¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

martes, 14 de julio de 2015

YO QUIERO UNA PARROQUIA "PIT-LANE"







Ser cristiano es como correr el campeonato mundial de Fórmula 1.

Ecclestone (Jesús) creó la competición y estableció las reglas para que, los distintos equipos: Ferrari, McLaren, Williams, Lotus, Red Bull, Mercedes, Renault, etc.(distintas denominaciones cristianas: católica, anglicana, ortodoxa, protestante, etc.), se dispusieran a participar en su obra, dirigida por la FIA (Dios).



Los grandes premios (distintas formas de evangelización) se disputan en distintos países y en distintos horarios pero con las mismas normas. 


Algunos son circuitos cerrados al público general y otros, son circuitos callejeros públicos. 

Unos son diurnos y otros nocturnos, pero todos puntúan.

Durante el desarrollo de cada uno de ellos, los pilotos con sus monoplazas (laicos) están dirigidos y asesorados desde el pit-lane (parroquias) donde un gran equipo de personas: directores de equipo, mecánicos, ingenieros, etc. (obispos, sacerdotes, vicarios, pastores, etc.) bien instruidos, altamente cualificados, con experiencia reconocida y dirigidos por el director de la escudería (Papa) controlan la telemetría (teología), repostan combustible (dogmas), cambian neumáticos, alerones u otras piezas (paradigmas), dan instrucciones concretas (métodos para la evangelización: misiones, voluntariado, cursos Alpha, etc.) según cada momento de la carrera.

Nadie que forme parte de la F1 debe limitarse a ser un mero espectador, para eso está el público (el mundo).

Lo apasionante de la F1 es la ACCIÓN (MISIÓN), que va ligada a la EMOCIÓN (AMOR) para alcanzar el TÍTULO (VISIÓN).

Necesitamos parroquias "pit-lane" y laicos en monoplazas competitivos, pilotos sudorosos y extenuados, pero felices en el podio, al final de cada Gran Premio, al saborear carrera a carrera, la cercanía del título (primicias del reino de Dios).

Al final del campeonato, nos espera el título universal: el Reino de Dios.



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