¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 24 de diciembre de 2019

AUTENTICIDAD CRISTIANA: ¡FUERA MÁSCARAS!

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"Por sus frutos los conoceréis. 
¿Acaso se cosechan uvas de los espinos o higos de los cardos? 
Así también, todo árbol bueno da frutos buenos, 
pero el árbol malo da frutos malos. 
Un árbol bueno no puede dar frutos malos, 
ni un árbol malo frutos buenos. 
Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego.
Por sus frutos los conoceréis"."
(Mateo 7, 16-20)

¡Qué difícil es ser auténtico hoy día! ¡Qué complicado es ser genuino!

Y la principal razón es que el diablo ha configurado un mundo superficial que intenta atraernos por caminos que los cristianos no debiéramos recorrer. 

Aquellos senderos por los que nos inducen a seguir los "vendedores de humo" de la publicidad y los "influencers" de los social media, y que nos conducen a una obsesión desmedida por la imagen, la apariencia y el "postureo". 

La autenticidad ha perdido valor. Lo único que cuenta es lo que expresamos al exterior. Cómo nos ven los demás, aunque sea "fake".

Los cristianos no somos inmunes a la tentación de ponernos máscaras para aparentar algo que no somos, ni tampoco estamos exentos de caer en la esclavitud del engaño y la hipocresía por el "qué dirán".

Pero debemos tener muy claro que, por mucha buena apariencia que demos a los demás, ante Dios no valen las máscaras.

Jesús nos enseña que "por sus frutos los conoceréis" y nos advierte que "no todo el que me dice Señor, Señor entrará en el reino de los cielos".

Resultado de imagen de hipocresia catolicoHay quienes se consideran a sí mismos buenos cristianos o tratan de parecerlo a ojos de los demás: son los hipócritas, a quienes tan duramente les reprende el Señor. 

Una cosa es lo que hacen y otra lo que son. Son árboles malos que, tarde o temprano, dan frutos malos. Son sepulcros blancos por fuera pero llenos de inmundicia por dentro.

A los hipócritas les gustaría ser lo que aparentan, pero no hacen nada por ser auténticos. 

Llevan una doble vida: piensan de una forma en privado, y actúan de otra en público. Ocultan sus fallos, maquillan sus actos y disimulan su orgullo ante los demás. Pero a Dios no pueden engañarle.

Deberían pensar muy seriamente en el momento de su muerte...cuando, en su juicio particular, se encuentren cara a cara con Dios y le digan "Señor, Señor", y que Él les diga: "No os conozco". ¡Sería terrible!

La hipocresía no es cristiana. La superficialidad no es cristiana. La mentira no es cristiana. Son tentaciones en las que los cristianos caemos con demasiada frecuencia. 

Resultado de imagen de autenticidadLa autenticidad cristiana consiste en ser honesto y veraz, auténtico y sin doblez, sin hipocresía y sin máscaras. 

Consiste en vivir los pensamientos, palabras y obras con coherencia y según la voluntad de Dios

Consiste, no en " parecer" sino en "ser", no en "hacer" sino en "dejarse hacer", dejarse cautivar por la autenticidad de Jesucristo y obrar como Él, sirviendo y amando a Dios.

Para no caer en la tentación de la hipocresía y ser cristianos auténticos, hay algunos tips que nos pueden ayudar:

Oración 
A través de la oración, descubrimos claramente lo que Dios quiere de nosotros. Cultivamos una conciencia auténtica de lo que quiere de nosotros en cada momento. La oración nos ilumina, nos fortalece y nos transforma, por la gracia, en cristianos auténticos. 

Obediencia
La coherencia de nuestra vida con la voluntad de Dios debe ser siempre lo primero, el valor supremo, por encima de nuestras pasiones o comodidades, de nuestros caprichos o intereses, de las modas o costumbres del mundo. Un cristiano auténtico siempre obedece a Dios antes que a los hombres. 

Buena Conciencia
La docilidad y fidelidad a la voz del Espíritu Santo suscita lo verdadero y auténtico en nuestra conciencia, lugar donde estamos a solas con Dios. Una buena conciencia es siempre capaz de llamar al mal, "mal" y al bien, "bien".

Bondad
Un cristiano auténtico busca ser bueno y no sólo aparentarlo. Actúa siempre cara a Dios, que es "su público" y no sólo de cara a los demás. Huye de la vanidad, del reconocimiento humano, del miedo a lo que los demás puedan pensar o decir de uno mismo. 

Humildad
Caer no nos hace incoherentes ni falsos si reconocemos nuestra debilidad para que Dios nos levante y nos ayude a emprender de nuevo el camino.  Lo fácil para el mundo es justificarse, maquillar la propia imagen ante los demás y ante uno mismo, y excusarse. Sin humildad no podemos ser honestos con nosotros mismos. 

Amor
Un cristiano auténtico ama Dios sobre todas las cosas. Siempre. Sin excusas. Ese amor, don divino por el que primero somos amados por el Señor, nos invita a reflejar Su amor y Su misericordia a otros. Aunque el amor no siempre sea recíproco ni merecido.

Alegría
A pesar de los problemas y dificultades, un cristiano auténtico tiene siempre puesta su atención en lo eterno y no en lo efímero. Y agradece cada día todos los regalos que Dios le concede.

Paz
A pesar de las pruebas y tentaciones, un cristiano auténtico conserva siempre la paz y calma, sabiendo que Dios las permite para consolidar nuestra confianza, aumentar nuestra fe y purificar nuestra alma.

Amabilidad
Un cristiano auténtico siempre muestra un interés verdadero por los demás, acoge y escucha a quienes se acercan a él con heridas y sufrimientos. Y jamás juzga.

Fe
El don de la fe nos conduce a una certeza confiada en las promesas del Señor. Un cristiano auténtico siempre le pide a Dios que aumente su fe. Es lo que cree. Hace lo que cree.


"Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; 
poneos vosotros mismos a prueba. 
¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? 
A ver si es que no superáis la prueba" 
(2 Corintios 13, 5)

sábado, 30 de diciembre de 2017

BILLETES FALSOS

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"Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; 
poneos vosotros mismos a prueba. 
¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? 
A ver si es que no superáis la prueba." 
(2 Corintios 13, 5)

Cuando vas a pagar en algún establecimiento con un billete, la dependienta primero, lo pasa por una máquina para asegurarse de que es verdadero. Si es falso, la máquina lo rechazará y entonces será un billete sin valor.

¿Cómo detectar que un billete falsificado? 


Tocándolo: El papel de los billetes tiene un tacto característico. Hecho con fibras de algodón, el papel es resistente, un poco áspero y con cierto relieve perceptible si se rasca con la uña. 

Resultado de imagen de deteccion de billetes falsosMirándolo: Al mirar un billete al trasluz se pueden apreciar tres elementos de seguridad fáciles de reconocer: la marca de agua (al colocar el billete sobre una superficie oscura, las zonas claras se oscurecen), el hilo de seguridad (una banda oscura en el que se ve la palabra euro y el valor del billete) y el motivo de coincidencia (trazos discontinuos en ambas caras que se complementan y forman la cifra del billete en una esquina). 

Girándolo: Al girar o inclinar un billete se observa la imagen cambiante de la banda holográfica, que alterna su valor y el símbolo del euro sobre un fondo multicolor.

Al igual que el dinero falso, existen falsificaciones de cristianos. Son personas que hacen alarde de una actitud de auto-justificación o de un comportamiento "cara a la galería", pero si exponemos sus corazones a la luz de Cristo, vemos que carecen de valor. No han comprendido bien la vida radical a la que Jesús nos llama. 

Durante su vida en la tierra, Jesús encontró a menudo cristianos falsificados: los fariseos se hacían pasar por hombres de Dios, justos y seguidores comprometidos, pero Jesús los pasaba por la maquina de billetes falsos: los tocaba, los miraba y los daba la vuelta.

Jesús en Mateo 7, 20-24 nos descubre cuál es la máquina para conocer los cristianos falsos, "Por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán en aquel día: ¡Señor! ¡Señor!, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre hemos arrojado a los demonios y hecho muchos milagros en tu nombre? Entonces yo les diré: 'Nunca os conocí. Apartaos de mí, agentes de injusticias'. El que escucha mis palabras y las pone en práctica se parece a un hombre sensato que ha construido su casa sobre roca."

Ante la máquina anti-falsificación, que es Jesús (la Verdad Encarnada), las obras y los frutos, y no tanto las palabras, dejarán a la luz qué "billetes" son verdaderos y cuáles falsos.

Entonces ¿Cómo detectar a un cristiano falsificado?

He aquí algunos "billetes" falsos de la Iglesia:

El "cumplidor" 

Algunos creen que con el simple hecho de acudir a misa cada domingo, basta. E incluso se sienten más culpables por perderse una misa que por no servir al prójimo. Y es que les han educado en una religión donde la asistencia a misa era lo que definía a uno como católico.  Les hicieron creer (o lo malinterpretaron) que para ser un buen cristiano, no se podía faltar a misa el domingo, que la sola presencia en un edificio el domingo era más importante que los actos fuera del mismo el resto de la semana. 

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Así que la mayoría de domingos van a su parroquia, escuchan misa, comulgan, y a casa. Fuera de ella, se limitan a "cumplir" y cualquier parecido con un cristiano auténtico es simple coincidencia.

Si valoramos más la asistencia a misa que amar a los demás, es que no hemos entendido nada. 

Jesús lo explicó muy claramente cuando dijo que la Ley se resume en dos mandamientos: amar a Dios y amar a tu prójimo. Podemos ser personas de comunión diaria y, al mismo tiempo, estar lejos de Dios. Dios no valora la asistencia a misa, ni siquiera todo aquello que hagamos por la Iglesia. Lo que Dios valora es el amor hacia Él y hacia los demás.

El "sabelotodo" 

Algunos confían más en la Ley que en el propio Jesús. Se parecen bastante a los fariseos: Les han enseñado a que es más importante conocer y cumplir los 10 mandamientos y las normas del Catecismo para salvarse que la propia fuente de la salvación: Jesús. 

Si pensamos que el conocimiento y cumplimiento de los mandamientos por sí solos nos hacen cristianos, es que no hemos entendido nada.  

En Juan 5,39-40 Jesús nos dice: "Estudiáis cuidadosamente las Escrituras, pensando encontrar en ellas la vida eterna; ellas testifican de mí. ¡Y no queréis venir a mí para tener vida!"

Resultado de imagen de fariseosNi el Catecismo ni siquiera la Biblia son más importantes que Jesús (entiéndase bien). Recitar los Mandamientos o el Credo, memorizar el catecismo o conocer el orden de los libros de la Biblia es genial, pero eso solo no basta. 

Los fariseos memorizaban la Ley (Torá) y los libros del Pentateuco (o libros de Moisés), pensando que su conocimiento los hacía justos, y sin embargo, Jesús les dijo que su conocimiento era inútil puesto que sólo inflamaba sus egos y los cegaba ante el mismísimo Salvador, de forma que ni le reconocieron.

El objetivo del Catecismo, de la Ley y de la Biblia es Jesús. Todos hablan sobre Él. Adelante, medita la Biblia y cumple el Catecismo. Genial!!! Memoriza los libros de la Escritura. Bien!!. Pero esas cosas no te dan puntos extras ante Dios.

Recuerda que los cristianos del primer siglo, no tenían Biblia ni Catecismo. No tenían escritos sobre Jesús. Escucharon un mensaje de amor, lo interiorizaron y lo pusieron en práctica.

El "justificador" 

Algunos preguntan a menudo si esto o aquello está bien, si algo es pecado o no. Y aunque realmente lo saben, lo hacen con una sola intención: dejarse tentar.

Imagen relacionadaPreguntan porque coquetean con el mal y quieren auto-justificarse. 

Buscan para confesarse un sacerdote que les diga lo que quieren oír. Y si no, buscan a otro.

Son falsos cristianos que quieren una fe fácil, cómoda y a la medida de sus necesidades. 

Buscan una espiritualidad poco exigente que, evidentemente, está muy lejos de la "cruz" que debemos cargar para seguir a Cristo.

El "rencoroso" 

Algunos creen que es lícito guardar rencor contra alguien, si ese alguien les ofende lo suficiente: los falsos cristianos creen que no siempre hay que perdonar.

Resultado de imagen de cristianos hipócritasRezan el Credo y dicen: "...como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden", pero no lo cumplen. Depende de la ofensa, deciden si perdonan o no. Exigen a Dios perdón pero ellos no lo dan.


No se trata de minimizar el daño experimentado ante una ofensa sino de imitar el ejemplo de Jesús cuando fue insultado, vejado y vituperado. Después de los hombres clavaran al hijo de Dios en la cruz y se burlaran de él, Jesús alzó la vista y dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34).


Si Dios puede perdonar a los hombres por burlarse de él, ¿cómo no vamos a perdonar cualquier ofensa o herida que nos causen? No es fácil pero no podemos llamarnos cristianos si no le imitamos y nos negamos a perdonar.

El "acusador" 

Algunos piensan que un cristiano nunca debe codearse con nadie que no sea cristiano, que un católico no debe mezclarse con los que no "cumplen" ni con los que no "creen". En otras palabras: señalan con el dedo a otros y los acusan de pecadores.

Sin embargo, a menudo, Jesús se juntaba con recaudadores de impuestos, hablaba con prostitutas, tocaba a personas enfermas (impuras para los judíos) y comía con personas "señaladas" por la sociedad.
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En la cultura judía, tocar personas enfermas le convertía a uno en inmundo. Pero a Jesús no pareció importarle. Él estaba más preocupado por sanar física y espiritualmente a las personas que por mantener una reputación acorde a la época.

Yo creo que si Jesús estuviera aquí hoy, pasaría más tiempo en los bares con los borrachos,  en los albergues con los pobres o en las oficinas del paro con los desamparados, que en los edificios de la iglesia.

Todo este punto se centra en su comprensión de la santidad. En el Antiguo Testamento, la santidad equivalía a separación. Los israelitas no podían casarse con personas de otras naciones. No podían llegar a acuerdos con ellos. No podían mezclarse con otros.

Cuando Jesús vino, cambió esta mentalidad. se trataba de comprometerse. El mejor cristiano es el que sigue a Jesús involucrándose como hacia Él, comprometiéndose con los demás, con el objetivo de sanarlos y restaurarlos.


El "señorito" 

Algunos piensan que la madurez cristiana se trata más de cuánto se aprende que de lo que hace.


Imagen relacionadaLa noche anterior a la crucifixión, Jesús se reunió con sus discípulos para disfrutar de una última cena. Al acabar, Jesús cogió una palangana, una toalla y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. 

A menos que entendamos la cultura judía, nos perderemos la naturaleza escandalosa de lo que estaba sucediendo aquí. El lavado de pies era un trabajo sucio reservado para los esclavos más bajos. Jesús, en esencia, se hizo más humilde que la persona más baja de la sociedad.


Jesús no sacó una pizarra y resumió sus enseñanzas. Él no cuestionó a sus discípulos. Él no dijo nada. En cambio, se humilló a sí mismo. En este momento, vemos la síntesis del mensaje de Jesús. Cada sermón. Cada curación. Cada conversación. Todo se resume con esto ... lavar los pies a otros. Convertirse en un servidor.

Si quieres apuntarte al mundo a Jesús, deja de hablar sobre normas, teología, etc. Deja de decirle al mundo cuánto sabes. Ponte de rodillas y comienza a servir.

Hay un slogan publicitario que desafía a las personas a ponerse en acción que dice: "¡Levántate!". Sin embargo, el slogan de un cristiano es muy distinto: no se trata de levantarse. Se trata de abajarse, de humillarse, de servir a los demás.

Cuidado con las personas a las que les gusta hablar mucho pero que odian servir. Los cristianos espiritualmente maduros no son siempre los más elocuentes ni los más sabios. Los que más se parecen a Jesús son los que se ponen "manos a la obra" y colocan las necesidades de los demás por encima de las suyas.

Todo el mensaje cristiano se resume en esto: ama
 a Dios y ama a tu prójimo. 

El mensaje que Jesús vino a grabar en nuestros corazones de piedra fue "Ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con toda tu fuerza", y "regala el amor de Dios a cada persona que te encuentres".

martes, 27 de junio de 2017

PECAR POR OMISIÓN

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"El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado." 
(Santiago 4, 17)


"Cumplo los mandamientos, me confieso, voy a misa los domingos, comulgo, soy bueno..." 

No es suficiente...Peco por omisión.

El Papa Pío XII dijo: ”El pecado del siglo es la pérdida del sentido del pecado.” El pecado se produce, como sabemos, por pensamiento, palabra, obra u omisión. Peco por "ser" y por "no ser", por "decir" y por "no decir", por "hacer" y también por "no hacer".

Es verdad que el sufrimiento que existe en el mundo se genera por la maldad que en él impera, pero también por la apatía o la omisión de las personas de buena fe. El "mal" actúa mientras el "bien" lo permite. 

Pecar por omisión es 


Pecar por omisión es "no hacer bien el bien", es "saber lo que puedo hacer y no hago", es "quedarme de brazos cruzados", es "lavarme las manos"...

Es justificar mi indiferencia diciendo "no puedo hacer nada", " no tengo tiempo", "no tengo la culpa"...frases con las que "aplaco" mi conciencia ante aquello que pudiéndolo dar, no doy; ante aquello que pudiéndolo hacer, no hago; ante aquello que ser, no soy.

Imagen relacionadaEs ver la lágrima en el rostro de mi hermano y no secarla, por no querer involucrarme...

Es intuir el dolor en una relación rota y no aliviarlo, por no "meterme donde no me llaman"...

Es ver un mal cometido y no enmendarlo, porque fue otro quien lo hizo...

Es dejar de compartir los dones, talentos y bienes que Dios me regala con otros porque me los he ganado con mi esfuerzo, porque me los merezco... 

Es evitar la corrección fraterna, por no meterme en líos que no son míos... 

Resultado de imagen de pecar por omisionEs omitir una palabra de aliento a quien encuentro afligido, por temor o por vergüenza...

Es negarme a escuchar a mis hijos, a mi mujer o a quien necesita hablar y ser escuchado, por no tener tiempo... 

Es dejar de ofrecer una limosna, por no querer contribuir a la mendicidad....

Es eludir estrechar la mano a alguien, porque otros no piensen mal o por no sentirme juzgado...

Es desagraviar al que me hiere o me lastima, por el temor a que si callo y perdono creerá que soy débil... 

Resultado de imagen de pecar por omisionEs negar la sonrisa a todo el que me encuentro en mi camino, porque no tiene nada que ver conmigo... 

Es olvidar orar por quien nadie reza, porque tengo muchos por quien rezar...

Es rehusar dar la explicación que alguien espera y que nunca doy, por orgullo y vanidad...

Es eludir una visita a ese enfermo que está sólo y desamparado y que nunca voy a ver, por pereza...

Es excusarme cientos de veces y "buscar atajos", para justificarme y salirme con la mía...

Imagen relacionadaEs "lavarme las manos" como Pilato, porque "no va conmigo"... 

Es utilizar máscaras cada día, por el qué dirán o por ponerme "medallas"...

Es pensar egoístamente en mi propio bien, ignorando lo que siente y necesita mi prójimo...

Es convencerme de que con hacer "lo que toca", es decir, hacer algún bien o evitar algún mal, me he ganado el cielo, y ya soy bueno... 

Es negarme a alzar mi voz y testimoniar que Jesucristo ha resucitado...

Es olvidar que puedo cambiar el mundo desde mi entorno más cercano...

Y es que... No soy consciente de que estoy haciendo lo que no me cuesta..

No soy consciente que mi fe es una fe de "mínimos", de "cumplimiento", de "pasotismo", de "comodidad"...

No soy consciente de que no regalo amor al que lo necesita...

No soy consciente de que mi fe me mueve a la acción y a "dar la vida por los demás"...

No soy consciente de que debo trabajar y "moldearme" para ser semejante a Dios...

No soy consciente de que debo "ser" pero también "hacer"...

No soy consciente de que PECO POR OMISIÓN...



viernes, 16 de junio de 2017

"¡AY, PROGRES CRISTIANOS!"



¡Ay de aquellos que dictan leyes de iniquidad! 
¡Ay de los que publican decretos de opresión; 
que niegan la justicia a los débiles 
y quitan su derecho a los pobres de mi pueblo; 
que hacen de las viudas su presa y de los huérfanos su botín!
(Isaías 10, 1-2)


Hoy, ser “progre” es lo estándar, es lo normal, es lo que todos hacen. También en la Iglesia. 

Al "progre cristiano" no le importan ni la moral ni la doctrina ni el prójimo, sino el “sé tú mismo” y “siéntete bien”. Lo que se valora es el sentimiento, la experiencia individual, en lugar de un compromiso formal con una comunidad y con Dios. Se puede “creer sin pertenecer”, y eso, es tan fácil, que muchos sucumben a esa tentación."¡Ay, progres cristianos!"

Hoy, ser "radical" es lo raro, es lo peculiar, es lo que nadie hace. Tampoco en la Iglesia. 

Si ser progre es lo estándar, ser radical es lo especial, lo auténtico. En un mundo promiscuo, el casto es radical. En un mundo glotón, el que ayuna es radical. En un mundo relativista, el que tiene fe firme es radical. En un mundo materialista, el que cree en lo sobrenatural es radical. En un mundo egoísta, el que reza por otros es radical."¡Ay, progres cristianos!"

En general, "los progres cristianos" tratan de defender un modelo de Iglesia o de "espiritualidad" más acorde con los tiempos; más actual y menos "carca"; más fácil y menos onerosa; más cómoda y menos sacrificada; más amoldada al "yo" y menos al "nosotros":

Resultado de imagen de progres catolicos"Los progres cristianos" piensan que a las eucaristías les falta algo. Algo de "marcha", de "movida", de diversión. Lo importante no es lo que dice el Evangelio ni que Cristo se haga presente. Lo que importa es lo que cuenta el "progre sacerdote", que les cautiva con su actitud posmoderna. "¡Ay, progres cristianos!"

Resultado de imagen de gente progre"Los progres cristianos" están convencidos de que hay que ser políticamente correctos con los que atacan a la Iglesia para no ofender a nadie. Los "progres sacerdotes" no corrigen por temor a "perder" seguidores. "¡Ay, progres cristianos!"

Imagen relacionada"Los progres cristianos" opinan que los sacerdotes deberían poder casarse o, al menos, tener la opción de decidir. Consideran que tampoco deben vestir sotana sino de tal forma que se mimeticen con el resto de la "progresía". "¡Ay, progres cristianos!"

Resultado de imagen de gente progre"Los progres cristianos" deciden que la mujer debería poder ser también una "progre sacerdotisa". Tratan de rebatir la voluntad Dios, a quien tildan de "machista", de severo y castigador, aunque no lo digan explícitamente. "¡Ay, progres cristianos!"


"Los progres cristianos" piensan que la Iglesia debe entender y pedir perdón a los gays, a las lesbianas, a los musulmanes... En definitiva, se avergüenzan de ser Iglesia. "¡Ay, progres cristianos!"

"Los progres cristianos" dicen que la Iglesia es retrógrada y anticuada. Creen que deberían permitirse las uniones entre personas del mismo sexo,  que se puede llegar a Dios a través de espiritualidades orientales, como el yoga, el reiki, etc., que se puede vivir la fe en la intimidad. "¡Ay, progres cristianos!"

"Los progres cristianos" ansían una "fe a  la medida", que permita comulgar a los divorciados, que permita las uniones sin matrimonio. Incluso hasta el aborto, en determinados casos. "¡Ay, progres cristianos!".

"Los progres cristianos" hablan de "miembros y miembras", "feligreses y feligresas", de "astronautos y astronautas", utilizando un lenguaje ridíc
ulo y absurdo, en aras de una ansiada "igualdad", que denota su falta de conocimiento y cultura. "¡Ay, progres cristianos!".


Hay "progres cristianos".
¡Ay, progres cristianos!".

domingo, 15 de enero de 2017

PENDENCIEROS DE PARROQUIA

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Pendenciero es una persona que evidencia una propensión a las peleas y los enfrentamientos. Alguien que no está abierto al diálogo y al intercambio de opiniones. Significa literalmente "un boxeador verbal".

Un cristiano no puede ser una persona que reaccione con violencia física o verbal. No debe resolver los conflictos peleando ni debe ser propenso a la ira, “pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” (Santiago 1,20). La ira nace de nuestros corazones egoístas, pecaminosos y orgullosos (Proverbios 12,16). 

Los cristianos debemos ser pacificadores (Proverbios 15,1, 18) porque lo importante no es tener la razón, sino expresarla con palabras suaves, con una respuesta amable. Cuando se tiene la razón no hay por qué gritar, no hay por qué ofender, no hay por qué alzar la voz, no hay por qué usar reproches o palabras altisonantes.

Al pendenciero, todo le enfada, todo le molesta, se enoja rápida y exageradamente por cosas insignificantes (Proverbios 29,11), salta a la mínima y se cree en posesión de la verdad siempre. 

Pero el pueblo de Dios debe reaccionar a las situaciones con calma y con delicadeza (2 Timoteo 2,24-25). 

El apóstol Pablo nos dice que un cristiano debe ser irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso (1 Timoteo 3,2-3).

En lugar de ser agresivo o iracundo, debe ser amable, considerado, cordial, tolerante y clemente, que perdona fácilmente los fracasos y errores. No debe ser exigente, quisquilloso o susceptible (Pro. 19,11, 12,16).

Sin embargo, los pendencieros son muy comunes en muchas parroquias. Nadie les puede decir nada, nadie los puede confrontar, nadie los puede tocar porque se ofenden rápidamente, causan estragos y crean disensión. 

Existen diez características que nos pueden ayudar a reconocer a un pendenciero antes de que haga demasiado daño:

1. No se reconoce a sí mismo como pendenciero. Por el contrario, se ve a sí mismo como héroe necesario, enviado para salvar a la iglesia.

2. Se molesta por casi todo y trata de convencer a las personas para que sean sus aliados en su causa. Por lo general, ansía tener un "enemigo" en la parroquia, porque no es feliz si no está luchando, si no acomete una batalla.

3. Tiene una agenda personal egoísta. Determina lo que "su" iglesia debe ser y asimilar. Cualquier persona, servicio o método que es contrario a cómo percibe su iglesia ideal, es blanco de sus ataques.

4. Trata de formar alianzas de poder con los miembros débiles de la iglesia.  Los miembros de la parroquia más débiles sucumben a sus fuerte personalidad. Suele maniobrar para conseguir una posición de liderazgo dentro de la parroquia.

Resultado de imagen de propensos a las peleas5. Posee personalidad intensa y emocional. Utiliza la intensidad de su personalidad para salirse con la suya.

6. Impone "lo que debe hacer o decir la gente." Recoge fragmentos de información y da forma a sus propias conclusiones. 

7. Encuentra sus mayores oportunidades en las parroquias con muchas expectativas y actividades. Trata de obtener sus propias necesidades y preferencias. 

8. Intimida a los miembros de la iglesia, hasta el punto de que la gente prefiere tenerlo como amigo en lugar de como enemigo. Casi nadie se atreve a enfrentarse a él. Reprueba a obispos, a sacerdotes y a cualquier miembro de la parroquia que no "comulgue" con sus ideas. 

9. Un pendenciero siempre tiene una siguiente misiónCrea caos y causa estragos. Puede tomarse un breve descanso en su labor de intimidación pero siempre mantiene un comportamiento manipulador.

10. A menudo se mueve a otras parroquias después de haber hecho su daño. Ya sea porque se ve obligado o simplemente porque se aburre, se traslada a otras iglesias con la misma misión de la intimidación. 







viernes, 8 de julio de 2016

AY DE VOSOTROS, FALSOS PROFETAS


“Haced, pues, y observad todo lo que os digan;
pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres. 

Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, 
que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! 
Vosotros ciertamente no entráis; 
y a los que están entrando no les dejáis entrar.

Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, 
que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, 
y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros! 

¡Guías ciegos, que...sois semejantes a sepulcros blanqueados, 
que por fuera parecen bonitos, 
pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! 

Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas 
y apedrea a los que le son enviados! 

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, 
como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, 
y no habéis querido! 

Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. 
Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: 
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
(Mateo 23, 1-39)


Hoy comparto un fragmento del capítulo 23 del evangelio de Mateo, cuya lectura, recomiendo hacerla completa. Es el evangelio de los  lamentos, de los "ay" de Jesús.

El apóstol nos advierte de los falsos profetas, de los hipócritas vendimiadores, que ofrecen vino y venden vinagre. Predicadores posmodernos. Árboles con buena altura que no dan fruto. Sepulcros blanqueados por fuera y negros por dentro. 

Falsos profetas con máscaras de "cristianos" que dicen venir en nombre de Dios, pero que en todo lo que hacen no hay amor, no hay misericordia…no hay Dios (1 Corintios 13).

Falsos profetas con caretas de "cristianos", con apariencia de santidad y comunión con Dios, pero que realmente no le experimentan, no le viven. 

Falsos profetas con máscaras de "cristianos" pero con egos ensalzados que “dicen, pero no hacen”, de reconocida autoridad y capacidad pero que no observan lo que enseñan. 

Falsos profetas con disfraces de "cristianos", muertos espiritualmente a causa de sus pecados, con imagen de devoción, piedad y santidad, pero niegan el poder divino que puede transformarles en hombres nuevos, unidos a Cristo.

"No imitéis su conducta" porque todas sus obras son para alardear ante los hombres, anhelan el primer puesto en lugares destacados, que la gente les llame 'doctor', usan a la comunidad como medio de auto-promoción, para parecer más importantes ante los demás.

Están sólo interesados en tener “aforos completos” aparentando que su ”trabajo” está progresando y para vivir de ello. No buscan a Jesús por amor, sino por el “pan” que El les puede dar. ¡A los escribas les gustaba entrar en las casas de las viudas y hacer largas peticiones a cambio de dinero! 
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"Todo lo hacen para que la gente los vea": tele-predicadores posmodernos, contaminados por la soberbia que gusta de los lugares de privilegio, de la fama, de la rendición de pleitesía, se oponen a Dios, pues siempre buscan su propio beneficio.

"Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado, lo hacen dos veces más merecedor del infierno": buscan adeptos, no para Jesús, no para guiarlos hacia Dios y su salvación, sino para su propio interés, primero, para ellos y después, con el ánimo de que trasmitan su misma naturaleza hipócrita, vil y despreciable. 

"Guías ciegos", dirigen a la gente sin entender realmente lo que quiere decir seguir a Dios y cuando son confrontados con lo que Dios mismo dice, se dan la vuelta, porque no quieren oírlo. 

Quieren jugar un papel importante dentro de la fe, pero sólo en sus términos, con sus normas, sólo de una manera que ellos pueden controlar.

"Dan el diezmo pero descuidan los asuntos más importantes de la ley", que son el amor, la justicia y la misericordia que identifica a los discípulos verdaderos de Jesús. 

"¡Matan a los profetas y apedrean a los que le son enviados!, emitiendo juicios y dictando sentencia contra su prójimo, despreciándolo, considerándolo inferior a ellos, o sencillamente, relegándolo.

Ay de vosotros, falsos profetas, escribas y fariseos del siglo XXI, pues a Dios nadie le puede engañar. Dios ve a través de todas las máscaras, ve nuestro corazón y según sembremos así cosecharemos (Gálatas 6: 7-8).

No juzgo ni condeno (Lucas 6, 37), sin embargo, creo firmemente que el Señor en su infinita sabiduría, nos da respuestas y avisos. Y nos advierte sobre algunas personas, que no se están haciendo las cosas como Él quiere, nos llama para dar un cambio de actitud, una renovación de métodos y una variación de ciertas actividades.

Dios nos llama a quitarnos toda carga que nos aleje de Él y nos lleve al fracaso espiritual. Él es quien moldea, quien siembra y quien recoge. Nosotros, tan sólo debemos estar atentos a lo que Él nos dice.