¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta discipulado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta discipulado. Mostrar todas las entradas

sábado, 27 de julio de 2019

DOS CLAVES DE CRECIMIENTO PARROQUIAL

Nuestra Iglesia Católica pierde gente de sus parroquias a un ritmo alarmante. Algunas personas se van porque no se sienten cómodas. Otras, porque no llegan nunca a comprometerse. Otras, porque su vida llega a su término y mueren. Y los jóvenes vienen sólo si les traen sus padres. Y a una cierta edad, ni eso.

No podemos evitar que la gente se vaya de nuestras parroquias. Por supuesto, no podemos evitar que mueran. Pero podemos plantearnos cómo hacer, de nuestras parroquias, un imán para las personas.

He escrito sobre este tema en varias ocasiones y seguiré haciéndolo las veces que haga falta. Aunque uno sigue aportando su granito de arena y poniendo en práctica lo que escribe, aún sigue sorprendiéndome el hecho de que en ámbitos católicos, nadie parezca inquietarse por esto. Dentro de la Iglesia, sólo existe la preocupación por la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas. 


Es cierto también, que nuestros monasterios y conventos envejecen a la par que sus denodados consagrados y sus perseverantes contemplativas. Pero es que, precisamente, el centro de gravedad de todo el problema de la falta de vocaciones, también, está en el crecimiento de comunidades parroquiales. Comunidades que puedan suscitar esas vocaciones.


Si nuestros monasterios echan el cierre por falta de "efectivos", si nuestras parroquias se van vaciando por falta de visión o por falta de misión, es que no estamos haciendo caso a la invitación de Jesús: 

Imagen relacionada
"Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 20.y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado"(Mateo 18, 19-20; Marcos 16, 15; Lucas 24,47-48).

Con esta invitación, Cristo inició su Iglesia, delegando en sus apóstoles esa misma invitación para su continuidad y crecimiento. Hoy, dos mil años después, da la impresión de que hemos declinado esa invitación.

Para llevar a cabo esa invitación de Jesús, es decir, para que Su mensaje llegue hasta los confines de la tierra, para que nuestros monasterios y conventos eleven sus oraciones al cielo y para que nuestras parroquias crezcan cuantitativa y cualitativamente, los cristianos tenemos dos tareas: una, llegar a nuevas personas que están fuera, es decir, invitar, evangelizar, y dos, acoger, escuchar y ayudar a las que ya están dentro, es decir, discipular.

Invitar= Evangelizar

La mayor diferencia existente entre parroquias que crecen (porque algunas crecen) y las que se vacían o cierran, es la evangelización, es decir, el hecho de invitar a personas alejadas de la fe a un encuentro personal con el amor de Cristo.

Promover nuestras parroquias desde programas diocesanos y espacios publicitarios en medios o redes sociales de evangelización son grandes ideas, pero, a las pruebas me remito, por sí solos, no funcionan.

Resultado de imagen de evangelizar
La mayoría de las personas que realmente se encuentran con Dios son personas invitadas personalmente por un amigo o miembro de la familia, bien a través de un método de evangelización, de un grupo pequeño de fe, de una peregrinación, etc.

Nuestra Familia de fe crecerá, primero por amor, y segundo, por el "boca a boca"

Sin embargo, nadie que venga a nuestras parroquias se comprometerá con ellas tan sólo por el simple hecho de haber sido invitado por alguien conocido.

Las personas se comprometen de forma automática y natural por razones experienciales y vivenciales: por un sacerdote que se muestra cercano y comprometido con Dios y con la Verdad, por un ambiente de cálida acogida y fraternidad auténtica, por una escucha atenta de sus problemas, necesidades o heridas por parte de las personas que les reciben,  por una adecuada y continua formación en la fe, a través de grupos de oración, matrimonios, jóvenes, etc.

Evangelizar, invitar a las personas a la Iglesia es sólo la mitad de la ecuación. La otra mitad es enfocarse en que se comprometan y permanezcan a largo plazo, y la única clave para esto son las relaciones personales.

Acoger= Discipular
Como ya hemos dicho, las personas se acercarán a Dios y a su Iglesia por una invitación personal, o tal vez por algo que han visto o escuchado en relación con un retiro, una peregrinación, un contenido de enseñanza o un método de evangelización.

Pero las personas se quedan cuando desarrollan una conexión más profunda y personal con el Cuerpo Místico de Cristo. Vendrán porque han sido invitados, pero se quedarán cuando se sientan personalmente interpelados y comprometidos por, al menos, dos hechos:

-porque han desarrollado amistades auténticas en un grupo pequeño de fe.

-porque han dedicado su tiempo, talento y capacidad a comprometerse en un servicio.

No debemos confundir multitud con parroquia. Una multitud no es una comunidad. Una multitud puede convertirse en una comunidad parroquial, pero una multitud no es automáticamente, una parroquia. Puede haber mucha gente en momentos determinados pero, a la hora de una necesidad, puede que no haya nadie dispuesto o comprometido.

A los católicos se nos da muy bien "recibir". Mucho más que "dar". Es como si no nos hubiéramos enterado de nada de lo que Jesús nos ha dicho: "Hay más felicidad en dar que en la que hay en recibir" o "No hay amor más grande que el que entrega la vida por sus amigos". O puede que seamos "especialmente comodones" y "perezosos" para comprometernos.

Las parroquias con propósito, con visión y misión, son especialmente hábiles en mover a las personas hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo:

-Hacia el interior, mueven a la multitud hacia una comunidad atractiva, pidiéndoles que se comprometan con la parroquia, formándolas y sugiriéndoles su adhesión a un pequeño grupo o servicio. Promueven el compromiso personal de ellas, desarrollando los hábitos y las disciplinas propios de un discípulo. Mueven a las personas comprometidas hacia el núcleo de la parroquia, involucrándolas en el servicio a otros de la comunidad.

-Hacia el exterior, enviándolas de vuelta al mundo en misión para presentar a otras personas a Jesús.

Todos los miembros de una parroquia deberían estar formados y capacitados para invitar a otros a asistir y a pertenecer a ella. 

Y luego, para atender a los que ya se han incorporado a la comunidad, los sacerdotes y su núcleo de personas más comprometidas, deberían trabajar en dos tareas específicas: conectar a las personas entre sí, formando grupos pequeños de fe y conectar a las personas creando servicios pastorales.

¿Qué persona invita a un amigo a casa y luego le deja desatendido?

Los nuevos "creyentes" que formarán parte de nuestra parroquia dentro de uno o dos años a partir de ahora, son aquellos que se unen al grupo pequeño y se unen a un equipo de trabajo.

Resultado de imagen de evangelizar y discipularAprovechemos cualquier ocasión para invitar a otros a formar parte de nuestra familia, ya sea fuera o dentro de nuestra parroquia, en una boda o funeral, en un retiro, en una celebración de amigos, en un puesto de trabajo.

Y con los que ya forman parte de nuestra familia, invitemosles a seguir creciendo y madurando espiritualmente a través de la formación, el discipulado y el servicio.

Así es como crece la Iglesia: trabajando para llegar a nuevas personas y trabajando para cuidar a las personas que ya han llegado.

Así es como Jesús lo hizo. Así es como nos enseñó a amar a Dios y al prójimo.

sábado, 24 de noviembre de 2018

APRENDIENDO A EVANGELIZAR


Resultado de imagen de jesus y la ciencia
"Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, 
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 
y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. 
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". 
(Mateo 28, 19-20; Marcos 16, 15)

Porque el mundo necesita ser evangelizado, porque necesita encontrar amor, esperanza y propósito, porque necesita volver la mirada a Dios, Cristo nos exhorta a "ir", "predicar" y "hacer discípulos", es decir, nos invita a evangelizar.

Y para evangelizar, nosotros los cristianos, necesitamos saber evangelizar, aprender a expresar nuestra fe en público, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros, e incluso a nuestros enemigos. 

Aprender a evangelizar implica adoptar la actitud, la disposición, el talante, el comportamiento y la conducta correctas que, en sí mismas, ya son evangelizar. 

Necesitamos educarnos en la humildad y en la sencillez, para ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo y no sentirnos superiores a los demás, ni mejores que los demás...porque no lo somos.

Necesitamos aprender a "regalar" nuestro mensaje, que no "venderlo", con palabras y con obras...porque no se trata de convencer sino de amar.

Resultado de imagen de evangelizarNecesitamos aprender a compartir y mostrar cómo Dios actúa en nuestra vida, a veces, sin darnos cuenta y, otras, con total claridad...porque eso no puede ser rebatido.

Necesitamos aprender y practicar la experiencia de compartir nuestra fe, de tal forma, que no invada a los demás ni coarte su libertad...porque ese es el ejemplo que nos dio Cristo.

Necesitamos a contar a otros como Dios nos ofrece un regalo que depende exclusivamente de nosotros, aceptarlo o rechazarlo...porque Dios no se impone a nuestra voluntad.

Necesitamos aprender a establecer una escucha activa, una atención sincera y verdadera en lo que las personas quieren decirnos, en lo que quieren expresarnos, para comprender en qué parte del camino se encuentran...porque así podremos acompañarlos.

Necesitamos aprender a hacer las preguntas correctas con calma y sin alterarnos...porque aunque tengamos la Verdad y la razón, no debemos imponerlas ni hacer ver que están equivocados.

Necesitamos aprender a abandonarnos en Dios y a confiar en que Él, con su Gracia, actúa en nuestras debilidades y carencias, no en nuestras habilidades...porque Dios es quien cambia los corazones.

Necesitamos aprender a ser amables, caritativos y cariñosos para buscar el bien de los demás, no el nuestro...porque no se trata de destruir sino de construir, no se tarta de ganar sino ejercitar el "arte de ser derrotados".

Imagen relacionadaNecesitamos aprender a preocuparnos por los demás, no por propia satisfacción, sino por amor sincero a nuestros hermanos, a mostrar interés por sus dificultades, por sus problemas, por sus dudas, por sus heridas...porque Jesús nos enseñó a a ponernos en lugar de los demás y a ser amigos de nuestros enemigos.

Necesitamos aprender a cultivar la paciencia y la perseverancia porque nuestros tiempos no son siempre los tiempos de Dios, quien respeta nuestra libertad y sabe el momento preciso para actuar...porque nosotros, plantamos y Dios cosecha.

Necesitamos aprender a no elevarnos demasiado ni hablar con un lenguaje clerical o dogmático, de forma que los demás no puedan alcanzarnos...porque Jesús predicaba con palabras sencillas y comprensibles para todos los que le escuchaban.

Necesitamos aprender a mostrarnos al mundo como "otros Cristos", enamorados de Él y amados por Él y quien nos impulsa a dar ese amor recibido a otros...porque lo que no se da, se pierde.



sábado, 29 de septiembre de 2018

LA IGLESIA NECESITA...


Resultado de imagen de colegiata san isidro
"Él hace que el cuerpo crezca, 
con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, 
tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. 
Y así el cuerpo se va construyendo en el amor."
(Efesios 4, 16)

Hace poco, en un retiro de Emaús, tuve la oportunidad de saludar personalmente a un sacerdote excepcional de Villanueva de la Calzada.  Y aunque no he tenido la ocasión de hablar más profundamente con él, me consta porque le leo, que tiene las cosas muy claras sobre lo que necesita la Iglesia, y entre otras, son las siguientes:

La Iglesia n
ecesita audacia y valentía para no dejarse arrastrar por la inercia de "lo de antes" ni acomodarse en la seguridad de "lo de siempre".

La Iglesi
a necesita transformar la caduca y obsoleta estructura  diocesana: las catequesis de iniciación cristiana, la distribución del clero, la pastoral de la economía, la pedagogía de la espiritualidad, etc. ¡Ya no funcionan!

La Iglesia nece
sita hacer autocrítica: dejar de estar "a la defensiva" cuando algo va mal, dejar de despejar balones fuera cuando se vacían las parroquias o cuando son ineficaces, dejar de culpar a la sociedad.

La Igles
ia necesita parroquias sanas, fuertes, vivas, vibrantes, que den ánimo y esperanza a otras parroquias y párrocos del entorno. Como organismo vivo que es, necesita que esté sana para crecer. Si una parroquia no está creciendo, es porque está enferma y puede que se esté muriendo. Algo estamos haciendo mal y por ello, debemos hacer todo lo necesario para diagnosticar el mal y corregirlo. No podemos permanecer pasivos.

Imagen relacionada¿Cuál es entonces el secreto para que una parroquia esté sana, fuerte, viva y vibranteEn una palabra: ¡Equilibrio!

Dios ha diseñado y creado el universo con este principio del equilibrio. También nuestro cuerpo tiene 12 sistemas diferentes y absolutamente necesarios para mantener su salud. Cuando éstos no están en equilibrio y no cumplen sus funciones determinadas, lo llamamos "enfermedad".

De igual manera que cuando nuestra vida no está equilibrada, enfermamos y morimos, si nuestra parroquia está desequilibrada, enfermará y morirá. 

Es el propio Jesús quien nos describe las bases sobre las que se asienta el crecimiento de una parroquia sana y fuerte en Efesios 4,  en Juan 17 y en Hechos 2.

Una parroquia crece al amparo de una comunidad: 
- a propósito y con propósito, que conjugue visión y misión.
viva y acogedora, que reciba y envíe personas
- alegre y floreciente, que ilusione y cree impulso
- agradecida y cordial, que no mire al pasado con nostalgia

Una parroquia profundiza con un discipulado:
- bien formado y educado en un liderazgo capacitador.
- que planifique y desarrolle estrategias.
- que realice diagnósticos. 
- que ejecute los objetivos y evalúe los resultados.

Una parroquia se fortalece con oración: 
- que discierna lo que viene de Dios y lo que es simple éxito mundano.
- que ofrezca sacramentos al alcance de todos.
- que celebre un culto enriquecedor que motive y movilice a todos.

Una parroquia trasciende con un servicio:
- que tenga una pastoral dirigida a la persona.
- que dinamice estructuras.
- que huya de un laicado "atrofiado" y "anestesiado".
- que evite el clericalismo y el providencialismo.

Una parroquia crece con la evangelización:

compartiendo métodos y experiencias de conversión.
- dando plenitud a los dones y carismas que tienen sus fieles.
- sin inventar ni abolir nada.
- sin pedir a Dios que bendiga lo que hacemos, sino sumarnos a lo que ya está bendiciendo. 

Es necesario estar continuamente corrigiendo y analizando el equilibrio de estos cinco principios de toda comunidad parroquial, porque existe una tendencia a priorizar aquello en lo que sentimos fuertes y a abandonar lo que nos da más trabajo o nos requiere mayor cantidad de tiempo: una parroquia puede ser fuerte en comunidad, pero débil en evangelización; otra puede ser fuerte en el culto, pero débil en el discipulado; incluso otra puede ser fuerte en el evangelización, pero débil en el servicio. 

Imagen relacionadaCentrándonos por igual en cada uno de las cinco puntos, nuestras parroquias desarrollarán un sano equilibrio que hará posible su crecimiento duradero y sólido.

Cristo nos recuerda que hay que podar un árbol para que crezca. En la Iglesia faltan jardineros que se dediquen a la poda… Y eso genera árboles devaluados… que dan poco fruto o que no dan ninguno.

Cristo nos recuerda que ya ha vencido. Nadie se alista a un ejército en retirada, nadie es de ningún equipo perdedor. Sólo es posible avanzar con una moral de victoria. Hay que ilusionar y crear pasión.

jueves, 28 de diciembre de 2017

PESCANDO DONDE LOS PECES PICAN

Resultado de imagen de peces que pican

Todo aficionado a la pesca sabe que es una pérdida de tiempo pescar en un lugar donde los peces no pican. Los buenos pescadores saben que los peces se alimentan y duermen a diferentes horas del día y en diferentes lugares.

Todo agricultor sabe que para sembrar es necesario elegir concienzudamente las semillas, el terreno, la época del año, el abono, etc. Los buenos agricultores saben que no toda semilla es válida para cualquier terreno ni en cualquier época del año.

¿Cómo se aplica esto a la evangelización y el apostolado? 

Sencillo. Al igual que los buenos pescadores y agricultores, los buenos evangelizadores tienen que centrarse en las personas más receptivas y saber percibir sus necesidades. Por eso, invitar a una persona porque sí a una actividad evangelizadora de una parroquia, a un retiro de Emaús o a una cena Alpha, no obtiene resultados. No estamos pescando en el sitio ni al pez adecuados. No estamos utilizando la semilla ni el terreno adecuados.

Este no es una estrategia de marketing sino más bien un principio básico del Nuevo Testamento. Jesús lo ilustró en su parábola del sembrador. 
Imagen relacionada
Cuando sembramos semillas, algunas caen en suelos rocosos, otras en pedregales, otras en suelos duros y otras en suelos buenos. ¿No sería genial si supiéramos dónde está el buen suelo y sembrar allí todas nuestras semillas? ¿Por qué desperdiciar semillas, tiempo, esfuerzo, energía y dinero?

Sabemos que el Espíritu Santo prepara el suelo, nosotros sembramos y Dios cosecha. Dios usa todo tipo de cosas como separaciones, enfermedades, muertes, problemas económicos, pérdidas de trabajo, etc. para que nosotros sembremos las semillas.

El hecho es que la receptividad al mensaje del Evangelio varía mucho según los diferentes momentos de la vida de las personas. A veces las personas están muy abiertas y otras, muy cerradas. La receptividad de las personas no depende exclusivamente del método que utilicemos.

Jesús sabía esto muy bien. Es por eso que cuando envió a los discípulos a evangelizar, les dijo: "Si no os reciben ni os escuchan, al salir de la casa o del pueblo sacudid el polvo de vuestros pies." (Mateo 10,14, ). Les exhortó a que abandonaran un lugar en el que no les escucharan e irse a otro. 

En el mundo, hay muchas más personas dispuestas a recibir a Cristo que las que están dispuestas a compartirlo. Como discípulos suyos, deberíamos preguntarle constantemente a Dios: ¿A quién estás preparando para que yo le hable de ti? ¿no crees que antes de ir a buscar nuevas personas deberíamos hacer volver a todos los que han abandonado nuestra iglesia? 

Ir en busca de alguien que no cree en Dios requiere 10 veces más energía, tiempo y trabajo que ir en busca de alguien que en algún momento confió en Jesús y que le abandonó, alguien que es receptivo aunque esté inactivo. 

¿Cómo saber quién está receptivo al Evangelio? 

Es una evidencia que las personas que experimentan cambios (un nuevo trabajo, el nacimiento de hijos, un matrimonio, etc.) o que están bajo algún tipo de tensión (física, emocional, financiera o relacional) suelen estar más abiertas, porque, generalmente buscan respuestas. 

Estos son los peces que pican. Estos son los terrenos fértiles.

¿Quién, en nuestra esfera de influencia, necesita escuchar el evangelio? ¿sabemos dónde está Dios trabajando en nuestro entorno? 

domingo, 9 de julio de 2017

EL ABC DEL DISCIPULADO

"Y las cosas que me oíste a mí ante muchos testigos, 
confíalas a hombres leales, 
capaces de enseñárselas a otros." 
(2 Timoteo 2,2)

Si alguna vez, alguno hemos pensado que esto del discipulado fuera una tarea fácil, es que estábamos mal informados.

El apóstol Pablo en Colosenses 2, 1-3 habla del discipulado como una "lucha": "Quiero que sepáis qué intensa lucha soporto por vosotros, por los que residen en Laodicea y por todos los que no me conocen personalmente, para que cobren ánimo, se mantengan unidos en el amor y alcancen así el conocimiento pleno de todo y descubran el secreto de Dios, que es Cristo, en el que se encuentran ocultos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia." 

El proceso de hacer discípulos y discipular a los discípulos es una tarea difícil, pero es lo que Jesús nos ha encargado que hagamos. Si nos dedicamos a ensayar con el coro, a acoger a los que vienen a misa o a servir en Cáritas pero no nos involucramos en el trabajo de discipulado, hemos perdido nuestra llamada como discípulos de Jesús (Mateo 28, 18-20 ).

En el corazón del cristianismo está el deseo de Dios de que un pueblo muestre su carácter a través de su obediencia, en sus relaciones con él y en las de unos con otros. Por eso envió a su Hijo a reunir un pueblo para que lo siguiera y para que atrajeran a más gente a seguirlo. 

En el discipulado existen muchas facetas y aspectos diferentes, pero hay tres elementos que son centrales y necesarios para que el verdadero discipulado suceda. El ABC del discipulado es:

Aprendizaje 

Podemos construir comunidad alrededor de casi cualquier cosa, desde unas cenas semanales (Alpha) hasta un retiro de fin de semana (Emaús) pero una necesidad fundamental para el discipulado cristiano es el aprendizaje, es decir, la formación. Formación para llevar a las personas a un conocimiento superior de Dios. Sin formación no puede haber discipulado. 

Cuando un árbol crece, da frutos y madura. Y más tarde, cuando está maduro, se reproduce. Lo mismo ocurre en el discipulado: a través de la formación teológica, bíblica, litúrgica, doctrinal o de cualquier otra índole, la comunidad crece, da frutos y madura espiritualmente. 
Sólo madurando puede, a su vez, reproducirse, es decir, madurar y hacer madurar a otros discípulos. Aquí es donde muchas comunidades cristianas se pierden en la misión encomendada por Cristo. Se reúnen en torno a la comida, en torno a una charla, tienen conversaciones profundas, construyen relaciones importantes, pero no tienen una formación sólida, y lo que aprenden en esos entornos a menudo suele ser superficial. 

Es sólo el "primer anuncio" pero hace falta seguir subiendo peldaños. Una vez que Cristo es anunciado, es importante que surja la necesidad de formar, para que las personas crezcan espiritualmente.

¿Cuántas personas de tu comunidad se excusan diciendo que no tienen suficiente formación como para discipular a otros? ¿Cuántas personas se ven incapaces de discipular a otros?

Búsqueda de tiempo

Cuando leemos los Evangelios, nos damos cuenta de que Jesús invirtió tiempo en la vida de las personas. Buscó y pasó tiempo con discípulos, les enseñó, oró con ellos y por ellos, y les mostró una vida de santidad ante ellos. 

El discipulado es un trabajo duro porque requiere una inversión importante de tiempo. Es un bien preciado y hay que buscarlo. Cada día tiene el mismo número de horas: 24. El cómo y en qué empleamos esas horas es lo que hará que el discipulado ocurra. 
En Hechos 20,31, Pablo describió su ministerio en Éfeso como un servicio "día y noche". Un discípulo de Jesús busca tiempo "de noche" o "de día".

¿Cuántas parroquias parecen estar demasiado ocupadas haciendo de todo excepto discípulos? ¿Cuántas personas se excusan diciendo que no tienen tiempo, que no les da la vida?

Compromiso

Puede parecer un punto obvio, pero el verdadero discipulado requiere de gente dispuesta. Requiere voluntad y compromiso de todas las partes involucradas. 

Tanto el que discípula como el que es discipulado deben estar dispuestos a participar en el proceso o no sucederá. 

Antes de que las personas puedan aprender algo, deben estar dispuestas a aprenderAntes de que los líderes puedan enseñar, deben estar dispuestos a enseñarAntes de que las personas puedan seguir a Jesús, deben ver nuestro compromiso con ellas para, a su vez, comprometerse ellas.

El discipulado es poner en acción el evangelio de Jesucristo. No podemos obligar a nadie a ser un discípulo. Sencillamente, un discípulo conoce a Cristo y le sigue. El discipulado no es una de las cosas que la iglesia hace, el discipulado es lo que hace la iglesia. Requiere formación, tiempo y gente dispuesta. 

El discipulado:

Sin formación, es amistad. 
Sin tiempo, es palabrería. 
Sin gente dispuesta, es imposible.


miércoles, 21 de junio de 2017

¿POR QUÉ HACER DISCÍPULOS?

Resultado de imagen de hacer discipulos

Como cristiano y en cumplimiento de la misión que nos encomienda Jesús, debo tener como principal objetivo el discipulado. 

Y creo que es más importante saber el "por qué" hacer discípulos, en lugar del "qué" o el "cómo". Si conozco el "por qué", me resultará más fácil descubrir el "qué" y el "cómo".

¿Por qué hacer discípulos?


Por compasión

La Biblia dice que cuando Jesús "vio a las multitudes, le movió la compasión por ellos, porque estaban cansados ​​y dispersos, como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9,36).

Resultado de imagen de compasion
Es la compasión y la misericordia de Cristo la que me pone en "modo servicio" y me saca fuera de mi zona de confort

No hay más que echar una mirada a este mundo perdido y comprobar la ausencia y la necesidad de Dios en la vida de las personas para ponerme en acción. .

El infinito amor que Dios siente por todos sus hijos me motiva a ir en busca de almas para Dios.

Por generosidad

Jesús me ha regalado tantas cosas buenas en mi vida que no puedo guardármelas para mí. Él ha derramado Su amor en mi corazón a través de Su Espíritu y a través de Su Iglesia, Su pueblo. No puedo ni debo permitir que ese torrente de vida se estanque y se convierta en un Mar Muerto.
Resultado de imagen de generosidad
Ser generoso significa buscar a alguien para transmitirle las gracias con las que he sido bendecido. Y además, paradójicamente, cuanto más doy, más continúo recibiendo del Señor.

Estoy muy agradecido a quienes han dado generosamente su tiempo y su esfuerzo en mi discipulado. Ahora sé cuánto lo necesitaba y doy gracias por ello. No dejo de pensar cuántos otros están por ahí con sed de Dios y necesitados de la misma acogida, consideración y cuidado.

Por obediencia

Hacia el final de Su ministerio de tres años y medio, Jesús hizo saber a los discípulos que "toda la autoridad en el Cielo y toda la autoridad en la Tierra le fue concedida" (Mateo 28,18). Basándome en esa suprema posición, Él nos mandó (a los Apóstoles, a mi y a todos nosotros): "id, pues, y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28,19).

Resultado de imagen de obedienciaDos mil años después, esta tarea y exhortación divina sigue siendo un asunto inacabado y por hacer. Y por obediencia a Dios, me toca a mi también.

Con la declaración misionera, el evangelio de Mateo es el único que enfatiza el trabajo de llevar a las personas a la madurez plena como "discípulos" (Marcos 16, 14-18; Lucas 24,36-49; Juan 20, 19-23; Hechos 1, 6-8 ). 

Es algo más que proclamar el Evangelio a través del apostolado. Se trata de replicar el modelo que Jesús nos mostró con los Doce para llevarlo a todas las naciones del mundo.

Y yo me he comprometido como "soldado de Jesucristo" (2 Timoteo 2, 3) a poner mi granito de arena para completar este divino objetivo.

Por madurez

En Juan 15, Jesús nos revela que nos ha escogido y nos ha designado para dar fruto (Juan 15, 4- 15,16), y dar fruto en abundancia (Juan 15, 5- 15, 8) y que permanezca (Juan 15, 16).

Desgraciadamente, muchas personas se acercan a Cristo y luego se alejan de Él. Obviamente, hay muchos factores que influyen y, a veces, no seguir a Cristo es simplemente el resultado del libre albedrío. 
Imagen relacionada
Sin embargo, hay muchos casos en los que la gente no ha tenido acceso a un discipulado que los fortalezca, les haga crecer y madurar espiritualmente.

Debo llevar a las personas que se han encontrado con Cristo a la plena madurez. Debo ayudarles a cultivar su alma para que su corazón pueda convertirse en un buen suelo que rinda 30, 60 o 100 veces cuando el dueño regrese (Marcos 4,20).

Las personas que nos integramos en grupos de discipulado, acudimos diariamente a la Eucaristía, leemos y meditamos la Palabra de Dios, oramos y adoramos más regularmente, nos confesamos con más frecuencia, compartimos la alegría y el amor de Cristo con otros con más libertad y sin temor, damos más generosamente y servimos más a menudo que los que no forman parte de esos grupos.

El discipulado produce progreso y madurez en la vida de las personas. Y eso se consigue de una forma especial a través de los grupos pequeños.

Por acogida

He oído muchas veces que la gente deja de ir a la iglesia porque no se sienten "acogidos". Eso generalmente significa que no les gusta el ambiente, la música o el cura, o todo ello. 

Creo que todos las personas que se acerquen a una parroquia deben sentir y disfrutar de una cálida comunidad que acoja y que acompañe.

Imagen relacionadaMientras sigo caminando con el Señor, me encuentro buscando a Jesús cada día más para crecer en el "hombre nuevo" que Él me llama a ser. En Juan 4,34 Jesús dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió, y terminar su obra".

Jesús se sentía acogido, alimentado  y acompañado mientras llevaba a cabo la voluntad de su Padre.Cuando cumplo su voluntad y le sirvo, siento mi mente y mi corazón renovados. 

Cuando me acuesto por la noche, tengo una paz indescriptible que viene de un día de trabajo para el Señor. Me siento en comunión con el Padre y como parte importante de su Plan.

Cuando me levanto y voy a misa, le ofrezco el día y le pido que "me dé mi pan de cada día" (Mateo 6,11) tanto material como espiritual.

El discipulado no es tarea fácil pero la satisfacción espiritual que se experimenta al llevar almas a Dios es tan evidente como el aire que respiramos.

Por capacidad

El  mayor don que Cristo nos prometió es el Espíritu Santo. Sus primeras palabras a sus apóstoles, reunidos en el cenáculo fueron: “Recibid el Espíritu Santo”. Era el cumplimiento de una promesa que les había hecho en la Última Cena: enviar al Espíritu Consolador.

Imagen relacionadaJesús nos envía al Espíritu Santo para dotarnos a todos con la capacidad de hacer discípulos. "Dios no elige a los capacitados. Capacita a los elegidos".

Como cristiano bautizado, no sólo estoy llamado a ser un discípulo de Cristo, sino que estoy capacitado también para que otros crezcan como discípulos de Cristo. (Efesios 4, 11-12)..

Es por su acción, que somos capaces de realizar cualquier obra para la gloria de Dios.

Yo no me siento especialmente capacitado y menos por mis méritos, pero abandonándome en manos de Dios, sé que nada es imposible.



Todas éstas son algunas razones para hacer discípulos. Seguro que hay más.

¿Y si las descubrimos mientras hacemos discípulos? ¿Te apuntas?


lunes, 5 de septiembre de 2016

LOS 6 NIVELES DE COMPROMISO EN LA IGLESIA


Si la gente de una parroquia crece y madura espiritualmente, entonces la parroquia crecerá. 

Algunos piensan que las actividades y servicios de la parroquia deben ir encaminados hacia los que asisten regularmente a misa, pero eso supondría pensar que todos tienen el mismo nivel de madurez espiritual. Otros creen que se deberían establecer en base a las necesidades de los comprometidos, pero eso dejaría de lado el carácter misionero de la parroquia. Algunos opinan que todas las actividades deben ir encaminadas hacia los alejados, pero eso impediría el desarrollo, madurez y discipulado de los miembros de la parroquia.

El punto clave para discernir acerca del establecimiento de los distintos servicios y actividades de cada parroquia es que se necesita establecer un proceso de discipulado, porque en los bancos de cada parroquia, en cada misa, se sienta gente de distinto nivel de madurez y búsqueda espirituales.


Rick Warren, en su libro, "Una Iglesia con propósito" (cuya lectura recomiendo a todos los católicos) describe los 6 círculos concéntricos sobre los cuales se desarrolla toda la vida de la parroquia, en relación al público objetivo de cada iglesia.


Cuando los sacerdotes preparan sus homilías, cuando se planifica el alcance que se pretende o cuando se establecen todas las actividades y servicios que cada parroquia ofrecerá, es fundamental pensar en los diversos niveles de madurez espiritual que existen. 

Este pastor protestante, fundador de una de las mayores y más influyentes iglesias de Estados Unidos diferencia al menos seis:


La Comunidad (Community)

La comunidad está formada por todas las personas potencialmente susceptibles de asomarse por la parroquia. Viven o trabajan cerca de de ella y son conscientes de su existencia. E incluso se dejan caer de vez en cuando. Pero, en su mayor parte, son personas alejadas, que no tienen iglesia ni fe, todavía.

La Multitud (Crowd)

La multitud se compone de todas las personas que asisten alguna vez a misa los domingos. Se consideran a sí mismos como parte de la parroquia, pero en realidad no están involucrados más allá de asistir los domingos a una misa determinada.

La Congregación (Congregation)

La congregación incluye todos los asistentes y que se ha convertido en miembros de la parroquia. Se trata de personas que asisten habitualmente, aportan contribuciones económicas a la parroquia con regularidad y apoyan la visión parroquial.

Los Comprometidos (Committed)

Son los miembros de la parroquia que tienen una cierta madurez espiritual, que crecen en una relación estrecha con Jesús y establecen hábitos y disciplinas de discipulado. Están dedicados de todo corazón a Dios y su lealtad a Él está totalmente fuera de duda.

El Núcleo (Core)

Entre los miembros comprometidos, son las personas que se involucran totalmente y que sirven a otros a través de los distintos ministerios, servicios o actividades de la parroquia. Son el núcleo, la masa crítica que ofrece su tiempo, sus talentos y su lealtad a su parroquia.

El Comisionado (Commissioned)

El gran propósito del establecimiento de la vida parroquial en torno a los círculos concéntricos es el paso de las personas desde la comunidad hasta el núcleo para enviarlos de vuelta otra vez para llegar a más personas de la comunidad. Cuando las personas se comprometen con Dios y con el servicio a otros, debemos prepararlos para ser enviados en misión. El Comisionado son los miembros comprometidos que se encargan de preparar y enviar a otros a la misión.

Estos 6 círculos o niveles de compromiso afectan a toda la planificación de la parroquia; desde el calendario, la estructura, pasando por las actividades, los métodos a aplicar y los pequeños grupos hasta la preparación de las homilías o establecimiento de las adoraciones debe tener la intención de crear vías y establecer espacios para que las personas crezcan a partir de un nivel de compromiso y pasen al siguiente.

Cada semana, en su mega-iglesia de Saddleback, California, Rick Warren dirige y atiende a más de 20.000 personas. 

Lleva tres décadas discipulando a las personas a través de su programa CLASE. Este programa se estructura en cuatro fases que se centran en cómo pasar de un círculo concéntrico o nivel de compromiso a otro:
  1. Clase 101. Enseña a la gente sobre el significado, compromiso y consecuencias de ser miembro de su iglesia.
  2. Clase 201, Enseña a la gente acerca de los hábitos necesarios para el crecimiento y madurez espirituales. 
  3. Clase 301, Equipa a la gente para el ministerio y el servicio. 
  4. Clase 401, Habla de cómo la gente puede ir a cambiar el mundo, compartiendo su historia de fe y participando en las misiones.
Rick Warren estructura su iglesia en torno a los 6 niveles repartidos en 9 campus y a través de más de 250 servicios y actividades distintas por edad, compromiso, estado civil, situación económica, etc.

El objetivo de la iglesia no es el crecimiento, sino su salud. Y una iglesia saludable encuentra la manera de mover a las personas desde donde están hacia donde Dios quiere que estén, a lo largo de su camino espiritual. Y cada semana, nuestra parroquia recibe a personas de todos los niveles. 

Creo firmemente que antes de planificar y establecer las actividades de nuestra parroquia, debemos comprender dónde está cada persona, para poder ofrecerle un proceso de acercamiento a Dios y un crecimiento en la fe mediante un discipulado equilibrado.