¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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viernes, 20 de julio de 2018

BASES DE UNA AUTÉNTICA COMUNIDAD CRISTIANA

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La palabra griega utilizada en la Sagrada Escritura para "comunidad" es κοινωνία, koinonia, que define la comunión eclesial y los vínculos que ésta genera entre los miembros de la Iglesia y Dios. En otras palabras, comunidad significa "estar comprometidos los unos con los otros y con Dios".

Estoy convencido de que la salud y el crecimiento de una parroquia están realmente asentadas sobre una auténtica comunidad y ésta, sobre los pequeños grupos compuestos de 10/12 miembros que, a su vez, pueden pertenecer a grupos medianos (más de 15, 25 o 50). Son las primeras células de una comunidad, que la multiplican, haciéndola reproducirse y crecer, madurar y fortalecerse. 

Veamos cuáles son los componentes básicos de una comunidad auténtica:

1. Frecuencia
"No abandonéis vuestras propias asambleas, 
como algunos tienen por costumbre hacer, 
sino más bien animaos mutuamente, 
y esto tanto más cuanto que veis acercarse el día" 
(Hb 10,24-25)

Los miembros de una auténtica comunidad cristiana se conocen, se ven a menudo y se reúnen con frecuencia. 

No lo hacen alguna vez o de vez en cuando. Lo hacen habitualmente, es decir, convirtiéndolo en un hábito en sus vidas

Un hábito es algo que hacemos con frecuencia. A menudo. Una y otra vez. No sólo en misa.

2. Autenticidad
" Confesaos los pecados unos a otros 
y rezad unos por otros, para que os curéis.
La oración fervorosa del justo tiene un gran poder"  
(Stg, 5, 15-16)

En una auténtica comunidad cristiana se comparten experiencias, sentimientos y vivencias verdaderas de fe. 

Normalmente, el temor a exponernos, al rechazo y a ser heridos nos impiden muchas veces ser auténticos y por eso, nos colocamos máscaras. 

A menudo, las personas guardamos nuestras heridas en la intimidad de nuestros corazones. Hacer esto no nos cura; todo lo contrario, nos hiere más. Revelar las propias heridas es el comienzo de la curación. De eso trata la autenticidad. 

Por eso, Dios nos regala la Eucaristía, la Confesión, la Oración, la Escritura y la Adoración Eucarística. Es en todas ellas donde abrimos las heridas de nuestro corazón ante la presencia poderosa de Dios, a quien no podemos ocultarle nada. 

Ser auténticos es exponernos como realmente somoscuando decimos: "Aquí estoy, Señor. Así soy, Tú lo sabes". 

En una comunidad que camina a la luz de Dios, ocurre lo mismo: nadie oculta sus heridas, sufrimientos, inquietudes, defectos, debilidades, errores, etc. Y sobre todo, rezan los unos por los otros. 

Dios toca nuestras almas y entonces, somos conscientes de dónde estamos, lo que necesitamos y nos da fuerzas para conseguirlo.

Lo que nos hace auténticos no es seguir un método, ni una ideología, ni un sentimiento, sino exponernos ante Dios y ante los demás. 

3. Apoyo
"Animándonos mutuamente 
unos a otros con la fe"  
(Rom 1, 12)

La auténtica comunidad cristiana se basa en el ánimo, en el apoyo, en la acogida y la ayuda que sus miembros se ofrecen mutuamente, en si camino de crecimiento y madurez en la fe. 

Nos necesitamos unos a otros para avivar la llama. Juntos somos más fuertes. No podemos ser lo que Dios quiere que seamos sin nuestros hermanos. 

La fe sólo puede vivirse y desarrollarse en comunidad. Compartir con otros es útil para nosotros y para los que escuchan. 

Dios nos anima a alentar a cualquiera que se sienta excluido, a ayudar a todos los que son débiles y a ser pacientes con todos: "Que vuestro amor sea sincero. Odiad el mal y abrazad el bien. Amaos de corazón unos a otros, como buenos hermanos; que cada uno ame a los demás más que a sí mismo" (Rom 12, 9-10).

4. Respeto
"Guardaos de despreciar 
a uno de estos pequeñuelos..." 
(Mt 18, 10)

La comunidad se basa en el respeto y en la aceptación de las diferencias existentes. Significa aceptar los caracteres y las opiniones de los demás, incluso cuando no estamos de acuerdo.

Una comunidad cristiana auténtica no es aquella donde todos asienten sino donde todos respetan, donde todos aceptan la diversidad y unicidad de cada hijo de Dios.

5. Comprensión
"Como pueblo santo a quien Dios ha elegido y amado,
 sé comprensivo" 
(Col 3, 12)

Una auténtica comunidad cristiana acoge, comprende y apoya a cada miembro cuando lo necesita, en lo bueno y en lo malo, en la alegría y en la tristeza, en el gozo y en el sufrimiento. Dios nos exhorta a ser comprensivos, amables, humildes y pacientes.

La comprensión implica tolerancia respetuosa, escucha atenta, acogida desinteresada, empatía auténtica.

6. Humildad
"Sed humildes, amables y pacientes. 
Soportaos unos a otros con amor" 
(Ef 4, 2)

Junto al miedo, el orgullo tiene un terrible poder destructivo en las relaciones. Por eso, Dios nos enseña a ser humildes, amables y pacientes. A soportarnos con amor. Y cuando amamos, nada nos parece pesado ni insoportable.

La humildad significa ser honesto con nuestras propias debilidades porque las tenemos, estar dispuesto a admitir que cometemos errores porque todos lo hacemos y, pedir perdón.

La humildad nos permite decir las tres frases más difíciles: "Te necesito", "Estoy equivocado", 
"Perdóname".

7. Honestidad
"Amémonos no de palabra ni de boquilla, 
sino con obras y de verdad" 
(1 Jn 3,18)

La mayoría de las personas son incapaces de ser honestos para decir con sinceridad lo que tienen en sus corazones porque no aman de verdad.

Dios espera honestidad de nuestra parte. Con Él y con los demás (Sal 51,6; Prv 20,23 -25,18; 2 Cor 8,21).
La verdad tiene más valor y dura más que la adulación. Las relaciones, los grupos y las comunidades auténticas se basan en la honestidad, en la sinceridad y no en la adulación o en la hipocresía.
Los miembros de una auténtica comunidad cristiana son dignos de confianza, sinceros en sus dichos y honestos en sus hechos, de su boca siempre sale bondad, verdad y amor.

8. Misericordia
"Perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden" 
(Mt 6,12) 

Toda comunidad se compone de personas imperfectas que pueden ser lastimadas y heridas por otras. La diferencia está en que una comunidad auténtica sabe manejar el daño y el conflicto. Sus miembros son capaces de perdonar siempre.

La misericordia y el perdón determinan si una comunidad es auténtica, si se mantiene unida o se divide.

Cristo nos enseñó la oración perfecta: el Padrenuestro. En él, le pedimos perdón a Dios de la misma forma que perdonamos a otros. Si no perdonamos, si no ofrecemos misericordia a los demás, Dios tampoco nos perdona.

Dios ha sido siempre misericordioso con nosotros. Si nos consideramos cristianos, debemos mostrar misericordia a las personas cuando piden perdón. Y aunque no lo pidan, también.

9. Confidencialidad
"Arregla tu pleito con el prójimo, 
pero no descubras el secreto de otro 
para que no te infame el que te escuche 
y tu ignominia no pueda borrarse" 
(Prv 25, 10) 

La comunidad se basa en la confidencialidad. Una comunidad cristiana auténtica y cercana jamás puede desarrollarse al margen de la confidencialidad.

De hecho, la forma más rápida de destruir una comunidad es el chisme.

Los grupos pequeños y la comunidad son (deben ser) los lugares más confidenciales del mundo. En su intimidad, se guardan lealmente los secretos. Es la base de la confianza plena.

10. Unidad
"Todos los creyentes vivían unidos 
y lo tenían todo en común" 
(Hch 2, 44)

Este es el punto más importante. La unidad es el punto álgido de la comunidad.

El nexo de unión de una comunidad auténtica es Dios. Con Dios en el centro de nuestro grupo pequeño, de nuestra comunidad, descubrimos la unidad en los propósitos de Dios, en su voluntad, en su mesa, no en torno a una personalidad.

Una comunidad auténtica es la que demuestra unidad en la diversidad. Dios nos hizo diferentes y únicos. No desea que seamos iguales pero sí que estemos unidos.

Dios, en su Palabra, llama incansablemente a la unidad de los discípulos: "Esforzaos por mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a la que habéis sido llamados." (Ef 4, 3-4)

Dios es el Dios de la unidad. Su adversario Satanás, el de la división. Una comunidad cristiana auténtica es aquella en la que sus miembros están juntos, unidos y lo comparten todo. Son de "un solo corazón y de un solo Espíritu" 

martes, 21 de julio de 2015

DIAGNÓSTICO PASTORAL DE UNA PARROQUIA


Para analizar y diagnosticar la pastoral de nuestra parroquia debemos examinar los 5 rasgos fundamentales, las acciones que se realizan y su reflexión posterior:

A. ADORACIÓN Y ALABANZA


 “La Parroquia es una comunidad que se fundamenta, 
celebra y transmite la fe, 
el culto en alabanza a Dios 
y los sacramentos para santificación de los hombres.”

La Liturgia ha de ocupar el centro de la vida pastoral y comprende los Sacramentos y, en especial, la Eucaristía.

A menudo olvidamos que el mismo Cristo se hace presente en medio de nosotros, su Iglesia, en el altar y en el ambón.

A menudo olvidamos (porque no lo vemos) que todo el cielo "baja" a la Eucaristía en una gran liturgia celeste. Nuestras Iglesias están llenas, aunque nuestros ojos no lo perciban.

Para la acción:
  • Misas
  • Bautismos
  • 1ª Comunión
  • Confirmación
  • Matrimonios
  • Lectura de la Palabra
  • Adoración del Santísimo
  • Rezo del Rosario
  • Escuela de oración
  • Coro y Alabanza
Para la reflexión:

¿Los sacramentos que ofrece tu parroquia son notables, suficientes, escasos o inexistentes? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Son celebraciones, catequética y litúrgicamente, bien preparadas y, pastoralmente, dirigidas a formar una parroquia de discípulos misioneros? ¿Son alegres, participativas y atractivas?

¿La Misa dominical de tu parroquia es realmente una celebración fundamental de la comunidad con la participación de todos los grupos parroquiales, familias, etc.?

¿Llegan, espiritual y pastoralmente, a toda la comunidad el contenido y la forma de las homilías?

¿Hay prioridad en la oración y la alabanza? 

B. COMUNIDAD

“La parroquia es la expresión más visible e inmediata de la Iglesia, 
es decir, la comunidad cristiana.”

La voluntad de Dios es santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo el “pueblo de Dios”, la “familia de Dios”, “fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, “casa de familia, fraterna y acogedora”, “comunidad de los fieles”, “comunidad cristiana”. 

La comunidad conlleva toda la esencialidad, catolicidad y pluralidad que, por naturaleza, es la Iglesia: “La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades humanas que en ella encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia”.

La Iglesia debe superar todo individualismo intra-parroquial, implantar la comunión intra-eclesial e inter-eclesial y promover una espiritualidad de comunión” que conlleva la integración y participación de los distintos sectores del pueblo de Dios: clero, religiosos/as y laicos.

La parroquia también es una comunidad humana, integrada por hombres y mujeres de distintas edades, condiciones sociales y cultura, es decir, constituida por las distintas “diversidades humanas que en ella se encuentran”. 

Por ello, es preciso facilitar la relación personal, los valores humanos y sociales de la comunicación, el diálogo, la cercanía personal, el respeto a la diversidad, compartir las alegrías y las penas del grupo, la programación y realización de actividades que dinamicen las relaciones entre los fieles. etc., de forma que sean factores enriquecedores para la misma comunidad parroquial y evitar las divisiones internas, la falta de solidaridad, el desencuentro de unos con otros. Si no hay fraternidad, no hay comunidad. 

Para la acción:
  • Retiros espirituales y convivencias
  • Peregrinaciones y excursiones
  • Viajes y misiones
  • Reuniones de comunidad fraternal (Betas, cenas, etc.)
  • Contactos inter-parroquiales
Para la reflexión:

¿Existen en tu parroquia individualismos y protagonismos en la actividad pastoral que impiden la creación de verdadera “comunidad” de todos y entre todos?

¿Prevalece en tu parroquia una imagen de verdadera comunidad eclesial, esto es: unidad entre los grupos, colaboración, sentido de servicio, fraternidad, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

Desde tu punto de vista, ¿qué medidas pastorales o qué actuaciones, además de las que ya se realizan, tendrían que llevarse a cabo para que tu parroquia sea una “comunidad”, una “familia”? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se cuidan en la parroquia los detalles que propician la unidad y la amistad? Señalar fallos significativos en este sentido. 

¿Se fomentan las actividades generadoras fraternidad y familiaridad, como pueden ser: asamblea parroquial, convivencias, peregrinaciones, excursiones, etc.?

¿Se respira en la comunidad parroquial familiaridad, confianza, amistad, o la parroquia es, más bien, un edificio de pisos cuyos vecinos no se conocen ni se hablan.

C. CARIDAD Y SERVICIO

"La Parroquia, comunidad encarnada 
que testimonia la fe por la caridad."

La parroquia es una “comunidad encarnada”, esto es, abierta y solidaria con el contexto social que la configura. 

Es imprescindible la apertura de la parroquia al compromiso social y apostólico con los que sufren, ya que la Iglesia “se siente intima y realmente solidaria del género humano y de su historia”.

La caridad es el rasgo de la eclesialidad que visualiza el amor de Dios al hombre y por tanto, una parroquia renovada y “en salida” ha de priorizar incluir un programa de atención a los más necesitados de la feligresía y del entorno: los enfermos, los ancianos, los abandonados y los pobres.

Para la acción:
  • Cáritas parroquial
  • Programas de Voluntariado individual y/o grupal.
Para la reflexión:

Reflexionar y comentar pastoralmente si tu parroquia –fieles y grupos apostólicos- ¿está abierta a la gente del entorno y preocupada por sus problemas, o es, más bien, un ghetto aislado del pueblo? ¿Cuáles serían los indicadores de uno y otro signo? 

¿Se valora la “caridad” como una prioridad pastoral en tu parroquia, tanto en la atención a los pobres, en el acompañamiento a los “mayores” o en la visita a los enfermos? Analizar la realidad de tu propia parroquia. 

En cuanto a Cáritas: ¿Está organizada formalmente?; ¿Es un organismo de servicio y no de protagonismo?; ¿Responde a las necesidades reales según sus posibilidades?

D. DISCIPULADO Y LIDERAZGO

"La Parroquia se fundamenta en la fe 
y transmite la fe para la creación de discípulos."

Una “Comunidad de fe”, tiene, al menos, dos rasgos esenciales: primero, que se trata de una comunidad cristiana, para lo cual es indispensable la fe en Jesucristo; no hay parroquia si no hay adhesión a Jesucristo; y, segundo, que se trata de una comunidad misionera y evangelizadora, para lo cual es indispensable transmitir y educar la fe de sus miembros, porque ella es el “ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe”.

La comunidad cristiana es la comunidad de discípulos cristianos misioneros. Jesús, antes de sus ascensión, y con autoridad y solemnidad, da los apóstoles la siguiente misión: “Id y haced discípulos de todos los pueblos” (Mateo 28, 19).

Una fe teórica, vacía de su contenido esencial, que es Jesucristo, no es ni atrayente ni interpelante. El cristiano tiene que encontrarse con la verdad personal de Cristo y ponerle en el centro de su vida. 

Para la acción:
  • Grupos de matrimonios
  • Catequesis 1ª comunión 
  • Catequesis de juveniles
  • Catequesis de jóvenes
  • Vida ascendente 
  • Cursos pre-matrimoniales
  • Cursos pre-bautismales
  • Escuela de discipulado
Para la reflexión

¿Qué valoración haces de tu parroquia en cuanto a la atención prestada a la educación de la fe: catequesis de adultos, de jóvenes, de juveniles, de matrimonios, pre-bautismales, pre-matrimoniales, vida ascendente, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se oferta suficientemente la reflexión y estudio sobre la Palabra de Dios, es decir, se le da prioridad pastoral a la Lectura orante y creyente de la Palabra, estudio sobre la Biblia, estudio de Encíclicas, etc.?

Como siempre es posible mejorar la situación, ¿qué iniciativas pastorales consideras que son necesarias llevar a cabo en el ámbito de la educación de la fe para que se dé una verdadera revitalización de tu parroquia?

¿Cuáles deberían ser los rasgos del párroco como pastor (sacerdocio ministerial) respecto a la comunidad parroquial (sacerdocio común)? 

¿Hay en tu parroquia verdadero sentido de “comunidad sacerdotal” en la que todos son valorados, todos son tenidos en cuenta, se forman líderes, se distribuyen responsabilidades, etc? 

¿Percibe la comunidad parroquial signos de unidad, de comunión y de colaboración entre el sacerdote y el Obispo y con los demás sacerdotes?

E. EVANGELIZACIÓN

"La Parroquia, plataforma de 'misión' y ámbito de 'acogida'."

La dimensión misionera de la parroquia es quizás el aspecto teológico-pastoral más descuidado y, consecuentemente, más necesitado de asumir y desarrollar en nuestro contexto socio-religioso actual: hoy la “situación de misión” se da tanto en el exterior como en el interior de la misma comunidad de bautizados.

Es imperiosamente necesario redescubrir el propio bautismo y asumir el compromiso apostólico.

Una práctica habitual de las parroquias es “mucha sacramentalización y poca evangelización”. Se suele decir, pastoralmente hablando, que el nuestro es un “pueblo de bautizados, pero no evangelizado”.

La revitalización de las parroquias debe realizarse también con este sentido misionero como una dimensión operativa del ser y del actuar de la parroquia.

Una "parroquia en salida" requiere:
  • Tomar conciencia de que existe una gran parte de los fieles bautizados practicantes, cuya fe está adormecida.
  • Priorizar el “primer anuncio” o kerigma, presupuesto fundamental para provocar y despertar la fe adormecida.
  • Evangelizar a los alejados, que son una gran parte de los mismos bautizados y a los “agnósticos”, ateos o no creyentes.
  • Perseverar en la actividad formativa y catequética para el crecimiento y maduración de quienes se adhieren a la comunidad. Se trata de una prioridad pastoral que, a su vez, es una urgencia evangelizadora.
La parroquia debe iniciar itinerarios pastorales que exijan creatividad, renovación, cambios o, quizás, ruptura en modos habituales de actuación pastoral. “Desde la inercia pastoral no es posible una evangelización misionera”. 

No basta con reconocer a nivel de análisis socio-rreligioso los signos que existen de “descristianización”, de “secularización interna de la Iglesia”, de “paganismo cristiano”, etc. Lo importante y necesario es que, en las parroquias, sus pastores descubran y constaten dicha realidad de misión y la afronten, pastoralmente. Lo que el Papa Francisco llama "pastores con olor a oveja".

La atención a los “alejados” merece una reflexión especial, como tarea específica de la pastoral misionera. 

“Alejados” son todos los que no están en comunidad cristiana:
  • quienes no han oído jamás hablar de Jesucristo
  • quienes se confiesan ateos 
  • quienes están integrados en otras confesiones no cristianas 
  • quienes, estando bautizados, viven lejos de las prácticas cristianas de forma habitual.
Es muy importante disponer de un proyecto pastoral específico para los “alejados”, “agnósticos” o no creyentes, para tenerlo en cuenta cuando las circunstancias propias lo requieran. No actuar bajo la improvisación.

Una de las dificultades de la pastoral misionera es el “lenguaje”. ¿Cómo hablar de Dios a quienes lo niegan? ¿Cómo acercarse a quienes se separan? ¿Cómo encontrase con quienes huyen? Son cuestiones que nos colocan ante una compleja tarea apostólica en un mundo descreído. Sin dar respuesta a todas estas cuestiones, sí podemos afirmar que, para la evangelización de los alejados, el mejor lenguaje misionero es el del “testimonio”.

Para la acción:
  • Cursos Alpha
  • Retiros de Emaús
  • Retiros de Effetá
  • Proyecto amor Conyugal
  • Escuela de Evangelización
  • Acogida
  • Perseverancia
Para la reflexión:

¿Hay conciencia en la parroquia de la pobreza de fe y de la falta de formación religiosa de muchas de sus gentes? Comentar la experiencia que haya en este sentido. 

¿Se presta la atención debida a la formación y educación de la fe, resaltando, sobre todo, su carácter misionero en los momentos especiales como son: bautizos, bodas, funerales, etc.? 

¿Hay preocupación en tu parroquia (sacerdotes, religiosos/as, catequistas, grupos apostólicos, etc.) por el problema pastoral de los “alejados”, aún entre los practicantes? ¿Se ha hecho alguna reflexión seria al respecto? Debatir el tema.


martes, 6 de diciembre de 2016

¿CÓMO CREAR COMUNIDAD Y MANTENERLA UNIDA?

A menudo, pensamos que para construir una verdadera comunidad dentro de una parroquia es necesario congregar a la mayor cantidad de gente en un tiempo y espacio determinados, y posiblemente, imaginamos que lo demás llega con el tiempo.

Pero lo cierto es que no sucede así. Fundamentalmente, porque una comunidad está formada por personas de muy distintas realidades, condiciones y orígenes que, a priori, no tienen un nexo en común (salvo, claro, la fe en Dios). 

Crear una comunidad parroquial sana requiere:
  • pensar en la calidad y no tanto en la cantidad
  • crear una pasión, despertar un entusiasmo, compartir una visión, generar un compromiso y mover a una misión, más que plantearse si vienen muchos o pocos a la parroquia
  • esfuerzo, dedicación y la participación de todos 
Pero, y una vez creada la comunidad, ¿qué hacer para mantenerla unida? 

Ante todo, es siempre Cristo lo que une a una comunidad cristiana. Si Cristo no es el centro de la comunidad, ésta ni será "cristiana" ni se mantendrá unida.

Teniendo claro que quien dirige una comunidad cristiana es siempre Jesucristo, me atrevo a exponer algunas sugerencias sencillas que pueden ayudar no sólo a crear comunidad, sino a mantenerla unida:

Pensar un lema que la defina

Los lemas son frases cortas muy efectivas que no sólo definen una idea, un sueño o una necesidad, sino que impactan y son recordados.

Por ejemplo: "Más que una parroquia, somos una familia", "Unidos en Cristo", o "No juzgamos a nadie, acogemos a todos", o "Todo para gloria de Dios", etc...

La gente recuerda las frases cortas, se identifica y aplica lo que recuerda.

Invertir en las personas que la formen

Cada evento, programa o actividad parroquial debe ir encaminada a invertir en las personas y construir una familia basada en la unión, caridad y fraternidad:
  • Ser puntuales en reuniones, ensayos, eventos, misas, etc.
  • Saludar, alentar y acoger a los demás. 
  • Llamar por teléfono, visitar o quedar con los demás miembros de la comunidad. 
  • ¡Los integrantes de la comunidad son lo primero! 
  • Demostrar nuestra fe a la comunidad ... ser un buen ejemplo para ellos. 
  • Incluir a todos. No sólo a los más capacitados, los más cercanos o los que nos caen mejor, sino a todos y también sus familias. 
  • Estar disponible en los momentos de necesidad y compartir nuestras alegrías y penas. 
  • Los sacerdotes deben ser los primeros en responder a las necesidades y a los problemas de la comunidad.
Delegar en el equipo que la lidere

Para involucrar a todos a crear una comunidad unida, la Palabra de Dios nos ofrece un paradigma de liderazgo efectivo: el "modelo de delegación" de Moisés (Ex 18, 13-26):
  • El problema: Moisés estaba haciendo toda la obra que Dios le había encargado por sí mismo, no daba abasto y se estaba quemando (vs. 17-18).
  • La estrategia: Debía liderar al pueblo ante Dios, pero a la vez, formarlo y discipularlo. Y lo primero consistía en elegir de entre él, hombres capacitados para delegar en ellos responsabilidades (v. 19-21).
  • La solución: Organizó el servicio al pueblo de Dios con hombres capaces, dignos de confianza y temerosos de Dios en grupos más pequeños.  Moisés nombró a líderes de 10, de 50, de 100 y de 1000.(v. 21-22).
  • El resultado: Moisés se quedó al cargo de los asuntos de mayor importancia, delegó el resto en otros y todos tuvieron sus necesidades satisfechas (vs. 23).
Según el modelo bíblico mosaico, delegar la planificación de los asuntos susceptibles de ser gestionados por otros en varios equipos implica:
  • Discernimiento y Visión
  • Formación y Discipulado 
  • Confianza y Comunicación fluida.
Orar a Quien la une

Para formar, discipular, corregir y mantener unida a la comunidad es preciso incluir la Oración y La Palabra en cada reunión, en cada actividad, en cada programa:

"Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, 17a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena." (2 Tim 3,16-17).

"Perseverad en la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios" (Col4, 2).

Disfrutar del viaje

Construir comunidad, ante todo, tiene que ser un espacio de alegría y disfrute:
  • Celebrando bautizos, comuniones, bodas, confirmaciones, cumpleaños, aniversarios, grupos de oración, de matrimonios, de jóvenes, de Lectio Divina, etc. 
  • Compartiendo historias y testimonios de cómo Dios actúa en nuestras vidas. 
  • Discerniendo lo que Dios está obrando en nuestra comunidad. 
  • Incluyendo a todos los miembros en la comunidad, sus familias y su entorno. 
  • Visitar a los miembros de la comunidad en sus hogares, en los hospitales, etc.
  • Fuera de las paredes de la iglesia ... reunirse con ellos en el campo, en una merienda, en eventos deportivos, etc.
"Regocijarnos en el Señor siempre". El Señor siempre está cerca; no nos preocupemos por nada, sino que pongamos todas las cosas en oración de súplica y de acción de gracias a Dios. "Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará nuestros corazones y nuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4, 4).