"Vi otra bestia que salía de la tierra...
y hace que la tierra y todos sus habitantes adoren a la primera bestia...
Y realiza grandes signos...
Y engaña a los habitantes de la tierra ...
Se le concedió infundir espíritu a la imagen de la bestia,
de modo que la imagen de la bestia pudiera hablar e hiciera morir
a cuantos no adorasen la imagen de la bestia.
Y hace que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos,
se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente,
de modo que nadie pueda comprar ni vender
si no tiene la marca o el nombre de la bestia.
Aquí se requiere sabiduría.
El que tenga inteligencia,
cuente la cifra de la bestia, pues es cifra humana.
Y su cifra es seiscientos sesenta y seis."
(Apocalipsis 13, 11-18)
Comenzamos una serie de reflexiones de algunos destacados miembros del Magisterio de la Iglesia Católica sobre el misterio de la iniquidad, que desarrollaremos en tres artículos por su extensión. Hoy hablaremos de la Gran Tribulación, la Iglesia profunda y el misterio de Judas.
No cabe duda, hoy más que nunca, de que seguimos inmersos en la eterna lucha espiritual entre la Luz y la Oscuridad, entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás, relatada desde el inicio de la creación en Génesis 3, 15-16: la hostilidad entre la serpiente y la Mujer.
Dice la Sagrada Escritura que el Anticristo surgirá durante la Gran Tribulación. Será un período breve (Mateo 24, 21-22), que comenzará con una proclamación de "Paz y Seguridad" profetizada en Daniel 6, 26 y en 1 Tesalonicenses 5, 3 "y entonces, de improviso, sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta", en clara alusión a "la Mujer vestida del sol que grita con dolores de parto y con el tormento de dar a luz" de Apocalipsis 12, 1-2.
A continuación, simbólicamente, sucederán grandes desastres naturales (terremotos, plagas, hambruna, maremotos, etc.), fenómenos espantosos y signos portentosos en el cielo (simbolizados por los cuatro jinetes de Apocalipsis 6, que darán paso a la destrucción de "Babilonia la Grande" (tipificada por Israel en los libros de Oseas, Jeremías, Ezequiel como "la esposa infiel", y profetizada por Daniel al rey Nabuconodosor de Babilonia), apoyada en principio por el "Dragón de color escarlata y sus diez cuernos", y posteriormente, derribada por el Anticristo (Apocalipsis 17 y 18).
La Iglesia de Cristo
La Iglesia, nacida del Espíritu en Pentecostés (como Jesús en el Jordán y María en la Anunciación), concibió el cuerpo místico de Jesús. Apenas nacida, fue perseguida (como Jesús y María por Herodes), por el poder temporal del Imperio romano durante tres siglos consecutivos.
Después, comenzó para la Iglesia un tiempo prolongado de relativa calma durante doce siglos (como para Jesús y la Virgen en Nazaret), en el que las naciones paganas se convertían a Cristo, en el que aumentaba el número de confesores, vírgenes, misioneros, Santos Padres y doctores... y el mundo se hizo católico.
La Iglesia, durante su predicación del Evangelio, vio su doctrina impugnada y su ser odiado (como Jesús fue increpado y odiado por los escribas y fariseos), y así, surgió un "nuevo Sanedrín", la Reforma Protestante, con la que varias naciones católicas abandonaron y repudiaron al Cuerpo místico de Cristo.
Se reincició así la hostilidad entre la descendencia de la Mujer y la serpiente, y comenzó, a modo de "misterios dolorosos", la Pasión de la Iglesia, asociada a la de Cristo:
-1º misterio: la agonía, juicio y condena a muerte de la Iglesia por la Revolución Francesa.
-2º misterio: la flagelación y azote por la Revolución Comunista.
-3º misterio: la coronación de espinas y sorteo de sus ropas, tras el Concilio Vaticano II.
-4º misterio: la Iglesia carga con la Cruz de la apostasía, camino del Calvario.
-5º misterio: la crucifixión y muerte por el Nuevo Orden Mundial.
La Iglesia Profunda
El Cardenal Carlo María Viganó, arzobispo de Ulpiana y ex nuncio apostólico denuncia las ocultas conexiones existentes entre el Nuevo Orden Mundial, la infiltración masónica y la "Iglesia profunda" que señalan el cumplimiento de las revelaciones de San Juan sobre el fin de los tiempos: "El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella caída del cielo a la tierra. Y le fue dada la llave del pozo del abismo, y abrió el pozo del abismo; y subió humo del pozo como el humo de un gran horno, y se oscurecieron el sol y el aire por el humo del pozo. Del humo salieron langostas hacia la tierra, y les fue dado poder como el poder que tienen los escorpiones de la tierra" (Apocalipsis 9, 13).
Esas conexiones, sutilmente escondidas durante casi medio siglo mientras se gestaba la nueva criatura, el Nuevo Orden Mundial, se ponen de evidencia en la evolucion del poder politico-economica global (ONU, UE, globalización, mercado único, etc.), y el papel que ha asumido parte de la Iglesia Católica tras la celebración del Concilio Vaticano II.
La "Iglesia Profunda" o anti-Iglesia a la que se refiere el cardenal, está formada por una parte aparentemente mayoritaria pero extremadamente poderosa de "infiltrados", cuyo objetivo es la manifestación del misterio de iniquidad (Nuevo Orden Mundial) asumiendo los postulados de la Revolución Francesa (el fin de las monarquías católicas, la declaración de guerra a la Iglesia y la destrucción de la sociedad cristiana), que San Pablo narra en 2 Tesalonicenses 2, 3-10 como la manifestación de la Gran Apostasía, profetizada para el fin de los tiempos, y contra quien la Providencia divina colocó a la Iglesia de Cristo, y en particular al Sumo Pontífice, como kathèkon, es decir, como opositor al Imperio de Satanás.
Sin embargo, la Sagrada Escritura nos advierte que ese divino obstáculo que "retiene" al misterio de la iniquidad, el kathèkon de la Iglesia, "aquel que se mantenía firme y conservaba las tradiciones", será "quitado de en medio", ya no existirá ("apenas se quite de en medio el que por el momento lo retiene") cuando venga el Anticristo ("cuando veáis la abominación de la desolación").
La crisis de la Iglesia manifiesta claramente la infiltración del misterio de la iniquidad en ella con la llegada de "langostas con poder de escorpiones": obispos y sacerdotes cometiendo delitos espantosos; ritos en nuestras iglesias que nada tienen que ver con la liturgia católica; Procesiones de ídolos, como la pachamama, en la basílica de San Pedro; opiniones eclesiales que abogan por un cambio de doctrina; negación de la Sagrada Escritura y la Tradición del Magisterio; defensa de ideologías políticas o derechos sociales del "Imperio".
Todo ello, no hace sino confundir y estremecer a los fieles a Cristo, facilitar y animar la acción del enemigo, y desarmar a la oposición y la disidencia de los cristianos fieles.
El misterio de Judas
El Cardenal Robert Sarah, en su último libro Se hace tarde y anochece, redefine esta manifestación del misterio de la iniquidad, esta cohabitación del bien y del mal, esta convivencia de santos e impíos dentro de la Iglesia (cumpliendo la parábola del trigo y la cizaña) como el misterio de la traición, el misterio de Judas.
La anti-iglesia ha traicionando al Señor, mostrando a los "Judas", a los "anti-apóstoles" como modelos ejemplares de “anti-santos” y “anti-mártires”, y así, sentirse legitimada en sus herejías, en sus inmoralidades y en sus vicios.
La anti-iglesia ha provoca el abandono de lo trascendental; ha animado al activismo político y social; ha buscado la amistad y el acomodo con el mundo; ha sugerido cambios en la doctrina católica; ha vaciado la moral de su significado; ha relativizado el sentido del celibato; ha apelado a derechos sobre conductas homosexuales, sociales o ideológicas...
El vicio, las desviaciones y las pasiones desordenadas...no sólo son toleradas o practicadas con impunidad por la anti-iglesia, sino incluso, fomentadas y elogiadas.
Continuará...
Fuentes:
-Cómo la revolución del Vaticano II, sirve al Nuevo Orden Mundial (Arzobispo Carlo Maria Viganò, Conferencia sobre Identidad Católica, 23-25 de octubre de 2020).
-Se hace tarde y anochece (Cardenal Robert Sarah, Editorial Palabra, 2019).
-Discurso radiofónico (Arzobispo Fulton Sheen, 26 de enero de 1947).