¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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lunes, 31 de agosto de 2015

IGLESIAS PORTAVIONES LLENAS DE SOLDADOS DE CRISTO




IGLESIAS DE SALIDA

Doug Spada, fundador de Worklife, una organización cristiana que promueve la vivencia de la fe en el trabajo secular, describe un nuevo paradigma de iglesias consistente en pasar de ser cruceros a portaaviones.

La idea es simple, estamos acostumbrados a las iglesias crucero, en donde la gente viene a recibir, pero la verdadera esencia de la iglesia es salir, por lo que la cuestión es si somos capaces de cambiar y convertirnos en portaaviones. 

Dicho de otra manera, una conversión pastoral como la que nos pide la Iglesia en este momento, requiere de un cambio de paradigma.

¿Cuál ha sido el paradigma reinante hasta hace nada?: pues que la iglesia existe para santificar. Como decía un vicario general: a mi me educaron para santificar, no para evangelizar.

Bajo este modelo la mejor de las parroquias es la que más gente acomoda un domingo, y la mejor de las experiencias religiosas es la que sucede cuando todo el mundo se dedica a rezar. 

Pero como dice por activa y por pasiva Rick Warren, el éxito de una iglesia se mide no por la gente que acomoda el domingo, sino por la gente que envía. 

En el pasado Sínodo para la Nueva Evangelización, el cual el papa Benedicto XVI abrió con una homilía en la que afirmó el retorno al paradigma primigenio: “la iglesia existe para evangelizar”, se pudo observar la convivencia de estos dos paradigmas en la Iglesia. 

Para algunos padres sinodales la Nueva Evangelización era simplemente santificar más y mejor, abrir más las iglesias, confesar más, decir más misas, etc,etc. Es normal que la gente opere bajo los parámetros en los que ha sido educada, y escuchando cosas así yo me pregunto hasta qué edad puede uno cambiar de paradigma en esta vida. A mi me gustaría conservar la frescura siempre y no ser esclavo de mi propio carisma, de mi formación, o de mis costumbres, para llegado el momento poder seguir adaptándome al cambio constante que pide Dios “he aquí que hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21,15)


CAMBIO DE PARADIGMA

El papa Francisco habla de una iglesia en salida, una iglesia en las periferias, una conversión pastoral...yo creo que no hemos asimilado todavía ni el 10% de lo que conlleva un cambio así. El paradigma es pasar de una iglesia de llegada, a una de salida. El paradigma es la evangelización.

Si asimiláramos lo que significa una iglesia en salida empezaríamos a cerrar parroquias, liberar sacerdotes de la santificación para que se dediquen a la evangelización, promover piedras vivas en vez de edificios, liberar laicos y discipular conversos.

Hay diócesis que ya lo hacen, pero es muy diferente hacerlo por necesidad, por la fuerza de los hechos cuando viene la insostenibilidad humana o económica, que hacerlo porque tenemos visión de conjunto.

Uno no construye un portaaviones con los restos de un crucero desarbolado y sin apenas tripulación cuando ya se ha quedado sin gente. Para hacer un gran buque hacen falta planes, hacen falta obreros, hace falta inversión. Hay que formar gente que sepa hacer algo distinto a navegar, hay que traer gente de otras ramas del ejército como son los pilotos de avión que en principio no estaban diseñados para estar en el mar. Hay que pensar en soluciones nuevas, protagonistas nuevos, y entender que el portaaviones está en función de salir fuera porque su razón de ser es convertirse en una base flotante que responda con movilidad a las cambiantes necesidades estratégicas.

Los portaaviones son una inversión a medio y largo plazo, y no simplemente una operación de maquillaje de un crucero a corto plazo. Porque el crucero ni tiene la eslora, ni la capacidad, y por más que queramos reconvertir a la Nueva Evangelización estructuras caducas que no fueron diseñadas para ella sino para santificar, aunque la mona se vista de seda, en mona se queda.

La idea de un nuevo paradigma es de lo más sugerente, porque nos da la clave explicativa necesaria a nivel de visión para realizar los cambios consecuentes. Como dice la Escritura “donde no hay visión, el pueblo perece” (Prob. 29,18). 

Cuanto antes entendamos que el Papa que tenemos no es una improvisación, sino que es la culminación de un cambio de paradigma que se remonta a la Lumen Gentium y tiene como carta magna la Evangelli Nuntiandii, más pronto podremos pasar del paradigma a sus consecuencias y entender que una iglesia en salida no es simplemente salir de excursión del crucero a pescar más pasajeros.

Cada vez me convenzo más de que el mayor enemigo de la evangelización somos nosotros mismos. Ni la agresiva cultura secular, ni la persecución, ni la falta de recursos. Es nuestra propia cortedad de miras, la falta de radicalidad y consecuencia, la simple falta de escucha de lo que la Iglesia está diciendo.

Somos como esas señoras que lo acumulan todo, no queremos descartar nada, y no somos capaces de entender lo que el cambio de paradigma nos propone porque simplemente estamos demasiado ocupados haciendo mil cosas que objetivamente no evangelizan. Y vaya si nos duelen prendas a la hora de deshacernos de ellas. Nos dan insatisfacción, pero no somos capaces de tirarlas por la borda. 

Hay gente meritoria, sí, que empieza a operar un crucero con mentalidad de portaaviones. Hacen sus dos o tres excursiones evangelizadoras, pero esencialmente siguen trabajando para un crucero. Es verdad que no es culpa de ellos, muchas veces es dónde les han puesto, y no está en su mano vender diez cruceros y comprarse un portaaviones nuevo. Pero eso no les exime de la responsabilidad de hacer ver a sus superiores que no están trabajando en el paradigma adecuado, el que les pide la superioridad más alta.

TODOS SOMOS SOLDADOS

“Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”. (Mateo 8,9)

Un soldado (el cristiano) es un militar, es decir, alguien que milita en un ejército (la Iglesia) y que defiende la integridad territorial (el mensaje de Cristo) y la soberanía nacional (el reino de Dios).

Un ejército (la Iglesia) es un grupo organizado tácticamente (Alpha, entre otros) y fuertemente armado (unión en la fe y el amor), con un propósito específico (evangelizar), para el cumplimiento de una misión (plan de Dios) en un mismo sentir (la fe) y con una misma visión(la visión de Dios).

El Ejército de Dios no está formado sólo por hombres y mujeres que van a la guerra; la nueva evangelización es un sector especializado dentro del Ejército que sirve a Cristo.

Decir: “soy un Soldado de Jesucristo” es un término válido para todos aquellos que están en el servicio del ministerio; y saben que su tarea principal es la de presentar a Cristo y pelear por la liberación de las almas.

Todos podemos denominarnos Soldados de Jesucristo, si estamos integrados a la milicia; como dice el apóstol Pablo: “peleando la buena batalla de la f
e”.


ALISTADOS EN EL EJÉRCITO DE DIOS

“Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado”. 
(2 Timoteo 2,3-4) 

El Ejército de Dios, es muy similar al Ejército de las Fuerzas Armadas de un país. Son hombres y mujeres rigurosamente adiestrados, separados de la vida común, y especialmente preparados para misiones específicas, que tienen que ver con asuntos de seguridad y rescate de vidas; pueden ser tareas de equipo, o misiones especiales en forma individual.

Las personas que forman parte del Ejército de Dios, son cristianos que tienen una llamada al ministerio; esto es, personas que son diferentes del ciudadano común; que tienen una vida de servicio a la comunidad; que se dedican especialmente al rescate de las almas y la liberación de los cautivos en el reino espiritual. 

Los que sirven al Ejército de Dios deben ser fieles al Señor y a la llamada; si lo hacen de cualquier manera, el pueblo sufrirá grandes daños, y muchas almas salvadas correrán peligro de recaer como prisioneros del enemigo.

En el Ejército de Dios, los Soldados son los diferentes equipos de trabajo y apoyo dentro del ministerio. Alrededor del líder espiritual se forman grupos especializados, que son entrenados para colaborar y desarrollarse en el campo de batalla, y en otras diversas tareas. 

El ejército se forma de varios grupos, adiestrados en diferentes áreas de trabajo, donde cada cual tiene su parte de responsabilidad para que todo salga bien, y que cada misión se cumpla con éxito.

ADIESTRADOS PARA EL SERVICIO

“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, 
sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. 
(2 Corintios 10,4)

Hablar del Ejército, es hablar de grupos especiales y servicios; y es también hablar de armas y de guerra.

La Santa Biblia enseña que las armas del cristiano son espirituales, y son muy poderosas para destruir las fortalezas del enemigo.

En el Ejército de Dios, todos necesitan ser adiestrados para la guerra, y todos necesitan saber usar las armas espirituales. 

El soldado debe ser adiestrado primero para su propia supervivencia como cristiano, y luego, para pelear por la liberación de los demás; el soldado debe ser adiestrado para saber cómo pelear, cómo defenderse, como atacar, y cómo conquistar en el reino espiritual. 

Según los dones y talentos que tenga una persona como soldado cristiano, su fidelidad a Dios, su obediencia a las autoridades, su conocimiento bíblico, su testimonio espiritual, se ve cuando está capacitada, y en qué grupos o actividades se integra.

Dios da capacidades físicas, mentales y espirituales a cada soldado, según las tareas que tenga que cumplir; según el nivel de dificultad de las batallas que tendrá que enfrentar; y según las responsabilidades que tendrá en su cargo. 

El soldado fiel es aquel que vive en santificación, para no caer en pecados ni en tentación; es un cristiano que no da lugar al diablo, sino que vive para servir y agradar a Dios.

SE NECESITAN VERDADEROS SOLDADOS

Para ingresar a cualquier ejército, primero el aspirante debe pasar unas pruebas y ser aceptado.

Tiene que presentar una serie de requisitos mínimos exigidos para poder realizar con éxito la tarea que se le va a encomendar; someterse a rigurosos exámenes físicos, intelectuales, psicológicos y conocimientos en general; sus antecedentes son examinados. Después de pasar por este exhaustivo proceso, se decidirá si está capacitado o no, para alistarse. Muchos de los que lo intentan, no logran pasar las pruebas.

De la misma manera, para poder integrarse a los diversos grupos de servicios en la iglesia, (es decir, servir en el ministerio), los soldados aspirantes deben ser probados y aprobados. Cada cual tiene sus dones espirituales y talentos de Dios, que serán usados para el provecho y edificación del Cuerpo de Cristo. 

La persona debe estar dispuesta a pasar por las pruebas, someterse a las diferentes disciplinas, y esforzarse en ser fiel en la tarea o sector que le ha sido encomendado.

A veces no estamos sirviendo en el puesto que nos gustaría, o en aquel lugar especial donde sabemos que Dios nos ha llamado; pero eso es parte del proceso del crecimiento y aprendizaje. Dios tiene un tiempo para cada persona. En el momento correcto, cada miembro será puesto en el lugar que le corresponde, para el perfecto funcionamiento del Cuerpo de Cristo.

SOLDADOS DE JESUCRISTO

Un Soldado de Jesucristo es alguien que:
  • está dispuesto a arriesgar su propia vida por amor a Cristo, quien lo salvó, por amor al mensaje del evangelio, por amor al prójimo. 
  • vive en santificación permanente. 
  • no peca, y si cae en pecado se arrepiente inmediatamente. 
  • deja todo y a todos por seguir a Cristo. 
  • recibe con los brazos abiertos lo que Dios le da, aunque no le guste. 
  • se abstiene de todo aquello que desagrada a Dios. 
  • acata la disciplina que sus líderes le imponen. 
  • cumple todas las tareas que se le asignan. 
  • hace sacrificios espirituales y carnales con alegría. 
  • no se detiene ante ningún argumento. 
  • reconoce que su vida no es suya, sino de Dios. 
  • no toma decisiones por sí mismo, hace lo que Dios manda. 
  • está dispuesto a cualquier enfrentamiento con las tinieblas, sin temor. 
  • lucha por su salvación y por las de otras personas, conocidas o no. 
  • se dedica a una vida espiritual completa, que vive por y en el Espíritu de Dios.

sábado, 29 de agosto de 2015

CRISTIANOS EN UN MUNDO POSTMODERNO








"Cuando los hombres dejan de creer en Dios, 
no es que no crean en nada, es que creen en cualquier cosa"

-Humberto Eco-

La creciente secularización de la sociedad occidental hace absolutamente necesaria la puesta en marcha de cauces de intercomunicación y acercamiento de la Iglesia a la sociedad postmoderna.

Se trata de un problema de confrontación dimensional, que siempre ha estado latente a lo largo de la historia de la Iglesia, lo que hace estar en permanente estado de lucha, de constantes adaptaciones y cambios, aunque manteniéndose fiel a sus esencias.

La fe ha de ser vivida por el cristiano EN y DESDE la temporalidad, debe saber armonizar lo inmutable con lo mutable, la paradoja de vivir, en tiempos cambiantes, una esperanza de vida intemporal.

La Nueva Evangelización, permaneciendo fiel al mensaje de Cristo, ha de ser nueva porque así lo exigen los cambios culturales, nueva porque es necesario rejuvenecer el rostro de la Iglesia, nueva porque hay que utilizar métodos más eficaces y sobre todo, nueva porque todos los cristianos, laicos y sacerdotes, hemos de aprender a predicar con el ejemplo.

Nuestro mundo ya no es el que era. Su gran enfermedad no es la crisis moral, ni la crisis de fe, es la falta de esperanza

El hombre postmoderno vive angustiado y expectante por abrirse a la esperanza pero está desengañado y de vuelta de todo, es descreído, relativista, materialista, consumista, hedonista y desconfiado y se muestra refractario a todo lo que suene a verdades absolutas e intemporales.

No tiene oídos, ni tiempo para poder escuchar teorías o "meta-relatos", sean del signo que sean; Pero también es muy agudo y perspicaz, y distingue a distancia lo que es genuino de lo que no lo es; lo que pide y exige no son tanto razones sino testimonios, actitudes, vivencias.



Por ello, nuestro testimonio cristiano hoy para que sea fidedigno ha de ser auténtico e ir acompañado del servicio y entrega generosa a los demás: “obras son amores y no buenas razones”, algo que en nuestro mundo cala hondo. 


No se trata ya tanto de hablar y hablar… cuanto de hacer presente a Dios en el corazón de los hombres de hoy.

No se trata de "tener que ser", sino "ser": Ser valientes, auténticos, genuinos, tolerantes, dispuestos a servir y a escuchar como prueba evidente de que Cristo está presente en nuestros corazones..




miércoles, 26 de agosto de 2015

NUEVA EVANGELIZACIÓN

La nueva evangelización significa que hay que VOLVER a evangelizar, como en la Iglesia Primitiva del siglo I, puesto que la secularización domina nuestro mundo del siglo XXI y produce una acelerada y generalizada descristianización.

Significa DIAGNOSTICAR para, después, RESTAURAR en los corazones los valores que ejemplificó con obras el propio Jesucristo, como el amor, la caridad, la fraternidad, la igualdad, la solidaridad… y que han sido sustituidos por el progreso, la productividad, la eficacia, el éxito o el consumo de "usar y tirar", que bien podrían definirse como propios del "Anticristo", que no es más que la sustitución de Cristo (Dios) por el Hombre, tal y como ocurrió en el Edén.

Significa también que hay que hacerlo de una MANERA NUEVA, con NUEVOS MÉTODOS y NUEVAS ESTRATEGIAS, para no incurrir en los errores del pasado y afrontar los nuevos retos, desafíos así como las circunstancias actuales.

Significa Iglesias con puertas abiertas de ENTRADA Y SALIDA, donde ponernos todos en "modo misión", en nuestras periferias (familiar, social, cultural, tecnológica, económica, etc.) ofreciendo dialogo sin presión, atención y ayuda con esperanza, valentía, alegría.

Significa entender a Jesús no como una opción de fe individual, guardada en un cajón y sacada a airear los domingos por la mañana, antes del "aperitivo", sino como una FUERZA COLECTIVA, impulsora del cambio y transformación de esta sociedad orientada exclusivamente al ego personal, al "YO" , y conducirla hacia el REINO DE DIOS.

Si "la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino parecerlo”.... con mayor motivo, la esposa de Cristo debe "ser" y "ser ejemplo" al mundo.

La familia de Dios está formada por todos y para todos, no debe ser el ámbito exclusivo de unos pocos.



viernes, 21 de agosto de 2015

PASTORAL CENTRÍFUGA O CENTRÍPETA





Actualmente, la Iglesia se encuentra ante la necesidad de optar entre dos tipos de pastoral muy diferenciadas:

PASTORAL ECLESIO-CÉNTRICA O CENTRÍPETA (Sacramentalizadora)
Pastoral de mantenimiento, muy demandante y exigente en cuanto a servicios de culto que se centra en las formas externas y pone el acento en el servicio de la Iglesia a ella misma, en torno del sacerdote y de la parroquia.
Carácter tradicionalista y en actitud de defensa de la institución católica frente a una sociedad anticlerical y de las verdades de la fe frente a la razón moderna, vistas ambas como hostiles a la Iglesia, lo que les lleva a evitar a los diferentes y a convivir entre iguales.
Casi exclusivamente basada en la recepción de los sacramentos, la observancia de los mandamientos de la Iglesia y el culto a los santos, lo que produce laicos clericalizados, vestigios de una sociedad teocrática y asentada sobre el "substrato católico" de una cultura estática.
La recepción de los sacramentos salva por sí sola, concebidos y acogidos como "remedio" o "vacuna espiritual" y no se da énfasis a procesos de iniciación cristiana, catecumenado o catequesis (formación) permanente
Lo administrativo predomina sobre lo pastoral; la sacramentalización sobre la evangelización; la cantidad o el número de fieles sobre la calidad de la participación; el párroco sobre el obispo; el sacerdote sobre el laico; lo pre-moderno sobre lo postmoderno; la masa sobre la comunidad.

PASTORAL REINO-CÉNTRICA O CENTRÍFUGA (Misionera)
Pastoral de salida, trinitaria y no cristomonista, de interacción con el mundo posmoderno y no de postura apologética, dialogante y propositiva, interpersonal y comunitaria en lugar de masiva y mediática.
La Iglesia (todos los bautizados) está llamada a servir al Reino de Dios. Anunciar a Jesús no es obra de especialistas, sino de toda la comunidad.
Su vivencia cristiana está sostenida por:
-Superación del eclesio-centrismo (en el mundo, para el mundo, al servicio del Reino). 
-Superación de la concentración intra-eclesial (restauración del proceso evangelizador) 
-Superación de la polarización sacramental y devocional (reequilibrio de los signos evangelizadores).
El objeto o el "qué" abarca todo (acciones, métodos, lenguaje, estructuras); y abarca a todos (tanto las relaciones interpersonales como el ejercicio de la autoridad).
La razón o el "para qué" es hacer presente, de modo visible, a Jesucristo como artífice de salvación universal.

Fuentes:
Emilio Alberich. Presidente de la Asociación Nacional de catequistas
Agenor Brigheti. Doctor en Ciencias Teológicas y Religiosas, Université Catholique de Louvain, Bélgica


martes, 11 de agosto de 2015

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN: QUÉ, POR QUÉ, PARA QUÉ Y PARA QUIÉN


"Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres;
que vean estas buenas obras,
y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos".
Mateo 5:16


¿Nueva en qué?
La “nueva evangelización” de la que habló el Beato Papa Juan Pablo II no es “nueva” en términos de su mensaje y contenido, pues éstos siguen los mismos: la persona, la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.

Los cambios sociales y culturales nos llaman a algo nuevo: a vivir de un modo renovado nuestra experiencia comunitaria de fe y el anuncio, mediante una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones”, como dijo Juan Pablo II.

Nada puede definirse como nuevo si se utilizan los mismos métodos, las mismas personas, los mismos escenarios y los mismos paradigmas. El testimonio de Jesucristo que da la iglesia debe adaptarse a la gente de nuestra época y lugar.

El Papa Francisco nos dice que la nueva evangelización consiste en dar esperanza y alegría, “alegría que nace y se renueva con Jesucristo, y esperanza de que nos libera del pecado, de la tristeza y del vacío interior; en un mundo consumista, individualista, cómodo, interesado y avaro; de libre conciencia; que ofrece los placeres inmediatos y superficiales, pero no la alegría; personas sin vida interior, sin amor ni bondad, sin valores ni principios”.

San Francisco de Asís nos dio las claves de cómo evangelizar: “hablad al mundo que no conoce a Jesús, o que le es indiferente, con el lenguaje de la misericordia, hecho de gestos y de actitudes antes que de palabras”.

¿Para quién?
La nueva evangelización se refiere, en primer lugar, a nosotros mismos: una llamada a la propia conversión. Una invitación a renovar nuestra relación personal e íntima con Jesús.

Incluye también quienes nunca han oído de Cristo, va más allá para dirigirse a los que viven en culturas históricamente cristianas. Pueden ser cristianos bautizados que han oído de Cristo, pero para quienes la fe cristiana misma ha perdido su significado personal y su poder transformador. Su objetivo también son los alejados y separados de Cristo, agnósticos y ateos, o sencillamente, “acomodados” y “secularizados”, quienes viven perdidos y angustiados, quienes se cuestionan el sentido de sus vidas o quienes se encuentran en continua búsqueda de respuestas.

Como dijo Benedicto XVI: “principalmente a las personas que, habiendo recibido el bautismo, se han alejado de la Iglesia y viven sin referencia alguna a la vida cristiana (…), para favorecer en estas personas un nuevo encuentro con el Señor, el único que llena de significado profundo y de paz nuestra existencia; para favorecer el redescubrimiento de la fe, fuente de gracia que lleva consigo alegría y esperanza para la vida personal, familiar y social”.

¿Por qué evangelizar?
La causa del alejamiento de numerosos fieles de la práctica de la vida cristiana  (un verdadera “apostasía silenciosa”), estriba en el hecho de que la Iglesia no ha dado una respuesta adecuada a los nuevos desafíos de este mundo. Además, es un hecho constatado el debilitamiento de la fe de los creyentes, la falta de la participación personal y experiencial en la transmisión de la fe, el insuficiente acompañamiento espiritual de los fieles a lo largo del proceso de formación, intelectual y profesional.

También a una excesiva burocratización de las estructuras eclesiales, que son percibidas como lejanas al hombre común y a sus preocupaciones esenciales. Todo esto ha causado una reducción del dinamismo de las comunidades eclesiales, la pérdida del entusiasmo de los orígenes y la disminución del impulso misionero. No faltan quienes se han lamentado de celebraciones litúrgicas formales y de ritos repetidos casi por costumbre, privados de la profunda experiencia espiritual, que, en vez de atraer a las personas, las alejan.

¿Quién debe evangelizar?
La evangelización es tarea de la Iglesia, que está formada por TODO EL PUEBLO DE DIOS, que la lleva a cabo mediante la intercesión del Espíritu Santo y la primacía de la Gracia.

Por el sacramento del bautismo, todos los cristianos estamos llamados a dar testimonio, de palabra y obra,  de la verdad y de la fe en Jesucristo. Somos “cristóforos”, es decir, portadores de Cristo.

El Papa Francisco asegura que “Los fieles laicos, en virtud del Bautismo, son protagonistas en la obra de evangelización y promoción humana. Todos estamos llamados a experimentar la alegría que brota del encuentro con Jesús, para vencer nuestro egoísmo, para salir de nuestra propia comodidad y atrevernos a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio".

Todos somos profetas, sacerdotes y reyes por la fuerza santificadora del Espíritu que nos impulsa a evangelizar:


"Profetas" para hablar a los hombres de Dios: Apostolado y Evangelización.
"Sacerdotes", para hablar a Dios de los hombres: Oración y Servicio.
“Reyes” para establecer el reino de Dios en nuestra vida: un reino de Verdad y de Vida, de Santidad y de Gracia, de Justicia, de Amor y de Paz.

¿Qué implica?
La nueva evangelización implica la necesidad de volver a evangelizar, como en la Iglesia Primitiva del siglo I, puesto que la secularización domina nuestro mundo del siglo XXI y produce una acelerada y generalizada descristianización.
Implica diagnosticar para, después, restaurar en los corazones los valores que ejemplificó con obras el propio Jesucristo, como el amor, la caridad, la fraternidad, la igualdad, la solidaridad… y que han sido sustituidos por el progreso, la productividad, la eficacia, el éxito o el consumo de "usar y tirar", que bien podrían definirse como propios del "Anticristo", que no es más que la sustitución de Cristo (Dios) por el Hombre, tal y como ocurrió en el Edén.

Implica hacerlo de una manera nueva, con nuevos métodos y nuevas estrategias, para no incurrir en los errores del pasado y afrontar los nuevos retos, desafíos así como las circunstancias actuales.
Implica iglesias con puertas abiertas, de entrada y salida, donde ponernos todos en "modo misión", en nuestras periferias (familiar, social, cultural, tecnológica, económica, etc.) ofreciendo dialogo sin presión, atención y ayuda con esperanza, valentía, alegría.
Implica entender a Jesús no como una opción de fe individual, guardada en un cajón y sacada a airear los domingos por la mañana, antes del "aperitivo", sino como una fuerza colectiva, impulsora del cambio y transformación de esta sociedad orientada exclusivamente al ego personal, al "YO" , y conducirla hacia el REINO DE DIOS.
Implica que el Espíritu Santo nos insta a servir, amar, ayudar, apoyar y darnos a los que nos rodean, llegar a su corazón; a ser próximos y cercanos, sobre todo, de los que sufren.
Implica mostrar a Cristo no sólo mediante la palabra, sino mediante nuestras obras, tal y como Él nos enseñó. Y también, como dice Francisco: “con el lenguaje de la misericordia, hecho de gestos y de actitudes antes que de palabras”.
Implica llevarla a cabo no sólo en el seno de nuestra propia familia o en el entorno dominical de la Iglesia, sino también en los diversos ambientes y sectores de la vida social: en nuestro ámbito laboral, en nuestro medio vecinal o de amistad e incluso a través de los nuevos canales y vías de comunicación.
Implica tener presente el acercamiento evangelizador a las religiones no cristianas y la fraternidad con el resto de las denominaciones cristianas.
Implica que el mundo vea en nosotros la alegría de haber encontrado a Cristo, de volver a la casa de un Dios Padre que nos devuelve, por su amor misericordioso, nuestra dignidad de hijos suyos.
No tenemos nada que ocultar. La fe trasciende de lo personal, de un pueblo en concreto o de unas personas determinadas. Cristo murió y resucitó por y para todos: por y para ti, por y para mí.


domingo, 9 de agosto de 2015

IGLESIAS EN SALIDA


Una Iglesia en salida es semejante a un partido de fútbol, donde los laicos son los jugadores, el cura es el entrenador y el mundo es un espectador asombrado. 

Es imprescindible tener una táctica, una estrategia, una visión: primero, saber que hay que moverse, y después, saber hacia dónde, por lo que se necesita:

  • Elegir un equipo de liderazgo que funcione: debe ser saber dónde vamos, contagiarlo y desarrollar la estrategia. “Nada de hablar de qué color pintas las paredes. Si tienes gente buena, santa e inteligente… escúchales, liderad juntos”.
  • Hacer una declaración de intenciones en una frase, que será la brújula de la misión. Podría ser: “Crear discípulos misioneros” o "Convertirnos en una iglesia portaviones", o "Crear ovejas ninjas, altamente entrenadas". 
  • Evaluar los 5 sistemas de la vida parroquial: 
  1. CULTO, elevando los corazones a Dios; 
  2. COMUNIDAD, saberse conocido, amado, acompañado por los hermanos; 
  3. MINISTERIO, servir, dentro y fuera de la iglesia; 
  4. DISCIPULADO, "equipar a los santos" 
  5. EVANGELIZACIÓN, la proclamación explícita de Jesús.
  • Crear un plan parroquial de 5 años, con objetivos mesurables. 
  • Evaluar fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas de la parroquia. 
  • El párroco no puede controlar él sólo, todo. “Si eres maniático del control matarás la obra de Dios. Es preferible un cierto porcentaje de incorrección o de error a un 0% de crecimiento.



IGLESIAS EN SALIDA-P. James Mallon-

domingo, 2 de agosto de 2015

ALPHA: UN MÉTODO “GASTRONÓMICO” DE EVANGELIZACIÓN

Muchos de nosotros, cuando nos invitan a una excelente cena, estamos ávidos por preguntar la receta, pues conocer los ingredientes y las cantidades exactas nos dará la oportunidad de ofrecérsela a otros.

Habitualmente, la receta es algo que los cocineros guardan celosamente y en secreto.

Dios, que nos ama y quiere nuestra felicidad, no tiene secretos con nosotros y nos gana por la "gastronomía": nos ofrece su receta perfecta, que es su Palabra, la Biblia, para que disfrutemos en plenitud y a conciencia de su maravillosa cena, que es la Eucaristía, donde se nos hace presente el gran cocinero, Jesucristo. 

Es allí donde tenemos la gran oportunidad de conocerle personalmente y disfrutar de lo que nos tiene preparado.

De la misma manera, Alpha es también un método "gastronómico".

lunes, 20 de julio de 2015

DIAGNÓSTICO PASTORAL DE UNA PARROQUIA


Para analizar y diagnosticar la pastoral de nuestra parroquia debemos examinar los 5 rasgos fundamentales, las acciones que se realizan y su reflexión posterior:

A. ADORACIÓN Y ALABANZA


 “La Parroquia es una comunidad que se fundamenta, 
celebra y transmite la fe, 
el culto en alabanza a Dios 
y los sacramentos para santificación de los hombres.”

La Liturgia ha de ocupar el centro de la vida pastoral y comprende los Sacramentos y, en especial, la Eucaristía.

A menudo olvidamos que el mismo Cristo se hace presente en medio de nosotros, su Iglesia, en el altar y en el ambón.

A menudo olvidamos (porque no lo vemos) que todo el cielo "baja" a la Eucaristía en una gran liturgia celeste. Nuestras Iglesias están llenas, aunque nuestros ojos no lo perciban.

Para la acción:
  • Misas
  • Bautismos
  • 1ª Comunión
  • Confirmación
  • Matrimonios
  • Lectura de la Palabra
  • Adoración del Santísimo
  • Rezo del Rosario
  • Escuela de oración
  • Coro y Alabanza
Para la reflexión:

¿Los sacramentos que ofrece tu parroquia son notables, suficientes, escasos o inexistentes? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Son celebraciones, catequética y litúrgicamente, bien preparadas y, pastoralmente, dirigidas a formar una parroquia de discípulos misioneros? ¿Son alegres, participativas y atractivas?

¿La Misa dominical de tu parroquia es realmente una celebración fundamental de la comunidad con la participación de todos los grupos parroquiales, familias, etc.?

¿Llegan, espiritual y pastoralmente, a toda la comunidad el contenido y la forma de las homilías?

¿Hay prioridad en la oración y la alabanza? 

B. COMUNIDAD

“La parroquia es la expresión más visible e inmediata de la Iglesia, 
es decir, la comunidad cristiana.”

La voluntad de Dios es santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo el “pueblo de Dios”, la “familia de Dios”, “fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, “casa de familia, fraterna y acogedora”, “comunidad de los fieles”, “comunidad cristiana”. 

La comunidad conlleva toda la esencialidad, catolicidad y pluralidad que, por naturaleza, es la Iglesia: “La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades humanas que en ella encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia”.

La Iglesia debe superar todo individualismo intra-parroquial, implantar la comunión intra-eclesial e inter-eclesial y promover una espiritualidad de comunión” que conlleva la integración y participación de los distintos sectores del pueblo de Dios: clero, religiosos/as y laicos.

La parroquia también es una comunidad humana, integrada por hombres y mujeres de distintas edades, condiciones sociales y cultura, es decir, constituida por las distintas “diversidades humanas que en ella se encuentran”. 

Por ello, es preciso facilitar la relación personal, los valores humanos y sociales de la comunicación, el diálogo, la cercanía personal, el respeto a la diversidad, compartir las alegrías y las penas del grupo, la programación y realización de actividades que dinamicen las relaciones entre los fieles. etc., de forma que sean factores enriquecedores para la misma comunidad parroquial y evitar las divisiones internas, la falta de solidaridad, el desencuentro de unos con otros. Si no hay fraternidad, no hay comunidad. 

Para la acción:
  • Retiros espirituales y convivencias
  • Peregrinaciones y excursiones
  • Viajes y misiones
  • Reuniones de comunidad fraternal (Betas, cenas, etc.)
  • Contactos inter-parroquiales
Para la reflexión:

¿Existen en tu parroquia individualismos y protagonismos en la actividad pastoral que impiden la creación de verdadera “comunidad” de todos y entre todos?

¿Prevalece en tu parroquia una imagen de verdadera comunidad eclesial, esto es: unidad entre los grupos, colaboración, sentido de servicio, fraternidad, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

Desde tu punto de vista, ¿qué medidas pastorales o qué actuaciones, además de las que ya se realizan, tendrían que llevarse a cabo para que tu parroquia sea una “comunidad”, una “familia”? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se cuidan en la parroquia los detalles que propician la unidad y la amistad? Señalar fallos significativos en este sentido. 

¿Se fomentan las actividades generadoras fraternidad y familiaridad, como pueden ser: asamblea parroquial, convivencias, peregrinaciones, excursiones, etc.?

¿Se respira en la comunidad parroquial familiaridad, confianza, amistad, o la parroquia es, más bien, un edificio de pisos cuyos vecinos no se conocen ni se hablan.

C. CARIDAD Y SERVICIO

"La Parroquia, comunidad encarnada 
que testimonia la fe por la caridad."

La parroquia es una “comunidad encarnada”, esto es, abierta y solidaria con el contexto social que la configura. 

Es imprescindible la apertura de la parroquia al compromiso social y apostólico con los que sufren, ya que la Iglesia “se siente intima y realmente solidaria del género humano y de su historia”.

La caridad es el rasgo de la eclesialidad que visualiza el amor de Dios al hombre y por tanto, una parroquia renovada y “en salida” ha de priorizar incluir un programa de atención a los más necesitados de la feligresía y del entorno: los enfermos, los ancianos, los abandonados y los pobres.

Para la acción:
  • Cáritas parroquial
  • Programas de Voluntariado individual y/o grupal.
Para la reflexión:

Reflexionar y comentar pastoralmente si tu parroquia –fieles y grupos apostólicos- ¿está abierta a la gente del entorno y preocupada por sus problemas, o es, más bien, un ghetto aislado del pueblo? ¿Cuáles serían los indicadores de uno y otro signo? 

¿Se valora la “caridad” como una prioridad pastoral en tu parroquia, tanto en la atención a los pobres, en el acompañamiento a los “mayores” o en la visita a los enfermos? Analizar la realidad de tu propia parroquia. 

En cuanto a Cáritas: ¿Está organizada formalmente?; ¿Es un organismo de servicio y no de protagonismo?; ¿Responde a las necesidades reales según sus posibilidades?

D. DISCIPULADO Y LIDERAZGO

"La Parroquia se fundamenta en la fe 
y transmite la fe para la creación de discípulos."

Una “Comunidad de fe”, tiene, al menos, dos rasgos esenciales: primero, que se trata de una comunidad cristiana, para lo cual es indispensable la fe en Jesucristo; no hay parroquia si no hay adhesión a Jesucristo; y, segundo, que se trata de una comunidad misionera y evangelizadora, para lo cual es indispensable transmitir y educar la fe de sus miembros, porque ella es el “ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe”.

La comunidad cristiana es la comunidad de discípulos cristianos misioneros. Jesús, antes de sus ascensión, y con autoridad y solemnidad, da los apóstoles la siguiente misión: “Id y haced discípulos de todos los pueblos” (Mateo 28, 19).

Una fe teórica, vacía de su contenido esencial, que es Jesucristo, no es ni atrayente ni interpelante. El cristiano tiene que encontrarse con la verdad personal de Cristo y ponerle en el centro de su vida. 

Para la acción:
  • Grupos de matrimonios
  • Catequesis 1ª comunión 
  • Catequesis de juveniles
  • Catequesis de jóvenes
  • Vida ascendente 
  • Cursos pre-matrimoniales
  • Cursos pre-bautismales
  • Escuela de discipulado
Para la reflexión

¿Qué valoración haces de tu parroquia en cuanto a la atención prestada a la educación de la fe: catequesis de adultos, de jóvenes, de juveniles, de matrimonios, pre-bautismales, pre-matrimoniales, vida ascendente, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se oferta suficientemente la reflexión y estudio sobre la Palabra de Dios, es decir, se le da prioridad pastoral a la Lectura orante y creyente de la Palabra, estudio sobre la Biblia, estudio de Encíclicas, etc.?

Como siempre es posible mejorar la situación, ¿qué iniciativas pastorales consideras que son necesarias llevar a cabo en el ámbito de la educación de la fe para que se dé una verdadera revitalización de tu parroquia?

¿Cuáles deberían ser los rasgos del párroco como pastor (sacerdocio ministerial) respecto a la comunidad parroquial (sacerdocio común)? 

¿Hay en tu parroquia verdadero sentido de “comunidad sacerdotal” en la que todos son valorados, todos son tenidos en cuenta, se forman líderes, se distribuyen responsabilidades, etc? 

¿Percibe la comunidad parroquial signos de unidad, de comunión y de colaboración entre el sacerdote y el Obispo y con los demás sacerdotes?

E. EVANGELIZACIÓN

"La Parroquia, plataforma de 'misión' y ámbito de 'acogida'."

La dimensión misionera de la parroquia es quizás el aspecto teológico-pastoral más descuidado y, consecuentemente, más necesitado de asumir y desarrollar en nuestro contexto socio-religioso actual: hoy la “situación de misión” se da tanto en el exterior como en el interior de la misma comunidad de bautizados.

Es imperiosamente necesario redescubrir el propio bautismo y asumir el compromiso apostólico.

Una práctica habitual de las parroquias es “mucha sacramentalización y poca evangelización”. Se suele decir, pastoralmente hablando, que el nuestro es un “pueblo de bautizados, pero no evangelizado”.

La revitalización de las parroquias debe realizarse también con este sentido misionero como una dimensión operativa del ser y del actuar de la parroquia.

Una "parroquia en salida" requiere:
  • Tomar conciencia de que existe una gran parte de los fieles bautizados practicantes, cuya fe está adormecida.
  • Priorizar el “primer anuncio” o kerigma, presupuesto fundamental para provocar y despertar la fe adormecida.
  • Evangelizar a los alejados, que son una gran parte de los mismos bautizados y a los “agnósticos”, ateos o no creyentes.
  • Perseverar en la actividad formativa y catequética para el crecimiento y maduración de quienes se adhieren a la comunidad. Se trata de una prioridad pastoral que, a su vez, es una urgencia evangelizadora.
La parroquia debe iniciar itinerarios pastorales que exijan creatividad, renovación, cambios o, quizás, ruptura en modos habituales de actuación pastoral. “Desde la inercia pastoral no es posible una evangelización misionera”. 

No basta con reconocer a nivel de análisis socio-rreligioso los signos que existen de “descristianización”, de “secularización interna de la Iglesia”, de “paganismo cristiano”, etc. Lo importante y necesario es que, en las parroquias, sus pastores descubran y constaten dicha realidad de misión y la afronten, pastoralmente. Lo que el Papa Francisco llama "pastores con olor a oveja".

La atención a los “alejados” merece una reflexión especial, como tarea específica de la pastoral misionera. 

“Alejados” son todos los que no están en comunidad cristiana:
  • quienes no han oído jamás hablar de Jesucristo
  • quienes se confiesan ateos 
  • quienes están integrados en otras confesiones no cristianas 
  • quienes, estando bautizados, viven lejos de las prácticas cristianas de forma habitual.
Es muy importante disponer de un proyecto pastoral específico para los “alejados”, “agnósticos” o no creyentes, para tenerlo en cuenta cuando las circunstancias propias lo requieran. No actuar bajo la improvisación.

Una de las dificultades de la pastoral misionera es el “lenguaje”. ¿Cómo hablar de Dios a quienes lo niegan? ¿Cómo acercarse a quienes se separan? ¿Cómo encontrase con quienes huyen? Son cuestiones que nos colocan ante una compleja tarea apostólica en un mundo descreído. Sin dar respuesta a todas estas cuestiones, sí podemos afirmar que, para la evangelización de los alejados, el mejor lenguaje misionero es el del “testimonio”.

Para la acción:
  • Cursos Alpha
  • Retiros de Emaús
  • Retiros de Effetá
  • Proyecto amor Conyugal
  • Escuela de Evangelización
  • Acogida
  • Perseverancia
Para la reflexión:

¿Hay conciencia en la parroquia de la pobreza de fe y de la falta de formación religiosa de muchas de sus gentes? Comentar la experiencia que haya en este sentido. 

¿Se presta la atención debida a la formación y educación de la fe, resaltando, sobre todo, su carácter misionero en los momentos especiales como son: bautizos, bodas, funerales, etc.? 

¿Hay preocupación en tu parroquia (sacerdotes, religiosos/as, catequistas, grupos apostólicos, etc.) por el problema pastoral de los “alejados”, aún entre los practicantes? ¿Se ha hecho alguna reflexión seria al respecto? Debatir el tema.