¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

LA VERDADERA TRANS-FORMACIÓN ESPIRITUAL


Transformación, del vocablo latino transformatĭo, es una acción o proceso mediante el cual algo se modifica, altera o cambia de forma, manteniendo su identidad. Es el paso de un estado físico o espiritual a otro.

Transformación espiritual es conversión. Convertirme es cambiar de vida, dar un giro radical y tomar un rumbo diferente, salir de una situación egoísta para adoptar una actitud confiada en Dios.

La transformación espiritual (del prefijo "trans", 'más allá de', 'al otro lado de', 'través de', y del sustantivo "formación", 'adquirir conocimientos') es la búsqueda de una mayor profundidad en mi relación con Dios, a través de la oración, la lectura de la Palabra, los sacramentos, etc., que me invitan a una vida coherente con la voluntad de Dios. 

Es la conversión del corazón y de la mente, por la gracia del Espíritu Santo, que me lleva del "yo" ensimismado y hedonista, a un "sí" rotundo a Dios y a los demás, en un camino de madurez continua, hacia mi destino final: el cielo.

Significa reconocerme débil y necesitado de Cristo, para que se manifieste en mi vida. Significa revisar mi existencia, para ver cómo la he vivido y cómo la vivo. Significa empeñarme en buscar a Dios cada día.
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No se trata de un cambio cosmético, ni se produce como consecuencia de mis propias fuerzas, ni por asistir a la iglesia los domingos, ni por llevar una "vida de cumplimiento" o de tradiciones, creencias y costumbres, sino con el encuentro con Cristo Resucitado.

No se produce como consecuencia de los cambios externos en mi ser. Se trata de un cambio, no de afuera hacia dentro, sino de adentro hacia fuera, donde habita el Ser trinitario. 

No se trata de tener una fe "descafeinada o light", ni una dependencia del "sentir" o del "consumir", ni del modelo de "hacer-ser", que me propone el mundo, y que me lleva por un sendero seco, sin sentido y sin frutos. Es un proceso continuo de aprendizaje, de "reseteo" para volver mi mirada a Dios, para cambiar mi antiguo paradigma en uno nuevo: "ser-hacer".

Significa establecer un estilo de vida de acuerdo con el propósito de Dios para mí. Un compromiso de vida coherente con la manera de pensar, sentir y actuar de Jesús, que se someta al poder del Espíritu Santo, para llegar a una íntima relación con el Padre.

La verdadera conversión es radical y compromete toda mi vida, no con una doctrina ni con una estructura, sino con una persona: Dios. Y no puede existir radicalicalidad, sin confianza y obediencia total. 
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Pero este camino, que no es fácil, no lo recorro solo, sino en compañía de Jesús, que prometió estar con nosotros todos los días de nuestra vida, con la guía del Espíritu Santo para llevarme a la comunión con el Padre

Esta firme convicción y este compromiso adquirido es lo que transformará mi forma de ser y hacer. 

Pero para iniciar este proceso de transformación por el Espíritu, es necesario vincularme a una comunidad, donde existan espacios de crecimiento integral y donde se establezcan relaciones significativas, es decir, a la Iglesia.

Y en ello estoy...

domingo, 24 de noviembre de 2019

¡CUÁNTA FE HAY EN EL SUR!

"Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, 
y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza." 
(Romanos 15, 13)

¡Cuánta fe hay en el sur! ¡Cuánto amor a Dios! ¡Cuánto fervor por la Virgen! ¡Cuánto sentimiento profundo de las tradiciones y de los valores identitarios cristianos! Este fin de semana lo he vivido en primera persona en el santuario de Santa María de Regla (Chipiona).

Durante mucho tiempo he tenido ciertos prejuicios de esa religiosidad sureña y que siempre me había parecido una manifestación populista, folklórica y poco profunda. Nada más lejos de la realidad. ¡Es auténtica! ¡Es genuina! 
El pasado viernes partí hacia Jerez un tanto sorprendido de que el Señor suscitara en mis queridos hermanos Antonio y José, una sincera, a la vez que inmerecida, invitación para servir con ellos en el VIII retiro de Emaús hombres Jerez, de la parroquia San Juan Bautista de la Salle. 

Hoy, regreso a Madrid con el corazón henchido de amor, felicidad y gozo "que no me cabe", tras un nuevo encuentro con el Resucitado, quien a través de un grupo de andaluces alegres y fieles, se ha hecho el encontradizo con todos nosotros y nos ha incendiado el alma. 

El Señor siempre nos sorprende y lo hace todo nuevo. ¡Este fin de semana Cristo ha vuelto a estar grande con nosotros! ¡Cuánta Gracia y cuánto amor divino derramado! 

Cuántos "ratitos" frente al Santísimo, llenos de emociones, risas y lágrimas de gozo... cuántos "cara a cara" con el Señor, dejándonos "tocar" por su Gracia...cuántas "punteras blancas" frente al altar...cuánto arte en las canciones ofrecidas con sentimiento al Señor... cuánta fraternidad y cuántos "te queremos"...

Por las venas de estos jerezanos, herederos de valientes navegantes y con gran tradición vinícola, corre un gran sentido patriótico (por desgracia, casi ausente en el resto de España) que, unido a una gracia natural (no exenta de ruido y algarabía) y una música única (el flamenco de los grandes maestros), nos han traspasado el corazón con una entrega total, una alegría desbordada, un amor verdadero y una fe firme. 

Algunos veníamos de distintas partes de España, de Galicia, de Cataluña, de Madrid, de Córdoba, de Sevilla...pero este fin de semana, todos nos hemos transformado en jerezanos.

En verdad, nos llevamos un recuerdo eterno, un alma alegre y un corazón ardiente. Y vuestro amor para siempre con nosotros.  

¡Gracias, queridos hermanos del sur!
¡Gloria a Dios!

JHR

"Hasta la locura... nos han hecho amar al Señor. 
Ya no quedan dudas en nuestros corazones... 
de que les amamos... 
de que te amamos Señor... "

"Todo es de su Cristo, 
por Él y para Él. .. 
a Él sea la gloria por siempre. 
Amen." 

"Volvemos con un nuevo corazón...
un corazón para alabar y servir a Dios...
limpio como el cristal, 
dulce como la miel, 
fiel como el andaluz..."

"Al sur yo quiero volver... 
A cantarle a la Virgen con fe... 
con un oleeeeee... olé, olé..." 



viernes, 22 de noviembre de 2019

LA MUERTE NO ASEGURA EL CIELO A UN CRISTIANO


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"La vida cristiana ... 
exige tener la mirada fija en la meta,
en las realidades últimas 
y, al mismo tiempo, comprometerse en las realidades 'penúltimas' ... 
para que la vida cristiana sea 
como una gran peregrinación hacia la casa del Padre".
(S. Juan Pablo II. Catequesis sobre escatología -11/8/1999)


"Ya está en el cielo", "Disfruta ya de la presencia del Señor", "Ya está sentado en la mesa celestial" o "Ya está en la casa del Padre"... son expresiones que escuchamos ante la muerte de un ser querido.

Sin duda, son "deseos" expresados con buena voluntad, fe e indulgencia cristianas ante la gran pérdida de alguien querido, para demostrar el amor que le teníamos.

Pero no dejan de ser afirmaciones impregnadas de un "buenismo" equivocado, desmedidamente osadas, o cuando menos, bastante imprudentes, porque denotan un cierto desconocimiento de la doctrina de la Iglesia.

No por much
o decir de alguien que ha muerto: "seguro que está en el cielo", la afirmación se convierte en verdad. Nadie puede decir que tiene asegurado el cielo, ni siquiera quien muere en estado de graciaEs un error teológico de concepto y una imprudencia temeraria. 

A veces, inconscientemente, queremos hacer de "Dios", o pretendemos decirle a Dios lo que debe o lo que tiene que hacer. Pensamos que Dios es el genio de la lámpara, a nuestra disposición, a quien pedimos lo que sea y quien nos concede todos nuestros deseos. Esto es otro error teológico de concepto y una desviación de la voluntad.

Decía San Juan Crisóstomo que "la muerte es el viaje a la eternidad". Este gran santo dice: "viaje" y no "destino", es decir, un camino con etapas, no una llegada instantánea. 

Porque sólo a Dios, a su Justicia y Misericordia infinitas, le corresponde determinar el destino de cada uno en el Juicio Particular, donde se pondrá a la luz, el estado del alma en el momento de la muerte.

Juicio Particular

Según la Revelación, el Magisterio y la Tradición de la Iglesia, en el mismo instante de la muerte, nuestro destino queda definido para toda la eternidad. 

Resultado de imagen de juicio particularDice el Catecismo de la Iglesia Católica: "Cada hombre después de morir recibe en su alma inmortal su retribución eterna en un juicio particular, bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del Cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre" (#1022).

En ese momento, nuestra alma, que es inmortal, se separa de nuestro cuerpo e inmediatamente es juzgada por Dios. Este momento se llama en Teología, el Juicio Particular.

El Juicio Particular consiste en una especie de radiografía, "tac" o "escaner" espiritual instantáneo que recibe el alma por iluminación divina, mediante la cual ésta sabe exactamente el sitio/estado en que le corresponde ubicarse para la eternidad, según sus buenas y malas obras.

Así, podemos asegurar que alguien que ha muerto también ha sido juzgado por Dios (Antonio Royo Marín, Teología de la Salvación). 

El Juicio Particular define tres posibles escenarios: cielo, purgatorio o infierno.


Purgatorio

El purgatorio es una fase intermedia de la Economía Salvífica de Dios. Es un etapa  de purificación en la que el alma de aquellos que mueren en amistad con Dios, totalmente consciente de sus carencias, se refina por el dolor del amor, pues sabe que pudo haber amado aún mucho más de lo que lo hizo. 

Resultado de imagen de purgatorioPosiblemente, es el escenario más lógico de todo cristiano que no llega a un estado total de santidad. Porque aparte de la Virgen María, ¿alguno entre nosotros es lo suficientemente puro y lleno de gracia para estar delante de Dios? (Romanos 3,10, 14, 4, Deuteronomio 7,24, Josué 23, 9, 1 Samuel 6,20, Esdras 10,13, Proverbios 27, 4, Salmo 76; 130, 3).

Incluso los santos tienen pecados que necesitan ser expiados y el purgatorio es una parte de la infinita misericordia de Dios, porque no quiere que ninguno de nosotros muera, sino que viva y se arrepienta (2 Pedro 3, 9).

La Palabra de Dios es muy clara acerca de esta etapa purgativa (2 Macabeos 12, 39-46, Mateo 5, 24-25, Habacuc 1,13, 1 Corintios 3, 11-15, Apocalipsis 21,27).

Resultado de imagen de muerte de un ser queridoEl propio Jesucristo, hablando de la ofensa contra el Espíritu Santo, dice que ésta no será perdonada en este mundo, dando así a entender que hay faltas que se pueden perdonar una vez que morimos. Esto es, en el purgatorio. 

La Iglesia reconoce que estas almas se benefician de la oración de los vivos. Por eso, es tan importante que recemos por los difuntos, más que pronosticar su segura entrada celestial.

Infierno

El infierno es el estado de separación de Dios. A éste se condenan quienes lo han rechazado voluntariamente hasta el final. Y es una fase final, definitiva y eterna.

Resultado de imagen de purgatorioEl Catecismo también dice: “Jesús habla con frecuencia de la ‘gehenna’ y del ‘fuego que nunca se apaga’, reservado a los que hasta el fin de su vida rehúsan creer y convertirse, y donde se puede perder a la vez el alma y el cuerpo.

El Papa Juan Pablo II en "Cruzando el Umbral de la Esperanza" dice que la condenación es lo opuesto a la salvación, pero que tienen en común que ambas son eternas

Y el infierno es el peor mal, porque es la condenación eterna: el rechazo del hombre por parte de Dios, como consecuencia del rechazo de Dios por parte del hombre.

Podríamos decir que, al infierno van los que se arrojan a él de cabeza. Los que  se rebelan a la voluntad de Dios, los que reniegan de Dios y le rechazan voluntariamente (Non Serviam).

Cielo

Según el Catecismo de la Iglesia católica, el cielo es el "fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombreel estado supremo y definitivo de dicha”. También es un escenario definitivo y eterno.

El cielo es la salvación eterna, la felicidad que proviene de la unión con Dios, el gozo de la Visión Beatífica, es decir, el ver a Dios mismo "cara a cara" (1 Corintios 13, 12). 

El Cielo, que es un estado, un sitio indescriptible con nuestros limitados conocimientos humanos, en el que las almas aún esperan reunirse con sus cuerpos gloriosos, pero ya gozan de plena paz plena y pueden interceder por los vivos, al actuar como canales de la gracia divina en la Tierra.

La Virgen María nos ha mostrado, con su vida en la tierra y su Asunción al Cielo, el camino que hemos de recorrer hasta llegar al Cielo que Dios Padre nos tiene preparado. 

Allí estaremos en cuerpo y alma gloriosos, como está María, porque seremos resucitados, tal como Cristo resucitó, y tal como Él ha prometido a todo el que cumpla la Voluntad del Padre ( Juan 5,29 y 6,40).

lunes, 18 de noviembre de 2019

¿QUÉ ES EL ANTICRISTO?

Hijos míos, estamos en la última hora, 
y, como habéis oído, el anticristo viene; 
y ahora ya han surgido muchos anticristos; 
por eso conocemos que es la última hora. 
Han surgido de entre nosotros, 
pero no eran de los nuestros; 
porque si hubieran sido de los nuestros, 
hubieran permanecido con nosotros; 
pero ha sucedido esto para que se manifieste 
que todos éstos no eran de los nuestros. 
¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? 
Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
(1 Juan 2, 18-19, 22)

La palabra "Anticristo" procede del griego αντὶ- (antì-, sustituto, opuesto) y χριστός (khristós, ungido, mesías, Cristo), es decir, "aquel que sustituye o se opone a Cristo".

El Anticristo representa lo contrario a Cristo, niega a Cristo y encarna el Mal en el mundo.

Las Escrituras, los Padres de la Iglesia, algunos teólogos y cardenales hablan claramente de la llegada del Anticristo al final de los tiempos, antes de la venida gloriosa de Cristo. 


La Biblia

"Anticristo" aparece cuatro veces en la Biblia, todas ellas en dos de las cartas del apóstol Juan:

"Hijos míos, estamos en la última hora, y, como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora"  (1 Juan 2, 18).

"Y ¿quién es el mentiroso sino el que dice que Jesús no es el Cristo? Éste es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo" (1 Juan 2, 22).

"Y el que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo" (1 Juan 4, 3).

"Porque han irrumpido en el mundo muchos seductores, que no confiesan a Jesús como el mesías hecho hombre. Ése es el seductor, el Anticristo" (2 Juan 1, 7).


Los Padres de la Iglesia 

Los padres de la Iglesia han hablado del Anticristo en numerosas ocasiones:

Hipólito de Roma en su Tratado de Cristo y el Anticristo, habla de que "El impostor procura compararse a sí mismo en todas las cosas al Hijo de Dios."

San Agustín escribe en sus Comentarios a San Juan"Son anticristos todos los que salen de la Iglesia y se separan de su unidad." 

San Vicente Ferrer en el siglo XV habla sobre la inminente llegada del anticristo y las señales para reconocerlo: “Anticristo se llamará precisamente 'quod est contra Christo' y su doctrina, pero también se opondrá al verdadero vicario de Cristo.” 

León XIII, en su encíclica Humanum Genus de fines del siglo XIX, condena a la Masonería que,  por su moral "naturalista", niega "el fin último del hombre" y la acusa de: "Querer destruir la religión y la Iglesia, y resucitar el paganismo".

Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazareth: "La violencia es un instrumento preferido por el anticristo que sirve a la inhumanidad."

Francisco ha dicho que “Hoy estamos delante de una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva. Detrás y dentro de esto está el espíritu del mal que se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido.”

Teólogos 

También teólogos, cardenales, sacerdotes y personas de fe 

Hildegarda de Bingen en su obra Scivias, afirma que "El "Corruptor" surge del seno mismo de la Iglesia y afirmará que el incesto, la fornicación, el adulterio y otros tales no son pecado."

Joaquín de Fiore en el siglo XII, afirmaba que "Cinco tiempos ya se concluyeron, y cinco de los siete sellos (Apocalipsis 6) han sido ya abiertos. El sexto tiempo debería acabarse con un período oscuro en el que nadie busca la fe o la verdad, en el que la violencia y los conflictos dividen el pueblo cristiano, en el que todo parece perdido, tiempo del Anticristo."

El sacerdote y teólogo jesuita Manuel Lacunza descarta que el Anticristo es "un cuerpo moral anticristiano, compuesto de muchos individuos, cuya característica principal es el odio formal a Jesús, el oponerse a Jesús, perseguir a Jesús, procurar destruirlo, o desterrarlo del mundo, borrando del todo su nombre y su memoria."

Mélanie Calvat afirmó haber recibido un secreto de la Virgen María en la Montagne de la Salette, Francia, el 19 de septiembre de 1846: "Un gran rey ascenderá al trono, y reinará por algunos años. La religión florecerá y se difundirá por toda la tierra y la fertilidad será grande, el mundo feliz de no perderse nada comenzará sus desórdenes, abandonará a Dios y se entregará a sus pasiones criminales. Finalmente, el infierno reinará en la tierra. Será entonces cuando el anticristo nacerá de una monja."

El Cardenal Henry Edward Manning afirma: "La primera gran Revolución Francesa fue la inauguración del reino del Anticristo, de la negación de la fe cristiana y desde ese día hasta hoy, los principios de la turbulencia y la apostasía han azotado y atormentado a los reinos."

El Cardenal jesuita Louis Billot afirma en su análisis sobre el Liberalismo: “Sólo en la primera mitad del siglo XVIII fué cuando la impiedad se convirtió realmente en una potencia. La libertad es un pretexto, un ídolo para seducir a los pueblos.”

El Anticristo

El apóstol Juan nos dice que, en vísperas de la venida de Cristo, se presentaría un anticristo, que negaría al Padre y al Hijo: "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. (1 Juan 2, 18-19, 22 y 2 Juan 1,7).
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En Mateo 24, 24 Jesús habla también en este sentido: "Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán maravillas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos de Dios".

En Apocalipsis 13, 18, Juan nos dice: "El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra es 666."

No se puede definir al Anticristo como una figura individual o personal.  
Más bien, es el deseo de un mundo sin Dios (Rebelión de Satanás) y que conforma ideologías como el ateísmo, el relativismo o el laicismo; anticristos son todos los que reniegan de Cristo y con ello, también a Dios Padre.


El Anticristo:
  • se hará pasar por Cristo, luchando contra Él. 
  • tergiversará las enseñanzas de Cristo, a través de su nueva doctrina (ideología).
  • negará la divinidad de Cristo, es decir, que Jesús es hijo de Dios.

La Apostasía

El apóstol Pablo nos advierte: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios (2 Tesalonicenses 2, 3-4)



Antes de la segunda venida de Cristo tiene que producirse la gran apostasía, es decir, una crisis religiosa/espiritual a escala mundial. Nos advierte que aparecerá "el hombre del pecado", instrumento de perdición, "el rebelde", instrumento de Satanás que se levantará contra Dios, suplantando la Iglesia de Cristo y haciéndose pasar por Dios



Habla en el mismo sentido que Juan habla del anticristo. Es la misma figura misteriosa que representa la maldad en el mundo.



Al presentarse este "sin-ley", y con el poder de Satanás, hará milagrosas señales y prodigios al servicio de la mentira. Y usará todos los engaños y artimañas de la maldad en perjuicio de aquellos hombres que han de perderse (2 Tesalonicenses 2, 9-10).

Interpretaciones del Anticristo

Actualmente hay como tres posiciones frente a estos textos bíblicos que hablan acerca del anticristo:

1.- Interpretación literal. Defendida por grupos religiosos fanáticos o fundamentalistas que tratan de hallar en una determinada persona al anticristo actual, o por polemistas anti-católicos que quieren hacer ver que el Papa es el anticristo, como si el sucesor legítimo de Pedro debiera confundirse con la encarnación del mal. 

2.- Interpretación fantástica. Toman el Apocalipsis como una película de ciencia ficción, como pura fantasía o leyendas antiguas, siendo incapaces de descubrir el profundo mensaje que Dios quiere comunicarnos.

3.- Interpretación católica. Nosotros, los católicos, creemos que el anticristo es el mal y lo contrario al cristianismo. 

Es la realidad del pecado y de la maldad que se ha manifestado y sigue manifestándose en personajes históricos, en grupos de personas, en tendencias o ideologías anticristianas, en sistemas políticos y económicos que quieren aplastar los grandes valores del Reino de Dios: el amor entre los hombres, la justicia en el mundo, la verdadera paz, la fraternidad y la solidaridad...

El Anticristo y los anticristos se encarnan en instituciones humanas, en intereses mundiales que proclaman sutil o abiertamente la guerra a la Iglesia de Cristo, el atropello a los derechos humanos, la idolatría del dinero, del sexo y del poder. 

Es la corriente del mal que invade toda la humanidad. Es fácil ver la acción del Anticristo en el mundo de hoy, por ejemplo en los cultos satánicos, en los suicidios colectivos, en la ideología de género, en la proliferación del aborto, el ataque exclusivo a la Iglesia católica, etc.

Según los textos bíblicos, al final de los tiempos se levantará una figura escatalógica con todo el poder diabólico que provocará una gran mal a escala mundial. "Es el malvado que al fin el Señor lo barrerá con el soplo de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida" (2 Tesalonicenses 2, 8).

Frente a esta realidad del mal, los cristianos no debemos vivir aterrorizados, sino vivir la gran esperanza de Cristo resucitado y dar testimonio suyo en este mundo, tal y como Jesús nos dice: "Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulaciones; pero tened ánimo, que yo he vencido al mundo" (Juan 16, 33).

Lo que dice el Catecismo

¿Cuándo será la segunda venida de Cristo?
La segunda venida de Cristo en gloria y majestad es inminente aunque nadie sabe el día ni la hora.

¿Qué sucederá antes del advenimiento de Cristo?
Antes del día final, la Iglesia deberá pasar una prueba que sacudirá la fe de muchos creyentes. 

Se revelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que será la del Anticristo, es decir, habrá un pseudo-mesianismo en que el hombre se glorificará a sí mismo colocándose en el lugar de Dios.

¿Cómo entrará la Iglesia en la gloria del Reino?
La Iglesia entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su Muerte y su Resurrección.

¿Cómo llegaremos a la plenitud del Reino?
Llegaremos a la plenitud del Reino no necesariamente mediante un triunfo histórico de la Iglesia ante el mundo, sino por una victoria de Dios sobre el mal.

¿Qué sucederá cuando llegue el juicio final?
Jesucristo vendrá con gloria y majestad para llevar a cabo el triunfo del bien sobre el mal que, como el trigo y la paja, habrán crecido juntos en el curso de la historia. Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

domingo, 17 de noviembre de 2019

LA CATEDRAL DE LOS MÁRTIRES

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Hoy, hemos sido convocados a una Eucaristía en acción de gracias por los 143 beatos enterrados en el cementerio de Paracuellos del Jarama y por todos los que dieron su vida en testimonio de la fe. 

Resultado de imagen de paracuellosPara mí, era la primera vez. No conocía el Campo Santo. No había estado antes. 

Había visto muchas veces la gran Cruz Blanca pintada en la colina pero no había contemplado la multitud de cruces blancas que, en palabras del celebrante y obispo Juan Antonio Reig Plá, se elevan como saetas al cielo, configurando lo que se ha llamado la "Catedral de los Mártires".

La Catedral de los Mártires es un recinto sagrado donde miles de "luces" iluminan el mundo, invitándonos a rezar como miembros de la familia de Dios y a aprender a dirigir nuestras vidas por el sendero del amor, la comunión fraterna y la reconciliación.  

La Catedral de lo Mártires es un espacio santo donde miles "almas" de compatriotas y hermanos nos marcan el camino de todo cristiano, dando testimonio visible de Cristo: aquellos que, como el Maestro, entregaron su vida por amor a Dios y amor a su pueblo, España. 

La Catedral de lo Mártires es un lugar de peregrinación donde miles de "cruces" nos animan a aprender del ejemplo radical de aquellos que nos precedieron en el combate de la fe: sacerdotes, religiosos y laicos, cuyas vidas fueron arrebatadas por el único delito de ser católicos. 

La Catedral de lo Mártires es una universidad de amor que nos anuncia el amor a Dios, a España y al prójimo, e incluso a los enemigos, cuando estos ejemplares cristianos, conducidos ante el pelotón de fusilamiento, gritaron: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! ¡Os perdonamos!

La Catedral de lo Mártires es un púlpito de testimonio que nos enseña a ser testigos fieles de Cristo: "la persecución os dará la oportunidad de dar testimonio de mí y, aunque maten vuestros cuerpos, por vuestra perseverancia, salvaréis vuestras almas" (Lucas 21,19).

La Catedral de lo Mártires es una academia de valentía que nos muestra el coraje, la perseverancia, la fortaleza y la seguridad en la victoria definitiva sobre la muerte, para poner toda nuestra esperanza en Cristo, que ha vencido a la muerte.

Resultado de imagen de HERMANDAD DE nUESTRA SEÑORA DE LOS CAIDOS DE PARACUELLOSLa Catedral de lo Mártires es un escuela de patriotismo donde sus héroes nos enseñan el amor a la tierra de nuestros padres, la honra debida a nuestros padres del cuarto mandamiento, el valor de una herencia forjada con esfuerzo y tenacidad, y la defensa de unos valores y principios identitarios. 

La Catedral de lo Mártires es una señal de advertencia que nos recuerda las palabras de Jesús: "Os perseguirán, entregandoos a las cárceles por causa de mi nombre" (Lucas 21, 12) y "seréis odiados por todos a causa de mi nombre" (Mateo 13).

La Catedral de lo Mártires es un emplazamiento de redención y reconciliación que, por la gracia redentora y el amor incondicional de Jesucristo, nos enseña a morir, como Él, perdonando y reconciliando a toda la familia de Dios.

Hoy, he aprendido lo que es el amor a Dios, a la Patria y al prójimo. 

Hoy he aprendido lo que es perdonar, incluso a los enemigos.

Hoy, he aprendido el verdadero camino del cristiano: el martirio.



HOMENAJE A VUESTRA GALLARDÍA Y SUBLIME SACRIFICIO

Señor, Dios de los Ejércitos, 
cuya mano da a los hombres la vida o la muerte, 
en la victoria o en la derrota, 
acuérdate, Señor, de los que defendiendo tu Fe, 
cayeron envueltos con tu nombre en los campos del honor.

Señor, Dios de los cielos, Esencia de amor y paz, 
acuérdate de quienes en la lucha por el triunfo de Tu amor entre los humanos, 
dejaron sus cuerpos rotos en el camio del martirio, 
ofrendando sus vidas con serenidad y resignación.

Señor, Dios de Justicia, principio y fin de todas las cosas, 
acuérdate de quienes imitaron el sacrificio de Tu Hijo, 
muerto en la Cruz por la redención del mundo, 
ofrendando el sagrado tributo de su juventud generosa, 
para hacer mejores a los que quedamos.

Señor, Tú que sabes lo efímero de esta vida, 
bendice los sueños de los que cayeron. 

Ten en tu divina presencia a los que tanto te amaron, 
amando tanto a la humanidad.

Guíalos por Tu Reino para que, desde los luceros,
inspiren nuestros actos 
y Tu nombre sea bendecido 
y alabado por los siglos de los siglos.
Amén.

(Oración de la Hermandad de Nuestra Señora de los Caídos de Paracuellos del Jarama)



sábado, 16 de noviembre de 2019

DIOS ES MI ÚNICO PÚBLICO

"¿A quién busco agradar?
¿A los hombres o a Dios?
 ¿Acaso tengo que agradar a los hombres? 
Si tratara de agradar a los hombres, 
no agradaría a Dios."
(Gálatas 1,10)

En la facultad me enseñaron que lo importante es la imagen, la fachada. Aprendí a dar a conocer al mundo "mi producto", comunicar bien sus fortalezas, para "venderlo" al mayor número de personas posibles.

En la sociedad me enseñan lo mismo: que lo importante es dar una buena imagen al exterior, "quedar bien", presumir de lo que hago bien, mostrar mis méritos, que los demás sepan qué importante soy y el lugar que ocupo en la escala social.

Pero todo eso...es agotador. Y es que todos estamos expuestos a un público que determina, en buena medida, nuestras actitudes y nuestros comportamientos.
Vivimos en una sociedad de la imagen y la tecnología donde parece que nuestra vida dependa de los "likes" de las redes sociales, de la cantidad de amigos o "vistas" que tengamos. En definitiva, obsesionados por gustar a todo el mundo.

Vivimos en una cultura exterior que nos esclaviza, que nos hace completamente dependientes de la imagen que damos a los demás, sin darnos cuenta de que hay Alguien que lo ve todo.

Hemos cambiado nuestra vida interior por la exterior. Hemos cambiado nuestra vocación de agradar a Dios por gustar a los hombres. Hemos dejado nuestra intención de adorar a Dios para dejarnos alabar por el mundo.

Sucumbimos ante el engaño de pensar que lo importante es hacer cosas para que nos vean, decir cosas para quedar bien, o querer demostrar lo que no somos o, incluso, "lo buenos cristianos que somos".
En mi camino de fe he aprendido una máxima: Dios es mi único público. Porque he sido creado por y para Él. Y no tengo que dar cuentas al mundo ni aparentar algo que no soy.

Porque es Dios quien, desde la distancia, observa cómo edifico mi vida conforme a Su voluntad, cómo trabajo para Su Reino y, sobre todo, cómo amo de verdad. 

Porque Dios jamás se entromete en mi vida ni en mis decisiones. Pero siempre que le necesito, allí está. Siempre que le pido consejo, allí está. Siempre que le pido ayuda, allí está... en lo escondido, en el silencio.

Porque Dios me ha liberado del juicio externo del mundo para hacerme comprender que soy como Él ha querido que sea y que no tengo que intentar ser de otra manera.Porque mi identidad más honda no es la que yo formo hacia el exterior, sino la que me ha sido dada por Dios.

Porque a Dios no puedo engañarle ni dar una falsa apariencia de como soy. Él ve las verdaderas intenciones y las motivaciones más profundas de mi corazón.

Y porque sé que si mi prioridad se basa en las críticas o en los aplausos
 de los demás, nunca contentaré a todos, nunca podré agradar a todos. Ahora, mi único objetivo es agradar a Dios.

El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 1, 10 nos pregunta a quien queremos o a quien tenemos que agradar. El evangelista Mateo 6,1-7 nos exhorta a no ser hipócritas ni charlatanes; a no hacer cosas para que nos vean, de "cara a la galería"; a no buscar el agrado o la alabanza del mundo porque ello no conlleva mérito alguno; a que todo lo hagamos sea en secreto y para agradar a Dios, y Él nos recompensará.

Se puede decir más alto, pero no más claro: Dios es mi público y es a Él a quien tengo que agradar... cuando sirvo, cuando doy, cuando rezo...en todo momento.