¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

sábado, 20 de enero de 2018

FE, DOS LETRAS CON UN GRAN SIGNIFICADO


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"Dichosos los que creen sin haber visto" 
(Juan 20,29)


El apóstol Pablo en su carta a los Hebreos dice: "La fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquellas que no se ven" (Hebreos 11, 1).

El catecismo de la Iglesia católica nos dice que la fe es "la adhesión personal de la inteligencia y voluntad a la revelación divina" (176). 

Es “una virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela".

Dicho de otra manera, es una luz y un conocimiento sobrenaturales por medio de los cuales, sin ver, podemos creer lo que Dios nos dice y la Iglesia nos enseña. Dios nos hace ver las cosas desde su punto de vista divino, con sus ojos, tal como las ve Él.

En cambio, no es fe cuando decimos “creo que va a llover” o “creo que María vendrá" o "creo que tienes razón.." expresamos simplemente una suposición, una opinión o una impresión: suponemos que lloverá; tenemos la impresión de que vendrá, pensamos que tiene razón...pero no tenemos certeza de ello.


Es un don gratuito

Resultado de imagen de don de diosLa fe no es un don innato ni propio de nuestra naturaleza sino que es un regalo de Dios que nos concede en el bautismo y que implica certeza, significa admitir a Dios como Verdad, dar por segura Su existencia y asumir Su voluntad.

Tampoco es fe cuando vemos y comprendemos claramente algo: "dos más dos son cuatro", tenemos la certeza de que es así porque podemos comprenderlo y comprobarlo... pero no toda certeza es fe: es comprensión.


Es siempre firme

Cuando aceptamos sin dudar una verdad revelada por Dios, tenemos fe. Por eso, no podemos decir:"Yo creo en el cielo, pero no en el infierno” o “creo en Dios pero no en la Iglesia", porque estaremos diciendo que Dios se equivoca y nosotros no…por eso le corregimos.

La fe se construye sobre certezas y verdades inamovibles reveladas por Dios. La fe nunca cambia ni se amolda a los tiempos. La fe es eterna porque viene de nuestro Padre Eterno.

Es un acto de responsabilidad

Fuimos creados libres y responsables de nuestros actos. Somos libres para decir "sí" o "no" a Dios, pero ambas respuestas conllevan una responsabilidad
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La fe, nuestro "sí", es un acto libre de nuestra voluntad que acepta a Dios, trata de conocerlo, de amarlo, de cumplir siempre su voluntad que nos responsabiliza a alcanzar el objetivo por el cual fuimos creados: ser santos y estar en presencia de Dios.

La falta de fe, nuestro "no" o nuestro "sí, pero..." es un acto libre de nuestra voluntad que no acepta a Dios, que lo acepta a medias, que no trata de amarlo por encima de todas las cosas ni de hacer siempre su voluntad, que relativiza las verdades esenciales y que nos responsabiliza a no estar en presencia de Dios, lo que significa el infierno: vivir al margen de Dios.

Es un acto de compromiso 

La fe no es simple teoría ni simple moral. No es algo que está bien o que es bueno. 

Es un acto de compromiso de poner a Dios en el primer lugar de nuestro corazón, una decisión que nos mueve a la acción, una actitud de poner en obras aquello en lo que creemos, una disposición firme a aplicarlo en nuestras vidas.

La FE se fortalece dándola. Dar la fe es vivirla, es compartirla con los demás, es servir a los demás y por supuesto, es tener un deseo de servir a Dios sobre todas las cosas, de ponerle en primer lugar.

Es un acto de amor

Resultado de imagen de abrir el corazon a diosEn primer lugar, la fe es un acto de amor de Dios hacia nosotros. Un amor desinteresado, infinito y eterno. Todo es por causa del amor de Dios: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Juan 3, 16).

En segundo lugar es un acto de amor nuestro hacia Dios, por todo lo que somos, por todo lo que nos da, que es siempre beneficioso para nosotros, incluso lo que definimos como malo.

En tercer lugar, es un acto de amor hacia nuestro prójimo, hermano e hijo de Dios, por el que debemos "dar la vida", tal y como Jesús hizo: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Juan 15, 13).


"FE"...dos letras con un gran significado 

F de Fraternidad. " Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22,39).
de Felicidad. "Partiréis con alegría y en paz seréis llevados" (Isaías 55, 12).
de Fidelidad. "Obraréis en todo en el temor de Yahveh, con fidelidad y con corazón perfecto" (2 Crónicas 19,9).
de Fecundidad."La fe sin obras está muerta" (Santiago 2, 17).
de Fortaleza. "Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia" (Salmo 46,2).

de Esperanza. "Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza" (Romanos 15,13).
E de Espíritu. "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, y por él entendemos lo que Dios nos ha regalado" (1 Corintios 2, 12).
E de Eclesial"Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16,18).
E de Experiencia."Sólo te conocía de oídas; pero ahora, en cambio, te han visto mis ojos" (Job 42, 5).E de Elección. "Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos" (Efesios 1,4).


Para la reflexión personal:


¿Ocupa la fe el primer lugar en mi vida? ¿Ocupa algún lugar?

¿Soy consciente del gran regalo que Dios me ha hecho con la fe? ¿Se lo agradezco?

¿Es mi fe rica en obras? ¿Está viva o muerta?

¿Creo y vivo una fe en acción? o ¿Creo en una fe como en idea teórica, personal y carente de significado?

¿Creo y soy consciente que el Espíritu Santo actúa en mi alma y en mi vida? 

¿Hago silencio interior para oír las inspiraciones del Espíritu Santo? ¿Las obedezco?

¿Pido a Dios su ayuda para vivir mi santificación o me fío y me basto solo con mis fuerzas?

¿Vivo los acontecimientos más ordinarios de la vida con sentido sobrenatural? 

¿Descubro la la acción de Dios en cada momento de mi vida?

¿Amo a Dios y al prójimo con hechos y no sólo con palabras?

¿Vivo mi fe con esperanza y caridad?









martes, 16 de enero de 2018

¿CUÁNTO DEBE DURAR UNA HOMILÍA?

"Porque no nos predicamos a nosotros mismos, 
sino a Jesucristo, el Señor"
(2 Cor 4, 5)

¿Cuánto tiempo debe durar una homilía? En cierta ocasión, un santo sacerdote, P. Casté (D.E.P.), hablando de la duración de las homilías, dijo algo que se me ha quedado grabado: "Los primeros cinco minutos, es el Espíritu Santo quien habla; los cinco siguientes, el sacerdote; y el resto, el diablo."

También hay un chiste de sacerdotes que dice: "la homilía debe ser como la minifalda: corta, ajustada y que enseñe mucho".

Y es que esta pregunta persiste en las mentes de muchos feligreses inquietos, cuando son obligados a sufrir la homilía del sacerdote más allá de toda efectividad y competencia. Tampoco causar sufrimiento o aburrimiento es la respuesta que espera un sacerdote tras haber preparado concienzudamente una homilía.

Por lo tanto, la respuesta es muy sencilla: el tiempo que sea necesario siempre que mantenga la atención de los oyentes a través de la verdad, la belleza y el bien.

La homilía no puede ser un espectáculo entretenido ni mediático, y mucho menos, un mitin político o social. Tampoco puede ser demasiada extensa.

No se trata de una charla magistral ni de una conferencia sino que es una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por eso, la palabra del sacerdote no puede ser más importante que la celebración de la fe ni puede ocupar un lugar o un protagonismo excesivos, de manera que el Señor brille menos que el ministro. 

Algunos sacerdotes caen en la "tentación del micro": piensan, por un lado, que sus parroquias se llenan de gente que viene deseosa de escucharles todo el tiempo que decidan y a dejarse deslumbrar por su don de palabra, y por el otro, se enorgullecen de contar cualquier cosa con el propósito de ganarse a los alejados, aunque tenga poco que ver con el Evangelio del día. 

Que no se me malinterprete, no estoy criticando a nadie ni pidiendo homilías cortas. En realidad, creo que en muchas parroquias donde a diario, el sacerdote no da una homilía, debiera darlas, aunque sean de cinco minutos. La lectura e interpretación de la Palabra es un acto muy importante en las misas porque es Dios quien nos habla a cada uno de nosotros. A veces, hasta el sacerdote se olvida o se "homi-lía"

¿Cómo se puede predicar mejor e incluso por más tiempo?

Hablar de Dios

Tal vez parezca contradictorio, pero la forma de mantener la atención de las personas menos comprometidas no es alimentándoles a base de "gominolas espirituales". Puede que sean dulces al gusto y agradables al oído, pero con seguridad, no contienen nutrientes ni llegan al corazón y....¡demasiadas, empachan! 

Muchas personas abandonan sus parroquias porque se deja de hablar de Dios para hablar de política, de temáticas sociales, de actualidad, de anécdotas... No, ¡la homilía no es un telediario!
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Lo que a un cristiano le atrae es escuchar lo que Dios quiere decirle; es lo que nos mantendrá interesados y atentos. La homilía es una prolongación de la Palabra, pero nunca ha de usurpar su lugar. 

La Palabra de Dios no necesita ser sazonada ni condimentada por una homilía protagonista, sino más bien, necesita que la escuchemos a la luz del Espíritu Santo para que nos lleve a Dios. 

El objetivo de una homilía es guiar hacia el conocimiento y el gusto de Dios, abrir nuestros corazones y rendirnos a la gracia de Dios, alimentar la fe por la acción del Espíritu, que obra por nosotros a través de la escucha atenta, prepararnos para una buena comunión sacramental con Cristo, y exhortarnos a vivir lo que hemos recibido.

Captar la atención

Cuando se habla en público, es fundamental captar el interés del auditorio desde el principio. Jesús lo hizo en Galilea con las bienaventuranzas. 

A veces, las homilías tienen demasiado contenido, demasiada altura teológica o demasiada repetición.

Nuestra capacidad de atención es limitada y está científicamente demostrado que el auditorio pierde la atención transcurridos los veinte minutos de escucha. 
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Después de ese tiempo, se pierde la atención, sólo se oye ruido y uno comienza a pensar en otras cosas. 

"Extenderse" en demasiadas ideas, "elevarse" con palabras rebuscadas o "repetirse" en exceso, dando vueltas y vueltas sobre la misma idea hasta el aburrimiento, lo único que consigue es que la gente se "desconecte".

Mover a la acción

En tercer lugar, es la voluntad de Dios que el sacerdote hile constantemente la explicación del Evangelio con su aplicación personal a cada una de nuestras vidas. El sermón de Pedro en Hechos 2 llevó a su audiencia a preguntar: "¿Qué debemos hacer?", los movió a la acción.

Explicación sin aplicación lleva a la frustración. El contenido sin convicción genera aburrimiento. El poder inherente de la Palabra y el Espíritu demanda una respuesta: acción, agradecimiento, arrepentimiento, renovación, compromiso, etc.
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Sin nada de eso, si sólo las oímos (que no escuchamos) y no nos mueven a la acción, las homilías se quedan en juegos de palabras que se los lleva el viento y cuando salimos del templo no recordamos nada de lo que el sacerdote (Dios) dijo.

Llegar a los corazones

El sacerdote debiera estar siempre discerniendo si la gente está escuchando o no.  ¿Cómo? Enfatizando, enfocando, preguntando, emocionando....sobre lo que dice Dios en su Palabra.

¿Su voz adormece? ¿es monótona o aburrida? ¿se entiende? Un buen sacerdote puede utilizar tácticas altamente efectivas como cambiar el tono, el ritmo y el volumen.
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Y si la audiencia escucha atentamente, la siguiente pregunta es ¿llega a los corazones? La acción del Espíritu Santo que ha susurrado al sacerdote durante la preparación de la homilía, debe ser escuchada como el eco de la voluntad de Dios, que se desborda desde el ambón hasta los bancos e incendia nuestros corazones.

No basta con predicar como alguien que conoce la Palabra, sino como alguien que ama la Palabra. Si el sacerdote contagia su pasión por Dios y su Palabra, llegará a todos los corazones.

Predicar a través de la propia vida

El cardenal Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos, nos recuerda la necesidad de que un sacerdote sepa comunicar, pero la técnica por sí sola no es suficiente: 

"Alguien puede ser elocuente, pero quien no comunica a Dios a través de su vida, puede dejar a la gente indiferente. Obviamente, la homilía exige a quien la pronuncia. De ahí la importancia de la preparación de la homilía, que requiere estudio y oración, experiencia de Dios y conocer la comunidad a la cual se dirige, amor por los santos Misterios y amor por el Cuerpo viviente de Cristo que es la Iglesia”.

Equilibrar los tiempos 

El esquema fundamental de toda liturgia cristiana se compone de cuatro tiempos: 
  • tiempo de reunión (procesión de entrada, ritos iniciales, perdón)
  • tiempo de la Palabra (lecturas, homilía, oración de los fieles)
  • tiempo de los signos (efusión de agua, promesas matrimoniales, fracción del pan, etc.)
  • tiempo de envío (oración final, bendición, despedida, procesión de salida). 
Entre ellos debería existir una proporción armónica y equilibrada. Ninguno de estos tiempos puede ocupar un protagonismo excesivo respecto de los otros. 
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¿Cuántas veces la homilía dura 25 minutos y el resto de la Eucaristía apenas 10?

El equilibrio es importante o no nos mantendremos en pie porque nos habremos dormido.

A mi, hay algo que me ayuda mucho cuando me dispongo a escuchar una homilía y es recordar lo que los discípulos de Emaús se preguntaron cuando volvían a Jerusalén, después de haber reconocido a Jesús resucitado: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?" (Lc 24, 32).

¿Y el nuestro? ¿arde?

lunes, 15 de enero de 2018

REZAR ES DESEAR...

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Para algunos, disponerse a rezar puede "costarles un imperio", ya sea por falta de concentración o por dispersión; encontrar el momento y el lugar, algo impensable, ya sea por falta de voluntad, por desgana o por cualquier excusa...

No obstante, quiero comenzar resaltando el hecho de que la oración no la “hacemos” nosotros, sino que es Dios quien toma la iniciativa y se acerca a nosotros para decirnos qué quiere de nosotros y cómo nos transforma: ora y hace en nosotros. 

Dios es un “eterno insistente” que siempre quiere estar con nosotros y que nunca se cansa de estar con nosotros.

Sin embargo, con nosotros no ocurre lo mismo. Y es que a menudo, no confiamos en el poder de la oración; no estamos convencidos de que funcione. A veces rezamos por algo, y sucede lo contrario. Otras veces, nos olvidamos de orar por algo, y sucede. Y otras, rezamos por algo, y sucede ... y nos preguntamos si hubiera sucedido aunque no hubiéramos rezado..

Resultado de imagen de time to prayA veces, es que no dedicamos un tiempo de oración; nos excusamos por falta de tiempo, por cansancio, etc. Si no rezamos porque estamos cansados, o muy ocupados, o no encontramos el momento, es, sencillamente, porque confiamos más en nosotros mismos que en Dios, porque anteponemos nuestro interés y egoísmo a los demás.

Jesús estaba siempre muy ocupado y cansado, pero eso no le impedía retirarse siempre a rezar porque sabía que nada dependía de Él y porque quería y necesitaba estar con su Padre.

Otras, es que nos preocupamos por la propia actividad de orar. Durante unos segundos pensamos en orar e instantes después, nos vienen a la mente pensamientos como ¿es correcto lo que pido? ¿me escuchará? ¿para qué pedirle esto? ... nuestra mente divaga y en lugar de rezar, hacemos una mezcla confusa entre la petición y la preocupación. 

La falta de oración es el resultado de la desconfianza (falta de fe), porque somos demasiado incrédulos para comprender cómo actúa Diosdel orgullo (falta de humildad), porque somos demasiado orgullosos para darnos cuenta de que necesitamos a Dios, de la pereza (falta de deseo), porque no deseamos estar con Dios, y generalmente, de las tres cosas. 
La respuesta para ponernos a rezar no es simplemente "ser más disciplinados" o buscar un libro de oraciones, aunque ambas cosas son muy útiles. La oración es, en esencia, el resultado natural del deseo, la confianza y la humildad.

Entonces ¿qué podemos hacer?



Orar como niños


Orar como los niños quiere decir, dejar de analizar lo que pedimos y, sencillamente pedírselo a nuestro Padre. Y debemos hacerlo de la misma forma que nuestros hijos no se detienen a analizar sus motivos antes de pedirnos algo ni se preguntan el por qué, ni el para qué, ni si les escucharemos: sencillamente, piden lo que necesitan. 



Resultado de imagen de rezarEl problema es que los adultos pensamos demasiado las cosas. A veces, creemos que no debemos pedirlas por si son inapropiadas, injustas o egoístas. 


Sin embargo, los niños aunque sus peticiones o sus necesidades sean ridículas, innecesarias, incorrectas o incluso perjudiciales para ellos, nunca se plantean si lo son o no, ni tampoco dejan de pedirlas por el hecho de que les digamos "no". Insisten hasta que accedemos a sus ruegos. Las expresan tal y como las sienten.

No tienen conciencia de lo que es apropiado o inapropiado, de lo que es justo o injusto. Cuando dejemos de intentar ser adultos y pidamos como los niños, la oración fluirá como la seda, porque Dios nos dará su propia voz para que le pidamos.

Pasar un rato con "Papá"

Por extraño que parezca, muchas personas se esfuerzan vanamente en aprender a orar bien y casi nunca lo consiguen, porque se centran en lo que están diciendo, en lugar de centrarse en Dios.

La oración es, sobre todo, relación íntima, es el medio a través del cual nos conectamos y nos relacionamos con Dios. 

Cuando existe intimidad, nadie piensa en cómo se comunica, lo que dice o qué palabras utiliza, sino más bien, se centra en pensar con quién está.

Estar con Dios es más importante que hablarle si parar o leerle una interminable lista de peticiones. Él ya las conoce. Sabe lo que necesitamos antes de que se lo pidamos. Y aunque Dios usa nuestras oraciones para cambiar las cosas, quiere que recemos para estar con Él. 

La clave es considerar la oración como una forma de pasar un tiempo con nuestro Padre amoroso, y convertirlo en una experiencia que nos traiga calma y confianza en medio del "mundanal ruido", en lugar de verla como una actividad más, que agita y estresa nuestras vidas.

En medio del ajetreo exterior, podemos desarrollar un silencio interior. Al pasar tiempo con nuestro Padre en oración, integramos nuestras vidas con la Suya, con lo que Él está haciendo en nosotros. Nuestras vidas se vuelven más coherentes. Estamos más tranquilos, más ordenados, incluso en medio de la confusión, la tensión y el caos.

El deseo alimenta la disciplina

La causa de nuestra falta de oración es mental: somos egoístas, desconfiados y poco disciplinados para pensar en los demás o en quedar con ellos. 

De igual manera que cuando deseamos estar con nuestra novia, con nuestra familia o con nuestros amigos, lo planeamos, quedamos y vamos, para rezar hay que querer rezar, hay que querer quedar con Dios. Y a menos que lo deseemos de verdad, no lo haremos; a menos que "quedemos" con Él, el tiempo de nuestro ajetreado día se evaporará rápidamente. 

No es que necesitemos la disciplina para vencer la falta de deseo sino que el deseo alimenta la disciplina para hacer un hueco en nuestros "quehaceres" y estar un rato a solas con Él.



Meditemos juntos:

¿Realmente me apetece rezar? ¿Deseo estar con Dios? ¿Tengo tiempo para quedar con Él? ¿Quedo con Él? ¿Le hago un "hueco en mi agenda"?


domingo, 14 de enero de 2018

NUESTRAS CONVICCIONES, PUESTAS A PRUEBA

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Siempre se ha dicho que un buen líder es alguien con carisma pero en realidad, un buen líder es una persona con carácter. 

Carácter, según el diccionario, es el conjunto de rasgos, cualidades o circunstancias que indican la manera de pensar y actuar de una persona, y por los que se distingue de las demás.
El carácter​ de una persona es la manera que una persona reacciona frente a una situación o circunstancia. Y lo que genera el carácter son las convicciones o creencias con las que uno está profundamente comprometido. Los grandes líderes tienen fuertes creencias.

Las opiniones de una persona carismática pueden ser discutibles; sus convicciones son algo por lo que moriría. No son opinables. 

Los cristianos debemos tener muy presentes las convicciones por las cuales soportaríamos todo tipo de dificultades, incluso persecución; y la única forma de defender nuestros principios de fe es vivir desde un profundo sentido de la llamada de Dios.

Si Dios nos ha llamado, si hemos tenido un encuentro con Él y hemos descubierto su amor, nada puede detenernos. Nuestra identidad cristiana se basa en nuestra relación con Él, no en la aprobación de las personas que nos rodean ni del beneplácito de la sociedad que nos ha tocado vivir. 

En lugar de vivir en la trampa de la comparación o el miedo al "qué dirán", debemos desarrollar nuestras convicciones teológicas, éticas y prácticas, y reforzarlas porque, sin duda, serán puestas a prueba desde a través de:

Burla

La primera manera por las que las personas intentarán que neguemos nuestras convicciones es burlándose de nosotros, ridiculizándonos. 

Y es que el miedo al ridículo puede atenazarnos de tal forma, que lleguemos a esconderlas o incluso, a negarlas. 

Fortalezcamos nuestras convicciones para no ceder ante la burla y continuar orgullos en nuestro camino hacia Cristo.

Desánimo


Una de las armas más poderosas del Enemigo es el desaliento. ¿Por qué? Porque las convicciones, por su propia naturaleza, requieren coraje para ser defendidas.  
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Si no tenemos valor, audacia y coraje para morir por ellas, "tiraremos la toalla" al primer problema.

Mi amigo Carlos siempre nos despierta por la mañana al grito de "Inasequibles al desaliento". Es una excelente forma de empezar el día.

Temor

El miedo es otra de las mayores amenazas a los principios de un cristiano porque atenaza y paraliza. Nos deja inertes.
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Cuando las personas nos atemoricen, nos insulten o nos acosen, debemos pensar que los cristianos tememos más la justicia divina que la humana. 

Dios nos quiere audaces y con coraje. Por ello, el Espíritu Santo arraiga con fuerza nuestras convicciones y nuestra fe en nuestros corazones.

Crítica

Pocas cosas impedirán con mayor fuerza el crecimiento y la madurez cristiana que los chismes. 
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Los rumores, las críticas o las falsas acusaciones tienen un gran potencial para tratar de destruir la reputación de un cristiano.

Un cristiano no debe estar pendiente de las apariencias ni de lo que otros digan o piensen. Dios conoce nuestro corazón y su opinión es la única que importa.



División

El gran desafío para un cristiano es mantener la unidad dentro de su comunidad. Es otra de las principales estrategias del Diablo. 
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Es esencial mantener la unidad para que todos los cristianos trabajemos juntos hacia nuestro objetivo común: Dios. 

Más que estar unánimemente divididos, debemos estar diversamente unidos.

Distracción

Si Satanás es incapaz de dividirnos, usará otra de sus bazas: nos distraerá. 

Algunas de las distracciones que causan la mayoría de los problemas no son cosas específicamente malas, sino cosas buenas que no son las mejores ni las que nos convienen.

El Diablo es un ángel de luz y de inteligencia. Nunca nos distraerá con cosas que no nos gusten sino con aquello que nos haga "mirar atrás" y perder de vista nuestro camino a la santidad. 



Difamación

Jesús fue insultado, difamado, injuriado y permaneció firme a la voluntad de su Padre. El apóstol Pablo fue perseguido, al igual que tantos mártires de la Iglesia.

Son los cristianos que van a la cabeza, los que se exponen ante los demás, los que tienen más probabilidades de recibir una puñalada por la espalda. 
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Los que se esconden o permanecen ocultos, los que no se exponen, los que no salen de su zona de confort, no son insultados ni difamados pero esos...no son cristianos.

Persecución

La Biblia nunca prometió a los creyentes una vida "fácil y segura" ante las dificultades y peligros. Por el contrario, aquellos que siguen a Cristo, también sufrirán, como Él,  persecución, zancadillas y peligros en el camino.

Ser cristiano no es fácil ni carece de riesgo ni tampoco nos exime de ser perseguidos pero si tenemos a Dios a nuestro lado, ¿a quién temeremos?
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El enemigo intentará usar estas tácticas y otras muchas para intentar que nuestras convicciones, nuestros principios y valores cristianos sucumban y para evitar que cumplamos con nuestra fe. 

¿Qué hacer ante tanta oposición? No rendirse! Mantener nuestras convicciones. Ser perseverantes. Soportar. 

Si estamos comprometidos con nuestros principios cristianos, nada nos hará renunciar. Y una actitud de "irrenunciable" a Cristo es una característica esencial de cualquier cristiano. 

Una vez que has conocido a Dios, ¿Cómo renunciar al más Grande?



martes, 9 de enero de 2018

MIS QUERIDOS Y SANTOS MAYORES

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"Ponte en pie ante el hombre de canas, 
honra al anciano y teme a Dios: yo, el Señor." 
(Levítico 19, 32)

Tengo que confesar que hace algunos años, mi contacto con las personas mayores en la parroquia era nulo. Generacionalmente, había un abismo. Me limitaba a entablar relación con los de mi "quinta". Estaba convencido que las personas mayores y yo, no teníamos nada en común y, menos aún, que pudieran aportarme algo interesante. ¡Qué equivocado estaba!

Con el paso del tiempo he llegado a entender profundamente el sentido y el valor de la vejez, he llegado a comprender su plena dimensión espiritual, moral y teológica al relacionarme con algunas personas mayores. Y he llegado a respetarlas, admirarlas y apreciarlas. ¡Qué digo! ¡A quererlas! 
La Palabra de Dios está repleta de pasajes ensalzando y bendiciendo la vejez: de la anciana Sara y del fiel centenario Abrahán nació el Pueblo elegido; de manos del anciano Moisés, el pueblo de Dios recibió la sabiduría y los mandamientos del Señor; del vientre estéril de Isabel y de un viejo cargado de años, Zacarías, nació Juan el Bautista, precursor de Cristo.

A veces, cuestionamos la utilidad y las aportaciones de nuestros mayores de la parroquia, a medida que envejecen. Incluso, ellos mismos las cuestionan. ¡Qué gran error! Nuestros mayores no sólo son parte esencial de la Iglesia, del Cuerpo de Cristo, sino que son bendecidos por Dios y, además, nos aportan sabiduría y experiencia. 

La vida de la parroquia no es igual sin ellos, ni mucho menos. Por lo tanto, debemos recordar a todos los miembros más mayores de nuestra parroquia que no sólo son amados por Dios, sino que también son amados por nosotros, los menos mayores. Amados y necesitados.

Y ¿por qué os necesitamos?

Necesitamos vuestras oraciones

Mis amigas Lola, Rosa, Julia, Mari, Mª José, Mª Jesús, Marisa, Maca, etc. y mis amigos Jesús, Goyo, Enrique, D. José, etc. son cristianos encomiables, con una larga y provechosa vida de fe y oración.
Cada tarde, siempre que pueden y la salud o sus quehaceres diarios se lo permiten, les podemos ver en el rezo del Santo Rosario, en la Eucaristía, en la Adoración, en Cáritas, en las Romerías, en cualquier actividad de la parroquia... dando apoyo y ayuda tanto a los sacerdotes como al resto de nosotros. 

Su presencia es una bendición y una demostración patente de cómo vivir la fe a lo largo de los años, sin desfallecer, sin arrojar la toalla.

Todos ellos son una bendición y una necesidad para toda la comunidad parroquial y nunca se lo hacemos saber. Nunca les decimos cuánto les queremos. Nunca les demostramos nuestro cariño. 

Queridos mayores, necesitamos  vuestra presencia, vuestra compañía, vuestra amistad. Y también, vuestras oraciones cargadas de fe sólida y confianza profunda.

"La gloria de los jóvenes es su vigor; el ornato de los ancianos, los cabellos blancos" (Proverbios 20,29).


Necesitamos vuestra sabiduría

Estoy muy agradecido a estas personas que durante muchos años, han transmitido y continúan transmitiendo, su conocimiento y su formación en la fe, su experiencia de vida, hasta que literalmente no pueden. Y lo hacen enseñando, predicando con el ejemplo, compartiendo su fe, animando y acompañándonos a todos nosotros.
Todos los que componemos la Iglesia necesitamos la sabiduría que proviene de décadas de vida en la fe y en la Iglesia mezcladas con años de experiencia de vida. 

Queremos hacer realidad la misma Palabra de Dios: "De los ancianos, el saber; de la longevidad, la inteligencia" (Job 12, 12). Santos mayores, por favor seguid hablándonos con sabiduría, amor, verdad y gracia.

La Iglesia necesita vuestra sabiduría no sólo porque seáis mayores o por vuestra experiencia, sino porque nos contagiáis de la sabiduría de la fe que sólo proviene de caminar con Cristo en las alegrías y tristezas de la vida.

Necesitamos vuestro apoyo

Vuestro apoyo, vuestra acogida, vuestras palabras de aliento son importantes para todos nosotros.
Soy testigo de vuestra perseverancia y fidelidad a Dios, de vuestros matrimonios de plata e incluso de oro, de vuestra experiencia tanto en las cosas cotidianas como en las cosas de Dios.

El salmista exclama: "Aun en la vejez y las canas, Oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir" (Salmo 71 ,18).

Por favor, necesitamos que compartáis con nosotros vuestras historias de fe, gracia y perdón, y que nos recordéis la bondad y fidelidad de Dios. Necesitamos vuestro apoyo.

Necesitamos vuestra presencia

Sabemos que algunos necesitáis mucho esfuerzo para venir a misa, para estar disponibles. Seguramente, necesitáis que nosotros nos acerquemos a vosotros, en lugar de que vosotros os acerquéis a nosotros. En cualquier caso, necesitamos vuestra presencia.

Por eso, pedirnos ayuda si la necesitáis, como nos relata el Evangelio de San Juan, con la escena de Jesús resucitado diciéndole a Pedro: “cuando eras joven, tú mismo te ponías el cinturón e ibas adonde querías; pero, cuando llegues a viejo, extenderás tus brazos, otro te sujetará y te llevará adonde no quieras” (Juan 21,18). En el fondo, es casi una actitud egoísta por nuestra parte. Necesitamos vuestra presencia junto a nosotros.
Necesitamos vuestra presencia para que nos habléis de cómo Dios nunca os ha abandonado, para que nos contéis como imitáis esa misma fidelidad de Dios, para que proclaméis lo que Dios ha obrado en vuestras vidas, tal y como reza el Salmo 145, 4-7:"Una generación ponderará tus obras a la otra, proclamarán tus proezas; hablarán del esplendor de tu gloriosa majestad, contarán tus milagros; publicarán el poder de tus prodigios y pregonarán tus grandezas; divulgarán el recuerdo de tu inmensa bondad, aclamarán tu justicia."  

Os necesitamos. Por favor, no dejéis de estar con nosotros. Seguid enseñándonos cómo seguís el ejemplo de Cristo, pues bien sabéis que el triunfo nace de la derrota; la ganancia resurge de la pérdida y la vida resucita de la muerte. "En la vejez aún llevarán fruto, se mantendrán lozanos y floridos, 16.proclamando que el Señor es justo" (Salmo 92, 15).

Seguid con nosotros, seguid haciendo el bien evocando las palabras del apóstol San Pablo
"lo que uno ha sembrado, eso cosechará. El que sembró en el Espíritu, del Espíritu cosechará la vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien que, a su tiempo, si no desfallecemos, vendrá la cosecha. Mientras tengamos oportunidad hagamos el bien a todos" (Gálatas 6,7-10). 

domingo, 7 de enero de 2018

¿CABALGATAS DE REYES O MAMARRACHADAS?

Cabalgata de Reyes, Reyes Magos, Madrid, 2018, Navidad

Tres años llevamos sufriendo el gobierno de Carmena en Madrid. Un gobierno de ocurrencias, de improvisaciones, de "y si hacemos esto...y si hacemos lo contrario..."

Tres "no-navidades" llevamos aguantando las obsesiones de Carmena de tergiversar la historia sagrada y las tradiciones católicas: fuera belenes, fuera cabalgatas, fuera Dios...

En la noche más mágica de la Navidad para todos, y especialmente para los niños, la noche de Reyes, la alcaldesa se empeña en cambiar las tradiciones, reinventar la historia y en definitiva, hacer proselitismo de su odio reconocido a la fe cristiana.

Al consistorio ultra-izquierdista se le olvida una cosa: los miembros de la Sagrada Familia también fueron refugiados que tuvieron que dejar su país natal por persecución para irse a uno extranjero. Sin embargo, a esta familia no le dan hoy la bienvenida.

Cabalgata 2016

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En su primera Navidad como alcaldesa de Madrid, Carmena quiso cambiar el significado de la tradicional cabalgata de Reyes, impregnándola de un alarde multi-cultural y reivindicativo que nada tiene que ver con los elementos más esenciales de la Navidad ni con el espíritu católico.

Imagen relacionadaEn esta alucinación de cabalgata, los madrileños vimos cómo sustituía triciclos por camellos, mujeres barbudas (Reinas Magas) por Reyes Magos, música de discoteca por villancicos, además de danzas indias, bailes indígenas sudamericanos o motivos orientales, cuya presencia, nadie entendió.

Un nuevo invento hizo aparición en el desfile: los pictoplasmas. Un esperpento más que se sumó a esta auténtica aberración de Cabalgata de Reyes.

Resultado de imagen de reyes magos manuela carmenaAtónitos contemplamos a Baltasar cantando una canción africana al más puro estilo "Marley" con rastas incluidas (le faltaba el canuto), hablando de "amor y alegría", o a Melchor vestido como el Mago Merlín y adoctrinando con un discurso sectario-progre-ecológico, a los que nos tiene acostumbrados su formación política.

Nada de Jesús, nada de Dios...vamos, lo que se dice una cabalgata de toda la vida...


Cabalgata 2017

Este año 2017 la cabalgata en Madrid tenía como lema una "oda a la curiosidad". 

Asimismo, la estrategia del gobierno municipal va encaminada a cambiar la celebración de la Navidad por la del solsticio de invierno. 

Sus majestades los Reyes Magos de Oriente recuperaron sus vestimentas tradicionales, luciendo túnicas blancas con adornos y una capa de terciopelo sin ornamentación.
Así es la cabalgata de los Reyes Magos de Madrid
Atrás quedaron las carnavalescas túnicas tipo "cortina de ducha", los estampados florales o animales que recordaban más bien un desfile al más puro estilo "Ágata" o las ridículas coronas tipo "Burger King".
Sin embargo, era un espejismo, puesto que en lugar de venir en camellos, sus Majestades venían en triciclos.

La estética de la cabalgata
que precedía a los Magos fue el steampunk. Bomberos y una acróbata subida a un globo, un águila imperial, una carroza que imitaba el mar y otra que parecía homenajear a Julio Verne. 

La principal novedad de este año fueron los intérpretes de lenguaje de signos que fueron incluidos por primera vez en la cabalgata. 

Y es que para Carmena, "la Navidad se ha convertido en una fiesta internacional, centrada en la solidaridad, alegría e ilusión" y no centrada en la llegada de Dios a la humanidad.

Cabalgata 2018


Cabalgata de Reyes en MadridEste año 2018, la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid se ha inspirado en el poder de la imaginación y de la creatividad. Un relato sobre los inventos y en un homenaje a los inventores y científicos de todos los tiempos que han hecho evolucionar el mundo.

Es la ciencia la que este año sustituye a Dios.

Una de las carrozas de la Cabalgata de los Reyes Magos en Madrid.

Leonardo Da Vinci y sus inventos, Marie Curie o Albert Einstein son algunos de los personajes ilustres que cambian el curso de la Historia en lugar del nacimiento de Jesús. Sus logros se anteponen al auténtico significado de la Navidad. 

Miles de niños participan en la cabalgata de los Reyes Magos, que este año ofrece un homenaje especial al mundo de los inventores.Desfilaron inventos como la imprenta, la robótica, la televisión o el reloj. Además, otros artilugios sorprendentes procedentes del mundo de la fantasía, conformaron un recorrido por las ideas y el pensamiento humano.

El mensaje que el Ayuntamiento anti-católico ha querido lanzar es que "con la imaginación y creatividad los niños lleguen a ser personas que cambien el mundo" en lugar de las virtudes teologales de la fe, la esperanza y el amor.

Como viene siendo habitual, no ha faltado la polémica, y así en la Cabalgata de Vallecas, un "Drac-Queen" era un Rey Mago. 

Siguen empeñados en desnaturalizar la Navidad mezclando los mensajes y confundiendo a los niños.