La Carta a los Romanos ocupa el sexto libro en el Nuevo Testamento y el primer lugar entre las cartas del apóstol san Pablo. Es la más extensa de las epístolas paulinas.
Escrita por san Pablo en Corinto entre el año 57-58 d.C., tras su segundo viaje a Grecia y durante el reinado del emperador Nerón, mientras se alojaba en la casa de Gayo durante tres meses, en vísperas de su último viaje a Jerusalén para llevar la colecta recogida en las iglesias de Asia y entregarla a las necesitadas de Palestina (Hch 20,3).
Transcrita por Tercio (Rom 16,22), su amanuense y llevada a Roma, probablemente, por Febe, diaconisa de la Iglesia en Cencrea (Rom 16,1), está considerada como su "legado teológico más importante", su "magnum opus".
Además que resolver problemas concretos y específicos de la comunidad cristiana de Roma en cuanto a la unidad, el "apóstol de los gentiles" sintetiza o recapitula su pensamiento para explicar la salvación que Dios ha ofrecido en Jesucristo.
La comunidad cristiana de Roma
Roma, capital del Imperio, contaba con una población de cerca de un millón de habitantes y con una comunidad judía de unos cincuenta mil miembros de todos los estamentos sociales (esclavos, libertos, extranjeros residentes, etc.) y de capacidad económica y cultural bajas.
El evangelio llegó pronto a Roma, hacia el año 42-43 d.C.. Algunos autores afirman que el fundador de la Iglesia de Roma fue san Pedro durante el mandato imperial de Claudio, quien más tarde, decretó un edicto de expulsión de todos los judeocristianos (49 d.C.). Tras su muerte (54 d.C.), tomó el poder Nerón, quien permitió que muchos regresaran a la capital integrándose de nuevo en esa comunidad cristiana de conversos paganos y desligados de toda tradición judía.
Otros creen que los fundadores fueron Aquila y Priscila, judíos fabricantes de tiendas que también huyeron de Roma por el edicto imperial y se asentaron en Corinto, donde desde el año 50 d.C. estuvieron con Pablo, a quien probablemente informaran de la robusta fe de la comunidad de Roma (Rom 16, 3; 1 Cor 16, 19; Hch 18,2.18.26).
En todo caso, Pablo habla "de oídas" sobre la Iglesia de Roma, de la que tiene un conocimiento relativo, pues no la conoce personalmente, y elabora su carta teniendo como referencia los problemas de otras comunidades que sí conoce (Galacia, Corinto, Filipos, Jerusalén...) pero también la necesidad de unidad ante la diversidad de la comunidad cristiana de Roma, compuesta por personas de diferentes orígenes, estamentos sociales y perspectivas morales.
Escribe a los cristianos de Roma porque quiere anunciar y preparar su próxima visita. Hasta el 57 d.C., Pablo ha desarrollado su labor evangelizadora en la zona del Mediterráneo oriental. Ahora quiere avanzar hacia Occidente y visitar la capital del Imperio, camino de España.
Estilo literario
La carta a los Romanos, escrita en griego, es la obra de madurez teológica de Pablo en la que se muestra enérgico, vigoroso, rápido e incisivo.
Contiene diversos recursos literarios: himnos, catequesis, series encadenadas de textos escriturísticos, credos primitivos, comentarios de la Escritura elaborados según el estilo rabínico de la época (misdrahim), paralelismos de influencia semítica y recursos de la retórica clásica como la antítesis y la diatriba.
Contenido
Pablo escribe esta carta cuando entiende que ha cumplido su misión en Oriente, tras diez años de evangelizar los territorios que bordean el mar Egeo y establecer iglesias en las provincias romanas de Galacia, Macedonia, Acaya y Asia.
Pero antes de dirigirse a llevar la Buena Nueva a Occidente, quiere someter "su evangelio" al visto bueno de la Iglesia madre, Jerusalén, posiblemente la verdadera y secreta destinataria de su epístola.
Los temas principales que aborda el apóstol son:
- La justificación por la fe: Pablo afirma que la salvación se obtiene por la fe en Jesucristo (Rom 3,28), y no por las obras de la ley. Este es uno de los temas más controvertidos de la epístola, que ha generado debates teológicos a lo largo de la historia: Lutero, malentendiendo a Pablo (y a san Agustín), utilizará esta carta para proponer, quince siglos más tarde, su Reforma Protestante. La justificación significa limpiar al creyente de la culpa y el castigo del pecado como un don y una gracia de Dios (Rom 3,24), y no como obra del hombre. No obstante, Pablo destaca también la necesidad de vivir una vida virtuosa (Rom 2,5-11), colaborando con Dios en la parte que corresponde. A lo que san Agustín añade: “Dios, que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti” (Sermón 169, 11, 13), advirtiendo sobre el peligro de creer tener garantizada la salvación (Exposición del Salmo 147).
- La naturaleza del pecado y la gracia de Dios: Pablo explora la naturaleza del pecado humano y la necesidad de la gracia divina para la salvación. Su argumento se basa en la idea de que todos los seres humanos son pecadores y necesitan la redención que ofrece Jesucristo.
- La unidad en la fe: Pablo enfatiza la importancia de la unidad entre judíos y gentiles en la fe cristiana. Su mensaje busca romper las barreras que separaban a estos dos grupos y promover la reconciliación en Cristo.
- La vida cristiana: Pablo ofrece consejos prácticos sobre cómo vivir una vida cristiana en armonía con la voluntad de Dios. Su mensaje se centra en la importancia de la ética cristiana, la caridad, el amor y la obediencia a Dios
Estructura
La carta a los Romanos consta de cuatro secciones:
- Introductoria (1,1-15): saludo, habitual acción de gracias y deseo de visitarlos
- Doctrinal (1,16-11,36): comienza con el tema central de la salvación universal ofrecida por Dios a través de Jesucristo y concluye con un himno doxológico
- Exhortativa (12,1-15,13): se hace eco de ciertos problemas internos de convivencia y propone normas de comportamiento cristiano
- Conclusiva (15,14-16,27): consideraciones sobre su actividad misionera y sus proyectos de viaje, saludos y solemne doxología final