- la Iglesia de Oriente, aún reconociendo diferencias de estilo, lenguaje y mentalidad con Pablo, afirmaron siempre su autoría paulina y su autoridad canónica (Eusebio de Cesarea, Clemente de Alejandría y Orígenes)
- la Iglesia de Occidente, aunque la conoció muy pronto (utilizada por Clemente Romano en el año 95 d.C.), siempre fue reacia a admitirla como canónica y paulina (Cayo, Tertuliano) hasta el s. IV (Hilario de Poitiers, san Ambrosio de Milán, Jerónimo de Estridón y san Agustín de Hipona)
- para unos, hacia el 62-67 d.C.: ya que no se menciona la destrucción del templo de Jerusalén en el 70 d.C. y que, de haberse producido, hubiera servido al autor para reforzar la argumentación contra el sacerdocio levítico
- para otros entre los años 80-95 d.C.: antes de la composición de la 1ª epístola de Clemente (95 d.C.), la que mencionada (1 Clem 36,1-5).
El título "A los hebreos" no es original, sino un añadido hecho en época posterior por alguno de los copistas del texto,[que interpretó que los destinatarios de la carta eran hebreos (judíos conversos al cristianismo) porque uno de sus temas principales es la cuestión de la vigencia del culto judío según el Antiguo Testamento.
Los destinatarios son, sin duda, judeocristianos (3,14) y lo son además desde hace tiempo (5,11-12) y han perdido ya a sus primeros líderes (13,7). El uso de la palabra griega "pueblo" hace pensar que el autor solo se refiere al pueblo de Israel, ya que nunca usa "gentiles", además del constante uso del Antiguo Testamento y las referencias a la Alianza: el pacto de Dios se da con el pueblo de Israel, incluso el nuevo pacto.
Se trata de una comunidad que sufre un ambiente hostil y la influencia de los judaizantes. Viven una situación difícil de tribulaciones y persecuciones (10,32-35) que les lleva al desaliento, a la pérdida del fervor inicial y al abandono de la fe (2,2; 3,12-13; 4,1.11; 6,6; 12,15-17), a dejarse seducir por las doctrinas (5,11; 10,25; 12,3.7.12; 13,9-10).
En realidad, se dirige a todas las comunidades cristianas que sufren hostilidad y persecución con exhortaciones genéricas. No se dirige a los dirigentes de las comunidades, sino a todos los cristianos porque distingue entre unos y otros (13,17). Tampoco el autor se coloca entre esos dirigentes, sino como alguien que viene desde fuera.
Su contenido teológico, su estilo y su vocabulario muestra en realidad más semejanzas con el Evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles que con las cartas protopaulinas, aunque no por ello se le pueda atribuir la autoría a Lucas.
- el testimonio de la Escritura: el proyecto de Dios sobre el sacerdocio y su función salvífica (Is 2,1-5; Miq 4,1-3; Jr 23,18; Ez 40-44; 1 Sam 2,35; 2 sam 7,1-14; Eclo 45; Sal 110) que se cumple en Jesús
- el testimonio apostólico: el misterio de Cristo, su muerte y resurrección, como la plena realización y el cumplimiento perfecto de las promesas mesiánicas y sacerdotales (sacerdote, víctima y altar)
- sumo sacerdote proclamado por Dios (5,4-6;8,1-4. 14-15)
- santo (7,26)
- misericordioso y veraz (2,17; 3,2; 4,15-16)
- hijo de Dios (1,2.5; 3,1.6)
- consagrado por obediencia (5,8-9; 7,11-28)
- purificador de nuestros pecados (1,2; 9,14; 10,2)
- ascendido al cielo (9,24-25)
- mediador de la nueva alianza entre Dios y los hombres (8,7-13; 9,15, 10,16)
- causa de salvación eterna para todos los hombres (2,10-13; 6,9; 9,28)
- acceso libre y comunión definitiva con Dios (7,25; 12,18-22; 4,16)
- anuncio de los temas a tratar
- uso de inclusiones (frases o términos que señalan el comienzo y el final de cada parte
- términos característicos repetitivos con el objetivo de recordar continuamente el tema
- palabras-gancho con la que une temas
- variaciones de tono (expositivo/exhortativo)
- variaciones de modos verbales (indicativo/subjuntivo)
- paralelismos y construcciones simétricas
Estilo: más cuidado y elegante que el de las cartas paulinas; utiliza complicadas construcciones de participio; hace un uso muy diferente de las preposiciones y las conjunciones
Vocabulario: solemne, casi litúrgico; contiene 154 palabras que no figuran en ningún otro libro del Nuevo Testamento (hapax legomena); faltan términos habituales en los escritos de Pablo, como la fórmula habitual de referirse a Jesús de Nazaret, "Cristo Jesús", sustituida por "el Hijo" o "Jesús"; Dios nunca es llamado "Padre" como en las cartas paulinas
- Prólogo (1,1-4): exposición del tema principal: el misterio de Cristo
- 1ª exposición teológica (1,1-3,6): Jesús, superior a los ángeles y a Moisés
- 1ª exhortación moral (3,7-4,11): contra la incredulidad
- 2ª exposición teológica (4,12-5,10): Jesús, sumo sacerdote
- 2ª exhortación moral (5,11-6,20): contra la apostasía.
- 3ª exposición teológica (7,1-10,18): sacerdocio de Jesús, perfecto y superior al de la antigua alianza: perdón de los pecados y santificación de los pecadores
- 3ª exhortación moral (10,19-10,39): importancia de la fe y contra la apostasía.
- 4ª exposición teológica (11,1-11,40): Jesús, el más perfecto ejemplo de fe, prefigurado en varias figuras del Antiguo Testamento
- 4ª exhortación moral (12,1-28): seguimiento del ejemplo de Cristo y perseverancia en la fe que salva al margen de las adversidades.
- Apéndice (13,1-25): vida del cristiano: santificación y solidaridad
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