¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

miércoles, 17 de diciembre de 2025

EL BUENISMO ESPIRITUAL NO ES UNA VIRTUD CRISTIANA

“¡Ay de los que llaman bien al mal y mal al bien, 
que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, 
que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!” 
(Is 5,10)

Es una triste evidencia comprobar que en la Iglesia existan personas complacientes que viven de perfil. Son los llamados "buenistas" o "bienquedas". Cristianos condescendientes que no dicen nada fuerte para no molestar a nadie, que dulcifican todo para que se pueda digerir mejor, que no alzan la voz ante el mal o ni corrigen el pecado para ser "tolerantes", que hablan "en abstracto" para no incomodar, que dicen sólo lo que los demás quieren oír.

La virtud de la bondad que propone el Evangelio se desvirtúa y se diluye en un "puritanismo benevolente" que se transforma en el vicio de "ser buenos". La bondad, que está siempre asociada a la verdad y a la caridad, siempre piensa en el otro, mientras que la tolerancia voluntarista, que está asociada a la hipocresía, sólo piensa en uno mismo.

El "bienqueda" cree salir siempre bien parado, mantiene su conciencia tranquila pero en realidad, no cambia nada la realidad, tan sólo utiliza palabrería sin contenido para evitar "ser crucificado", pero no resuelve nada ni transforma el mundo.

El "buenista" se ampara en una espiritualidad cómoda y cobarde por miedo a decir la verdad, por temor a molestar a quien está en el error o en la mentira. Se mantiene en una fe infantil que no discierne ni progresa. Cree caminar pero no va a ningún sitio. 

El "bienqueda" confunde espiritualidad con bienestar ("wellness"), fe con moralismo políticamente correcto, cristianismo con "ser mejor persona", reduciendo la fe a un “estar bien”, a un simple "edulcorante" de la vida.

El "buenista" vive una fe insustancial o "sosa", alejada de la indicación de Jesús a ser sal de la tierra, que no azúcar (Mt 5,13), refugiándose en una dulce complacencia, en una grata tolerancia, en una bondad superficial por agradar o evitar conflictos, a expensas de la verdad o la justicia. 

El "bienqueda" intenta simplificar su modo de vivir el cristianismo bajo la premisa de que el conflicto es siempre malo, de que cualquier confrontación con la mentira o la defensa de la verdad es una forma de intolerancia.
Pero la fe cristiana no se basa en una "bondad blanda". El cristianismo no es "llevarse bien" o "evitar conflictos", sino buscar el amor, la verdad y la justicia, entrando en acción (y si es necesario, en conflicto) para mostrar al mundo el camino hacia el Padre (cf. Jn 14,6). 

Jesús mismo entró en conflicto con los fariseos en muchas ocasiones y les confrontó con su hipocresía y con su buenismo en el cumplimiento externo de la Ley. Pero lo hizo con auténtica caridad y con verdad transformadora, no con complaciente indiferencia. Jesús no predicó el "buenismo" sino la santidad a la que nos llama Dios.

Los cristianos estamos llamados a seguir el ejemplo de Cristo:

  • a entrar en conflicto con el error y la mentira, desde la caridad, no desde la indiferencia.
  • a buscar la santidad, tratando de agradar a Dios y no a los hombres.
  • a confrontar el pecado con misericordia y perdón, no con tolerancia o benevolencia
  • a combatir el mal con la Palabra, no con nuestros silencios

martes, 16 de diciembre de 2025

EL PECADO DE MALEDICENCIA

 
Según la RAE, la maledicencia es la acción o el hábito de maldecir, ofender, denigrar, desprestigiar, injuriar o difamar al prójimo. Es desear el mal a alguien o hablar mal de alguien.

Es una manifestación de falta de caridad cristiana, pero también de lógica, de razón y de sentido común, consecuencia del rencor o de la celotipia, es decir, de celos patológicos que se manifiestan en una crítica desmesurada e irascible contra otras personas.

La maledicencia produce un juicio implacable, precipitado e injusto, sin presunción de inocencia, sin piedad y sin respeto. Habitualmente, la persona maledicente se siente capacitada y autorizada para constituirse en juez de los demás

Cuando una persona es maledicente, su vida se convierte en distanciamiento, en desapego, en alejamiento, lo que hace imposible la convivencia con otros, debido a la propensión a fijarse en los aspectos negativos de otros. 

Pero además, ensalzándose a fuerza de comentar los defectos, errores o caídas del otro, ofusca y oscurece su almapierde la paz y se aleja de la gracia de Dios.

¿Qué gana el maledicente con su actitud? En realidad, nada; pero, en la insana intención de superioridad, marca obligatoriamente a los demás lo que deben hacer y cómo deben hacerlo, y se convierte en un juez irascible, implacable e inmisericorde de los demás que, aunque tuerto, se arroga el derecho de mostrar el camino a los ciegos.

La Escritura nos advierte sobre este gran mal espiritual: 
  • "¿Quién eres tú para juzgar a un criado ajeno?" (Rom 14,4)
  • "No juzguéis según apariencia, sino juzgad según un juicio justo" (Jn 7,24)
  • "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros" (Mt 7,1-2)
  • "Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda maldad" (Ef 4,31).
  • "En verdad os digo que el hombre dará cuenta en el día del juicio de cualquier palabra inconsiderada que haya dicho. Porque por tus palabras serás declarado justo o por tus palabras serás condenado" (Mt 12,36-37)
  • "El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca" (Mt 6,45)
  • "Deshaceos también vosotros de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca!" (Col 3,7)
  • "De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos" (Stg 3,10)
Toda vida humana es sagrada y reflejo de Dios; y por tanto, merece respeto y cuidado. Todos tenemos derecho al honor, a la dignidad y a la fama; destruirlos constituye un pecado contra la justicia y la caridad

Dañar la reputación de otros, dar ocasión a juicios falsos respecto a ellos no es una actitud cristiana pues atenta contra el 5º mandamiento, "No matarás", porque cuando un cristiano difama, injuria o desprestigia a otro se convierte en un asesino, porque está "matando" moral o espiritualmente a su hermano.

domingo, 14 de diciembre de 2025

LAS MORADAS DE SANTA TERESA DE ÁVILA

 
El libro "Las moradas" o "El castillo interior", escrito en 1577 por santa Teresa de Ávila, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos y Doctora de la Iglesia (1970), describe el alma como un castillo con siete mansiones/moradas/estancias, rodeadas de jardines, fuentes y laberintos, que se recorren progresivamente hasta alcanzar la unión/comunión con Dios.

Es el camino interior del alma hacia Dios, el recorrido de la oración hasta la plena comunión con Dios, escrito a modo de un septenario en tres secciones que corresponden a tres etapas en el proceso de la vida cristiana, de signo diverso pero continuo:
  1. Fase inicial (antropológica): afirmación del hombre y su dignidad, su interioridad espaciosa: dentro, el alma, capaz de Dios; en lo más hondo del alma, el espíritu, sede del Espíritu y morada de la Trinidad: Moradas primeras
  2. Fase central (cristológica): plenitud del misterio de muerte y resurrección en Cristo: 'mi vivir es Cristo'. Vivir a fondo la vida cristiana es desarrollar el proceso de transformación en Él: Moradas quintas
  3. Fase final (trinitaria): suma realización de la presencia como inhabitación de la Trinidad en el alma.
Cada morada denota un grado de interiorización o humanización de la persona y, a la vez, un nivel de intensidad en la relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios:

1ª morada: entrada. Es el inicio de la "oración exterior" a pesar del "ruido" cotidiano. La oración vocal es la puerta del castillo, el despertar del alma. El Diablo acecha en el exterior del castillo, con sus instrumentos, los pecados y el apego a las cosas del mundo, representados por "fieras y bestias" que impiden la escucha de Dios,

2ª morada: lucha interior. Aunque el alma escucha la llamada de Dios, se duele por la incapacidad de hacer su voluntad a causa de las distracciones, las dudas y las tentaciones que dificultan la oración. Enfatiza la importancia de la perseverancia en la lucha.

3ª morada: prueba. La persona busca a Dios aunque más por su propio esfuerzo que por la gracia divina. La oración se va haciendo poco a poco más sencilla, hay orden y equilibrio. El alma evita los pecados pero aparece la sequedad y la prueba.

4ª morada: paz interior. La oración deja de ser una tarea para convertirse en el encuentro con Dios. Es la "oración en quietud", la "oración de recogimiento" con la que se pierde el anhelo por las cosas temporales y se fija la mirada en las eternas, produciendo en el alma gozo y alegría.

5ª morada: abandono. El alma no quiere rendirse a la propia voluntad sino que se abandona a la voluntad de Dios. Mediante la oración, el alma va uniéndose a Dios y se se empieza a sentir extraña en el mundo. Aparece el "dolor por el pecado"

6º morada: contemplación. El alma es trabajada y transformada profundamente por Dios mediante el amor y también, mediante el dolor. La oración se torna silenciosa y contemplativa. Surge un deseo vehemente de Dios y de completa entrega a Él. Se producen experiencias místicas: éxtasis, arrebatos, oráculos y visiones.

7ª morada: comunión. La persona vive de manera continua la presencia de Dios. Todo acto cotidiano se convierte en oración y ya no se busca a Dios externamente sino en lo más profundo del alma. El alma es iluminada por el matrimonio espiritual con Dios. Cesan las experiencias místicas: el alma "ve" y "comprende" todo, se "cristifica".

Santa Teresa no concibe estos estados o 'estancias graduales' del alma como algo estático sino como un dinamismo impreso en el alma que la conduce a su anhelo más profundo, a su razón de ser: la comunión con Dios.

miércoles, 10 de diciembre de 2025

FE DE COMPROMISO O FE POR COMPROMISO

"¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, 
le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? 
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, 
y después comerás y beberás tú”? 
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? 
Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, 
decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”
(Lc 17,7-10)

La vida del hombre es un camino de compromisos continuos, de exigencias naturales y necesarias (levantarse, trabajar, comer, descansar, etc.) pero hay otros, muchos, que no provienen de la necesidad, sino de la opción libre de cada uno (casarse, crear un familia, servir a Dios y al prójimo, etc.).

Por desgracia, la actitud predominante en nuestra sociedad es la de rechazar cualquier compromiso que suponga cierta dificultad, inconveniencia o que conlleve la merma de la propia libertad. Prueba de ello es el individualismo, el hedonismo y el relativismo que impera en este mundo.

Esta indiferencia también existe en la vida espiritual: no quiero problemas y evito complicaciones, soy creyente pero elijo vivir mi fe "libremente", prefiero ver "los toros desde la barrera" o, mejor dicho, cierro los ojos y los oídos ante lo que me compromete...

Una falta de compromiso que se manifiesta en una forma de ser "religiosamente correcto", en la tentación del "buenismo espiritual": decir lo que los demás quieren oír o en callar por temor a ofender o para no crear problemas...pasar de puntillas por las responsabilidades u obligaciones espirituales para "vivir tranquilo" una fe de mínimos. 

Algunos lo denominan "prudencia", pero en realidad se trata de tibieza, de desgana o desinterés, con el único propósito de no asumir la exigencia del Evangelio. Algunos quieren vivir todo en libertad (también la fe) y, sin darse cuenta, optan por el mal (aunque no sea por acción sino por omisión) porque la auténtica libertad implica no sólo evitar el mal, sino tomar partido por el bien, es decir, comprometerse.

Una fe sin compromiso es una fe enferma, débil, vacía, sin sentido...es una charca de agua estancada en lugar de un río de agua viva, es un edificio abandonado y a punto de colapsar en lugar de un faro en plena oscuridad...

Cada responsabilidad que adquiero con Dios es un ladrillo en la construcción de Su Reino, una luz que ilumina Su camino, pero si no construyo o no "ilumino", no cumplo la voluntad de Dios ni sigo el ejemplo de Cristo. 

Y entonces, más que un "obrero de la viña", soy como esos "jubilados", como esos "mirones profesionales" que contemplan las obras de construcción pero no mueven un dedo ni intervienen....sólo "miran".

El compromiso con Dios implica mucho más que asistir a misa o a actividades espirituales de forma esporádica. Se trata de crear una relación estrecha con Dios a través de la oración, el servicio a los demás, la participación en la comunidad cristiana y la búsqueda del bien de otros.
Hay una gran diferencia entre una fe de compromiso y una fe por compromiso, entre una fe exigente y una fe cómoda:
  • Sin compromiso, debilito mi capacidad para cumplir la misión de evangelizar, servir y transformar el mundo, de defender los valores cristianos y de crecer en la fe, la esperanza y la caridad.
  • Por compromiso, establezco una "fe sociológica", superficial, apática, no participativa sino "de expectativas" que me conduce a experiencias esporádicas y emotivas, como la semilla que cae al borde del camino de la parábola del sembrador (Mt 13,4; Mc 4,4; Lc 8,4-8).
  • Sin exigencia, mi fe se convierte en un "hobby" cómodo de fines de semana o de días concretos, en lugar de ser un testimonio de Cristo, que implica renuncia a mí mismo, transformación interior, aceptación y carga de cruces (Mt 16,24).
  • Por comodidad, establezco mis prioridades materiales frente a las espirituales, de forma que Dios no ocupa el primer lugar de mi vida sino que "rellena huecos" de mi existencia. Solo soy cristiano según disponibilidad y conveniencia, según mi "estado" o mi circunstancia.
Para revertir esta triste situación, se me ocurren algunas ideas como:
  • fomentar la formación espiritual, es decir, el discipulado, para que todos comprendamos la fe en profundidad y su exigencia
  • cultivar la vida comunitaria para que generar en mí un sentido de pertenencia, de servicio y de responsabilidad hacia la Iglesia y el hombre
  • desarrollar una visión clara de mi misión como cristiano y una pasión por servir a Dios y a la comunidad
  • impulsar hábitos espirituales que testimonien la relevancia evangélica al mundo y ofrezcan respuestas a las necesidades y desafíos del hombre.
En conclusión, ser cristiano significa: 
  • vivir y morir para Dios y para el prójimo, constantemente, a tiempo completo y no según mi prioridad, conveniencia o disponibilidad (Mt 14,26;)
  • vivir en la verdad, la coherencia y la autenticidad y no en la hipocresía del mundo (Mt 5,37 Stg 5,12)
  • estar crucificado con Cristo para responder libre e incondicionalmente a mi vocación de compromiso y servicio, y no fabricarme una según mis intereses o deseos (Gal 2,19-20);
  • transformarme en instrumento de la gracia y el amor de Dios para dar fruto, en lugar de semilla que cae junto al camino (Hch 9,15; Jn 15,16)
  • optar y comprometerme bajo juramento con Dios, y no un "prometo pero no cumplo" (Nm 30,3; Ecl 5,3-4; Sal 50,14; 76,12).

viernes, 5 de diciembre de 2025

ISRAEL EN TIEMPOS DE JESÚS

En tiempos de Jesús, Palestina era una región del Imperio Romano dividida en cuatro provincias: Judea, Galilea, Samaria y Perea.

El control político y económico lo ejercían gobernadores imperiales y reyes "aliados" locales, mientras que el poder religioso estaba en manos de las autoridades sacerdotales judías. 

Fenicia
Provincia romana (no perteneciente a Palestina) organizada en ciudades-estado costeras e independientes que compartían cultura y lengua comunes y que vivían, fundamentalmente, del comercio marítimo.
Tiro ("roca"): Ciudad cananea situada en la costa del mar Mediterráneo, a 35 km al sur de Sidón, célebre por comercio y por la producción de tinta púrpura

Sidón ("pesca"): Ciudad portuaria cananea al norte de Tiro y 50 km al sur de Beirut, punto neurálgico del comercio mediterráneo donde nació Jezabel, esposa del rey Acab, quien promovió la idolatría en Israel 

Jesús comparó Corozaín, Cafarnaúm y Betsaida con Tiro y Sidón (Mt 11,20–22Lc 10,13-14)
Curó a la hija de una mujer cananea (Mt 15,21–28)

Biblos ("libros"): Puerto comercial fenicio a 30 km de Beirut desde donde se exportaba el papiro y la piedra para el Templo de Salomón (Ez 27,9)

Beirut ("pozos"): importante centro comercial y jurídico de la costa libanesa, famoso por su Escuela de Derecho a finales del s. I d.C., situado a 30 km de Biblos y 50 km de Sidón. 

Perea
Provincia rural situada al este del río Jordán, y aunque la Biblia no la menciona explícitamente, se refiere a ella como el lugar "más allá del Jordán" o "Al otro lado del Jordán" (Mt 4,15.25; 19,1; Mc 3,8; 10,1; Lc 6,17; Jn 1,28; 3,26; 10,40).
Pella ("casa de refugio"): Importante ciudad de la Decápolis, al sur del Mar de Galilea, en Transjordania, donde Jesús ejerció su ministerio público (Jn 10,40) y a donde huyeron los cristianos de Jerusalén antes de su destrucción (70 d.C.)

Betábara ("casa del vado"): Lugar, "al otro lado del Jordán" (al este), en la actual frontera con Jordania, por donde los israelitas cruzaron a la Tierra Prometida
Juan el Bautista se proclama profeta: la voz que clama en el desierto” (Jn 1,19–28Is 40,3) y bautiza a Jesús en el Jordán, anunciando: "Este es el Cordero de Dios..." (Jn 1,29–34)

Maqueronte ("espada"): Fortaleza, en las montañas de Moab y al este del Mar Muerto, donde Herodes Antipas encarceló y decapitó a Juan el Bautista (Mt 14,6-10)

Galilea
Provincia situada al norte de Israel, gobernada por Herodes Antipas, tetrarca judío vasallo de Roma, y formada por una zona montañosa al oeste (Naín, Caná, Séforis, Nazaret), mientras que el este es un llanura (Tiberíades, Magdala, Corazín, Betsaida) con Cafarnaúm dominada por el Monte Tabor, de 600 m de altura, y bañada por el mar de Galilea, de 21 km de largo por 12 de ancho, a 210 m bajo el nivel del mar.

Los galileos eran en su mayor parte campesinos y pescadores, de ahí que la mayor parte de las parábolas de Jesús tengan como marco la vida pesquera o agrícola.
Nazaret ("retoño"): Ciudad donde Jesús vivió su infancia y juventud (Mt 2,19–23Lc 2,51–52) y donde se cumplió la profecía de Isaías (Is 11,1)
Anunciación a María y José (Mt 1,18–25; Lc 1,26–38; 2,4–5)
Anuncio mesiánico y rechazo de sus coetáneos (Lc 4,14–32)

Cafarnaúm ("pueblo de Nahún"): Ciudad de pescadores a 2,5 km de Tabgha (Mt 4,1311,23-24), donde vivía la suegra de Pedro (Mt 8,14)
Residencia de Jesús durante gran parte de su ministerio público (Lc 4,31; 10,15Jn 2,12)
Jesús llama a Mateo a ser uno de sus apóstoles (Mt 9,9)
Discurso sobre el pan de vida (Jn 6,22–65)
Jesús enseñó en su sinagoga (Mc 1,21-22)
Jesús preguntó a los discípulos sobre qué discutían por el camino (Mc 9,33)
Pedro tomó el dinero de la boca de un pez para pagar impuestos (Mt 17,24–27)
Jesús curó a un paralítico (Mt 9, 1–7; Mc 2,1–12)
Jesús curó al criado de un centurión, a la suegra de Pedro y a muchos endemoniados (Mt 8, 5–15; Mc 1,30-34; Lc 7,1-9Jn 4,46-54)
Jesús curo a ciegos y expulsó a un demonio (Mt 9,27–33)
Jesús curo a un hombre con la mano seca en Sabbat (Mt 12,9–13)

Tabgha ("siete fuentes"): Lugar en la costa norte del Mar de Galilea, a 3 km al oeste de Cafarnaúm, cerca del monte de las Bienaventuranzas (meseta de Corazim)
Jesús entregó a Pedro la autoridad de su Iglesia (Mt 16, 13-19
Jesús multiplicó los panes y los peces (Mt 14,13-21; Mc 6,30-44; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13)

Cesarea de Filipo - Paneas ("pan"): Ciudad situada al norte de los Altos del Golán, al pie del monte Hermón, ampliada y renombrada así por Filipo, hijo de Herodes el Grande, en honor al emperador Tiberio César 
Pedro confesó a Jesús como el Cristo, quien le prometió las llaves del reino (Mt 16, 13–20)
Jesús anticipó su muerte y resurrección (Mt 16, 21–28)
Jesús pasó allí la mayor parte de Su vida y ministerio en Galilea (Mt 4, 23–25)
Jesús elige y envía a los Doce Apóstoles (Mc 3,13–19)
Jesús resucitado se aparece a los Apóstoles (Mt 28, 16–20

Meseta de Corazim ("bosques"): Meseta volcánica situada a 3 km al norte de Cafarnaúm donde estuvo ubicada la ciudad de Corazim (Mt 11,21)
Jesús la denunció junto con Cafarnaúm y Betsaida porque sus habitantes no se convirtieron a pesar de haber presenciado sus milagros
Probablemente, Jesús pronunció allí el Sermón del Monte: las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12)
Jesús curó a un leproso (Mt 8, 1–4)

Monte Tabor ("altura"): Monte de 575 m situado al este del Valle de Jezreel, a 17 km al oeste del Mar de Galilea, donde tuvo lugar la batalla de Barac y la profetisa Débora contra el ejército cananeo del rey Yabin, comandado por Sísara (Jue 4,1-24)
Jesús se transfigura delante de Pedro, Santiago y Juan (Mt 17, 1–13; Mc 9,2-3

Mar de Tiberíades, de Galilea o Genesaret ("forma de arpa"): Lago de agua dulce en cuya orilla ponentina se sitúa la ciudad de Tiberíades, construida por Herodes Antipas en honor al emperador romano Tiberio
Jesús enseñó desde la barca de Pedro (Lc 5, 1–3Mt 13,1-2
Jesús llamó a Pedro, Andrés, Santiago y a Juan a ser pescadores de hombres (Mt 4, 18–22; Lc 5,1–11)
Jesús calmó la tempestad y anduvo sobre el mar (Mt 14,22–32, Lc 8,22–25)
Jesús resucitado se apareció a sus discípulos (Jn 21,1-25). 
Betsaida ("casa de pesca"): Centro pesquero y agrícola situado en la llanura del mar de Galilea y ciudad natal de Pedro, Andrés y Felipe (Jn 1,44)
Jesús alimentó a 5.000 hombres (Lc 9,10–17; Jn 6,1–14)
Jesús curó a un ciego (Mc 8,22–26)

Magdala ("torre de los peces"): Ciudad de pescadores en la costa occidental del Mar de Galilea donde nació María Magdalena, destruida durante la rebelión judía en el 66 d.C.
Jesús se retiró allí tras haber alimentado a los 5.000 (Mt 15,32–39)
Los fariseos y saduceos le pidieron a Jesús que les mostrase una señal del cielo (Mt 16,1–4)
Jesús expulsó siete demonios de María Magdalena (Lc 8,1-2Mc 16,9)

Caná ("caña"): Ciudad cercana a Nazaret, cuna natal de Natanael o Bartolomé (Jn 21,1-2) y de Simón el zelote (Mt 10,4)
Jesús realizó su 1º milagro de Jesús: conversión del agua en vino (Jn 2, 1–11
Jesús curó al hijo del noble que estaba en Cafarnaúm (Jn 4,46–54)

Naín ("bello prado"): Aldea situada al sur de Nazaret, a 40 km de Cafarnaúm, donde Jesús resucitó al hijo único de una viuda (Lc 7,11-17)

Séforis: Capital política, económica y administrativa de Galilea durante el reinado de Herodes Antipas. Algunos sugieren que es mencionada implícitamente en el Sermón de la Montaña ( Mt 5,14) y que es la ciudad natal de la virgen María y residencia de sus padres, san Joaquín y santa Ana

Samaria
Provincia situada entre Galilea (al norte) y Judea (al sur), de población no "puramente" judía puesto que desde el año 721 a. C. (invasión asiria), se habían instalado allí emigrantes de origen asirio que se habían mezclado con otros israelitas, de tal forma que coexistían diferentes etnias y creencias, por lo que eran considerados por los judíos un pueblo impuro ya que su sangre estaba contaminada por la de otros pueblos extranjeros, aunque ellos se consideraban los auténticos israelitas descendientes de su "padre" Jacob.
Sicar ("locura", "mentira"): Ciudad donde se encontraba el pozo de Jacob (en el terreno que Jacob le dio a su hijo José) y cercana a la antigua ciudad de Siquem , donde Jesús se encuentra con la samaritana y la revela su naturaleza divina (Jn 4,5-26)

Siquem ("hombro"): Ciudad-santuario situada entre los montes Ebal y Guerizim, escenario de eventos cruciales de Israel, pactos y promesas divinas (promesa de la Tierra prometida a Abrahán) y donde la samaritana le pregunta a Jesús por el culto verdadero (Jn 4,20)

Monte Guerizim ("bendiciones"): Monte fértil y exuberante de 850 m de altura, frente al monte Ebal y a 48 km de Jerusalén, símbolo de la obediencia y la confianza en Dios, donde los israelitas debían pronunciar las bendiciones tras la conquista de la Tierra Prometida (Dt 11,29)
Abraham y Jacob construyeron allí un altar (Gn 12,6-733,18-20).
Lugar sagrado del templo samaritano, restaurado por Herodes el Grande en el año 30 a.C. 
Lugar de acampada de los apóstoles durante su estancia en Samaria
Monte Ebal ("maldiciones"): Monte rocoso, árido y estéril, de 950 m de altura, frente al monte Guerizim, símbolo de la idolatría y la desobediencia a Dios, donde los israelitas debían pronunciar las maldiciones por la desobediencia a Dios (Dt 27,26-28) y donde Josué construyó un altar con una copia de la Ley de Moisés (Jos 8,30-32)

Judea
Provincia gobernada por Poncio Pilato, prefecto/procurador romano y configurada por montañas que forman un macizo cerrado y accidentado. Al sur y al este hay grandes zonas desérticas. 

Los judíos eran, en su gran mayoría, campesinos que cosechaban aceitunas, uvas, dátiles, higos y legumbres, y ganaderos que destinan la mayor parte del ganado para los sacrificios en el Templo.
 
Jericó ("ciudad de palmeras"): Ciudad situada en el valle del Jordán y oasis muy fértil a 250 m bajo el nivel del mar, comunicada con Jerusalén, a través del desierto de Judá, por una ruta accidentada y peligrosa, propicia al bandidaje y mencionada en la parábola del buen samaritano
Jesús cenó con Zaqueo, “el publicano”, rico recaudador de impuestos (Lc 19,1–10)
Jesús pasó por Jericó en su camino a Jerusalén
Jesús curó al ciego Bartimeo (Lc 18,35–43)
Efraím del desierto ("fructífero"): Aldea situada en una región montañosa salvaje y sin cultivar, a 20 km al noreste de Jerusalén, donde Juan el Bautista predicó (Mt 3,1–4), donde 
Jesús ayunó durante cuarenta días y fue tentado (Mt 4,1–11)
Jesús se retiró allí con sus discípulos antes de la Pascua (Jn 11,54)

Emaús ("primavera templada"): Aldea natal de Cleofás, discípulo de Jesús, situada a unos 12 km (60 estadios) de Jerusalén (Lc 24,13) donde Jesús resucitado se apareció a dos de sus discípulos (Lc 24,13–32)

Betfagé ("casa de higos"): Aldea situada en la ladera oriental del Monte de los Olivos, cerca de Betania, a 1 km de Jerusalén, distancia que se permitía caminar en sábado, donde dos discípulos obtuvieron el borrico para que Jesús entrara en Jerusalén (Mt 21,1–11Mc 11,1-7; Lc 19,29-35), cumpliendo la profecía de Zacarías (Zac 9,9)

Betania ("casa de dátiles"): Ciudad-casa de retiro, descanso y hospitalidad situada en la ladera suroriental del Monte de los Olivos, a 15 estadios (3 km) al este de Jerusalén (Jn 11,18), cuna natal de María, Marta y Lázaro, amigos de Jesús (Jn 11,1)
María escucha a Jesús, mientras Marta se lo recrimina a Jesús (Lc 10,38–42)
María le unge los pies a Jesús (Mt 26, 6–13; Jn 12,1–8)
Jesús resucitó a  Lázaro (Jn 11,1–44)
Jesús ascendió al cielo (Hch 1,9–12)

Belén ("casa de David"): Aldea natal de Jesús (Lc 2,1–7situada a unos 8 km de Jerusalén (Lc 2,4-11.15)
Los ángeles anunciaron a los pastores del nacimiento del Salvador (Lc 2,8–20)
La estrella que guió a los Reyes Magos hasta Jesús (Mt 2,1–12)
Herodes ordenó la matanza de los inocentes (Mt 2,16–18)
Jerusalén ("casa de paz"): Ciudad santa situada a 750 m sobre el nivel del mar estaba dividida en:
  • Ciudad Alta, donde residía la aristocracia sacerdotal, los terratenientes ricos y las élites colaboradoras con el poder romano, como los publicanos que recaudaban los impuestos o vigilaban las aduanas
  • Ciudad Baja, donde vivía el pueblo formado por campesinos y jornaleros, artesanos y posaderos, comerciantes y mercaderes, esclavos y una gran cantidad de pobres y mendigos que dependían de la limosna
La vida religiosa y espiritual se desarrollaba en torno al Templo a través de cuatro grupos religiosos:
  • Fariseos: laicos y escribas, estrictos observantes de la ley oral y escrita.
  • Saduceos: élite sacerdotal y aristocrática, colaboradora de las autoridades romanas para mantener su estatus y que conformaba el Sanedrín, con Caifás como Sumo Sacerdote (18-37 d.C.)
  • Esenios: ascetas que vivían en barrios separados (guetos) o fuera de las ciudades (como en Qumrán) esperando la intervención divina y el fin de los tiempos
  • Zelotes: radicales independentistas en lucha armada contra Roma
Monte Moria - Templo Sión ("casa de Dios"): Monte sagrado de Jerusalén en el que se construyó el 1º templo de Salomón (1 R 6, 1–102 Cro 3,1), único lugar de culto, adoración, sacrificio y presencia de Dios
Destruido (587 a.C.) por los babilonios bajo el mando de Nabucodonosor (2 R 25,8–9), reconstruido por Zorobabel en el año 515 a.C. (Esd 3,8–10; 5,2; 6,14–16) y ampliado por Herodes el Grande (17 a.C.) 
Destruido definitivamente  (70 d. C.) por los romanos bajo el mando de Tito, según anunció Jesús (Mt 24,1-2; Mc 13,1-2; Lc 21,5-6)
El Arcángel Gabriel prometió a Zacarías e Isabel el nacimiento de su hijo (Lc 1,5–25)
Jesús fue presentado a los 8 días de su nacimiento (Lc 2,22–39) 
Jesús purificó el templo (Mt 21,12–16; Jn 2,13–17).
Jesús enseñó en el templo en diversas ocasiones (Mt 21,23–23,39; Lc 2,41–50; Jn 7,14–8,59)
El velo del templo se rasgó tras la muerte de Jesús y los muertos resucitaron (Mt 27,51-53)

El templo amurallado de Jerusalén constaba de 8 puertas de acceso, cada una de ellas con un significado simbólico profundo:

Al Este, tres puertas:
  • Puerta Dorada o de Oriente: acceso al templo y reservada para el personal del mismo. Fue por donde entró Jesús el Domingo de Ramos. Recibe varios nombres:
    • Puerta Oriental (o Susa), según Ezequiel, por donde entraría el Mesías (Ez 44,1-3). 
    • Puerta Dorada (o de la Misericordia), llamada así en la época califal y cerrada desde entonces. 
    • Puerta de la novilla roja, por donde se sacaba una novilla para sacrificarla en el monte de los olivos y con sus cenizas preparar el agua lustral-bendita (Nm 19,1-22)
    • Puerta Hermosa: representaba la mendicidad y dependencia del hombre ante Dios, y donde los mendigos se sentaban para pedir limosna. Allí, Pedro y Juan sanaron a un hombre cojo de nacimiento (Hch 3,1–10)
  • Puerta de la Fuente o Puerta de las Aguas: acceso al templo desde la fuente de Gihon (extramuros), donde se celebraban las asambleas públicas y donde Esdras leyó e interpretó la ley de Moisés al pueblo (Neh 8,1–8)
  • Puerta del Chivo Expiatorio (o de las Ovejas): acceso desde la ruta de Betania a los sótanos del templo, restringida al oficio del templo y por donde, una vez al año, un macho cabrío era llevado al desierto para Azazel (Lev 16,1-10). 
Actualmente existe una puerta nueva, la Puerta de los leones o de san Esteban, que no existía en tiempos de Jesús porque esa zona quedaba extramuros, y por tanto, no puede corresponder con el lugar en el que fue martirizado Esteban hacia el año 33-35 d.C. Llamada así por los relieves de dos pares de felinos (leopardos o jaguares) que la flanquean. Es la única puerta abierta en la muralla oriental.

Al norte, en el segundo muro (entre el barrio musulmán y el cristiano), una puerta:
  • Puerta de Damasco: la más imponente y ornamentada, orientada hacia el norte en dirección a la ciudad siria de Damasco, uno de los principales accesos a la ciudad y al templo. Probablemente fuera aquí donde se martirizó a Esteban (Hch 7,54-60), y por donde entraba Jesús habitualmente, siguiendo la amplía calle que avanzaba por el torrente del Tyropéon y que cruzaba la ciudad de norte a sur. Existe otra puerta en la esquina noroeste de la muralla, la Puerta Nueva, construida posteriormente (1887)
  • Puerta de Herodes o Puerta de las Flores, por los diseños florales grabados en su fachada y porque conducía a la casa del rey Herodes Antipas.
Al oeste, en la intersección de los dos muros (entre el barrio cristiano y el armenio), una puerta:
  • Puerta de Jaffa: entrada principal para los peregrinos que llegaban desde el puerto de Jaffa, en el mar Mediterráneo, y de los que venían del sur (Belén). Simboliza la conexión de la ciudad con el mundo exterior. Muy cercana a la Torre Hípico (o Torre de David). 
Al sur, dos puertas, ambas en el primer muro y con acceso desde el valle del Hinnon:
  • Puerta de Sión o de los esenios, al suroeste (en el barrio armenio), acceso al Monte Sión, donde se encuentra la Tumba del Rey David
  • Puerta del Muladar (o del estiércol) o Puerta de la Gehena, al sureste (en el barrio judío), al sur de la gran piscina de Siloé, en la desembocadura del Tyropéon, por donde se sacaba la basura de la ciudad para incinerarla en el valle del Hinnon (Gehena). La actual Puerta Dung (‘basura’) está construida mucho más al norte de la original. Es la más cercana al Muro de las Lamentaciones.
Pórtico de Salomón: Columnata cubierta ubicada en el lado oriental del templo, lugar de reunión y enseñanza, donde Jesús se autoproclamó Hijo de Dios por lo que intentaron apedrearlo (Jn 10,22–39) y donde Pedro recibió la llamada a la conversión  (Hch 3,11–26)

Pináculo del templo: Plataforma elevada en la esquina suroeste del monte del templo de Jerusalén, donde los sacerdotes tocaban la trompeta (Shofar) para llamar a la oración, y adonde llevó Satanás a Jesús, desde el desierto, para tentarlo (Mt 4,5–7

Torre (Fuerte) Antonia: Fortaleza situada en la esquina noroeste del templo de Jerusalén que albergaba el Pretorio, donde tuvo lugar el juicio, la condena y la flagelación de Jesús (Jn 18,28–19,16), punto de partida de la Vía Dolorosa Viacrucis, desde donde partió Jesús hacia su muerte

Piscina de Betesda ("casa de misericordia"): Estanque situado en la Puerta de las Ovejas donde los enfermos, ciegos y paralíticos se reunían allí, esperando que el movimiento del agua, provocado por un ángel, les curara. Jesús curó a un paralítico en Sabbat (Jn 5,2–9)

Piscina de Siloé ("gracia enviada por Dios"): Estanque construido por el rey Ezequías en el s. VIII a.C. que servía como "baño ritual" (mikve) para la purificación del pueblo antes de los servicios en el Templodonde Jesús untó barro en los ojos de un ciego y le dijo que se lavara en Siloé, recuperando la vista (Jn 9,1-11)

Fuente de Gihón ("manantial"): Manantial intermitente que surtía agua potable y, a la vez, curativa, y que se almacenaba en la piscina de Siloé a través de un túnel que mandó construir el rey Ezequías (2 Cr 32,30). Allí fue ungido rey Salomón  (1R 1,38–39

Gólgota ("calvario"): Montículo-acantilado en forma de cráneo o calavera, situado extramuros (fuera de las murallas de Jerusalén) donde se realizaban las ejecuciones de los condenados y donde fue crucificado Jesús (Mt 27, 33; Mc 15,22; Lc 23,33; Jn 19,17)

Santo Sepulcro: El cuerpo de Jesús se colocó en el sepulcro de José de Arimatea, miembro del sanedrín y discípulo en secreto de Jesús, oriundo de la aldea con ese nombre (que significa "altura"), situada en los montes de Efraín, a 32 km al noroeste de Jerusalén (Jn 19,38–42), y donde Jesús se apareció resucitado a María Magdalena (Jn 20,1–17)

Getsemaní ("lagar o prensa de aceite"): Huerto de olivos situado a unos 300 m de la Puerta de san Esteban o de los leones, en la base oriental del Monte de los Olivos en Jerusalén, al otro lado del torrente Cedrón (Jn 18,1), donde Jesús sintió agonía y fue consolado por un ángel, y donde fue entregado y arrestado (Mt 26,36–46; Lc 22,39–54)

  
Monte de los Olivos: Monte situado en el valle de Cedrón, al este de Jerusalén, que simboliza la paz, la sabiduría y la abundancia, donde Jesús predijo la destrucción de Jerusalén y del templo (la X legión romana acampó allí en el 70 d.C.) y anunció su 2ª Venida (Mt 24,3–25,46; Zac 14,1-5).

Valle de Hinom - Gehena ("infierno"): Barranco-vertedero situado al suroeste de Jerusalén que tuvo dos propósitos principales:
  • lugar de culto a dioses cananeos y, en particular, al dios Moloc, a quien se ofrecían sacrificios abominables de niños, una práctica prohibida por el rey Josías (2R 23,10; 2 Cr 28,3)
  • vertedero para quemar la basura y los desechos de la ciudad, incluyendo los cadáveres de criminales. 
Por su asociación con el fuego y la putrefacción, Jesús lo usó como una metáfora del infierno  y la condenación eterna en sus enseñanzas (Mc 9,43-48; Mt 23,33)

Casa de Caifás: Lugar donde Jesús fue llevado a testificar ante el sumo sacerdote (Mt 26,57–68) y donde Pedro lo negó tres veces (Mt 26,69–75)

Aposento alto/Cenáculo: Ático ubicado en el barrio esenio de Jerusalén, donde Jesús celebró la Pascua con sus discípulos e instituyó la Eucaristía (Mt 26,20–30), donde lavó los pies de los Apóstoles (Jn 13,4–17) y donde les enseñó (Jn 13,18–17,26)

Palacio de Herodes: Palacio donde fue llevado a testificar ante Herodes, el rey de Judea (Lc 23,7–11)

Lugares de Jerusalén sin especificar: 
Melquisedec gobernó como rey de Salem (Gn 14,18-20)
El rey David tomó la ciudad, que estaba en poder de los jebuseos (2 Sam 5,7; 1 Cr 11,4–7)
El Espíritu Santo se derramó sobre muchos el día de Pentecostés (Hch 2,1–4)
Pedro y Juan fueron llevados ante el concilio (Hch 4,1–23)
Pedro y Juan fueron encarcelados, pero un ángel los sacó de la cárcel (Hch 5,17–20)
Ananías y Safira mintieron al Señor y murieron (Hch 5,1–10)
Los Apóstoles escogieron a siete hombres para que les ayudaran (Hch 6,1–6)
Los judíos apedrearon a Esteban hasta la muerte (Hch 6,8–7,60)
Santiago el menor fue martirizado (Hch 12,1–2)
Un ángel libró a Pedro de la cárcel (Hch 12,5–11
Celebración del 1º Concilio (49 d.C.): la circuncisión de los gentiles (Hch 15,1–29)