¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 7 de diciembre de 2021

EL "SECRETO MESIÁNICO" ¿QUÉ SIGNIFICA?



Al sumergirnos en los evangelios sinópticos, encontramos varios pasajes sorprendentes en los que Jesús manifiesta el deseo o la intención, incluso reacciona con una enérgica "orden de silencio" de no divulgar sus milagros. Este hecho es lo que los exegetas llaman el "secreto mesiánico". 

El secreto mesiánico es típico del evangelio de Marcos. Estas “órdenes de silencio” de Jesús van dirigidas:
  • personas beneficiarias de algún milagro suyo 
    • Mc 1,44: Cuando cura a un leproso
    • Mc 3,10: Cuando cura a enfermos
    • Mc 5,43: Cuando resucita a la hija de Jairo
    • Mc 7, 24:Cuando se aloja en una casa en Tiro
    • Mc 7,36: Cuando cura a un sordomudo
    • Mc 8,26: Cuando cura al ciego de Betsaida
  • a sus discípulos cuando le confiesan como Mesías 
    • Mc 8,30: Cuando Pedro confiesa su fe en Cesarea de Filipo
    • Mc 9,9: Cuando se transfigura en el Tabor
  • a los demonios que le declaran públicamente enviado de Dios
    • Mc 1,25.34: Cuando sana al endemoniado de Cafarnaúm
    • Mc 3,12: Cuando habla a unos espíritus impuros 
¿Por qué Jesús ordena no divulgar sus milagros? ¿Cuál es su intención? ¿Acaso este "silencio" no entra en contradicción con la misión que encargará a sus apóstoles después de su resurrección en Mc 16,15 de "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda la creación"?

El secreto mesiánico ha sido objeto de muchos estudios e interpretaciones que, mayoritariamente apuntan a las expectativas que los contemporáneos de Jesús tenían depositadas en el Mesías, a quien esperaban como jefe político y militar que les liberara del yugo romano. Expectativas que no coincidían con la conciencia mesiánica que el propio Jesús tenía. 

Marcos, especialmente, aunque Mateo y Lucas también, quiere manifestar la contradicción  entre el concepto de Mesías de los judíos y el de Jesús. La muchedumbre (incluso los mismos discípulos) veían a Jesús como un mesías político que Él rechaza con severidad y contundencia. Cuando Pedro se opone a que Jesús sea apresado castigado y condenado (antes de entrar en Jerusalén y en el huerto de Getsemaní), Jesús reacciona con severidad y le reprende.

Por otra parte, es curioso comprobar como esas órdenes de silencio de Jesús eran prácticamente imposibles de ser cumplidas por un pueblo judío (tampoco por los discípulos) que esperaba un Mesías, un "Libertador" desde hacía siglos.  Jesús dice que no se lo digan a nadie pero ellos no le hacen caso.

Jesús no quiere ser reconocido como el Mesías. No aún. No antes de tiempo. No antes de que se cumpla la voluntad del Padre. Recordemos incluso, como en su primer milagro, en las bodas de Caná, se muestra un tanto brusco con su Madre la Virgen María, cuando le dice "Aún no ha llegado mi hora".
La conciencia mesiánica de Jesús también forma parte de la pedagogía divina en el hecho de que Dios se revela al hombre progresivamente, de tal forma que pueda atisbar (desde la lejanía física y material) la Revelación, es decir, la autodonación amorosa de Dios a los hombres. 

Por eso, esas órdenes de silencio sólo pòdrían ser comprendidas una vez cumplida la voluntad de Dios, es decir, después de la muerte y resurrección de Jesucristo.

sábado, 1 de agosto de 2020

MEDITANDO EN CHANCLAS (2)

"Comieron todos y se saciaron"
(Mateo 14, 13-21)

Hoy Señor, me llamas a imitar Tu compasión, a tener fe.

Como los discípulos, me veo desbordado e incapaz de manejar a los demás y trato de dar una solución cómoda a los problemas; le pido a Jesús que los "despache", que se los "quite de en medio."

Jesús se compadece de mí y de los demás. Sabe que tengo poco que ofrecer pero no obra el milagro sin más. Me pregunta ¿qué tienes? ¿qué puedes aportar?

¡Cuántas veces, como los discípulos, adopto esa misma actitud de decir “allá cada cual”, desentendiéndome de los necesidades ajenas!

Sin embargo, Tú me invitas a tener compasión y a compartir, diciéndome: "Dales de comer". Y yo pienso que no tengo con qué cubrir esas necesidades de los demás y trato de poner excusas, buscando sólo mi comodidad y mi egoísmo para tenerte sólo para mi.

Tú, Jesús, reaccionas ante las carencias de la gente, ante mi insensibilidad y mis excusas, y tomas las riendas, diciéndome: "Tráemelos". Y por la fe, obras el milagro.

En la Eucaristía, Señor, me enseñas a abandonarme a ti, a ofrecerte lo poco que soy y lo poco que tengo... Y Tú, te encargas de todo.

En medio de lo ordinario, obras lo extraordinario: me sacias con el "Pan del cielo", entregándote a Ti mismo.

Me muestras el camino para seguir tu ejemplo: Donde yo veo dificultades o problemas, Tú me haces ver oportunidades y soluciones, y ante las necesidades de los demás, me dices: "Dales tú de comer", "Encárgate de ellos".

En realidad, me llamas a no excusarme, a tener fe y a confiar en Ti, porque eres Tú quien actúas a través de mi disponibilidad.

Quieres que yo ponga mi "casi nada" para que tu hagas "casi todo". Quieres "necesitarme".

Señor, ayúdame a salir de mi reproche, de mi excusa y de mi comodidad. Enseñarme a ser compasivo y aumenta mi fe.

JHR

martes, 18 de febrero de 2020

SIN FE NO HAY MILAGROS

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"En aquel tiempo, se presentaron los fariseos 
y se pusieron a discutir con Jesús; 
para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. 
Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
 '¿Por qué esta generación reclama un signo? 
En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación'. 
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla." 
(Marcos 8, 11-13) 


Meditando el Evangelio de San Marcos que estamos leyendo estos días, hay algo que está muy claro: Jesús no puede obrar milagros donde no encuentra fe

Cuando Jesús obra milagros o realiza signos, no los hace para darse importancia ni para ser tentado o puesto a prueba. Como demostración de esto, Jesús siempre, cuando hacía un milagro, decía a quien curaba que no se lo contara a nadie. No quería que se supiera ni que sus milagros trascendieran. 

A lo largo de los primeros capítulos de este Evangelio de San Marcos leemos numerosos pasajes sobre fe y milagros, y cómo Jesús "parece" asombrarse y hasta enfadarse de la falta de fe:

- "(Jesús) no pudo hacer allí ningún milagro, salvo sanar a unos pocos enfermos... y estaba asombrado de la incredulidad de ellos... " (Capítulo 6).

-"(Jesús) dio un profundo suspiro", como de hartazgo...y se negó a darles un signo. (Capítulo 8).

-"Jesús respondió enfadado: ¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? " (Capítulo 9).

En Marcos 9, 17 el propio Jesús dice: "Todo es posible para el que cree". Sólo a través de nuestra fe y de un corazón convertido, Dios obra milagros. Es nuestra fe, sin dudas y sin titubeos, la que mueve montañas. 

La fe es nuestra certeza de que solamente Dios es capaz de hacer milagros, pues si dependiera exclusivamente de nuestros deseos humanos, nada sucedería: "Lo que es imposible a los hombres es posible para Dios" (Lucas 18,27). 

Jesús nos dice: "Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá." (Mateo 7,7). Pero sin fe, Dios no puede actuar. Así "funciona la lógica del cielo" .

La Sagrada Escritura nos muestra muchos pasajes de milagros precedidos de fe

-Marcos 5, 1-20; Lucas 8, 27-36: Un hombre que estaba poseído por muchos espíritus inmundos (Legión).
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-Marcos 5, 21-24 y 35-43; Lucas 8, 41-42 y 49-56 : La mujer de Jairo cuya hija había muerto.

-Marcos 5, 25-34; Lucas 8, 43-48: Una mujer que tenia hemorragias desde hacía doce años tocó su manto.

-Marcos 7, 25-30: Una mujer gentil que tenía a su hija poseída por un espíritu inmundo.

-Marcos 7,32-35: Un hombre que era sordo y tartamudo.

-Marcos 9, 17-30: Un hombre que le lleva a su hijo poseído por un espíritu mudo.

-Lucas 13, 10-17: Una mujer que curó en sábado y que estaba poseída desde hacía dieciocho años.

-Juan 9, 1-39: Un hombre ciego de nacimiento que le dijo a Jesús: "Creo, Señor" y al que Él contestó: "Yo he venido a este mundo para que los que no ven vean, y los que ven se queden ciegos".

-Juan 5, 1-17: Un hombre que había estado enfermo y tumbado en una camilla durante treinta y ocho años.

O incluso, milagros precedidos de falta de fe:

-Lucas 8, 22-24: Jesús está con los discípulos durmiendo en la barca y se desata una tormenta.

-Mateo 17,20: Jesús les dice a sus discípulos que tienen poca fe y que si la tuvieran, aunque fuera poca, moverían montañas.

-Marcos 6, 6: Jesús se sorprendía de la falta de fe de sus paisanos y por eso, no podía hacer milagros.

-Marcos 6, 47-51: Jesús camina sobre el mar y los discípulos, después del milagro de la multiplicación de los panes y los peces, siguen sin tener fe.

-Juan 20, 27-29: Tomás no cree en la resurrección de Jesús  y el Señor le dice que meta sus manos en su costado.

Para concluir, hoy día, también ocurren milagros pero sólo si están precedidos de fe. No basta con desearlos. No basta con pedirlos. 

Muchas veces pedimos, pero lo hacemos sin fe, sin confianza, y así Dios no puede actuar. 

Otras veces, no somos capaces de verlos aunque están presentes. "Ver para creer" es lo que muchos dicen. Pero los milagros existen. Basta verlos con los ojos de la fe.

Yo sí creo que existen los milagros hoy. Tengo la certeza más absoluta de que vivimos por puro don. Todo cuanto tenemos y disfrutamos es por pura bondad, por puro milagro de Dios. 

Yo lo he experimentado personalmente. Sólo cuando, en mi desesperación, he pedido con fe, confianza y humildad, Dios me ha escuchado y ha obrado milagros en mi vida. Pero eso lo contaré en otra ocasión.

Para reflexionar, dejo una pregunta que el mismo Jesús nos hizo:

"Cuando venga el hijo del hombre,  ¿encontrará fe en la tierra?"
(Lucas 18,8)

viernes, 7 de diciembre de 2018

LOS MILAGROS DE JESÚS

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"Otras muchas cosas hizo Jesús. 
Si se escribieran una por una, 
me parece que en el mundo entero 
no cabrían los libros que podrían escribirse." 
 (Juan 21, 25)

Toda la creación es un canto de alabanza al Creador. Toda la creación habla de la gloria de Dios. Toda la creación habla del amor de Dios. 

Sin embargo, los milagros que Jesús realizó durante su vida pública nos muestran un lenguaje especial de Dios. Es la manera personal que tiene Dios de decirnos algo y de intervenir, a través de portentos y signos sobrenaturales, que trasciende de los límites que ha querido establecer en el orden natural.

Los milagros son la restauración del orden natural, creado originalmente por Dios sin enfermedad, hambre y muerte.  Jesús viene a redimir lo que está mal, a sanar al mundo y a reparar lo que está roto. 

Todos los milagros realizados por Jesús son para el bien y sus beneficiarios le reconocen como el Hijo de Dios: los ciegos "ven" al Hijo de Dios y creen, los paralíticos "se mueven" en pos de Cristo, los mudos "hablan" de la gloria de Dios, los sordos escuchan su Palabra, los poseídos "sin liberados" de la esclavitud del mal, los leprosos "quedan limpios" de sus pecados y los muertos "nacen a una nueva vida en Cristo". 

Por medio de los milagros, Jesús nos da a conocer su divinidad, nos regala nuestra salvación, nos anuncia la llegada del Reino de Dios a los hombres, la derrota definitiva de Satanás.

Sus milagros son, en sí mismos, un aumento de nuestra fe y esperanza, en la promesa de que el mundo original, tal y como lo pensó, volverá. Son signos evidentes de la felicidad y el amor que viene del cielo hacia los hombres, el reconocimiento de la bondad de Dios y la necesidad de un cambio de vida y la conversión de toda la humanidad. 

Significado de los milagros

Los milagros de Jesús sobre el orden natural trascienden del hecho prodigioso para señalar que el poder divino actúa sobre todo el universo.
Resultado de imagen de milagros de.jesusLos milagros de sanación física (curaciones) y espiritual (exorcismos) son manifestaciones de que el poder divino cura el alma del hombre de la esclavitud del pecado y vence el mal
Los milagros sobre la multiplicación de los panes nos llevan hacia su presencia en la Eucaristía.
Los milagros sobre la calma de la tempestad son una invitación a la confianza plena y al abandono total en Cristo, en los momentos de sufrimiento y dificultad.
Los milagros sobre las resurrecciones anuncian que Cristo es la misma resurrección, por el que nacemos a una nueva vida y por la que volvemos al Padre.

Hoy, Jesús sigue obrando milagros. Sólo con los ojos de la fe y con un corazón abierto a su gracia, podemos verlos hacerse presentes, en medio de nuestra vida cotidiana. 


Sin duda, el más grande de todos los milagros en la actualidad, es el de la conversión, que se produce cuando un hombre cerrado a la gracia divina, se encuentra con Cristo resucitado, abre su corazón, confía en Él y llega a transformar, no sólo su mentalidad y su vida sino la forma de ver y vivir el mundo con los ojos de Cristo.

Los milagros de Jesús

Resultado de imagen de clima en belen en diciembreEl milagro más grande de Jesús es, sin duda, su Encarnación y nacimiento de la Virgen María. 

El hecho de que la divinidad de Dios haya querido nacer en carne humana y hacerse humanidad es un gran milagro. Dios dejó su trono celestial para acercarse al sufrimiento humano.

Después de ese gran milagro, Jesús continuó haciendo portentos. Según el Evangelio de San Mateo 11, 20-24, Jesús realizó la mayor parte de sus milagros en Corazín, Betsaida y Cafarnaún. 

Todos los milagros de Jesús se encuentran recogidos en los Evangelios canónicos y que podemos clasificar en cuatro grupos: exorcismos, curaciones, control sobre la naturaleza y resurrecciones de muertos:
Exorcismos (7)
Jesús curó a varias personas poseídas por demonios. Éstos se postraron ante Él, obedeciéndole y reconociéndole como el Hijo de Dios:
El de la región de Gerasa (Marcos 5, 1-19). Un hombre poseído por muchos espíritus inmundos que se hacían llamar Legión, que fueron expulsados y entraron en una piara de cerdos, que luego murieron.
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El mudo (Marcos 9, 14-29). La gente estaba asombrada y los fariseos afirmaban que Jesús expulsaba demonios por el poder de Belzebú.

El endemoniado ciego y mudo. (Mateo 12, 22-24)

La hija de la cananea en Tiro y Sidón (Mateo 15, 21-28, Marcos 7, 24-30). Llevado a por petición y gracias a la fe de la madre de la víctima.

El niño epiléptico (Mateo 17,14-21, Marcos 9, 14-29, Lucas 9, 37-43. Los discípulos que acompañaban a Jesús no pudieron curar al niño porque tenían falta de fe.

El de la sinagoga en Cafarnaúm (Marcos 1,21-28, Lucas 4, 31-37. Fue sanado en los días de reposo.

María Magdalena (Lucas 8, 1-3). De ella salieron 7 demonios, aunque también sanó a Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, y a Susana.

Curaciones (22)
Jesús sanó de males físicos a personas por su fe.

-Paralíticos (5)
El criado del centurión en Cafarnaúm (Mateo 8, 5-13, Lucas 7, 1-10). Curado a distancia por petición y gracias a la fe del centurión. No está claro si el relatado en el Evangelio de Juan es el mismo milagro, ya que el beneficiario es en este caso el hijo de un cortesano, aunque los detalles de la narración son idénticos.

El paralítico de Cafarnaúm (Mateo 9,1-8, Marcos 2, 1-12; Lucas 5, 17-26). Fue curado de su parálisis y también le fueron perdonados sus pecados. Los escribas acusaron a Jesús de blasfemo.

El hombre de la mano seca (Mateo 12,9-14, Marcos 3, 1-6, Lucas 6, 6-11): Tras este milagro, los fariseos se enfurecieron y murmuraban planeando la muerte de Jesús.

La mujer en la sinagoga que estaba encorvada y no podía enderezarse (Lucas 13,10-17). Jesús fue duramente criticado por este milagro al ocurrir en sábado y en una sinagoga.

El paralítico de Jerusalén (Juan 5, 1-18). Curado en sábado en un estanque llamado Betesda, tras treinta y ocho años paralítico.
-Ciegos (4)
Los dos ciegos de Cafarnaúm (Mtateo 9,27-31).
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Bartimeo, el de Jericó (Mateo 20,29-34, Marcos 10, 46-52, Lucas 18, 35-43, también narrado en el Corán). Suplicó misericordia y Jesús le dijo: "Tu fe te ha salvado".

El de Betsaida (Marcos 8,22-26). Jesús le sanó poniéndole saliva en los ojos e imponiéndole las manos.

El ciego de nacimiento (Juan 9,1-41): Jesús lo sanó restregando lodo hecho con su propia saliva en los ojos del ciego, a quien luego mandó lavarse en la piscina de Siloé ("enviado").
-Leprosos (2)
El leproso de Galilea (Mateo 8,1-4, Marcos 1, 40-45, Lucas 5, 12-16, también relatado en el Corán). Fue curado al ser tocado por la mano de Jesús.

Los diez leprosos (Lucas 17,11-19). Iban camino a Jerusalén y Jesús los curó con el poder de su palabra. Sólo uno volvió a darle gracias.
-Enfermos (6)
La suegra de Pedro (Mateo 8,14-15, Marcos 1, 29-31, Lucas 4, 38-39. Fue sanada de la fiebre en su casa en Cafarnaúm, al ser tomada por la mano de Jesús.
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La mujer con flujo de sangre (Mateo 9,20-22, Marcos 5, 25-34, Lucas 8, 41-48). Fue sanada al tocar el manto de Jesús.

El sordomudo en la Decápolis (Marcos 7,31-37). Jesús le sanó metiéndole los dedos en los oídos, escupiendo, tocándole la lengua y diciendo: "Effetá", que significa "ábrete".

El hidrópico (Lucas 14, -6). Fue curado de su acumulación de agua un sábado en la casa de uno de los principales fariseos.

La oreja de Malco (Lucas 22,50-51). Herido por un discípulo de Jesús en Getsemaní, a quien Jesús reprendió por ello.

El hijo del oficial del rey (Juan 4,46-54). Jesús y el oficial se encontraban en Caná, y el niño que moría se encontraba en Cafarnaún.
-Genéricas (5)
Además de las anteriores, los evangelios hacen referencia a ocasiones en que Jesús curó de modo genérico diversas enfermedades:

Recorriendo Galilea (Mateo 4,23-25, Lucas 16, 17-19), Al ponerse el sol (Mateo 8,16-17, Marcos 1, 32-34, Lucas 4, 40-41), Junto al mar de Galilea (Mateo 15,29-31), En el Templo (Mateo 21, 14-15), En el mar con sus discípulos (Marcos 3, 7-12).
Control sobre el orden natural (10)
Jesús realizó prodigios en los que puso de manifiesto su autoridad sobre las fuerzas de la naturaleza:
Resultado de imagen de cristo caminando sobre las aguasLa tempestad calmada en el Mar de Galilea (Mateo 8,23-27, Marcos 4, 35-41, Lucas 8, 22-25). Jesús les dice a sus discípulos hombres de poca fe, ya que estos se atemorizan y piensan que perecerán.


Caminando sobre el agua en Cafarnaún (Mateo 14,22-27, Marcos 6, 45-52, Juan 6-16-21). Los discípulos creyeron ver un fantasma y se asustaron.


La pesca milagrosa en el Lago Genesaret (Lucas 5,1-11). Tras este milagro, Simón Pedro, Tomás y Juan se convirtieron en discípulos de Jesús.



La moneda en la boca del pez (Mateo 17,24-27). Jesús mandó a Pedro a traer dinero de la boca del pez para pagar impuestos.

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Las Bodas de Caná (Juan 2,1-12). Jesús convierte el agua en vino. Fue el primer signo realizado por Jesús al inicio de su ministerio público, y pedido por la Virgen María.

    La primera multiplicación de los panes y los peces en el desierto de Galilea, cerca del lago de Tiberiades (Mateo 14,13-21, Marcos 6, 30-44, Lucas 9, 10-17, Juan 6, 1-14). Este es el único milagro que se encuentra en los cuatro evangelios canónicos. 

    La segunda multiplicación de los panes y los peces en el desierto (Marcos 8,1-10). 

    La higuera (Mateo 21,18-22). Secó la higuera ordenándola que nunca más tuviera fruto. Este milagro muestra la importancia y el poder de la fe. Jesús afirma que con fe se pueden mover montañas.

    La Transfiguración de Jesús (Mateo 17,1-13, Marcos 9, 2-13, Lucas 9, 28-36).

    La Transubstanciación del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo (Mateo 26,26-29, Marcos, 14,22-25, Lucas 22,19-20, 1 Corintios 11,23-26, 1 Pedro 1,16-18).

    Resurrecciones (4)

    Los tres primeros milagros denominados "resurrecciones" fueron en realidad "reanimaciones", es decir, un retorno a la vida anterior de esas personas. Sin embargo, la Resurrección de Jesús representa el triunfo definitivo sobre la muerte (Romanos 6,9).
    La hija de Jairo (Marcos 5,38-43, Lucas 8,49-56). Jesús afirmó que la niña de doce años no estaba muerta, sino sólo dormida.
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    Lázaro, el de Betania (Juan 11,38-44, también narrado en el Corán). Llevaba cuatro días muerto y estaba sepultado en una cueva. 

    El hijo de la viuda de la ciudad de Naín (Lucas 7,11.17). Jesús se compadeció de la viuda al verla llorar, tocó el féretro en el que llevaban al muchacho y le ordenó que se levantara.

    La Resurrección de Jesús (Mateo 28,1-10, Marcos 16, 1-8, Lucas 14, 1-12). Es el hecho más importante para un cristiano.