¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

sábado, 27 de agosto de 2016

CONFESIONES DE UN ALEJADO



De acuerdo, no soy cristiano, al menos, no comprometido (no me gusta eso de "practicante") o lo que vosotros llamáis "alejado", pero he tomado la decisión de ir a misa este domingo. 

No esperéis mucho de mí. Si pasa algo (cosa que dudo) es posible que medite sobre ello. Algo me dice que tengo que ir, pero no estoy seguro de por qué. Pero antes, quiero deciros un par de cosas sobre mí:

Resultado de imagen de cristianos no practicantes en misa1. Seguramente no voy a entender el lenguaje religioso o algunas frases que voy a escuchar, como "morir en la carne y vivir en el Espíritu", "Dios está en mí", "Tomad y comed, este es mi cuerpo", "vivir una vida plena", etc. 

Resultado de imagen de cristianos no practicantes en misaSi la misa transcurre sobre una conversación llena de términos teológicos o de elevación religiosa, probablemente no entienda la mitad de las palabras ... y tal vez pensaré que el cura está un poco loco o que esto no es para mí.

Seguramente no sea capaz de seguir el ritual, las oraciones, o cuándo hay que levantarse o arrodillarse. 

Probablemente, esto último no lo haré. Ni tampoco cantaré ni rezaré ni comulgaré. Y os pido que no me miréis como a un "bicho raro".

2. Cuando me preguntéis cómo estoy, que sepáis que no confío en vosotros. Probablemente mentiré, y diré que estoy bien y que la misa me ha gustado. No es que yo no quiera deciros la verdad, es que tengo algunas heridas y no quiero confiároslas, aún. ¿Qué tal si me contáis primero vuestra historia? Si me gustáis y tengo la impresión de que no estáis intentando convencerme de nada, os contaré la mía.

3. Tengo un lenguaje bastante duro, incluso amargo y rudo acerca de algunas de "vuestras cosas". Si tengo la sensación de que me habláis desde una mentalidad de superioridad, no os escucharé. Si percibo que estáis esperando vuestro turno para hablar "de lo vuestro", en lugar de escucharme e interesaros de verdad por mí, no me va a interesar. No esperéis que sea como vosotros. Al menos, no todavía.

4. No os molestéis en hacer un gran esfuerzo por presentarme a toda la gente de la parroquia. Quizás, un par de personas, a lo sumo, pero por favor, no me hagáis un comité de bienvenida. Estoy aquí como observador. Necesito un poco de espacio y algo de tiempo. Aún no soy "uno de los vuestros".

5. No busco que mostréis un excesivo interés en mí. No quiero sentirme como parte de vuestro proyecto de salvación personal o ser "uno de los que tenéis que convertir". Si Jesús es quien dice que es, entonces estaré deseoso de verlo reflejado en cada uno de vosotros. Así es como funciona, ¿no?
Resultado de imagen de cristianos no practicantes
6. Voy a tener muchas preguntas, pero necesito que me digáis la verdad, no vuestras preferencias o vuestros argumentos o lo que piensa personalmente el cura.  

Lo cierto es que fui educado en un colegio de curas y mi experiencia es algo negativa. No me gustan los curas. Por favor, sólo me interesa lo que pueda ser de utilidad para mí.

7. Necesito sentirme como en casa. Sentirme bienvenido, acogido y escuchado, pero creo que al final, será "más de lo mismo" ¿Existe un límite de tiempo o algo en mi visita antes de que me vaya a sentir incómodo? Es decir, yo he estado en otras parroquias, y siempre he sentido que aquello no era para mí, que intentaban "lavarme el cerebro". ¿Cuánto tiempo se necesita en vuestra parroquia para que me sienta así?

Perdonar mi falta de tacto. Sé que sabréis comprender mi actitud.

Gracias.

Os veo este domingo en misa.





viernes, 26 de agosto de 2016

DIFICULTADES EN EL SERVICIO LAICO

Resultado de imagen de servicio laico
Estamos de acuerdo, como hemos dicho muchas veces, que nuestra Iglesia necesita una profunda renovación. 

El Espíritu Santo sopla en ese sentido y crea olas espirituales que debemos "surfear" y los laicos tenemos una función importante en ello.

No se trata de sustituir a los sacerdotes, ni cambiar el mensaje del evangelio ni amoldarlo a los nuevos tiempos. Se trata de trabajar junto a los sacerdotes, de ser iglesia, de ser estratégicos, de recuperar la identidad de la iglesia, tal y como Jesús la fundó. 

Y eso no va a ser nada fácil.

Será lo más difícil que hayamos hecho nunca

No, en serio, es muy, muy, muy duro! Si pensamos que esto va a ser algo divertido y agradable, estamos muy equivocados. Jesús nos lo advirtió.

La fidelidad y el amor a Cristo no siempre será suficiente; por supuesto, son los requisitos para comenzar, son cruciales y más importantes que cualquier cosa, pero debemos ser capaces de liderar y discipular a la gente. 

Es lo que nos toca hacer; con la ayuda y guía de Dios, por supuesto.

La gente intentará no comprometerse

La gente se comportará de una manera en la parroquia, y de otra, fuera. 

Otros evitarán involucrarse demasiado porque ello requiere tiempo y esfuerzo. Y en esta sociedad actual, son dos bienes escasos.

Nos tocará ser muy perseverantes y diligentes, y aún así, algunas veces no conseguiremos ver fruto. 

Paciencia, no depende de nosotros!!!

Tendremos que luchar contra el pesimismo y la decepción

Tendremos dudas, pesimismo con respecto a las personas de nuestra parroquia e incluso nos "quemaremos". Algunas personas dejarán de asistir a la parroquia, y esto producirá daños, heridas y decepciones.

No importa cuán eficientes o denodados seamos, algunas personas se irán. Es inevitable. Y seguramente pensemos que es algo personal. Pero es el libre albedrío. Dios nos hizo así.

Tendremos que evitar compararnos a otras iglesias

En el juego de las comparaciones, siempre se pierde. Si nos comparamos con una iglesia más pequeña, nos sentiremos orgullosos. Si nos comparamos con una iglesia más grande, sentiremos envidia. Nunca llueve a gusto de todos.

Sufriremos peores ataques desde el interior que desde el exterior

Siempre debemos estar vigilantes y esperar algún ataque del enemigo desde fuera de la iglesia. Éstos, los vemos en seguida. Pero los ataques del enemigo desde dentro, como la traición de Judas a Jesús, son los que más daño hacen y los que menos esperamos.

La Biblia nos advierte que somos enviados en medio de lobos. Debemos estar alerta!

El crecimiento siempre se mirará con ojos cuantitativos 

Una de las mayores tentaciones será medir el crecimiento de la parroquia en base a la gente que asista a las misas. Nos gustaría que esto no fuera cierto, pero lo es. 
Resultado de imagen de iglesias vacias
Si la parroquia crece, la gente nos felicitará. Si se contrae, nos culparán. Nos guste o no, así es como la gente piensa. 

Nuestro foco debe estar puesto en la calidad de nuestra parroquia no en la cantidad. Dios quiere la excelencia!

Nunca seremos lo suficientemente buenos

No importa lo que hagamos, habrá gente a la que no le gustaremos. Nunca seremos lo suficientemente buenos para satisfacer todos los gustos. También, sentiremos que hacemos algo mal o inadecuado. 

Debemos dejarlo todo en manos del Señor. Él es el que obra, es nuestro salvador y a quien todo el mundo necesita; nosotros sólo servimos.

Nuestras familias se verán afectadas

Nos guste o no, nuestra dedicación y servicio impactará profundamente en nuestras familias. Por el tiempo que dediquemos, por lo ocupados que estemos, nuestras familias lo notarán.

Nos considerarán menos cualificados porque no somos sacerdotes

La cultura clerical persistente en casi todas las parroquias hacen que la gente sólo siga al sacerdote, por lo que los laicos nunca serán suficientes para la gente.

Nuestra labor es intentar hacer las cosas a las que el sacerdote no puede llegar. Nunca sustituirle.

El dinero siempre será un problema

Tendremos que luchar financieramente, sobre todo al principio. Tenemos que estar preparados para lo que se avecina. 
Los recursos para el servicio nunca son suficientes y la iglesia, en contra del parecer común, no es rica. a lo que se une que en nuestro país tampoco hay cultura de aportar a la iglesia.

Cuando el sacerdote se vaya, muchos se irán con él

Ya sea que elija salir, o le re-ubiquen, perderemos a mucha gente; muchas personas siguen a los sacerdotes en lugar de seguir a Cristo. Es una realidad.

Nuestra tarea es servir a Dios y al prójimo, esté quien esté.

Estamos en guerra espiritual y el enemigo va a atacar 

Satanás siempre está al acecho, y atacará donde más daño hace. Intentará crear desánimo, división, duda, etc. 

No es una guerra humana sino espiritual, por eso debemos estar preparados con la armadura de la fe.

Nos desanimaremos y pensaremos en arrojar la toalla

"Son los lunes tras el domingo". La mayoría de gente tiene una actitud el domingo en misa y el lunes ya la ha olvidado.

Es por ello que es de suma importancia la voluntad. Cuando ésta se tuerce, el pecado entra.

Pero todo valdrá la pena!

No hay nada más grande que la recompensa de una vida plena en Cristo. Vamos a sufrir. No va a ser fácil, pero valdrá la pena. Aceptar el llamado de Dios al servicio es una de las mayores bendiciones y privilegios que Dios nos regala.

Tendremos asientos en primera fila para ver vidas cambiadas, matrimonios sanados, hijos pródigos que regresan. Muchas personas cambiarán por nuestra fidelidad y perseverancia.

Y si no vemos todo eso, tenemos al más grande con nosotros, tenemos a Dios, siempre.

jueves, 25 de agosto de 2016

¿QUÉ LE DIRÍA JESÚS A UN HOMOSEXUAL?

"No te acostarás con un hombre 
como se hace con una mujer; 
es una acción infame" 
Levítico 18,22

Hay mucha controversia en las noticias y en la sociedad sobre el matrimonio homosexual, la ideología de género y los gays. Todo el mundo tiene una opinión sobre lo que está bien y qué está mal.  Si uno no está de acuerdo con las prácticas y comportamientos homosexuales, es un homófobo e intolerante. Y si lo está, contradice la voluntad de Dios.

Pondré un ejemplo que creo que aclara bastante la situación: Yo, como "esclavo fumador", ¿Tengo derecho a exigir a otros que acepten y toleren mi vicio nicotínico? ¿Tienen que transigir con mi conducta, con mi humo, con mi mal olor? ¿Deben aprobar mi hábito aún a pesar de que va en contra de mi salud o de la suya? ¿Tengo derecho a hacer apología de mi vicio? O más bien, ¿me aceptarán como amigo, me querrán por mi mismo a pesar de mi mal hábito? Sinceramente creo que no se trata de una cuestión personal sino de conducta.

Pero ¿Qué diría Jesús? ¿Cómo hablaría Jesús con un hombre gay o con una lesbiana? 

Observando la Biblia, podemos tenerlo bastante claro (Levítico 18,22), pero eso no quiere decir que Dios odie a los homosexuales:

"Te quiero"

Nunca dudes de que Jesús te ama más de lo que puedas imaginarte, a pesar de lo que seas, a pesar de tu conducta. Jesús nos ama tal y como somos. El amor de Jesús no tiene requisitos previos, es incondicional. Incluso si le odias o te comportas en contra de su Ley, Jesús te ama y quiere lo mejor para ti. El amor es la esencia del mensaje de Jesús. El amor de Jesús es puro, no tiene que ver con el sexo. (Juan 3,16; 1 Juan 4, 8-10; Romanos 5, 8; Salmo 86,15).

"Entiendo tu discriminación"

Jesús sabe muy bien cómo se siente un marginado social. Los líderes religiosos de su tiempo podrían haber sido sus mejores amigos, sin embargo, le odiaban hasta el punto de matarlo.

Pero, además en los momentos de mayor necesidad, sus amigos más cercanos lo abandonaron.

De la misma forma, un homosexual se siente rechazado por la sociedad y por la iglesia en este momento, pero Jesús le entiende. Su corazón siempre se encoje por los rechazados y marginados. Jesús quiere abrazarte y hacerte saber que Él te ama. 

"Yo también fui tentado"

Jesús fue tentado en todos los sentidos. Él no sintió vergüenza o rechazo debido a sus tentaciones y sus sentimientos. Se enfrentó a ellos cuando estuvo en la tierra. Nunca se casó, y se enfrentó a la tentación diaria en todas las formas imaginables. Jesús realmente era perfecto y aún así se enfrentó a la tentación. Luchó contra el deseo de huir del plan de Su Padre.

"Quiero algo más para ti"

Dios creó el matrimonio y el sexo para su disfrute. El sexo fue creado para el hombre y la mujer dentro del matrimonio, y ha sido así desde el principio. Todo lo demás, nos contamina. Puedes pensar que Jesús está tratando de quitarte la única cosa con la que disfrutas o que quiere fastidiarte, pero no es así. Él ha definido claramente el matrimonio y el sexo en la Biblia, porque quiere lo que es mejor para ti.

No te dejes arrastrar por argumentos políticos, Jesús quiere que confíes en él. Él quiere lo mejor para ti. Antes de decidir que lo que crees que es correcto, confía en Él (Mateo 19, 4-6; Efesios 3,17-21; 1 Timoteo 2, 4).

"Yo estoy contigo siempre"

Puedes estar en desacuerdo con los pensamientos de Jesús sobre el sexo y el matrimonio, pero aún así, Él no se apartará de ti. Puedes disfrutar de la vida que vives en este momento, incluso si no estás de acuerdo con sus directrices, Jesús entiende tu duda. Él no nos abandona. Durante mucho tiempo, las personas han estado en desacuerdo con él, le han gritado e insultado, pero él espera pacientemente. Jesús es paciente con nosotros porque Él quiere que le conozcamos. Jesús quiere que vivas la vida que Él ha planeado para ti. Cuando hayas terminado de hacer las cosas a tu manera, él estará ahí. Vuelve a él y pídele ayuda, y Él estará allí antes de que parpadees.
No hay alegría permanente fuera de Jesús. Jesús quiere lo mejor para ti, y Él quiere que experimentes una vida plena. Jesús no quiere discutir contigo para convencerte ni te obliga a hacer algo que no quieras hacer. Jesús quiere que sepas que su amistad es mejor que cualquier otra cosa. Hasta llegar a ese punto, él estará aquí pacientemente, esperándote (Romanos 2, 4; 2 Pedro 3,9; 1 Pedro 5, 7; Oseas 14).

El debate finaliza cuando entendemos que es el quebrantamiento de nuestra voluntad la que nos lleva al pecado. Jesús no condena a las personas sino sus conductas. De igual forma, Cristo no condena a los fumadores, sino el hecho de fumar; ni a los que tienen problemas con el alcohol o las drogas, sino el hecho de consumirlos. 

Es nuestra decisión, nuestra voluntad la que nos acercará o nos alejará a Jesús. Él, a pesar de nuestros comportamientos, nos ama. Y nos ama incondicionalmente, no porque seamos buenos o por nuestros méritos. Si el amor de Dios dependiera de algo que hay en mí, ya no sería incondicional. Solo depende de Él, porque Dios es el fundamento de su amor por mí. Su amor por ti, no depende de ti. Aceptar que somos amados incondicionalmente es un acto de fe. 

Si Dios me ama y me acepta tal como soy, también yo debo amarme y aceptarme a mí mismo.

domingo, 21 de agosto de 2016

LA KRIPTONITA DE UN CRISTIANO



Todos queremos ser como Superman. Es un héroe con superpoderes: vuela, tiene una fuerza sobrehumana, visión de rayos X y es prácticamente invulnerable. Digo prácticamente, porque tiene una debilidad: La Kriptonita. Este cristal verde lo debilita, e incluso puede llegar a destruirle. Lex Luthor lo sabe muy bien.

Un cristiano también es un héroe con superpoderes, gracias al Espíritu Santo. Con Él, somos capaces de volar (Fe), adquirimos una fuerza sobrenatural (Oración), nos permite ver allí donde otros no alcanzan (Palabra) y nos mueve a ayudar a los desvalidos (Amor).

Nada en la tierra es más poderoso que el Espíritu Santo que fluye a través de la fe de un discípulo nacido de nuevo de Jesús (1 Juan 5, 4). Nada. Es el mayor poder a disposición de cualquier persona. Con la fe nada es imposible (Mateo 17,20). Cuando un cristiano está lleno de fe, el poder del Espíritu no se puede parar y no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hechos 4,20). Ni siquiera la muerte puede silenciarlo (Hebreos 11, 4).

A través del Espíritu Santo, Jesús destruye las obras del diablo (1 Juan 3, 8). Lo único que las fuerzas de Satanás temen más que la fe vibrante de un cristiano es la unión en la fe de una comunidad cristiana.

Pero los cristianos tenemos una vulnerabilidad: la falta de fe. 

"La falta de fe es la kriptonita del cristiano". 

Nos debilita y nos puede destruir. Y Satanás (Lex Luthor) lo sabe muy bien.

El objetivo principal de Satanás en los miles de sus diversos ataques contra nosotros es acabar con nuestra fe.

Su objetivo principal contra la iglesia es fragmentar la fuerza poderosa de la fe en unidad y aislar a los creyentes. 

Esto debilita la iglesia y hace que las personas sean más vulnerables (Hebreos 3, 12-13, 10,25). Sus fuerzas están empeñados en estos objetivos estratégicos (Efesios 6, 11-12).

La fe de un cristiano es el medio elegido por Dios para traer nuestra salvación, fortaleza, curación, y la entrega de su gracia para el mundo. Si Satanás debilita nuestra fe, nos puede inmovilizar. Si es capaz de anular nuestra fe, puede destruirnos. 

Es por esto que nos encontramos en un guerra espiritual tan dura (1 Timoteo 6,12; Efesios 4,13). Satanás está haciendo todo lo posible para emplear el poder de la incredulidad (Kryptonita) contra nosotros. Esto es lo que está ocurriendo en todas nuestras tentaciones: la desobediencia, el desánimo, las dudas, las distracciones, y las divisiones. Satanás está tratando de debilitar y destruir nuestra fe y, a través de nosotros, la fe de otros.

Luchamos en esta batalla todos los días. Y tenemos ciertas vulnerabilidades en la fe que nos llevan al desaliento y a la desesperación, y nos damos por vencidos. Necesitamos ayuda para escapar del poder de la Kryptonita cristiana.

Superman no puede luchar contra la Kryptonita por su cuenta. Él necesita que alguien le ayude a escapar de su poder. Este ayudante es el Espíritu Santo. A través de la palabra de Dios, el Espíritu Santo enfoca nuestra fe en la verdad de Jesús y lejos de las mentiras de Satanás. Cuando esto sucede la fe se fortalece y la duda se evapora.

Puesto que la duda (kriptonita) es tan peligrosa para nosotros, cuando sufrimos sus efectos, debemos tomar medidas urgentes para recibir la ayuda del Espíritu. El Espíritu utiliza los cuatro siguientes medios para ayudarnos:

Mirar a la fuente de nuestro poder

El relato de Jesús exhortando a Pedro a caminar hacia Él sobre el agua nos es muy útil (Mateo 14, 28-31). Mientras la fe de Pedro se centra en Jesús, es capaz de hacer lo humanamente imposible, caminar sobre el agua. Pero cuando su atención se centra en el viento y las olas, se hunde. 

Fijando la mirada en Jesús, cualquier cosa es posible, incluido caminar sobre las aguas. Cuando nos hundimos, siempre es evidencia de nuestra falta de fe.

Huir de las distracciones

Dejemos a un lado las distracciones, no nos dejemos atrapar por ellas, apartemos de nuestra mente las dudas, confiemos en las promesas que Dios nos ha hecho y experimentemos el poder consolador del Espíritu Santo.

Constantes en la oración

En Colosenses 4, 2, Jesús dice que cuando estamos reunidos en su nombre  y su palabra permanece en nosotros, Él está ahí. Entonces, podemos pedir lo que queramos y lo recibiremos (Juan 15, 7). 

Dios responderá. Pero debemos confiar en él. Permanecer firmes en la oración hasta que llegue la respuesta.

Nuestras debilidades muestran el poder de Cristo

En esta batalla particular, junto a nuestras dudas están presentes nuestras debilidades. 

Pero el Espíritu nos ayuda a recordar que en nuestras debilidades es donde Jesús nos muestra su poder (2 Corintios 12, 9-10). 

No importa lo que la incredulidad (kriptonita) utiliza en contra de nosotros, incluso cuando cedemos al pecado, si llevamos a Cristo en nuestro corazón, Él promete enviarnos el Espíritu Santo para darnos la fuerza y el poder necesarios para ayudarnos a escapar del poder de la kriptonita (1 Corintios 10,13).


Las feroces batallas a causa de la incredulidad demoníaca son parte habitual de la vida cristiana. Es la guerra!!!

Satanás está luchando con la kryptonita de la incredulidad, pero no debemos desanimarnos ni arrojar la toalla. 

A través de las promesas de Jesús, el Espíritu de Dios nos socorrerá, nos ayudará a superar el  arma más letal de nuestro enemigo (Juan 16,33).






¿SON TODAS LAS RELIGIONES VERDADERAS?




Hoy en día, muchos piensan que el cristianismo está muriendo en las sociedades tradicionalmente cristianas y afirman que otras religiones, poco a poco, están sustituyéndole o que el mundo occidental se está secularizando.

Lo cierto es que el cristianismo es la religión más numerosa a escala mundial con más de 2.200 seguidores en todo el mundo, lo que supone algo más de el 31% de la población mundial. 

Existen 1.600 millones de musulmanes, 1.100 millones de hinduístas y 500 millones de budistas y el resto está repartido en otras religiones como el judaísmo, sijiísmo, bahaísmo y otras religiones tradicionales o tribales. 

El ateísmo está representado por el 16% de la población mundial.



A pesar de que el cristianismo predomina en el mundo, debemos preguntarnos sobre cuál es su postura en relación al resto de las religiones.

¿Es Jesús el único camino a Dios?

El Nuevo Testamento lo afirma categóricamente, cuando Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí". (Juan 14,6).


Cristo afirmó ser el camino a Dios, el único camino. Jesús es el único nombre que puede salvar: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2,5).

Ni siquiera  la Virgen María o el Papa, como se nos dice en Mateo 12,46-50 y Juan 14,16-17. 

Jesús deshace la distancia que hay entre Dios y la humanidad. Es el único capaz de franquear el abismo del pecado:


  1. Por ser quien es. Pedro lo proclamó el "Santo y Justo", el "autor de vida", "quien ha sido anunciado por los profetas", el "autor de vida" "el Mesías"(Hechos 3,14-15,18  y 20).Sin duda, Jesús es alguien único e irrepetible.
  2. Por lo que ha hecho. Pedro nos dice: "En ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos" (Hechos 4,12). Ninguna otra religión afirma siquiera tener un salvador.
  3. Por su resurrección. Pedro lo describió como quien fue "resucitado por Dios" (Hechos 4:10). La resurrección es un hecho único en la historia universal: Jesucristo es el único que ha resucitado de entre los muertos para salvarnos.
¿Cuál es nuestra postura respecto a otras religiones?

El hecho de que Jesús sea el único camino a Dios y que en Él se encuentra la máxima verdad no significa que las demás religiones estén totalmente equivocadas, sean erróneas o demoníacas, ni que haya fragmentos de la verdad en ellas. 

Así, es comprensible que encontremos el bien en muchas religiones por tres razones:
  1. Aunque, como nos dice la Biblia, Dios se ha revelado en Jesús a sí mismo, también se ha revelado parcialmente en la creación. A partir de ella, la humanidad puede encontrar la verdad sobre su existencia e intuir su naturaleza, su poder y su gloria.
  2. Los seres humanos están creados a imagen y semejanza de Dios, quien nos ha dado una conciencia con la que distinguir el bien y el mal. Por eso, no es extraño que la regla de oro: "Tratad a los demás tal y como queréis que ellos os traten" (Mateo 7,12) esté presente prácticamente en todas las religiones.
  3. En todos los corazones hay hambre de Dios. Existe un vacío que tiene la forma de Dios y nos induce a buscarle
No obstante, se puede afirmar que no todas las religiones son igualmente verdaderas o que todas llevan a Dios, como lo demuestra el hecho de que algunas de ellas se declaran no teístas y "una religión difícilmente puede llevar hasta Dios si niega explícitamente la existencia de cualquier dios".

Tampoco se puede sugerir que una religión que afirma la existencia de un ser divino y otra que la niega puedan ser ambas verdaderas.

Un cristiano no debe creer que todas las demás religiones están totalmente equivocadas, pues hasta las más extrañas tienen al menos algún indicio de verdad. Pero allí donde el cristianismo difiere del resto, sí tiene razón y el resto están equivocadas.

¿Qué pasa con los que nunca han oído hablar de Jesús?

Si es una realidad que no existe salvación sino es por medio de Jesucristo ¿debemos pensar entonces que los demás se condenarán?
  1. La Biblia es un libro práctico, no filosófico y no responde preguntas hipotéticas.
  2. Podemos estar seguros de que Dios será justo. En el día del juicio, todas las personas de recta conciencia dirán, como Abraham " Tú, que eres el Juez de toda la tierra, ¿no harás justicia? (Génesis 18:25).
  3. Lo que sabemos con seguridad, es que nadie se salvará por su comportamiento religioso sino por el amor de Dios, que no merecemos y que nos salva a través de la fe en Jesucristo (Efesios 2:8).
  4. Cualquier persona puede ser salvada por la gracia, a través de la fe, aunque no haya oído hablar de Jesús. Esto es posible porque la cruz es eficaz para todos los que vinieron antes y después de Cristo.
  5. Hay bases bíblicas que nos invitan a ser muy optimistas: la descendencia de Abraham (tanto espiritual como física) "será como las estrellas del cielo y como la arena del mar"  (Génesis 22:17). En Romanos 5:12-21, Pablo nos asegura que serán muchos más los que se salvan que los que se pierden porque la obra de Jesús para obrar nuestra salvación será más eficaz que la obra de Adán al pecar y provocar nuestra ruina y porque la gracia de Dios al provocar la vida es mayor que la trasgresión de Adán al provocar la muerte.
¿Por qué hablar a otros de Jesús?
  1. Porque estamos obligados a proclamar la gloria de Jesucristo, quién es, qué hizo y qué implica su resurrección.
  2. Porque Jesús nos mandó que fuéramos por todo el mundo para anunciar la buena nueva
  3. Porque sin saber de Jesús, nadie puede tener la seguridad absoluta de perdón y de la vida en abundancia que Él ofrece, tanto en esta vida como en la futura.
¿Qué debemos hacer?

No tenemos excusa ni tampoco es una opción: nuestra misión es anunciar la buena nueva de Jesús con humildad y sensibilidad, sin considerarnos mejores que otros miembros de otras religiones o que los que no se identifican con ninguna.

Debemos ser respetuosos con todos porque ellos también está hechos a imagen y semejanza de Dios y también los ama. 

Y a la vez, ser valientes y no avergonzarnos de ser testigos y reflejo del amor de Jesús, aunque hoy en día esté mal visto o se piense que está anticuado.
























viernes, 19 de agosto de 2016

¡ROMPAMOS UNA LANZA POR NUESTROS SACERDOTES!


Cada día, nuestros sacerdotes y obispos se enfrentan, dentro de la propia Iglesia, a multitud de situaciones, de "patatas calientes": celebran eucaristías, preparan homilías, administran sacramentos, asisten, escuchan y aconsejan al Pueblo de Dios y mil cosas más. A menudo, tienen la impresión de tener que estar disponibles 24 horas al día, 7 días a la semana.

¡Qué difícil es el sacerdocio! ¡Y qué vulnerable es su ministerio! En los momentos difíciles, siempre sienten que muchas de las personas de la parroquia realmente no les comprenden, posiblemente por el famoso dicho sobre "la soledad del líder". 

Ponen sus corazones, sus dones, sus sentimientos y sus intenciones, su vida para ayudar a la Iglesia, pero a menudo, sus esfuerzos se tornan inútiles o vacíos de sentido.

Esperan que su labor, inmensa y poco valorada, ayude a la gente a madurar, satisfaga sus necesidades, colabore al crecimiento de sus parroquias y, sobre todo, honre a Dios. 

Es posible que se equivoquen también, pues son humanos y pecadores, pero no es nuestra tarea juzgarlos sino quererlos y apoyarlos.

Pero, aún así, siempre hay alguien que no está de acuerdo o critica el desempeño de sus tareas. O sencillamente, no le gusta su forma de ser o de hacer las cosas. 

Entonces es cuando el sacerdote se pone a la defensiva o peor, se "quema". Y cuando eso sucede, todos pierden. El sacerdote se siente atacado y el creyente siente que no es escuchado. Nadie gana.

A continuación, enumero algunas consideraciones sobre su servicio que creo que debemos meditar, todos:

Temen ser irrelevantes

Los temores de un sacerdote no pasan por qué comer, qué vestir, dónde dormir o qué coche conducir. 



Su preocupación persistente es que todo aquello que hacen y dicen sea irrelevante en la vida de los demás. 

Es una realidad verdaderamente frustrante para ellos.

Si tu sacerdote ha influido realmente en tu vida alguna vez, de palabra u obra, por su ejemplo o amistad, sugiero que tomes algún tiempo esta semana para hacérselo saber. No te imaginas de cuanta ayuda será para él.

Son niños de mamá

He leído estudios que muestran que la dependencia de los sacerdotes respecto a sus madres es superior al 80 por ciento del total de ordenados.

Esto tiene muchas implicaciones, y explica por qué es más probable que un sacerdote tome un café con un amigo en lugar de ir de compras, vaya a ver una película en lugar de ver un partido de fútbol; lea un libro en lugar de jugar al mus. 

También define el por qué, a menudo, las mujeres de la parroquia les llaman mucho más la atención que los hombre, e incluso les corrigen, sobre todo, las de más edad.

Cuando estés con tu sacerdote, ten en cuenta que él se sentirá siempre más cómodo, con su madre que con su padre, hablando el idioma del cariño más que el de la disciplina, que optará más por la colaboración sobre la competencia, por el perdón sobre el castigo. Estas no son cosas que aprendió en el seminario, son cosas que aprendió en casa, con "mamá".

Nos ven desde el altar

Algunas personas "de los bancos" piensan que hay un espejo entre ellos y el púlpito, en el que ellos ven al sacerdote, pero el sacerdote no puede verlos a ellos.

Incorrecto. Nos ven bostezar, mirar nuestros relojes o nuestros teléfonos, susurrarle algo al oído a nuestra mujer. Incluso, nos ven dormir. Lo cual nos es reprochable. Probablemente, si estamos haciendo todo eso, es porque la homilía es aburrida o poco interesante.

Pero tengamos en cuenta que ellos nos ven, y que puede llegar a parecer que no estamos interesados en lo que nos dicen, no ya ellos, sino el mismo Dios. Esto también les produce desencanto y desilusión. 

No está de más que intentemos alimentar nuestro interés durante la misa y, así apoyarle y darle energía para su tarea. Y quizás, al acabar la misa, podamos acercarnos y charlar con él sobre aquello que nos inquietaba. 

En ocasiones, tirarían la toalla

Hacia afuera, parecen incansables pero de puertas adentro, la mayoría de los sacerdotes , si pudieran, dimitirían, tirarían la toalla.

Su trabajo es tan duro que las personas que nunca hemos ejercido el sacerdocio (ni pretendemos) no logramos llegar a entender. Es agotador. No sólo físicamente, sino también, emocionalmente. 

A veces, es lógico que se les pase por la cabeza, retirarse a un convento o dejar el sacerdocio. Humanamente no compensa. Es sólo por su compromiso y su "sí" a Dios, y por tanto, por su sentido de amor y servicio a los demás, que continúan "al pie del cañón". Seamos amable, sensibles y agradecidos por ello.

No pueden hacer cosas que nosotros hacemos

Imagino que a veces, les gustaría poder maldecir o desvariar, hacer alguna "locura" de vez en cuando o incluso enfadarse sin salir en los periódicos. Supongo que les gustaría poder expresar públicamente algunas de sus ideas o de sus convicciones fuera de la fe sin que la gente levantara las cejas. Pero no lo hacen. 

¿Queremos que sean humanos, pero no demasiado humanos? ¿Espirituales pero no demasiado elevados? ¿Cercanos pero no demasiado alocados? Ellos lo saben. Pero lo mejor que pueden hacer es dar un buen ejemplo, porque si no, su ministerio no tiene sentido. 

A veces desfallecen espiritualmente

Probablemente el secreto mejor guardado entre los sacerdotes es como, en ocasiones, muchos están espiritualmente vacíos, "secos".

Al igual que un trabajador de una fábrica de dulces es probable que ya no le haga tanta gracia el sabor del caramelo, a los sacerdotes, en ocasiones, los asuntos espirituales pueden parecerles que carecen de cierto sentido. No lo justifico,pero es humano.

El culto, los sacramentos, etc. son tareas que deben organizar y ejecutar. 

Para ellos, es trabajo, es "lío", son complicaciones. Y encima, lo que hacen no es para ellos. Es para nosotros. Y cuando están en sus horas libres, seguramente, la última cosa que quieren hacer es algo espiritual. Porque les recuerda al trabajo.

Leen la Biblia y otros tantos libros espirituales meditando ideas para las homilías. Rezan pensando en oraciones motivadoras. Atienden a las personas de la iglesia sin hablar de ser compensados. Y seguramente, preferirían descansar en una hamaca, montar en bici, hacer deporte o ver la televisión, o cualquier otra cosa.

No todos, no siempre. Algunos. A menudo.

Son pecadores, igual que nosotros

No se limitan a pensar y a hablar acerca del pecado. No sólo están tentados a pecar. Cometen pecados. Pecan, como tú y como yo.

Si alguna vez, has escuchado a un sacerdote en misa divagando sobre las tentaciones y el pecado, es posible que pienses: "¿Y el qué sabrá?". Pues sabe, porque peca. Y lo que está diciendo proviene de su propia vida, de su propia experiencia, no sólo de un libro.

Dios nos llama a ser misericordiosos. Seamos también misericordiosos con nuestros curas pecadores.

Están más solos "que la una"

Los sacerdotes a menudo tienen problemas de confianza. No tienen a nadie a quién contar en confianza sus penas y sus problemas salvo, lógicamente a su confesor, director espiritual y, por supuesto, a Dios.

Me refiero a que, muchas veces, se encuentran ante encrucijadas y decisiones... y están solos! 

Llega el final del día y nadie les espera en casa con una cena caliente, un beso y una ración de ánimo a la par que reconocimiento. 

No tienen a nadie en quien apoyarse, a quien pedir consejo, aunque sea sobre nimiedades. A nadie!

Así que cada vez que se relacionan con nosotros, incluso en un grupo de oración o en algún ambiente más íntimo, no exponen al 100% su confianza. No pueden permitirse ese lujo.

Es así. No tiene fácil solución, pero en nuestra mano está mostrar la comprensión y la compasión por ese hombre que nos ama y que nos sirve día a día, semana tras semana, año tras año. 

Mostrar aprecio y consideración por ese "hombre de negro" que nos orienta, que escucha nuestras confesiones (una tras otra, miles, todos los días, sin desfallecer...), y sin embargo, a menudo, no tiene a dónde ir para conseguir la misma curación y similar alivio .

Su servicio es un trabajo duro

A veces se dice como una broma, a veces se dice con maldad, que los curas "sólo trabajan una hora a la semana", los domingos; que su trabajo es muy cómodo y sin estrés. 

Absolutamente falso. La mejor manera que se me ocurre para explicar por qué su ministerio es tan difícil, es compararlo con el padre de un niño pequeño. Desde el exterior, podría no parecer una gran cantidad de "trabajo", pero desde el interior, ser padre de un bebé es lo más agotador del mundo.

No se trata sólo de la cantidad de cosas que hacen, es el desgaste emocional al que están continuamente expuestos. Y no son "súper-hombres"

Es agotador estar durante todo el día, todos los días, encargado de todas las tareas, pendiente de todas las personas, de todos los programa, de todas las actividades parroquiales y no sentirse nunca realmente liberados.

Debe ser una sensación de frustración "estar nadando continuamente en una pecera, sin llegar a ningún destino, con cientos de ojos observándoles a todas horas y en realidad, nunca saber lo que los demás están pensando de ellos (a menos que se quejen, cosa que algunos hacen con regularidad)".

Debe ser una sensación de vacío aunque finjan sentirse llenos. Porque la iglesia siempre espera de...y el sacerdote se expone ante cientos de personas, varias veces a la semana, para ser evaluado, y con frecuencia no obtener retro-alimentación excepto tal vez, alguna "crítica constructiva". Y después de años de esto, mirar a la gente de la parroquia y comprobar poco o ningún cambio. 

Son más sensibles de lo que pensamos

Los curas de algunas parroquias tienen siempre una o varias personas en sus filas que les envían mensajes  o les abordan en cualquier ocasión para quejarse de cosas o de alguien.

Aunque, por supuesto, siempre hay un puñado de ángeles que les abrazan, les apoyan, les dan cariño y les alientan.

Pero mira por dónde, las personas que se quejan son específicas y persistentes, aunque duras, son las voces que los mantienen en vilo, aun sintiéndose mal con ellos mismos, preguntándose si será cierto o no, y a veces, considerando esas quejas.

La mayoría de nuestros sacerdotes tienen la piel mucho más delicada, son mas sensibles de lo que nosotros pensamos. Y, desde mi punto de vista, tiene que ver con el punto anteriormente expuestos: son "hijos de mamá". 

Ellos "tienen que ser abiertos y sensibles hacia nosotros, porque estamos a su cuidado. Nosotros, no necesariamente". Esto es un gran error en la Iglesia.

Si tenemos que criticar a nuestros sacerdotes de algo, por favor, seamos conscientes de que también tienen corazón y sufren. Pisemos con cuidado, con mucho amor y aprecio por su vulnerabilidad. Nadie está por encima en la corrección fraterna pero hagamos un esfuerzo extra para envolverlo con tanto cuidado como nos sea posible.

Se preocupan de nosotros más de lo que imaginamos

Basta con ser miembro de un consejo parroquial para comprobar el grado de preocupación que tienen los sacerdotes por nosotros, los fieles. 

Basta reunirse con ellos para cerciorarse de lo mucho que sus corazones se rompen por nosotros, la cantidad de tiempo y energía emocional que dedican a querer ayudarnos.

Este es su gran punto de santidad y caridad de su sacerdocio, porque pueden tener todas las razones y excusas para despreocuparse por los demás, para no atenderles al teléfono, incluso para tener un cierto grado de resentimiento. Y, sin embargo, a pesar de todo, al final de cada día, todavía se preocupan, a veces hasta el punto de derramar lágrimas. Es posible que no tengamos ni idea de cuánto.