¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

jueves, 6 de agosto de 2015

¿CUÁLES SON LAS PRIORIDADES EN MI VIDA?




Habitualmente, las prioridades en una vida tan corta como la que vivimos van íntimamente unidas al concepto “tiempo”. Y van cambiando a lo largo de nuestra vida, según somos niños, adultos o mayores: cuando somos niños, nuestra prioridad es jugar; cuando somos adolescentes nuestra prioridad es enamorarnos, cuando somos adultos, nuestra familia, nuestro trabajo y cuando somos mayores, nuestra salud.

Nos pasamos la vida intentando encontrar su verdadero significado y su razón de ser, pero lo cierto es que no lo pensamos detenidamente.


Es vital preguntarse, ¿cuál es sentido de mi vida? y ¿cómo llego a él?


                     



Lo primero de todo es:


Fijar un fin en la vida 

En la selva, una gacela en la selva, sabe que debe correr para que no la atrape el león y muera; Un león sabe que debe correr para atrapar a una gacela o morirá de hambre. Ambos se mueven con un fin, pero lo hacen por instinto. 

Lo que distingue al ser humano de los animales es que posee libertad, es decir, la capacidad para tomar decisiones, priorizar, elegir y actuar en consecuencia, más allá de los instintos.

Por ello, lo primero es fijarse un objetivo, un sentido en la vida, un fin último.


Lo Primero, es lo Primero

Una vez que nos hemos fijado un sentido en nuestra vida, es necesario una disciplina, una voluntad es decir, la capacidad de “empezar por lo primero”, de subordinar los sentimientos, impulsos y estados de ánimo en favor de nuestro objetivo. 

Un deportista tiene claro su objetivo: una medalla, un récord, una victoria. Sin embargo necesita priorizar, necesita establecer una disciplina diaria de entrenamiento, alimentación, vida sana, etc. que le lleve a la consecución del mismo. 

Si se queda en lo inmediato o en lo sencillo, como quedarse en la cama o meterse un atracón de dulces, eso no le hará llegar a su meta. Debe tener claro cuál es su fin último y hacer primero, lo primero, o no lo conseguirá. 



“SI SABES DÓNDE VAS, CUALQUIER CAMINO NO TE VALE”


“Lo inmediato” ACTÚA SOBRE NOSOTROS, nos presiona, nos controla, reclama acción instantánea, impulsos instintivos.

“Lo importante” TIENE QUE VER CON EL FIN ÚLTIMO, con los objetivos, las metas. Requiere reflexión.

Ahora que se acerca el verano, comienza la “operación bikini”. Es decir, nos fijamos un fin: estar monísimas en la playa. Se requiere esfuerzo, disciplina, decir no a muchas cosas, priorizar, para alcanzar el objetivo.

Fijar un objetivo, hace que nuestra vida, nuestro esfuerzo y sacrificio tenga un sentido y todas nuestras acciones (prioridades) deben ir encaminadas a conseguirlo. Esta libertad de establecer nuestras prioridades es nuestro gran poder.

Pensemos un momento cómo podemos poner todas nuestras capacidades humanas al servicio de nuestro fin último:

· Imaginación. La capacidad de visionar todas las posibilidades y alternativas, soñar, tener ideales, etc. para tener una vida plena.

· Inteligencia. La habilidad de pensar, razonar, evaluar y planificar.

· Voluntad. La decisión de buscar un sentido a nuestra vida, elegir una acción concreta, sin ser obligado por impulsos, sentimientos o instintos.

Cuando uno es consciente de las posibilidades (imaginación), evalúa las opciones (inteligencia), se busca su fin último (voluntad) y se plantea cómo lograrlo (acción), uno está ejerciendo el poder y la libertad de elegir una prioridad.


I. ¿Qué es una prioridad?


El diccionario define prioridad como:

1. Superioridad en rango, posición o privilegio.

2. Preferencia, predilección.

3. Anterioridad o importancia en orden o en el tiempo de una cosa respecto de otra

En la vida, una prioridad es algo importante:

1. La razón por la que vives, aquello en lo que enfocas tu vida.

2. El valor en torno al cual tu vida se ordena, para bien o para mal.

3. Lo primero que reclama tu tiempo, tu energía y tus recursos.

4. Algo conscientemente elegido o establecido por uno mismo, no por circunstancias externas.

Una prioridad consiste en la interacción de valores, creencias, ideales y compromisos:

1. VALORES. Aquello a lo que doy valor e importancia.

2. CREENCIAS. Aquello que creo, que es verdad y digno de confianza.

3. IDEALES. Aquello que quiero para mí, para otros. Mis sueños, mis deseos.

4. COMPROMISOS. Aquello que estoy dispuesto a hacer, a dejarme guiar o actuar.


II. ¿Cuáles son las prioridades de mi vida?

Hay muchas clases de prioridades (tantas como personas). Puedes establecer tu propia prioridad, o puedes dejar a otros que la determinen por ti. Algunos ejemplos de prioridades son: 

1. Dinero/éxito. Durante gran parte de mi vida el dinero y el éxito han sido una prioridad en mi vida, como la de muchas personas. Esta sociedad consumista nos dice: “tienes que ganar y gastar dinero” “tienes que triunfar”. El dinero es necesario y el éxito es un orgullo, pero ocurre que siempre miras lo que te falta y no aprecias ni cuidas lo que tienes. 

2. Poder/éxito. Prioridades muy comunes hoy día, sobre todo, en las personas pero que suelen llevar a ”la soledad del poder”. Y no está mal, engorda nuestro ego y potencia nuestra autoestima, pero, sinceramente, yo prefiero estar rodeado de amigos de verdad.

3. Aficiones/amigos/novia. Antes yo priorizaba el divertirme por las noches, mi pasión por el fútbol, el aprecio de los amigos, el amor por mi mujer y mi familia. Y mo la un huevo!!! pero ¿quien no se ha sentido, alguna vez, decepcionado cuando su equipo pierde, o cuando te falla un amigo, o cuando se acaba el amor en la pareja?

4. Trabajo. Durante muchos años, mi vida ha girado en torno al trabajo; el resto no es que no fuera importante, es que, para mí, no existía. De hecho, mis viajes, e incluso mi luna de miel dependió de mi trabajo. He dejado trabajos que me interesaban en lo inmediato pero que me alejaban del sentido último en mi vida, pues tenía que ir en contra de mis valores y creencias.

III. ¿Cuáles son las características de una prioridad?

· Es conscientemente elegida. Todos tenemos alguna prioridad en marcha pero la pregunta es: ¿establezco mis prioridades en base a una reflexión mía sobre la clase de vida que quiero vivir? o ¿las establezco por las expectativas de otros, por las circunstancias, por conveniencia o por la costumbre? 

· Confiere a la vida un propósito, una dirección y un significado. Una persona con prioridades puede crecer; una vida con prioridades lleva a uno a la plenitud y a la realización; una vida sin prioridades carece de propósito e inútil. ¿qué propósito tiene mi vida? ¿para qué estoy aquí?

· Aporta entusiasmo, energía y motivación. Una vida sin prioridades conduce hacia la apatía e incluso hacia la depresión. Si una prioridad no te motiva a crecer y a conseguir tus objetivos, no tiene mucho de prioridad. ¿estoy alegre, pleno con mi vida? o ¿soy tristemente arrastrado por mi entorno?

· Libera del poder de las circunstancias, expectativas y hábitos para que tu vida adquiera un sentido. ¿me desmorono a la primera de cambio? ¿soy esclavo de mis adicciones y hábitos? ¿depende de influencias externas?

· Es realista. Una prioridad debe ser alcanzable porque si no, nos llevará a la frustración y a la decepción. ¿creo qué es posible alcanzarla? O ¿me frustro pensando que es imposible?


IV. ¿Cuál es la prioridad qué da sentido a mi vida?

No vale cualquier tipo de prioridad; de hecho, puede que sean muy válidas (dinero, trabajo, éxito, aficiones, amigos, pareja, etc.) pero no todas nos conducen al sentido pleno de la vida, a la plenitud en la vida. 

La prioridad que ha dado pleno sentido a mi vida es el AMOR. Pero no cualquier tipo de amor condicional, susceptible de fallar, sino el AMOR DE DIOS, incondicional, infinito e inagotable.

Yo, antes pensaba: sí, Dios está ahí (pero, en el cielo, no aquí) es decir, que lo que no solucione yo por mi cuenta, no me lo va a solucionar Él. Mi corazón estaba tan lleno de tantas cosas, de adicciones (lo que hay que ser, cómo hay que ser, etc.) y hábitos que esta sociedad nos genera, que no había espacio para Él. 

CUANDO EMPECÉ A SABOREAR SU AMOR, MI VIDA DIO UN GIRO. Ahora ocupa el centro de mi vida, ES MI PRIORIDAD. Compartir con mi familia o mis amigos el amor de Dios, no sólo no les ha relegado a un segundo plano, ni les ha restado importancia, sino que le ha dado a mi relación con los demás una intensidad increíble, difícil de expresar, porque genera mucha alegría, satisfacción y cariño, y hace tu vida más intensa, más plena, más feliz. Os lo aseguro…

Descubre cuáles son tus prioridades, preguntándote lo siguiente:

1. ¿cuál es el sentido último de mi vida?

2. ¿qué es lo que quiero ser y hacer en mi vida?

3. ¿cómo empleo mi tiempo, mi mente y mis recursos?




"No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? 

Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura."


(Mateo 6, 31-33)

martes, 4 de agosto de 2015

LEVÁNTATE Y ANDA




“Yo soy la Resurrección y la vida. 
El que cree en mí, aunque muera, vivirá 
y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.”

Juan 11, 25-26


La muerte espiritual es el estado de separación de Dios en el cual todo ser humano nace en este mund, como consecuencia del pecado de Adán y Eva, en el Jardín del Edén. Romanos 5:12 dice: "por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres por cuanto todos pecaron." 

Sin embargo, Jesús nos invita a creer en Él, a pasar de la muerte a la vida espiritual, a un “nacer de nuevo”, a levantarnos y andar, a liberarnos de las obligaciones y ataduras mundanas e ir en busca del Reino, en busca del amor, mediante el cual, trascendemos de lo humano a lo divino.

Pero para la conversión, para resucitar y nacer de nuevo se requiere la fe, la fe con obras. 

“Porque así como un cuerpo sin espíritu está muerto, 
así también la fe que no produce obras está muerta.”

Santiago 2, 26

“Levántate y anda” implica creer en Cristo, levantarse de la tumba o de la cama, del sueño letárgico de las cosas terrestres y ponerse en marcha espiritual!!! dejar las excusas y el “no puedo” y empezar a caminar, tanto si estamos paralíticos o muertos, espiritualmente hablando. 

Un muerto espiritual está bajo los efectos y el poder del pecado, su espíritu está separado de Dios. Todo su ser, sus pensamientos, sus emociones y su voluntad están en proceso de descomposición. 

Pero Jesús tiene potestad para resucitar a los muertos espirituales. No importa lo avanzado que sea el estado de putrefacción a causa del pecado. Él es “la Resurrección y la vida”, quien cree en Él, vive para siempre.

lunes, 3 de agosto de 2015

APROPIARSE DE UN DIOS QUE ES PARA TODOS



Todos sabemos lo que es robar, ¿verdad? Robar es apropiarse de lo ajeno, es intentar acaparar lo de los demás. Pero muchos robamos sin darnos cuenta.

Y lo hacemos al intentar convertir la Iglesia de Cristo en la iglesia de los católicos, cuando nos apropiamos de Dios como un Dios reservado sólo para los católicos; entonces es cuando robamos y falseamos el Evangelio y destrozamos el significado de la muerte y resurrección de Cristo. 

Jesucristo no se hace hombre, ni muere ni resucita para unos pocos, sólo para los “creyentes” o para los católicos, ni siquiera para una parte de los católicos… ni siquiera para “muchos”…lo hace PARA TODOS. 

La Biblia no es un libro escrito para unos cuantos que estaban en un momento y en un lugar determinado, no es un manual que me funciona a mí y sólo a mí, yo no soy el “target”, no soy el único objetivo de Dios. Dios y su Palabra son PARA TODOS

Cristo habla a todos y todos somos sus favoritos: no utiliza un lenguaje selectivo ni dice: queridos cristianos… queridos católicos…queridos católicos del movimiento tal…sino que dice: queridos hijos (TODOS).

La tentación de apropiarse de Dios, de su Palabra, de la Iglesia constituida por Él no proviene de Dios. Nadie puede juzgar a otros por sus pecados y mucho menos decir: a ti no te ama. DIOS NOS AMA A TODOS, con independencia de cómo seamos o cuánto pequemos.

El cielo no se gana por acumulación de puntos, ni por el número de veces vas a misa o te confiesas, ni por cuánto rezas, ni por cuánto sabes sobre la Biblia o sobre la fe cristiana. El cielo se gana AMANDO.

El auténtico examen es… ¿cuánto amas? Algunos creen que se les va a regalar el cielo por las veces que van a misa, o por las veces que rezan, o por las veces que comulgan, pensando que Dios les va a dar las gracias por todo ello. Porque si hacemos todo eso, pero no tenemos amor, no sirve de nada (1 Corintios 13,1-7)





domingo, 2 de agosto de 2015

EL "CÓMO" DE UNA IGLESIA EN CRECIMIENTO: PRINCIPIOS BIÓTICOS

"El Reino de Dios es como un grano de mostaza que, 
cuando se siembra en la tierra, 
es más pequeña que cualquier semilla 
que se siembra en la tierra; 
pero una vez sembrada, 
crece y se hace mayor que todas las hortalizas 
y echa ramas tan grandes 
que las aves del cielo anidan a su sombra."
(Marcos 4, 31-32)


El desarrollo natural (o biótico) de la iglesia es un intento de estudiar la naturaleza, y por lo tanto la creación, el "sistema organizativo más grande, maravilloso y exitoso que conocemos", mediante el uso de la analogía como método de percepción, que no se concentra en las apariencias externas sino que pretende "conducirnos hacia los principios básicos fundamentales", tal como nos muestra la Biblia y muchas de las enseñanzas que Cristo dio a sus discípulos (EL "QUÉ").

Nuestra preocupación no debe ser tratar de ser el "jefe", e intentar que la iglesia se desarrolle con nuestra sabiduría y fuerza humanas, sino permitir que Dios sea Dios, y dejar que nos muestre las "reglas del juego".

Pensar bióticamente es enfrentarse a los mismos desafíos que todos, pero ser capaces de ver potencial de crecimiento ilimitado donde otros solo ven problemas. Y para ello, contamos con los principios naturales o bióticos (EL "CÓMO"):


INTERDEPENDENCIA

"Ahora bien, muchos son los miembros, 
mas uno el cuerpo.
Y no puede el ojo decir a la mano:  ¡No te necesito!  
Ni la cabeza a los pies: ¡No os necesito!
Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, 
son indispensables."
(1 Corintios 12, 20-22)
La parroquia es un organismo complejo en el que todos los elementos están ligados con los demás, según el pan de Dios. 

La manera en que las diferentes partes se integran dentro del todo es más importante que las partes mismas.

Objetivo: adquirir una visión más profunda y general de la parroquia, más que considerar las actividades aisladas o un sector individual del desarrollo de la iglesia (diagnosis de la Alabanza y Oración, Comunidad, Caridad y Servicio, Discipulado, Evangelización).

MULTIPLICACIÓN CELULAR

"y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos 
confíalo a hombres fieles, 
que sean capaces, a su vez, de instruir a otros."
(2 Timoteo 2, 2)

Todo crecimiento tiene sus límites naturales pero en un sistema de red, la multiplicación permanente es posible y deseable. 

Una planta no aumenta de tamaño permanentemente; en su lugar, produce nuevas plantas, que a su vez producen nuevas plantas.

Objetivo: establecer estructuras que permitan no sólo aumentar (sumar) el trabajo, sino también expandirlo (multiplicar), haciendo discípulos, formando lideres, estructurando grupos pequeños y compartiendo experiencias con otras comunidades cristianas (Convivencias propias y con otras comunidades, grupos de catequesis de jóvenes, mayores, etc.)

TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA

"También sabemos que Dios dispone todas las cosas 
para bien de los que lo aman, 
a quienes él ha escogido y llamado."
(Romanos 8, 28)

Uno de los principales medios de la naturaleza para garantizar la supervivencia de organismos es, por ejemplo, la creación de anticuerpos

Las fuerzas y energías existentes –incluso "energías enemigas"– son conducidas en la dirección deseada mediante la aplicación de cantidades pequeñas de energía conductora. De este modo se transforma energía destructiva en constructiva.

En la parroquia también debemos utilizar y controlar las fuerzas contrarias que existen en el entorno, pero en lugar de construir una “mentalidad apologética”, utilizarlas como palanca y reconducirlas

Objetivo: crear espacios de libertad y ambientes de cordialidad, de amistad y de confianza, donde explorar los elementos básicos de la fe cristiana sin presión, seguimiento o coste (Cursos Alpha, misiones, encuentros de evangelización, entrenamientos, etc.).

EFECTOS MÚLTIPLES

"No que por nosotros mismos 
seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, 
como propia nuestra, 
sino que nuestra capacidad viene de Dios,
el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, 
no de la letra, sino del Espíritu. 
Pues la letra mata, mas el Espíritu da vida.
(2 Corintios 3, 5-9)

La aplicación de este principio es el "coliderazgo" en el que las iglesias que crecen no tienen separados por un lado el trabajo (un líder dedicado exclusivamente a liderar) y por otra la capacitación (programas de capacitación de nuevos líderes).

Capacitan y ministran simultáneamente. La energía que se aplica una vez (ministrar), tiene un uso múltiple (capacitar), y los nuevos líderes harán lo mismo.

Es el modelo que podemos aprender de Jesús, que mientras servía a la gente, capacitaba a sus discípulos. Al "capacitarse mientras se sirve" se logra un doble efecto: una calidad superior en la capacitación de los líderes y la utilización de poca energía.

En la naturaleza, cada vez que un organismo ha cumplido su función, se integra automáticamente en un nuevo ciclo y así cumple una nueva función. Lo mismo se puede decir de la iglesia. Deberíamos tratar de que todas las medidas que adoptamos puedan beneficiar simultáneamente a otras áreas. En la iglesia, como en la naturaleza, no debería haber “desperdicio”.

Objetivo: desarrollar planes enriquecedores y renovados que influyan y afecten a todos los elementos constitutivos de la parroquia (actividades lúdicas, reuniones, fiestas, retiros, peregrinaciones, etc.)

SIMBIOSIS
"Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, 
hacédselo también vosotros a ellos; 
porque ésta es la Ley y los Profetas."
(Mateo 7, 12)

La simbiosis es la asociación estrecha entre diferentes organismos para conseguir un beneficio mutuo (sinergia). Trasladando esto a la iglesia, esto significa que una variedad de formas es mucho más efectiva que un monocultivo de una única forma dominante.

En una iglesia fructífera, sus componentes mantienen una relación simbiótica y sirven “según dones”. En vez de producir «trabajadores clones» (todos iguales), la iglesia anima, motiva y apoya los distintos dones y tipos de personalidad, estableciendo relaciones de beneficio mutuo (ganar/ganar).

El resultado es que las necesidades individuales de cada creyente (¿Qué me gusta? ¿Qué busco?) y las de la iglesia (¿Qué beneficia su crecimiento? ¿Qué frutos da?) se complementan, en vez de rivalizar entre sí. 

Objetivo: fomentar la relación entre las diferentes partes constitutivas de la comunidad para que se relacionen entre sí de forma simbiótica (voluntariados, acciones con y en el vecindario, colegios, asociaciones, parroquias cercanas o lejanas, etc.).

PRODUCTIVIDAD

"Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, 
mientras que el árbol malo produce frutos malos.
Un árbol bueno no puede dar frutos malos,  
como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos.
Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego."
(Mateo 7, 17-19)
En la creación de Dios cada detalle tiene una función concreta. Un organismo sano automáticamente rechaza las formas que no son buenas para su salud. 

Nada en la naturaleza es un fin en sí mismo, siempre es un medio para un fin superior. Toda la vida en la creación de Dios se caracteriza por su habilidad para dar fruto. Un buen árbol produce buen fruto, y el fruto no es invisible.

FRUTO CUALITATIVO: ¿Cómo se desarrolla el índice cualitativo en las ocho áreas? 
FRUTO CUANTITATIVO: ¿Crece y se multiplica la comunidad?

Objetivo: elaborar procesos de comprobación cuantitativos de la iglesia examinando su fruto, examinando los resultados. (N.º de asistentes, de bautismos, de 1ª comunión, de confirmaciones, de cursos pre-matrimoniales, etc.).



Fuente: 


"Cambio de paradigma en la Iglesia. Principios bióticos". 
Christian A. Schwarz

ALPHA: UN MÉTODO “GASTRONÓMICO” DE EVANGELIZACIÓN

Muchos de nosotros, cuando nos invitan a una excelente cena, estamos ávidos por preguntar la receta, pues conocer los ingredientes y las cantidades exactas nos dará la oportunidad de ofrecérsela a otros.

Habitualmente, la receta es algo que los cocineros guardan celosamente y en secreto.

Dios, que nos ama y quiere nuestra felicidad, no tiene secretos con nosotros y nos gana por la "gastronomía": nos ofrece su receta perfecta, que es su Palabra, la Biblia, para que disfrutemos en plenitud y a conciencia de su maravillosa cena, que es la Eucaristía, donde se nos hace presente el gran cocinero, Jesucristo. 

Es allí donde tenemos la gran oportunidad de conocerle personalmente y disfrutar de lo que nos tiene preparado.

De la misma manera, Alpha es también un método "gastronómico".

sábado, 1 de agosto de 2015

FORMAR LÍDERES, NO SEGUIDORES


"Un buen líder potencia las capacidades de su equipo y hace brillar a su gente"

Una de las necesidades más importantes a la que la Iglesia actual se enfrenta, más que buscar seguidores, es la de preparar, apoyar y motivar líderes, que lideren y preparen, apoyen y motiven a nuevos líderes. 

Para ello, lo primero es generar un cambio de corazón, una transformación del espíritu y del alma, pero sobre todo, un cambio en la manera de pensar.

El verdadero liderazgo debe desarrollar al máximo el potencial de aquellos que están bajo su autoridad, para ayudarlos a encontrar y desarrollar los dones y capacidades que poseen y potenciarlos al máximo.

Nadie nace líder sino que todo líder necesita formación y preparación para llegar a serlo. La motivación y el estímulo de sus habilidades es lo que proporciona a una persona la capacidad de liderazgo.

Un buen líder explica al grupo la visión (objetivos), comparte información con el grupo, inspira confianza, resuelve problemas, es un ejemplo y modelo para el grupo, conoce a su gente, busca su bienestar y se preocupa por ellos, forma a su gente desarrollando el espíritu de equipo .

Las 5 frases más importantes de un líder: 
  1. Cometo errores
  2. Buen trabajo!
  3. ¿Qué opinas?
  4. Por favor...
  5. Gracias
La palabra más importante: Nosotros
La palabra menos importante: Yo

1. PERMITE QUE TOMEN SUS PROPIAS DECISIONES

La capacidad de liderazgo no está basada en el azar sino en la toma de decisiones acertadas. Es necesario meditar y aprovechar las oportunidades que Dios pone delante de nosotros.

El líder debe capacitar a sus subordinados para tomar decisiones y que éstos no dependan de él, sino de Dios. Para ello, debe definir de antemano los objetivos generales a cumplir. Jesús en Marcos 16, 15 enseñó a los discípulos los objetivos generales: “Id y haced discípulos….” Los formó, los animó y más tarde, les dejó solos para que ellos mismos tomaran las decisiones oportunas.

Cuando la gente confía en su líder es maravilloso, pero más maravilloso es cuando un líder confía en su gente. Un líder que genera crecimiento y desarrollo jamás piensa que nadie pueda ser más eficiente o mejor que él.

2. PERMITE QUE COMETAN ERRORES

Muchos líderes se amparan en su infalibilidad para no delegar, cuando piensan que aún no ha llegado el momento, que aún no están preparados y temen que por ello, puedan cometer errores. Si Cristo hubiera esperado a que sus discípulos fueran perfectos para delegar en ellos, aún seguiría con ellos, corrigiéndoles.

Todo aquello que descubrimos a causa de nuestros errores nos enseña más que el hecho de que otros nos los señalen (principio efecto-causa). Durante el proceso de error/corrección aprendemos constantemente qué hacer y qué no. Aprendemos a levantarnos cuando caemos, no cuando nos cuentan lo que pasa al caernos.

Un líder debe ser humilde para admitir sus errores, eficiente para aprovecharlos y sabio para corregirlos.

3. PERMITE QUE DISCREPEN DE TI

No es bueno el pensamiento único, el “señor, sí, señor”. A las personas que siempre asienten, la Biblia las llama “asalariadas”. Es preferible que nos miren a la cara y nos digan “no estoy de acuerdo”, porque es ahí donde se demuestra el compromiso y la lealtad con el fin último.

Es aconsejable establecer espacios donde el debate y la discrepancia sean constructivos y no se conviertan en discusiones sin fruto. Es vital que el líder no esté siempre a la defensiva con inseguridades y temores a ser desafiado, porque si tiene que reclamar autoridad es que no la tiene.

La autoridad se demuestra con acciones responsables y no con palabras inseguras. Sin responsabilidad ni seguridad no existe autoridad. 

La inseguridad crea líderes autoritarios y dictadores que están preocupados en decir a todos qué hacer y qué no hacer, cómo hacerlo y a dónde ir, qué pensar y qué no pensar. Necesitan dirigir la vida de los que le rodean para no “retratarse”.

Pero también este modo de actuar es motivado por la falta de compromiso de los subordinados, por la comodidad de no asumir responsabilidades.

Un buen líder enseña y motiva a sus subordinados a pensar por sí mismos, a actuar en consecuencia y a abrir el debate. Esto es enriquecedor tanto para el líder como para el resto; sin embargo, si dejamos lugar a la envidia y al rencor, no hay ninguna posibilidad de crecimiento. 

4. PERMITE QUE SE MUEVAN LIBREMENTE

Un buen líder deja espacio a sus discípulos. No está continuamente encima de ellos, corrigiéndoles sino que les deja actuar. No se requiere de su autorización para cada actividad a desarrollar o para cada decisión a tomar. Debe darles independencia siempre que haya establecido los objetivos a cumplir, las fronteras y los posibles contratiempos. Sin libertad de movimiento no se forman líderes.

Existen líderes que desean realizar ellos todo el trabajo, se desgastan y se “queman”; Piensan que sólo su esfuerzo será capaz de alcanzar el fin y tratan de ocupar el lugar de Dios; pero el liderazgo no es un trabajo que descansa en nuestro esfuerzo sino que es un privilegio y un don que Dios nos ofrece para formar a otros.

La clave estriba en formar líderes, no seguidores ni robots que obedezcan. Se trata de dejar los “detalles” y entrar en la presencia del Espíritu Santo.

¿Eres de los que dice “dar libertad” pero luego está siempre supervisando cada detalle de lo que se hace? ¿Vas detrás de las acciones, cambiando cada coma, cada punto?

5. PERMITE QUE CREZCAN

“Permitir” invita a crear espacios de crecimiento, mentalidades de aumento, intenciones de progreso. Conforme crecemos en “permitir”, hacemos a los demás que crezcan. Pero es necesario ir más allá del “permitir”, debemos “fomentar” el crecimiento invirtiendo tiempo y recursos.


Un líder debe romper las resistencias al crecimiento, tanto propias como ajenas. Debe estar en un constante proceso de crecimiento para no estancarse ni que el resto se estanque.

Envía a tu gente a retiros, a seminarios, a conferencias, a escuelas de líderes, a cursos de capacitación. Mejor aún, acompáñales y descubre talentos que aún no han sido descubiertos ni desarrollados.

Un líder está en un proceso constante de búsqueda de nuevas áreas, nuevos métodos, nuevos talentos por descubrir y dones infrautilizados. Enseña a pensar, a orar, a meditar y también enseña a enseñar y a discipular.

Un líder forma personas con “piedras vivas” para el Reino de Dios, no empresas o proyectos humanos. UN LÍDER FORMA LÍDERES QUE LIDERAN.

6. PERMITE QUE SE VAYAN

“Las ovejas no pertenecen al pastor, pertenecen al amo”. No es nuestro ministerio, es el de Dios. Todo es de Él, todo es prestado.

Tan pronto como se tenga la seguridad, la tranquilidad y la garantía de haber formado líderes, no se debe ser posesivo y debemos “dejar ir”. Esto demostrará la valía de un líder. Hay gente que Dios ha traído a nuestra vida para llevársela, que pasan a nuestro lado para estar con nosotros por un tiempo, pero no para quedarse.

Por ello, es necesario mostrar a los discípulos a soñar, a que vean ellos mismos la visión, tal y como hizo Cristo con los suyos.

Como hizo el padre al despedir con una bendición al hijo pródigo, aún a sabiendas de que posiblemente dilapidaría su herencia, así debemos dejar marchar a nuestros discípulos. 

El objetivo de un buen líder no es retener a su protegido para demostrarle quien manda o quien ostenta la autoridad, sino desarrollar al máximo el potencial de los que están bajo su autoridad para convertirlos en nuevos líderes. Y si tiene que dejarlos ir, que sea con su bendición.

7. PERMÍTETE DISFRUTAR DE SU ÉXITO

El éxito de un discípulo es el éxito de su líder. El Señor tiene planes para ti y para los demás y quiere que todos disfruten de la cosecha, sembrando por sí mismos o a través de otros. El fruto no depende del líder, él sólo siembra. La cosecha depende de Dios.

8. PERMITE QUE TE ENSEÑEN

Nadie deja jamás de aprender, ni siquiera de sus subordinados. Deja que tus discípulos te enseñen porque Dios también te habla a través de ellos. No pienses que tienes a Dios en exclusiva.

9. PERMÍTETE AMARLOS

Los discípulos necesitan que su líder les demuestre su afecto, su cariño y su satisfacción. 

Así como el Señor nos pastorea suavemente, nosotros debemos pastorear a nuestras ovejas. Fomenta el cariño y el afecto en tus discípulos de dos maneras: verticalmente, de ti a ellos y horizontalmente, entre ellos.

Ámalos, abrázalos y recuerda que Dios los ha puesto en tu camino para eso, para que los ames.

10. PERMITE A DIOS LLEVARSE TODA LA GLORIA

Todo lo que hacemos en nuestra vida es por Gracia de Dios; también cuando formamos líderes, no es por nuestro esfuerzo, sino por gracia divina. Da le toda la gloria a Dios y pienses que es tuya.

Sin la Gracia del Espíritu de Dios, nuestro trabajo es inútil, no se desarrolla, ni crece, ni da fruto. Confiando sólo en tus fuerzas no lograrás el objetivo.

¿QUÉ LÍDER SOY Y QUÉ LÍDER QUIERO SER?

Estamos viviendo un momento histórico: tenemos el privilegio de vivir el mejor momento de la historia de la Iglesia, siendo los protagonistas del presente pero mirando al futuro. Estamos llamados a alzar nuestros ojos y ver todo lo que Dios, a través del Espíritu Santo está preparando.

Pero para crecer, debemos meditar qué clase de líderes somos y qué clase queremos ser:

¿Soy de los que construyo muros excluyentes y edifico mis imperios amurallados? ¿En lugar de abrazar, rechazo y excluyo? ¿Hago de mi liderazgo un club exclusivo?

O ¿soy de los que construyo puentes, que tiendo manos a quienes me rodean para que brillen? ¿Abrazo a mis discípulos y los bendigo con alegría?

Dios quiere que su Iglesia sea una y nos muestra que aquel que está a nuestro lado no es nuestro competidor ni nuestro enemigo sino un complemento que Él nos ha puesto. Dios tiene un plan para cada uno según los dones que nos ha otorgado y no un plan para todos donde disputarnos el mejor sitio.

Cuando uno se fatiga de tirar del carro debe ponerse detrás, motivar y animar a los demás a que tiren de él entre todos y al unísono, compartiendo la visión con ellos pues es la voluntad de Dios.

VISIÓN DEL LÍDER: Potenciar los dones y talentos para su desarrollo y crecimiento.

MISIÓN DEL LÍDER: Formar y capacitar nuevos líderes.



Fuente: 

“Cómo ejercer la verdadera autoridad”
2002. Jonathan Mark Witt