¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 6 de enero de 2025

LAS SIETE IGLESIAS: SARDES (5)

 

SARDES (1517-1798 d.C.)
Una iglesia complacida que se anuncia así misma (Ap 3,1-6)

Las cuatro primeras iglesias representan el auge histórico del cristianismo que alcanza su máximo esplendor en la alta Edad Media.

A partir de la siguiente iglesia, Sardes, comienza la decadencia de la Iglesia. Las fuerzas diabólicas recibirán el poder de hacer la guerra a los santos y vencerlos, preparando el camino al Anticristo.

Interpretación historicista

Representa la época del Renacimiento, del Racionalismo, del Humanismo, del laicismo, de la purificación/reforma de la Iglesia (Contrarreforma), período que abarca desde la Reforma Protestante hasta la Revolución Francesa.

v. 1 Significado teológico

Sardes significa "aquello que permanece". Sardes manifiesta una aparente belleza (renacimiento) pero ha dejado de mirar a Dios para contemplarse a sí misma. Se complace a sí misma, se celebra así misma. Está ensimismada.

A pesar de la numerosa comunidad judía de Sardes, esta iglesia no tiene enemigos, ni hay falsos maestros ni "Jezabeles" ni tampoco "nicolaítas".

Sin embargo, se encuentra en una situación grave: ¡No hay nada! Es una Iglesia muerta, sin vida espiritual. “La fe si no tiene obras, está muerta por dentro” (Stg 2,17). Sus miembros son "zombis espirituales". No es una Iglesia verdadera. Es una Iglesia de “apariencias”. Es una “apostasía silenciosa”.

v. 1 Títulos del Señor

El que tiene los siete espíritus de Dios: plenitud del Espíritu Santo, los siete dones del Espíritu.

v. 1 Alabanzas (0)

Es la carta más dura junto a la de Laodicea. No tiene alabanzas. Ya se alaba ella misma.

v. 1-2 Amonestaciones (2)

  • Tienes nombre como de quien vive, pero estás muerto: vive de “apariencias”, de “tradiciones y costumbres”. "Tendrán la apariencia de piedad, pero habrán renegado de su fuerza” (2 Tm 3,5); “La fe, si no tiene obras, está muerta” (Stg 2,17)

  • no he encontrado tus obras perfectas delante de mi Dios: no hay gracia en sus actos, todas sus obras carecen de trascendencia. Son sólo “cumplimiento”, la sal se vuelve sosa. “Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa ¿con qué se salará?” (Mt 5,13-16)

No es reprendida por motivos doctrinales, ni por idolatría, ni por falsos profetas, ni por obras condenatorias, sino porque pretende recibir la gracia de ella misma, no de Dios.

Es una Iglesia llena de carismas que acomoda la fe a su imagen, no a la de Cristo. Es más una ONG que una Iglesia (por eso está bien vista a ojos del mundo): no hace malas obras, pero las hace como cualquier otra institución humana: no lleva almas al Señor, no tiene sentido divino sino humano.

La atención se desplaza del mensaje a la institución, de la luz al candelabro, de Dios al hombre: es el “anti testimonio cristiano” (otra vez el 666).

Cuidado: cuando apartamos la mirada de Dios y nos miramos a nosotros mismos, desaparece la gracia y entra el pecado (el primero, el orgullo, por el que entran todos los demás). Es lo que le ocurrió a Satanás: “Se contempló por un instante y cayó”.

v. 3 Advertencias (3)

  • Sé vigilante y reanima lo que te queda, reteniendo lo que hay bueno en ti: Orar, formarse y vivir la fe con coherencia y autenticidad: vigilancia, oración y sacramentos.
  • Recuerda lo que has aprendido: sólo la escucha de la Palabra puede revivir una fe muerta, sólo Cristo puede resucitarnos, convertirnos.
  • Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti: al perder la gracia, no hay discernimiento para reconocer a Cristo cuando venga y le confundiremos con un extraño, con un ladrón (Mc 13,33-37; Mt 24,42-44). Ladrón: ¿Concilio de Trento? ¿Revolución Francesa?
Sardes ha dejado de lado la Palabra de Dios, la explica sin amor y sin entusiasmo, ya no toca su corazón. No vive la Eucaristía, “va” a la iglesia a “escuchar” misa pero no le dice nada, no participa. 

La predicación del Evangelio que hace es vana y fútil, es una predicación de sí mismaEs el signo más manifiesto de la muerte espiritual: tan sólo “cumple”. Es una Iglesia de “cumplimiento”, es decir, “cumple” y “miente”.

La Contrarreforma es la respuesta de la Iglesia a las exhortaciones del Señor y su punto culminante: El Concilio de Trento (1545-1563).

Sin embargo, Sardes es sorprendida por el ladrón que viene por la noche: la Revolución Francesa que remata a Cristiandad, ya herida de muerte con la Reforma Protestante. Y también por el nacimiento de la masonería en el s. XIX, que preparará la llegada del Anticristo.

v. 4 Promesas (2)

  • caminarán conmigo: siguen a Cristo, vestidos de blanco: resurrección y dignidad sacerdotal, santidad
  • confesaré su nombre delante de mi Padre y sus ángeles: serán reconocidos por su nombre, es decir, recuperarán la semejanza de Dios, perdida en el Edén.

v. 4 Vencedor

El vencedor no es el que se sabe la Palabra de memoria ni el gran teólogo sino:
    - el que la guarda en su corazón, la vive y se alimenta de Ella
    - el que acomoda su vida a la Palabra y no la Palabra a su vida.

Tienes en Sardes unas cuantas personas que no han manchado sus vestiduras: el “resto fiel” que mantiene viva a la Iglesia con el perfume del amor, que guarda la Palabra en su corazón humilde y no permite que sea sofocada por el mundo:

Lleva siempre vestidos blancos, y no falte el perfume en tu cabeza” (Qo 9,8)

Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará más el mal, no mentirá ni habrá engaño en su boca” (Sof 3, 12-13)

El Señor nuestro Dios nos ha otorgado la gracia de dejarnos un resto y de concedernos un lugar en el templo santo. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud” (Esd 9,8) 

El resto de fieles son la cantidad de santos que suscita el Espíritu Santo en esta etapa de la Iglesia: Santo Tomás Moro, San Vicente Ferrer, Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Felipe Neri y San Francisco Javier.

Son estos grandes santos, quienes hasta entonces, han impedido la llegada del Anticristo. Su premio es la canonización, su inscripción en el “libro de la vida”. Las canonizaciones se hacen muy  habituales y continuas en esta era de la Iglesia.

v. 5 Exhortación

Cristo nos invita a:
    - reavivar la fe
    - despertar del letargo
    - vivir la fe y el amor con la Palabra
    - contrarrestar la “gran apostasía” de este mundo

domingo, 5 de enero de 2025

LAS SIETE IGLESIAS: TIATIRA (4)

 

TIATIRA (538-1517 d.C.)
Una iglesia que crece pero cuyas obras quedan oscurecidas (Ap 2,18-29)

Interpretación historicista

Representa la época de la Cristiandad, de las órdenes monásticas, del Islam, del descubrimiento y evangelización de América, y de la cosecha abundante de santos que sube como aroma agradable al cielo, que abarca desde la caída del Imperio romano de Occidente hasta la la Reforma Protestante.

v. 18 Significado teológico

Es la carta más larga y la que se encuentra en el centro de las siete. Tiatira no es perseguida como Pérgamo o Esmirna, ni fría o indiferente como Éfeso.

Tiene obras y, por tanto, crecimiento: cruzadas, catedrales, universidades, la Summa Teológica de santo Tomás de Aquino, las grandes órdenes monásticas, las grandes conquistas, el descubrimiento y evangelización de América, de África y de Asia, la fundación de la Cristiandad europea y el surgimiento de las modernas naciones católicas.

Tiatira significa "aroma", "iluminada". Los de Tiatira se consideran cristianos a tiempo parcial. Crecen espiritualmente (“aroma”), pero sus obras quedan oscurecidas porque tiene una “profetisa” infiltrada: Jezabel, la mujer egipcia del rey Ajab que indujo a Israel a la idolatría (1Re 16,29-19,21) que representa la corrupción interna.

Es una iglesia inconsciente, insensata y permisiva. No tiene discernimiento, no distingue entre el bien y el mal: permite todo, “todo vale” (mundanización).

v. 18 Títulos del Señor

  • El Hijo de Dios, ojos de llama de fuego: celo ardiente de Jesucristo por su Iglesia (nada se escapa ni se resiste a su mirada): discernimiento y poder purificador.
  • Pies de bronce bruñidofirmeza y autoridad de Cristo en la Iglesia.

v.19 Alabanzas (5)

Amor, fe, servicio, perseverancia, crecimiento espiritual: evangelización (América, África y Asia).

vs.20-21 Amonestaciones (2)

Profundidades de Satanás: gnosticismo idolátrico (Jezabel=New Age) y corrupción eclesial (feudalismo=poder político de la Iglesia) que provoca en el clero:
  • frivolidad/molicie: comodidad moral, tibieza, relativismo
  • corrupción moral: inmoralidades, ambiciones, intrigas de poder, mundanización
  • simonía: compra/venta de bienes espirituales (negocio)
Es la época de la Apostasía eclesial (con 15 antipapas y con el cisma de Aviñón) que produce un gran daño en la Iglesia: provoca división, haciendo imposible la comunión.

Le he dado un tiempo para que se convierta: 10 siglos

pero no quiere convertirse de su fornicación: ansia de poder político. La única solución: la reforma de la Iglesia.

v.22-23 Advertencias (4)

  • La voy a postrar en la cama: positivo: órdenes monásticas / negativo: peste negra
  • Pasarán una gran tribulación: división de la Iglesia, invasiones islámicas
  • A sus hijos, los heriré de muerte: excomunión, separación de la Iglesia
  • Mantén lo que tienes: fidelidad

v. 24-26 Promesas (3)

  • Autoridad y poder sobre las naciones: participación en la victoria de Cristo (promesa mesiánica del Salmo 2). También, conquista y evangelización de nuevas tierras; perfeccionamiento del culto, la liturgia y el derecho canónico.
  • Las pastoreará con cetro de hierro: ¿siglo de hierro del pontificado?  por las luchas entre papas y reyes por el poder político.
  • La estrella de la mañana (Nm 24,17; 2Pe 1,19; 22,16): luz que pone fin a la oscuridad, la Luz del mundo (Jn 8,12), es decir, Cristo
Muchos ven en la estrella de la mañana a la Virgen María que anuncia la llegada del Sol. A partir de la siguiente época, comenzará a aparecerse a los hombres con una frecuencia sin precedentes. aHasta el final de la Edad Media se cuentan sólo 5 apariciones marianas:
      • 40 d.C. (Zaragoza-Virgen del Pilar)
      • 358 d.C. (Monte Esquilino - Virgen de las Nieves)
      • 1061 d.C. (Washingham-Virgen de Washingham)
      • 1208 d.C. (Prouielle-Virgen de Prouielle)
      • 1251 d.C. (Monte Carmelo - Virgen del Carmen)
Desde el año 1500 hasta nuestros días se cuentan más de 20 apariciones con un mismo mensaje: una llamada urgente a la conversión, a la oración y a la penitencia (ayuno).

v. 26-28 Vencedor

Vencedor es quien escucha la Palabra de Dios y la guarda en el corazón
Vencedor es quien es capaz de distinguir el bien y el mal
Vencedor es quien corrige
Vencedor es quien evangeliza

v. 25 Exhortación

Cristo nos llama a:
  • mantenernos fieles y guardar la fe
  • tener discernimiento para no dar “palos de ciego”

jueves, 2 de enero de 2025

LAS SIETE IGLESIAS: PÉRGAMO (3)

PÉRGAMO (313-538 d.C.)
Una iglesia que debe luchar (Ap 2,12-17)

Interpretación historicista

Representa el período de la historia cristiana posterior a la conversión del emperador Constantino al cristianismo y el establecimiento de la unión plena de la Iglesia y el Estado.

Representa la época de la iluminación de la Iglesia, de la teología de los padres y doctores de la Iglesia, desde el s. IV hasta el inicio de la Edad Media. 

En este período, la Iglesia pasa de ser perseguida a perseguidora pero también representa el período de las grandes herejías.

v. 12 Significado teológico

Pérgamo significa "alturaelevación" porque estaba construida sobre una colina elevada. y también, "pergamino". 

Es la primera ciudad imperial romana de Asia Menor, y sede de muchos templos y cultos paganos: la primera en la que se erige un templo para dar culto divino al emperador Augusto (trono de Satanás) que representa la adoración al hombre (666).

Es la primera Iglesia en sufrir persecución y martirio (Antipas, obispo de Pérgamo y primer mártir de Asia) y está en el centro de la propaganda imperial (paganismo, idolatría e inmoralidad). 

v. 12 Títulos del Señor

El que tiene la espada aguda de doble filo: Cristo, la Palabra de Dios que:
        • Penetra y escruta mentes y corazones: revela pensamientos y pecados ocultos
        • Interpela al hombre, quien debe tomar partido: manifestar la fe o negarla
        • Doble filo de la Palabra de Dios: desenmascara el mal

v. 13: Alabanzas (3)

Habitas donde está el trono de Satanás: idolatría y costumbres paganas (inmoralidad)

No has renegado de mi fe: fidelidad en la prueba y perseverancia ante el martirio

Te aferras a mi nombre: defensa de la doctrina

vs.14-15: Amonestaciones (2)

Toleras a los de Balaán (Nm 31,16): costumbres del paganismo greco-romano y herejías (arrianismo, que niega la Trinidad). Cuando se cede a la ambigüedad y al subjetivismo en su interpretación, la Palabra “pierde el doble filo”, se vacía de contenido y se convierte en martillo que no cura sino que golpea.

Soportas a los nicolaítas: doctrinas gnósticas que proponen un evangelio adulterado, corrompido o “light” que escandaliza a los pequeños y es motivo de intervención del Señor, quien los expulsa de la Iglesia.

Pérgamo se enfrenta a dos enemigos:
externo (Imperio Romano): paganismo. Muchos cristianos acaban participando en los cultos y sacrificios del templo al emperador, en orgías y en costumbres paganas.
interno (Nicolaítas): mundanización. Muchos cristianos acaban sucumbiendo al relativismo y a la relajación moral (como en Éfeso).

Algunos se hacen cómplices del mundo y penetra en Pérgamo la herejía y la gran apostasía. Al asumir el espíritu del Imperio se adapta al paganismo y a la inmoralidad del mundo.

v.16 Advertencias (1)

Los combatiré con la espada de mi boca: en referencia a los teólogos cristianos que combatirán las herejías contra el Evangelio. El cristiano combate con la Palabra de Dios en la soledad del desierto (prueba), donde tiene que vencer las tentaciones de Satanás, como hizo Cristo (Mt 4, 1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13).

v. 17 Promesas (3)

Maná escondido: la Eucaristía. En el desierto (del mundo) recibimos el maná (sacramento) que nos alimenta y consuela de todas las renuncias que implica la fidelidad a Cristo: Eucaristía=Palabra + Sacrificio, y que nos transforma para la vida eterna.

Piedra blanca (tomada de Is 62,2-3): la Confesión. Referencia al modo de dirimir un litigio que tenían en el mundo greco-romano: se colocaban dos piedrecitas en un saquito, la blanca para la absolución y la negra para la condena.

Nombre nuevo: el Bautismo. Nacimiento a la vida divina: nos convertimos en hijos de Dios.

v. 17 Vencedor

Vencedor es quien recibe la conversión en el Bautismo (el nombre nuevo), el perdón en la Confesión (la piedra blanca) y la gracia en la Eucaristía (el maná escondido)

v. 17 Exhortación

Cristo nos llama a la conversión y a la firmeza en la fe contra las falsas doctrinas y las costumbres paganas que intentan vaciar de contenido el Evangelio.

LAS SIETE IGLESIAS: ESMIRNA (2)

ESMIRNA (81-313 d.C.)
Una iglesia que es perseguida y calumniada (Ap 2,8-11)

Interpretación historicista

Representa el período de las diez grandes persecuciones romanas  que comenzaron con Nerón, se hicieron más cruentas con Diocleciano, exactamente diez años ("diez días proféticos"), y terminaron con Juliano (aunque muy locales y esporádicas):
  1. Nerón:  64-68 d.C.
  2. Domiciano: 81-96 d.C.
  3. Trajano: 109-111 d.C.
  4. Marco Aurelio: 161-180 d.C.
  5. Septimio Severo: 202-210 d.C.
  6. Maximiano: 235-238 d.C.
  7. Decio: 249-251 d.C.
  8. Valeriano: 256-259 d.C.
  9. Diocleciano: 303-313 d.C.
  10. Juliano: 361-363 d.C.
Representa la época de los mártires pero también de los apologistas, que defenderán el cristianismo frente a las autoridades imperiales romanas, la autoridades intelectuales paganas y las autoridades religiosas judías.

Significado teológico

Esmirna significa “corona de Asia”, por la belleza y riqueza de los monumentos que rodeaban la cima sobre la que estaba construida. 

También, significa "mirra", sustancia aromática utilizada para embalsamar a los muertos, e "irrigación", que simboliza que la sangre de los mártires sirve de esparcimiento aromático del Evangelio.

v. 8 Títulos del Señor
  • El primero y el último: el Señor de la historia, el modelo de la creación humana y quien obtiene la victoria final en la historia
  • El que estuvo muerto y ha vuelto a la vida: el primero en ser resucitado entre los muertos. Así como Él venció a la muerte, los que le sigan, la vencerán también
v. 9: Alabanzas (3)
  • tribulación : sufre persecución (romanos).
Esmirna se enfrenta a la dura prueba de las crueles y sangrientas persecuciones del Imperio romano que durarán tres siglos y cuyo objetivo es hacer apostatar de la fe a los cristianos
      • y calumnias: denuncias falsas de la sinagoga de Satán (judíos) y ataques de los filósofos helenistas (paganos) 
      La sinagoga de Satán se refiere a la numerosa y hostil comunidad judía: “Vosotros sois de vuestro padre el diablo” (Jn 8,44). Ignacio de Antioquía enviará una carta a esta iglesia (110 d.C.), en la que reflejará la misma situación que san Juan.

      Mientras que el peligro de Éfeso es la pérdida del amor y los falsos profetas, en Esmirna, la amenaza es la tribulación. Es una iglesia perseguida y calumniada por causa de Cristo pero irreprochable
      • tu pobreza (aunque eres rico): aquel que sabe que todo lo puede en Cristo y que nada puede sin Cristo: su riqueza es la gracia recibida por la fe heroica ante la tribulación.
      Esmirna es la Iglesia de las Bienaventuranzas: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será el Reino de los Cielos” (Mt 5,3). San Juan habla de tribulación y miseria pero también de riqueza: martirio y bienaventuranza.

      v. 9: Amonestaciones (0) 

      Cristo no dirige a esta Iglesia ningún reproche para reforzar su esperanza. Se presenta como quien ha padecido igual que ellos hasta la muerte, pero ahora vive, para mostrar que los sufrimientos no son en vano.

      v.10 Advertencias (2)

      • No tengas miedoel sufrimiento cristiano no es masoquismo. El martirio tiene un sentido: contribuir a la realización del Reino de Dios. “Nos gloriamos incluso en las tribulaciones…porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado” (Rm 5,3.6). “Si morimos por Cristo, resucitaremos con Él“ (Rm 6,4.8-11; 8,11). Nada ni nadie nos separará del amor de Dios” (Rm 8,35). “Para mí la vida es Cristo y el morir una ganancia” (Flp 1,21).
      • El Diablo se ensañará contra vosotros, serán 10 días de prueba: las 10 grandes persecuciones romanas. El número 10 representa un periodo de prueba temporal y finito (Dn 1,12-15). El “Imperio” (el mal) tiene los “días contados”. 

      v. 10 Promesa

      Sé fiel hasta la muerte: referencia al martirio de Policarpo, obispo de Esmirna y padre de la Iglesia, discípulo de Juan (167 d.C.), que morirá por Cristo.

      y te daré la corona de la vida: la corona de espinas de Cristo. El martirio lleva directamente a la santidad, a la gloria y a la vida eterna.

      v. 11 Vencedor

      Vencedor es quien da la vida por amor a Dios y al prójimo. 

      No sufrirá la muerte segunda: referencia a ser preservados de la muerte espiritual (del alma), de la condenación eterna.

      v. 11 Exhortación

      Cristo nos llama a:

      - mantener la fe en la prueba hasta el final
      - no temer a la muerte, en la confianza de que Cristo está con nosotros
      - “dar la vida” porque “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13)

      miércoles, 1 de enero de 2025

      LAS SIETE IGLESIAS: ÉFESO (1)

       

      ÉFESO (31-81 d.C.)
      Una iglesia que ha abandonado su primer amor (Ap 2,1-7)

      Interpretación historicista

      Representa la siembra del Evangelio, el trabajo apostólico y la predicación de la Iglesia en el siglo I, en su primer estado de pureza, durante la vida de los apóstoles.

      Significado teológico

      Éfeso significa "deseable". Es la Iglesia “Madre” (Hch 19) y dirige a las demás. Es la 1ª iglesia de Asia, fundada por San Pablo y en la que San Juan fue su primer obispo. En esta ciudad imperial vivió muchos años la Virgen María.

      Éfeso no es cualquier Iglesia, es el paradigma de la Iglesia. Jesús camina y lleva a la Iglesia en su mano derecha, es decir, vive en ella y la dirige. No son los hombres los que gobiernan la iglesia.

      v. 1 Títulos del Señor 

      • El que tiene las siete estrellas en su derecha: autoridad de Cristo en su Iglesia.
      • El que anda en medio de los siete candelabros de oro: presencia de Jesús en su Iglesia.

      vs. 2-3: Alabanzas (7)

      Hace casi todo bien: evangeliza, lucha por la verdad y persevera en la doctrina, odia la mentira y es intransigente con el mal, combate las herejías y sufre persecución.

      v. 4: Amonestaciones (1)

      Ha abandonado el primer amor: “Recuerdo tu cariño juvenil, el amor que me tenías de novia, cuando ibas tras de mí por el desierto” (Jr 2,2).

      Éfeso es una Iglesia que ya no ama al prójimo. Es una iglesia formalista, legalista, rigurosa, activista: sigue las normas, defiende la doctrina... pero lo hace sin amor…de nada vale todo lo que hace. 

      El enfriamiento de la caridad es el tema escatológico por excelencia:

      y, al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría; pero el que persevere hasta el final se salvará (Mt 24,12-13); "Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles… Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber…si tuviera fe como para mover montañas… Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados…si entregara mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría"  (1 Cor 13,1-3).

      Sin amor, la Iglesia está muerta: el servicio se convierte en un “deber” y no en un “querer”.

      Sin amor, pierde la capacidad de ser testigo del amor de Dios: “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis unos a otros” (Jn 13,35).

      Es un mensaje de advertencia para todos nosotros: entramos a la fe cristiana con entusiasmo y con ganas, pero después de un tiempo, se vuelve algo rutinaria y perdemos ese primer ardor. 

      Nos volvemos legalistas y rigurosos, sólo nos fijamos en los defectos de los demás y no estamos dispuestos a pasarlos por alto. Entonces empiezan a surgir los problemas y los resentimientos, las envidias y las divisiones. 

      vs. 5-6 Advertencias (2)

      Removeré tu candelabro: Pérdida de gracia. Donde no hay amor, no está Dios y la gracia desaparece…

      se llaman apóstoles pero no lo son

      -Gnósticos: sincretismo, magia, superstición, paganismo
      -Nicolaítas y Docetas: apostasía, relativismo, idolatría, hedonismo, corrupción, inmoralidad, avaricia, falsedad…

      "Como animales irracionales, insultan lo que desconocen... Para ellos la felicidad consiste en el placer de cada día; son corruptos y viciosos que disfrutan con sus engaños mientras banquetean con vosotros; tienen los ojos llenos de adulterio y son insaciables en el pecado; seducen a las personas débiles y tienen el corazón entrenado en la codicia, ¡Malditos sean! Abandonando el camino recto, se extraviaron... expresando grandilocuencias sin sentido seducen con deseos carnales libertinos a quienes hace poco se han alejado de los que se mueven en el error. Les prometen libertad, pero ellos son esclavos de la corrupción, porque uno es esclavo de aquello que lo domina. Pues si, después de haberse alejado de los abusos del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a implicarse en ellos hasta verse dominados, entonces su situación última es peor que la primera. Pues habría sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, desviarse del mandamiento santo que les había sido transmitido..." (2P 2,12-22)

      v. 7 Promesa

      al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de DiosDios, que es amor y es eterno, nos promete la inmortalidad, la vida plena y eterna

      El Árbol de la vida es la Cruz, donde Cristo derrochó todo su amor y nos convirtió en “vivientes” como Él. 

      Por eso, quien ama y se entrega como el Señor, degusta ya los frutos del árbol de la vida del Paraíso de Dios. 

      v. 7 Vencedor

      El vencedor es quien ama y se mantiene fiel hasta el final:
          - quien conjuga amor y doctrina, misericordia y justicia
          - quien ama a los pecadores y aborrece los pecados
          - quien acoge y corrige sin apagar el espíritu
          - quien sabe estar con Dios y con los hombres
          - quien sabe vivir y morir como Cristo, por Dios y por los demás 

      v. 7 Exhortación

      Cristo nos llama a:
      -  cambiar de mentalidad pero antes, a transformar el corazón
      -  salir de nuestro letargo y vivir el primer anuncio (el primer amor)
      -  poner la mirada sólo en Dios
      -  discernir cuáles son los motivos de nuestra fe para revigorizarla (Jn 15,13)
      -  combatir la mentira y corregir a quien se desvía de la verdad
      -  escuchar al Espíritu Santo para no vaciar a la Iglesia de su alma y de su trascendencia

      martes, 31 de diciembre de 2024

      LAS SIETE IGLESIAS: CRISTO NOS HABLA

      "El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" 
      (Ap 2, 7.11.17.29; 3,6.13.22)

      En los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis de san Juan, Cristo habla a toda su Iglesia, a través de oráculos proféticos con estructura epistolar y escritos por el discípulo amado desde la isla de Patmos, para prevenirla de las desviaciones que surgirán dentro de ella (falsos profetas y herejías: gnosticismo, docetismo, marcionismo, nicolaismo, pelagianismo, etc.).

      San Agustín identifica el significado teológico de las siete iglesias y de los mensajes dirigidos a ellas como la plenitud del tiempo del Espíritu o de la Iglesia, a lo largo de siete períodos o estados sucesivos de la Iglesia que abarcan desde la encarnación de Jesús hasta su segunda venida o parusía.

      Las siete iglesias representan a la Iglesia universal de todos los tiempos, los siete ángeles de cada iglesia, la plenitud del Espíritu Santo como realidad escatólogica de la Iglesia apocalíptica y las siete cartas, exhortaciones pastorales de Cristo a modo de "examen de conciencia".

      Propósito

      El objetivo de las cartas es despertar el adormecimiento de la caridad, revitalizar la fe y la esperanza, llamar a la conversión y a la perseverancia, y alertar contra los falsos profetas infiltrados y contra las desviaciones doctrinales.

      Estructura
      • el nombre de cada Iglesia tiene un significado teológico
      • los títulos cristológicos están relacionados con el el tema de cada carta 
      • el juicio a cada iglesia muestra un gran delicadeza y cuidado pastoral
        • Alabanzas: utiliza la 2ª persona del plural para dirigirse a los miembros históricos de cada comunidad. Dos iglesias no reciben ninguna: Sardes y Laodicea
        • Amonestaciones: utiliza la 2ª persona del singular con imperativos ("recuerda", "conserva", "sé fiel"...) para dirigirse a su "ángel" (obispo). Dos iglesias no reciben ninguna: Esmirna y Filadelfia.
      • todas concluyen con una advertencia, una exhortación y una promesa

      Características

      Todas las cartas tienen:
      • el mismo mandato: "Escribe al ángel de..." Dirigido al obispo responsable de cada iglesia
      • el mismo enunciado ritual: "Esto dice..." Es la autoridad de Cristo, es Palabra de Dios.
      • el mismo verbo: "Conozco tus obras..." Su juicio nunca es condenatorio sino transformador: reprocha los pecados, nunca a los pecadores.
      • el mismo vencedor: "Al vencedor..." Es quien permanece fiel hasta el final (lucha espiritual)
      • la misma promesa escatológica: "le daré, le haré..." Recompensa, premio
      • la misma frase enigmática: "Quien tenga oídos, escuche lo que el ángel dice a la Iglesia" Es necesario tener un corazón dócil y humilde para dejarse "hacer", para dejarse "transformar" por el Espíritu Santo

      Contexto

      Las cartas, comunnionis literas, son un instrumento pastoral utilizado a partir de la 2ª mitad del siglo I por muchos de los apóstoles (Pablo, Pedro, Juan, Judas, Santiago), así como por sus discípulos (Ignacio de Antioquía, Papías, Clemente Romano, Policarpo de Esmirna, Bernabé, el Pastor de Hermas, etc.).

      Son escritos cuya intención es prevenir a las comunidades de los enemigos de la Iglesia, tanto de los externos (las persecuciones de los romanos y las acusaciones de ju
      díos y filósofos), como de los  internos (los falsos profetas gnósticos, docetas, nicolaítas).

      Gnosticismo: caracterizado por el sincretismo filosófico-religioso que afirma que la salvación no viene por la fe en Cristo, sino por la gnosis o conocimiento introspectivo de lo divino, concedido sólo a unos pocos, los “iluminados”

      Docetismo: caracterizado por que niega la humanidad de Cristo (es sólo aparente) y, por tanto, la Encarnación. Su origen es el Evangelio apócrifo de Pedro. Desemboca en el marcionismo que niega el sufrimiento de Cristo en la Cruz.

      Nicolaismo: caracterizado por la inmoralidad, el libertinaje sexual, la promiscuidad, el amor libre, la degradación espiritual, la negación del celibato de los clérigos. Es el equivalente helénico del Balaán del AT, quien sugirió a Balac inducir a los israelitas a la idolatría por medio de las hijas de Moab (Nm 25,1-3).

      Las cartas a las siete iglesias están dirigidas a cada época en particular y a todas en general. También a nosotros, los cristianos del siglo XXI.

      Con este artículo, iniciamos una serie en la que desgranaremos los pormenores de cada iglesia y qué sentido tiene para nosotros.


      martes, 5 de noviembre de 2024

      APROPIARSE DE EMAÚS

      "
      Eso que hemos visto y oído
      os lo anunciamos, 
      para que estéis en comunión con nosotros 
      y nuestra comunión es con el Padre 
      y con su Hijo Jesucristo"
      (1 Jn 1,3)

      Hoy, escribimos de nuevo sobre los retiros de Emaús desde el testimonio particular y la vivencia personal, conocedor de que recibiré algunas felicitaciones y no menos críticas. No es mi intención ni mi propósito recibir ni lo uno ni lo otro. 

      No pretendo acusar, aludir o herir a nadie, ni ahondar en juicios de valor negativos. Tampoco pretendo erigirme en un "sabio de Emaús". De hecho, asumo el contenido de este artículo como propio.

      El único objetivo de este artículo es profundizar en este maravilloso método evangelizador para ayudar y ser ayudado, iluminar y ser iluminado, apoyar y ser apoyado.

      En ocasiones, los servidores somos testigos de la aparición de tres tentaciones muy comunes en Emaús: pensamos que es "nuestro" y nos apropiamos del método, nos consideramos "expertos" y damos órdenes, queremos "perfeccionarlo" e introducimos cambios. 

      Una actividad parroquial, una obra del Espíritu

      Emaús es un retiro organizado por laicos para laicos. Es un método de nueva evangelización inspirado por el Espíritu Santo. Aún así, caemos en la tentación de creer que es "cosa nuestra" y que nos pertenece. O lo que yo llamo el "factor humano en las cosas de Dios".

      No debemos olvidar que, ante todo, es una actividad o pastoral evangelizadora parroquial y que, por tanto, todo lo que ocurre en la parroquia es competencia y responsabilidad del párroco. 

      El párroco es la máxima autoridad de Emaús en la parroquia. Por ello, no puede estar ajeno a lo que es Emaús ni tampoco los laicos pueden mantenerle al margen, y mucho menos, organizar retiros y dinámicas sin contar con él, ya sea en la propia parroquia o en otra.

      Es él a quien Cristo deja llevar el timón de la barca, quien supervisa las fechas de los retiros, quien elige a los líderes "entrantes" con el consenso de los "salientes", quien ofrece formación y dirección espiritual, quien propone funciones y delega pastorales, etc. 
      Por eso, aunque no es obligatorio, sí es conveniente que el párroco haga el retiro, para que de esa forma pueda discernir, con una perspectiva más amplia y equilibrada, la manera de canalizar la gracia y los frutos de los retiros en beneficio de la vida parroquial, y así, dotarlos de recursos humanos y/o económicos que redunden en un auténtico "avivamiento" de la comunidad.

      Pero sobre todo, Emaús es una obra del Espíritu Santo que renueva almas y vivifica parroquias. Él es el verdadero artífice y protagonista, quien marca el rumbo, quien hace soplar el viento, quien controla las olas. Emaús es una barca guiada y gobernada por Jesucristo, supervisada y dirigida por el párroco, y tripulada y manejada por laicos activos y comprometidos con la parroquia, generosos y al servicio del Señor.
      El objetivo principal de Emaús no es que "cumplamos faenas", que "hagamos tareas", que "surquemos mares por descubrir" o que nos erijamos en "expertos navegantes" Se trata de dejarnos tocar por Dios, de ser humildes, de servir con obediencia y de hacernos dóciles al Espíritu para testimoniar a Cristo y mostrarles a otros el camino a la casa del Padre. 

      En definitiva, se trata de edificar parroquias al servicio de sus comunidades, de construir la Iglesia al servicio de las personas, de establecer el Reino de Dios en la tierra, aquí y ahora.

      Líderes perpetuos, servidores "expertos"

      La segunda tentación en la que a menudo caemos es lo que se denomina la "erótica del poder" o, en este caso, la "gula espiritual". A veces, pretendemos mandar, dominar y consumir espiritualmente, perpetuarnos en el liderazgo, convertirnos en servidores especializados, en expertos evangelizadores, o incluso en apóstoles arrogantes y autosuficientes, "sabedores de todo".
      Es entonces, cuando sobrepasamos los límites de actuación que el propio método de Emaús marca, a saber, su carácter de servicio parroquial, y en ocasiones, "sobre-actuamos", nos embarcamos en una aventura que, más que evangelizadora es un activismo autosuficiente, zarpamos hacia otras parroquias y salimos al mar sin más dotación que nuestra mal supuesta capacitación.

      Ello no quiere decir que nuestro servicio a Dios no deba ayudar a desarrollar futuros retiros en nuestra parroquia o en otras, e incluso, en otras ciudades o países. De lo que se trata es de ayudar a implantar y desarrollar los retiros en otras comunidades cristianas, no de "llevar" los retiros a otras parroquias, es decir, no implantar o demostrar a otros nuestra "prestancia marinera" y nuestro sabiduría de "lobos de mar".

      Servir es "enrolarse", es ser parte de la "dotación", es remar y desplegar las velas. Liderar es dar ejemplo al surcar el mar, es "patronear" la barca, sabiendo que no somos el armador. 

      Nada que cambiar ni "perfeccionar"

      A medida que Emaús va adquiriendo una cierta dimensión, podemos caer en la tentación (seguro que con la mejor de las intenciones) de introducir cambios en las dinámicas, variaciones en las actividades o modificaciones en los procedimientos del retiro. 

      Nos hacemos con una "brújula" propia, consultamos otras "cartas de navegación", anotamos nuestras propias ideas y conjeturas en el "cuaderno de bitácora" y pretendemos surcar "rutas peligrosas y desconocidas".
      Es una reacción "muy humana" querer aportar cosas a Dios, proponer ideas, sugerir consejos, exponer interpretaciones y buscar resultados...pero esa no es nuestra misión en la evangelización. No es nuestra "hoja de ruta".

      Dios es el dueño de la viña y es quien cosecha, nosotros sólo sembramos y abonamos. Dios es el dueño de la barca y es quien marca el rumbo, nosotros navegamos y faenamos. Emaús es un torrente de gracia del Espíritu Santo, nosotros sólo nos dejamos "empapar y navegar" por él. Dios no necesita nuestra ayuda ni nuestros consejos...más bien, somos nosotros quienes necesitamos su dirección.

      Emaús es un método evangelizador con un diseño meditado, con un esquema iluminado, con un formato probado, con unas dinámicas armónicas, equilibradas e infalibles y con una experiencia fructífera de más de 35 años en muchas parroquias, ciudades, países y culturas...como no puede ser de otra manera, porque es una gracia divina.
      Emaús no pertenece a los veteranos ni a los pioneros sino a los necesitados, de la misma forma que la misión que Jesús encomendó a sus discípulos no era exclusiva suya sino que debía transmitirse y difundirse fielmente, sin cambiar nada, sin introducir nada, sin eliminar nada...hasta los confines de la tierra.

      En ese mismo sentido, el Papa Francisco, en su encíclica Lumen Fidei, dice que la fe se transmite por contacto, de persona a persona, con el testimonio de un encuentro real con el Resucitado. 

      Por eso, no podemos apropiarnos del amor de Cristo ni mucho menos transformar su luz, sino que debemos transmitir a otros lo que hemos recibido, como lo hemos recibido, para que ellos, a su vez, lo transmitan a otros.

      Modificarlo significa desvirtuar el sentido original del método. Cambiarlo supone tratar de rectificar o de perfeccionar la gracia de Dios. Variarlo, retocarlo o rectificarlo significa acabar con Emaús. Porque entonces, ya no será Emaús...será otra cosa...


      "Te doy gracias, Padre, 
      Señor del cielo y de la tierra,
      porque has escondido estas cosas 
      a los sabios y entendidos,
      y las has revelado a los pequeños.
      Sí, Padre, porque así te ha parecido bien."
      (Lc 10,21)

      martes, 3 de septiembre de 2024

      LA IGLESIA MEDIEVAL: SACERDOTES, MONJES Y FRAILES


      Hoy escribimos sobre las diferencias entre sacerdotes, monjes y frailes, tres figuras de la Iglesia de la Edad Media con características similares pero con diferencias en su vida religiosa... 

      Sacerdote

      Presente en todas las civilizaciones y religiones de la antigüedad, aunque con diferentes características y distintos nombres, el sacerdote era un hombre capaz, por vocación y formación, de pronunciar las palabras adecuadas, las fórmulas exactas y las oraciones correctas para dirigirse a Dios, quien le otorga la facultad de ofrecer sacrificios en nombre del pueblo.

      El término sacerdote proviene de la palabra latina sacer, ‘sagrado’, combinada con la raíz indoeuropea *dhē- ‘hacer’. Así, en la antigüedad, el sacerdote era el que ‘hacía lo sagrado' 'realizaba los ritos sagrados’, ofrecía sacrificios a la divinidad. 

      El sacerdote es el ministro del culto, el guía espiritual consagrado, el pastor que protege y cuida el rebaño de Jesús y que lo conduce a la salvación. Es quien celebra la Eucaristía y administra los sacramentos.
      Para los judíos, el Sumo Sacerdote era el único que podía entrar al 'Santísimo' y custodiar el Arca de la Alianza. Era necesario pertenecer a la tribu de Leví, que no tenía tierra, porque su hogar era, de hecho, el Templo de Dios. 

      Su función era la de ser el intermediario entre Dios y los hombres. Sin embargo, ésta cambia con la venida de Jesús, quien por su muerte en la cruz por todos los hombres, se convierte en el intermediario entre ellos y el Padre. 

      Todos, en virtud del bautismo somos sacerdotes, con la facultad de hablar con Dios y dirigirnos a Él directamente. Es el llamado sacerdocio común, así definido para distinguirlo del sacerdocio ministerial de los presbíteros y obispos.

      La función del sacerdocio ministerial es la misma que Jesús dio a sus apóstoles: guiar y proteger, ser pastores del rebaño. El Sacerdote trae la palabra de Dios entre los fieles, la explica y la interpreta en sus pasajes más oscuros y, mientras tanto, aconseja y consuela, alienta y apacigua, reprende, cuando es necesario. 

      Es un alter Christus, es decir, es otro Cristo en la tierra.

      Monje

      La figura del monje nace en la Alta Edad Media, cuando el colapso del Imperio Romano había arrojado al continente europeo a una era de incertidumbre y peligro constante. La furia de los bárbaros, la pérdida de los valores y las leyes que habían gobernado el Imperio más grande y más fuerte que jamás haya existido, hicieron dramáticas las vidas de hombres y mujeres. 

      En este escenario, muchos buscaron consuelo en el eremitismo, eligiendo abrazar un estilo de vida ascético y solitario, abandonando el mundo para habitar en cuevas inaccesibles, densos bosques o lugares inexpugnables, en los que dedicarse a la vida mística.

      Esta elección extrema de anacoretismo se deriva de la experiencia de los ascetas orientales, quienes buscaban una mayor cercanía con Dios y la posibilidad de elevarse a la santidad precisamente a través del aislamiento total y una existencia marcada por las dificultades y la mortificación de la carne en sus formas más extremas. 

      Entre los siglos II y III, los Padres del desierto, los ermitaños o anacoretas, impulsados por San Antonio Abad, se retiran al desierto para vivir en soledad. Después, los cenobitas, estimulados por San Pacomio, se organizan en pequeños grupos de monjes recluidos en monasterios o abadías y siguen una regla que rige su vida en común. El término monje deriva de monos (solo) y achos (dolor), unidos en la palabra griega monachos
      Entre los siglos IV y VIII, sin embargo, la concepción del monacato importada a Occidente experimentará una evolución: San Benito de Nursia, fundador de la orden religiosa más antigua de Occidente, los benedictinos, comienza su experiencia religiosa como ermitaño, viviendo durante tres años en soledad y oración en una cueva cerca de Subiaco, y después establecerá la orden benedictina y edificará la Basílica de Montecassino, el primer ejemplo de una abadía medieval ‘moderna’. Desde entonces, monasterios y abadías cambiarán de cara. 

      En estos lugares de trabajo y oración, los monjes ya no se dedicarán únicamente a la contemplación y a la lectura de las Sagradas Escrituras, sino que practicarán la oración comunitaria y ocuparán el tiempo de trabajo manual, por el bien del monasterio y la comunidad religiosa ('Ora et labora'). 

      Dado que estos lugares de culto a menudo se encontraban en áreas impracticables e inaccesibles, era necesario que los monjes aprendieran a producir por sí mismos lo que se necesitaba para su sustento, no solamente comidas y bebidas, sino también medicamentos y remedios para el cuidado corporal y la higiene. 

      Incluso hoy en día, existen monasterios y abadías en todo el mundo que ofrecen productos elaborados por los mismos monjes, o en cualquier caso, según las recetas que se han transmitido durante siglos: mermeladas, setas secas, aceite, dulces típicos, miel, caramelos, chocolates, vinos, licores y cerveza. Productos que, a menudo, constituían el único ‘nutrimento’ concedido a los monjes durante los períodos de ayuno, y que aún hoy son famosos (basta pensar en la famosa cerveza trapense). 

      Además de estos productos alimenticios, la antigua tradición de los monjes nos ha traído remedios de salud y belleza, como tisanas, tónicos, cremas, compresas, aceites esenciales y medicinales, que preservan su eficacia y encanto inmortal en el tiempo.

      También les debemos a los monjes la conservación y copia de textos antiguos, que las hábiles manos de los amanuenses han librado del paso del tiempo, y que artistas miniaturistas han enriquecido con espléndidas decoraciones para ser admiradas hoy.

      Fraile

      El término fraile también es de origen medieval, y está vinculado a la profunda transformación que sufrió la vida religiosa a finales de la Edad Media, después de la difusión de la Regla de San Benito, pero sobre todo con la ‘revolución’ traída por San Francisco de Asís, un hombre que, renunciando a todos los bienes materiales, consagró su vida a Dios, viviendo en pobreza absoluta.

      A partir del s. XIII, con el nacimiento de las Órdenes mendicantes, algunos hombres de fe abandonan los muros de los monasterios para salir a las calles, mezclarse con la gente de las ciudades, con los pobres, con los enfermos, para brindarles consuelo y ayuda. Se reúnen en comunidades activas y productivas urbanas, los conventos, tanto a nivel espiritual como a nivel material

       
      Fraile viene de la palabra latina frater, ‘hermano’, y así viven, como hermanos, en un ambiente de hermandad y comunión. Los frailes se caracterizaban, entre otras cosas, por un estilo de vida muy pobre y humilde, y una vestimenta modesta, con ropa sencilla y sólo sandalias para proteger los pies.

      La sección femenina de 'fraile' es 'sor' (hermana) y la seglar, laico adscrito o 'terciario' (penitente). Los frailes conforman la Primera Orden, las sores la Segunda Orden, y los terciarios la Tercera Orden.

      El nacimiento de esta nueva forma de vida religiosa surge como respuesta de la Iglesia a los movimientos de los cátaros y los valdenses. 

      El fraile es una imitación de la experiencia de Jesús, renunciando a todo y viviendo en la pobreza, la castidad y la obediencia, obteniendo su sustento de la limosna a cambio de ayuda espiritual y oración. 

      lunes, 2 de septiembre de 2024

      ¿OPCIÓN BENEDICTINA VS. OPCIÓN PAULINA?

      "Cuando veáis la abominación de la desolación, 
      anunciada por el profeta Daniel, 
      erigida en el lugar santo (el que lee que entienda), 
      entonces los que vivan en Judea huyan a los montes, 
      el que esté en la azotea no baje a recoger nada en casa 
      y el que esté en el campo no vuelva a recoger el manto"
      (Mt 24,15-18)

      Hoy traemos a la reflexión la obra del escritor y periodista norteamericano Rod Dreher "La opción benedictina(2018, Editorial Encuentro) en la que nos propone a los cristianos estrategias, en cierta medida, "esenias", para combatir la crisis de fe existente en nuestro Imperio de Occidente que está colapsando de la misma forma que lo hizo el romano hace quince siglos. 

      Un colapso profetizado por el profeta Daniel (Dn 13), cumplido con Antíoco IV Epifanes (s. II a.C.) y por el mismo Jesús (Mt 24,15;Mc 13,14; Lc 21,20) como el signo escatológico del principio del fin de los tiempos, con la destrucción del Templo y de Jerusalén por los romanos (70 d.C.), y que, como toda la profecía bíblica, trasciende el espacio y el tiempo hasta nuestros días.

      La actual invasión de "ideologías bárbaras" (hedonismo, materialismo, relativismo, consumismo, individualismo, esoterismo, egoísmo...) han irrumpido y se han instalado en el mismo corazón de nuestra sociedad.

      No cabe duda de que nos encontramos ante la "abominación de la desolación" (perversiones y corrupciones, idolatrías y apostasías), una deformación que ha convertido a muchos en perfectos aliados de la maldad, con el objetivo de destruir los pilares de la civilización otrora cristiana y el colapso de la humanidad.

      La "abominación de la desolación" (o "modernidad líquida") es una imposición en la que todas las certezas, valores y estructuras morales han sido eliminadas; en la que se ha perdido todo el sentido, la verdad, la belleza, la bondad y la identidad de las cosas; en la que todo se ha vuelto inestable y obsolescente, oscuro y confuso, inseguro y perverso.
      El Señor nos 'propone' huir a los montes, a las azoteas y a los campos pero ¿qué significa eso?

      Jesús utiliza el verbo 'huir' para referirse a que seamos prudentes, vigilantes, previsores...sabiendo que esto tiene que ocurrir. 'Huir' no es un signo de cobardía, sino de sabiduría y responsabilidad, de vigilancia y previsión.

      Los 'montes' y, en general, los 'lugares altos', son lugares sagrados donde encontrar la presencia de Dios; son fuentes de poder y de gracia divinas, de silencio interior y de paz, donde recibir respuesta y protección divinasNo son montes literales sino simbólicos: los sacramentos, la vida de oración, la lectura de la Palabra de Dios, etc.

      Los 'campos' son lo opuesto a las 'ciudades', bíblicamente hablando. Mientras los campos son espacios libres y abiertos donde 'sembrar', 'pastar' y 'divinizarse' con las cosas de Dios, las ciudades son espacios de esclavitud y cerrados donde 'comerciar', 'mercadear' y 'deshumanizarse' con las cosas del mundo.

      Huir a los montes y a los campos es, en síntesis, discernir los 'signos de los tiempos' para que no nos pillen desprevenidos y para apartarnos de todo aquello que nos separa de Dios, es decir, del pecado. 

      Pero, volvamos a la reflexión de nuestro artículo. Según Dreher:

      La opción benedictina es una forma de vida y una fuente de esperanza para un mundo perdido y que camina en tinieblas

      No es un 'esconderse' en las catacumbas ni un 'sobrevivir' en guetos al resguardo del Enemigo, sino un 'reflexionar' y un 'diagnosticar' la crisis espiritual de nuestra civilización, porque la realidad demuestra que la humanidad se ha "deshumanizado" y necesita de Dios para ser rehumanizada y después, "divinizada". 

      No es un 'bunkerizarse' en un retiro perpetuo ni un vivir al estilo "amish" lejos de la civilización, sino un 'prepararse', un 'formarse' para salir al mundo bien equipado, porque la realidad demuestra que muchos cristianos de hoy tienen una fe débil, una formación escasa o incluso creen que el cristianismo consiste en ser bueno con todos, vivirlo en la intimidad y con escaso compromiso.
      No es un hacerse monje, ni un esenio, ni un girovago (errante espiritual) sino un considerarse exiliado en búsqueda constante de Dios, porque la realidad demuestra que hemos olvidado ordenar nuestra vida de oración, de formación, de adoración, de culto, de convivencia en torno a comunidades activas, comprometidas y en constante conversión como las del primer siglo.

      Tampoco es un 'refugiarse' en movimientos religiosos que actúan a modo de 'burbuja espiritual' donde vivir una fe introspectiva y autorreferencial, sino una 'recarga de pilas', un 'oasis' donde descansar, recobrar fuerzas y beber de la sed que sacia para volver a salir a la inseguridad del desierto en busca de las 'ovejas perdidas'.

      No es introducirse en una burbuja apartada de la hostilidad anticristiana, sino un vivir la "fe monástica" que profundice en la Palabra de Dios y la guarde en el corazón, que cuide la vida de oración, de sacramentos, que se implique en la vida parroquial y, finalmente, que dé paso a la opción paulina.

      Sin embargo, tras la opción benedictina está la paulina:

      La opción paulina es el complemento necesario a la opción benedictina, de la misma forma que toda retaguardia necesita de una vanguardia. 

      No es un activismo evangelizador descabezado e irreflexivo, sino un salir de la seguridad del monasterio hacia los areópagos actuales, las polis, las ágoras y las vías públicas para seguir siendo "sal de la tierra", "luz del mundo" y "fermento de la masa".

      Tampoco es un apostolado sentimental, sensiblero o cargado de "buenismo", sino un cumplimiento de la misión de ir al mundo entero, a la vida pública, a cada uno de nuestros entornos más cercanos y mostrar la alegría del Evangelio y el amor de Dios.
      Tampoco es un proselitismo imperativo ni un conseguir 'conversiones forzosas' violentando la libertad de quienes se han alejado de Dios para que retornen a la Casa del Padre de manera obligatoria, sino acoger a los 'recién llegados' (prosélitos), cuidarlos, escucharlos, atenderlos, hacernos dignos de su confianza... en definitiva, amarlos. 

      En conclusión, elijamos empezar con la opción benedictina pero, al mismo tiempo, desarrollar y alternar la opción paulina; conjuguemos retaguardia y vanguardia, oración y acción, discipulado y apostolado, formación y evangelización.