¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

domingo, 25 de agosto de 2024

FELIPE, EL QUE CONFIABA EN JESÚS

"Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea.
Se encontró con Felipe y le dijo: 'Sígueme'.
Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro.
Felipe se encontró con Natanael y le dijo:
Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la Ley 
y también los profetas.
Es Jesús, el hijo de José de Nazaret. "
(Jn 1, 43-45)

San Juan nos dice que Felipe era oriundo de Betsaida y de oficio pescador, como Pedro y Andrés; que era amigo de Natanael de Caná; que había conocido a Jesús; que fue también discípulo de Juan el Bautista (como todos los apóstoles galileos) y que fue de los primeros a quien Jesús le dijo “Sígueme.

Las listas de los Evangelios Sinópticos y los Hechos de los Apóstoles registran a Felipe en quinto lugardespués de  Pedro, Andrés, Santiago y Juan (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 6,14; Hch 1,13), pero es en el Evangelio de san Juan donde se le nombra y donde se relata cómo cuando Felipe conoció a Cristo, inmediatamente fue a buscar a Natanael y le dijo: “lo hemos encontrado, de quien Moisés... y los profetas, escribieron.”  Natanael recibió la noticia con reticencia y desconfianza pero Felipe no le argumentó nada ni trató de convencerlo, simplemente le dijo: “Ven y verás” (Jn 1, 43). 

Este pasaje joánico nos dice tres cosas importantes sobre Felipe: primero, muestra el correcto acercamiento hacia el que recela de Cristo, indicándole el camino pero sin quebrantar su libertad; segundo, su total confianza en Cristo; y tercero, su vocación misionera.

San Juan menciona también la participación del apóstol en la multiplicación de los panes, como el hombre encargado de la logística y a quien Jesús, para probarlo, le pregunta: “¿Con qué compraremos panes para que coman estos?(Jn 6, 5-7). También, narra su intervención durante la Última Cena cuando le dice a Cristo:"Muéstranos al Padre" (Jn 14, 8).
             
Los estudiosos no están muy de acuerdo sobre la figura de Felipe. En Hch 6,5 se presenta a Felipe como uno de los siete diáconos ordenados. Algunos dicen que éste es otro Felipe. Otros, que realmente éste es el apóstol. 

Si es el mismo Felipe, entonces su personalidad cobra más importancia porque significa que tuvo una fructífera campaña misionera en Samaria, dirigiendo al eunuco etíope a Cristo (Hch 8,26), quedándose con Pablo en Cesarea (Hch 21,8) y siendo una de las figuras importantes de la iglesia primitiva. 

El Evangelio señala expresamente que "era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro" (Jn 1, 44), lo que unido al hecho de que Andrés y él son los únicos apóstoles que tienen nombres griegos, y a la intercesión conjunta de ambos por los griegos que querían ver a Jesús (Jn 12, 21-22), hace suponer que Felipe y Andrés eran parientes o amigos.

Pero tras su mención junto a los demás apóstoles en Pentecostés, no vuelve a ser nombrado, y poco sabemos a ciencia cierta acerca de su vida, salvo por la literatura apócrifa: 
  • "Hechos de Felipe" (s. IV)​ narra su predicación en Grecia, Siria y Frigia junto a Bartolomé (Natanael), sus predicciones y milagros, y su martirio en Hierápolis (Frigia).
  • "Leyenda dorada"(compilada en los s. XIV y XV) afirma también que fue martirizado en Hierápolis, siendo crucificado tras haber sido lapidado.
  • "Evangelio de Felipe" dice que María Magdalena era su 'compañera', 'hotre', que en copro se refiere a una compañera sentimental (mujer), espiritual (discípula) o una simple acompañante.
Hombre práctico y normativo, de hechos y números, de corazón caliente y cabeza pesimista, este sencillo galileo fue quien marcó la cruz como signo de cristiandad y de victoria.

Su símbolo apostólico es una canasta, por su participación en el milagro de la multiplicación de los peces y los panes. También, se le representa con una cruz en forma de "T", instrumento con el que obró durante su vida muchos milagros.

sábado, 24 de agosto de 2024

BARTOLOMÉ, EL QUE ESTABA DEBAJO DE UNA HIGUERA

 
"Felipe se encontró con Natanael y le dijo: '
Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés
en la Ley y también los profetas.
Es Jesús, el hijo de José de Nazaret'.
Natanael le replicó: '¿Puede salir algo bueno de Nazaret?'
Felipe le contestó: 'Ven y verás'.
Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él:
'Ahí viene un verdadero israelita: éste no sabría engañar'.
Natanael le preguntó: '¿Cómo me conoces?.
Jesús le respondió: «'Antes de que Felipe te llamara,
cuando estabas bajo la higuera, yo te vi'.
Natanael exclamó:
Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel"
(Jn 1, 45-49)

Celebrábamos ayer, 24 de agosto, la festividad de san Bartolomé, de quien sólo sabemos su nombre (Natanael), su procedencia (Caná de Galilea) y que fue el único discípulo de familia noble, pues hay muy pocos datos de él en los textos neotestamentarios.

Aparece en las cuatro 'listas' de Apóstoles: tanto en la de los Hechos (Hch 1,13) como en las de los Evangelios Sinópticos (Mt 10,3; Mc 3,18; Lc 6,14) pero nse le menciona más en el Nuevo Testamento ni se sabe nada con certeza acerca de su vida. 

Por otro lado, san Juan, que no menciona en su evangelio ninguna lista de apóstoles, tampoco lo nombra pero sí coloca a Natanael dentro del círculo íntimo de Jesús, nombrándolo en dos ocasiones, lo que puede ser un indicio de que se trate de Bartolomé:
  • La primera ocasión es el pasaje que nos ocupa y en el que después de cierto escepticismo por prejuicios, Natanael, por mediación de su amigo Felipe, y ante un elogio como pocos de Jesús, lo reconoce como el Mesías y realiza una rotunda confesión de fe. 
  • La segunda vez es en el episodio de la pesca milagrosa en el lago Tiberíades (Jn 21,1-14), ya como discípulo, testigo de Cristo Resucitado y perteneciente al grupo de los Doce. Estuvo presente en la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (Hch 1,12-14).

La mayoría de los biblistas llegan a la conclusión de que Bartolomé y Natanael son la misma persona porque:

  • Bartolomé o “hijo de Talmay o Tolomeo" no es un nombre propio sino patronímico, como Barjona o "hijo de Jonás" para referirse a Pedro, o Barrabás, para referirse al "hijo del rabino", mientras que Natanael sí es un nombre propio que significa "don de Dios".
  • Bartolomé no aparece en el evangelio de san Juan, mientras que Natanael no aparece en los Sinópticos (lo mismo que Nicodemo, que sólo aparece en san Juan). 
  • Bartolomé sale siempre emparejado con Felipe en las "listas de apóstoles" de los sinópticos, y según san Juan, Felipe era un viejo amigo de Natanael que le guió a Jesús. 
  • Natanael era de Caná de Galilea donde Jesús eligió a la mayoría de los Doce Apóstoles (excepto a Mateo). 
  • En la aparición de Jesús a orillas del Mar de Tiberíades, Natanael está presente junto con algunos discípulos que se nombran y otros dos, que no. 
El libro apócrifo "Actas de Felipe", afirma que evangelizó en Licaonia y Frigia, y habla de su martirio en el Ponto y el Bósforo. 

Sin embargo, Eusebio (s. IV d.C.) afirma que predicó en la India y que dejó una copia del Evangelio de Mateo en arameo. 

Otros dicen que difundió el evangelio por Mesopotamia, Persia, Azerbaiyán y Armenia, junto a Judas Tadeo.

Unos dicen que murió degollado y decapitado, otros que desollado vivo y luego crucificado, con la cabeza hacia abajo, en Albanopolis (Armenia) por orden de Astiages, por haber convertido a su hermano Polimio, rey de Armenia. 
Bartolomé es representado en el arte (El Juicio Final, de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina) desollado, sosteniendo un cuchillo y su piel con sus propias manos que muestra que un apóstol que, literalmente, "se dejó la piel" por Cristo. Sus reliquias son veneradas en la iglesia de San Bartolomeo all'Isola, a orillas del Tíber en Roma. 

Algo importante para Bartolomé debió ocurrir "debajo de la higuera" para que el hombre de Caná pasase del escepticismo y los prejuicios a la completa adhesión y seguimiento a Cristo.

Lo mismo que nos ocurre a nosotros cuando albergamos ciertos prejuicios, aprensiones o escrúpulos hacia algunas personas, circunstancias o situaciones de  fe. Es entonces cuando el Señor nos sorprende con "sus casualidades", que nos desmontan completamente y nos hacen caer "rostro a tierra".

La historia de Natanael nos mueve a todos los cristianos a no contentarnos sólo con escuchar a otros decir quien fue Jesús, sino a "ir y ver", a tener una experiencia viva y real del Resucitado, a implicarnos personalmente en una relación íntima y profunda con Jesús. 

Sólo así podremos reconocerle y decirle: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel» (Jn 1, 49).

MATÍAS, EL ELEGIDO POR LAS "PIEDRAS SAGRADAS"

"Les repartieron suertes,
le tocó a Matías,
y lo asociaron a los once apóstoles"
(Hch 1, 26)

Matías es la gran excepción en el grupo de los apóstoles de Cristo. Es el único cuyo nombramiento no fue realizado personalmente por Jesús, sino que fue elegido "a suertes" por los Once "para desempeñar el ministerio del apostolado" en el lugar "dejado por Judas Iscariote", quien había prevaricado (Hch 1, 21-26).

Matías o Matatías (en hebreo "don de Dios" o "regalo de Yahvé") fue discípulo de Jesús desde el principio y testigo de su vida pública, pero después del relato de su elección apostólica, no vuelve a ser mencionado en la Escritura, y poco sabemos a ciencia cierta de su vida.

Clemente de Alejandrí­a lo identifica con Zaqueo, y otros con Bernabé o con Natanael. Eusebio afirma que fue uno de los setenta y dos discípulos de Lc 10, 1. 17, y Nicéforo Calixto dice que predicó el evangelio en Etiopía y que fue martirizado.

Se le "atribuyen" tres escritos apócrifos que narran cómo fue hecho prisionero por antropófagos, cegado, curado y liberado por Andrés, y finalmente decapitado: Evangelio de Matías, por Orígenes1, Tradiciones de Matías, por Clemente de Alejandría2 y Palabras secretas, por Clemente de Alejandría e Hipólito de Roma3.

¿Por qué "era necesario" nombrar un sustituto de Judas?
Los Doce Apóstoles fueron elegidos por Jesús para "juzgar (como nuevos "doce" patriarcas) a las doce tribus de Israel" (Mt 19,28; Lc 22,31). 

Tras la deserción ("apartarse", "dejar su lugar desierto", parabáinein; Hch 1,20.25) y el suicidio de Judas, el número de los apóstoles se había reducido a once y, puesto que el número "doce" expresaba la plenitud del Pueblo de Dios, era necesario completar su número.

¿Por qué Matías fue elegido "a suertes"? 
San Pedro reunió a la comunidad cristiana en Jerusalén para explicarles que, según estaba previsto en las Escrituras (Sal 41,9), uno de los Apóstoles había traicionado a Jesús (Hch 1,17-25), y que otro debía reemplazarlo: "Suscita contra él un malvado (...) sean sus días pocos, tome otro su oficio" (Sal 109,6-8).

Se propusieron dos nombres: José, de sobrenombre Barsaba, llamado Justo, y Matías. Se pronunció una oración y se consultó a Dios echándolo a suertes para que manifestase su voluntad sobre quién debía ser el nuevo Apóstol.

Este procedimiento de consulta a Yahvé realizado por los Once parece insólito pero era ya utilizado en el Antiguo Testamento (cfr. Prv 16,33; Nm 26,55; Lv 16,8; Jos 7,14) mediante el Urim (en hebreo, luces o dar luces; en acadio, oráculos) y el Tumim (en hebreo, perfecciones, totalidades o inocencias; en acadio, instrucciones).

El Urim y el Tumim eran las piedras de ónice (Urim, la negra y Tumim, la blanca) colocadas en las hombreras del efod o en el "pectoral del juicio" o Jóshen del sumo sacerdote (cfr. Ex 28,30; Lv 8,7-8; Nm 27,21; Dt 33,8; 1 Sa 23,9.24)
                       
Podríamos decir que este "sorteo" era una especie de "cara o cruz" sobre una pregunta específica de un hecho concreto y susceptible de ser respondida por Dios con un  o con un no: las piedras se arrojaban, y si coincidían las dos caras blancas boca arriba, significaba “sí”; si las dos eran negras, “no”, y si una era negra y otra blanca, no había respuesta.

Este procedimiento oracular dejó de utilizarse cuando Nabucodonosor destruyó Jerusalén en el 587 a. C., cuando dejó de haber Templo y sumo sacerdote, según los libros de Esd 2,61-63 y Neh 7,63-95.

Las "piedras sagradas" se mencionan en el Antiguo Testamento en varias ocasiones: cuando Aarón fue nombrado sumo sacerdote por Moisés  “delante de Dios”, en el 'Santo de los Santos' (Ex 39,6-7); cuando el rey Saúl le preguntó a Dios si debía atacar o no a los filisteos (1 Sa 14,36-42); y también, cuando el rey David le pidió usarlas al sumo sacerdote Abiatar (1 Sa 22,19, 20; 23,6-15).

La piedra blanca es mencionada en el Nuevo Testamento: cuando Cristo, Sumo Sacerdote y Rey, se dirige a la Iglesia de Pérgamo, cuyo obispo, Antipas, es el primer mártir de Asia, y promete: "Al vencedor le daré el maná escondido, y una piedrecita blanca, y escrito en ella un nombre nuevo..." (Ap 2, 17), referencias a la Eucaristía, a la Confesión y al Bautismo.

Algunos estudiosos sostienen que Urim deriva del término hebreo Arrim, que significa ‘condenado’, de modo que Urim significaría ‘culpable’ y Tumim, significaría sin culpa’ o 'inocente', en referencia al juicio divino respecto de un acusado. 

Otros afirman que Urim servía para traer a la luz la culpabilidad del acusado, y Tumim para establecer su inocencia.

Y otros sostienen que en la mayoría de pasajes donde se usa la expresión “consulta a Yahvé” o similares, se está refiriendo al Urim y al Tumim (Jue 1,1-2; 20,27-28; 1 Sa 10,19-22; 2 Sa 2,1; Hch 1,12-26; Ap 2,17;  etc.).

Así pues, Matías fue elegido por Dios mediante este "sorteo de las piedras sagradas", procedimiento oracular atestiguado en toda la Escritura y que no muchos conocen.




___________________________________________________________
1 Hom. in Lucam, I: PG 13,1803
2 Stromata, 11,9.45: PG 8,981; 4.26: PG 8,1132; VII,13.82: PG 9,513; cfr. ib. IV,6.35: PG 8,1248
3 Stromata, VII,17.108: PG 9,552); Refutación, VII,20.1: PG (Orígenes) 16 (3 parte) 3.302
 

viernes, 23 de agosto de 2024

LOS SIETE SIGNOS DE JESÚS EN SAN JUAN

"Muchos otros signos, 
que no están escritos en este libro, 
hizo Jesús a la vista de los discípulos. 
Estos han sido escritos para que creáis 
que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, 
y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre" 
(Jn 20,30-31)

A lo largo del evangelio de san Juan, en particular, desde el capitulo 1 al 11 (llamado el "libro de los signos"), el "discípulo amadorelata muchos de los signos y milagros que Jesús realizó durante su vida pública para fortalecer la fe de los hombres y para que le reconozcan como el Mesías, el Hijo de Dios, aunque no todos los que hizo.

Los siete signos del Evangelio de Juan tienen una estrecha correlación y tipifican los siete sacramentos:

1º La conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2,1-11)
El primer signo de Jesús, como inicio de su vida pública, muestra tres sacramentos:
  • Eucaristía: en torno a una celebración, Jesús transforma el agua en vino como símbolo de la nueva alianza eucarística. Las palabras de la Virgen María: "Haced lo que él os diga" anticipan lo que les dirá Jesús a sus apóstoles en la Última Cena: "Haced esto en conmemoración mía". 
  • Matrimonio: el "vino" necesario para mantener la unión entre el hombre y la mujer solo proviene de Cristo (esposo perfecto).
  • Orden sacerdotal: la misma unión entre el sacerdote y Dios. La imagen de la Virgen (esposa perfecta) tipifica la Iglesia y su obediencia a Dios, en contraste con la primera esposa y madre Eva que le desobedeció.
2º La sanación del hijo del funcionario real de Cafarnaúm (Jn 4,46-54)
Unción de enfermos: Eco de las palabras a Elías en el pasaje de la viuda de Sarepta (1Re 17, 43), que nos muestra el alcance universal de la salvación. Nicodemo representa a los judíos, la mujer a los samaritanos y el hijo del funcionario (Régulo) a los paganos.  

3º La curación del paralítico de la piscina de Betesda en Jerusalén (Jn 5,1-15)
Reconciliación/Penitencia: Jesús no sólo cura lo físico (piernas) sino también lo espiritual (corazón). En la confesión, obedecemos lo que Dios nos menda y hacemos propósito de enmienda, de conversión, de cambio de vida.

4º La multiplicación de los panes y los peces en el mar de Galilea (Jn 6,1-15)
Eucaristía: Jesús habla primero (ambón) con su discurso del" pan de vida" y luego da a todos de comer su cuerpo (altar). Las 12 canastas son los 12 apóstoles. El pasaje muestra cómo Jesús provee siempre, para que sus discípulos puedan distribuirnos la comunión a todos los que tenemos hambre de Dios.

5º La curación del ciego de nacimiento en la piscina de Siloé (Jn 9,1-41)
BautismoLa pregunta de los apóstoles, sobre el pecado heredado de los padres, da pie a Jesús para obrar otro signo mezclando barro y saliva a modo de "unción". Después, manda al ciego ir a la piscina a purificarse. El ciego obedece a Jesús y "ve" progresivamente (con fe), mientras que al mismo tiempo, los jefes judíos se ciegan y endurecen sus corazones (sin fe), también progresivamente.

6º La resurrección de Lázaro en Betania (Jn 11,1-45)
Confirmación:  Las palabras de Tomás muestran el deseo cristiano de morir al "hombre viejo" y despertar al "hombre nuevo", a la nueva vida en Cristo; las de Marta, la hermana de Lázaro, la profesión de fe en Cristo: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo"; y la oración de Jesús. la confirmación de la fe: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado" .

7º El envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles (Jn 20,19-23)
Orden sacerdotal: Jesús Resucitado se aparece a los apóstoles al anochecer del primer día de la semana (el día del Señor) y les saluda dándoles la paz. Inmediatamente les envía en misión como el Padre le ha enviado a Él, insuflándoles el Espíritu Santo y les otorga la autoridad divina de perdonar los pecados.

El propósito de todos los signos realizados por Jesús va más allá de la sanación física, busca la conversión del corazón. 

La intención de Juan, al escribirlos, es mostrarlos como evidencias de la identidad mesiánica de Jesús, para que todos crean en Él como el Mesías.

Algunos otros signos narrados en el evangelio de Juan son:
  • Jesús caminando sobre el mar (Jn 6,15-25). Simboliza el poder y el triunfo de Cristo sobre el mal.
  • La salvación de la mujer adúltera que iba a ser apedreada en Jerusalén (Jn 8,1-12). Simboliza la redención de los pecados por Cristo en la Cruz.  
  • La aparición de Jesús Resucitado a María Magdalena en el sepulcro (Jn 20,11-18)a los apóstoles en Jerusalén (Jn 20,19-23) y a Tomás y los apóstoles (Jn 20,26-29). Evidencia clara de su resurrección y símbolo de la nuestra en el futuro.
  • La pesca milagrosa (Jn 21,1-14). Simboliza el Evangelio y la Iglesia. 
San Juan termina su evangelio diciendo: "Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir" (Jn 21,25).


jueves, 22 de agosto de 2024

EVANGELIZACIÓN: LO QUE FUNCIONA Y LO QUE NO


Desde hace poco más de una década, tras mi conversión, a pesar de mi inicial reticencia y de mi escaso conocimiento sobre la fe, el Señor me llamó, de una forma muy directa en un retiro de Emaús a evangelizar. 

Sin apenas darme cuenta, Dios ha ido preparándome y capacitándome para poder cumplir la misión a través de: formación teológica, mariológica, litúrgica y bíblica, discipulado, grupos de fe y de Lectio Divina, servicios pastorales parroquiales y diocesanos, peregrinaciones, lecturas espirituales, congregaciones religiosas, encuentros y métodos de nueva evangelización (ENE, Alpha, Emaús, Effetá)... 

Después de todos estos años, uno se da cuenta de que España, y Occidente en general, han dejado de ser eminentemente católicos y han pasado a ser religiosamente indiferentes, tibios o agnósticos, mientras la Iglesia sigue manteniendo métodos, estructuras y lenguajes que "no llegan", que "no funcionan" y que no producen "frutos". Casi todos los sacerdotes han sido formados como si estuviéramos en el antiguo régimen de la Cristiandad y dan por hecho muchas cuestiones de los fieles que no se corresponden con la realidad. 

Es sorprendente comprobar hasta qué punto las personas carecen de una mínima formación cristiana en lo relativo a la liturgia, los sacramentos, la oración, la Escritura, etc. Y es porque nadie se lo ha enseñado. Y es que todos hemos dado por hecho que la civilización occidental sigue siendo cristiana. Y eso ya no es así.

Un estudio científico llamado "Buenas Prácticas en Parroquias", de febrero de 2023 sobre cómo evangelizan las parroquias, qué prácticas tienen, como renuevan sus estructuras, etc. demuestra que de las 22.000 parroquias existentes en España, tan sólo 300 han empezado alguna forma de "conversión pastoral y renovación misionera", a través de métodos kerigmáticos, itinerarios de discipulado, cambios de estructuras que no favorecen la transmisión de la fe, grupos de liturgia y de Biblia, formación de evangelizadores...

Es cierto, que tras varios lustros de nueva evangelización, se aprecia esta renovación pastoral en algunas parroquias que crecen orgánicamente; quizás a paso lento, pero firme y seguro, con la guía del Señor. 

Sin embargo, aún queda mucha mies por trabajar y pocos son los obreros (cf Mt 9,37), pero no hay que perder la esperanza porque Dios nos ayuda: "El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho" (Jn 14,26).
Lo que no funciona
Lo más importante para un evangelizador es discernir lo que funciona y lo que no funciona en el terreno de misión. Lo que es cierto y seguro es que nada funciona sin el Espíritu Santo, sin una actitud de abandono en Dios y oración frecuente, de servicio y entrega altruista, y sin una disposición humilde y obediente.

No funcionan los intentos proselitistas de "convertir" a la fuerza, de convencer en lugar de contagiar, de forzar en lugar de respetar. Tampoco funcionan las antiguas pastorales de catequesis iniciáticas, sin antes entablar una relación personal con las personas que buscan a Dios. Nosotros nos interesamos por las personas pero no convertimos a nadie, es Dios quien lo hace.

La evangelización es infructuosa sin liderazgo, sin discipulado o sin acompañamiento. Esas son las claves y los frutos de la evangelización: organización, formación y caridad. 
Lo que sí funciona
Para que haya discipulado, lo primero que debe haber es una comunidad que acoja y acompañe, además de una corresponsabilidad entre sacerdotes y laicos que favorezca el crecimiento espiritual, uno liderando y otros sirviendo.

La evangelización funciona cuando nos interesamos de verdad por las personas, cuando las escuchamos. Muchos vienen con muchas dudas y preguntas sin contestar. Cuando las personas se sienten escuchadas (en una sociedad llena de ruido y que no escucha) es cuando se abren y preguntan. 

Es entonces cuando se puede empezar a hablarles, pero nosotros sólo mostramos a Cristo con nuestro testimonio de vida, para que Él responda sus dudas, mientras les acompañamos en el camino. Todo discípulo necesita un mentor, un acompañante que le sostenga y le ayude mientras "va de camino". Pero Maestro, sólo hay Uno.

Para que este discipulado sea duradero y de frutos, necesitamos colaborar con los sacerdotes, formar líderes y establecer grupos (que no coordinadores ni equipos) que utilicen todas las diferentes herramientas humanas y divinas que tenemos a nuestro alcance (cf Sal 78).

Dios nos pide un cambio de mentalidad, tanto en los sacerdotes como en los laicos. Nos pide dejar de estar aferrados a la vieja mentalidad de mantenimiento, de fe introspectiva y privada, de total inacción misionera y nulo compromiso evangelizador. 

Necesitamos directores de orquesta, no hombres-orquesta que intenten tocar a la vez todos los instrumentos. La evangelización requiere hoy una orquesta, compuesta por su director y sus solistas, sus instrumentos y sus intérpretes... formada por un líder, servidores y herramientas que "suenen" correcta y armónicamente.
Sacerdotes, laicos, diáconos, religiosos...todos "tocan", todos evangelizan. Pero en la evangelización es el párroco quien dirige y lidera la orquesta, desde la cercanía y la escucha, desde la corresponsabilidad y la delegación.

Lo que Dios nos pide
Jesús, que hace nuevas todas las cosas (cf Ap 21, 5), nos pide hacer cambios y utilizar nuevos métodos de evangelización. Nos pide hacer nueva la forma de tratar a las personas que se acercan a la Iglesia y a los sacramentos, la forma de vivir la fe comunitariamente. 

El Espíritu Santo, que ha derramado el amor de Dios en nuestros corazones (cf Rom 5,5), nos suscita, tanto a sacerdotes como a laicos, la imperiosa necesidad de cultivar la caridad: acoger, acompañar, formar y discipular, porque, por desgracia, al crecer la maldad (en el mundo), se ha enfriado el amor en la mayoría (cf Mt 24,12) de nuestras comunidades parroquiales. 

No se trata tanto de poner en marcha una pastoral de nuevos métodos que caigan en la tentación del activismo, sino de generar una nueva forma de construir auténticas comunidades cristianas.
Es nuestra misión reedificar una Iglesia que ha dejado de "salir" al mundo y que ha olvidado el "amor primero" (Ap 2,4); que se ha contagiado de los falsos ídolos del mundo (Ap 2,14-15;20-21); que se ha vuelto "autosuficiente" y "complaciente", y se cree a salvo (Ap 3,1); que se mantiene "cumpliendo" con tibieza y a duras penas (Ap 3,15-16); que sólo crece en incertidumbre, que se pone a la defensiva y no se deja corregir (Ap 3,19); que contagia compasión...más que pasión, que inspira pena...más que alegría (Ap 3,17).

Es nuestra tarea (de todos) rescatar esa mentalidad "evangelizadora" para "construir" discípulos y no para "mantener" reuniones y edificios.

Es nuestra labor (de todos) retomar esa mentalidad originaria de formar hombres apasionados de Cristo que contagien a otros y no para seguir haciendo lo que se ha hecho "siempre".

Un cristiano, por mucho que vaya a misa (más por lo que cree que debe hacer, que por creer que va al encuentro de Cristo), no es maduro hasta que no se convierte en discípulo, es decir, hasta que no está en misión, mientras se forma y contagia a otros su pasión evangelizadora

Un cristiano, por mucho que consuma sacramentos (más por inercia y tradición que por conocimiento de lo que ello supone) no es fructífero hasta que no se convierte en discípulo, es decir, hasta que no "se pone manos a la obra" y "sale" a evangelizar

Es nuestra misión (de todos) descartar lo que no funciona y asumir lo que funciona.

martes, 20 de agosto de 2024

PEREGRINACIONES: EL CAMINO DEL ALMA

"En los días futuros estará firme 
el monte de la casa del Señor; 
en la cumbre de las montañas, 
más elevado que las colinas. 
Hacia él confluirán todas las naciones, 
caminarán pueblos numerosos y dirán:
Venid, subamos al monte del Señor" 
(Mi 4,1-2)

Desde la antigüedad, las peregrinaciones han estado muy presentes en las religiones abrahámicas como una forma de devoción popular y de cumplimiento de los deberes religiosos:
  • Para los judíos: la peregrinación anual a la ciudad Santa y al Templo de Jerusalén era obligatoria (para los hombres) para celebrar las fiestas de Pascua, Shavuot y Sukot (Ex 23,14; 34,23). Durante los trayectos, se recitaban los llamados "Salmos de la Ascensión" (Sal 120-134)
  • Para los musulmanes: la peregrinación a La Meca o "Hajj" ("dar vueltas") es obligatoria al menos una vez en la vida como símbolo de sumisión a Alá.
  • Para los cristianos: aunque la peregrinación nunca ha sido una obligatoriedad, desde los primeros siglos (IV-V d. C.), siempre ha estado asociada a visitar lugares sagrados (Tierra Santa, Roma), santuarios marianos y lugares de apariciones (Fátima, Lourdes, Medjugorje, Zaragoza, Covadonga, Guadalupe, Aparecida...), iglesias, monasterios o abadías donde existían reliquias o sepulturas de santos (Santiago de Compostela, Taizé).

Las peregrinaciones tienen una gran base bíblica: el viaje de Abraham (Gn 12-25), el Éxodo del pueblo de Israel a través del desierto (Ex 13-40), el viaje de los Magos a Belén para ver a Cristo (Mt 2,1-2), los viajes apostólicos de Jesús por Galilea, Samaria y Judea narrados en los evangelios, los viajes misioneros de San Pablo (Hch 13-28) y del resto de los apóstoles (España, India, Etiopía...). Incluso el camino del Calvario fue una peregrinación para abrir el cielo a la toda humanidad.

La primera peregrinación de la que hay constancia es la de una noble gallega (o berciana) del siglo IV d.C., llamada Egeria quien, en su obra manuscrita "Itinerarium ad Loca Sancta" o "Itinerarium Egeriae", narra sus recorridos por tierras bíblicas y lugares santos, durante mil días, entre el 381 y 384 d.C.

Atravesó el sur de Galia y el norte de Italia; cruzó en barco el mar Adriático hasta Constantinopla y de ahí partió a Jerusalén visitando Belén, Galilea, Hebrón, el monte Horeb. Viajó después a Samaria y al Monte Nebo, Jericó, Nazaret y Cafarnaúm. 

Salió de Jerusalén hacia Egipto en el 382, visitó Alejandría, Tebas, el mar Rojo y el Sinaí. Visitó después Antioquía, Edesa, Mesopotamia, el río Éufrates, Siria, Tarso, Bitinia y Constantinopla, desde donde regresó a Hispania.

Las peregrinaciones no son un "viaje turístico cultural" más, ni una simple "excursión religiosa” ni tampoco una "expedición mágica" donde conseguir indulgencias, sino el camino espiritual del alma que busca a Dios y que "evoca nuestro camino en la tierra hacia el cielo"(CIC 2691). 
Nuestra meta como cristianos es la plenitud de la vida en Dios, la comunión con Dios en nuestra patria definitiva, el cielo. Por eso, los creyentes peregrinamos  "buscando los bienes de allá arriba” (Col 3,1).

Peregrinar es realizar un itinerario de:
  • penitencia y conversión
  • expiación y de acción de gracias
  • purificación y renovación espiritual
  • profundización y crecimiento en la fe 
  • relación con Dios y con su gracia
  • humildad y desprendimiento
  • paz y ordenamiento vital
  • oración y escucha
  • piedad y recogimiento
  • comunión y fraternidad
Peregrinar es "salir de mí mismo" y recorrer, con un corazón humilde y quebrantado (Sal 51,17), las huellas de la santidad, los lugares donde la gracia de Dios se ha manifestado con especial esplendor y donde ha producido abundantes frutos de conversión.

Peregrinar es caminar por la geografía de la fe dejando atrás mis ataduras y miedos, mis seguridades y comodidades, mis dudas y desconfianzas...porque el Señor guía mis pasos. 

Peregrinar es convertirme en un viajero incansable pero con equipaje ligero, conocedor de que el camino es importante pero lo que vale realmente es la meta; sabedor de que dar el primer paso es siempre difícil pero dar el último será eternamente gozoso.

domingo, 18 de agosto de 2024

¿SIGO A UN DIOS QUE CONOZCO O A UN DIOS QUE IMAGINO?

"Estáis equivocados 
porque no entendéis las Escrituras 
ni el poder de Dios
(Mt 22,29; Mc 12,24)

Ser cristiano implica conocer y seguir a Cristo, y para ello, es necesario leer y entender la Biblia porque toda ella habla de Cristo y se cumple en Cristo (Hugo de San Víctor, De arca Noe 2,8: PL 176, 642C; cf. Ibíd., 2,9: PL 176, 642-643).

Sin embargo, muchas son las excusas para no leer la Biblia: no la entiendo, no tengo tiempo, no sé por dónde empezar, no me parece necesario leerla, tiene poco que ver conmigo...

La Biblia no es un libro del que los cristianos podamos prescindir... por muchas razones, pero la principal es que Jesús encargó a sus discípulos (a todos los que nos llamamos cristianos) una misión: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" (Mc 16,15). 

El principal problema que nos encontramos es ¿Cómo proclamar el Evangelio si no lo conocemos? ¿Cómo mostrar a Cristo y hablar de Él si no lo conocemos? ¿A qué Dios sigo? ¿A un Dios que conozco o a un Dios que imagino? ¿Creo en un Dios real o en un Dios hecho a mi medida? 
Sobre la propia Escritura, dice san Juan: "Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre" (Jn 20,30-31).

No puedo entender quién es Dios si no conozco la Sagrada Escritura. No puedo tener "vida" si desconozco a Cristo. No puedo seguir a Cristo si selecciono o interpreto según mi criterio qué parte de su Palabra vale y qué parte no: "Ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia" (2 Pe 1,20).

Creer en Dios no es tener alguna noción del Jesús histórico o del Jesús cinematográfico. La fe en Dios no se basa en sentimientos ni en estados de ánimo, ni tampoco en lo que cada uno cree subjetivamente. Creer en Dios es conocerlo... establecer una relación íntima con Él, confiar en Él, dejarse amar por Él y enamorarse de Él. 

Pero ¿Quién puede enamorarse o amar a alguien con quien no tiene una relación íntima? ¿Quién puede confiar en alguien a quien no conoce? ¿Quién puede dejarse amar por un extraño?

El siguiente problema es cómo leer la Biblia. Algunos cristianos argumentan que el Antiguo Testamento muestra a un "Dios castigador", a un "Dios vengativo y colérico", completamente distinto del que aparece en el Nuevo Testamento. Insinúan que es una parte de la Biblia prescindible, como si no fuera también Palabra de Dios, o como si "sobrara". 

Esto es, simplemente, una gran osadía que parte de una gran ignorancia bíblica, puesto que el propio Jesús rebate este error (casi herético) cuando les habla a los discípulos de Emaús: "Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras" (Lc 24,27). 
La interpretación y comprensión de las Escrituras debe partir desde su:

Cristología. Toda la Biblia habla de Cristo, no sólo los evangelios, el Nuevo Testamento y también el Antiguo. Y no lo digo yo, lo dice el mismo Jesucristo.

Inerrancia. Toda la Biblia es precisa, confiable y no contiene error en todas sus declaraciones y en todos sus libros. Es Palabra de Dios.

Unidad. Toda la Biblia es unitaria y sólo puede entenderse a la luz de la unidad del plan de salvación de Dios y de su Revelación (CEC 128-140).

Contexto.  Toda la Biblia está escrita en contextos diferentes:
  • literario-lingüístico (género poético, histórico, profético, epistolar, etc.)
  • histórico-temporal (los orígenes, la historia de Israel, la encarnación, etc.) 
Niveles de significado. Toda la Biblia tiene diferentes niveles de significado (115-117):
  • literal: ver los hechos y solo los hechos. Es lo que el autor bíblico utiliza para significar algo literal (autor humano). Ej.: la separación de las aguas del Mar Rojo (Ex 14,1-31), el madero que Moisés echó a las aguas amargas de Mará (Ex 15,22-25) o el cordero que Abraham sacrificó en lugar de su hijo (Gn 22, 6-14). 
  • espiritualprofundizar, con la guía del Espíritu Santo y el Magisterio de la Iglesia, más allá de los hechos. Es lo que el autor bíblico quiere significar espiritualmente, más allá de su literalidad (autor divino). Ej.: Mar Rojo=bautismo; madero=Cruz; cordero=Cristo. A su vez, el nivel espiritual, según san Agustín (Suma Teológica, 1, q.1, a. 10, ad 1) se divide en:
    • alegórico: reconocer su significación en Cristo; así, el paso del mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por ello del Bautismo (cf. 1 Cor 10, 2). 
    • moral: considerar que fueron escritos "para nuestra instrucción" (1 Cor 10, 11; cf. Hb 3-4,11). 
    • anagógico: identificar el mensaje específico, más profundo y eterno de las realidades y acontecimientos que nos conducen (en griego: «anagoge») hacia el cielo. Así, la Iglesia en la tierra es signo de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1- 22,5).
Agustín de Dacia, prior dominico de un convento en Escandinavia (s. XIII) escribió sobre los distintos sentidos de la Escriturala letra enseña los hechos, la alegoría lo que has de creer, el sentido moral lo que has de hacer, y la anagogía a dónde has de tender (Agustín de Dacia, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929), 256).

La Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia nos ayudan a conocer a Dios y su plan salvífico para todos y cada uno de nosotros. Salirse de ellos implica, abandonar la fe de Cristo para configurar una fe a la medida de nuestros deseos, gustos o preferencias...que no sigue a un Dios conocido sino a un Dios que imaginamos...

viernes, 16 de agosto de 2024

TRAS EL TELÓN, EL SACRISTÁN


El sacristán (laico o religioso, hombre o mujer) es una figura clave en la Iglesia que suele ser confundido con el monaguillo (acólito) y que suele pasar desapercibido, aunque no es invisible. 

Realiza un apostolado de compromiso y dedicación gratuitos, un servicio humilde a Dios y a los hermanos, y tiene diversas y variadas funciones, tanto organizativas como litúrgicas:

Es la persona que se encarga de la sacristía, de la custodia de los objetos sagrados y de las vestiduras, tanto del altar y como del sacerdote.

Asiste al sacerdote en la iglesia, en la preparación de las ceremonias (misas, adoraciones, bautizos, bodas, confirmaciones y funerales), en la decoración de la iglesia, en el mantenimiento del orden dentro de la misma, en el repique de las campanas, en la distribución de los feligreses en el templo y en la organización las colectas.​

Es el primero en llegar y el último en irse de la iglesia. Enciende las velas del altar, revisa los micrófonos y las flores ornamentales, prepara en la credenza el Misal y todo lo que se utilizará en la celebración de la misa (cáliz, patena, vinagrera, especies, corporales, purificadores, manutergios, óleos, inciensos, cruces, etc.). 

Coloca el Leccionario en el ambón y revisa las lecturas del día; pone en el atril la hoja de las peticiones; prepara las vestiduras del sacerdote según el color que corresponde; prepara y limpia los ornamentos litúrgicos; se encarga de preparar los cancioneros o las notas informativas; comprueba los depósitos de agua bendita.
Cuando llega el celebrante, lo ayuda a revestirse. Y durante la celebración, se mantiene atento, por si le toca acolitar, proclamar las lecturas, distribuir la comunión como ministro extraordinariohacer sonar la campana, sostener el libro o el turiferario, ayudar al sacerdote en algo o resolver algún imprevisto, como cambiar la pila al micrófono, traer algo que hace falta, ajustar el equipo de sonido o de iluminación, etc. 
Está tan compenetrado con su párroco, que basta que éste le haga un ligero gesto, una mirada, una pequeña inclinación de cabeza, y capta al instante lo que necesita y se apresura a traérselo como si le leyera el pensamiento. 

Y si en la iglesia hay varios sacerdotes, se adapta a lo que pide cada uno para tener siempre listo lo que puedan solicitarle.

El sacristán sabe dónde está todo, en qué mueble, en qué estante, junto a qué o debajo de qué; conoce cada rincón de la sacristía como la palma de su mano. 

Conoce lo que es un "hisopo" y un "acetre’, distingue entre una "píxide" y una "patena", entre un "corporal", un "purificador" y un "manutergio".
Además de asistir a los sacerdotes, recibe, acoge y acomoda a los feligreses, busca lectores que proclamen y personas que pasen la colecta, y suele contestar las preguntas y dudas de los recién llegados.

Cuando termina la Misa, los feligreses y el sacerdote salen del templo, pero el sacristán se queda, va y viene, atareado, llevando a la sacristía lo utilizado en la celebración. Lo guarda todo, y deja preparado lo que se utilizará al día siguiente. 

Extingue la llama de las velas. Recoge y guarda la colecta. Verifica que no quede nadie en la iglesia y que todo esté en su sitio.

Echa un último vistazo para asegurarse de dejar las cosas en orden. Cierra puertas y ventanas, y apaga las luces.

Y al día siguiente, vuelve a hacer lo mismo.

miércoles, 14 de agosto de 2024

MEDITANDO EN CHANCLAS (15): UN GRAN SIGNO

“Un gran signo apareció en el cielo: 
una mujer vestida del sol 
y la luna bajo sus pies 
y una corona de doce estrellas sobre su cabeza
(Ap 12,1)

La escena de la primera lectura de Apocalipsis 11,19 es realmente sobrecogedora: el cielo se abre y aparece el santuario de Dios, que revela María, el Arca de la Alianzarecipiente de la presencia de Dios, desaparecida en la destrucción del Templo en el 587 a. C.

"Ambos fueron arrebatados al cielo junto a Dios y junto a su trono" (Ap 12,5-6):

Jesús, como también nos relata el apóstol san Pablo en la segunda lectura, es resucitado, y con Él, todos, a su debido tiempo y orden (1 Co 15, 20-27). 

Después, María es asunta al cielo, huye al desierto, lugar de la presencia de Dios, para ocupar un lugar preparado por Dios: en el trono como Reina de cielos y tierra. María, igual que la madre de Salomón, Betsabé, ocupa su lugar a la diestra del reyJesucristo (1 R 2,19). 

"Ahora se ha establecido la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo" (Ap 12,10). La Asunción de María es el preludio del comienzo de la consumación de la obra salvífica de Jesucristo y de su reinado.

El Salmo 44 recalca el favor del Rey hacia la Reina Madre: "Prendado está el rey de tu belleza. De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir." En la Escritura, el oro de Ofir se equipara al "oro puro". Así pues, la Virgen es "oro puro" a ojos de Jesús y como tal, Nuestro Señor, no permitió que su Madre se corrompiera en la oscuridad del sepulcro.
En el orden de la gracia, nada es casualidad y así, por ejemplo, vemos los numerosos paralelismos del evangelio de Lucas 1, 39-56 con 2 Samuel 6, en los que María, "encinta" de Jesús, sigue los pasos del rey David cuando llevó el Arca de la Alianza a Jerusalén

-María "se levantó y se fue" a la región montañosa, igual que el rey David "se levantó y fue" a esa región. 

-María visita a su prima Isabel, quien, llena de Espíritu Santo, se asombra y se sobresalta, igual que el rey David ante del Arca de la Alianza. 

-El encuentro con María hace que Juan el Bautista, dentro del vientre materno de Isabel, salte de alegría y emoción, igual que el rey David saltó y bailó ante el Arca. 

-María se quedó en la "casa de Zacarías durante tres meses", igual que el Arca permaneció tres meses en la "casa de Obed-edom" .

La Asunción nos hace fijar la mirada en el cielo con esperanza. María, la Reina Madre reina con esplendor, como oro de Ofir, junto al Rey, Jesucristo, en el trono de la Jerusalén celeste.

¡Bendita Tú, entre todas las mujeres 
y bendito el fruto de tu vientre!
(Lc 1,42)

JHR