¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

domingo, 26 de julio de 2015

SALGAMOS DE EGIPTO





Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y durante 40 años deambuló por el desierto hasta llegar a la tierra prometida. 

Pero de Egipto a Canaán hay tan sólo 390 kilómetros, lo que quiere decir que si hubieran caminado 13 kms al día, habrían tardado en llegar aproximadamente un mes. 

Entonces, ¿por qué tardaron 40 años?

Casi todo su retraso vino motivado por su rebelión y desobediencia:

Al salir de Egipto se enfrentaron a Moisés, inquiriéndole que preferían seguir siendo esclavos a sufrir en el desierto (Éxodo 14,11-12). Vamos, que no les compensaba la tierra prometida si tenían que sufrir. 

Murmuraron por no tener comida en el desierto y Dios hizo llover maná del cielo hasta saciarlos (Éxodo 16,1-5). 

Fabricaron y adoraron un becerro de oro al pensar que Moisés los había abandonado en el Sinaí (Éxodo 32,1-6). 

Más tarde, a las puertas de la tierra prometida, el pueblo se rebeló y decidió no entrar.

El libro del Éxodo es el paradigma para nosotros y para nuestra vida, hoy : salida/conversión, desierto/misión, tierra prometida/Reino de los Cielos.

Estamos llamados a salir de las esclavitudes de nuestra sociedad y pasar por la prueba del desarraigo; por el difícil trance de cruzar el estéril desierto con sus dificultades y tentaciones; y a confiar en Dios más que en nuestras expectativas o comodidades. 

Nadie dijo que ser cristiano fuera fácil, ni que no fuéramos a encontrar problemas en el camino. 

Pero tampoco debemos buscar afanosamente nuestras expectativas ni intentar sólo confiar en nuestras fuerzas; tampoco buscar atajos o, peor aún, anhelar nuestra propia comodidad. 


Dios nos dice que nunca nos abandona, que siempre está ahí; Él nos lleva, si le dejamos, claro. Y nos lleva a través del desierto, no para quedarnos allí, sino como una etapa transitoria (nuestra vida) donde formarnos y aprender para alcanzar su promesa.

Dejarle que nos lleve significa obediencia y sumisión, fe y confianza, optimismo y esperanza. Significa decir no al egoísmo y al orgullo, a la envidia y a la rebeldía, a la queja y el resentimiento.

¿Preferimos quedarnos en Egipto? o ¿Caminar hacia la Tierra Prometida, aún a pesar de tener que atravesar desiertos?


sábado, 25 de julio de 2015

NO TENGO TIEMPO




"Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
 tiempo de nacer y de morir, tiempo de plantar y de arrancar lo plantado, 
tiempo de matar y de sanar, tiempo de destruir y de edificar, 
tiempo de llorar y de reír, tiempo de lamentarse y de danzar, 
tiempo de lanzar piedras y de recogerlas, tiempo de abrazarse y de separarse,
 tiempo de buscar y de perder, tiempo de guardar y de tirar, 
tiempo de rasgar y de coser, tiempo de callar y de hablar, 
tiempo de amar y de odiar, tiempo para la guerra y para a paz"

-Eclesiastés 3, 1-8.-



Hoy he recordado el famoso cuento de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll. 

En particular, al conejo blanco que va de un lado para otro, murmurando constantemente: "¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!".Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños o a ellos mismos.

Cuántas veces hemos oído la misma expresión: “Yo no tengo tiempo” o “No me da la vida”. Sin embargo, todos debemos recordar que todos tenemos la misma cantidad de tiempo. 24 horas en el día, siete días a la semana, 365 días al año.

¿Qué harías si cada día te ingresaran en tu cuenta 86.400€? Dirías...¿no tengo dinero? Pues, esos son los segundos que Dios nos regala cada día. Y mañana, otros tantos...

Vivimos nuestras vidas entre el Conejo Blanco, obsesionados por nuestro escaso tiempo y el Sombrerero Loco, con su eterna costumbre del té de las seis. Unos y otros, esclavizados por sus propias rutinas.

Sin embargo, Dios nos dice que para todo hay tiempo; lo que realmente necesitamos es aprender a priorizar, interiorizar que lo primero es lo primero y darle tiempo a lo que realmente necesita tiempo. A veces le damos tiempo a lo que no deberíamos dárselo.

Cada propósito debajo del cielo tiene su tiempo señalado y el tiempo es algo que Dios creó para usarlo con sabiduría. Por eso, cada día deberíamos preguntarnos:

¿Qué es lo que quieras que hoy haga, Señor?

¿Qué sentido último tiene mi vida?

jueves, 23 de julio de 2015

VIVIR POR LO QUE DAMOS NO POR LO QUE OBTENEMOS



“Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, 
en la tierra que Yavé te ha de dar, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano, 
sino ábrela y préstale todo lo que necesita…
...Debes darle, y de buena gana, 
porque por esto te bendecirá Yavé, tu Dios, en todas tus obras y empresas. 
Nunca faltarán pobres en este país, por esto te doy yo este mandato:
 debes abrir tu mano a tu hermano, 
a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra.

(Deuteronomio 15, 7-11)


Hoy en día, vivimos una vida en base a lo que obtenemos en vez de a lo que damos y a veces, los que menos tienen son los que más dan. 

La pobreza es la manifestación y el resultado de la insolidaridad, de la desigualdad, de la injusticia y la falta de amor. 

Jesús manifestó una predilección muy especial por los pobres y no cesó jamás de hacer obras de caridad. Para salvarnos, Dios se acercó a nosotros, vino a vivir con nosotros y entre nosotros. Pero no se detuvo ahí: mediante su muerte y resurrección, y por su infinito amor, nos liberó a todos de la pobreza, al restaurar nuestra dignidad humana. 

La caridad acerca a los que están lejos. La caridad iguala, dignifica y comparte. Como seguidores suyos estamos llamados a hacer lo mismo: a acercarnos a los pobres y devolverles su dignidad mediante la caridad y el amor. 

Por eso, la fe por la caridad del cristiano no puede ser vivida de una forma individual ni privada; inherente a ella, va asociada una solidaria dimensión social que conduce al amor hacia todos los hombres, sobre todo hacia los que sufren.

Cuando oímos o hablamos de caridad, casi siempre pensamos en dinero, ayuda material y limosna. Y es del todo correcto: son las OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES, pero hoy quiero hacer hincapié en las OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES, a las que los Santos Padres y la Tradición de la Iglesia otorgan mayor importancia, si cabe: 

- Enseña al que no sabe pero sin dar lecciones a todo el mundo. Primero debo dejarme enseñar, debo aprender a saber escuchar y agradecer lo que aprendo. Todos necesitamos aprender unos de otros, el padre del hijo, el profesor del alumno y el obispo del laico. Enseña, sí, al que no sabe, pero sin humillarle. Enséñale a saber. Y hazlo gratis, sin buscar nada a cambio.

- Aconseja al que lo necesita, pero sin paternalismo, pero cuando el otro te lo pida, o lo quiera, o de verdad lo necesite. Da un consejo, pero también siempre debes estar dispuesto a recibirlo. 

- Corrige al que yerra desde la humildad, reconociendo que también tú te equivocas, y desde el amor, no para herir al hermano sino para salvarlo. Y además hazlo de manera cariñosa, delicada y con simpatía. 

- Perdona las ofensas. Esto es de lo más difícil. Qué propensos somos a la venganza y al resentimiento!!! Jesús nos dio un ejemplo maravilloso: “Perdona setenta veces siete”. Perdona y olvida. Perdona y ama. Y perdónate también a ti mismo.

- Consuela al que está triste.  ¡Qué fácil y qué bonito resulta hacer felices a los demás!. A veces, basta una palabra, una sonrisa, una explicación, un desahogo, un gesto de cariño

- Sufre con paciencia las flaquezas de tu prójimo porque todos las tenemos, nadie somos tan perfectos ni tan imperfectos como podríamos pensar. Lleva con paciencia las flaquezas del prójimo (y las tuyas) para crecer en el amor y la misericordia. Y llévalas también con humor. 

- Ruega a Dios por los vivos y muertos. Rezar no debe ser una rutina. Rezar es amar. Cuando rezas por alguien te solidarizas con él, lo quieres como a ti mismo. No rezas solo para ablandar el corazón de Dios, sino para agrandar el tuyo. Rezar es llenar tu corazón de nombres. Rezar por los demás te hace bien a ti mismo, porque te ayuda a amar y te compromete para hacer realidad aquello que pides. 

En cuanto a las OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES, también es conveniente examinar su faceta espiritual:

- Visita y cuida a los enfermos. No visites desde lejos, por cumplir. Visita con cercanía y con pasión y que tu acompañamiento suponga comunicación, ayuda, cuidado, ternura, consuelo, confianza. Los enfermos no están sólo en los hospitales; también están en casa, en el trabajo y en la calle. 

- Da de comer al hambriento. Compartir es hacerse pan y pan partido, como hizo Jesucristo. El pan es fraternidad y es vida. El pan partido y compartido es amor. Alimenta el espíritu de los que no conocen a Cristo.

- Da de beber al sediento. Dar un vaso de agua es fácil y es loable. Saciar otra sed más profunda es difícil. Saciar la sed definitivamente es imposible. Pero tú puedes ayudar a hacer posible el milagro del agua, anunciando a Jesús. 

- Da posada al peregrino. Hoy no resulta fácil abrir la puerta de la casa, ni la de nuestro coche, ni la de nuestro corazón. Son muchos los peregrinos que llaman a nuestra puerta: mendigos, transeúntes, extranjeros, refugiados, drogadictos... Todo el que se acerca a mi (mi hijo, mi padre, mi hermano, mi vecino) es un peregrino, que a lo mejor sólo me pide una palabra, una sonrisa o una escucha. 

- Viste al desnudo. Es obvio que no solo se refiere a vestir literalmente al desnudo, puesto que por nuestros barrios nadie va sin ropa. Más bien, se trata de vestir al prójimo con honor, cubrirle con respeto y proteger su desnudez con el manto de la caridad. Pero cuidado! hay algo mucho más grave que dejar de vestir al desnudo... desnudar al vestido. 

- Redime al cautivo. No se trata de generar motines y excarcelar a los presos como pretenden algunos políticos recién aterrizados; sino de aliviar, orientar y liberar a todos los cautivos: desde el preso al drogadicto, desde el avaricioso al consumista, desde el lujurioso al hedonista, desde el fanático al intolerante. 

- Entierra a los muertos. Para eso ya están las funerarias. Envuelve a los difuntos en la oración esperanzada, en el amor y el agradecimiento. El problema no está tanto en los que se van, sino en los que se quedan. Permanezcamos cerca de los que sufren por una muerte de un ser querido. Demos el "pésame" o “acompañemos en el sentimiento”, pero no como rutina o como palabras vacías.

Personalmente, admiro el esfuerzo y el sacrificio de las innumerables personas que, a diario, realizan obras de caridad, tanto corporales como espirituales, tanto aquí o como allí, tanto cerca o como lejos. Creo que ponerlas en práctica supone la mayor expresión del amor infinito heredado de nuestro Padre y símbolo evidente de que somos auténticos seguidores de Jesucristo.

El apóstol Lucas nos advierte la falta de caridad, a lo largo de casi todo del capítulo 12 de su evangelio, por eso me pregunto… 

¿Para quién será lo que acumulo? 
¿Puede la riqueza material añadir un solo segundo a mi vida? 
¿Dónde tengo yo mi tesoro? 
¿Dónde tengo mi corazón?




martes, 21 de julio de 2015

LA CRUZ: AMOR VERTICAL Y AMOR HORIZONTAL


"Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? 
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, 
y con toda tu alma, y con toda tu mente. 
Este es el primero y grande mandamiento. 
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas."

(Mateo 22,36-40)


El doble mandamiento del amor del que depende toda la Ley tiene su representación en los dos maderos de la Cruz de Cristo, la cruz del cristiano: 



-el vertical representa nuestro AMOR A DIOS, por eso va en sentido ascendente, hacia el Cielo.

-el horizontal representa nuestro AMOR AL PRÓJIMO, a mi semejante, a quien está a nuestra altura, por eso va en sentido lateral.

¿Cuál de los dos maderos es el primero? ¿Cuál de los dos no puede sostenerse solo? 

Es evidente: el Amor a Dios es lo que sostiene nuestro amor al prójimo. No puede haber amor al prójimo sin amor a Dios, como no puede haber madero horizontal sin el vertical.

Tampoco se puede amar a Dios sin servir al prójimo, y no se puede amar al prójimo sin servir a Dios.

lunes, 20 de julio de 2015

DIAGNÓSTICO PASTORAL DE UNA PARROQUIA


Para analizar y diagnosticar la pastoral de nuestra parroquia debemos examinar los 5 rasgos fundamentales, las acciones que se realizan y su reflexión posterior:

A. ADORACIÓN Y ALABANZA


 “La Parroquia es una comunidad que se fundamenta, 
celebra y transmite la fe, 
el culto en alabanza a Dios 
y los sacramentos para santificación de los hombres.”

La Liturgia ha de ocupar el centro de la vida pastoral y comprende los Sacramentos y, en especial, la Eucaristía.

A menudo olvidamos que el mismo Cristo se hace presente en medio de nosotros, su Iglesia, en el altar y en el ambón.

A menudo olvidamos (porque no lo vemos) que todo el cielo "baja" a la Eucaristía en una gran liturgia celeste. Nuestras Iglesias están llenas, aunque nuestros ojos no lo perciban.

Para la acción:
  • Misas
  • Bautismos
  • 1ª Comunión
  • Confirmación
  • Matrimonios
  • Lectura de la Palabra
  • Adoración del Santísimo
  • Rezo del Rosario
  • Escuela de oración
  • Coro y Alabanza
Para la reflexión:

¿Los sacramentos que ofrece tu parroquia son notables, suficientes, escasos o inexistentes? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Son celebraciones, catequética y litúrgicamente, bien preparadas y, pastoralmente, dirigidas a formar una parroquia de discípulos misioneros? ¿Son alegres, participativas y atractivas?

¿La Misa dominical de tu parroquia es realmente una celebración fundamental de la comunidad con la participación de todos los grupos parroquiales, familias, etc.?

¿Llegan, espiritual y pastoralmente, a toda la comunidad el contenido y la forma de las homilías?

¿Hay prioridad en la oración y la alabanza? 

B. COMUNIDAD

“La parroquia es la expresión más visible e inmediata de la Iglesia, 
es decir, la comunidad cristiana.”

La voluntad de Dios es santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sino constituyendo el “pueblo de Dios”, la “familia de Dios”, “fraternidad animada por el Espíritu de unidad”, “casa de familia, fraterna y acogedora”, “comunidad de los fieles”, “comunidad cristiana”. 

La comunidad conlleva toda la esencialidad, catolicidad y pluralidad que, por naturaleza, es la Iglesia: “La parroquia, en efecto, congrega en la unidad todas las diversidades humanas que en ella encuentran y las inserta en la universalidad de la Iglesia”.

La Iglesia debe superar todo individualismo intra-parroquial, implantar la comunión intra-eclesial e inter-eclesial y promover una espiritualidad de comunión” que conlleva la integración y participación de los distintos sectores del pueblo de Dios: clero, religiosos/as y laicos.

La parroquia también es una comunidad humana, integrada por hombres y mujeres de distintas edades, condiciones sociales y cultura, es decir, constituida por las distintas “diversidades humanas que en ella se encuentran”. 

Por ello, es preciso facilitar la relación personal, los valores humanos y sociales de la comunicación, el diálogo, la cercanía personal, el respeto a la diversidad, compartir las alegrías y las penas del grupo, la programación y realización de actividades que dinamicen las relaciones entre los fieles. etc., de forma que sean factores enriquecedores para la misma comunidad parroquial y evitar las divisiones internas, la falta de solidaridad, el desencuentro de unos con otros. Si no hay fraternidad, no hay comunidad. 

Para la acción:
  • Retiros espirituales y convivencias
  • Peregrinaciones y excursiones
  • Viajes y misiones
  • Reuniones de comunidad fraternal (Betas, cenas, etc.)
  • Contactos inter-parroquiales
Para la reflexión:

¿Existen en tu parroquia individualismos y protagonismos en la actividad pastoral que impiden la creación de verdadera “comunidad” de todos y entre todos?

¿Prevalece en tu parroquia una imagen de verdadera comunidad eclesial, esto es: unidad entre los grupos, colaboración, sentido de servicio, fraternidad, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

Desde tu punto de vista, ¿qué medidas pastorales o qué actuaciones, además de las que ya se realizan, tendrían que llevarse a cabo para que tu parroquia sea una “comunidad”, una “familia”? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se cuidan en la parroquia los detalles que propician la unidad y la amistad? Señalar fallos significativos en este sentido. 

¿Se fomentan las actividades generadoras fraternidad y familiaridad, como pueden ser: asamblea parroquial, convivencias, peregrinaciones, excursiones, etc.?

¿Se respira en la comunidad parroquial familiaridad, confianza, amistad, o la parroquia es, más bien, un edificio de pisos cuyos vecinos no se conocen ni se hablan.

C. CARIDAD Y SERVICIO

"La Parroquia, comunidad encarnada 
que testimonia la fe por la caridad."

La parroquia es una “comunidad encarnada”, esto es, abierta y solidaria con el contexto social que la configura. 

Es imprescindible la apertura de la parroquia al compromiso social y apostólico con los que sufren, ya que la Iglesia “se siente intima y realmente solidaria del género humano y de su historia”.

La caridad es el rasgo de la eclesialidad que visualiza el amor de Dios al hombre y por tanto, una parroquia renovada y “en salida” ha de priorizar incluir un programa de atención a los más necesitados de la feligresía y del entorno: los enfermos, los ancianos, los abandonados y los pobres.

Para la acción:
  • Cáritas parroquial
  • Programas de Voluntariado individual y/o grupal.
Para la reflexión:

Reflexionar y comentar pastoralmente si tu parroquia –fieles y grupos apostólicos- ¿está abierta a la gente del entorno y preocupada por sus problemas, o es, más bien, un ghetto aislado del pueblo? ¿Cuáles serían los indicadores de uno y otro signo? 

¿Se valora la “caridad” como una prioridad pastoral en tu parroquia, tanto en la atención a los pobres, en el acompañamiento a los “mayores” o en la visita a los enfermos? Analizar la realidad de tu propia parroquia. 

En cuanto a Cáritas: ¿Está organizada formalmente?; ¿Es un organismo de servicio y no de protagonismo?; ¿Responde a las necesidades reales según sus posibilidades?

D. DISCIPULADO Y LIDERAZGO

"La Parroquia se fundamenta en la fe 
y transmite la fe para la creación de discípulos."

Una “Comunidad de fe”, tiene, al menos, dos rasgos esenciales: primero, que se trata de una comunidad cristiana, para lo cual es indispensable la fe en Jesucristo; no hay parroquia si no hay adhesión a Jesucristo; y, segundo, que se trata de una comunidad misionera y evangelizadora, para lo cual es indispensable transmitir y educar la fe de sus miembros, porque ella es el “ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe”.

La comunidad cristiana es la comunidad de discípulos cristianos misioneros. Jesús, antes de sus ascensión, y con autoridad y solemnidad, da los apóstoles la siguiente misión: “Id y haced discípulos de todos los pueblos” (Mateo 28, 19).

Una fe teórica, vacía de su contenido esencial, que es Jesucristo, no es ni atrayente ni interpelante. El cristiano tiene que encontrarse con la verdad personal de Cristo y ponerle en el centro de su vida. 

Para la acción:
  • Grupos de matrimonios
  • Catequesis 1ª comunión 
  • Catequesis de juveniles
  • Catequesis de jóvenes
  • Vida ascendente 
  • Cursos pre-matrimoniales
  • Cursos pre-bautismales
  • Escuela de discipulado
Para la reflexión

¿Qué valoración haces de tu parroquia en cuanto a la atención prestada a la educación de la fe: catequesis de adultos, de jóvenes, de juveniles, de matrimonios, pre-bautismales, pre-matrimoniales, vida ascendente, etc.? Destaca y califica los aspectos positivos y las lagunas existentes.

¿Se oferta suficientemente la reflexión y estudio sobre la Palabra de Dios, es decir, se le da prioridad pastoral a la Lectura orante y creyente de la Palabra, estudio sobre la Biblia, estudio de Encíclicas, etc.?

Como siempre es posible mejorar la situación, ¿qué iniciativas pastorales consideras que son necesarias llevar a cabo en el ámbito de la educación de la fe para que se dé una verdadera revitalización de tu parroquia?

¿Cuáles deberían ser los rasgos del párroco como pastor (sacerdocio ministerial) respecto a la comunidad parroquial (sacerdocio común)? 

¿Hay en tu parroquia verdadero sentido de “comunidad sacerdotal” en la que todos son valorados, todos son tenidos en cuenta, se forman líderes, se distribuyen responsabilidades, etc? 

¿Percibe la comunidad parroquial signos de unidad, de comunión y de colaboración entre el sacerdote y el Obispo y con los demás sacerdotes?

E. EVANGELIZACIÓN

"La Parroquia, plataforma de 'misión' y ámbito de 'acogida'."

La dimensión misionera de la parroquia es quizás el aspecto teológico-pastoral más descuidado y, consecuentemente, más necesitado de asumir y desarrollar en nuestro contexto socio-religioso actual: hoy la “situación de misión” se da tanto en el exterior como en el interior de la misma comunidad de bautizados.

Es imperiosamente necesario redescubrir el propio bautismo y asumir el compromiso apostólico.

Una práctica habitual de las parroquias es “mucha sacramentalización y poca evangelización”. Se suele decir, pastoralmente hablando, que el nuestro es un “pueblo de bautizados, pero no evangelizado”.

La revitalización de las parroquias debe realizarse también con este sentido misionero como una dimensión operativa del ser y del actuar de la parroquia.

Una "parroquia en salida" requiere:
  • Tomar conciencia de que existe una gran parte de los fieles bautizados practicantes, cuya fe está adormecida.
  • Priorizar el “primer anuncio” o kerigma, presupuesto fundamental para provocar y despertar la fe adormecida.
  • Evangelizar a los alejados, que son una gran parte de los mismos bautizados y a los “agnósticos”, ateos o no creyentes.
  • Perseverar en la actividad formativa y catequética para el crecimiento y maduración de quienes se adhieren a la comunidad. Se trata de una prioridad pastoral que, a su vez, es una urgencia evangelizadora.
La parroquia debe iniciar itinerarios pastorales que exijan creatividad, renovación, cambios o, quizás, ruptura en modos habituales de actuación pastoral. “Desde la inercia pastoral no es posible una evangelización misionera”. 

No basta con reconocer a nivel de análisis socio-rreligioso los signos que existen de “descristianización”, de “secularización interna de la Iglesia”, de “paganismo cristiano”, etc. Lo importante y necesario es que, en las parroquias, sus pastores descubran y constaten dicha realidad de misión y la afronten, pastoralmente. Lo que el Papa Francisco llama "pastores con olor a oveja".

La atención a los “alejados” merece una reflexión especial, como tarea específica de la pastoral misionera. 

“Alejados” son todos los que no están en comunidad cristiana:
  • quienes no han oído jamás hablar de Jesucristo
  • quienes se confiesan ateos 
  • quienes están integrados en otras confesiones no cristianas 
  • quienes, estando bautizados, viven lejos de las prácticas cristianas de forma habitual.
Es muy importante disponer de un proyecto pastoral específico para los “alejados”, “agnósticos” o no creyentes, para tenerlo en cuenta cuando las circunstancias propias lo requieran. No actuar bajo la improvisación.

Una de las dificultades de la pastoral misionera es el “lenguaje”. ¿Cómo hablar de Dios a quienes lo niegan? ¿Cómo acercarse a quienes se separan? ¿Cómo encontrase con quienes huyen? Son cuestiones que nos colocan ante una compleja tarea apostólica en un mundo descreído. Sin dar respuesta a todas estas cuestiones, sí podemos afirmar que, para la evangelización de los alejados, el mejor lenguaje misionero es el del “testimonio”.

Para la acción:
  • Cursos Alpha
  • Retiros de Emaús
  • Retiros de Effetá
  • Proyecto amor Conyugal
  • Escuela de Evangelización
  • Acogida
  • Perseverancia
Para la reflexión:

¿Hay conciencia en la parroquia de la pobreza de fe y de la falta de formación religiosa de muchas de sus gentes? Comentar la experiencia que haya en este sentido. 

¿Se presta la atención debida a la formación y educación de la fe, resaltando, sobre todo, su carácter misionero en los momentos especiales como son: bautizos, bodas, funerales, etc.? 

¿Hay preocupación en tu parroquia (sacerdotes, religiosos/as, catequistas, grupos apostólicos, etc.) por el problema pastoral de los “alejados”, aún entre los practicantes? ¿Se ha hecho alguna reflexión seria al respecto? Debatir el tema.


domingo, 19 de julio de 2015

GOSPEL UPDATE



El sistema operativo en el que creo y con el que estoy acostumbrado a trabajar es Windows. Y en él viene configurado WINDOWS UPDATE, es decir, un programa mediante el cual recibo actualizaciones periódicas y automáticas del sistema operativo. Esto también ocurre con la mayoría de los programas o de las aplicaciones.

Inconscientemente pensamos que si no recibimos actualizaciones del sistema operativo o del programa o aplicación, puede que sean algo que ya no sirve, que está en desuso, en decadencia y/o en proceso de extinción y, a veces, tenemos la tentación de dejar de usarlos, más tarde o más temprano.

Posiblemente, nos cansamos muy deprisa de lo que tenemos muy visto, y por eso, una actualización se recibe como una mejora de algo que ya se tiene, un soplo de aire fresco, aunque sólo sea en la apariencia o en la forma.

La actualización perfecta es aquella que no cambia el contenido mismo, sino la que nos hace percibir éste de una forma novedosa, actual, en uso, programada en tiempo, funcionalidad, apariencia y desarrollo. 

Esto nos produce una sensación de que la aplicación está viva, en desarrollo y que somos partícipes de ella, de modo que seguiremos expectantes con cada nueva característica de la que poder disfrutar.

Yo creo que esto es lo mismo que ocurre con la Evangelización. Yo lo llamo “GOSPEL UPDATE”: se trata de un programa de actualización automática (proceso) de la Iglesia, no para cambiar el contenido (mensaje) del sistema operativo, del programa o de la aplicación (evangelio) sino para renovar la forma y/o la apariencia (nuevos métodos) en la que les llega a los usuarios, dando una auténtica sensación de actividad (nuevo ardor) y de actualidad (nuevas expresiones) y provocando siempre expectación (nuevos lenguajes).

Yo diría que lo tenemos instalado de fábrica pero no lo tenemos “operativo”.


SER-HACER-TENER





A menudo, cometemos el gran “error” de invertir el paradigma “ser, hacer, tener”. Pensamos que primero hay que tener (capacidad, formación, dinero...), para luego hacer (una actividad, un trabajo, una misión...) que finalmente nos llevará a ser (rico, feliz, capaz…). En realidad es mucho más simple.

Dios, que tiene un plan para nosotros, nos quiere activos, diligentes y productivos. Nos llama a SER su pueblo y, por consiguiente, también a servirle y a darle gloria. Esto nos lleva a reflexionar y meditar sobre el “SER” más que sobre el “HACER”.

Para “SER” hijos suyos no es necesario cumplir ningún requisito especial, no tenemos que “HACER” nada por nosotros mismos. Es por su Gracia, que Dios nos ofrece y nos reconoce siempre nuestra dignidad filial.

No se trata tanto de “tener” ni de “hacer”, sino de “ser”. Muchos pueden pensar que no tienen capacidad o tiempo, que no tienen formación o preparación, que no pueden hacer gran cosa; el hecho es que pierden la visión del ser por la del tener o por del hacer.

La clave está en que cada uno “somos” porque Dios nos capacita con un don, con un regalo, con un talento (Mateo 24, 14-15) y nos llama a utilizarlo.

Estamos llamados al “ser”, a ser dignos de su amor y de su misericordia, a ser a su imagen y semejanza, a ser como Él: amor.

Para nosotros es un honor y un orgullo “ser” hijos de Dios, “ser la sal y la luz del mundo” (Mateo 5, 13-14) pero no debemos "ser" buscando reconocimiento ni halago por lo que “hacemos” o por lo que “tenemos”; somos, hacemos y tenemos para gloria de Dios. (1 Corintios 10:31).

Dios se enorgullece de lo que “somos” más que de lo que “hacemos” o de lo que “tenemos”. Para el Señor, nadie “es” menos. Todos “somos” sus hijos preferidos.

Cuando hacemos algo por nuestra familia, por nuestros hijos, por nuestros padres, por nuestros amigos, por los demás… no lo hacemos buscando una recompensa. Lo hacemos por AMOR.

De la misma manera, cuando “somos hijos de Dios”, cuando llegamos a experimentar el gozo y la alegría de “ser” su familia, trabajamos por y para Dios. No necesitamos la afirmación ni el reconocimiento de nadie más.

Y es tal el entusiasmo, que nos “hacemos” y nos “llenamos de su Ser” y el corazón se nos escapa del pecho porque “le tenemos”.

Enfocando nuestra mente, alma y corazón en el “SER”, llegaremos al “HACER” y al “TENER”.

sábado, 18 de julio de 2015

ACTOS COTIDIANOS, COSAS PEQUEÑAS



“… son las cosas pequeñas, los actos cotidianos de personas ordinarias 
los que alejan la maldad. 
Los sencillos actos de gentileza y amor”.

(El Hobbit: un viaje inesperado)

Las cosas extraordinarias no radican en actos llamativos, heroicos y deslumbrantes. Es el amor lo que elimina todo egoísmo e iniquidad de nuestros corazones; un amor que renuncia a todo lo que nos ata al mal, un amor que transforma el mundo desde los corazones.

Amar es regalar una sonrisa a tu mujer por la mañana, saludar al vecino del rellano o tender la mano al necesitado; escuchar con paciencia al que todos ignoran o rechazan, al que llora, al que sufre; perdonar a quien nos ofende, consolar al que lo necesita, enseñar al que no sabe.

La clave del amor es vivir lo ordinario de forma extraordinaria, de apreciar las cosas sencillas, celebrar los pequeños momentos, reducir la marcha, frenar el ritmo, respirar profundo y degustar las experiencias que vivimos, “tomar tierra”, saber escuchar y mirar a nuestro entorno.

Es disfrutar de lo corriente, de lo simple; es cambiar la percepción, el modo de ver las cosas y la actitud ante el mundo. Es valorar lo común, lo pequeño en lugar de anhelar lo grandilocuente o lo exótico. 

Y es ahí donde descubrimos a Dios, en la humildad, en la sencillez, en la naturalidad. Es ahí donde podemos establecer una relación personal con Él. 

No consiste tanto en largas horas de oración o contemplación, ni en visiones o revelaciones especiales... no consiste en buscar a un Dios aparatoso, triunfal, espectacular... que nos resuelva los problemas, que nos libre de los malos momentos y que evite nuestros sufrimientos... 

Ese no es el Dios que se manifestó en Jesús, ese no es el Dios que “se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, haciéndose uno de tantos” (Filipenses 2, 7).


Se trata de algo mucho más sencillo: de encontrar a Dios en la vida cotidiana para captar lo que nos quiere decir, para sentir su presencia y su amor. Si desvinculamos a Dios de nuestra vida cotidiana, nos quedamos sin Dios. 

Muchas veces no le encontramos porque no le buscamos donde debemos, donde no podemos encontrarle o también porque le buscamos en solitario, en lugar de sentirle en el grupo, en la comunidad.

Nuestro Padre nos invita a buscarle, descubrirle, hablarle, amarle, siempre y a cualquier hora, en los actos cotidianos, en el bullicio del día a día, en las preocupaciones que nos abruman... en nuestra vida familiar, profesional, social. Nos llama a hacer de esa experiencia cotidiana, el lugar de encuentro y relación con Él. 

Buscar a Dios es dejarle un espacio entre nosotros y nuestra cotidianeidad, descubrirle en esa tierra de nadie y pedirle que la ocupe.

Estamos llamados a vivir nuestra fe con más humanidad y nuestra experiencia humana con más sentido cristiano, al modo del Dios hecho hombre.

“Dios ha elegido lo que el mundo considera necio 
para avergonzar a los sabios, 
y ha tomado lo que es débil en este mundo 
para confundir lo que es fuerte. 
Dios ha elegido lo que es común y despreciado en este mundo, 
lo que es nada, para reducir a la nada lo que es.” 

1 Corintios 1, 27-28:

CAMBIO DE PARADIGMA, NO DE MENSAJE



"La Iglesia ha de ser un hospital de campaña, no el club de los perfectos, donde todo el mundo pueda ser amado y aceptado tal y como es, sin ser juzgado" 

Papa Francisco.


Antaño, el paradigma de conversión ha consistido en lo que en inglés se conoce como las tres "B": BEHAVE / BELIEVE / BELONG, es decir, COMPORTARSE / CREER / PERTENECER.

Este modelo ha funcionado siempre tanto en cuanto, todo el mundo sabía cuál debía ser la conducta adecuada, qué era lo correcto, lo que había que creer y por ello, lo creían. 

Pero hoy, el paradigma ha cambiado. Ahora es PERTENECER / CREER / COMPORTARSE. Las personas se comportan de acuerdo con aquello en lo que creen, de acuerdo a "su verdad" y ni tan siquiera se plantean si algo es verdad; más bien, su pregunta es...¿funciona? ¿me vale a mí? 

Hemos de ser conscientes de que nadie va a creer o a comportarse de una forma porque nosotros se lo digamos, o porque se lo diga la Iglesia, o porque se lo diga el Papa. ni tan siquiera porque se lo diga Dios.

Las personas comenzamos a creer, a cambiar "nuestra verdad", y a comportarnos de una manera determinada desde la experiencia de pertenecer, de sentirnos escuchados, valorados, respetados, queridos y nunca juzgados. Por eso funciona Alpha, como método.

Y nosotros... ¿Estamos preparados y equipados para acoger en nuestra comunidad a personas que no creen o no se comportan como pensamos que deberían hacerlo? ¿Juzgamos a quienes no piensan o actúan como nosotros o por su estado civil, por su inclinación política, religiosa o sexual?

Escuchemos y acojamos primero. Más adelante, la Gracia de Dios actuará y de la noche a la mañana, el Espíritu Santo nos guiará a todos, a nosotros y a esas personas.

viernes, 17 de julio de 2015

CRISTIANOS "FULL-TIME"





“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas.”

Mateo 6:33

Algunos católicos vivimos una vida cristiana común y corriente. Creemos en Dios, vamos a la iglesia, educamos a nuestros hijos en la fe, etc. Dios forma “una parte” de nuestra vida, junto con el resto de las otras actividades importantes (el trabajo, los estudios, actividades familiares y el entretenimiento, etc.). Somos cristianos "part-time" (a tiempo parcial).

Cuando conocemos realmente a Cristo y tenemos un encuentro personal con Él, nos transformamos y nos convertimos en discípulos misioneros, nos involucramos y nos comprometemos de lleno en las cosas del Señor. 

Dios comienza a tomar prioridad en nuestras vidas. Nos reunimos regularmente, oramos y buscamos cualquier oportunidad para servir al Señor con nuestro tiempo, dones y talentos. Somos cristianos "full-time" (a tiempo completo).

¿Cuántas horas dedicamos al día a respirar? ¿Acaso no nos da la vida para hacer que nuestro cuerpo viva? ¿Cuántas horas al día dedicamos a ser cristianos? ¿Acaso no nos da la vida para las cosas de Dios? 

De la misma forma que no podemos estar medio vivos, tampoco podemos ser medio cristianos, no vale el término medio: vivos del todo, vivos en todos los momentos del día.

En Juan 14,6 Cristo nos dice que "Él es la Vida". Cristo nos llena el día entero. Vivimos de Jesucristo como el cuerpo vive del pan, del agua y del aire. Sin Jesucristo, ni sabríamos vivir...

No podemos hacer trampa a Jesucristo. Por tanto no podemos ser cristianos (estar vivos) sólo parte del día. No podemos demandar un Dios a tiempo completo y nosotros estar a tiempo parcial. Dios está siempre en casa o en el despacho, en la sacristía o en el templo, en nuestra ciudad o en nuestras vacaciones... Tenemos que estar vivos a tiempo completo, tenemos que ser cristianos "full-time".


"En cualquiera cosa que hagas, tenlo presente: 
él aplanará tus caminos."

Proverbios 3, 6