¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

sábado, 1 de septiembre de 2018

¿HAY PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA?

“Si a mí me han perseguido, 
también os perseguirán a vosotros” 
(Juan 5, 8-25)

A menudo, cuando se habla de persecución religiosa, se piensa en asesinatos de curas o monjas a manos de extremistas republicanos, o en muertes de cristianos a manos de radicales yihadistas... se piensa en países como Irak, Siria, Egipto, Nigeria, India, Pakistán, China, Corea del Norte, Eritrea, Turquía, Arabia Saudí, Irán y Sudán..

Sin embargo, basta con echar un vistazo a nuestro país para ver un hostigamiento en toda regla: colegios sin crucifijos, navidades sin belenes, profanación de iglesias y tumbas, ofensas a los sentimientos religiosos, pintadas en fachadas, ataques a basílicas… ¿Acaso no es esto persecución religiosa en España?

España es además el segundo país de Europa con más ataques a iglesias católicas después de Francia, según un informe del Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa, con sede en Viena.
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En España la libertad religiosa está seriamente amenazada a causa del laicismo agresivo impulsado por e
l gobierno español y sus aliados, quienes tratan de marginar la religión de la vida pública y ridiculizar a los católicos. 

Su intención no es otra que desenterrar el odio y la persecución a la fe que se produjo durante la Guerra Civil, en la zona bajo control del Frente Popular donde un total de 11.743 personas fueron vilmente asesinadas por odio a la fe católica. Casos completamente documentados, de los cuáles, 6.832 fueron religiosos (4.184 sacerdotes, 13 obispos y 2.365 religiosos) 3.911 seglares y casi 1.000 seminaristas.

Es cierto que en la actualidad no hay muertes por causa religiosa pero debemos tener muy en cuenta la forma característica de actuar de la "Revolución", que se metamorfosea una y otra vez, dando la apariencia de desaparecer para emerger con mayor furiaensañamiento, hostigamiento y rencor. ¿Vamos a esperar muertes para sentirnos perseguidos?

La persecución religiosa no surge de la nada ni se realiza de forma directa, sino a través de distintas fases en las que, poco a poco, crece y se desarrolla. Veamos:

Señalar

Imagen relacionadaLa estrategia de esta primera fase es definir al grupo/persona susceptible de ser perseguido: se trata de generalizar para describir, de estandarizar para señalar, de estereotipar para identificar, de simplificar para calificar, de caricaturizar para marcar, de ridiculizar para señalar. 

Los cristianos somos caricaturizados y ridiculizados mediante la utilización de  generalizaciones y estereotipos, que tienen como objetivo preparar la siguiente fase: la calumnia y la difamación.

Desprestigiar

Imagen relacionadaLa siguiente fase es desprestigiar y estigmatizar al grupo, denigrar y desacreditar con aspectos negativos, difamar y calumniar con informaciones falsas, convenientemente utilizadas para alcanzar sus intereses persecutorios.

Y así, a los cristianos se nos calumn
ia acusándonos de homófobos, sexistas, radicales, retrógrados, anticuados, hipócritas, reprimidos, represivos, inquisidores, gente de mente cerrada, enemigos de la libertad, intolerantes, racistas… enemigos del progreso y de la ciencia e incapaces de ver más allá de la fe. 

El objetivo de esta fase es producir indignación y odio contra los cristianos, generar actitudes anti-católicas que den paso a la siguiente fase: la discriminación y la marginación.

Marginar

Resultado de imagen de ataque al valle de los caidosEl siguiente paso es relevar, marginar, discriminar y confinar a los católicos a los márgenes de la sociedad pública. Se trata de provocar un sentimiento generalizado de arrinconar la fe al ámbito privado, de generar una idea global de que la religión no tiene sentido en este mundo y que por tanto, cualquier aspecto relevante o que recuerde a ella debe desaparecer a la fuerza.

Es en esta fase cuando emergen la intolerancia y la intransigencia hacia la religión y hacia Dios, que conducen a la siguiente fase: la criminalización y penalización.

Criminalizar

La siguiente fase es la legaliza. Se trata de ilegalizar, criminalizar, deslegitimizar y penalizar la fe:
  • obligando, por ley, a los colegios la retirada de todos los símbolos religiosos (crucifijos, imágenes, etc.), imponiendo la ideología de género, obviando una enseñanza de la religión.
  • exigiendo a los hospitales católicos y clínicas provida la obligatoriedad de informar acerca del aborto y sus posibilidades.
  • imponiendo a los farmacéuticos la venta de "anticoncepción de emergencia" (píldora del día después) a los adolescentes o incluso a los menores.

Perseguir abiertamente

La última fase es la penalista. Se trata de imponer sanciones, multas, arrestos, detenciones e incluso cárcel por crímenes de odio por predicar la doctrina católica en temas como la homosexualidad

La persecución va aumentado gradualmente para todo aquel que no comulgue con el "pensamiento único".

El objetivo último es destruir la fe, crucificar a Cristo, matar a Dios. Y si para ello, es necesario matar personas, lo harán. No me cabe la menor duda.

Cristo sufrió en su pasión todas estas fases y finalmente murió, como estaba escrito. Sin embargo, y para desgracia del Enemigo, su muerte en cruz no sólo no fue una derrota sino que con su resurrección, venció.

El Enemigo está ya derrotado. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza incluso aunque nos persigan. Aunque nos maten.

JHR

viernes, 31 de agosto de 2018

SENTARSE EN PRIMERA FILA

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"Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, 
allí estoy yo en medio de ellos"
(Mateo 18, 20)

Cuando compramos entradas para un partido de fútbol, para el teatro o para un concierto, siempre intentamos conseguirlas en primera fila. Queremos que sean las mejores y de hecho, normalmente, son las más caras. 

Sin embargo, en la Iglesia, ocurre muchas veces todo lo contrario. Sorprende ver cómo en misa las tres primeras filas de bancos casi siempre están vacías. Frecuentemente, se observa que las personas se colocan lejos del altar y en un lugar alejado del resto de los asistentes. 
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Da la impresión de que el pueblo de Dios está "desperdigado" y "repartido" por todos los rincones de la iglesia, de que no tenemos nada que ver los unos con los otros, de ser una reunión de "extraños". ¿Por qué nos asusta sentarnos "delante"? ¿Por qué nos sentamos separados unos de otros? ¿Nos da miedo el cura, el altar, la gente...o Dios?

Pudiera ser que tomáramos al pie de la letra la escena evangélica que narran el reproche de Jesús a los fariseos porque buscan los primeros puestos (Mateo 23, 6; Lucas 11, 43). Pero no creo que sea éste el caso, si nuestra intención no es la de "figurar".

Pudiera ser que pensáramos que los primeros bancos están reservados para alguien importante, para las personas mayores o para el coro. Pero no creo que sea éste el caso, si la iglesia no está llena a rebosar.

Pudiera ser que nos diera vergüenza ser vistos o escuchados por los demás cuando participamos, rezamos o cantamos en misa. Pero no creo que sea éste el caso, si nuestra atención está centrada en dar gloria y alabanza a Dios.


Pudiera ser que quisiéramos tener el menor contacto posible con el resto de los asistentes, no sentarnos a lado de otras personas para no tener que mirarlas, para no tener que saludarlas, para no tener que darles la paz. Pero no creo que sea éste el caso, si las miramos como parte de nuestra familia, a quienes queremos y apreciamos.


Pudiera ser que no deseáramos que nos pidieran salir a leer las lecturas, las preces o las moniciones. Pero no creo que éste sea el caso, si nuestra intención es participar activamente del banquete del Señor. 


Pudiera ser que nuestra intención fuera permanecer al final del templo para salir deprisa, una vez "cumplido" nuestro compromiso de asistir a misa. Pero no creo que sea éste el caso, si nuestro interés está centrado en ser parte de la comunidad parroquial y en compartir nuestra fe con otros.

Pudiera ser que pensáramos que la Eucarist
ía "no va con nosotros" sino que es todo labor del sacerdote. Qué nosotros, con ir...ya cumplimos. Pero no creo que sea éste el caso, si somos conscientes de que Cristo sí "va con nosotros"

Pudiera ser el caso... q
ue no llegáramos a comprender la verdadera importancia de la Eucaristía
  • donde se centra nuestra vida cristiana.
  • donde el mismo sacrificio de Jesús se hace presente.
  • donde Dios mismo se hace presente 
  • donde vamos a encontramos con Él. 
  • donde escuchamos su Palabra y lo que nos dice personalmente a cada uno.
  • donde le damos gracias y le pedimos su misericordia.
  • donde ofrecemos nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde como sacrificio.
  • donde le cantamos y le damos alabanza.
  • donde le pedimos por nuestras necesidades y las de otros.
  • donde le pedimos la paz y la compartimos con nuestros hermanos.
  • donde somos una comunidad fraterna, una familia que se congrega en torno al altar para saludarnos, para hablarnos, para amarnos unos a otros. 
  • donde participamos activamente del banquete que Dios prepara para nosotros. 

Nos lamentamos de ver iglesias cerradas o vacías y sin embargo, no somos capaces de ver a Cristo presente, de hablar con Él, de interactuar con otros en misa, de "compartirnos", de "darnos" a nuestros hermanos.

¿No sería maravillosa si nuestra actitud en misa fuera siempre de "donación", de entrega", de "agradecimiento", de "acogida" a Dios y a nuestros hermanos en la fe?

¿No sería beneficioso para nosotros tratar siempre de elegir los lugares más cercanos al altar para poder ver y escuchar mejor, para estar más cerca del Señor, para concentrarnos mejor en el misterio que allí sucede?

¿No sería generoso por nuestra parte si nos sentáramos al lado de quienes están solos, para saludarles, para acompañarles, para hacerles sentir nuestro aprecio y su pertenencia a nuestra propia familia?

¿No sería alegre y gozoso poder compartir nuestra fe, esperanza y caridad con nuestros hermanos?

viernes, 24 de agosto de 2018

NEGAR EL PECADO

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"Dios es Luz, en él no hay tiniebla alguna. 
Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas, 
mentimos y no obramos la verdad. 
Si decimos: 'No tenemos pecado', 
nos engañamos y la verdad no está en nosotros.
Si reconocemos nuestros pecados, 
fiel y justo es él para perdonarnos los pecados 
y purificarnos de toda injusticia. 
Si decimos: 'No hemos pecado', 
le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros." 
(1 Juan 1, 5-10)
El apóstol Juan lo deja claro: no se puede estar en la Luz y a la vez, en la oscuridad. No se puede estar en pecado y, a la vez, estar con Dios.

El pecado es una ofensa, un desprecio y un rechazo a Dios. Es la negación del amor a Dios para afirmar un amor desordenado a nosotros mismos. Por tanto, el pecado es un alejamiento de Dios. Dios no está donde hay pecado.

Desgraciadamente, cada vez más, estamos acostumbrándonos a que nuestra sociedad, con sus tendencias, con sus ideas y con sus leyes, niegue el pecado de manera continua e insistente. De hecho, muchos evitan pronunciar esa palabra y hablar de él.

Pero, negar el pecado no es católico, no es cristiano. Al contrario, es una variante actual de la antigua mentira de Satanás en el Edén"no moriréis". Negar el pecado es creer al Diablo y por tanto, alejarse de Dios, es decir, negar el pecado también es pecado.

Negación del pecado

El Catecismo define la negación del pecado como la "ignorancia fingida y dureza de corazóndescrita en la Palabra de Dios (Efesios 4, 17-19; Hebreos 3, 12-13; Jeremías 5, 23).

Dios es muy claro: el pecado tiene su origen en un corazón "indómito, rebelde y endurecido" y su desarrollo, en una ignorancia fingida que aleja de Dios, al dejarse seducir por la inmoralidad, en todo su amplio sentido.

Por el contrario, existen muchas ideologías y teorías que niegan la realidad del pecado, y afirman su rechazo a Dios, por innecesario o por ineficaz:

-el ateísmo niega la existencia de Dios, y por tanto, también el pecado, ya que sólo se puede pecar contra Dios. Sin Dios, no hay pecado.

-el determinismo que niega la existencia del libre albedrío, por lo que el hombre, al ser esclavo de las circunstancias internas y externas no es responsable del pecado. Dios nada puede hacer por cambiarnos, pues esta­mos absolutamente condicionados, y no somos libres.

Imagen relacionada-el liberalismo, contrario al anterior, que niega el reconocimiento de la soberanía de Dios sobre el hombre y estima lícito pensar y obrar como si Dios no existiese ya que el hombre es libre.

-el gnosticismo que afirma que el hombre se salva mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino. El hombre se salva a sí mismo.

-el pelagianismo/secularismo que niega el pecado original y la gracia, afirmando que el hombre se basta a sí mismo para salvarse. Todo es mérito de cada individuo.

-e
l hedonismo que niega el dolor y el sufrimientoaboga por la “expresión libre de la individualidad”, es decir, despojarse de las inhibiciones o complejos, “ceder a la tentación", justificando la inmoralidad y el disfrute de los placeres y por ello, borrando la línea que separa del bien y del mal, lo justo de lo injusto, justificando el pecado como “debilidad inocente”.

-el luteranismo/protestantismo que niega que la regeneración del pecador por la gracia divina y que, en el fondo, niega la eficacia y la omnipoten­cia de la misericordia de Dios frente la miseria del hombre degradado por el pecado, porque, después de justificado, éste continúa no siendo libre, sino esclavo del pecado.

Tibieza

El pecado es traicionar a Dios deliberadamente (mortal) o consentidamente (venial), conduce a la pérdida de la gracia y, por tanto, a la tibieza. Algo que odia Dios (Apocalipsis 3,16).

Resultado de imagen de negacion del pecadoEl tibio, en el que confluyen todos los "ismos" que niegan el pecado, consiente repetidamente el pecado venial, lo que le conduce irremediablemente al pecado mortal, traicionando a Dios deliberadamente y justificando cualquier falta de coherencia con la vida cristiana.

El tibio niega el pecado origin
al (que se contrae), el habitual (que se comete) y el de omisión (que se ignora o silencia), olvidando que todos son producto de una voluntad desordenada, soberbia y rebelde que se ampara en un erróneo concepto de la misericordia divina: "Todo lo perdona Dios". Dios perdona todo siempre que haya acto de contrición, verdadero arrepentimiento y auténtica voluntad de cambio.

Por tanto, l
a pérdida del sentido del pecado es un voluntario oscurecimiento de la conciencia que lleva al hombre –por su soberbia– a negar u obviar el pecado. La negación del pecado provoca "una facilidad para el pecado y engendra el vicio por la repetición de actos e inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz" (CIC, 1865).

El
 pecado es un acto personal y voluntario de cada uno, pero un cristiano tiene "una responsabilidad en los pecados cometidos por otros cuando cooperamos a ellos participando directa y voluntariamente; ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos; no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo; y protegiendo a los que hacen el mal" (CIC, 1868).

Por causa de la tibieza, son m
uchos los  cristianos que han perdido la fe sin enterarse realmente de que la han perdido.

Tentación


La principal causa del pecado es la tentación, que es la incitación al mal. Aunque "la causa del pecado está en el corazón del hombre" (CIC, 1873), éste puede ser atraído por bienes aparentes.

La atracción
 de la tentación es fuerte pero no obliga a pecar: "No os ha sobrevenido ninguna tentación que supere lo humano, y fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; antes bien, junto con la tentación os dará también la fuerza para poder soportarla" (1 Corintios 10, 13). Si no se buscan, y se aprovechan como ocasión de esfuerzo moral, pueden tener un significado positivo para la vida cristiana.

Las causas de las tentaciones pueden reducirse a tres (1 Juan 2, 16):

-
 El “mundo", que nos arrastra a un vida materialista y pagana. Se vence con el abandono a la providencia divina.
- El demonio, que instiga al pecado pero no tiene poder para hacernos pecar. Se vence con la oración.
- La “carne" o concupiscencia, que nos arrastra a una falsa libertad hedonista. Se vence con la mortificación y la penitencia.

El cristiano debe luchar contra la tentación, evitar su consentimiento, que supone la adhesión de la voluntad a la complacencia y huir de ellas, que supone un gran riesgo de caer en el pecado.


Para combatirla es preciso ser humildes y sinceros con Dios y con nosotros mismos, y así, se nos revela aquello que la soberbia quiere ocultar como pecado y evitar el riesgo de provocar la deformación de la conciencia.

Libertad


Nuestro mundo está inmerso en una patente y gran contradicción en referencia a la libertad, que pasa inadvertida para muchos. Por un lado, afirma que el hombre no es libre ni responsable de sus actos, sino que está absolutamente determinado y condicionado. Por otro lado, afirma con igual énfasis que el mayor valor del hombre es la libertad… 

Imagen relacionadaLa verdadera libertad corresponde al concepto tradicional de la fe cristiana: "La libertad es una capacidad original de la persona para autodeter­minarse hacia el bien entre diversas opciones posibles". La libertad se perfecciona eligiendo el bien; se deteriora y se pierde ejercitando el mal, convirtiendo al hombre en esclavo de sus decisiones.

E
l hombre es libre o está llamado a ser libre porque es la única criatura del mundo hecha a "imagen y semejanza" del Creador de todo. El pecado original dejó herida la libertad del hombre (Romanos 7,15-23) pero éste sigue siendo libre y responsable de sus actos, meritorios o culpables, y capaz de conocer su necesidad de ser salvado con el auxilio de la gracia de Dios.

La falsa libertad corresponde al concepto equívoco del pensamiento moderno, formulado por pensadores y filósofos como Spinoza, Hegel, Marx, Engels, Freud, etc.: "el hombre no es libre porque no tiene capacidad real para au­todeterminarse y al mismo tiempo, la libertad radica y determina absolutamente el pensamiento y la conducta de los hombres, en lo absolutamente incondicionado: la Naturaleza para Spinoza, la Idea para Hegel, la Lucha de clases para Marx, el subconsciente para Freud..."
Resultado de imagen de negacion del pecadoEl hombre no es libre, sino que tan sólo posee una conciencia ilusoria de ser libre. Sólo las ideas del hombre actual son realmente libres: "la ética médica sin prejuicios", "el sexo sin tabúes", "la moral creativa y abierta", "la autoeducación", "la soberanía popular", "la voluntad mayori­taria", "la autodeterminación subjetiva del género", la prefe­rencia personal heterosexual/homosexual", "el matrimonio libremente disoluble", "el aborto libre"... porque no están sujetos a nada, a ninguna ley divina o humana, ni siquiera a la presunta naturaleza de las cosas.

Al mismo tiempo, deben imponerse a todos y cada uno de los hombres, en virtud precisamente de la libertad, esto es, para hacerlos libres. Por tanto, estos son principios libres en cuanto que, al erigirse a sí mismos en absolutos, niegan a un tiempo la soberanía de Dios sobre el mundo y la libertad real de la persona. 
El pensamiento actual del mundo no cree ni en la gracia de Dios ni en la libertad del hombre; es decir, no cree ni en Dios ni en el hombre. Si negamos a Dios, cabe negar al hombre, que es su imagen. Y, por tanto, toda la espiritualidad cristiana se derrumba si cae la fe en la gracia divina, que es el reconocimiento de la libertad humana. En efecto, todo acto de fe es puro don de Dios, pero es un don que sólo el ser humano, por su naturaleza racional y libre, está en disposición de recibir. 
Por eso, el cristiano mundanizado no es capaz de mantener su fe en Dios (gracia) ni su fe en el hombre (libertad). En el mejor de los casos, mantiene como puede su fe en Dios en un convencimiento teórico y por tanto, no asumen su responsabilidad, no se sienten culpables, ni necesitados de conversión, ni creen en la posibilidad de cambiar con el auxilio de la gracia, en la que tampoco creen. En el peor de los casos, se convierte en un ateo práctico, o si se quiere, un cristiano no-practicante. Es decir, en un tibio.

Mujer no-responsableEl cristiano mundanizado o tibio, desviado del concepto cristiano de libertad-responsabilidad, respira una atmósfera mental en la "no me arrepiento de nada" convencido de que está condicionado y como no es libre, no es culpable ni responsable de sus actos, y por ello, no tiene que dar cuenta de ellos ante nadie, ni ante Dios, ni ante la sociedad, ni ante sí mismo.

El tibi
o, mediatizado por el mundo, está convencido de que él no es un pecador, sino un enfermo, un producto del ambiente, una víctima de la culpabilidad colectiva, anónima, impersonal, estructural.

El tibio, al no considera
rse pecador, no puede creer en la gracia divina y por tanto, vive cerrado a la acción de la gracia divina. Sólo cuando le interesa o cuando es interpelado, acude a una falsa "misericorditis" divina por la cual, en todo caso, Dios lo perdona todo. Se encuentra sumergido profundamente en una fe a la medida basada en su máxima de libertad de pensamiento que trata de convertir "miseria" en "misericordia". En el fondo, el tibio es un apóstata

La vida cristiana es absolutamente estéril cuando falla la fe en la gracia de Dios y en la libertad del hombre y se convierte en apostasía.


El hombre no sólo debe huir del pecado, sino también de la cómoda ignorancia que le mantiene espiritualmente inmaduro, de la tibieza que le esclaviza profundamente, de la desesperada búsqueda de una falsa libertad que no puede hallar, de la orgullosa negativa a una auténtica conversión que le haga cambiar de mentalidad y de vida, de la soberbia blasfema que le impiden ver y estar en la presencia de Dios.

miércoles, 22 de agosto de 2018

LA PRUEBA FINAL: LA PASIÓN DE LA IGLESIA

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"¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Ése es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo."
 (1 Juan 2,22)

Antes de la Segunda Venida de Nuestro Señor, del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final, una purificación que sacudirá la fe de muchos creyentes.
La prueba final de la Iglesia de Cristo debe pasar por lo mismo que pasó Nuestro Señor: por la Pasión. La Iglesia tiene que abrazar su cruz y seguir a Jesús hasta el calvario. Sólo a través de ella, se purificará.

Tanto la Sagrada Escritura, Jesucristo, la Virgen María y el Catecismo nos hablan de la  esa prueba, de esa Pasión con llegada del Anticristo y de la Apostasía en el seno de la Iglesia.

La Sagrada Escritura

La Biblia expresa en varias ocasiones la iniquidad y apostasía que reinarán antes de la 2ª venida de Cristo:

"Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará". (Mateo 24, 12).


"No os dejéis tan fácilmente impresionar ni os alarméis por supuestas revelaciones, palabras o cartas que os induzcan a pensar que el día del Señor es inminente, por más que se os diga que son nuestras. Que nadie os engañe en modo alguno, porque antes ha de venir la apostasía y ha de aparecer el hombre de la iniquidad, el destinado a la perdición, el adversario, que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios." (2 Tesalonicenses 2, 2-4).

"El Espíritu claramente dice que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, dando oídos a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas, 2.inducidos por la hipocresía de impostores"  (1 Timoteo 4, 1-2).

Los apóstoles Juan y Pedro advierten de la llegada del Anticristo y del fin de todas las cosas: "Hijos míos, estamos en la última hora, y como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora" (1 Juan 2,18). "Se acerca el fin de todas las cosas. Sed sobrios y dedicaos a la oración" (1 Pedro 4,7).

Jesucristo

Jesús mismo nos advierte de la persecución de la Iglesia como signo de los últimos días: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros.” (Juan 15, 19-20). 

Nombrando a los profetas (Daniel 7,10; Joel 3,4; Malaquías 3,19) y a Juan el Bautista (Mateo 3, 7-12), Jesús anuncia el Juicio del último Día

"Entonces, se pondrán a la luz la conducta de cada uno (Marcos 12, 38-40) y el secreto de los corazones" (Lucas 12, 1-3; Juan 3,20-21; Romanos 2,16; 1 Corintios 4,5). 

"Entonces será condenada la incredulidad culpable que ha tenido en nada la gracia ofrecida por Dios" (Mateo 11, 20-24; 12, 41-42). "

La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y del amor divino "(Mateo 5, 22; 7, 1-5). 

"Porque habrá una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. Y si aquellos días se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días". (Mateo 24, 6-14. 21-22).


El Catecismo 


Según el Catecismo, "Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su consumación". (CIC 670). El advenimiento de Cristo es inminente (Apocalipsis 22, 20).

El Reino
 de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado sino que aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (2 Tesalonicenses 2, 7). (CIC 671).

El tiempo presente es el tiempo del Espíritu y del testimonio (Hechos 1, 8), pero es también un tiempo de "tribulación" (1 Corintios 7, 26) y la prueba del mal (Efesios 5, 16) que afecta también a la Iglesia (1 Pedro 4, 17) e inaugura los combates de los últimos días (1 Juan 2, 18; 4, 3; 1 Timoteo 4, 1). Es un tiempo de espera y de vigilia (Mateo 25, 1-13;Marcos 13, 33-37). (CIC 672).

Pero a n
osotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hechos 1, 7; Marcos 13, 32). Se puede cumplir en cualquier momento (Mateo 24, 44; 1 Tesalonicenses 5, 2). (CIC 673).

La imagen puede contener: 4 personas, personas sonriendo, personas de pieLa venida del Mesías glorioso, en un momento determinado de la historia (Romanos 11, 31), se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Romanos 11, 26; Mateo 23, 39) y que vendrá después de la plenitud de los judíos (Romanos 11, 12), de la plenitud de los gentiles (Romanos 11, 25; Lucas 21, 24). Es entonces, cuando hará al pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Efesios 4, 13). (CIC 674).

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de muchos creyentes (Lucas 18, 8; Mateo 24, 12). 

La persecución de la Iglesia (Lucas 21, 12; Juan 15, 19-20) mostrará una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. Esta impostura religiosa suprema...es el Anticristo, "un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne" (CIC 675).


La Virgen María

María, la Virgen Santísima, en sus mensajes transmitidos a lo largo de sus apariciones de los últimos siglos, nos advierte de los peligros y de las consecuencias de la Apostasía, para que rectifiquemos, nos convirtamos y nos salvemos.

Pero no sólo nos advierte como Madre que ama profundamente a sus hijos, sino que nos ofrece los medios para superar y vencer la apostasía, el rechazo de Dios que estamos viviendo: la oración, especialmente el Santo Rosario, el ayuno o el sacrificio por los demás y frecuentar los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión.

La Apostasía es un fenómeno presente en la sociedad pero también en la Iglesia. Especialmente en la Iglesia. La Virgen pide por todos sus hijos, pero muy especialmente por los sacerdotes cuya vida dista mucho del mensaje de su Hijo, arrastrando a muchas almas al pecado. El escándalo es muy grave. 

El 13 de octubre de 1917 en Fátima se produjo el milagro del sol, con el que la Virgen nos alertaba contra la apostasía silenciosa y la autodemolición de la Iglesia, por la destrucción de la fe del pueblo.

¿Qué es la Apostasía?

La Apostasía es el abandono y rechazo consciente e intencionado a Dios, aferrándose a ídolos mundanos. 


Dice el apóstol san Pablo en la 2ª Carta a los Tesalonicenses: "No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios".

La apostasía está refrendada por las "ideologías del orgullo" que niegan la Verdad y pretenden cambiar la voluntad del Creador con su llamada "Nueva Teología de la Creación", que rompen los lazos familiares, predican el amor libre e instan a vivir según las pasiones, negando el pecado.

La
 maldad existente en el mundo es la consecuencia de una humanidad que vive de espaldas a Dios, que pretende crear un nuevo orden mundial, una religión universal, que aseguran alcanzar la felicidad aquí en la Tierra con la llegada de un falso mesías.


¿Qué es el Anticristo?

Podemos ver en la Reforma Protestante, en la Revolución Francesa, en la Revolución Comunista y en la Revolución Sexual, la imagen del Anticristo por las promesas de felicidad terrenal que ofrecen al hombre.

Resultado de imagen de anticristoHablamos de Anticristo cada vez que la Apostasía trata de proporcionar al hombre una solución aparente a sus problemas: drogas, sexo, alcohol, ideología de género, política, dinero, posesiones materiales, éxito, consumismo, hedonismo, individualismo, liberalismo, relativismo, igualitarismo... 

La beata Ana Catalina Emmerick, en sus revelaciones particulares, habló de la aparición de una religión falsa y de la multiplicación de la oscuridad en la tierra: 

"Cuando el tiempo del reinado del anticristo esté cerca, aparecerá una religión falsa que se opondrá a la unidad de Dios y Su Iglesia. Esto causará el mayor cisma que el mundo haya conocido. Cuanto más cerca del tiempo del fin, más se extenderá la oscuridad de Satanás en la tierra, mayor será el número de hijos de la corrupción, y el número de los justos disminuirá correspondientemente…"

Santa Hildegarda de Bingen habló de falsos profetas  y sus doctrinas hostiles a los mandamientos de Dios y hacia todo lo sagrado, basadas en las "ideologías del orgullo" :

"Después del nacimiento del anticristo, los herejes predicarán sus falsas doctrinas sin ser molestados, lo que dará lugar a que los cristianos tengan dudas sobre su santa fe católica. Y habrá falsos profetas a su alrededor, aparecerán falsos maestros y falsas doctrinas, seguidos de guerras, hambres y pestilencia. Su madre rara vez dejará que nadie lo vea, y sin embargo, por arte de magia, ella logrará ganarse el amor de la gente por él. Su actuación será nefasta para la iglesia. Cuando haya alcanzado la plena madurez, anunciará públicamente una doctrina hostil sobre religión. Atraerá a las personas hacia sí mismo al otorgarles una completa exención de la observancia de todos los mandamientos divinos y eclesiásticos, perdonándoles sus pecados y exigiéndoles solo su creencia en su divinidad. Él rechazará el bautismo y el evangelio. El abrirá su boca para predicar la contradicción. Él dirá: ‘Jesús de Nazaret no es el hijo de Dios, solo un engañador que se dio a sí mismo como Dios; y la Iglesia instituida por él es solo superstición’. El verdadero Cristo ha venido en su persona. Él dirá: ‘Yo soy el Salvador del mundo’. Él concederá total libertad de los mandamientos de Dios y de la Iglesia y permitirá que todos vivan según lo dicten sus pasiones. Al hacerlo, espera ser reconocido por la gente como libertador del yugo y como la causa de la prosperidad en el mundo. Él dirá que no necesitas ayunar y amargar tu vida mediante la renuncia… Bastará amar a Dios… Predicará el amor libre y romperá los lazos familiares. Despreciará todo lo sagrado y ridiculizará todas las gracias de la Iglesia con burlas diabólicas. Condenará la humildad y fomentará dogmas orgullosos y horripilantes. Derribará lo que Dios ha enseñado en el Antiguo y Nuevo Testamento y mantendrá que el pecado y el vicio no son pecado y vicio. Y desde el punto de vista político generará una gran alianza para gobernar el mundo, Él se aliará con los reyes, los príncipes y los poderosos de la tierra. Condenará la humildad y ensalzará todas las doctrinas del orgullo. Su arte mágico fingirá los prodigios más sorprendentes". El Anticristo incita al hombre a buscar su gloria en lugar de la gloria a Cristo, a ponerse en el lugar de Dios.

¿Quienes lucharán contra el Anticristo?

En la lucha contra el Anticristo, la Santísima Virgen tendrá un papel muy importante. Dios quiere que las victorias de la Iglesia estén vinculadas a Ella.

Resultado de imagen de virgen de fatima portugalSan Luis María Grignon de Montfort escribe que la devoción al Inmaculado Corazón de María es especialmente necesaria en los últimos tiempos, porque desde el Génesis, Ella es el enemigo más terrible contra el Diablo y es el medio más corto, seguro y perfecto para llegar a su Hijo Jesucristo.

Por eso, la Santísima Virgen está formando un ejército de "Hijos de la luz" para que despierten y luchen contra Satanás y "El poder de María sobre los espíritus malignos brillará especialmente en los últimos tiempos, cuando Satanás estará acechando su talón, es decir, a sus humildes sirvientes y sus pobres hijos a quienes despertará para luchar contra él. 

Finalmente, "Mi Inmaculado Corazón triunfará", como Ella mismo dijo en Fátima. Tan grande será su victoria que le aplastará la cabeza.

Sa
nta Hildegarda de Bingen dijo que Dios también revelará en su momento a dos testigos, Enoc y Elías, enviándolos a la Tierra para oponerse al Anticristo y traer de regreso a aquellos que se han desviado del camino de la salvación. "Y por el poder del Espíritu Santo realizarán maravillosos milagros para que todas las naciones se maravillen."

¿Qué es el Apocalipsis?

A menudo, muchos confunden la palabra y el libro "Apocalipsis" con caos, desolación y destrucción. Sin embargo, Apocalipsis, único libro profético del Nuevo Testamento, proviene del griego apokalyptein, que significa "quitar el velo", desvelar, descubrir el misterio que se esconde tras una persona o acontecimiento.

Resultado de imagen de apocalipsisLiteralmente puede traducirse por "Revelación".  Por lo tanto, no tiene nada que ver con destrucción ni devastación.

De la misma forma que un meteorólogo no trata de causar pánico por las advertencias y los consejos que da con el objetivo de estar preparados ante la inminente llegada de un huracán u otro suceso climático, la "Revelación" o Apocalipsis es un mensaje de advertencia y consejos pero también de esperanza para quienes vuelven la mirada a Dios y ponen en práctica sus consejos. Sería de necios obviar esas advertencias y consejos por estas preocupados en otras cosas.

Todas estas profecías, revelaciones y mensajes no deben infundirnos miedo o temorsino motivarnos a un cambio profundo en nuestras vidas. La promesa de triunfo final contra el mal, que es la promesa de nuestra fe, está basada en el mismo Jesucristo, a través de su Pascua, Muerte y, finalmente, su Resurrección. 

Así pues, está escrito y por ello, debemos esperar esta prueba, esta purificación de la Iglesia. Es cierto que no resultará fácil, pero tras esta dolorosa cruz, la misma que sufrió Nuestro Señor, Jesús mismo nos promete: "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella." (Mateo 16, 18). 


Jesucristo a través de su Madre, la Virgen Santísima, Reina de cielos y tierra, nos ofrece los medios para soportarla y superarla: oración, sacrificio y sacramentos. 

¡No estamos solos!
 ¡Gracias a Dios!