¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

CUIDADO CON LOS GRUPOS ESTUFA

Cuando un grupo sólo comparte experiencias entre sus miembros…,
Cuando un grupo se centra sólo en sí mismo…,
Cuando un grupo no sirve a los demás…,
entonces se convierte en un grupo estufa, 
que sólo consume y consume, pero eso no es Iglesia

¿A quién no le gusta reunirse en una divertida cena con amigos y compartir nuestras vivencias? ¿Nos es un signo de amor mantener profundas conversaciones sobre verdades espirituales con las personas más cercanas a nosotros?

Sin duda, reunirse, conversar y compartir con amigos momentos maravillosos de fe son actividades recomendables, pero no construyen iglesia por sí solos.

Entonces ¿en qué consiste"construir comunidad?

Podemos afirmar que existen varios estilos de hacer iglesia. Hay aspectos positivos y negativos en cada modelo, pero algunos no están impulsados ​​por el deseo de ser parte de una comunidad cristiana auténtica. En ocasiones, simplemente pretenden esgrimir una excusa para reclamar que sus reuniones sean construir iglesia.

Existen algunos aspectos por las que estas reuniones de amigos no alcanzan el significado auténtico de lo que constituye formar Iglesia:

Sólo captamos una parte de la Iglesia

A veces, una reunión de amigos reduce todo lo que significa ser Iglesia a compartir y experimentar la fe en grupo  y formar comunidad.
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Estos son aspectos vitales de lo que significa ser una verdadera comunidad cristiana, pero se requieren otras actitudes: entre otras, es necesario ejercer liderazgo, apostolado y discipulado, y recibir sacramentos, guía y dirección espiritual de un sacerdote.

La Iglesia es un todo del que forman parte distintas personas, con distintas personalidades, carismas y talentos.

Nos conducen al egocentrismo

Cuando alguien desea romper con ser parte activa de una parroquia y en su lugar, lo sustituye por reunirse con amigos, la pregunta a considerar no es si podemos, sino si debemos.

Si nos sentimos llamados a crear un grupo de cristianos que haga que otros se encuentren con Cristo, entonces tal vez Dios utilice nuestro grupo para ello.

Pero aquí es donde necesitamos orar con el corazón y discernir desde la fe cristiana. Porque si, por otro lado, nos mueven sólo nuestras preferencias personales, nuestros deseos de ser distintos al resto de la comunidad parroquial, nuestra intención de consumir aquello que nos reporte un "subidón espiritual", o una fe "montaña rusa", debemos volver a involucrarnos en un parroquia tan pronto como sea posible.

Nos llevan al consumo de una fe particular

La historia está repleta de advertencias peligrosas de lo que sucede a aquellos que abandonan y minimizan la necesidad de reunirse como parte de una comunidad parroquial. Caemos entonces en una "fe a la medida", en una religión particular y eso no es el deseo de Dios.

La fe sólo se vive en comunidad. No es posible hacer la guerra por nuestra cuenta. No podemos ser "francotiradores de la fe" sino "soldados de Cristo", dentro de su Cuerpo Místico.
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Una reunión de amigos puede ser, en ocasiones peligrosa y servir como germen para ser tentados por el Enemigo, formando grupos que buscan sólo su propio consumo particular y alejarnos de la voluntad de Dios. 

Sin embargo, cuando sirves junto a personas diferentes a ti en la parroquia, con diferentes formas de ser y actuar, cuando tienes la guía y dirección espiritual de los sacerdotes, y acudes a los sacramentos, sin duda,  el camino de la fe se ilumina y nos acercamos a Dios. 

Impiden nuestro crecimiento espiritual

Todos necesitamos que otras personas también formen la Iglesia. Necesitamos a otras personas que no son como nosotros para ser la iglesia, para ser más como Cristo. Y el proceso de crecimiento y madurez espirituales se produce al pertenecer a una comunidad parroquial.

Otras personas que están en diferentes etapas de la vida que nosotros, tienen diferentes personalidades que nosotros, vienen de diferentes orígenes que nosotros, no sólo nos acompañan en nuestro camino de fe, sino que nos ayudan a evitar nuestras tendencias individualistas y egocéntricas.

Cuando sólo nos reunimos con amigos y personas afines a nosotros, eliminamos gran parte de la forma en que Dios utiliza a los demás dentro de la Iglesia para que maduremos y crezcamos en la fe.

Es, realidad, una falta de humildad. Con el deseo de estar sólo con personas de nuestra "cuerda", asumimos que sólo ellos pueden enseñarnos y ayudarnos a crecer. Rechazamos las contribuciones que otros pueden aportar (y aportan) para nuestra santificación.

Nos impiden servir correctamente

Cuando nos apartamos de una comunidad parroquial, no es posible desarrollar nuestros dones y talentos espirituales en plenitud ni tampoco involucrarnos en un servicio altruista a los demás.

Existen muchos caminos de crecimiento y servicio que nunca encontraremos si nos recluimos en un "grupo estufa" de amigos afines.
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La Iglesia se reúne para que sirvamos unos a otros, usando los dones que el Espíritu Santo nos concede y que en una comunidad cristiana desarrollamos.

Un "miembro inactivo de la Iglesia", sustituye la comunidad por la reunión con amigos y evita que recibamos las alegrías y bendiciones que Dios tiene reservadas para nosotros.

Puede ocurrir que, a veces, no nos encontremos a gusto dentro de la parroquia. Incluso que nos hieran y lastimen. Seguro! Pero quién permanece en la Iglesia de Cristo se conforma en Cristo. De hecho, Él ha prometido hacerlo.

Es comprensible el deseo de sentirse conectado con Dios a través de otras personas afines a nosotros, pero es por eso que las parroquias tienen pequeños grupos y Dios nos proporciona amigos dentro de ellas.

Jesús ha prometido estar en medio cuando dos o más estemos reunidos en su nombre, pero no ha llamado a eso Su Iglesia. Si te reúnes con un grupo de amigos para hablar sobre la vida y la fe, no te detengas pero tampoco lo confundas con lo que significa la esencia de la Iglesia.

Debemos buscar ser parte del Cuerpo de Cristo, donde todos somos necesarios y donde nadie sobra. Debemos ser la novia de Cristo, es decir, Iglesia, no tratar de reemplazarla.



lunes, 19 de diciembre de 2016

LA IGLESIA NO ES UNA FRANQUICIA DE COMIDA RÁPIDA


A lo largo de estos últimos años, me he dado cuenta de que muchas parroquias tienen un verdadero problema: han perdido las "estrellas michelín" adquiridas por ser un excelente restaurante y se han convertido en una franquicia de comida rápida, donde lo único que cuenta es la entrada principal y la caja.

El problema de las parroquias no se enfoca tanto en la puerta principal como en la trasera. Recibimos con calidez, simpatía y una sonrisa en la cara a quienes se acercan a la parroquia. Les ofrecemos un menú seductor y a buen precio: métodos evangelizadores atractivos, homilías cautivadoras, magnífico ambiente de caridad y fraternidad, actividades adecuadas a cada edad, madurez o nivel de compromiso, acogida en una significativa comunidad y posterior inclusión en sus maravillosos grupos pequeños...nuestras parroquias son una "gran primera cita", un "amor a primera vista", un "flechazo".

Imagen relacionadaPero luego, una vez que han elegido menú y lo han pagado, les decimos que se coloquen a un lado, pasamos a atender al siguiente cliente, hacemos que se sirvan ellos mismos la bebida, se acomoden ellos mismos en las mesas y que, finalmente recojan sus bandejas y tiren los desperdicios en las papeleras. 

Desafortunadamente, una Iglesia ideada como franquicia de comida rápida no tiene como objetivo prioritario construir una relación real, a largo plazo, significativa. Con el tiempo, muchas personas de nuestras comunidades se desencantan y comienzan a sentirse invisibles, y después de languidecer durante unos meses, incapaces de encontrar conexiones enriquecedoras, finalmente se van alejando poco a poco de la fanfarria, del bombo y platillo, de la atención y el cuidado artificiales que su llegada inicial produjo. 

Una vez escuché a alguien decir: "Las personas se acercan a la Iglesia por Dios y se quedan por los amigos". Y es que pronto se dan cuenta y comprueban que su ausencia es apenas percibida o digna de preocupación. Simplemente son reemplazados al siguiente domingo, en las puertas principales de la parroquia, por rostros frescos y nuevos, por corazones listos para ser conquistados.

Nadie se fija en las puertas traseras de nuestras iglesias, por las que miles de personas salen cada semana, heridas, desilusionadas y sintiéndose desatendidas, para no volver jamás.

Una vez que forman parte de estas comunidades, muchas personas experimentan una clara falta de sustancia y profundidad, y no por las eucaristías dominicales, que parecen estar diseñadas específicamente para atraer el corazón del recién llegado y fabricar el primer momento de conversión, sino por una real deficiencia en el cuidado pastoral.


Cuidado pastoral 

La palabra pastor proviene del griego poimen que significa "el que da de comer". La Biblia utiliza a menudo este término para referirse a Jesús como el buen pastor, pastor de ovejas (Juan 10) y raah a Dios como nuestro pastor (Salmo 23).

La llamada especial de Dios a un sacerdote para servir en su Iglesia como pastor (cuidado pastoral) implica varias responsabilidades basadas, fundamentalmente en los sacramentos: 

El cuidado pastoral primero significa MISERICORDIA. Misericordia quiere decir amor, pero significa más que amor, y esta es la segun­da definición: el AMOR QUE ESCUCHA. Muchas veces creemos escuchar, pero en realidad solo estamos oyendo. Las ovejas son animales indefensos y necesitan protección, son bue­nas seguidoras, siguen la voz del pastor, y tienen tendencia a apartarse, a descarriarse, por lo que necesitan atención. 

Imagen relacionadaEn  Juan 10, 3-4, el apóstol nos define visualmente el cuidado pastoral: "El pastor les abre la puerta y las ovejas escuchan su voz; llama por su nombre a cada una de sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas sus ovejas, empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz".

En Isaías 40,11 el profeta nos da otra idea sobre el cuidado pastoral: "Como un pastor apacienta su rebaño, en su brazo recoge a los corderos, en su seno los lleva y conduce al reposo a las paridas”.

En el Salmo 23, David nos dice que el buen pastor:
  1.  tiene interés en cada oveja en forma individual (Bautismo): "el Señor es MI pastor", que bajo el cuidado del pastor, a las ovejas "nada les falta" (Salmo 23)El buen pastor llama a las ovejas por su nombre (Juan 10, 3), y también que conoce a cada una de sus ovejas (Juan 10,27) y busca a aquella que está perdida (Lucas 15,4). 
  2. da descanso y provisión diaria (Eucaristía): "en verdes praderas me hace reposar, me conduce hacia las aguas del remanso". El buen pastor nos conoce, y conoce nuestras limitaciones. El sabe cuándo es tiempo de descansar y cuándo es tiempo de andar. Las "verdes praderas" son nuestra comida y "aguas del remanso", nuestra bebida 
  3. escucha, estimula y reconcilia (Reconciliación): En momentos de cansancio, duda o abatimiento: "conforta mi alma”.
  4. guía, dirección, formación y disciplina: me guía por los senderos de justicia, por amor a su nombre". Cada oveja se deja guiar por voluntad propia, no a la fuerza. En Juan 10,3-4, vemos que el buen pastor saca a las ovejas y va delante, no está detrás, sino a la cabeza, guiándolas con su voz y su silbido.
  5. da seguridad y protección"no tengo miedo a nada, porque tú estás conmigo, tu voz y tu cayado me sostienen.". La vara servía para defenderse de los lobos y también para sostenerse en caso de caída. El cayado se usaba para sacar del hoyo a las ovejas.
  6. da compañía personal y amistad. El espíritu del buen pastor no es de superioridad, sino de cuidado fraternal.
La deficiencia en el cuidado pastoral de algunas parroquias se manifiesta principalmente en la forma en que las personas son atendidas en las crisis, en los momentos de oscuridad o de problemas. Pronto descubren que todo lo que inicialmente resplandecía, poco a poco pierde su brillo.

En algún lugar del camino, demasiadas parroquias compran la falsa idea de que su único trabajo es "llevar a la gente a Jesús" y que Él se encargará del resto; Que una vez que una persona contesta a la llamada del Señor, ya no son responsabilidad de los sacerdotes, sino de Dios. 

Pero Dios nos dice en Juan 10, 9: "Yo soy la puerta: el que entre por mí estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará alimento". Jesús es la puerta y la Iglesia, el corral. La labor de cuidar al rebaño es de los sacerdotes. El cuidado pastoral, la dirección espiritual y la formación en la fe no pueden delegarse en otra oveja.

Mientras los unos apenas han empezado a dar sus primeros pasos en la fe, su alimento es aún líquido y apenas son capaces de articular palabra alguna, los otros ya se han puesto manos a la obra en el urgente trabajo de atraer y recibir a otros en la puerta principal.

Con poca o ninguna consideración por lo poco claro que tienen aún su nueva situación en la fe o por la turbulenta tormenta de emociones y preguntas que sus corazones y mentes atesoran, o las necesidades más profundas que ellos y sus familias puedean tener, son conducidos rápidamente a "ponerse en misión por Jesús !" (es decir, a evangelizar). 

Se espera de ellos que se desenvuelvan por sí mismos y evangelicen con urgencia, incluso si su personalidad, condición emocional, etapa de vida o simplemente su estado espiritual suponen una barrera infranqueable. Es un desprecio sutil, pero desprecio al fin y al cabo, a sus necesidades espirituales, físicas, emocionales o materiales.

No fue así como la Iglesia fue diseñada por Jesucristo. No es así como los pastores son llamados a pastorear. No es así como se genera crecimiento y madurez espirituales.

Los sacerdotes de una parroquia son responsables de su gente, no sólo para organizar y realizar una transacción espiritual mágica y momentánea con ellos, sino para asegurarse de que estén completamente integrados en la comunidad, y de que todas sus necesidades espirituales, físicas y emocionales son atendidas a lo largo del camino. El papel del pastor es pastorear a la gente en su comunidad, conocerla y asegurarse de que las ovejas le conocen.

La Iglesia no es una franquicia de comida rápida, que promete salvación y luego se limita a anotar el pedido en el mostrador y a cobrar. La Iglesia de Cristo es un grupo de expresiones del cuidado, el amor y la misericordia de Dios, en la que se conoce, entiende y pretende crear una comunidad auténtica, profunda y sostenible que escuche, acoge, cuide, alimente y proteja  en las difíciles circunstancias de la vida real.

Las puertas principales de las parroquias son muy importantes y deben estar siempre abiertas de par en par, pero si no encontramos las mejores maneras de proporcionar a todo el mundo que accede a través de ellas una verdadera experiencia de relaciones reales, amorosas, íntimas, las puertas traseras seguirán estando también abiertas de par en par y ríos de personas saldrán por ellas tan rápido como entraron.




domingo, 18 de diciembre de 2016

EL LIDERAZGO MAL ENTENDIDO

"El verdadero soldado no lucha porque odia lo que está delante de él, 
sino porque ama lo que lleva detrás".

(Chesterton)

¿Lideras un grupo de personas? ¿Estás al cargo de un cometido específico? ¿Cómo sabes que lideras efectivamente ... y que no mandas?

A menudo confundimos lo que significa el concepto de líder. Muchos ven en él connotaciones negativas y lo convierten en un término peyorativo. Suena siempre a "mandón", a "listillo", a "superior"... cuando, en realidad, el término proviene de un anglicismo (leader) que significa encabezar, acompañar, guiar, conducir, llevar, dirigir, actuar, dar ejemplo. 


El liderazgo es el conjunto de habilidades de una persona para influir, con su ejemplo y con sus palabras, en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo y motivación hacia el logro de sus metas y objetivos.


Liderar es "ir a la cabeza", "dar ejemplo", "tomar la iniciativa", asumir responsabilidades, tomar decisiones, administrar recursos humanos y materiales, dirigir actuaciones, cuidar personas, establecer objetivos, otorgar autoridad y delegar, transmitir y guiar, motivar e incentivar, gestionar y resolver situaciones, es transformar una visión en una realidad.

¿Qué significa ser líder cristiano? 

El liderazgo es la capacidad de transformar una visión en una realidad y el mejor ejemplo de liderazgo es Jesucristo. Él transformó la visión de Dios en realidad. Es nuestro LÍDER, el de todos los cristianos, la cabeza de la Iglesia, y ello no implica ninguna acepción negativa. 

Aunque la Biblia cambia el término "líder" por "pastor", que expresa mejor en nuestra concepción lo que significa y añade la "nota" característica de un líder cristiano. Jesús es el Buen Pastor porque hace todo lo que se requiere de un líder pero además lo hace todo con AMOR. Esta es la cuestión.

Nosotros como cristianos y como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitarle, a ser líderes en nuestro servicio a Él. Y de manera especial, los sacerdotes. Pero, como líderes, el amor es nuestra máxima.

Algunos líderes (incluidos sacerdotes) son muy difíciles de seguir y, habitualmente, no tienen la caridad como virtud esencial. Y es que existe una línea muy delgada entre ser un buen líder eficaz y ser un mal jefe: un liderazgo mal entendido y mal asimilado convierte a un posible líder eficiente en un perfecto patán. 

Muchos son líderes de forma inconsciente y otros, quieren serlo a toda costa, sin tener en cuenta si son capaces o no de liderar. Y lo más importante, si muestran caridad en todo lo que hacen. Ser líder no es mandar, ni ordenar ni ser "el jefe". Es un concepto mucho más amplio.

¿Qué se necesita para ser líder? 

Un líder tiene (o debe tener) unas determinadas habilidades:
  • Comunicación verbal: Sabe informar y comunicar lo que quiere a su equipo.
  • Escucha: Entiende a su equipo, se anticipa a sus preguntas y responde sus preguntas.
  • Persuasión: No pide a su equipo que simplemente sigan sus órdenes ciega o vehemente. Primero los convence que algo es bueno y se debe hacer.
  • Pensamiento crítico: Mide acciones y posibles soluciones para tomar decisiones.
  • Delegación: Sabe que es más productivo delegar a aquellos que pueden hacerlo igual o mejor que él.
  • Organización: Ordena sus tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.
  • Responsabilidad: Asume sus propios actos y los de su equipo. No culpa a otros de sus propios errores, y comparte los de otros.
  • Perseverancia: Es tenaz y paciente para alcanzar sus objetivos.
  • Adaptación al cambio: Es flexible cuando las cosas no salen como se espera. Ajusta su plan a la coyuntura y mueve a su equipo en la dirección necesaria en la nueva situación.
  • Empatía: Siempre se pone en lugar de los demás y construye y desarrolla buenas relaciones con su equipo y sus superiores.
  • Respeto: No mira por encima del hombro a los demás ni se cree más que nadie.
  • Ayuda: Siempre apoya y ayuda a quien lo necesita.
  • Capacidad de respuesta: Maneja las crisis y responde rápida y efectivamente cuando  surgen problemas.
Si quieres ser un convertirte en un líder patán, sigue estas sugerencias:

Todo gira en torno a ti

No cabe duda de que el hecho de liderar un grupo, equipo u organización ejerce una poderosa influencia sobre ellos (tal vez incluso demasiado). Los líderes, después de todo, hacen que las cosas sucedan.

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Pero si quieres ser un mandón, haz que tu organización, empresa, iglesia, equipo o grupo giren en torno a ti, a tus preferencias, a tus gustos, a tus manías. Asegúrate de estar siempre al frente de todo, de ser el centro en todo momento y de que todo dependa de ti, de tu última palabra.

Piensa en lo agradecido que todos deben estar contigo. En lo mucho que haces por ellos. Sin duda, deberían besar por donde pisas. 

Si dependes de un superior, piensa en lo mal pagado estás, en lo poco que te agradece todo lo que haces, en lo infravalorado que estás y en lo indispensable que eres.

La gente trabaja para ti

Si quieres ser un auténtico patán, debes convencerte de que la gente trabaja para ti. "Porque tú lo vales".

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Un buen líder sabe que trabaja con y para la gente que tiene a su cargo. Sirve en lugar de ser servido. No está pendiente de lo que necesita o merece. 

Sencillamente trabaja y hace que otros trabajen con él. Da siempre buen ejemplo.

Si crees que el mundo está creado para servirte, pocas personas querrán trabajar contigo. Aunque tú "te lo merezcas".

Jamás agradezcas ni elogies

Un mal líder rara vez dice "gracias". Está convencido de no tener que agradecer nada porque la gente, sencillamente, está cumpliendo su trabajo. Para eso se les paga.

Rara vez da un palmadita en la espalda ni motiva porque cree que el mérito es siempre suyo y porque además, teme elogiar a otros por envidia.

Un buen líder a menudo se toma el tiempo para escribir una nota de agradecimiento. Mira a los ojos a los miembros del equipo y les dice cuánto los aprecia. Rodea con su brazo a la gente y dice  "gracias".

Un buen líder sabe que nadie está obligado a trabajar para él. Es por eso que la gente lo hace.

Exige y humilla

Una manera segura de ser un buen patán es exigir cosas de la gente. 

Una cosa es tener las altas metas y grandes expectativas (un buen líder las tiene), y otra cosa distinta es exigir la consecución de esas altas expectativas humillando a las personas.

Un  mandón enfoca su liderazgo en lo que quiere (sacar) de la gente. Nunca piensa en lo que quiere para la gente. Exige y humilla.

Sobrevalórate

Si quieres ser un auténtico estúpido, piensa que eres tan valioso para la organización que eres vital e imprescindible.

Ni se te ocurra desarrollar nuevos talentos. Eres demasiado inseguro para compartir tu poder con otros. Nunca dejes que otras personas sean el centro de atención. 

Jamás enseñes a tu equipo lo que tú sabes, no des pistas. "Conocimiento es poder". NO compartas nada de tu saber ni de tu experiencia.
Además, nadie en tu equipo tiene tus capacidades, tu visión y tu talento. ¿Por qué prestar atención a otros?

Los malos líderes no construyen personas, construyen ego.

Ponte medallas y echa culpas

Si eres un patán, hay dos formas infalibles de enfadar a tu equipo:

En primer lugar, asume todo el mérito de lo bueno que sucede. Ponte medallas. Asegúrate de mencionar de quién fue la idea, quien la planteo y quien la ejecutó, es decir, Tú. NUNCA menciones a tu equipo o lo duro que trabajó en el proyecto. Y menos a otros.

En segundo lugar, cuando las cosas se salen "de madre", lávate las manos. Sé como Pilato. Mira sorprendido y luego intenta parecer preocupado. Culpa a algo. Culpa a alguien. Culpa cualquier otra cosa.

Tú no eres el responsable de los errores ni de los malos resultados, sólo de los buenos, por supuesto.

Nunca des la cara por tu equipo

Si quieres ser el mejor de los patanes, interioriza que la lealtad pública no tiene ningún valor pragmático. 

Jamás des la cara por nadie de tu equipo. sus errores o malas decisiones son su problema, no el tuyo. Es más, Critícales, habla mal de ellos (a sus espaldas), siempre que puedas,no vaya a ser que un día te quiten el puesto

Por ejemplo, cuando no estés de acuerdo con una postura o decisión tomada por un miembro del equipo, asegúrate de decirle a alguien (por detrás) lo mucho que discrepas de ella.

Y cuando alguien se queje de lo que un miembro del equipo hizo, asegúrate de hacerle saber (en secreto) que tú también piensas igual, y que no entiendes por qué hizo eso.

Para tener "bonos extra" como el patán de los patanes, nunca hables en privado con la persona con la que no discrepas. Sólo sonríe cuando la veas.

Un buen líder no siempre está de acuerdo, pero siempre discrepa en privado contigo y te apoya públicamente, pase lo que pase. Eso "construye equipo". Eso es "trabajar en equipo".

Jamás delegues

Nunca. He dicho nunca. Delegar es de incautos, de incapaces. Tú puedes con todo. No necesitas a nadie que te dé lecciones, que te enseñe como se lidera o cómo se hacen las cosas.

Tú eres un ser superior. Tienes tu rango. Las personas de tu equipo son simples peones que pueden y deben sacrificarse en cualquier momento.

Una señal segura de que eres un auténtico estúpido como líder es que siempre desmotives a los miembros de tu equipo, tomando personalmente tantas decisiones como te sea posible.

Nunca les dejes ejercitar sus dones de liderazgo o sus capacidades innatas, ni convertirse en pensadores por derecho propio.

Y cuando tomen decisiones por su cuenta, critícalos y corrígelos.

Cuando todo falle, hazte el víctima

Cuando tu equipo está enfadado contigo (y seguro que lo estará), un signo seguro de haberte convertido en un autentico patán es que recurras al victimismo. Es una herramienta habitual en los lideres ineptos.

Nadie lo tiene tan difícil como tú. ¿Verdad? El papel de líder es para superdotados y no todo el mundo puede asumirlo. Tú, sí.

¿Quién sino tú, dedica tantas horas en un trabajo ingrato? ¿Y quién realmente te entiende?Nadie. Por supuesto. Excepto tú.

Para mantener el estatus de patán, asegúrate de decirle a todo el mundo lo duro que trabajas, lo solitario que es el liderazgo, las pocas vacaciones que tienes y lo agotado que estás. Pero repítelo hasta la saciedad para que todo el mundo sepa lo bueno que eres.

Los buenos líderes se dan cuenta de que el liderazgo tiene un costo y un desgaste, pero no esperan ni pretenden que otros lo compartan. Y sobre todo, jamás se quejan.

Y pensarás, ¿por qué doy sugerencias sobre liderazgo? ¿Quien eres tú para dar consejos? Pues muy sencillo: porque he sido un patán durante mucho tiempo, tanto en mi vida profesional como en la personal. Y porque ahora soy consciente de que tengo que evitar, todos los días, que un estúpido que vive dentro de mí, salga al exterior.

Afortunadamente, Jesús nos introduce un paradigma completamente diferente para el liderazgo. Si quieres ser un líder semejante a Cristo, haz lo opuesto de las sugerencias para ser un patán de este artículo. Estarás en el buen camino. Cristo promete ayudarnos. Solos no podemos. Pero todo, con amor...



miércoles, 14 de diciembre de 2016

TUVE UN SUEÑO Y NO ME RENDIRÉ

Yo tuve un sueño. 
En mi mente, podía ver el resultado final, y era bonito. 
Yo tuve un sueño. 
Una llamada que abrasaba mi corazón.
Yo tuve un sueño. 
No sabía mucho, pero no dejé que eso me detuviera. 
Yo tuve un sueño y fue suficiente para alimentar el fuego. 
Yo tuve un sueño y ahora estoy pensando abandonarlo.

Estoy agotado, desalentado y desilusionado. Tanto, que cuestiono todo. Siento como si me hubiera despertado de golpe a la realidad, y mi sueño se hubiera quedado en la almohada de mi memoria.

Dicen que un sueño es básicamente una idea sin fundamento. Pero también que todo empresario exitoso ha experimentado un momento en el que su sueño le parecía una utopía, que todo líder ha tenido un momento en el que quería renunciar y que todo sacerdote ha cuestionado su vocación en algún momento.

La mayoría de las personas se rinde. La mayoría renuncia. La mayoría abandona.

Este momento (en el que queremos abandonar) es un momento de vital importancia en el devenir de cualquier sueño. Este momento es la "desilusión del soñador"

Es el momento en que cada sueño se enfrenta con la realidad. Es el momento de la visión que podría ser, frente a la realidad de lo que es. Es el momento del dolor y la frustración.

El momento "desilusión del soñador"

Así es como sucede:

Nuestros sueños están llenos de esperanza, promesas y expectativas, pero desafortunadamente, también están llenos de ignorancia, inexperiencia y desconocimiento. No sabemos lo que no sabemos. No se puede. En ese momento, no.


Pero ahora lo sabemos. Ahora somos conscientes de los problemas, las dificultades y los obstáculos que complican o imposibilitan nuestro sueño. 

Saber lo que antes no sabíamos cambia nuestra perspectiva, a menudo dejándonos frustrados y cuestionando todo lo que pensábamos que era verdad o posible.

Cuando esto nos sucede, nos pilla desprevenidos. Nos sorprende, porque hasta este momento, estábamos operando fuera de la realidad. Estábamos operando dentro de la ilusión. Y aún no lo sabíamos.

Y quisieras abandonar...

Nos ocurre a todos

La desilusión del soñador no es patrimonio exclusivo de nadie. Ni de aquellos que han abandonado su sueño ni tampoco de aquellos que lo han alcanzado. Nos ocurre a todos.

Al principio, nadie sabe lo que no sabe. Todos sufrimos de una ignorancia común y general, pero eso no significa que no podamos avanzar.

Todo éxito comienza como un sueño, y todo soñador sufre la desilusión del soñador. Es universal.

La comparación destruye el sueño

La desilusión del soñador nos lleva a cuestionarnos a nosotros mismos y a nuestro sueño. También nos lleva a mirar alrededor, hacia el éxito de otros.

Dicen que "las comparaciones son odiosas". Destruyen nuestros sueños. Siempre queremos abandonar cuando comparamos nuestra lucha con el éxito de otros. No podemos comparar nuestra realidad actual con la exitosa de otros sin sentirnos desanimados. 

Todo el que acaba cumpliendo su sueño o teniendo éxito, lo hace poco a poco, con el tiempo. Todo sueño se convierte en un sueño real sólo después de años de duro trabajo.

"Arremángate"

Tomas Edison dijo: "La mayoría de la gente echa de menos su oportunidad porque ésta se viste de mono de trabajo".

Sabemos que la vida no es fácil, entonces... ¿por qué asumir que nuestro sueño será fácil?. Si subir el Everest fuera fácil, todo el mundo lo haría. 

"Arremángate, ponte el mono de trabajo y no te rindas". El que persevera frente a la frustración, crece en confianza, en capacidad e incluso en carácter.

"El conocimiento es poder"

Cuando todavía estás en el nivel de soñador, eres ignorantemente feliz, pero ahora, armado con lo que sabes, puedes utilizar lo que has aprendido para dirigir o redirigir tus pasos. 

Francis Bacon, filosofo inglés dijo: "El conocimiento es poder". Aprovechar el poder del conocimiento es lo que marca la diferencia. 

No se trata de que el conocimiento nos haga abandonar el barco sino de corregir su rumbo. Debe ser el timón para trazar nuestra ruta. 

Abandonar puede resultar fácil. Remontar es un trabajo duro, y perseverar es más difícil, pero la recompensa merece la pena.

NO TE RINDAS

¿POR QUÉ MI PARROQUIA NO CAMBIA NUNCA?

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Posiblemente estemos tratando de cambiar algo en nuestra parroquia. Posiblemente estemos intentando cambiarlo todo.

El hecho de que Dios nunca cambie no significa que nuestra parroquia no deba hacerlo. De hecho, las parroquias sanas cambian constantemente. 

El cambio es lo que produce crecimiento. Lo único que nunca cambia es el mensaje y la misión que Cristo encomendó a la Iglesia.

Debemos cambiar los métodos para asegurarnos de que la misión permanece viva y que el mensaje se escucha. 

El cambio conduce a las personas desde donde están hasta donde necesitan estar. 

Pero es aquí donde vienen los problemas. Las personas suelen ser muy reticentes, por naturaleza o por tradición, a los cambios, y en una parroquia, mucho más.

La conversación siempre es la misma

¿Alguna vez has tenido la sensación de que ninguna reunión es una nueva reunión? ¿De que todas las reuniones se parecen sospechosamente a las de siempre? ¿De que estás hablando de las mismas cuestiones mes tras mes, año tras año?

Demasiado a menudo nos encontramos en consejos parroquiales, año tras año, con los mismos temas no solucionados encima de la mesa.

Hablar sobre un tema, incluso hablar apasionadamente sobre un tema y ​​no hacer nada al respecto, es una completa pérdida de tiempo. Y desgasta.

Los problemas no se resuelven sólo por el hecho de intuirlos, de tomar conciencia de ellos o por discutirlos. Los problemas se resuelven poniéndose en acción.

Nuevas ideas, viejos rechazos

Cada vez que alguien plantea una nueva idea o un nuevo enfoque, alguien enumera tres razones por las que no funcionará. Esta es la razón por la que se tiene la misma conversación una y otra vez.

Cualquier cambio siempre genera rechazo. La gente suele ponerse nerviosa cuando tiene que salir de su zona de confort, de su zona conocida y dar un paso hacia lo desconocido. Prefiere permanecer inmóvil ante el temor a equivocarse, prefiere excusarse a emprender algo nuevo por si no funciona.

¿Cómo saber que algo no funcionará? ¿Cómo comprobar que funcionará?

Muy fácil: Podemos seguir poniendo mil excusas o mil trabas para explicar los miles de motivos por los qué no funcionará. Hasta que lo pongamos en práctica y funcione.

La nostalgia por el pasado 

Una señal inequívoca de que una parroquia nunca cambiará es comprobar un hecho muy sencillo pero también muy habitual: el profundo anhelo por el pasado eclipsa cualquier entusiasmo por el futuro.

Imagen relacionada¿Cómo saber que esto podría estar pasando en nuestra parroquia?

Muy sencillo: Comprobemos el idioma que se habla en nuestra parroquia. Cuando la mayoría de las historias, las homilías, las referencias culturales e incluso los tiempos verbales utilizados están en pasado, es una señal de que estamos mirando hacia atrás, no hacia delante. Es una señal de que se ha perdido contacto con el presente y mucho más con el futuro.

Cuando la nostalgia por lo que se solía hacer es mayor que la pasión por lo que se va a hacer...¡¡¡Houston, tenemos un problema!!! Porque cuando todo el entusiasmo está enfocado en el pasado, no hay mucho futuro.

Las pequeñas cosas siempre son grandes cosas

El reto del liderazgo se basa en resolver los problemas importantes. El problema surge cuando nunca se ataja lo importante porque lo pequeño se hace grande, lo intrascendente se hace trascendente y entonces, nos distraemos y nos estancamos.

Todos sabemos a qué nos referimos: El debate sobre la conveniencia de evangelizar o no duró seis meses. Y luego se decidió que sí. Entonces, se convirtió en la discusión, que duró otros dos meses, sobre cómo y quién debía hacerlo. Luego, se convirtió en el debate, que duró otros cuatro meses, sobre cuál método utilizar y cual no. ¡¡¡Y todo paralizado durante un año!!!

Cuando las cosas pequeñas se convierten en cosas grandes, nunca abordaremos problemas realmente grandes.

¿Qué hacer ante el estancamiento?

Muy simple: no demorar más lo importante y tomar decisiones sin miedo a equivocarse.

Quejas por lo último que se cambió

Uno sabe que en su parroquia no quieren cambiar cuando todavía siguen quejándose de lo último que se cambió. Y eso fue hace cinco años.

No sé qué más decir sobre esto, excepto ... que fue CINCO AÑOS atrás.

¿Qué hacer? 

La Biblia nos lo muestra en el relato sobre Sodoma y Gomorra en Génesis 19, 17 cuando aconseja a Lot: Mientras los sacaban afuera, dijo uno: ¡Escápate, por tu propia vida! No mires atrás ni te pares. Escapa al monte, no vayas a ser barrido". 

Debemos dejar de mirar hacia atrás y escapar hacia adelante.

"Siempre se ha hecho así" 

Esta es la misma canción que se repite una y otra vez cuando no se quiere cambiar nada: "siempre se ha hecho así"...

Ocurre en todas las parroquias, tanto en las que son sanas y crecen como las que no.  Y es que existe tanto miedo a romper con lo que se ha conseguido, que muchos se resisten desesperadamente al cambio. Incluso el éxito crea barreras a la innovación. El mayor enemigo de nuestro éxito futuro es nuestro éxito actual.

¿Solución?

Jesucristo nos da la clave: Él todo lo hizo nuevo y si nosotros somos sus seguidores, debemos hacer lo mismo: Innovar, cambiar, hacer todo nuevo.

Siempre son los mismos en misa

Una señal evidente de que la gente ha renunciado al cambio es que nadie se preocupa por las personas del entorno que no asisten a la iglesia o si asisten, no se les acoge. O lo que es lo mismo, la parroquia no evangeliza.

Cuando no pensamos, oramos o llevamos a las personas a Cristo, nuestras conversaciones, nuestras reuniones, nuestras actividades y nuestros consejos parroquiales se convierten en preferencias personales, no en principios bíblicos, ni en mandatos divinos.

Y cuando nuestra parroquia se convierte en un cúmulo de preferencias personales, se pierde la misión. Se pierde la identidad.

¿Qué hacer?

Tres cosas.

Primero, poner nombre al problema, es decir, diagnosticarlo.

Tal vez podemos comenzar por analizarnos personalmente, si somos resistentes al cambio. Todos nos resistimos, y nuestra resistencia puede ser por temor. O tal vez, por frustración. Y terminamos tirando la toalla y pensando que nuestra parroquia nunca cambiará. 

En ese caso, si estamos convencidos de que nada cambiará, no lo hará.

Segundo, compartir el miedo al cambio con la comunidad. Pedir a los demás que hablen honestamente sobre su miedo al cambio. Quizás conduzca a mirarse al espejo y decir: ¡¡¡Houston, el problema somos nosotros!!!

Ese sería un momento clave y decisivo.

Y, por último, darse cuenta de que el cambio es posible porque no todo el mundo, en realidad se opone al cambio. Simplemente creemos que el cambio es imposible y todo el mundo se opone.

Las personas que se oponen al cambio en un momento dado rara vez suponen el 10% del total. Es sólo que los que se oponen hablan imperativamente, y es que a menudo, confundimos hablar autoritariamente con tener razón.

No dejemos que el 10 por ciento de las personas que se oponen al cambio determinen el futuro del 90 por ciento que no lo son.

Tal vez eso nos dará el coraje que necesitamos para producir el cambio que nuestra parroquia necesita hacer. 

Nada es, en realidad, tan descabellado como pensamos e incluso una Iglesia con un bagaje plano de muchos años sin evangelización, puede cambiar.

¿Lo intentamos?