¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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sábado, 24 de noviembre de 2018

APRENDIENDO A EVANGELIZAR


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"Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, 
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 
y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. 
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". 
(Mateo 28, 19-20; Marcos 16, 15)

Porque el mundo necesita ser evangelizado, porque necesita encontrar amor, esperanza y propósito, porque necesita volver la mirada a Dios, Cristo nos exhorta a "ir", "predicar" y "hacer discípulos", es decir, nos invita a evangelizar.

Y para evangelizar, nosotros los cristianos, necesitamos saber evangelizar, aprender a expresar nuestra fe en público, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, e incluso a nuestros enemigos. 

Aprender a evangelizar implica adoptar la actitud, la disposición, el talante, el comportamiento y la conducta correctas que, en sí mismas, ya son evangelizar. 

Necesitamos educarnos en la humildad y en la sencillez, para ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo y no sentirnos superiores a los demás, ni mejores que los demás...porque no lo somos.

Necesitamos aprender a "regalar" nuestro mensaje, que no "venderlo", con palabras y con obras...porque no se trata de convencer sino de amar.

Resultado de imagen de evangelizarNecesitamos aprender a compartir y mostrar cómo Dios actúa en nuestra vida, a veces, sin darnos cuenta y, otras, con total claridad...porque eso no puede ser rebatido.

Necesitamos aprender y practicar la experiencia de compartir nuestra fe, de tal forma, que no invada a los demás ni coarte su libertad...porque ese es el ejemplo que nos dio Cristo.

Necesitamos a contar a otros como Dios nos ofrece un regalo que depende exclusivamente de nosotros, aceptarlo o rechazarlo...porque Dios no se impone a nuestra voluntad.

Necesitamos aprender a establecer una escucha activa, una atención sincera y verdadera en lo que las personas quieren decirnos, en lo que quieren expresarnos, para comprender en qué parte del camino se encuentran...porque así podremos acompañarlos.

Necesitamos aprender a hacer las preguntas correctas con calma y sin alterarnos...porque aunque tengamos la Verdad y la razón, no debemos imponerlas ni hacer ver que están equivocados.

Necesitamos aprender a abandonarnos en Dios y a confiar en que Él, con su Gracia, actúa en nuestras debilidades y carencias, no en nuestras habilidades...porque Dios es quien cambia los corazones.

Necesitamos aprender a ser amables, caritativos y cariñosos para buscar el bien de los demás, no el nuestro...porque no se trata de destruir sino de construir, no se tarta de ganar sino ejercitar el "arte de ser derrotados".

Imagen relacionadaNecesitamos aprender a preocuparnos por los demás, no por propia satisfacción, sino por amor sincero a nuestros hermanos, a mostrar interés por sus dificultades, por sus problemas, por sus dudas, por sus heridas...porque Jesús nos enseñó a a ponernos en lugar de los demás y a ser amigos de nuestros enemigos.

Necesitamos aprender a cultivar la paciencia y la perseverancia porque nuestros tiempos no son siempre los tiempos de Dios, quien respeta nuestra libertad y sabe el momento preciso para actuar...porque nosotros, plantamos y Dios cosecha.

Necesitamos aprender a no elevarnos demasiado ni hablar con un lenguaje clerical o dogmático, de forma que los demás no puedan alcanzarnos...porque Jesús predicaba con palabras sencillas y comprensibles para todos los que le escuchaban.

Necesitamos aprender a mostrarnos al mundo como "otros Cristos", enamorados de Él y amados por Él y quien nos impulsa a dar ese amor recibido a otros...porque lo que no se da, se pierde.



viernes, 7 de septiembre de 2018

PESCADORES DE HOMBRES

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"Venid conmigo y os haré pescadores de hombres"
(Mateo 4, 19)

¡Pescadores de hombres! ¡Qué maravilloso oficio al que Jesús nos recluta!

Cristo utiliza dos imágenes para ilustrar nuestra tarea como seguidores suyos: la de pescadores y la de pastores. Ambas son una prueba de la continuidad del Nuevo Testamento con el Antiguo y nos enseñan con claridad lo que Dios quiere de nosotros.

En el antiguo Testamento, las ovejas personifican a los hombres mientras que en el Nuevo Testamento, los peces representan a las almas. Los pastores son los sacerdotes mientras que los pescadores somos los discípulos de Cristo, sus apóstoles. El redil representa la Iglesia mientras que el mar representa el mundo. Las ovejas perdidas son las personas alejadas de Dios mientras que los peces son las personas que aún no conocen a Jesús. La red simboliza la Palabra de Dios, y es el Espíritu Santo quien proporciona el lugar y la manera de pescar.

Jesús nos enseña que, donde el hombre se da por vencido y asume su pecado, allí es donde Dios comienza a obrar para su gloria. Nos dice "Venid conmigo", es decir, que le acompañemos, que no estamos solos, que Él está con nosotros. 

Nos dice dónde, cuándo y cómo pescar, es decir, nos muestra cuál es el tiempo de Dios y el lugar donde obra, dónde tenemos que echar las redes, que están diseñadas para pescar muchos peces y obtener una gran pesca, siempre y cuando confiemos en Dios. 

Pero antes de todo, Cristo nos prepara y nos capacita para que luego, nosotros preparemos a otros y así sucesivamente. De esta forma, seremos eficaces y efectivos en nuestra labor de alcanzar las almas para Él.

Porque Jesús sabe que no podemos solos con esta tarea, nos muestra que debemos confiar y esperar a recibir el poder de Dios, que es el Espíritu Santo, quien nos reviste de poder y nos dice dónde y cuándo lanzar la red (dónde y cuándo predicar Palabra de Dios, el Evangelio).

Pero además, nos insta a dejarlo todo e ir pos de él. Para seguir a Cristo es necesario tomar la decisión de dejar muchas cosas atrás, aunque nos creamos profesionales de la pesca. Nos llama a ir "mar adentro", a profundizar, penetrar en el mundo para acceder a la gran pesca.

Se trata de dar a nuestra vida un enfoque distinto. Jesús quiere nuestro compromiso y busca hombres y mujeres que quieran prepararse y seguirle: Evangelizar es nuestra principal misión. No podemos confiar en nuestros conocimientos humanos y quedarnos en la orilla pensando que, después de estar toda la noche intentándolo, no seremos capaces de hacerlo por la mañana. Debemos "dejarlo todo" y seguirle.
Pescadores de hombres
Dejar todo por seguir a Jesús no significa que abandonemos completamente todo, familia, amigos, trabajo..., sino dar prioridad en nuestra vida al Reino de Dios, es decir, que Jesús sea lo primero, y luego lo demás. No dejar de servirle para ocupar nuestro tiempo y esfuerzo en otras cosas. Ponerle a Él primero y luego atender lo demás.

La pesca ordinaria es muy distinta a la "gran pesca" a la que Dios nos llama. En la pesca ordinaria, el pescador busca su provecho, y no el de los peces porque los vende para subsistir; el pastor apacienta y custodia el rebaño porque le proporciona leche y lana. 

Sin embargo, en la "gran pesca" es el pescador el que sirve al pez y cuyo objetivo es recuperar peces, es decir, salvarlos del pecado y de la muerte, de las olas, de la noche, del frío, de los depredadores; es lanzar un salvavidas a quienes se debaten en el mar tempestuoso y frío del mundo. 

Dios nos llama a unos a ser pastores que cuiden, apacienten y den la vida por sus ovejas, y a otros, pescadores que recuperen peces y los salven. En la Iglesia nadie es pescador o pastor al principio. Jesucristo es el único que es pescador y pastor. Antes de ser pastores o pescadores de hombres, todos hemos sido llamados o pescados, todos hemos sido recuperados por Él. Incluso, muchos de nosotros somos "ovejas perdidas y encontradas" varias veces, "repescados" del mar varias veces.

Así, todos los bautizados somos ovejas y pastores, pescados y pescadores a la vez:
  • Los sacerdotes están llamados a ser pastores más que pescadores, que alimenten con la Palabra y los Sacramentos al rebaño. También, si surge, a salir en busca de la "oveja perdida", de aquél que se aleja de la Iglesia.
  • Los laicos cristianos estamos llamados a ser pescadores de hombres, porque estamos integrados en la sociedad (el mar) y tenemos barca (la Iglesia) para surcarlo y red (la Palabra) para pescar. 
¿Estoy dispuesto a dejarlo todo y ser un pescador de hombres? ¿Escucho a Jesús y me embarco? ¿Voy mar adentro, confiando en que el Espíritu Santo me guiará para saber dónde y cuándo lanzar la red?

Dejo esta canción que muchos conocemos:

https://www.youtube.com/watch?v=s6qRMHpV7Pc

Tú has venido a la orilla,
no has buscado ni a sabios ni a ricos.
Tan sólo quieres que yo te siga.

Señor, me has mirado a los ojos,
sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca.
Junto a tí, buscaré otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo.
En mi barca no hay oro ni espadas.
Tan sólo redes y mi trabajo.

Señor, me has mirado a los ojos...

Tú necesitas mis manos,
mi cansancio que a otros descanse.
Amor que quiera seguir amando.

Señor, me has mirado a los ojos...

Tú, pescador de otros lagos,
ansia eterna de almas que esperan.
Amigo bueno que así me llamas.

Señor, me has mirado a los ojos...

Junto a Tí buscaré otro mar.

(Pescador de hombres, Cesáreo Gabaráin )

martes, 17 de julio de 2018

CLAVES DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

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" Duc in altum " 
(Lucas 5,4)

Ante a la grave situación que vive nuestra sociedad occidental descristianizada, estamos llamados a poner en práctica una pastoral misionera, volviendo a las fuentes y al espíritu de la primera evangelización, para “reavivar en nosotros el impulso de los orígenes”. (Juan Pablo II, Carta apostólica Novo MillennioIneunte, n. 40.).

La nueva evangelización de Europa necesita de una pastoral misionera con los siguientes rasgos significativos e irrenunciables:

-Dirigida a todos los sectores de nuestra sociedad plural. También los que son hostiles a lo religioso y, en concreto, a lo católico.

-Realizada por todos los miembros de la Iglesia.

-Iniciada desde la propia conversión personal, comunitaria y eclesial

-Edificada desde la oración, el testimonio de palabra y vida, y el servicio a los demás. 

-Desarrollada con un renovado impulso misionero, abierto a la Gracia y dócil al Espíritu Santo.


-Interiorizada desde una nueva experiencia íntima y profunda del amor de Dios que haga arder el corazón con la escucha contemplativa de la Palabra de Dios, como a los discípulos de Emaús.

-Anunciada como si se tratase de la primera vez, con toda la fuerza de su novedad, con todo su atractivo, sin temores ni complejos, con sencillez y sin privilegios.

-Elaborada desde un conocimiento del corazón del hombre de hoy, participando en sus alegrías y tristezas, y al mismo tiempo, enamorados de Dios

-Cumplida desde la presencia y el compromiso con los más necesitados, signo inequívoco de nuestro seguimiento a Jesucristo. 

-Abierta al mundo y sin encerrarnos en “clubes privados”, en el “calor del hogar”, "en la afectividad de los nuestros", sino saliendo de nuestras zonas de confort, a la intemperie, al encuentro, al diálogo, a la escucha del mundo actual. 

-Viviendo en el mundo, sin ser parte de él. Inmersos en su corazón, en su tejido social y humano, en su pensamiento, en sus sufrimientos y en sus anhelos.

-Atrayendo con la "verdad", la "bondad" y la "belleza" de Jesucristo, viviendo “alegres” para atraer a los que están fuera y para que participen de ese "encanto".

-Formando comunidades vivas y maduras, llenas del Espíritu, inmersas como levadura en el mundo, que sean luz en la oscuridad de este mundo. 

-Replanteando estructuras: las parroquias, las órdenes religiosas, los movimientos laicales, las catequesis...), para ser eficaces y efectivos. 

-Integrando a cristianos comprometidos, testigos con experiencia de Dios, con creatividad y dinamismo apostólico

-Saliendo al encuentro de los que vuelven a casa por el camino de Emaús, con un estilo cercano, de acompañamiento y de escucha.

-Despertando la fe de los demás con un carácter valiente, alegre y sin "caras de acelga".

-Utilizando un lenguaje comprensivo y actualizado a los tiempos, al "estilo" de Jesús: hablando a la gentes en su “lengua”, en su experiencia, con relatos/parábolas que empaticen con sus realidades, con imágenes y gestos en sintonía y en conexión con la mentalidad de las personas a las que se evangeliza. 

Resultado de imagen de nueva evangelizacionPara concluir, decir que no existen recetas ni fórmulas mágicas para los grandes desafíos de nuestro tiempo. Sólo es necesaria una Persona: Cristo.

La nueva evangelización implica la responsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios en esta evangelización "a la inversa" que se sostiene, fundamentalmente, sobre cinco pilares:

Servicio
Nuestras manos deben ser como las de Jesús: servidoras, dispuestas para tocar al leproso y lavar los pies a los discípulos.

Anuncio
Nuestra boca debe hablar de forma comprensible y auténtica de Jesucristo.

Comunión
Nuestra vida debe desarrollarse en comunión fraterna, en corresponsabilidad de tareas y servicios.

Testimonio
Nuestras palabras y obras deben testificar a Cristo. A nadie más.

Sacramentos
Nuestro compromiso con Dios debe conducirnos a celebrar todo a través de la Eucaristía, los sacramentos y la oración. 


jueves, 28 de diciembre de 2017

PESCANDO DONDE LOS PECES PICAN

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Todo aficionado a la pesca sabe que es una pérdida de tiempo pescar en un lugar donde los peces no pican. Los buenos pescadores saben que los peces se alimentan y duermen a diferentes horas del día y en diferentes lugares.

Todo agricultor sabe que para sembrar es necesario elegir concienzudamente las semillas, el terreno, la época del año, el abono, etc. Los buenos agricultores saben que no toda semilla es válida para cualquier terreno ni en cualquier época del año.

¿Cómo se aplica esto a la evangelización y el apostolado? 

Sencillo. Al igual que los buenos pescadores y agricultores, los buenos evangelizadores tienen que centrarse en las personas más receptivas y saber percibir sus necesidades. Por eso, invitar a una persona porque sí a una actividad evangelizadora de una parroquia, a un retiro de Emaús o a una cena Alpha, no obtiene resultados. No estamos pescando en el sitio ni al pez adecuados. No estamos utilizando la semilla ni el terreno adecuados.

Este no es una estrategia de marketing sino más bien un principio básico del Nuevo Testamento. Jesús lo ilustró en su parábola del sembrador. 
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Cuando sembramos semillas, algunas caen en suelos rocosos, otras en pedregales, otras en suelos duros y otras en suelos buenos. ¿No sería genial si supiéramos dónde está el buen suelo y sembrar allí todas nuestras semillas? ¿Por qué desperdiciar semillas, tiempo, esfuerzo, energía y dinero?

Sabemos que el Espíritu Santo prepara el suelo, nosotros sembramos y Dios cosecha. Dios usa todo tipo de cosas como separaciones, enfermedades, muertes, problemas económicos, pérdidas de trabajo, etc. para que nosotros sembremos las semillas.

El hecho es que la receptividad al mensaje del Evangelio varía mucho según los diferentes momentos de la vida de las personas. A veces las personas están muy abiertas y otras, muy cerradas. La receptividad de las personas no depende exclusivamente del método que utilicemos.

Jesús sabía esto muy bien. Es por eso que cuando envió a los discípulos a evangelizar, les dijo: "Si no os reciben ni os escuchan, al salir de la casa o del pueblo sacudid el polvo de vuestros pies." (Mateo 10,14, ). Les exhortó a que abandonaran un lugar en el que no les escucharan e irse a otro. 

En el mundo, hay muchas más personas dispuestas a recibir a Cristo que las que están dispuestas a compartirlo. Como discípulos suyos, deberíamos preguntarle constantemente a Dios: ¿A quién estás preparando para que yo le hable de ti? ¿no crees que antes de ir a buscar nuevas personas deberíamos hacer volver a todos los que han abandonado nuestra iglesia? 

Ir en busca de alguien que no cree en Dios requiere 10 veces más energía, tiempo y trabajo que ir en busca de alguien que en algún momento confió en Jesús y que le abandonó, alguien que es receptivo aunque esté inactivo. 

¿Cómo saber quién está receptivo al Evangelio? 

Es una evidencia que las personas que experimentan cambios (un nuevo trabajo, el nacimiento de hijos, un matrimonio, etc.) o que están bajo algún tipo de tensión (física, emocional, financiera o relacional) suelen estar más abiertas, porque, generalmente buscan respuestas. 

Estos son los peces que pican. Estos son los terrenos fértiles.

¿Quién, en nuestra esfera de influencia, necesita escuchar el evangelio? ¿sabemos dónde está Dios trabajando en nuestro entorno? 

viernes, 25 de agosto de 2017

"VEN Y VERÁS", MI RESPUESTA A SU LLAMADA


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"Ven y verás"
(Juan 1, 46)

Siempre me he sentido muy identificado con el apóstol Pablo por la similitud de mi conversión y la suya. No obstante, ayer durante la misa en la que celebrábamos la fiesta de San Bartolomé, me di cuenta de que los inicios de mi camino de evangelizador se asemejan bastante a los de este apóstol.

Poco conocía yo de Bartolomé, cuyo nombre (en griego, Βαρθολομαίος) procede del arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo", y quien es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe.

Sin embargo, en el Evangelio de Juan no aparece con el nombre de Bartolomé, sino con el de Natanael porque para los galileos del siglo I era habitual adoptar nombres griegos.

Natanael fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberiades después de su resurrección y según se narra en los Hechos de los Apóstoles, fue testigo de la ascensión de Jesús (Hechos 1, 13).

Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India y, más tarde a Armenia, junto a San Judas Tadeo, donde encontró el martirio y la muerte por Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio, a quien San Bartolomé había convertido al cristianismo.

Bartolomé fue llamado por Jesús a través de Felipe según relata el Evangelio de Juan 1, 45- 51. Es aquí donde me identifico plenamente con él.

Resultado de imagen de natanael y jesusHace dos años, una persona (cuál Felipe) me dijo algo parecido a lo que éste le dijo a Natanael, según narra el Evangelio de Juan. Invitándome a asistir a un retiro me dijo: "Hemos descubierto a Jesús en Emaús". A lo que entonces yo, respondí escéptico: "¿Puede salir algo bueno de un retiro?" Y él me respondió exactamente con las mismas palabras: "Ven y verás".

Lo que ocurrió después...se parece tanto a lo que le dijo Jesús a Natanael... que no salgo de mi asombro, ahora que lo reflexiono.

Yo vivía mi apostolado debajo de una higuera (mi parroquia), evangelizando sí...pero desde mi zona de confort, a la sombra, pensando que allí era un sitio ideal desde el que poder ver a Jesús, aunque desde lejos.

Cuando, durante el retiro, me encontré cara a cara con Él, me dijo: "Te quiero a mi lado como un auténtico cristiano".

A lo que yo le respondí:"¿De qué me conoces?".

Él me dijo: "Yo ya te había visto antes de que tú me vieras".

En ese momento, le reconocí y sí...como dice el Señor en el Evangelio de Juan, "he visto mayores milagros después de que el me dijera eso".

Fui y vi. Y le di mi "sí ".

Cada uno de nosotros hemos conocido a Cristo gracias a otra persona. El "sí" de otros nos lleva a nuestro "sí". Por eso, en cada cristiano, a lo largo de los siglos, se repite el pasaje de Felipe, Natanael y Jesús.

"Gracias, Señor, por todos aquellos que me han llevado a Ti.
 ¿Qué sería de mí sin la ayuda de mis hermanos en la fe? 

Gracias, Jesús, por ser ese tesoro que he recibido de otros. 
Gracias, por la oportunidad de venir y verte, 
de conocerte más de cerca y de descubrir tu amor.

¡Cuánta gente no ha escuchado hablar de Cristo! 
¡Cuántos saben de Él, pero no lo conocen en realidad, y por eso no lo aman! 
Y cuántos de ellos viven a nuestro lado, trabajan junto a nosotros,
 pasan por nuestras mismas calles. 
No podemos guardarnos el mayor tesoro de la humanidad para nosotros mismos. Tenemos que compartirlo, transmitir la gran noticia: 
¡hemos encontrado a Aquél que tanto anhela el corazón humano!

Dios nos ha escogido y bendecido con un propósito: 
para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo."

(Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).


Ahora, soy un poco más "auténtico" apóstol de Cristo. 

Ahora, soy también un poco más "Bartolomé".

domingo, 9 de julio de 2017

EL ABC DEL DISCIPULADO

"Y las cosas que me oíste a mí ante muchos testigos, 
confíalas a hombres leales, 
capaces de enseñárselas a otros." 
(2 Timoteo 2,2)

Si alguna vez, alguno hemos pensado que esto del discipulado fuera una tarea fácil, es que estábamos mal informados.

El apóstol Pablo en Colosenses 2, 1-3 habla del discipulado como una "lucha": "Quiero que sepáis qué intensa lucha soporto por vosotros, por los que residen en Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente, para que cobren ánimo, se mantengan unidos en el amor y alcancen así el conocimiento pleno de todo y descubran el secreto de Dios, que es Cristo, en el que se encuentran ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia." 

El proceso de hacer discípulos y discipular a los discípulos es una tarea difícil, pero es lo que Jesús nos ha encargado que hagamos. Si nos dedicamos a ensayar con el coro, a acoger a los que vienen a misa o a servir en Cáritas pero no nos involucramos en el trabajo de discipulado, hemos perdido nuestra llamada como discípulos de Jesús (Mateo 28, 18-20 ).

En el corazón del cristianismo está el deseo de Dios de que un pueblo muestre su carácter a través de su obediencia, en sus relaciones con él y en las de unos con otros. Por eso envió a su Hijo a reunir un pueblo para que lo siguiera y para que atrajeran a más gente a seguirlo. 

En el discipulado existen muchas facetas y aspectos diferentes, pero hay tres elementos que son centrales y necesarios para que el verdadero discipulado suceda. El ABC del discipulado es:

Aprendizaje 

Podemos construir comunidad alrededor de casi cualquier cosa, desde unas cenas semanales (Alpha) hasta un retiro de fin de semana (Emaús) pero una necesidad fundamental para el discipulado cristiano es el aprendizaje, es decir, la formación. Formación para llevar a las personas a un conocimiento superior de Dios. Sin formación no puede haber discipulado. 

Cuando un árbol crece, da frutos y madura. Y más tarde, cuando está maduro, se reproduce. Lo mismo ocurre en el discipulado: a través de la formación teológica, bíblica, litúrgica, doctrinal o de cualquier otra índole, la comunidad crece, da frutos y madura espiritualmente. 
Sólo madurando puede, a su vez, reproducirse, es decir, madurar y hacer madurar a otros discípulos. Aquí es donde muchas comunidades cristianas se pierden en la misión encomendada por Cristo. Se reúnen en torno a la comida, en torno a una charla, tienen conversaciones profundas, construyen relaciones importantes, pero no tienen una formación sólida, y lo que aprenden en esos entornos a menudo suele ser superficial. 

Es sólo el "primer anuncio" pero hace falta seguir subiendo peldaños. Una vez que Cristo es anunciado, es importante que surja la necesidad de formar, para que las personas crezcan espiritualmente.

¿Cuántas personas de tu comunidad se excusan diciendo que no tienen suficiente formación como para discipular a otros? ¿Cuántas personas se ven incapaces de discipular a otros?

Búsqueda de tiempo

Cuando leemos los Evangelios, nos damos cuenta de que Jesús invirtió tiempo en la vida de las personas. Buscó y pasó tiempo con discípulos, les enseñó, oró con ellos y por ellos, y les mostró una vida de santidad ante ellos. 

El discipulado es un trabajo duro porque requiere una inversión importante de tiempo. Es un bien preciado y hay que buscarlo. Cada día tiene el mismo número de horas: 24. El cómo y en qué empleamos esas horas es lo que hará que el discipulado ocurra. 
En Hechos 20,31, Pablo describió su ministerio en Éfeso como un servicio "día y noche". Un discípulo de Jesús busca tiempo "de noche" o "de día".

¿Cuántas parroquias parecen estar demasiado ocupadas haciendo de todo excepto discípulos? ¿Cuántas personas se excusan diciendo que no tienen tiempo, que no les da la vida?

Compromiso

Puede parecer un punto obvio, pero el verdadero discipulado requiere de gente dispuesta. Requiere voluntad y compromiso de todas las partes involucradas. 

Tanto el que discípula como el que es discipulado deben estar dispuestos a participar en el proceso o no sucederá. 

Antes de que las personas puedan aprender algo, deben estar dispuestas a aprenderAntes de que los líderes puedan enseñar, deben estar dispuestos a enseñarAntes de que las personas puedan seguir a Jesús, deben ver nuestro compromiso con ellas para, a su vez, comprometerse ellas.

El discipulado es poner en acción el evangelio de Jesucristo. No podemos obligar a nadie a ser un discípulo. Sencillamente, un discípulo conoce a Cristo y le sigue. El discipulado no es una de las cosas que la iglesia hace, el discipulado es lo que hace la iglesia. Requiere formación, tiempo y gente dispuesta. 

El discipulado:

Sin formación, es amistad. 
Sin tiempo, es palabrería. 
Sin gente dispuesta, es imposible.