El libro deuterocanónico de la Sabiduría o "Sabiduría de Salomón" es el último escrito del Antiguo Testamento y el nexo teológico con el Nuevo Testamento.
Es un texto único por la profundidad y amplitud de su exposición doctrinal. Con él se llega al culmen de la literatura sapiencial del pueblo judío anterior a Jesucristo. Todas las cuestiones planteadas a lo largo de los siglos anteriores reciben ahora respuesta, mostrando una visión más amplia del designio escatológico de Dios.
A la cuestión sobre el sentido de la vida de Qohélet, el libro de la Sabiduría responde: buscar la sabiduría de Dios, rendirle culto y hacer su voluntad. Quien cumple todo esto es un hombre justo, hijo y amigo de Dios, incorruptible e inmortal (Sab 2,23), mientras que quien se aparta de ella es malvado e impío y se encamina a la perdición.
Sabiduría perfecciona, en cierto modo, la doctrina escatológica de Daniel y II Macabeos (Sb 3, 1-6), que esbozan y prefiguran la vida eterna y que son la primera concepción intelectual del más allá, antes inexistente en la mentalidad judía.
Autoría y Datación
Su autor es un judío de la diáspora, posiblemente de Alejandría, profundamente religioso, versado en la cultura helenista y conocedor de la filosofía platónica, estoica y epicúrea, de los usos propios de los cultos paganos egipcios y de los textos sagrados, la historia y las costumbres propios de Israel.
Por tanto, su datación tiene que ser posterior a la fecha de la fundación de la ciudad por Alejandro Magno en el 333 d.C.: entre la segunda mitad del siglo I a. C. (80-50 a.C.) y el reinado de Octavio Augusto (30 a.C.-14 d.C.).
Destinatarios
Está dirigido a los gobernantes de la tierra, a los poderosos del mundo (Sab 1,1), exhortándoles a amar la justicia y buscar la sabiduría de Dios, y a sus compatriotas judíos, especialmente a los jóvenes, exhortándoles a no dejarse seducir por los cultos paganos, por la conducta moral relajada y hedonista, por el ateísmo o por la falta de fe en el Dios de sus padres.
Estructura
El libro de la Sabiduría consta de 19 capítulos que se pueden agrupar en tres secciones:
- Escatológica (1-5): "Sabiduría y destino del hombre".
- Exhortación a vivir conforme a la sabiduría y la justicia/santidad.
- Discurso escatológico: el castigo a los impíos y el premio los justos (resurrección)
- Explicación del porqué de la muerte, tanto física como espiritual (juicio final)
- Sapiencial (6-9): "Elogio a la Sabiduría".
- Reflexión sobre el don precioso de la sabiduría: definición, elogio y cómo alcanzarla
- Histórica (10-19): "La Sabiduría en la historia de Israel".
- Exposición de la acción de la sabiduría divina en la historia del pueblo judío, especialmente durante el éxodo de Egipto (7 beneficios)
- Discurso contra la idolatría
- 7 Contrastes entre Egipto e Israel
Clave de lectura
El libro de la sabiduría es la luz que ilumina:
- la correspondencia entre el inicio y el final de la historia salvífica (creación/encarnación)
- la transición del Antiguo al Nuevo Testamento
- el desarrollo progresivo de la Revelación
Su tema central, como su título indica, es la "sabiduría" bajo dos aspectos principales:
- en su relación con el hombre, la sabiduría es la perfección del conocimiento de los justos como un don de Dios que se manifiesta en la acción
- en su relación con Dios, la sabiduría es la característica eterna de Dios manifestada en la creación (revelación natural) y la encarnación (revelación sobrenatural)
A diferencia de Proverbios, que ofrece una serie de sentencias sueltas, Sabiduría presenta un rico, ordenado y profundo desarrollo literario y teológico en el que convergen la tradición sapiencial de Israel, la lectura de la historia como acción providente de Dios y la influencia de la filosofía helenista.
El libro de la Sabiduría integra y armoniza fe y razón, mostrando que ambas no se excluyen, sino que se enriquecen mutuamente.
Contenido
Aborda todos los temas fundamentales de la fe y de la reflexión humana: el misterio de Dios, la providencia, la revelación natural y sobrenatural, el sentido de la vida y la muerte, la retribución en el presente y en el más allá, así como el valor de las virtudes morales.
Muestra que la Palabra de Dios no queda limitada a la cultura hebrea, sino que se encarna en diferentes modos de pensamiento, abriendo el horizonte de la fe judía hacia el ámbito grecorromano, anticipando la universalidad del mensaje cristiano.
Frente a la concepción semita, que entendía al hombre de manera unitaria aunque con poca precisión filosófica, y frente al dualismo griego que veía el cuerpo como prisión del alma, Sabiduría distingue entre cuerpo y alma, pero sin negar la unidad de la persona, y afirma con firmeza la inmortalidad del espíritu, anticipando la antropología cristiana, en la que el misterio de la encarnación de Cristo revela plenamente la dignidad y destino del hombre.
Previene sobre los peligros de la idolatría y del ateísmo, propone la sabiduría divina como regidora del universo, orienta la conducta moral y abre al hombre la esperanza de la vida eterna.
Sabiduría y Nuevo Testamento
Como último libro del AT, cuya finalidad es "preparar, anunciar y prefigurar la venida de Cristo y su reino mesiánico" (DV 15), Sabiduría establece un puente con el NT, completando desarrollos teológicos iniciados en el AT y que serán despejados en la cristología neotestamentaria con la revelación definitiva manifestada en Cristo:
- el valor de la vida y el sentido de la muerte
- la subsistencia del alma después de la muerte
- la justicia de Dios, el juicio final y la salvación escatológica
- la llamada a la santidad y la filiación divina del justo
- el amor, la paciencia, la misericordia y la sabiduría de Dios
- el conocimiento de Dios a través de la contemplación de la creación
- la enseñanza sobre la corrupción moral del hombre y sus consecuencias
- la preexistencia de la Sabiduría divina y su acción creadora
- la identificación de la Sabiduría con el Hijo, imagen del Dios invisible y reflejo de su gloria
La liturgia también lo ha incorporado en celebraciones eucarísticas, en fiestas marianas y en el culto a los apóstoles, evangelistas, doctores, vírgenes y confesores:
- Sab 16,20, aplicado al misterio de la Eucaristía
- Sab 3,1-8, empleado en la conmemoración de los difuntos
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