Hijos míos, estamos en la última hora,
y, como habéis oído, el anticristo viene;
y ahora ya han surgido muchos anticristos;
por eso conocemos que es la última hora.
Han surgido de entre nosotros,
pero no eran de los nuestros;
porque si hubieran sido de los nuestros,
hubieran permanecido con nosotros;
pero ha sucedido esto para que se manifieste
que todos éstos no eran de los nuestros.
¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
(1 Juan 2, 18-19, 22)
La palabra "Anticristo" procede del griego αντὶ- (antì-, sustituto, opuesto) y χριστός (khristós, ungido, mesías, Cristo), es decir, "aquel que sustituye o se opone a Cristo".
El Anticristo representa lo contrario a Cristo, niega a Cristo y encarna el Mal en el mundo.
Las Escrituras, los Padres de la Iglesia, algunos teólogos y cardenales hablan claramente de la llegada del Anticristo al final de los tiempos, antes de la venida gloriosa de Cristo.
La Biblia
"Anticristo" aparece cuatro veces en la Biblia, todas ellas en dos de las cartas del apóstol Juan:
"Hijos míos, estamos en la última hora, y, como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora" (1 Juan 2, 18).
"Y ¿quién es el mentiroso sino el que dice que Jesús no es el Cristo? Éste es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo" (1 Juan 2, 22).
"Y el que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo" (1 Juan 4, 3).
"Porque han irrumpido en el mundo muchos seductores, que no confiesan a Jesús como el mesías hecho hombre. Ése es el seductor, el Anticristo" (2 Juan 1, 7).
Los Padres de la Iglesia
Los padres de la Iglesia han hablado del Anticristo en numerosas ocasiones:
Hipólito de Roma en su Tratado de Cristo y el Anticristo, habla de que "El impostor procura compararse a sí mismo en todas las cosas al Hijo de Dios."
San Agustín escribe en sus Comentarios a San Juan: "Son anticristos todos los que salen de la Iglesia y se separan de su unidad."
San Vicente Ferrer en el siglo XV habla sobre la inminente llegada del anticristo y las señales para reconocerlo: “Anticristo se llamará precisamente 'quod est contra Christo' y su doctrina, pero también se opondrá al verdadero vicario de Cristo.”
León XIII, en su encíclica Humanum Genus de fines del siglo XIX, condena a la Masonería que, por su moral "naturalista", niega "el fin último del hombre" y la acusa de: "Querer destruir la religión y la Iglesia, y resucitar el paganismo".
Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazareth: "La violencia es un instrumento preferido por el anticristo que sirve a la inhumanidad."
Francisco ha dicho que “Hoy estamos delante de una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva. Detrás y dentro de esto está el espíritu del mal que se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido.”
Teólogos
También teólogos, cardenales, sacerdotes y personas de fe :
Hildegarda de Bingen en su obra Scivias, afirma que "El "Corruptor" surge del seno mismo de la Iglesia y afirmará que el incesto, la fornicación, el adulterio y otros tales no son pecado."
Joaquín de Fiore en el siglo XII, afirmaba que "Cinco tiempos ya se concluyeron, y cinco de los siete sellos (Apocalipsis 6) han sido ya abiertos. El sexto tiempo debería acabarse con un período oscuro en el que nadie busca la fe o la verdad, en el que la violencia y los conflictos dividen el pueblo cristiano, en el que todo parece perdido, tiempo del Anticristo."
El sacerdote y teólogo jesuita Manuel Lacunza descarta que el Anticristo es "un cuerpo moral anticristiano, compuesto de muchos individuos, cuya característica principal es el odio formal a Jesús, el oponerse a Jesús, perseguir a Jesús, procurar destruirlo, o desterrarlo del mundo, borrando del todo su nombre y su memoria."
Mélanie Calvat afirmó haber recibido un secreto de la Virgen María en la Montagne de la Salette, Francia, el 19 de septiembre de 1846: "Un gran rey ascenderá al trono, y reinará por algunos años. La religión florecerá y se difundirá por toda la tierra y la fertilidad será grande, el mundo feliz de no perderse nada comenzará sus desórdenes, abandonará a Dios y se entregará a sus pasiones criminales. Finalmente, el infierno reinará en la tierra. Será entonces cuando el anticristo nacerá de una monja."
El Cardenal Henry Edward Manning afirma: "La primera gran Revolución Francesa fue la inauguración del reino del Anticristo, de la negación de la fe cristiana y desde ese día hasta hoy, los principios de la turbulencia y la apostasía han azotado y atormentado a los reinos."
El Cardenal jesuita Louis Billot afirma en su análisis sobre el Liberalismo: “Sólo en la primera mitad del siglo XVIII fué cuando la impiedad se convirtió realmente en una potencia. La libertad es un pretexto, un ídolo para seducir a los pueblos.”
El Anticristo
El apóstol Juan nos dice que, en vísperas de la venida de Cristo, se presentaría un anticristo, que negaría al Padre y al Hijo: "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. (1 Juan 2, 18-19, 22 y 2 Juan 1,7).
En Mateo 24, 24 Jesús habla también en este sentido: "Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán maravillas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos de Dios".
En Apocalipsis 13, 18, Juan nos dice: "El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra es 666."
No se puede definir al Anticristo como una figura individual o personal. Más bien, es el deseo de un mundo sin Dios (Rebelión de Satanás) y que conforma ideologías como el ateísmo, el relativismo o el laicismo; anticristos son todos los que reniegan de Cristo y con ello, también a Dios Padre.
El Anticristo:
- se hará pasar por Cristo, luchando contra Él.
- tergiversará las enseñanzas de Cristo, a través de su nueva doctrina (ideología).
- negará la divinidad de Cristo, es decir, que Jesús es hijo de Dios.
La Apostasía
El apóstol Pablo nos advierte: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios (2 Tesalonicenses 2, 3-4)
Antes de la segunda venida de Cristo tiene que producirse la gran apostasía, es decir, una crisis religiosa/espiritual a escala mundial. Nos advierte que aparecerá "el hombre del pecado", instrumento de perdición, "el rebelde", instrumento de Satanás que se levantará contra Dios, suplantando la Iglesia de Cristo y haciéndose pasar por Dios.
Habla en el mismo sentido que Juan habla del anticristo. Es la misma figura misteriosa que representa la maldad en el mundo.
Al presentarse este "sin-ley", y con el poder de Satanás, hará milagrosas señales y prodigios al servicio de la mentira. Y usará todos los engaños y artimañas de la maldad en perjuicio de aquellos hombres que han de perderse (2 Tesalonicenses 2, 9-10).
Interpretaciones del Anticristo
Actualmente hay como tres posiciones frente a estos textos bíblicos que hablan acerca del anticristo:
1.- Interpretación literal. Defendida por grupos religiosos fanáticos o fundamentalistas que tratan de hallar en una determinada persona al anticristo actual, o por polemistas anti-católicos que quieren hacer ver que el Papa es el anticristo, como si el sucesor legítimo de Pedro debiera confundirse con la encarnación del mal.
2.- Interpretación fantástica. Toman el Apocalipsis como una película de ciencia ficción, como pura fantasía o leyendas antiguas, siendo incapaces de descubrir el profundo mensaje que Dios quiere comunicarnos.
3.- Interpretación católica. Nosotros, los católicos, creemos que el anticristo es el mal y lo contrario al cristianismo.
Es la realidad del pecado y de la maldad que se ha manifestado y sigue manifestándose en personajes históricos, en grupos de personas, en tendencias o ideologías anticristianas, en sistemas políticos y económicos que quieren aplastar los grandes valores del Reino de Dios: el amor entre los hombres, la justicia en el mundo, la verdadera paz, la fraternidad y la solidaridad...
El Anticristo y los anticristos se encarnan en instituciones humanas, en intereses mundiales que proclaman sutil o abiertamente la guerra a la Iglesia de Cristo, el atropello a los derechos humanos, la idolatría del dinero, del sexo y del poder.
Es la corriente del mal que invade toda la humanidad. Es fácil ver la acción del Anticristo en el mundo de hoy, por ejemplo en los cultos satánicos, en los suicidios colectivos, en la ideología de género, en la proliferación del aborto, el ataque exclusivo a la Iglesia católica, etc.
Según los textos bíblicos, al final de los tiempos se levantará una figura escatalógica con todo el poder diabólico que provocará una gran mal a escala mundial. "Es el malvado que al fin el Señor lo barrerá con el soplo de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida" (2 Tesalonicenses 2, 8).
Frente a esta realidad del mal, los cristianos no debemos vivir aterrorizados, sino vivir la gran esperanza de Cristo resucitado y dar testimonio suyo en este mundo, tal y como Jesús nos dice: "Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulaciones; pero tened ánimo, que yo he vencido al mundo" (Juan 16, 33).
Lo que dice el Catecismo
¿Cuándo será la segunda venida de Cristo?
La segunda venida de Cristo en gloria y majestad es inminente aunque nadie sabe el día ni la hora.
¿Qué sucederá antes del advenimiento de Cristo?
Antes del día final, la Iglesia deberá pasar una prueba que sacudirá la fe de muchos creyentes.
Se revelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que será la del Anticristo, es decir, habrá un pseudo-mesianismo en que el hombre se glorificará a sí mismo colocándose en el lugar de Dios.
¿Cómo entrará la Iglesia en la gloria del Reino?
La Iglesia entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su Muerte y su Resurrección.
¿Cómo llegaremos a la plenitud del Reino?
Llegaremos a la plenitud del Reino no necesariamente mediante un triunfo histórico de la Iglesia ante el mundo, sino por una victoria de Dios sobre el mal.
¿Qué sucederá cuando llegue el juicio final?
Jesucristo vendrá con gloria y majestad para llevar a cabo el triunfo del bien sobre el mal que, como el trigo y la paja, habrán crecido juntos en el curso de la historia. Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.