¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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domingo, 18 de septiembre de 2016

¿QUÉ Y CÓMO ES UN BUEN SACERDOTE?



"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas "
(Juan 10,11)

El mejor ejemplo para comprender qué es un buen sacerdote es nuestro Señor, Jesucristo: Él es el buen pastor.

El apóstol Juan describe a la perfección lo que es un buen pastor: un buen sacerdote es aquel que actúa como un pastor que cuida a las "ovejas" que tiene a su cargo y aquel que da la vida por ellas.

Cuando Jesús se refiere a nosotros como "ovejas", no está hablando en términos afectuosos. En realidad, el rango de ovejas, en medio de los animales, es de los más tontos en la creación. 

Una oveja perdida se desorienta, se confunde, se asusta. Es incapaz de encontrar su camino de regreso al rebaño ni de defenderse de los depredadores hambrientos. Perderse es quizás el punto más débil de las ovejas. Nos guste o no, cuando Jesús nos llama “sus ovejas”, se refiere a que si no tenemos pastor, no somos capaces de hacer nada.

Un buen pastor, un buen sacerdote es aquel que tiene varias funciones en lo que respecta a sus ovejas: conduce, alimenta y nutre, consuela, corrige y protege. 

“Conduce”

Un buen pastor conduce el rebaño mediante el ejemplo de bondad y justicia en su propia vida y anima a otros a seguir su ejemplo

Nuestro gran ejemplo, y Aquel a quien debemos seguir es Cristo mismo. El apóstol Pablo lo entendió así: "Sigue mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo" (1 Corintios 11, 1). 

El buen sacerdote es aquel que sigue a Cristo e inspira a otros a seguirlo también.

“Alimenta y nutre”

El buen pastor es también quien alimenta, nutre y sustenta a las ovejas a través de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de la tradición de la Iglesia

Así como el pastor lleva a su rebaño a los pastos más ricos y extensos para que crezcan y desarrollen, el buen sacerdote nutre a su rebaño con un alimento que producirá fuertes y sanos cristianos, y que a su vez, se desarrollarán, crecerán y se multiplicarán. 

La sabiduría de Dios en su Palabra y no de la del mundo es la única dieta que puede producir cristianos sanos. "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Deuteronomio 8, 3).

“Consuela”

El buen pastor consuela a las ovejas, venda sus heridas y aplica el bálsamo de la compasión y el amor. Como el gran Pastor de Israel, el Señor mismo se comprometió a "vendar a los heridos y fortalecer a los débiles" (Ezequiel 34,16). 

Como cristianos en el mundo de hoy, sufrimos muchas heridas espirituales y necesitamos sentirnos amados.

Por ellos, un buen sacerdote escucha y comparte nuestras cargas, se compadece de nuestras circunstancias y nos ayuda, muestra paciencia con nosotros, nos anima a través de la Palabra, nos ama con ternura, eleva nuestras preocupaciones al Padre, nos sana y nos perdona, en su nombre.

“Corrige” 

Al igual que el pastor usa su silbido o su cayado para llevar de nuevo a una oveja errante de vuelta al redil, el sacerdote corrige fraternalmente y desde el amor a las ovejas a su cargo, cuando van por mal camino. 

Sin rencor, ni espíritu dominante, ni soberbia, sino con un "espíritu de mansedumbre" (Gálatas 6, 2). 

Un sacerdote debe corregir y, aunque nunca es una experiencia agradable para cualquiera de las partes, si no corrige, no está mostrando amor por aquellos a su cuidado. "El Señor disciplina a los que ama" (Proverbios 3,12), y el líder cristiano debe seguir su ejemplo.

“Protege”

Un pastor debe proteger a su rebaño o perderá ovejas, de manera periódica y regular, por causa de los depredadores que merodean. A veces, incluso dentro de su propio rebaño. 
Los depredadores de hoy son los que tratan de atraer a las ovejas lejos con doctrinas falsas, descartando el Evangelio por pintoresco y pasado de moda, insuficiente, poco claro, falso o insignificante. 

Estas mentiras las propagan aquellos contra los que Jesús nos advirtió: "Guardaos de los falsos profetas. Ellos vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces"(Mateo 7,15). 

Un sacerdote debe protegernos de las falsas enseñanzas de aquellos que nos llevan por mal camino de la verdad de la Escritura y del hecho de que Cristo es el único camino de salvación: "Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí "(Juan 14: 6).

Un buen pastor "huele" a oveja porque siempre está junto a ellas, comparte su tiempo y su amor con ellas, nunca las abandona ni se separa de ellas. Se "impregna de su olor". Es cercano.


martes, 12 de julio de 2016

DESARROLLANDO UNA CULTURA DE LÍDERAZGO


Hoy día, ante la escasez de vocaciones religiosas y la irrupción de los laicos en las tareas pastorales y evangelizadoras de una parroquia, la búsqueda constante de nuevos líderes para el desarrollo y crecimiento naturales de cualquier iglesia u organización es un hecho primordial. 

El crecimiento del Reino de Dios depende en gran medida del número de líderes que el sacerdote o párroco reclute. 

Pero no se pueden reclutar líderes, al menos no de manera efectiva, sin desarrollar una cultura de reproducción natural de líderes. Una cultura de liderazgo siempre reproduce líderes.

Para desarrollar esta cultura en nuestra parroquia debemos:

Tener una visión multiplicadora

Es difícil (diría que imposible) convencer de algo a alguien, si uno mismo no cree en ello. Por tanto, debemos creer firmemente que, para tener líderes que multipliquen, nuestra visión multiplicadora debe ser una prioridad absoluta.

Tener un carácter multiplicador

Un líder debe imprimir un carácter multiplicador a su grupo de líderes mediante  el apoyo, la delegación y la motivación constantes, para que éstos a su vez consigan el efecto rebote en otros. 

Dotar a la parroquia de una identidad propia multiplicadora marcará las diferencias entre una comunidad sana o una enferma, entre una iglesia en crecimiento o en estancamiento.

Tener una actitud multiplicadora

Cada líder laico de la parroquia debe estar dispuesto a ser relevado por otros líderes. 

La multiplicación y el relevo deben ser una parte importante de la estrategia general. Por ello, debe existir un proceso efectivo de reclutamiento y relevo continuo de líderes antes de que realmente se necesiten.

Invertir en formación y crecimiento personal

No se puede tener nuevos líderes, sí antes el sacerdote no ha formado a los primeros líderes o éstos han desaparecido.

La formación de líderes es otra prioridad del párroco.

Los líderes no deben tener miedo a ser relevados y ni recelar que nuevos líderes puedan dirigir mejor que ellos. 

Cuando los líderes permiten a las personas brillar bajo su dirección, su capacidad de liderazgo aumenta y se desarrolla un crecimiento personal impresionante.

Compartir responsabilidades 

La forma más fácil de aprender algo es haciéndolo, y dejando hacer. Cuánto más libertad de maniobra se dé a las personas, más motivadas estarán a comprometerse y participar. Debemos concederles incluso, el derecho a equivocarse.

Identificar el potencial

Es importante, en una cultura de liderazgo estar siempre en búsqueda de personas que algún día puedan ser grandes líderes. Un buen líder busca lo bueno en las personas. ¿Qué tienen, que atraen a la gente?

Crear un entorno propicio 

Los líderes no desarrollan bien bajo una dictadura. Si la gente se siente controlada continuamente o tiene miedo a una respuesta o a equivocarse, es menos propensa a actuar y a dar una respuesta. 

Los verdaderos líderes desaparecerán rápidamente en un entorno excesivamente controlador o de supervisión continua.

Reclutar sin esperar

El método "inscribirse" rara vez funciona bien. Un líder de calidad casi siempre es reclutado personalmente por el sacerdote. Jesús reclutó a sus discípulos, con sus caracteres y peculiaridades, aún a riesgo de ser entregado por ellos. La selección en la parroquia debe hacerse de igual forma: “Ven y sígueme”.

Transformar vidas

Algunas personas experimentan una mayor transformación en sus vidas cuando lideran a otros o cuando tienen algún tipo de responsabilidad en la parroquia. Nutrir líderes potenciales, haciéndoles partícipes en el desarrollo de su madurez espiritual, hará que alcancen ésta, dirigiendo a otros.

martes, 28 de junio de 2016

ACTITUDES DE LIDERAZGO QUE MULTIPLICAN




Para que una parroquia tenga un impacto creciente en la comunidad, sus líderes tienen que aprender cómo sus equipos pueden multiplicar. No se trata de sumar sino de multiplicar.

De hecho, uno de los mayores obstáculos para el crecimiento de las parroquias es que los líderes no forman, delegan y recompensan a sus equipos.

Un líder de una parroquia que crece necesita potenciar a otros y aprender de lo que hacen bien, en lugar de buscar métodos, herramientas, tácticas o habilidades. Estas son las actitudes clave:

VAMOS A HACER ESTO JUNTOS

Ningún líder trabaja solo. Un líder ha de entender que todo lo que hace, no importa cuán grande o pequeño, hay que hacerlo con la ayuda de otros. Un gran líder trabaja junto a otros porque sabe que es la mejor manera de crecer es comenzar a pasarles la responsabilidad a ellos, es decir, delegar. 

¿CUÁL ES VUESTRO SUEÑO?

Un líder sabe lo que impulsa y motiva a su equipo y conjuga las oportunidades con las pasiones de la gente. Conectar lo que la parroquia está haciendo con lo que alimenta las personas impulsa el compromiso profundo de los demás. Esto requiere que el líder conozca bien a su equipo. 

OS ESTOY MUY AGRADECIDO

Los líderes están profundamente agradecidos a su equipo y se lo hacen saber. Entienden que la gente tiene un montón de opciones y que, aún así, eligen servir junto a ellos. Estructuran su tiempo, recursos y esfuerzos en torno a las personas y los recompensan porque saben que las personas se sienten atraídas por los líderes agradecidos como parte del plan de Dios. No están ensimismados por la actividad parroquial, sino que agradecen a las personas que eligen servir.

¡DIOS OS LLAMA!

Alguien dijo: "Si quieres construir un barco, no reúnas a las personas para recoger la madera ni les asignes tareas y trabajos, sino enseñarles a ver la inmensidad del mar." La gente sigue a las personas con visión y se motivan para moverse en la dirección correcta. La gente quiere ver su propia vida como parte de una historia más amplia, y una visión clara ayuda a que esto suceda. Además, uno no puede estar entrenado para todos los escenarios posibles, pero una visión clara, ayuda a otros líderes a decidir "sobre la marcha". Una visión clara es como la Estrella del Norte para los marineros... se convierte en un punto de referencia que guía su dirección.

SOIS PARTE DE UNA GRAN HISTORIA

Los líderes piden grandes esfuerzos cuando forman sus equipos. Con demasiada frecuencia, se da opción a la gente de servir de la manera que puedan pero no pedimos a “lo grande. Pensamos que les estamos haciendo un favor porque no queremos que sea una carga para ellos. Lo cierto es que las personas esperan contribuir de manera significativa, sólo hay que pedírselo. No temamos pedirles que sirvan “a lo grande”.

ESTO ES LO QUE QUEREMOS

Los líderes permiten a otros centrarse en los resultados de la actividad cuando comunican lo que se pretende a sus equipos. En lugar de definir cada paso, de cómo necesita que se haga algo, es preciso definir claramente lo que queremos y que la gente averigüe el mejor camino para conseguirlo. Algunos líderes agobian a las personas de sus equipos con detalladas instrucciones “paso a paso” sobre lo que hay que hacer, porque están convencidos de que son los únicos que pueden hacer lo que hay que hacer. Hay que dejar de lado cómo se hacen las cosas y en su lugar, definir la meta que está buscando. Si sólo damos una lista de tareas, lo harán sin motivación y, finalmente, abandonarán para hacer otras actividades donde puedan desarrollar mejor sus capacidades.

¿CÓMO LO HACÉIS?¿EN SERIO?

Los líderes se preocupan por la gente y desean saber de verdad cómo hacen las cosas. Hacen preguntas acerca de lo que está pasando, se interesan y escuchan. No ven a las personas como "unidades de producción" que sirven, sino como los individuos a los que Dios está llamando que sean. Un líder debe centrarse en las personas y en su cuidado. Nuestros equipos no son servidores que construyen nuestros imperios, sino hijos de Dios con los que tenemos el honor de servir juntos.






Rich Birch

Coach and consultant on pastoral productivity and communications.

domingo, 16 de agosto de 2015

LIDERAR ¿CÓMO?





El liderazgo es la capacidad para liderar, dirigir, guiar o influir en la gente.

Para un líder tener visión es algo muy importante pero no es suficiente por sí sola. Sólo por tener una gran visión, un sueño apasionado, o un objetivo enriquecedor, no te conviertes en un líder. Hace falta complementarla con tres cualidades del carácter esenciales: autocontrol, resiliencia y amor.

El autocontrol es la capacidad de evitar el halago mientras trabajas hacia tu objetivo. Si no aprendes a manejar y dominar tus estados de ánimo, te autodestruirás antes de ver tu sueño cumplido.

La resiliencia es la capacidad de recuperarse o incluso transformarse de los fracasos, de los ataques injustos, de las traiciones o de las críticas. Sin capacidad de recuperación, con seguridad renunciarás a tu visión cuando los inevitables retrasos, dificultades y callejones sin salida aparezcan. No hay línea recta hacia el éxito. 

El amor es la capacidad de prestar atención a las necesidades y sentimientos de los demás, y colocarlos siempre antes que los propios. No importa lo grande que sea tu misión, siempre será menor que el amor. 

Así que, si quieres ser un líder ... si quieres ver tu visión se convierta en realidad ... si quieres ser eficiente… si quieres perseverar y llegar a la línea de meta, debes trabajar mucho estas tres cualidades del carácter.

Antes de que puedas cambiar el mundo, debes cambiarte a sí mismo. Tú eres responsable de la profundidad e intensidad de tu carácter pero Dios es responsable de la envergadura y amplitud de tu liderazgo.

P. Rick Warren

sábado, 1 de agosto de 2015

FORMAR LÍDERES, NO SEGUIDORES


"Un buen líder potencia las capacidades de su equipo y hace brillar a su gente"

Una de las necesidades más importantes a la que la Iglesia actual se enfrenta, más que buscar seguidores, es la de preparar, apoyar y motivar líderes, que lideren y preparen, apoyen y motiven a nuevos líderes. 

Para ello, lo primero es generar un cambio de corazón, una transformación del espíritu y del alma, pero sobre todo, un cambio en la manera de pensar.

El verdadero liderazgo debe desarrollar al máximo el potencial de aquellos que están bajo su autoridad, para ayudarlos a encontrar y desarrollar los dones y capacidades que poseen y potenciarlos al máximo.

Nadie nace líder sino que todo líder necesita formación y preparación para llegar a serlo. La motivación y el estímulo de sus habilidades es lo que proporciona a una persona la capacidad de liderazgo.

Un buen líder explica al grupo la visión (objetivos), comparte información con el grupo, inspira confianza, resuelve problemas, es un ejemplo y modelo para el grupo, conoce a su gente, busca su bienestar y se preocupa por ellos, forma a su gente desarrollando el espíritu de equipo .

Las 5 frases más importantes de un líder: 
  1. Cometo errores
  2. Buen trabajo!
  3. ¿Qué opinas?
  4. Por favor...
  5. Gracias
La palabra más importante: Nosotros
La palabra menos importante: Yo

1. PERMITE QUE TOMEN SUS PROPIAS DECISIONES

La capacidad de liderazgo no está basada en el azar sino en la toma de decisiones acertadas. Es necesario meditar y aprovechar las oportunidades que Dios pone delante de nosotros.

El líder debe capacitar a sus subordinados para tomar decisiones y que éstos no dependan de él, sino de Dios. Para ello, debe definir de antemano los objetivos generales a cumplir. Jesús en Marcos 16, 15 enseñó a los discípulos los objetivos generales: “Id y haced discípulos….” Los formó, los animó y más tarde, les dejó solos para que ellos mismos tomaran las decisiones oportunas.

Cuando la gente confía en su líder es maravilloso, pero más maravilloso es cuando un líder confía en su gente. Un líder que genera crecimiento y desarrollo jamás piensa que nadie pueda ser más eficiente o mejor que él.

2. PERMITE QUE COMETAN ERRORES

Muchos líderes se amparan en su infalibilidad para no delegar, cuando piensan que aún no ha llegado el momento, que aún no están preparados y temen que por ello, puedan cometer errores. Si Cristo hubiera esperado a que sus discípulos fueran perfectos para delegar en ellos, aún seguiría con ellos, corrigiéndoles.

Todo aquello que descubrimos a causa de nuestros errores nos enseña más que el hecho de que otros nos los señalen (principio efecto-causa). Durante el proceso de error/corrección aprendemos constantemente qué hacer y qué no. Aprendemos a levantarnos cuando caemos, no cuando nos cuentan lo que pasa al caernos.

Un líder debe ser humilde para admitir sus errores, eficiente para aprovecharlos y sabio para corregirlos.

3. PERMITE QUE DISCREPEN DE TI

No es bueno el pensamiento único, el “señor, sí, señor”. A las personas que siempre asienten, la Biblia las llama “asalariadas”. Es preferible que nos miren a la cara y nos digan “no estoy de acuerdo”, porque es ahí donde se demuestra el compromiso y la lealtad con el fin último.

Es aconsejable establecer espacios donde el debate y la discrepancia sean constructivos y no se conviertan en discusiones sin fruto. Es vital que el líder no esté siempre a la defensiva con inseguridades y temores a ser desafiado, porque si tiene que reclamar autoridad es que no la tiene.

La autoridad se demuestra con acciones responsables y no con palabras inseguras. Sin responsabilidad ni seguridad no existe autoridad. 

La inseguridad crea líderes autoritarios y dictadores que están preocupados en decir a todos qué hacer y qué no hacer, cómo hacerlo y a dónde ir, qué pensar y qué no pensar. Necesitan dirigir la vida de los que le rodean para no “retratarse”.

Pero también este modo de actuar es motivado por la falta de compromiso de los subordinados, por la comodidad de no asumir responsabilidades.

Un buen líder enseña y motiva a sus subordinados a pensar por sí mismos, a actuar en consecuencia y a abrir el debate. Esto es enriquecedor tanto para el líder como para el resto; sin embargo, si dejamos lugar a la envidia y al rencor, no hay ninguna posibilidad de crecimiento. 

4. PERMITE QUE SE MUEVAN LIBREMENTE

Un buen líder deja espacio a sus discípulos. No está continuamente encima de ellos, corrigiéndoles sino que les deja actuar. No se requiere de su autorización para cada actividad a desarrollar o para cada decisión a tomar. Debe darles independencia siempre que haya establecido los objetivos a cumplir, las fronteras y los posibles contratiempos. Sin libertad de movimiento no se forman líderes.

Existen líderes que desean realizar ellos todo el trabajo, se desgastan y se “queman”; Piensan que sólo su esfuerzo será capaz de alcanzar el fin y tratan de ocupar el lugar de Dios; pero el liderazgo no es un trabajo que descansa en nuestro esfuerzo sino que es un privilegio y un don que Dios nos ofrece para formar a otros.

La clave estriba en formar líderes, no seguidores ni robots que obedezcan. Se trata de dejar los “detalles” y entrar en la presencia del Espíritu Santo.

¿Eres de los que dice “dar libertad” pero luego está siempre supervisando cada detalle de lo que se hace? ¿Vas detrás de las acciones, cambiando cada coma, cada punto?

5. PERMITE QUE CREZCAN

“Permitir” invita a crear espacios de crecimiento, mentalidades de aumento, intenciones de progreso. Conforme crecemos en “permitir”, hacemos a los demás que crezcan. Pero es necesario ir más allá del “permitir”, debemos “fomentar” el crecimiento invirtiendo tiempo y recursos.


Un líder debe romper las resistencias al crecimiento, tanto propias como ajenas. Debe estar en un constante proceso de crecimiento para no estancarse ni que el resto se estanque.

Envía a tu gente a retiros, a seminarios, a conferencias, a escuelas de líderes, a cursos de capacitación. Mejor aún, acompáñales y descubre talentos que aún no han sido descubiertos ni desarrollados.

Un líder está en un proceso constante de búsqueda de nuevas áreas, nuevos métodos, nuevos talentos por descubrir y dones infrautilizados. Enseña a pensar, a orar, a meditar y también enseña a enseñar y a discipular.

Un líder forma personas con “piedras vivas” para el Reino de Dios, no empresas o proyectos humanos. UN LÍDER FORMA LÍDERES QUE LIDERAN.

6. PERMITE QUE SE VAYAN

“Las ovejas no pertenecen al pastor, pertenecen al amo”. No es nuestro ministerio, es el de Dios. Todo es de Él, todo es prestado.

Tan pronto como se tenga la seguridad, la tranquilidad y la garantía de haber formado líderes, no se debe ser posesivo y debemos “dejar ir”. Esto demostrará la valía de un líder. Hay gente que Dios ha traído a nuestra vida para llevársela, que pasan a nuestro lado para estar con nosotros por un tiempo, pero no para quedarse.

Por ello, es necesario mostrar a los discípulos a soñar, a que vean ellos mismos la visión, tal y como hizo Cristo con los suyos.

Como hizo el padre al despedir con una bendición al hijo pródigo, aún a sabiendas de que posiblemente dilapidaría su herencia, así debemos dejar marchar a nuestros discípulos. 

El objetivo de un buen líder no es retener a su protegido para demostrarle quien manda o quien ostenta la autoridad, sino desarrollar al máximo el potencial de los que están bajo su autoridad para convertirlos en nuevos líderes. Y si tiene que dejarlos ir, que sea con su bendición.

7. PERMÍTETE DISFRUTAR DE SU ÉXITO

El éxito de un discípulo es el éxito de su líder. El Señor tiene planes para ti y para los demás y quiere que todos disfruten de la cosecha, sembrando por sí mismos o a través de otros. El fruto no depende del líder, él sólo siembra. La cosecha depende de Dios.

8. PERMITE QUE TE ENSEÑEN

Nadie deja jamás de aprender, ni siquiera de sus subordinados. Deja que tus discípulos te enseñen porque Dios también te habla a través de ellos. No pienses que tienes a Dios en exclusiva.

9. PERMÍTETE AMARLOS

Los discípulos necesitan que su líder les demuestre su afecto, su cariño y su satisfacción. 

Así como el Señor nos pastorea suavemente, nosotros debemos pastorear a nuestras ovejas. Fomenta el cariño y el afecto en tus discípulos de dos maneras: verticalmente, de ti a ellos y horizontalmente, entre ellos.

Ámalos, abrázalos y recuerda que Dios los ha puesto en tu camino para eso, para que los ames.

10. PERMITE A DIOS LLEVARSE TODA LA GLORIA

Todo lo que hacemos en nuestra vida es por Gracia de Dios; también cuando formamos líderes, no es por nuestro esfuerzo, sino por gracia divina. Da le toda la gloria a Dios y pienses que es tuya.

Sin la Gracia del Espíritu de Dios, nuestro trabajo es inútil, no se desarrolla, ni crece, ni da fruto. Confiando sólo en tus fuerzas no lograrás el objetivo.

¿QUÉ LÍDER SOY Y QUÉ LÍDER QUIERO SER?

Estamos viviendo un momento histórico: tenemos el privilegio de vivir el mejor momento de la historia de la Iglesia, siendo los protagonistas del presente pero mirando al futuro. Estamos llamados a alzar nuestros ojos y ver todo lo que Dios, a través del Espíritu Santo está preparando.

Pero para crecer, debemos meditar qué clase de líderes somos y qué clase queremos ser:

¿Soy de los que construyo muros excluyentes y edifico mis imperios amurallados? ¿En lugar de abrazar, rechazo y excluyo? ¿Hago de mi liderazgo un club exclusivo?

O ¿soy de los que construyo puentes, que tiendo manos a quienes me rodean para que brillen? ¿Abrazo a mis discípulos y los bendigo con alegría?

Dios quiere que su Iglesia sea una y nos muestra que aquel que está a nuestro lado no es nuestro competidor ni nuestro enemigo sino un complemento que Él nos ha puesto. Dios tiene un plan para cada uno según los dones que nos ha otorgado y no un plan para todos donde disputarnos el mejor sitio.

Cuando uno se fatiga de tirar del carro debe ponerse detrás, motivar y animar a los demás a que tiren de él entre todos y al unísono, compartiendo la visión con ellos pues es la voluntad de Dios.

VISIÓN DEL LÍDER: Potenciar los dones y talentos para su desarrollo y crecimiento.

MISIÓN DEL LÍDER: Formar y capacitar nuevos líderes.



Fuente: 

“Cómo ejercer la verdadera autoridad”
2002. Jonathan Mark Witt














lunes, 20 de julio de 2015

DIAGNÓSTICO PASTORAL DE UNA PARROQUIA


Para analizar y diagnosticar la pastoral de nuestra parroquia debemos examinar los 5 rasgos fundamentales, las acciones que se realizan y su reflexión posterior:

A. ADORACIÓN Y ALABANZA


 “La Parroquia es una comunidad que se fundamenta, 
celebra y transmite la fe, 
el culto en alabanza a Dios 
y los sacramentos para santificación de los hombres.”

La Liturgia ha de ocupar el centro de la vida pastoral y comprende los Sacramentos y, en especial, la Eucaristía.

A menudo olvidamos que el mismo Cristo se hace presente en medio de nosotros, su Iglesia, en el altar y en el ambón.

A menudo olvidamos (porque no lo vemos) que todo el cielo "baja" a la Eucaristía en una gran liturgia celeste. Nuestras Iglesias están llenas, aunque nuestros ojos no lo perciban.

Para la acción:
  • Misas
  • Bautismos
  • 1ª Comunión
  • Confirmación
  • Matrimonios
  • Lectura de la Palabra
  • Adoración del Santísimo
  • Rezo del Rosario
  • Escuela de oración
  • Coro y Alabanza
Para la reflexión:

¿Los sacramentos que ofrece tu parroquia son notables, suficientes, escasos o inexistentes? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Son celebraciones, catequética y litúrgicamente, bien preparadas y, pastoralmente, dirigidas a formar una parroquia de discípulos misioneros? ¿Son alegres, participativas y atractivas?

¿La Misa dominical de tu parroquia es realmente una celebración fundamental de la comunidad con la participación de todos los grupos parroquiales, familias, etc.?

¿Llegan, espiritual y pastoralmente, a toda la comunidad el contenido y la forma de las homilías?

¿Hay prioridad en la oración y la alabanza? 

B. COMUNIDAD

“La parroquia es la expresión más visible e inmediata de la Iglesia, 
es decir, la comunidad cristiana.”

La voluntad de Dios es santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo el “pueblo de Dios”, la “familia de Dios”, “fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, “casa de familia, fraterna y acogedora”, “comunidad de los fieles”, “comunidad cristiana”. 

La comunidad conlleva toda la esencialidad, catolicidad y pluralidad que, por naturaleza, es la Iglesia: “La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades humanas que en ella encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia”.

La Iglesia debe superar todo individualismo intra-parroquial, implantar la comunión intra-eclesial e inter-eclesial y promover una espiritualidad de comunión” que conlleva la integración y participación de los distintos sectores del pueblo de Dios: clero, religiosos/as y laicos.

La parroquia también es una comunidad humana, integrada por hombres y mujeres de distintas edades, condiciones sociales y cultura, es decir, constituida por las distintas “diversidades humanas que en ella se encuentran”. 

Por ello, es preciso facilitar la relación personal, los valores humanos y sociales de la comunicación, el diálogo, la cercanía personal, el respeto a la diversidad, compartir las alegrías y las penas del grupo, la programación y realización de actividades que dinamicen las relaciones entre los fieles. etc., de forma que sean factores enriquecedores para la misma comunidad parroquial y evitar las divisiones internas, la falta de solidaridad, el desencuentro de unos con otros. Si no hay fraternidad, no hay comunidad. 

Para la acción:
  • Retiros espirituales y convivencias
  • Peregrinaciones y excursiones
  • Viajes y misiones
  • Reuniones de comunidad fraternal (Betas, cenas, etc.)
  • Contactos inter-parroquiales
Para la reflexión:

¿Existen en tu parroquia individualismos y protagonismos en la actividad pastoral que impiden la creación de verdadera “comunidad” de todos y entre todos?

¿Prevalece en tu parroquia una imagen de verdadera comunidad eclesial, esto es: unidad entre los grupos, colaboración, sentido de servicio, fraternidad, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

Desde tu punto de vista, ¿qué medidas pastorales o qué actuaciones, además de las que ya se realizan, tendrían que llevarse a cabo para que tu parroquia sea una “comunidad”, una “familia”? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se cuidan en la parroquia los detalles que propician la unidad y la amistad? Señalar fallos significativos en este sentido. 

¿Se fomentan las actividades generadoras fraternidad y familiaridad, como pueden ser: asamblea parroquial, convivencias, peregrinaciones, excursiones, etc.?

¿Se respira en la comunidad parroquial familiaridad, confianza, amistad, o la parroquia es, más bien, un edificio de pisos cuyos vecinos no se conocen ni se hablan.

C. CARIDAD Y SERVICIO

"La Parroquia, comunidad encarnada 
que testimonia la fe por la caridad."

La parroquia es una “comunidad encarnada”, esto es, abierta y solidaria con el contexto social que la configura. 

Es imprescindible la apertura de la parroquia al compromiso social y apostólico con los que sufren, ya que la Iglesia “se siente intima y realmente solidaria del género humano y de su historia”.

La caridad es el rasgo de la eclesialidad que visualiza el amor de Dios al hombre y por tanto, una parroquia renovada y “en salida” ha de priorizar incluir un programa de atención a los más necesitados de la feligresía y del entorno: los enfermos, los ancianos, los abandonados y los pobres.

Para la acción:
  • Cáritas parroquial
  • Programas de Voluntariado individual y/o grupal.
Para la reflexión:

Reflexionar y comentar pastoralmente si tu parroquia –fieles y grupos apostólicos- ¿está abierta a la gente del entorno y preocupada por sus problemas, o es, más bien, un ghetto aislado del pueblo? ¿Cuáles serían los indicadores de uno y otro signo? 

¿Se valora la “caridad” como una prioridad pastoral en tu parroquia, tanto en la atención a los pobres, en el acompañamiento a los “mayores” o en la visita a los enfermos? Analizar la realidad de tu propia parroquia. 

En cuanto a Cáritas: ¿Está organizada formalmente?; ¿Es un organismo de servicio y no de protagonismo?; ¿Responde a las necesidades reales según sus posibilidades?

D. DISCIPULADO Y LIDERAZGO

"La Parroquia se fundamenta en la fe 
y transmite la fe para la creación de discípulos."

Una “Comunidad de fe”, tiene, al menos, dos rasgos esenciales: primero, que se trata de una comunidad cristiana, para lo cual es indispensable la fe en Jesucristo; no hay parroquia si no hay adhesión a Jesucristo; y, segundo, que se trata de una comunidad misionera y evangelizadora, para lo cual es indispensable transmitir y educar la fe de sus miembros, porque ella es el “ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe”.

La comunidad cristiana es la comunidad de discípulos cristianos misioneros. Jesús, antes de sus ascensión, y con autoridad y solemnidad, da los apóstoles la siguiente misión: “Id y haced discípulos de todos los pueblos” (Mateo 28, 19).

Una fe teórica, vacía de su contenido esencial, que es Jesucristo, no es ni atrayente ni interpelante. El cristiano tiene que encontrarse con la verdad personal de Cristo y ponerle en el centro de su vida. 

Para la acción:
  • Grupos de matrimonios
  • Catequesis 1ª comunión 
  • Catequesis de juveniles
  • Catequesis de jóvenes
  • Vida ascendente 
  • Cursos pre-matrimoniales
  • Cursos pre-bautismales
  • Escuela de discipulado
Para la reflexión

¿Qué valoración haces de tu parroquia en cuanto a la atención prestada a la educación de la fe: catequesis de adultos, de jóvenes, de juveniles, de matrimonios, pre-bautismales, pre-matrimoniales, vida ascendente, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se oferta suficientemente la reflexión y estudio sobre la Palabra de Dios, es decir, se le da prioridad pastoral a la Lectura orante y creyente de la Palabra, estudio sobre la Biblia, estudio de Encíclicas, etc.?

Como siempre es posible mejorar la situación, ¿qué iniciativas pastorales consideras que son necesarias llevar a cabo en el ámbito de la educación de la fe para que se dé una verdadera revitalización de tu parroquia?

¿Cuáles deberían ser los rasgos del párroco como pastor (sacerdocio ministerial) respecto a la comunidad parroquial (sacerdocio común)? 

¿Hay en tu parroquia verdadero sentido de “comunidad sacerdotal” en la que todos son valorados, todos son tenidos en cuenta, se forman líderes, se distribuyen responsabilidades, etc? 

¿Percibe la comunidad parroquial signos de unidad, de comunión y de colaboración entre el sacerdote y el Obispo y con los demás sacerdotes?

E. EVANGELIZACIÓN

"La Parroquia, plataforma de 'misión' y ámbito de 'acogida'."

La dimensión misionera de la parroquia es quizás el aspecto teológico-pastoral más descuidado y, consecuentemente, más necesitado de asumir y desarrollar en nuestro contexto socio-religioso actual: hoy la “situación de misión” se da tanto en el exterior como en el interior de la misma comunidad de bautizados.

Es imperiosamente necesario redescubrir el propio bautismo y asumir el compromiso apostólico.

Una práctica habitual de las parroquias es “mucha sacramentalización y poca evangelización”. Se suele decir, pastoralmente hablando, que el nuestro es un “pueblo de bautizados, pero no evangelizado”.

La revitalización de las parroquias debe realizarse también con este sentido misionero como una dimensión operativa del ser y del actuar de la parroquia.

Una "parroquia en salida" requiere:
  • Tomar conciencia de que existe una gran parte de los fieles bautizados practicantes, cuya fe está adormecida.
  • Priorizar el “primer anuncio” o kerigma, presupuesto fundamental para provocar y despertar la fe adormecida.
  • Evangelizar a los alejados, que son una gran parte de los mismos bautizados y a los “agnósticos”, ateos o no creyentes.
  • Perseverar en la actividad formativa y catequética para el crecimiento y maduración de quienes se adhieren a la comunidad. Se trata de una prioridad pastoral que, a su vez, es una urgencia evangelizadora.
La parroquia debe iniciar itinerarios pastorales que exijan creatividad, renovación, cambios o, quizás, ruptura en modos habituales de actuación pastoral. “Desde la inercia pastoral no es posible una evangelización misionera”. 

No basta con reconocer a nivel de análisis socio-rreligioso los signos que existen de “descristianización”, de “secularización interna de la Iglesia”, de “paganismo cristiano”, etc. Lo importante y necesario es que, en las parroquias, sus pastores descubran y constaten dicha realidad de misión y la afronten, pastoralmente. Lo que el Papa Francisco llama "pastores con olor a oveja".

La atención a los “alejados” merece una reflexión especial, como tarea específica de la pastoral misionera. 

“Alejados” son todos los que no están en comunidad cristiana:
  • quienes no han oído jamás hablar de Jesucristo
  • quienes se confiesan ateos 
  • quienes están integrados en otras confesiones no cristianas 
  • quienes, estando bautizados, viven lejos de las prácticas cristianas de forma habitual.
Es muy importante disponer de un proyecto pastoral específico para los “alejados”, “agnósticos” o no creyentes, para tenerlo en cuenta cuando las circunstancias propias lo requieran. No actuar bajo la improvisación.

Una de las dificultades de la pastoral misionera es el “lenguaje”. ¿Cómo hablar de Dios a quienes lo niegan? ¿Cómo acercarse a quienes se separan? ¿Cómo encontrase con quienes huyen? Son cuestiones que nos colocan ante una compleja tarea apostólica en un mundo descreído. Sin dar respuesta a todas estas cuestiones, sí podemos afirmar que, para la evangelización de los alejados, el mejor lenguaje misionero es el del “testimonio”.

Para la acción:
  • Cursos Alpha
  • Retiros de Emaús
  • Retiros de Effetá
  • Proyecto amor Conyugal
  • Escuela de Evangelización
  • Acogida
  • Perseverancia
Para la reflexión:

¿Hay conciencia en la parroquia de la pobreza de fe y de la falta de formación religiosa de muchas de sus gentes? Comentar la experiencia que haya en este sentido. 

¿Se presta la atención debida a la formación y educación de la fe, resaltando, sobre todo, su carácter misionero en los momentos especiales como son: bautizos, bodas, funerales, etc.? 

¿Hay preocupación en tu parroquia (sacerdotes, religiosos/as, catequistas, grupos apostólicos, etc.) por el problema pastoral de los “alejados”, aún entre los practicantes? ¿Se ha hecho alguna reflexión seria al respecto? Debatir el tema.