¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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viernes, 28 de mayo de 2021

DISFRAZADOS DE CRISTIANOS

“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”
(Mateo 15,8-9)

Muchos, desde fuera, miran a la Iglesia y afirman que todos los cristianos son hipócritas, que los católicos se tienen personas santas, buenas y de conducta intachable pero que realmente no son así. Y en parte, tienen razón.

La Iglesia es como un cultivo de trigo en el que se siembran buenas semillas para cosechar pan, pero en el que también aparecen y brotan malas hierbas. Es inevitable que crezca cizaña entre el trigo pero no podemos definir todo el campo por lo que no se ha plantado y que, sin embargo, crece.

No podemos generalizar y afirmar que todos los cristianos son hipócritas y falsos para excusarnos y alejarnos de Dios. La Iglesia está llena de pecadores, de personas imperfectas que caen y que cometen errores, pero como decía C.S. Lewis: “un cristiano no es un hombre que nunca hace mal, sino un hombre que está capacitado para arrepentirse” .

Por desgracia, a lo largo de la historia de la Iglesia siempre ha habido (y sigue habiendo) fariseos, hipócritas o "cumplidores" infiltrados que han tergiversado la fe de Cristo, la han adecuado a sus intereses para utilizar a Dios y a los demás. 

Se trata de personas disfrazadas de cristianos que han creado una fe "haute couture", una espiritualidad a su medida, llena de normas mal entendidas y de leyes mal interpretadas, que cumplen creyendo que hacen la voluntad de Dios cuando, en realidad, lo que hacen es convertir ese "cumplimiento" en su propio dios: "No todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7,21).

Se trata de cumplidores de cultos infecundos y ritos de apariencias que instrumentalizan a Dios y que, utilizando un lenguaje bífido, le alaban con los labios pero le niegan con el corazón: "por fuera tienen buena apariencia (...) parecen justos, pero por dentro están repletos de hipocresía y crueldad" (Mateo 23, 27-28).

Se trata de cumplidores de costumbres y tradiciones vacías que establecen una enorme brecha entre lo que dicen y lo que hacen. Observadores de rutinas y formalismos estériles que "confiesan conocer a Dios, pero lo niegan con sus obras. Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena" (Tito 1,16).

Se trata de cumplidores de hábitos religiosos fingidos que juzgan a otros pero se exculpan así mismos, impostores de Cristo que señalan los defectos de otros pero no se interpelan así mismos: "se contentan con oír la Palabra de Dios pero no la ponen en práctica, engañándose a ellos mismos" (Santiago 1,22).

Se trata de cumplidores pomposos de normas y preceptos que imponen y gravan a los demás: "ponen cargas pesadas sobre los hombros de otros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar" (Mateo 23, 4-5). 

Se trata de cumplidores de "un Evangelio reducido a un acto social, sociológico, cultural y no a una relación personal con Jesús, que ni se dejan amar por Dios ni aman, que proclaman con orgullo que son cristianos pero que viven como paganos(Papa Francisco).
Se trata de cumplidores de costumbres y legalismos que están más interesados en impresionar que en servir, en obligar que cautivar, en aparentar que ser auténticos, en imponer reglas que acatarlas, en ser autoridad que vivir bajo ella.

San Pablo, en el capítulo 11 de la 2ª carta a los Corintios, acusa a estos falsos apóstoles disfrazados de súper cristianos para aprovecharse de los demás, y los asemeja a la astucia con la que el Diablo se disfrazó de serpiente para engañar y utilizar a Eva.

Los cumplidores hipócritas se disfrazan de cristianos, están entre los cristianos, ponen cara de cristianos y sobreactúan... pero no son verdaderos cristianos. La fe no es un carnaval ni una fiesta de disfraces. 

No se trata de aparentar ser cristiano, ni de "hacer" cosas de cristianos, ni de ser "practicantes" de ritos cristianos. Tampoco se trata de ser parecidos a Cristo...se trata de ser iguales a Cristo, quien nos dio la clave para saber reconocer a un cristiano: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,16). 





JHR

viernes, 27 de noviembre de 2020

PRACTICANTES NO CREYENTES

"Convertíos y creed en el Evangelio"
 (Marcos 1, 15)

Siempre he puesto y pondré de manifiesto la incongruencia de aquellos que se autoproclaman "católicos, pero no practicantes…", porque es como decir "soy un ser vivo, pero no ejerzo".  Si uno es católico: necesita vivir una vida conforme a su fe y comprometida con sus creencias. Si no, no es católico. Lo mismo que ocurre con un ser vivo: necesita respirar, alimentarse y reproducirse. Si no, será un "ser muerto".

Pero existe una mayor incoherencia (y debería preocuparnos muy seriamente) en los que son practicantes, pero no son creyentes, es decir, aquellos que, en ocasiones, van o "hacen cosas" para la iglesia pero que, en realidad, no creen. Mejor dicho, en realidad, sí creen, lo que ocurre es que creen sólo en ellos mismos, pero no en Dios ni en la Iglesia.

Son los "filósofos" que hablan pero no se comprometen, son los "protestontos" que reprochan cualquier verdad de fe. Son los falsos "maestrillos" que, con sus "librillos", tratan de deforman el Evangelio (Gálatas 1, 7).

Son los "sobrados" que no necesitan formación porque lo saben todo, o mejor dicho, porque saben aquello que les interesa saber. Son los "iluminados" que tienen la potestad para cambiar aquello que "se debe" corregir de la doctrina, de los mandamientos o de la Palabra de Dios.

Son los "selectivos" que viven sin normas (de Dios) o sin someterse a ellas, son los "opcionales" que proponen sus alternativas a las "incomodidades" evangélicas, son los "opositores" que contraponen sus saberes a la "sana doctrina" (1 Timoteo 1, 9-10). Son todos esos que... "saben" más que Dios.

Son los "sentimentalistas" que creen y obran en función de sus emociones, son los "coleguitas" que pretenden convertir la fe en "amiguismo", más para agradar a los hombres que a Dios (Gálatas 1, 10). Son los "encantadores de serpientes" que utilizan sus trucos para "encantar" a los ingenuos, son los "buenistas" que no matan, no roban...ni hacen nada más. 
Son los "espiritualizados" que instrumentalizan a Dios y anteponen su voluntad, asegurando que es la de Dios. Son los "laxos" que no corrigen porque no aman (Apocalipsis 3, 19), son los "vividores" que "viven y dejan vivir", pero que en realidad "mueren y dejan morir". 

Son los "coordinadores" que se "encargan" de cosas pero no "lideran" personas, son los "siervos inútiles" cuya negligencia no da fruto (Mateo 25, 26). Son los "holgazanes" que "organizan" porque "no sirven para servir".

Son los "teólogos" que no leen la Escritura ni la ponen en práctica, son los "suplicantesque rezan mal o no rezan, porque andan inquietos y preocupados por muchas cosas (Lucas 10, 41-42). Son los "activistas" que "hacen" cosas pero no "son" cristianos. 

Son los "seducidos" que desobedecen y se rebelan porque "quieren ser como Dios" (Génesis 3, 5), son los "imponentes" que imponen lo que se debe y no se debe hacer, son los "conocedoresque conocen lo que es bueno y lo que es malo (para ellos).

Son los "discipulos" que quieren ser más que el Maestro, los "esclavos" que ansían ser más que sus amos (Mateo 10, 24; Juan 13, 16). Son los "miseriacordeones" que evitan hablar de pecado, de cruz, de sufrimiento, de martírio y "estiran" los términos.

Son todos los que Dios está a punto de vomitar de su boca... porque no son ni fríos ni calientes (Apocalipsis 3,16).


viernes, 22 de mayo de 2020

GABAONITAS: LOS ESTRATEGAS DEL SENTIMIENTO

Gabaonitas | carolestevezabreu
"No conciertes alianza con ellos 
ni con sus dioses. 
No habitarán en tu tierra, 
no sea que te hagan pecar contra mí, 
dando culto a sus dioses, 
que serán para ti una trampa"
(Éxodo 23,32-33)


El término gabaonita proviene de los heveos hivitas que habitaban en la ciudad cananea de Gabaón (hebreo: גבעון, (Giv‘ōn), que significa "ciudad de la colina, monte o loma", a veces transcrita como Gabaa o Gibeón), situada al norte de Jerusalén.

Gabaón fue, además,la ciudad natal del profeta Ananías y se la menciona con frecuencia a lo largo de todo el Antiguo Testamento: en Josué 9,10, donde se detuvo el sol y la luna; en 1 Crónicas 16,39, donde se instaló temporalmente el Arca de la Alianza; en 2 Samuel 21,1-9, donde se ahorcó a siete hijos de Saúl; en 1 Crónicas 14,16, donde David venció a los filisteos; en 2 Crónicas 1,3, donde Salomón recibió la sabiduría de Dios. También, en los libros de Nehemías, Isaías y Jeremías.

La historia del sol y la luna detenidos relatada en el libro de Josué nos muestra la reacción cobarde y egoísta, aunque astuta, de los gabaonitas ante su inminente muerte a manos del pueblo Israel, como les había ocurrido a otras ciudades cananeas: "Tus siervos vienen de una tierra muy lejana, atraídos por la fama del Señor tu Dios...para hacer un pacto con vosotros" (Josué 9, 9-11).

De igual manera, hoy en la Iglesia existen gabaonitas que se acercan a la Iglesia, "atraídos por la fama de nuestro Dios" (y no por su amor), con engaños y mentiras, con falsas apariencias y malas artes, simulando ser "mendigos" y "vagabundos".
Mendicidad - Wikipedia, la enciclopedia libre
Son falsos hijos pródigos que, por temor e interés, y no por arrepentimiento, apelan a la compasión de Dios y al sentimentalismo de su Iglesia, utilizando un victimismo con el que sean aceptados dentro del pueblo de Dios y así, poder eludir la muerte física.

No son corruptos ni idólatras, ni avaros ni lujuriosos como los nicolaitas, sino "estrategas del sentimiento" que entran en la Iglesia con una falsa identidad, fingiendo ser lo que no son, con una máscara que "dé pena", que produzca piedad, y así, poder disfrutar de ropas dignas y del ternero cebado en la casa de Dios. 

Son "sepulcros blanqueados", personas con doble moral que, por un lado, buscan aprovecharse de la protección de Dios y del cobijo de la Iglesia, pero, por otro, siguen siendo "cananeos" porque no creen de verdad en Dios ya que tienen sus propios dioses, porque no se integran en la comunidad, porque toman lo que les interesa y desechan lo que no.

Son los que, en argot, llamamos "trepas", aquellos que que pregonan "el fin justifica los medios", que dicen traer pan duro porque, en realidad, su corazón es de piedra, y vino estropeado en odres viejos y rotos, porque, en realidad, no están arrepentidos de sus pecados ni tienen pureza de intención.

O también, "jetas", que tienen a Dios en su boca pero no en su corazón, que dicen calzar sandalias y vestidos rasgados porque no quieren seguir a Dios ni revestirse de su gracia, y que dicen venir de una “tierra lejana” (aunque en realidad, viven cerca), porque sus corazones están muy lejos del Señor.

"Falsos mendigos" que creen que la fe y la salvación son cuestión de "magia sentimental", una "pomada emotiva" que se aplica exteriormente y no un remedio interior para el alma.
Falsos mendigos roban a transeúntes en las calles. - El Estado Digital
Utilizan sus "cantos de sirena" para embelesar a los incautos e inocentes cristianos que, ausentes de malicia y de sospecha, abren las puertas de sus corazones de par en par y "pactan", a cambio de una "falsa lealtad" y una "artificial fidelidad" a Dios.

Sin embargo, su fe en Dios es egoísta y oportunista, pues buscan sólo su propio bienestar y comodidad. Su servicio a Dios y a los demás es "esclavo", no es de corazón, pues no les queda más remedio que hacerlo para salvar sus vidas. Su amor a Dios es lejano, pues no le consideran realmente "su Dios". 

Como Iglesia, debemos acoger a todos cuantos se acerquen a Dios pero también, estar alerta a los pactos y las alianzas que concertemos, supuestamente, para el beneficio de la comunidad y para la gloria de Dios. 

Necesitamos apelar al discernimiento como don espiritual que proviene del consejo de Dios, para saber actuar en cada momento de nuestra vida de fe y no caer en la trampa del Enemigo de pactar con ellos y sus dioses. Es Dios quien pacta con las almas que le aman, quien establece alianzas con los hijos que le sirven.

Debemos estar alerta para saber, tal y como Dios nos previene, discriminar un ardid de un intención verdadera, diferenciar al amigo del enemigo, distinguir al bueno del malvado, discernir al israelita del gabaonita.

Tenemos que ser muy prudentes con los tratos y convenios que hagamos con los gabaonitas, pues son astutos y sagaces como serpientessutiles y maliciosos como leones; se acercan con falsas intenciones disfrazadas de fe; aparentan dar lástima, pero son despiadados y mezquinos; apelan a la caridad cristiana pero buscan su beneficio propio. 

Eso sí, como cristianos, debemos mostrarles en todo momento aprecio y respeto (como hizo Saúl) pero no dejarnos embaucar por sus tretas y estratagemas, tratando de llevarles a Dios, en la seguridad de su pureza de intención y arrepentimiento verdadero.


sábado, 30 de diciembre de 2017

BILLETES FALSOS

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"Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; 
poneos vosotros mismos a prueba. 
¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? 
A ver si es que no superáis la prueba." 
(2 Corintios 13, 5)

Cuando vas a pagar en algún establecimiento con un billete, la dependienta primero, lo pasa por una máquina para asegurarse de que es verdadero. Si es falso, la máquina lo rechazará y entonces será un billete sin valor.

¿Cómo detectar que un billete falsificado? 


Tocándolo: El papel de los billetes tiene un tacto característico. Hecho con fibras de algodón, el papel es resistente, un poco áspero y con cierto relieve perceptible si se rasca con la uña. 

Resultado de imagen de deteccion de billetes falsosMirándolo: Al mirar un billete al trasluz se pueden apreciar tres elementos de seguridad fáciles de reconocer: la marca de agua (al colocar el billete sobre una superficie oscura, las zonas claras se oscurecen), el hilo de seguridad (una banda oscura en el que se ve la palabra euro y el valor del billete) y el motivo de coincidencia (trazos discontinuos en ambas caras que se complementan y forman la cifra del billete en una esquina). 

Girándolo: Al girar o inclinar un billete se observa la imagen cambiante de la banda holográfica, que alterna su valor y el símbolo del euro sobre un fondo multicolor.

Al igual que el dinero falso, existen falsificaciones de cristianos. Son personas que hacen alarde de una actitud de auto-justificación o de un comportamiento "cara a la galería", pero si exponemos sus corazones a la luz de Cristo, vemos que carecen de valor. No han comprendido bien la vida radical a la que Jesús nos llama. 

Durante su vida en la tierra, Jesús encontró a menudo cristianos falsificados: los fariseos se hacían pasar por hombres de Dios, justos y seguidores comprometidos, pero Jesús los pasaba por la maquina de billetes falsos: los tocaba, los miraba y los daba la vuelta.

Jesús en Mateo 7, 20-24 nos descubre cuál es la máquina para conocer los cristianos falsos, "Por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor!, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos arrojado a los demonios y hecho muchos milagros en tu nombre? Entonces yo les diré: 'Nunca os conocí. Apartaos de mí, agentes de injusticias'. El que escucha mis palabras y las pone en práctica se parece a un hombre sensato que ha construido su casa sobre roca."

Ante la máquina anti-falsificación, que es Jesús (la Verdad Encarnada), las obras y los frutos, y no tanto las palabras, dejarán a la luz qué "billetes" son verdaderos y cuáles falsos.

Entonces ¿Cómo detectar a un cristiano falsificado?

He aquí algunos "billetes" falsos de la Iglesia:

El "cumplidor" 

Algunos creen que con el simple hecho de acudir a misa cada domingo, basta. E incluso se sienten más culpables por perderse una misa que por no servir al prójimo. Y es que les han educado en una religión donde la asistencia a misa era lo que definía a uno como católico.  Les hicieron creer (o lo malinterpretaron) que para ser un buen cristiano, no se podía faltar a misa el domingo, que la sola presencia en un edificio el domingo era más importante que los actos fuera del mismo el resto de la semana. 

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Así que la mayoría de domingos van a su parroquia, escuchan misa, comulgan, y a casa. Fuera de ella, se limitan a "cumplir" y cualquier parecido con un cristiano auténtico es simple coincidencia.

Si valoramos más la asistencia a misa que amar a los demás, es que no hemos entendido nada. 

Jesús lo explicó muy claramente cuando dijo que la Ley se resume en dos mandamientos: amar a Dios y amar a tu prójimo. Podemos ser personas de comunión diaria y, al mismo tiempo, estar lejos de Dios. Dios no valora la asistencia a misa, ni siquiera todo aquello que hagamos por la Iglesia. Lo que Dios valora es el amor hacia Él y hacia los demás.

El "sabelotodo" 

Algunos confían más en la Ley que en el propio Jesús. Se parecen bastante a los fariseos: Les han enseñado a que es más importante conocer y cumplir los 10 mandamientos y las normas del Catecismo para salvarse que la propia fuente de la salvación: Jesús. 

Si pensamos que el conocimiento y cumplimiento de los mandamientos por sí solos nos hacen cristianos, es que no hemos entendido nada.  

En Juan 5,39-40 Jesús nos dice: "Estudiáis cuidadosamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; ellas testifican de mí. ¡Y no queréis venir a mí para tener vida!"

Resultado de imagen de fariseosNi el Catecismo ni siquiera la Biblia son más importantes que Jesús (entiéndase bien). Recitar los Mandamientos o el Credo, memorizar el catecismo o conocer el orden de los libros de la Biblia es genial, pero eso solo no basta. 

Los fariseos memorizaban la Ley (Torá) y los libros del Pentateuco (o libros de Moisés), pensando que su conocimiento los hacía justos, y sin embargo, Jesús les dijo que su conocimiento era inútil puesto que sólo inflamaba sus egos y los cegaba ante el mismísimo Salvador, de forma que ni le reconocieron.

El objetivo del Catecismo, de la Ley y de la Biblia es Jesús. Todos hablan sobre Él. Adelante, medita la Biblia y cumple el Catecismo. Genial!!! Memoriza los libros de la Escritura. Bien!!. Pero esas cosas no te dan puntos extras ante Dios.

Recuerda que los cristianos del primer siglo, no tenían Biblia ni Catecismo. No tenían escritos sobre Jesús. Escucharon un mensaje de amor, lo interiorizaron y lo pusieron en práctica.

El "justificador" 

Algunos preguntan a menudo si esto o aquello está bien, si algo es pecado o no. Y aunque realmente lo saben, lo hacen con una sola intención: dejarse tentar.

Imagen relacionadaPreguntan porque coquetean con el mal y quieren auto-justificarse. 

Buscan para confesarse un sacerdote que les diga lo que quieren oír. Y si no, buscan a otro.

Son falsos cristianos que quieren una fe fácil, cómoda y a la medida de sus necesidades. 

Buscan una espiritualidad poco exigente que, evidentemente, está muy lejos de la "cruz" que debemos cargar para seguir a Cristo.

El "rencoroso" 

Algunos creen que es lícito guardar rencor contra alguien, si ese alguien les ofende lo suficiente: los falsos cristianos creen que no siempre hay que perdonar.

Resultado de imagen de cristianos hipócritasRezan el Credo y dicen: "...como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden", pero no lo cumplen. Depende de la ofensa, deciden si perdonan o no. Exigen a Dios perdón pero ellos no lo dan.


No se trata de minimizar el daño experimentado ante una ofensa sino de imitar el ejemplo de Jesús cuando fue insultado, vejado y vituperado. Después de los hombres clavaran al hijo de Dios en la cruz y se burlaran de él, Jesús alzó la vista y dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34).


Si Dios puede perdonar a los hombres por burlarse de él, ¿cómo no vamos a perdonar cualquier ofensa o herida que nos causen? No es fácil pero no podemos llamarnos cristianos si no le imitamos y nos negamos a perdonar.

El "acusador" 

Algunos piensan que un cristiano nunca debe codearse con nadie que no sea cristiano, que un católico no debe mezclarse con los que no "cumplen" ni con los que no "creen". En otras palabras: señalan con el dedo a otros y los acusan de pecadores.

Sin embargo, a menudo, Jesús se juntaba con recaudadores de impuestos, hablaba con prostitutas, tocaba a personas enfermas (impuras para los judíos) y comía con personas "señaladas" por la sociedad.
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En la cultura judía, tocar personas enfermas le convertía a uno en inmundo. Pero a Jesús no pareció importarle. Él estaba más preocupado por sanar física y espiritualmente a las personas que por mantener una reputación acorde a la época.

Yo creo que si Jesús estuviera aquí hoy, pasaría más tiempo en los bares con los borrachos,  en los albergues con los pobres o en las oficinas del paro con los desamparados, que en los edificios de la iglesia.

Todo este punto se centra en su comprensión de la santidad. En el Antiguo Testamento, la santidad equivalía a separación. Los israelitas no podían casarse con personas de otras naciones. No podían llegar a acuerdos con ellos. No podían mezclarse con otros.

Cuando Jesús vino, cambió esta mentalidad. se trataba de comprometerse. El mejor cristiano es el que sigue a Jesús involucrándose como hacia Él, comprometiéndose con los demás, con el objetivo de sanarlos y restaurarlos.


El "señorito" 

Algunos piensan que la madurez cristiana se trata más de cuánto se aprende que de lo que hace.


Imagen relacionadaLa noche anterior a la crucifixión, Jesús se reunió con sus discípulos para disfrutar de una última cena. Al acabar, Jesús cogió una palangana, una toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. 

A menos que entendamos la cultura judía, nos perderemos la naturaleza escandalosa de lo que estaba sucediendo aquí. El lavado de pies era un trabajo sucio reservado para los esclavos más bajos. Jesús, en esencia, se hizo más humilde que la persona más baja de la sociedad.


Jesús no sacó una pizarra y resumió sus enseñanzas. Él no cuestionó a sus discípulos. Él no dijo nada. En cambio, se humilló a sí mismo. En este momento, vemos la síntesis del mensaje de Jesús. Cada sermón. Cada curación. Cada conversación. Todo se resume con esto ... lavar los pies a otros. Convertirse en un servidor.

Si quieres apuntarte al mundo a Jesús, deja de hablar sobre normas, teología, etc. Deja de decirle al mundo cuánto sabes. Ponte de rodillas y comienza a servir.

Hay un slogan publicitario que desafía a las personas a ponerse en acción que dice: "¡Levántate!". Sin embargo, el slogan de un cristiano es muy distinto: no se trata de levantarse. Se trata de abajarse, de humillarse, de servir a los demás.

Cuidado con las personas a las que les gusta hablar mucho pero que odian servir. Los cristianos espiritualmente maduros no son siempre los más elocuentes ni los más sabios. Los que más se parecen a Jesús son los que se ponen "manos a la obra" y colocan las necesidades de los demás por encima de las suyas.

Todo el mensaje cristiano se resume en esto: ama
 a Dios y ama a tu prójimo. 

El mensaje que Jesús vino a grabar en nuestros corazones de piedra fue "Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu fuerza", y "regala el amor de Dios a cada persona que te encuentres".

viernes, 16 de junio de 2017

"¡AY, PROGRES CRISTIANOS!"



¡Ay de aquellos que dictan leyes de iniquidad! 
¡Ay de los que publican decretos de opresión; 
que niegan la justicia a los débiles 
y quitan su derecho a los pobres de mi pueblo; 
que hacen de las viudas su presa y de los huérfanos su botín!
(Isaías 10, 1-2)


Hoy, ser “progre” es lo estándar, es lo normal, es lo que todos hacen. También en la Iglesia. 

Al "progre cristiano" no le importan ni la moral ni la doctrina ni el prójimo, sino el “sé tú mismo” y “siéntete bien”. Lo que se valora es el sentimiento, la experiencia individual, en lugar de un compromiso formal con una comunidad y con Dios. Se puede “creer sin pertenecer”, y eso, es tan fácil, que muchos sucumben a esa tentación."¡Ay, progres cristianos!"

Hoy, ser "radical" es lo raro, es lo peculiar, es lo que nadie hace. Tampoco en la Iglesia. 

Si ser progre es lo estándar, ser radical es lo especial, lo auténtico. En un mundo promiscuo, el casto es radical. En un mundo glotón, el que ayuna es radical. En un mundo relativista, el que tiene fe firme es radical. En un mundo materialista, el que cree en lo sobrenatural es radical. En un mundo egoísta, el que reza por otros es radical."¡Ay, progres cristianos!"

En general, "los progres cristianos" tratan de defender un modelo de Iglesia o de "espiritualidad" más acorde con los tiempos; más actual y menos "carca"; más fácil y menos onerosa; más cómoda y menos sacrificada; más amoldada al "yo" y menos al "nosotros":

Resultado de imagen de progres catolicos"Los progres cristianos" piensan que a las eucaristías les falta algo. Algo de "marcha", de "movida", de diversión. Lo importante no es lo que dice el Evangelio ni que Cristo se haga presente. Lo que importa es lo que cuenta el "progre sacerdote", que les cautiva con su actitud posmoderna. "¡Ay, progres cristianos!"

Resultado de imagen de gente progre"Los progres cristianos" están convencidos de que hay que ser políticamente correctos con los que atacan a la Iglesia para no ofender a nadie. Los "progres sacerdotes" no corrigen por temor a "perder" seguidores. "¡Ay, progres cristianos!"

Imagen relacionada"Los progres cristianos" opinan que los sacerdotes deberían poder casarse o, al menos, tener la opción de decidir. Consideran que tampoco deben vestir sotana sino de tal forma que se mimeticen con el resto de la "progresía". "¡Ay, progres cristianos!"

Resultado de imagen de gente progre"Los progres cristianos" deciden que la mujer debería poder ser también una "progre sacerdotisa". Tratan de rebatir la voluntad Dios, a quien tildan de "machista", de severo y castigador, aunque no lo digan explícitamente. "¡Ay, progres cristianos!"


"Los progres cristianos" piensan que la Iglesia debe entender y pedir perdón a los gays, a las lesbianas, a los musulmanes... En definitiva, se avergüenzan de ser Iglesia. "¡Ay, progres cristianos!"

"Los progres cristianos" dicen que la Iglesia es retrógrada y anticuada. Creen que deberían permitirse las uniones entre personas del mismo sexo,  que se puede llegar a Dios a través de espiritualidades orientales, como el yoga, el reiki, etc., que se puede vivir la fe en la intimidad. "¡Ay, progres cristianos!"

"Los progres cristianos" ansían una "fe a  la medida", que permita comulgar a los divorciados, que permita las uniones sin matrimonio. Incluso hasta el aborto, en determinados casos. "¡Ay, progres cristianos!".

"Los progres cristianos" hablan de "miembros y miembras", "feligreses y feligresas", de "astronautos y astronautas", utilizando un lenguaje ridíc
ulo y absurdo, en aras de una ansiada "igualdad", que denota su falta de conocimiento y cultura. "¡Ay, progres cristianos!".


Hay "progres cristianos".
¡Ay, progres cristianos!".

jueves, 23 de marzo de 2017

PELAGIANISMO: EL ENEMIGO EN CASA

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La Palabra de Dios nos avisa continuamente de que el enemigo está muy cerca de nosotros, en la propia casa de Dios: 

"Mirad que os envío como corderos en medio de lobos" (Lucas 10,3).

"Yo sé que después de mi partida introducirán entre vosotros lobos crueles, que no perdonarán al rebaño, y que de entre vosotros mismos surgirán hombres que enseñarán doctrinas perversas con el fin de arrastrar a los discípulos en pos de sí" (Hechos 20, 29-30).

"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestido de oveja y por dentro son lobos rapaces" (Mateo 7, 15).

"Sus sacerdotes han violado mi ley y profanado mis cosas sagradas; no han hecho diferencia entre lo sagrado y lo profano, ni han enseñado a distinguir entre lo puro y lo impuro; se han tapado los ojos para no ver mis sábados, y yo he sido deshonrado en medio de ellos" (Ezequiel 22, 23).

También el Papa Francisco continuamente nos alerta sobre el peligro en la Iglesia y le pone nombre: pelagianismo. Una herejía condenada por el Vaticano hace siglos y que, sin embargo, está enraizada sutil y sibilinamente en muchas de nuestras parroquias, afectando tanto a sacerdotes como a laicos.

Básicamente, un pelagiano:
    -piensa que el amor de Dios, el cielo y la santidad se ganan por méritos propios, más que por la Gracia divina. 
    -"hace", en lugar de "dejarse hacer", se envuelve en actividades acordes a sus gustos y a sus dones, en lugar de confiar en el "poder de lo alto", en la acción del Espíritu Santo.

    -"quiere", en lugar de "dejarse querer" por Dios. Pone su confianza en sí mismo, en sus talentos y en sus méritos.

    -llega a convencerse de que Dios le da las gracias por sus obras, como si Dios dependiera de nosotros, nos necesitara o nos tuviera que agradecer algo.

    -se envuelve en una falsa espiritualidad que no hace sino esconder una verdadera idolatría: la del "yo". 

    -siempre habla en primera persona del singular y en mayúsculas (YO) y nunca en tercera persona  (DIOS).

    -trata de comprar su santidad, de "ganar" su salvación por sí mismo, en lugar de aceptar que es Cristo quien nos las regala.

    -piensa que Adán y el pecado original son una fábula y por ello, no se necesita la misericordia divina.

    -asegura que la Gracia se merece y se gana, y que los frutos resultantes son consecuencia de los méritos adquiridos.

    -sólo piensa en su ego: "YO le pido a Dios la Gracia para hacer YO lo que YO tengo que hacer, con lo cual soy YO el que me salvo, ayudado por la Gracias, pero soy YO el protagonista, el que me gano mi salvación".

    -está muy lejos de vivir la plenitud de la Gracia tal como la experimentó la criatura más perfecta de la creación, la Virgen María: "Hágase en mí". Ella vivió la Gracia trabajando en ella.

    -"oye", pero "no escucha"Es incapaz de entrar en esa dimensión en la que el protagonista es el Espíritu Santo. 

    -"razona" pero "no experimenta el amor de Dios". Tiene el corazón tan endurecido por el racionalismo que es incapaz de dejarle entrar en él al Señor. 

    -tiene la osadía de poner condiciones a Diosincapacitándose para recibir al Espíritu Santo y para comprender que nada es obra nuestra, sino de Dios.

    -se coloca la mochila pesada de la salvación sobre sus espaldas en lugar de ponerla a los pies de Jesús en la cruz.

    -coloca su "yo" en el centro de su vida espiritual, poniendo el énfasis en sus sacrificios, en sus esfuerzos, en sus quejas y agotamientos por todo lo que hace .

    -está tan ocupado en sí mismo y su vida no gira en torno a Dios porque la tensión y la exigencia con la que vive su "fe de ganancias" le sumergen en una espiral de cumplimiento e hiperactividad.

    -es incapaz de saborear la alegría porque la pesada carga que se impone le angustia, la vida le agota, el trabajo le estresa, la fe le cansa; ni vivir la paz que supone descansar en los brazos de un Padre misericordioso. 

    -es incapaz de vivir la alabanza, de compartir la fe con otros, de tener una experiencia real y personal de Cristo Resucitado. 

    -cae con frecuencia en la acedia, en la pereza y en la desgana. "Vive quemado", o peor, es "un muerto en vida", un "zombie espiritual".

    -ve la Oración, la Eucaristía, la Adoración, los Sacramentos, el Servicio y todas las prácticas cristianas habituales como una obligación, como algo que debe hacer para ganar su medalla, su pódium, su derecho al cielo.

    -se cree un buen cristiano y se sobre-valora, como un ejemplo de fe a seguir.

    -hace seguidores suyos en lugar de discípulos de Cristo.

    ¡CUIDADO CON EL PELAGIANISMO!

    viernes, 8 de julio de 2016

    AY DE VOSOTROS, FALSOS PROFETAS


    “Haced, pues, y observad todo lo que os digan;
    pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
    Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres. 

    Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, 
    que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! 
    Vosotros ciertamente no entráis; 
    y a los que están entrando no les dejáis entrar.

    Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, 
    que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, 
    y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! 

    ¡Guías ciegos, que...sois semejantes a sepulcros blanqueados, 
    que por fuera parecen bonitos, 
    pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! 

    Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas 
    y apedrea a los que le son enviados! 

    ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, 
    como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, 
    y no habéis querido! 

    Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. 
    Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: 
    ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
    (Mateo 23, 1-39)


    Hoy comparto un fragmento del capítulo 23 del evangelio de Mateo, cuya lectura, recomiendo hacerla completa. Es el evangelio de los  lamentos, de los "ay" de Jesús.

    El apóstol nos advierte de los falsos profetas, de los hipócritas vendimiadores, que ofrecen vino y venden vinagre. Predicadores posmodernos. Árboles con buena altura que no dan fruto. Sepulcros blanqueados por fuera y negros por dentro. 

    Falsos profetas con máscaras de "cristianos" que dicen venir en nombre de Dios, pero que en todo lo que hacen no hay amor, no hay misericordia…no hay Dios (1 Corintios 13).

    Falsos profetas con caretas de "cristianos", con apariencia de santidad y comunión con Dios, pero que realmente no le experimentan, no le viven. 

    Falsos profetas con máscaras de "cristianos" pero con egos ensalzados que “dicen, pero no hacen”, de reconocida autoridad y capacidad pero que no observan lo que enseñan. 

    Falsos profetas con disfraces de "cristianos", muertos espiritualmente a causa de sus pecados, con imagen de devoción, piedad y santidad, pero niegan el poder divino que puede transformarles en hombres nuevos, unidos a Cristo.

    "No imitéis su conducta" porque todas sus obras son para alardear ante los hombres, anhelan el primer puesto en lugares destacados, que la gente les llame 'doctor', usan a la comunidad como medio de auto-promoción, para parecer más importantes ante los demás.

    Están sólo interesados en tener “aforos completos” aparentando que su ”trabajo” está progresando y para vivir de ello. No buscan a Jesús por amor, sino por el “pan” que El les puede dar. ¡A los escribas les gustaba entrar en las casas de las viudas y hacer largas peticiones a cambio de dinero! 
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    "Todo lo hacen para que la gente los vea": tele-predicadores posmodernos, contaminados por la soberbia que gusta de los lugares de privilegio, de la fama, de la rendición de pleitesía, se oponen a Dios, pues siempre buscan su propio beneficio.

    "Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado, lo hacen dos veces más merecedor del infierno": buscan adeptos, no para Jesús, no para guiarlos hacia Dios y su salvación, sino para su propio interés, primero, para ellos y después, con el ánimo de que trasmitan su misma naturaleza hipócrita, vil y despreciable. 

    "Guías ciegos", dirigen a la gente sin entender realmente lo que quiere decir seguir a Dios y cuando son confrontados con lo que Dios mismo dice, se dan la vuelta, porque no quieren oírlo. 

    Quieren jugar un papel importante dentro de la fe, pero sólo en sus términos, con sus normas, sólo de una manera que ellos pueden controlar.

    "Dan el diezmo pero descuidan los asuntos más importantes de la ley", que son el amor, la justicia y la misericordia que identifica a los discípulos verdaderos de Jesús. 

    "¡Matan a los profetas y apedrean a los que le son enviados!, emitiendo juicios y dictando sentencia contra su prójimo, despreciándolo, considerándolo inferior a ellos, o sencillamente, relegándolo.

    Ay de vosotros, falsos profetas, escribas y fariseos del siglo XXI, pues a Dios nadie le puede engañar. Dios ve a través de todas las máscaras, ve nuestro corazón y según sembremos así cosecharemos (Gálatas 6: 7-8).

    No juzgo ni condeno (Lucas 6, 37), sin embargo, creo firmemente que el Señor en su infinita sabiduría, nos da respuestas y avisos. Y nos advierte sobre algunas personas, que no se están haciendo las cosas como Él quiere, nos llama para dar un cambio de actitud, una renovación de métodos y una variación de ciertas actividades.

    Dios nos llama a quitarnos toda carga que nos aleje de Él y nos lleve al fracaso espiritual. Él es quien moldea, quien siembra y quien recoge. Nosotros, tan sólo debemos estar atentos a lo que Él nos dice.