¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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lunes, 10 de julio de 2017

CUANDO TE DAS CUENTA DE TU FRAGILIDAD

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El pasado sábado tuve un accidente de coche en Madrid (el primero en mi vida), cuando iba con mi hijo menor y del que, milagrosamente, hemos salidos ilesos.

Sin contrario, sin ningún coche en la carretera
, sin explicación lógica, mi coche comenzó a dar bandazos y a girar descontrolado hasta que chocamos con el muro de hormigón del arcén. El coche "voló", saltando el muro hasta quedarse "aparcado" entre el muro y un árbol, a medio metro de un terraplén de unos 20 metros. ¿Casualidad o Providencia?

Fueron unos segundos de desesperación y de impotencia, donde todo pasó muy rápido. No me dio tiempo a nada, recuerdo que no podía hacer nada, tan sólo pensé: "que sea lo que Dios quiera". La verdad es que pensaba en mi hijo...  

Tras el golpe, lo primero fue comprobar que mi hijo estaba bien. Estaba callado y milagrosamente ileso, porque el golpe fuerte fue en su lado. Susto monumental. Muy grande. 

Pasamos unos minutos en shock pero agradecidos por lo que podía haber ocurrido y no fue. 

Salimos del coche y el habitáculo estaba intacto. Airbags, llantas reventadas y bajos destrozados, pero nosotros sin un rasguño.

Mantuve una cierta calma tensa. Llamé al seguro que envió a la grúa y después, a emergencias. A los pocos minutos, vino la policía y la grúa. 

No se explicaban lo que había ocurrido y menos, cómo se había quedado el coche así.

Tras dos horas, llegamos a casa y estuve 
toda la tarde dándole vueltas a lo que nos había ocurrido. Es sorprendente como, en cuestión de segundos, caes en la cuenta de que tu vida, tan frágil, puede cambiar de manera tan sorprendente, y te preguntas ¿a quién puedes recurrir?

Es la confianza plena en Dios lo que de verdad te llena y te hace comprender cuál es la verdadera trascendencia en tu vida. Es la fe la que te da esa luz para comprender qué es lo que realmente vale la pena. Yo lo tengo claro: con Dios a mi lado, nada temo.

La confianza y la oración son los ejes que deben mover mi vida; son los medios que me ofrece Dios para reconfortarme y darme las fuerzas necesarias para salir adelante de una pesadilla que, con ninguna otra “ayuda”, podría haber superado. 

Es una situación difícil de olvidar, pero que me ha mostrado cuán vulnerable y pequeño soy; que sin Dios a mi lado, nada soy. Un simple cuerpo de carne y hueso. Frágil y débil. 

Mi reflexión de hoy se encamina a tratar de entender el mensaje que Dios quiere darme con este suceso:

Gracia recibida. Que suyo soy y que por Su Gracia, vivo. Yo no merezco nada. Vivo por Él y para Él.

Señal. Que, más que dolor o sufrimiento, me da un aviso de que necesito a Dios siempre. Que nada puede distraerme de su camino.

Renuncia. Que debo renunciar a mi mismo para encontrar la plenitud y trascendencia en Dios, que gracias a su misericordia, cuida de mi.

Entorno. Que las personas que me rodean son un instrumento de apoyo, felicidad, consuelo y compromiso para mi vida y mi fe.

Hoy he sido consciente de la manera en que Dios SIEMPRE, quiera o no, se inmiscuye en cada uno de los momentos de mi vida por puro amor. Me he dado cuenta de la forma en la que Él actúa sobrenaturalmente según su voluntad, a pesar de que yo me crea dueño de mi vida, mis actos, mis aptitudes, mis conocimientos, etc.  

Existen situaciones en las que, por mas preparado que crea estar, debo reconocer la autoridad y magnificencia del Todopoderoso, que me hace ver que todas mis seguridades y garantías de bienestar se desmoronan en un segundo.

Decía San Pablo "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Filipenses 4, 13). Ahora reconozco mi miseria física y entiendo que, por mucho que crea que tengo control sobre mi vida, soy absolutamente vulnerable a los misterios que la voluntad de Dios me depara.

Sé que Dios no habla tal y como yo pienso: no se sienta conmigo a tomar un café y charla como lo haría cualquier amigo. Dios tiene un lenguaje infinitamente más rico y pleno, un idioma que abarca los cinco sentidos a la vez e incorpora un sexto que integra y armoniza el mensaje. Dios me grita en susurros, constantes y repetitivos, cada instante de mi vida, incluso en un accidente de tráfico.

Trato de entender el porqué y sobre todo, qué motivos y razones se desprenden de tan extraño accidente. No paro de pensar que el estar hoy vivo, me obliga a hacer algo por Dios y por mi entorno. Tal vez, más obras de apostolado o de misericordia. Sin embargo, poco a poco me doy cuenta que Dios me quiere tal y como soy. Él no necesita de mí. Yo, sí. Me quiere confiado y abandonado a su voluntad. Su Espíritu me guiará hacia donde Él desee.

No puedo comprender porqué sucedió, es imposible. Tal vez...para qué. Lo que si puedo gritar entusiasmado, con un ferviente nerviosismo y con lagrimas de amor es... ¡Que estoy vivo ! ¡Que mi hijo está vivo! ¡ Que sigo teniendo una oportunidad de hacer lo correcto !

Resultado de imagen de dios me cuidaEn resumen, puedo decir que esta experiencia me ha acercado más al amor de Dios y por supuesto, a la intercesión de la Virgen María, a quien pertenezco por completo. También, a mi ángel de la guarda, que tan descuidado le tengo y quien también ha intermediado por mi. 

El accidente me ha ayudado a ver mi vida desde una nueva perspectiva. Me ha dado una nueva conciencia de padre de mis hijos y de responsabilidad por ellos; de marido de mi mujer y de amor por ella; de hermano de mis hermanos y de entrega total por ellos.

Hoy, estoy alegre por saberme rodeado de muchos hermanos y amigos que me quieren y que me demuestran su cariño. Hoy tengo más cerca a todos esos hermanos que, con su apoyo, mantienen la vela encendida de mi fe. 

Si me preguntaran ¿Volverías a pasar por este "trago", por este calvario? Mi respuesta sería: "Hágase tu voluntad".





miércoles, 26 de octubre de 2016

ORANDO CON LOS SALMOS. SALMO 27: EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN

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“El Señor es mi luz y mi salvación.”
(Salmo 27)

En el ultimo retiro de Emaús, Dios me dijo, de forma contundente (como siempre), que me contentara con lo que tengo, porque Él no me dejará ni me abandonará (Hebreos 13, 5-6).

Hoy, abro el portátil y leo el correo. Y, de nuevo, vuelve a hablarme: “Aunque tu padre y tu madre te hayan abandonado, Yo te he recogido” (Salmo 27, 10). Asombroso!!! Un hecho que, particularmente, hago mío. Es una herida sin cicatrizar que arrastro desde pequeño: el "sentirme" abandonado y poco querido por mis padres. 

¿Casualidad o Providencia? Nada es casualidad. Dios no para de sorprenderme. Él, en su Plan perfecto, obra día a día, minuto a minuto en mi vida. No puedo más que darle gracias, porque Él nunca me desampara. 

Siempre ha estado y está a mi lado para ayudarme a levantarme si caigo, para iluminar mi senda cuando la oscuridad se cierne sobre mí, o simplemente, para llevarme en sus brazos. Aunque me ha costado darme cuenta casi 50 años.

A sus pies, reconozco mi debilidad, mi fragilidad y mi torpeza, y quizás por interés (debido al carácter egoísta del ser humano) busco su rostro, sí…quizás, por interés... pero con humildad, sintiéndome muy pequeño ante Su majestuosidad, y con la absoluta certeza que me ofrece mi fe cristiana, que solo no puedo, que sin Él nada puedo, nada hay.

Por eso hoy, Dios me interpela a analizar, o más bien, a orar el Salmo 27, tan conocido y tan profundamente espiritual y que podemos dividirlo en dos partes principales:
  1. Versículos 1 al 6. Dios nos da aliento, estímulo y confianza.
  2. Versículos 7-14. Dios nos ofrece la oración como ayuda y sustento. 
Este salmo contiene un mensaje para todos los corazones que necesitan profundizar en la fe y alcanzar la madurez espiritual. Es una oración del rey David que comienza con una afirmación maravillosa que enfatiza la relación entre Dios y el hombre,que nos introduce a una meditación sobre el fundamento para la oración y los sacramentos.

Versículos 1-6

(1) Guía, Salvación y Fortaleza: "El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién podré temer? El Señor es la fortaleza de mi vida, ¿ante quién puedo temblar?"

  • "El Señor es mi luz", es el que me dirige y me guía a la luz de Su Palabra. Más adelante, en el Salmo 119,105 nos dice: "Tu palabra es una luz para mis pies, y una antorcha para mi camino". 
  • "El Señor es mi salvación", lo cual nos habla del amor de Dios, porque fue Su amor el que pensó una salvación para nosotros, por medio de Jesucristo. Juan 3,16: " Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna." 
  • "El Señor es la fortaleza de mi vida". Dios no sólo me da la vida, sino que me da el poder y la fuerza para vivirla en este mundo. 
  • "¿Ante quién puedo temblar?" Cuando uno teme a Dios, ya no hay nada ni nadie a quién temer. El Temor de Dios como don del espíritu, significa, no miedo, sino que todo nuestro ser se alinea para obrar según su voluntad.
(2) Protección: "Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben. 

El Rey David rememora una época pasada de su vida en la que corrió grave peligro. Como un joven pastor de ovejas tuvo que proteger a sus ovejas de un león y un oso. Todos nos encontramos a diario con un león o un oso, que intentan devorarnos. San Pedro, en su primera carta 5,8 también nos habla del león rugiente, el diablo, que anda alrededor buscando a quién devorar.  Pero Dios nos protege haciéndoles sucumbir.

(3) Confianza: "Aunque un ejército acampe contra mí, mi corazón no teme; aunque una guerra estalle contra mí, estoy tranquilo."

La confianza de David estaba depositada en Dios, y la nuestra, también debe estarlo. Cada vez que Jesucristo hablaba a sus discípulos tras su resurrección les decía: "No temáis". Con Cristo resucitado, nada debemos temer.

(4) Eucaristía: "Una cosa pido al Señor, sólo eso busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida para gustar la dulzura del Señor y contemplar la belleza de su templo."

Resultado de imagen de adoracion eucaristicaEl Rey David había reducido su vida a pedirle al Señor una sola cosa: vivir la presencia y la comunión con Cristo. El apóstol Pablo hizo lo mismo con su vida. Filipenses 3, 13-14: "Hermanos, yo no creo haberla alcanzado ya; de una cosa me ocupo: olvidando lo que queda atrás, me lanzo en persecución de lo que está delante; corro hacia la meta, hacia la vocación celeste de Dios en Cristo Jesús."

En nuestros días, nos sentimos frustrados una y otra vez por la tensión y presión de la sociedad. 

Necesitamos misericordia, compasión y piedad, por lo que debemos reducir nuestra existencia a aquello que es realmente importante: a vivir eucarísticamente. Accedemos a Dios y a su Gracia en la Eucaristía, donde Cristo se hace presente, y por ello, debemos alegrarnos y dar gracias (eucaristía, del griego εὐχαριστία, eucharistía, "acción de gracias").

(5) Santísimo: "Él me dará cobijo el día de la desgracia, me esconderá en lo oculto de su tienda, me subirá a lo alto de la roca".


¿Cuál era ese lugar reservado, secreto, en el tabernáculo? El Santísimo. Nadie podía entrar en ese lugar excepto el sumo sacerdote. Allí estaba el arca revestida de oro y sobre ella, en la parte superior, había una tapa elaborada, que Dios designó como el propiciatorio para que la sangre fuera rociada sobre él. Hoy día, por el sacrificio de Cristo, tenemos un propiciatorio al cual podemos ir: el Santísimo. Y allí es donde está ÉL. allí es donde nos esconde. ¡Qué lugar tan seguro!.

(6) Adoración y Alabanza: "así mi cabeza dominará a los enemigos que me cercan, en su tienda podré ofrecer sacrificios entre aclamaciones, cantando y ensalzando al Señor."


Cuando contemplamos este hermoso cuadro y reconocemos lo que Él ha hecho por nosotros, surgirán canciones y alabanzas en nuestro corazón. Es en la Adoración Eucarística donde le aclamamos, le bendecimos y le glorificamos.

Versículos 7-14

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(7) Confesión: "Escucha, Señor, mi grito suplicante, ten compasión de mí, respóndeme

En este lugar secreto hay compasión, hay misericordia. Y Dios ha preparado este lugar reservado para nosotros hoy, donde podemos recibir la misericordia de Dios, a través del sacramento de la reconciliación.

(8) Oración: "De ti mi corazón me ha dicho: "Busca su rostro"; es tu rostro, Señor, lo que yo busco".

El Rey David puso esa invitación en boca del Señor, según le dictaba su corazón. Y eso es lo que David hizo, buscarle mediante la oración. Cuando Dios le dijo a David: "te amo", él le respondió,"yo también te amo, Señor". Cuando Dios le dijo: "quiero tener una relación íntima contigo", él respondió: "yo también quiero tener esa relación, Señor".

Dios tiene un anhelo por cada uno de nosotros. ¿Le responderemos? ¿Expresaremos nuestro amor por Él? ¿Nos comunicaremos con Él? ¿Tendremos una relación íntima con Él?

(9) Misericordia: "no me ocultes tu rostro, no rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio, no me abandones, no me dejes, oh Dios, salvador mío."

Cuando el Rey David pecó, experimentó lo que significaba que Dios escondiera Su rostro de él. Perdió su relación estrecha con El. Perdió su alegría. Fue entonces cuando oró en el Salmo 51: "Señor, ten piedad."

(10) Acogida: "Mi padre y mi madre me han abandonado, y el Señor me ha recogido."

David sabía que aún si existiera la posibilidad de que lo abandonaran sus padres, el Señor lo recogería. 

Dios siempre está dispuesto a extender su brazos y recogernos. Jamás nos abandonaría aunque todo el mundo nos diera la espalda.

(11) Palabra de Dios: "Enséñame, Señor, tus sendas y guíame por el camino recto, pues me están acechando."

El Rey David quería dar un buen testimonio, causar una buena impresión, ante el enemigo, porque sabía que le criticarían. Y quiso que Dios le guiara y le ayudara a no avergonzarle por lo que él hiciera.

Hoy, nosotros tenemos la Palabra de Dios para aprender las sendas del Señor y conocer cuál es el camino, Quién es el Camino.

(12) Apoyo y Paz: "no me entregues al capricho de mis perseguidores, pues se han alzado contra mí testigos falsos que respiran violencia."

El Rey David, acosado y rodeado de enemigos que buscaban su destrucción, le pide a Dios amparo, apoyo y paz ante ellos. Y su oración sería respondida, como lo será la nuestra, si nos sentimos acosados de tal forma que parezca que no tenemos apoyo de nadie. En el momento oportuno, Dios intervendrá.

(13) Fe: "Yo estoy seguro que he de ver los bienes del Señor en el mundo de los vivos."

El Rey David tenía una fe firme en la bondad y misericordia de Dios. Hoy, incluso en el mundo actual, nuestra fe nos hace ver la bondad de Dios a nuestro alrededor: en la creación, en las personas... Una certeza que podemos ver en la tierra, aquí mismo.

(14) Esperanza: "Espera en el Señor, ten ánimo, sé fuerte, espera en el Señor."

Hoy día, muchos cristianos en ocasiones nos sentimos débiles, desanimados, desesperanzados, descorazonados, o incluso tibios. ¿Y cómo puede uno curarse de ese estado? Pues, pidiéndole a Dios que nos de valor, fortaleza, y esperanza en sus promesas. Esperar en el Señor. ¿Y qué es lo que Él hará? Él fortalecerá nuestro corazón. Él es en realidad el mejor cardiólogo que existe.





Gracias, Señor, 
por las oscuridades que Tú transformas en luces,
por las noches que Tú vuelves en amaneceres,
por las luchas que Tú tornas en victorias,
por los anhelos que Tú haces realidades,
por los dones que Tú conviertes en bendiciones,
por la misericordia que Tú reviertes en perdón,
por el amor que Tú tornas en refugio 
por todo lo que me das,
Gracias, Padre Celestial.