La Iglesia, que va recogiendo en las Letanías las más preciadas flores del pensamiento, de la naturaleza y del simbolismo para coronar a la Santísima Virgen, su Madre y Reina, le muestra su amor, combinando figuras y símbolos que expresan dignidad, elevación, fuerza, esplendor y hermosura singular, todo apropiado a la dulce Reina del Cielo.
Hoy, profundizamos en las trece figuras simbólicas de la Virgen María en las Letanías:
Espejo de Justicia
En el lenguaje de la fe, justicia es entendida no tanto como lealtad, ni equidad (dar a cada uno lo que merece), ni rectitud en la conducta, sino como justicia moral o perfección moral, en cuanto abarca, a la vez, todas las virtudes y significa un estado del alma virtuoso y perfecto, de tal manera que el sentido de justicia es casi equivalente al sentido de santidad.
"Espejo de Justicia" porque:
- refleja santidad, de perfección y de bondad sobrenatural.
- refleja siempre a nuestro Señor, que es la Santidad Infinita, la Divina Santidad.
María llegó a reflejar la santidad de Jesús viviendo con El. ¡Cuán semejantes llegan a ser los que se aman y viven juntos! Cuando reina el amor entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos, amigos... con el tiempo se produce un maravilloso parecido que llega a manifestarse en la expresión de los rasgos de la voz, en el lenguaje y algunas veces hasta en carácter, opiniones, gustos.
Esto también sucede, sin duda, en el estado invisible de las almas, en las cuales, para bien o para mal, se realiza esta transformación y semejanza.
María ama a su Divino Hijo con un amor indecible ya que lo tuvo consigo durante treinta años. Si estuvo llena de gracia antes de haberlo concebido en su Seno, debió alcanzar una santidad incomprensiblemente mayor después de haber vivido tan íntimamente con El durante aquellos treinta años.
Santidad que reflejaba los Atributos de Dios, con una plenitud de perfección, de la cual ningún santo puede darnos una idea. Ella es el "Espejo de la divina perfección".
Trono de la Sabiduría
En la Sagrada Escritura, la palabra Sabiduría tiene varios significados:
- Sabiduría personal, esto es, el Verbo Divino, Jesucristo como Hombre;
- Sabiduría impersonal, hábito o cualidad de los seres inteligentes;
- Sabiduría como Don del Espíritu Santo.
Bajo estos tres significados la Virgen María es verdaderamente "Trono o Sede de la Sabiduría".
De la Sabiduría personal
- porque el Verbo se encarnó en Ella, convirtiéndose en Madre de Dios, Madre del Verbo, Madre de Cristo Hombre, Madre de la Sabiduría.
- porque porque la Sabiduría eligió como morada digna el seno de María, donde habitó nueve meses, y después de nacer, fue llevado en sus brazos durante sus primeros años, y estuvo sentado sobre sus rodillas. Siendo realmente también, por decirlo así, el Trono humano de la Sabiduría que reina en el Cielo.
De la Sabiduría impersonal
- porque posee el conocimiento de las cosas naturales y sobrenaturales, y sus causas.
- porque fue dotada por Dios de un entendimiento naturalmente perfecto, ejercitado y enriquecido por la continua contemplación y por el conocimiento de la Escritura.
- porque, después de Jesucristo, tuvo el corazón mejor dispuesto para la gratitud, para la admiración, para el amor: disposición acrecentada hasta el máximo por la fiel correspondencia a la obra de la gracia que la llevó al más perfecto conocimiento de Dios posible a una mente creada.
Sabiduría como Don del Espíritu Santo
Es la Sabiduría que no se adquiere con los recursos humanos, sino que es un Don sobrenatural infundido por el Espíritu Santo, que consiste en un profundo conocimiento de Dios y de sus misterios, conocimiento encaminado no tanto a satisfacer la inteligencia que contempla, cuanto a alimentar y atraer la voluntad con la fuerza del amor.
El alma en la que se ha desarrollado este Don se sumerge y profundiza enteramente en Dios, en sus perfecciones Infinitas y en sus Misterios, y allí se goza de tal manera, que todo lo que no es de Dios o no conduce a Dios se le hace pesado y enojoso, le resulta insípido.
En los treinta años que vivió María en íntima unión con la Sabiduría Encarnada, cuántas veces recibiría en la intimidad de la casa de Nazaret los rayos de la Sabiduría Eterna en los que Ella recogía hechos y misterios; palabras y recuerdos en el santuario de su corazón y los conservaba.
María, más que ninguna criatura angélica o humana, penetró en los profundos Misterios de la Divinidad, rozando, por decirlo así, los confines de lo Infinito.
Causa de nuestra alegría
Jesucristo es causa fundamental y primera de nuestra alegría. María es causa secundaria e instrumental. María es "Causa de nuestra alegría" porque:
- nos dio a Jesús el Verbo Encarnado.
- nos lleva más allá de las sombras, de las lágrimas y las dificultades, hacia un gozo tranquilo, veraz y duradero.
- nos regala la tranquilidad de conciencia, la amistad con Dios, la justa apreciación de los bienes de esta vida, la paciencia en las adversidades y la esperanza de los bienes eternos.
Vaso Espiritual
En sentido inmediato y literal, la palabra "Vaso" se refiere a un recipiente de cualquier materia y forma, apto para recibir y retener cualquier elemento, especialmente líquido.
En sentido más extenso y metafórico, la Sagrada Escritura llama vaso al ser humano, porque toda criatura en las manos de Dios, somos como un vaso en la mano del alfarero.
En las Letanías, María es honrada tres veces con el nombre de "Vaso". Entre ellas, "Vaso espiritual" , que significa que María es una Persona o Mujer espiritual.
Según Santo Tomás de Aquino, la Biblia compara o llama a los hombres "vasos" en relación a cuatro aspectos:
Por su constitución
El vaso es tanto más noble y precioso cuanto más preciosa es su materia que el artífice utiliza y por la forma que le imprime.
María, "Vaso de oro purísimo", bella y hermosa de alma, la más preciada perla del universo. Dios trabajó esta materia con exquisito cuidado, arte y habilidad, y le dio la más hermosa y preciada forma. Dios manifestó en esta singular criatura toda su Sabiduría y Poder Infinito.
Por su contenido
El vaso es tanto más apreciado en cuanto que tiene mayor capacidad y en cuanto que está más lleno.
Ninguna criatura, ni angelical ni humana es más apreciable que María al estar dotada por Dios de multitud de gracias, dones y privilegios, desde el primer instante de su vida; al estar llenos su mente y su corazón de Dios, además de su purísimo Seno Virginal.
Ella fue, después de la humanidad creada de Jesucristo, el Vaso más grande y más capaz. Y tanto más estuvo llena de Dios, cuanto más perfectamente estuvo vacía de si misma.
Por su uso
La nobleza del vaso se revela además por el uso al cual se destina.
El uso más digno y más glorioso es es el dado a la Virgen María: la Divina Maternidad es la cumbre de la nobleza y de la gloria. A este fin Dios ordenó todos los dones singularísimos del cuerpo y del alma, aquellos especiales privilegios y dones de los cuales la dotó, para que fuera digna de concebir en su seno al Verbo de Dios.
Por su fruto
Esto es, por las ventajas y los bienes que nos aporta.
María, este "Vaso Elegido" tuvo como Fruto suyo a Jesucristo, la Redención del género humano y la santificación de las almas. Aunque para realizar todos estos bienes fue requerido el consentimiento de Ella.
Fruto de este Vaso son las gracias que Dios nos concede: la conversión, el arrepentimiento de los pecadores, la perfección y la perseverancia de los justos.
Fruto suyo son también los triunfos de la Iglesia, en resumen, todo cuanto tenemos de bueno en este mundo y tendremos en el otro.
Vaso Honorable
El honor es la expresión o testimonio exterior que se da a una persona por sus virtudes o por su dignidad y que se ofrece con palabras o con hechos.
Llamar a María, "Vaso Honorable o digno de honor" significa testimoniar su dignidad y sus virtudes y considerar cuánto quiso honrarla el mismo Dios.
María es adoptada desde toda la eternidad, por el Padre como Hija escogida, por el Espíritu Santo como Esposa y por el eterno y Divino Hijo como Madre. Hija, Esposa y Madre respectivamente de las Augustas Personas de la Santísima Trinidad, que la harán digna por la inagotable generosidad de Ellas.
Y así María, de una realeza sin nombre, de una pureza sin medida, de una santidad sin igual, después de la de Dios, avanza triunfadora del mal, hacia el Trono del Altísimo y es saludada por el Padre: ¡llena de gracia!, por el Hijo: ¡el Señor es contigo!, por el Espíritu Santo: ¡Bendita eres entre todas las mujeres! , por los ángeles, por los pecadores y también por todas las criaturas.
Esta admirable elección y exaltación de María le abrió los tesoros inagotables de las gracias, de los dones y de los privilegios, con los que Dios quiso ensalzarla y honrarla: la Inmaculada Concepción, la Purísima Virginidad unida a la Divina Maternidad, la Asunción en cuerpo y alma al cielo, la gloria triunfal que la coronó Reina del Cielo y de la tierra.
Hay más todavía: quiso Dios mismo el consentimiento libre de la Virgen María para cumplir el decreto o Misterio establecido desde toda la eternidad y así, depender de alguna manera de María ... y habiéndose hecho Hombre, quiso durante treinta años obedecerla y estarle sometido.
Vaso Insigne de Devoción
La devoción, según Santo Tomás, es la pronta voluntad de entregarse más y para hacer todo aquello que corresponde al servicio de Dios. Es la dedicación y consagración al servicio de Dios, con ánimo alegre y con perfecta voluntad ... de todo corazón.
La historia de todos los Santos está llena de ejemplos y aún puede afirmarse que esta prontitud en seguir al Señor o esta devoción es la condición necesaria para la santidad. También en esto María Santísima es maestra soberana; no sólo fue devota, sino modelo perfecto de insigne devoción.
María es, sin duda alguna, "Vaso Insigne de devoción"; es decir, Persona de insigne devoción porque:
- Dios quiso que María se uniera en matrimonio al justo y castísimo San José, y Ella se amolda a este querer de Dios, aunque había elegido otro estado (celibato), María no se opone; consiente, dejando a Dios el cuidado de guardar su pureza virginal.
- La ley mosaica manda a las madres hebreas que han concebido según el modo ordinario, que se purifiquen. Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo y sin embargo, cumple la ley con la mayor exactitud, aún a costa de aparecer una mujer como todas las demás.
- Dios ordena que la Madre del Hombre de los dolores sea Reina de los dolores, que después del Hijo participe más que nadie de los afanes, de los sufrimientos y de la Cruz. Ella como Jesús, obedece, "como un cordero sin voz delante de quien lo esquila". (Is 53,7).
- Después de la Ascensión del Hijo, la Madre permanece en este mundo, desea el Cielo y unirse a su Amado: pero Dios quiere que permanezca todavía en la tierra por algunos años como Directora de los Apóstoles y corno Fundadora secundaria de la Iglesia. María se somete a los designios de Dios.
Rosa Mística
La rosa es símbolo y figura de la Virgen María. La rosa es, más que todo, por su delicado perfume, la reina de las flores, el adorno de jardines y decoro de la primavera.
María es la flor de los Santos y, después de Jesucristo, el adorno principal del jardín místico de Dios que es la Iglesia. Más aún, después de Dios, Ella es el esplendor y el ornato del cielo.
"Rosa Mística" porque:
- es la rosa de Jericó, que tenía la primacía sobre las demás rosas y flores por su magnificencia, por su rara forma y por su olor exquisito; y los rosales crecían en forma de árboles.
- floreció en la primavera del mundo, precursora del verano que nos anunció, que nos prometió y aún más, que nos dio: a Jesucristo.
La rosa nace, crece, abre sus hermosos pétalos, esparce su suave fragancia entre las espinas que la rodean y la envuelven por todas partes.
María nació, creció, llegó a su singular perfección entre muchas punzantes espinas. Las adversidades, los más grandes dolores, la pobreza, los peligros, las persecuciones, la elevaron a una sublime santidad.
Escogida por Dios para ser copia fiel del Hijo venido a la tierra para sufrir y morir por nosotros y predestinada a ser con el Hijo, Corredentora.
En Nazaret y en Belén, en Judea, en Egipto, en Jerusalén y en la cima del Calvario, María Santísima sufrió los más atroces tormentos.
Mística se refiere al misterio o secreto, y que designan tanto el estado contemplativo en que se sumerge el alma en su tendencia a Dios, como la doctrina que trata de esas manifestaciones espirituales.
El estado contemplativo o estado espiritual es aquel por el que nuestra alma, colmada de la gracia santificante, y purificada del pecado, se eleva a Dios en un acto intenso y fervoroso de amor, en el que se le concede una experiencia de lo Divino.
Cuando María Santísima vivió y experimentó en su propio ser, el grandioso e insondable misterio de la Encarnación del Verbo divino en su Purísimo Seno, ¡en qué estado de mística contemplación viviría esos nueve meses! Y después, el resto de su vida.
¡A qué estado espiritual llegaría su alma Inmaculada, que estaba colmada, plena de gracia! Preservada del pecado; no purificada del pecado como todos los demás santos. Ella vivió un continuo e inagotable acto de Amor de Dios.
¡Que unión con Dios tan perfecta, indisoluble, singular, única, incomparable y misteriosa es la de la Excelsa Rosa Mística!
Torre de David
La Torre de David era una construcción fuerte, bonita y grandiosa que se elevaba sobre la cumbre de un monte entre dos profundas vertientes. Estaba formada por gruesos bloques cuadrados, unidos entre sí con hierro y plomo, construida por el Rey David para defensa de la ciudad de Jerusalén.
¡Qué hermosa imagen de María Santísima que se eleva sublime sobre la cumbre de toda belleza y perfección, para defensa de la santa Iglesia de Dios, la mística Jerusalén!
En el antiguo concepto de las obras de defensa, la torre debía tener tres cualidades principales:
-Belleza, porque servía de ornamento y era expresión de genio artístico.
-Fortaleza, que la hiciera resistente a todo asalto enemigo.
-Elevación, para que se ensanchara y se extendiera el campo de observación.
Dejaremos la belleza para la explicación del título siguiente, para hablar de la fortaleza y la elevación.
Elevación
La Virgen María es tan elevada, sublime y excelsa, que no hay ninguna igual. Cuanto más alta es la torre, tanto más se extiende el radio de observación y más difícil es para los enemigos escalarla y más fácil de descubrir al adversario.
De la misma manera, si nos acercamos a María, si nos esforzamos en penetrar en lo más íntimo de su Corazón, ¡cuánto se extienden los horizontes del alma!. Las verdades de la Fe reciben mayor luz; se aprecia el valor de las cosas del Reino de los Cielos; se tiene más clara conciencia de los propios deberes y de la hermosura de la vida que es el germen de la eternidad; se descubren con más claridad los propios defectos, las malas tendencias.
¡Qué tranquilidad y seguridad en esta Mística Torre, refugio y defensa de la Iglesia militante; en el Corazón de esta Madre que conoce los peligros y las debilidades de sus hijos!
Fortaleza
La Fortaleza es un hábito, es decir, una forma especial de proceder que se adquiere con el ejercicio de actos repetidos.
María es Torre y Fortaleza porque:- nos ayuda a vencer, por amor a Dios, las más arduas dificultades que se oponen a la práctica del bien
- nos da vigor para afrontar las dificultades, para rechazar el mal con un valor regulado por la recta razón. Si el valor obra sin la razón, ya no es fortaleza sino temeridad y desesperación.
- nos da valor para soportar los grandes males y para tolerarlos con paciencia: "todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Filipenses 4, 13), es decir en Cristo Jesús, que es nuestra fuerza, la fuerza de Dios Omnipotente.
María, la "Mística Torre", es además, defensa, invencibilidad y seguridad. El libro de los Cantares 4,4 compara el cuello de María con la Torre de David, de cuya alegoría procede esta Invocación a María, "Torre de David", escudo y defensa de toda alma que recurre a Ella.
Madre Santísima, con el auxilio de su fuerza, nos ayuda a vencer siempre el mal, a soportar las penas y dolores propios de esta vida, y alcanzar los bienes futuros.
Torre de Marfil
El marfil es usado por los orfebres como adorno y trabajado como expresión del genio artístico.
"Torre de marfil" porque su blancura es símbolo de Su alma limpia de culpa, discreta, amable, indulgente, que sabe compadecer y tolerar, porque es humilde y ama a los pecadores, en el instante en que ve las miserias ajenas, sin mancharse con ellas, se compadece para sanarlas.
María Santísima con su amor maternal hacia sus hijos pecadores, con su indulgente bondad, con la hermosura de su limpia e Inmaculada alma ... con la blancura del marfil es invocada como "Torre de Marfil".
Casa de Oro
El símbolo que representa a María como "Casa de Oro" pone de manifiesto Su grandeza.
Como el oro, María es la más preciada de todas las criaturas, la que tiene más valor. La plata, el cobre y el acero de los Santos, pueden ser bellos y brillantes, pero el oro les aventaja en riqueza y esplendor.
Por ello, en la Sagrada Escritura, la Ciudad Santa, es llamada de oro, en lenguaje figurado. "La Ciudad Santa, dice San Juan, era de oro puro...", quiere, sin duda, darnos una idea de la admirable hermosura del cielo comparándola con el oro.
"Casa": El Verbo de Dios, leemos en los Pro 9, 1, erigió para sí mismo como morada, una noble casa, un Palacio, un Templo magnífico; lo levantó sobre 7 columnas de precioso mármol; obra admirable de la eterna Sabiduría en el que habitó con su misma Divina Persona, fue su Huésped y más que su huésped. Un huésped llega a una casa y después se marcha de ella. Nuestro Señor en esta santa casa tomó su Carne y su Sangre ... de la carne y de las venas de Ella. Era necesario que esta casa fuese hecha de oro, porque había de dar parte de este oro para formar el Cuerpo del Hijo de Dios.
"Casa de Oro" porque:
- sus virtudes y su pureza que tienen un brillo trascendental y una perfección deslumbradora, son como una admirable obra hecha de oro purísimo.
- tiene por sólido fundamento, la humildad más profunda; por paredes, las más singulares virtudes; por adorno, la riqueza de todos los dones de la naturaleza y de la gracia; por techo, la caridad más perfecta hacia Dios y hacia los hombres. Está cimentada sobre siete columnas que indican las Virtudes Teologales y Cardinales y los dones del Espíritu Santo. Por eso es la Casa digna de Dios.
María Santísima fue de oro en su Concepción Inmaculada y de oro en su nacimiento; pasó por el sufrimiento como el oro por el crisol y cuando subió al cielo fue "colocada junto al Rey y ataviada con vestiduras de oro".
Medida
El oro es base y medida de la riqueza material. Llamar a María "Casa de Oro" es proclamarla la más rica de todas las criaturas y soberana Señora de todas las riquezas. Es la medida en quien compararnos.
Peso
El oro es uno de los metales más pesados. Sobre la justa balanza de Dios, las oraciones y los méritos de María Santísima tienen mucho mayor peso que los de todos los Santos.
Brillo
El oro no se oxida, como otros metales, conserva siempre su brillo natural, su esplendor. También en este sentido, las virtudes de María son oro puro, no tuvieron jamás ni la más pequeña mancha o defecto, jamás perdieron su brillo.
Resistencia
El oro es resistente, soporta el martillo sin romperse. María bajo los golpes del dolor, siempre resistió, nunca se rompió.
María acoge el dolor con paciencia, con amor a Dios y con la mirada puesta en el Calvario. Nunca se queja y acepta la voluntad de Dios.
Nuestra Madre Santísima es "Templo de Oro", "Casa de Oro". Por su dorada intercesión, Dios nada la niega.
Arca de la Alianza
Todos los personajes más ilustres, los más notables sucesos y las cosas más nobles del Antiguo Testamento son prefiguras de los acontecimientos y de los personajes del Nuevo (1 Corintios 10, 11), por eso representaban a Cristo principalmente, a su Iglesia y a María su Madre.
Así son figuras de María: el Arca de la Noé, el Arca de la Alianza, etc.
Él Arca de la Alianza, construida por Moisés bajo el diseño dado por Dios mismo, era una caja que medía 1,25 m. de largo, 0,75 m. de alto y otro tanto de ancho; hecha de madera incorruptible; forrada por dentro y por fuera con láminas de oro; con una cubierta llamada Propiciatorio, hecha de oro macizo y con dos querubines que cubrían el Arca con sus alas extendidas: en ella se conservaban las Tablas de la Ley. Mediante dos barras cubiertas de oro que pasaban a través de cuatro anillos, también de oro, puestos en los ángulos, era llevada por los levitas. (Ex 25, 10-22).
"Arca de la Alianza" porque:
- simboliza la firmeza y la constancia en la práctica de las más singulares y excelsas virtudes que poseía desde el primero hasta el último instante de su vida.
- simboliza a María, forrada por dentro y por fuera de oro puro, llena de todas las virtudes, especialmente del amor a Dios y a la humanidad, que es la más preciosa de todas las virtudes, como el oro es el más precioso de los metales.
- simboliza la mayor gloria de Israel, Dios residía en ella, desde ella daba sus respuestas y daba a conocer al pueblo su voluntad. La Virgen Santísima, es después de Dios, la gloria y la alegría de la celestial Jerusalén y de la Jerusalén terrestre: la Santa Iglesia.
- el Arca tenía dos querubines. María en el Cielo está cortejada por los Coros Angélicos, como Reina de los Ángeles.
- el Arca tenía el Propiciatorio que cubría el Arca y era de oro puro, y sobre el Propiciatorio, entre las alas de los Querubines, habitaba Dios. María es nuestro Propiciatorio porque en su virginal seno puso Dios su sede en la Encarnación.
- el Arca guardaba las Tablas de la Ley, un vaso con el prodigioso Maná y la vara de Aarón que floreció milagrosamente en señal de que Dios lo elegía para sumo Sacerdote. María Santísima era una profunda conocedora, guardaba y ejecutaba a la perfección la Ley Divina. La vara de Aarón, símbolo de autoridad, indica el soberano poder que Dios confirió a María de conceder gracias y de regir, sujeta a su Divino Hijo, la Santa Iglesia. El Maná milagroso, alimento celestial dotado de todo sabor, nos recuerda la dulzura y la incomparable bondad de la Madre de Dios tanto para los justos como para los pecadores.
Esta Arca mística fue construida bajo el diseño Divino, fue preparada para ser la Sede de la Sabiduría Increada, el Tabernáculo de Aquel que por su Encarnación es la Alianza sublime entre el Amor Infinito y Eterno de Dios y el ser humano.
El Seno Purísimo de María es el "Arca de la Alianza". Por su trascendental palabra: "Hágase en mí", nos dio a Jesucristo que es el Camino , la Verdad y la Vida.
Puerta del Cielo
"Puerta del Cielo" porque por Ella Nuestro Señor Jesucristo pasó del Cielo a la tierra.
Fue voluntad de Dios, que aceptara voluntariamente y con pleno conocimiento el ser Madre de Jesus y no que fuera un simple instrumento pasivo, cuya maternidad no hubiera tenido mérito ni recompensa.
Dios esperó la respuesta de Ella que con pleno consentimiento de un corazón lleno de amor de Dios y con gran humildad pronunció las sublimes palabras. "hágase en mí, según tú palabra".
Fue por este consentimiento que se convirtió en la "Puerta del Cielo" porque el Verbo Divino entró en el mundo al encarnarse en el Seno Purísimo de María ... y habitó entre nosotros.
Jesús dijo de sí mismo "Yo soy la Puerta" (Jn 10,9), la Puerta de la Iglesia y por tanto la Puerta del Cielo.
El amor y la devoción a María (después de Cristo) son el medio más eficaz y seguro para conseguir la gracia Divina y los dones de la fe. Por medio de Ella, conocemos a Dios.
Estrella de la mañana
"Estrella de la Mañana" significa que María no es una estrella común, es la estrella primera de la mañana.
María, por su excelsa dignidad de Madre de Dios, es el astro más brillante del cielo, después del Divino Sol de Justicia: Jesucristo.
La estrella de la mañana anuncia el fin de la noche y la luz de la aurora, el principio del día: de la misma manera, la Virgen María anunció, al nacer el fin de la noche y de las tinieblas en la que los hombres de tantos siglos yacían sepultados.
Ella es la bellísima aurora que anuncia un día todavía más hermoso en que el Sol divino, Jesucristo, ha de iluminar al mundo, disipando la ignorancia y el error y con aquel calor sobrenatural del fuego que trajo sobre la tierra ha de encender el corazón de los hombres y hacer germinar y crecer virtudes fecundas en frutos y en la más eminente santidad.
María precedió al Sol Divino y le preparó en sí misma la morada. Ella fue, como astro menor, fiel seguidora de su Divino Hijo que es el sol y centro de gravitación del mundo de las almas.
Antiguamente, en el mar, los navegantes se orientaban por la estrella de la mañana para llegar a su destino. Para nosotros, los mortales, que navegamos en el mar de la vida, María debe ser siempre la guía que nos conduzca al Puerto Seguro ¡el Corazón de su Divino Hijo!, para alcanzar la felicidad eterna.