"Dichosos los que creen sin haber visto"
(Juan 20,29)
El apóstol Pablo en su carta a los Hebreos dice: "La fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquellas que no se ven" (Hebreos 11, 1).
El catecismo de la Iglesia católica nos dice que la fe es "la adhesión personal de la inteligencia y voluntad a la revelación divina" (176).
Es “una virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela".
Dicho de otra manera, es una luz y un conocimiento sobrenaturales por medio de los cuales, sin ver, podemos creer lo que Dios nos dice y la Iglesia nos enseña. Dios nos hace ver las cosas desde su punto de vista divino, con sus ojos, tal como las ve Él.
En cambio, no es fe cuando decimos “creo que va a llover” o “creo que María vendrá" o "creo que tienes razón.." expresamos simplemente una suposición, una opinión o una impresión: suponemos que lloverá; tenemos la impresión de que vendrá, pensamos que tiene razón...pero no tenemos certeza de ello.
Es un don gratuito
La fe no es un don innato ni propio de nuestra naturaleza sino que es un regalo de Dios que nos concede en el bautismo y que implica certeza, significa admitir a Dios como Verdad, dar por segura Su existencia y asumir Su voluntad.
Tampoco es fe cuando vemos y comprendemos claramente algo: "dos más dos son cuatro", tenemos la certeza de que es así porque podemos comprenderlo y comprobarlo... pero no toda certeza es fe: es comprensión.
Es siempre firme
Cuando aceptamos sin dudar una verdad revelada por Dios, tenemos fe. Por eso, no podemos decir:"Yo creo en el cielo, pero no en el infierno” o “creo en Dios pero no en la Iglesia", porque estaremos diciendo que Dios se equivoca y nosotros no…por eso le corregimos.
La fe se construye sobre certezas y verdades inamovibles reveladas por Dios. La fe nunca cambia ni se amolda a los tiempos. La fe es eterna porque viene de nuestro Padre Eterno.
Es un acto de responsabilidad
Fuimos creados libres y responsables de nuestros actos. Somos libres para decir "sí" o "no" a Dios, pero ambas respuestas conllevan una responsabilidad.
La fe, nuestro "sí", es un acto libre de nuestra voluntad que acepta a Dios, trata de conocerlo, de amarlo, de cumplir siempre su voluntad que nos responsabiliza a alcanzar el objetivo por el cual fuimos creados: ser santos y estar en presencia de Dios.
La falta de fe, nuestro "no" o nuestro "sí, pero..." es un acto libre de nuestra voluntad que no acepta a Dios, que lo acepta a medias, que no trata de amarlo por encima de todas las cosas ni de hacer siempre su voluntad, que relativiza las verdades esenciales y que nos responsabiliza a no estar en presencia de Dios, lo que significa el infierno: vivir al margen de Dios.
Es un acto de compromiso
La fe no es simple teoría ni simple moral. No es algo que está bien o que es bueno.
Es un acto de compromiso de poner a Dios en el primer lugar de nuestro corazón, una decisión que nos mueve a la acción, una actitud de poner en obras aquello en lo que creemos, una disposición firme a aplicarlo en nuestras vidas.
La FE se fortalece dándola. Dar la fe es vivirla, es compartirla con los demás, es servir a los demás y por supuesto, es tener un deseo de servir a Dios sobre todas las cosas, de ponerle en primer lugar.
Es un acto de amor
En primer lugar, la fe es un acto de amor de Dios hacia nosotros. Un amor desinteresado, infinito y eterno. Todo es por causa del amor de Dios: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Juan 3, 16).
En segundo lugar es un acto de amor nuestro hacia Dios, por todo lo que somos, por todo lo que nos da, que es siempre beneficioso para nosotros, incluso lo que definimos como malo.
En tercer lugar, es un acto de amor hacia nuestro prójimo, hermano e hijo de Dios, por el que debemos "dar la vida", tal y como Jesús hizo: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Juan 15, 13).
"FE"...dos letras con un gran significado
F de Fraternidad. " Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22,39).F de Felicidad. "Partiréis con alegría y en paz seréis llevados" (Isaías 55, 12).
F de Fidelidad. "Obraréis en todo en el temor de Yahveh, con fidelidad y con corazón perfecto" (2 Crónicas 19,9).
F de Fecundidad."La fe sin obras está muerta" (Santiago 2, 17).
F de Fortaleza. "Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia" (Salmo 46,2).
E de Esperanza. "Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza" (Romanos 15,13).
E de Espíritu. "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, y por él entendemos lo que Dios nos ha regalado" (1 Corintios 2, 12).
E de Eclesial. "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16,18).
E de Experiencia."Sólo te conocía de oídas; pero ahora, en cambio, te han visto mis ojos" (Job 42, 5).E de Elección. "Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos" (Efesios 1,4).
Para la reflexión personal:
¿Soy consciente del gran regalo que Dios me ha hecho con la fe? ¿Se lo agradezco?
¿Es mi fe rica en obras? ¿Está viva o muerta?
¿Creo y vivo una fe en acción? o ¿Creo en una fe como en idea teórica, personal y carente de significado?
¿Creo y soy consciente que el Espíritu Santo actúa en mi alma y en mi vida?
¿Hago silencio interior para oír las inspiraciones del Espíritu Santo? ¿Las obedezco?
¿Pido a Dios su ayuda para vivir mi santificación o me fío y me basto solo con mis fuerzas?
¿Vivo los acontecimientos más ordinarios de la vida con sentido sobrenatural?
¿Descubro la la acción de Dios en cada momento de mi vida?
¿Amo a Dios y al prójimo con hechos y no sólo con palabras?
¿Vivo mi fe con esperanza y caridad?