"Si uno viene a mí y no deja a su padre y a su madre,
a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas,
y aun su propia vida,
no puede ser discípulo mío.
El que no carga con su cruz y me sigue,
no puede ser mi discípulo."
(Lucas 14, 26-27)
¡Qué fuertes resuenan las palabras de Cristo en el Evangelio de Lucas! ¡Qué duro es tener que dejar todo por Él, a nuestros padres, hermanos, mujer o hijos! ¡Parece una locura, un escándalo!
Sin embargo, lo que la Palabra de Dios quiere hacernos entender es que no es posible ser discípulo de Cristo si queremos caminar con nuestras mochilas, con nuestras intereses, comodidades o preocupaciones.
Nos asegura que no es posible seguirlo a "nuestra manera", a "nuestro antojo", a nuestra conveniencia o a nuestro gusto.
Nos dice que no es posible ser cristiano sin dejar de lado los apegos, esclavitudes y dependencias.
Nos muestra el camino y nos señala la dirección pero no nos obliga a tomarlo.
Entonces ¿qué significa cargar nuestra cruz?
Mientras el mundo nos señala la libertad, la prosperidad, el éxito y la realización personal como el modo de vivir una vida feliz, Jesús nos dice todo lo contrario: la dependencia, la humillación, el abandono y la confianza conducen a la vida plena. La cruz es indispensable para seguirlo y llegar al cielo.
Nos asegura que no es posible seguirlo a "nuestra manera", a "nuestro antojo", a nuestra conveniencia o a nuestro gusto.
Nos dice que no es posible ser cristiano sin dejar de lado los apegos, esclavitudes y dependencias.
Nos muestra el camino y nos señala la dirección pero no nos obliga a tomarlo.
Entonces ¿qué significa cargar nuestra cruz?
Mientras el mundo nos señala la libertad, la prosperidad, el éxito y la realización personal como el modo de vivir una vida feliz, Jesús nos dice todo lo contrario: la dependencia, la humillación, el abandono y la confianza conducen a la vida plena. La cruz es indispensable para seguirlo y llegar al cielo.
Cualquier versión desvirtuada de vida cristiana que podamos imaginar distinta a la de abrazar la cruz no pasa de ser un cristianismo light, una fe descafeinada, un discipulado "fake".
Como tampoco vale cargarla "de mala manera" o "por cumplir".
Debemos abrazarla, es decir, desearla, amarla. ¡qué fuerte!...¿no? ¡...de locos"! ¿verdad? ¡Un mensaje escandaloso!
Pudiera se que nos planteáramos servir a Dios desde una perspectiva cómoda, sencilla y libre de riesgos.
Pudiera ser que quisiéramos dar una imagen pública "políticamente correcta" al mundo, pretendiendo no "descolocar" u ofender a nadie y, así, pasar de puntillas por nuestro cristianismo.
Sin embargo, el apóstol Pablo deja muy claro que seguir a Cristo implica compromiso, incomodidad y sacrificio. Implica escándalo y locura. Valentía y decisión. Tenemos que "mojarnos". No valen los atajos ni los caminos fáciles.
Como tampoco vale cargarla "de mala manera" o "por cumplir".
Debemos abrazarla, es decir, desearla, amarla. ¡qué fuerte!...¿no? ¡...de locos"! ¿verdad? ¡Un mensaje escandaloso!
Pudiera se que nos planteáramos servir a Dios desde una perspectiva cómoda, sencilla y libre de riesgos.
Pudiera ser que quisiéramos dar una imagen pública "políticamente correcta" al mundo, pretendiendo no "descolocar" u ofender a nadie y, así, pasar de puntillas por nuestro cristianismo.
Sin embargo, el apóstol Pablo deja muy claro que seguir a Cristo implica compromiso, incomodidad y sacrificio. Implica escándalo y locura. Valentía y decisión. Tenemos que "mojarnos". No valen los atajos ni los caminos fáciles.
Pablo escribe a la iglesia de Corinto: "El mundo con su propia sabiduría no reconoció a Dios en la sabiduría manifestada por Dios en sus obras. Por eso Dios ha preferido salvar a los creyentes por medio de una doctrina que parece una locura. Porque los judíos piden milagros, y los griegos buscan la sabiduría; pero nosotros anunciamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero poder y sabiduría de Dios para los llamados, judíos o griegos. Pues la locura de Dios es más sabia que los hombres; y la debilidad de Dios, más fuerte que los hombres." (1 Corintios 1, 21-25).
Si el mensaje de la cruz supone un escándalo y una locura para el mundo, el estilo de vida basado en la cruz también será considerado una locura y un escándalo para el mundo.
Pablo dice Dios le envió a predicar el evangelio "sin alardes literarios, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo" (1 Corintios 1,17), para que no suceda lo que le ocurrió en el areópago de Atenas, durante su segundo viaje apostólico, donde trató de "suavizar" el mensaje de Cristo, fracasando estrepitosamente.
Quizás algunos tratan de seguir a Cristo a través de un denodado activismo social con el que dirigir sus conciencias hacia un pensamiento que les convierta en buenas personas, en verdaderos discípulos de Cristo.
Si bien estar activo en obras sociales o caritativas tienen su importancia, la manera más efectiva que Dios nos ha dado para cambiar el mundo es cambiar los corazones con un mensaje claro y contundente del Evangelio.
Un mensaje que nos confronta y que nos interpela en nuestras propias vidas, en nuestros entornos.
Si bien estar activo en obras sociales o caritativas tienen su importancia, la manera más efectiva que Dios nos ha dado para cambiar el mundo es cambiar los corazones con un mensaje claro y contundente del Evangelio.
Un mensaje que nos confronta y que nos interpela en nuestras propias vidas, en nuestros entornos.
Las conversaciones de paz, los programas políticos o diplomáticos y las estrategias sociales o económicas no son las fuerzas de cambio que más necesita el mundo. Lo que el mundo necesita es el Evangelio presentado de forma clara y sin doblez por apóstoles valientes y seguros de Dios (2 Corintios 5, 16-21).
El estilo de vida de la cruz no es un camino en el que buscamos la realización personal, complaciéndonos a nosotros mismos, sino que es una forma de vida en la que confiamos en que la alegría y la paz nos llegarán a través de la completa obediencia a Dios, según sus designios, como hace un hijo con su padre.
Al entregar nuestra vida al propósito de Dios, los cristianos sabemos que Su plan es llevar a otras almas junto a Él, aunque a veces, nos lleve por situaciones de riesgo o incomodidad, en las que debemos confiar ciega e implícitamente en Él, aún sin comprender.
Solo cargando la cruz, podemos encontrar la gracia de una vida victoriosa y alcanzar nuestro destino final: el cielo.
¡Señor, si Tú me dices ven...lo dejo todo!