“Yo soy la Resurrección y la vida.
El que cree en mí, aunque muera, vivirá
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.”
Juan 11, 25-26
La muerte espiritual es el estado de separación de Dios en el cual todo ser humano nace en este mund, como consecuencia del pecado de Adán y Eva, en el Jardín del Edén. Romanos 5:12 dice: "por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron."
Sin embargo, Jesús nos invita a creer en Él, a pasar de la muerte a la vida espiritual, a un “nacer de nuevo”, a levantarnos y andar, a liberarnos de las obligaciones y ataduras mundanas e ir en busca del Reino, en busca del amor, mediante el cual, trascendemos de lo humano a lo divino.
Pero para la conversión, para resucitar y nacer de nuevo se requiere la fe, la fe con obras.
“Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto,
así también la fe que no produce obras está muerta.”
Santiago 2, 26
“Levántate y anda” implica creer en Cristo, levantarse de la tumba o de la cama, del sueño letárgico de las cosas terrestres y ponerse en marcha espiritual!!! dejar las excusas y el “no puedo” y empezar a caminar, tanto si estamos paralíticos o muertos, espiritualmente hablando.
Un muerto espiritual está bajo los efectos y el poder del pecado, su espíritu está separado de Dios. Todo su ser, sus pensamientos, sus emociones y su voluntad están en proceso de descomposición.
Pero Jesús tiene potestad para resucitar a los muertos espirituales. No importa lo avanzado que sea el estado de putrefacción a causa del pecado. Él es “la Resurrección y la vida”, quien cree en Él, vive para siempre.
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