¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 27 de julio de 2015

"CRISTIANO SÍ, PERO....."





"El que no está conmigo está contra mí, 
y el que no recoge conmigo desparrama" 

(Mateo 12,30; Lucas 11,23)


Jesús nos advierte de las "medias tintas", de la tibieza del alma: Ser un "cristiano tibio" es una contradicción: o eres cristiano o eres tibio.

Ser un cristiano a medias, un "cristiano sí, pero ..." es del todo imposible. Seguir a Cristo es un camino que no admite duda, o le sigues o no.

Es inviable "recoger" y "desparramar" a la vez, de la misma manera que una mujer, no puede estar un "poco embarazada", un hombre no puede estar un "poco casado" o un cadáver, estar un "poco muerto". Así, como tampoco se puede ser un "poco cristiano".

Los tibios forjan "una fe a la medida", "a su manera, a su comodidad", "sin mucha exigencia", rebelándose contra “el estilo divino”, optan por "caprichos espirituales” y prefieren guiar sus vidas alejados de la voluntad de Dios. 



No se consolidan dentro de la Iglesia, no forman parte del cuerpo de Cristo, no se comprometen, no son capaces de abrir la puerta de su corazón para que Jesús entre, le piden condiciones a Dios: "sí, pero...así"; "sí, pero a mi manera"; "sí, pero cuando me venga bien, cuando tenga un rato, cuando acabe lo que tengo que hacer..."

Conocen a Dios pero no lo involucran en sus vidas; hacen todo con sus propias fuerzas. Saben lo que tienen que hacer pero no lo hacen porque siguen su propia agenda. 


Su prioridad no es Dios, andan tan enredados y absortos en "sus cosas" que abandonan "las de Dios" y si luego, "tienen tiempo", ya pensarán en dedicarle tiempo.

Miden su moral con los "ojos del mundo", no con los de Dios. Anhelan estar en el bautizo y en el funeral, "en misa y repicando", en el reino de Dios y en el mundo. Aman al prójimo pero no como a sí mismos. sirven a Dios pero con excusas y restricciones de tiempo, dinero, energía y compromiso.

Utilizan la fe cuando les interesa, pero no la viven ni la disfrutan. Su modo de vida les gusta y no quieren ser transformados. Son infelices y están perdidos en la queja, su corazón se envenena porque su rutina no les deja disfrutar de su vida; el estilo de Dios no va con ellos, no les interesa.



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