años de tu vida se aumentan. (9,11); "Ninguna adversidad vendrá sobre el justo"(12,21). 
  • Pro-cesos: "El temor del Señor alarga la vida" (10,27), "Hay caminos que parecen rectos, pero, en fin de cuentas, conducen a la muerte" (16,25).""Enseña al niño el buen camino, y aun cuando sea viejo no se apartará de él" (22,6).

Capítulo 30

Sabiduría de Dios

Proverbios nos muestra la pequeñez de nuestra sabiduría humana frente a la sabiduría de Dios:  "¿Quién subió a los cielos y después bajó? ¿Quién ha encerrado el viento en sus puños? ¿Quién ató las aguas en su manto? ¿Quién estableció todos los límites de la tierra?

La Sabiduría de Dios nos protege: "Toda palabra de Dios es acrisolada; él es un escudo para los que en él se refugian. "

La sabiduría de Dios no necesita de la humana: "No añadas nada a sus palabras para que no te reprenda y te tenga por falsario."


Capítulo 31

La mujer virtuosa

En el último capítulo, versículos 10 al 31, Dios nos pinta el cuadro de la mujer virtuosa: "Una mujer perfecta, ¿quién la encontrará? Vale mucho más que las perlas." Una preciosa oda a la mujer que echa por tierra las falsas insinuaciones de que Dios es machista. 

Y yo me pregunto: ¿Acaso no está hablando también de la Esposa de Cristo, la Iglesia?