¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

sábado, 18 de octubre de 2025

ECLESIASTÉS: TODO ES VANO

"¡Vanidad de vanidades! —dice Qohélet—. 
¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!" 
(Ecl. 1,2)

Tras un pequeño paréntesis de varios artículos, retomamos nuestra profundización en los libros sapienciales del Antiguo Testamento. Hoy reflexionaremos sobre el libro protocanónico de Eclesiastés.

Eclesiastés o Qohélet (del hebreo qahal, "congregar", "convocar", "reunir"), datado hacia el s. III a.C. en Jerusalén, de autor desconocido aunque atribuido "artificialmente" a Salomón (ficción literaria frecuente de la época), es uno de los más enigmáticos y sorprendentes de la literatura sapiencial bíblica. 

Estamos ante uno de los cinco "megillot" o "rollos" bíblicos que se leen durante las cinco grandes fiestas judías: Eclesiastés (Tabernáculos o Sukkot), Rut (Semanas o Shavuot), Lamentaciones (Aniversario de la destrucción del templo o Tisha b'Av), Cantar de los Cantares (Pascua o Pesaj) y Ester (Suerte o Purim).
Autoría
Qohélet no se refiere a un nombre propio ni al autor del libro sino que designa al que desempeña una función: la de convocar una asamblea para hablarle. Así, Eclesiastés (del griego ehhale.o, "convocar", "reunir") sería un "hombre sabio que convoca y enseña a la Iglesia" (1,1.12; 7,27; 12,8-10). 

Parece tratarse de un anciano que ha vivido y estudiado mucho y sin descanso; un aristócrata, un intelectual y filósofo, escéptico y pesimista, irónico y paradójico. Sin embargo, Qohélet es sustancialmente un optimista como lo muestran 7 pasajes positivos del libro (2,24-25; 3,12-13; 3,22; 5,17; 8,15; 9,7-9; 11,9-12,1), aunque enquistados en contextos negativos y sellados por el sinsentido de la vida (9,9).

Eclesiastés es, sin duda, un sabio que ha estudiado (12,9) y que tiene una gran experiencia. Pero se trata de un sabio peculiar pues su mirada es más profunda que sus antecesores ya que plantea interrogantes más incisivos y cuya reflexión gravita entre:

- la fe: es un hombre de fe, un creyente sincero que reconoce los dones de Dios y confía en su justicia según la sabiduría tradicional proverbial ("mashal"). Sin embargo, podría decirse que es un "ateo práctico", ya que ve a un Dios lejano, arbitrario y algo tirano.

-la experiencia: es un hombre de experiencia, un sabio que percibe todo como transitorio y que deduce que nada tiene sentido porque la muerte iguala al justo y al malvado, al sabio y al ignorante. Y lo expresa en primera persona ("he visto", "he probado"...).

En cualquier caso y aunque no ofrece respuesta alguna al tema del absurdo, se trata de un inconformista que quiere romper con una teología rígida y tradicional que tiene respuestas para todo (8,11-14). 

Quiere hacernos pensar, ponernos a trabajar y que experimentemos la inútil fatiga del esfuerzo, igual que él la ha experimentado, pero no nos ofrece una solución. Se encuentra encerrado en una "prisión circular", en una rueda sin futuro, sin esperanza...atenazado y desesperado por el "vacío" o "vanidad" (Qo 2,1.17-18.20; 6,3-4).

Clave de lectura
Eclesiastés va un paso más allá de Job en la crisis de la sabiduría retributiva poniendo en cuestión y criticando sus valores tradicionales mediante el uso de preguntas, paradojas, repeticiones, contradicciones e incoherencias: ¿qué sentido tiene una vida donde la muerte es el final"? 

La respuesta es trágica: ¡Ninguno!. "Vanidad de vanidades. Todo es vanidad" (el vocablo "hehel" aparece 37 veces en el libro para expresar la vanidad en grado supremo (en cuanto "vacía" o "sin sentido"), dada la inexistencia del superlativo en la lengua hebrea, y de ahí, su repetición).
Para  "el que convoca" o "el que predica" todo es incongruente y efímero, aparente y estéril, vacío e insustancial,...todo es vano: las riquezas, los placeres, la sabiduría humana, la retribución...A todos nos espera la misma suerte, a sabios y necios, justos e injustos, ricos y pobres, hombres y mujeres: la muerte.

Pero además afirma Qohélet que la muerte es definitiva. No hay nada después de ella (9,5-6). Deducción lógica teniendo en cuenta que Dios aún no ha revelado que hay vida después de la muerte, y por tanto, es el primer libro sapiencial que aborda el tema de la muerte como el final de todo.

Desde un punto de vista sapiencial, el libro del Eclesiastés (que es inspirado y que tiene a Dios por autor y forma parte de la pedagogía progresiva divina) muestra una cierta tensión que exige dar un paso más ante las limitaciones y las incapacidades del hombre para dar respuestas que sólo Dios tiene. Qohélet es el último eslabón del camino sapiencial hacia la plena revelación de Dios al hombre.

Y así, será el libro de la Sabiduría el que afronte el tema de la vida eterna y dé paso a la sabiduría escatológica, poniendo el foco en la promesa de la Encarnación de la Palabra de Dios, en la revelación de la Sabiduría eterna, en la venida del Dios hecho hombre, puesto que sería completamente absurdo y vano que Dios haya creado a sus criaturas para nada, sin otra finalidad que la de morir y desaparecer.

Otros conceptos clave del libro
-Bajo el sol: aparece 27 veces. Qohélet observa todo lo que sucede "bajo el sol", "bajo el cielo" (3 veces), y ve que todo es vano, inútil. Todo gira en torno a un movimiento cíclico (1,9-10) y a una ausencia de novedad que amarga al sabio autor pues aún no ha conocido la eterna novedad de la Encarnación, el tiempo de Aquel que hace nuevas todas las cosas.

-Fatiga: aparece 35 veces. El sabio trabaja, busca, indaga y acaba fatigado y agotado (5,14-16). Es la constatación de la maldición por el pecado original (Gn 3,19).

-Recompensa: aparece 10 veces. No parece haber recompensa para las fatigas salvo el fugaz disfrute de los bienes de la tierra o la sabiduría frente a la insensatez, la luz frente a la tiniebla (5,17).

Por ello podemos concluir nuestra meditación afirmando que ¡Todo es absurdo sin Cristo! o mejor dicho, que ¡Todo tiene sentido con Cristo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Tienes preguntas o comentarios?
Este es tu espacio libre y sin censura