¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 18 de noviembre de 2019

¿QUÉ ES EL ANTICRISTO?

Hijos míos, estamos en la última hora, 
y, como habéis oído, el anticristo viene; 
y ahora ya han surgido muchos anticristos; 
por eso conocemos que es la última hora. 
Han surgido de entre nosotros, 
pero no eran de los nuestros; 
porque si hubieran sido de los nuestros, 
hubieran permanecido con nosotros; 
pero ha sucedido esto para que se manifieste 
que todos éstos no eran de los nuestros. 
¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? 
Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
(1 Juan 2, 18-19, 22)

La palabra "Anticristo" procede del griego αντὶ- (antì-, sustituto, opuesto) y χριστός (khristós, ungido, mesías, Cristo), es decir, "aquel que sustituye o se opone a Cristo".

El Anticristo representa lo contrario a Cristo, niega a Cristo y encarna el Mal en el mundo.

Las Escrituras, los Padres de la Iglesia, algunos teólogos y cardenales hablan claramente de la llegada del Anticristo al final de los tiempos, antes de la venida gloriosa de Cristo. 


La Biblia

"Anticristo" aparece cuatro veces en la Biblia, todas ellas en dos de las cartas del apóstol Juan:

"Hijos míos, estamos en la última hora, y, como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora"  (1 Juan 2, 18).

"Y ¿quién es el mentiroso sino el que dice que Jesús no es el Cristo? Éste es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo" (1 Juan 2, 22).

"Y el que no confiesa a Jesús no es de Dios, sino del anticristo, del cual habéis oído decir que estaba para venir y ya está en el mundo" (1 Juan 4, 3).

"Porque han irrumpido en el mundo muchos seductores, que no confiesan a Jesús como el mesías hecho hombre. Ése es el seductor, el Anticristo" (2 Juan 1, 7).


Los Padres de la Iglesia 

Los padres de la Iglesia han hablado del Anticristo en numerosas ocasiones:

Hipólito de Roma en su Tratado de Cristo y el Anticristo, habla de que "El impostor procura compararse a sí mismo en todas las cosas al Hijo de Dios."

San Agustín escribe en sus Comentarios a San Juan"Son anticristos todos los que salen de la Iglesia y se separan de su unidad." 

San Vicente Ferrer en el siglo XV habla sobre la inminente llegada del anticristo y las señales para reconocerlo: “Anticristo se llamará precisamente 'quod est contra Christo' y su doctrina, pero también se opondrá al verdadero vicario de Cristo.” 

León XIII, en su encíclica Humanum Genus de fines del siglo XIX, condena a la Masonería que,  por su moral "naturalista", niega "el fin último del hombre" y la acusa de: "Querer destruir la religión y la Iglesia, y resucitar el paganismo".

Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazareth: "La violencia es un instrumento preferido por el anticristo que sirve a la inhumanidad."

Francisco ha dicho que “Hoy estamos delante de una manifestación del mal, descarada, agresiva y destructiva. Detrás y dentro de esto está el espíritu del mal que se siente el señor del mundo y piensa que ha vencido.”

Teólogos 

También teólogos, cardenales, sacerdotes y personas de fe 

Hildegarda de Bingen en su obra Scivias, afirma que "El "Corruptor" surge del seno mismo de la Iglesia y afirmará que el incesto, la fornicación, el adulterio y otros tales no son pecado."

Joaquín de Fiore en el siglo XII, afirmaba que "Cinco tiempos ya se concluyeron, y cinco de los siete sellos (Apocalipsis 6) han sido ya abiertos. El sexto tiempo debería acabarse con un período oscuro en el que nadie busca la fe o la verdad, en el que la violencia y los conflictos dividen el pueblo cristiano, en el que todo parece perdido, tiempo del Anticristo."

El sacerdote y teólogo jesuita Manuel Lacunza descarta que el Anticristo es "un cuerpo moral anticristiano, compuesto de muchos individuos, cuya característica principal es el odio formal a Jesús, el oponerse a Jesús, perseguir a Jesús, procurar destruirlo, o desterrarlo del mundo, borrando del todo su nombre y su memoria."

Mélanie Calvat afirmó haber recibido un secreto de la Virgen María en la Montagne de la Salette, Francia, el 19 de septiembre de 1846: "Un gran rey ascenderá al trono, y reinará por algunos años. La religión florecerá y se difundirá por toda la tierra y la fertilidad será grande, el mundo feliz de no perderse nada comenzará sus desórdenes, abandonará a Dios y se entregará a sus pasiones criminales. Finalmente, el infierno reinará en la tierra. Será entonces cuando el anticristo nacerá de una monja."

El Cardenal Henry Edward Manning afirma: "La primera gran Revolución Francesa fue la inauguración del reino del Anticristo, de la negación de la fe cristiana y desde ese día hasta hoy, los principios de la turbulencia y la apostasía han azotado y atormentado a los reinos."

El Cardenal jesuita Louis Billot afirma en su análisis sobre el Liberalismo: “Sólo en la primera mitad del siglo XVIII fué cuando la impiedad se convirtió realmente en una potencia. La libertad es un pretexto, un ídolo para seducir a los pueblos.”

El Anticristo

El apóstol Juan nos dice que, en vísperas de la venida de Cristo, se presentaría un anticristo, que negaría al Padre y al Hijo: "¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. (1 Juan 2, 18-19, 22 y 2 Juan 1,7).
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En Mateo 24, 24 Jesús habla también en este sentido: "Se presentarán falsos cristos y falsos profetas que harán maravillas y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, aun a los mismos elegidos de Dios".

En Apocalipsis 13, 18, Juan nos dice: "El que tenga inteligencia, que calcule la cifra de la bestia, una cifra de hombre. Su cifra es 666."

No se puede definir al Anticristo como una figura individual o personal.  
Más bien, es el deseo de un mundo sin Dios (Rebelión de Satanás) y que conforma ideologías como el ateísmo, el relativismo o el laicismo; anticristos son todos los que reniegan de Cristo y con ello, también a Dios Padre.


El Anticristo:
  • se hará pasar por Cristo, luchando contra Él. 
  • tergiversará las enseñanzas de Cristo, a través de su nueva doctrina (ideología).
  • negará la divinidad de Cristo, es decir, que Jesús es hijo de Dios.

La Apostasía

El apóstol Pablo nos advierte: "Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios (2 Tesalonicenses 2, 3-4)



Antes de la segunda venida de Cristo tiene que producirse la gran apostasía, es decir, una crisis religiosa/espiritual a escala mundial. Nos advierte que aparecerá "el hombre del pecado", instrumento de perdición, "el rebelde", instrumento de Satanás que se levantará contra Dios, suplantando la Iglesia de Cristo y haciéndose pasar por Dios



Habla en el mismo sentido que Juan habla del anticristo. Es la misma figura misteriosa que representa la maldad en el mundo.



Al presentarse este "sin-ley", y con el poder de Satanás, hará milagrosas señales y prodigios al servicio de la mentira. Y usará todos los engaños y artimañas de la maldad en perjuicio de aquellos hombres que han de perderse (2 Tesalonicenses 2, 9-10).

Interpretaciones del Anticristo

Actualmente hay como tres posiciones frente a estos textos bíblicos que hablan acerca del anticristo:

1.- Interpretación literal. Defendida por grupos religiosos fanáticos o fundamentalistas que tratan de hallar en una determinada persona al anticristo actual, o por polemistas anti-católicos que quieren hacer ver que el Papa es el anticristo, como si el sucesor legítimo de Pedro debiera confundirse con la encarnación del mal. 

2.- Interpretación fantástica. Toman el Apocalipsis como una película de ciencia ficción, como pura fantasía o leyendas antiguas, siendo incapaces de descubrir el profundo mensaje que Dios quiere comunicarnos.

3.- Interpretación católica. Nosotros, los católicos, creemos que el anticristo es el mal y lo contrario al cristianismo. 

Es la realidad del pecado y de la maldad que se ha manifestado y sigue manifestándose en personajes históricos, en grupos de personas, en tendencias o ideologías anticristianas, en sistemas políticos y económicos que quieren aplastar los grandes valores del Reino de Dios: el amor entre los hombres, la justicia en el mundo, la verdadera paz, la fraternidad y la solidaridad...

El Anticristo y los anticristos se encarnan en instituciones humanas, en intereses mundiales que proclaman sutil o abiertamente la guerra a la Iglesia de Cristo, el atropello a los derechos humanos, la idolatría del dinero, del sexo y del poder. 

Es la corriente del mal que invade toda la humanidad. Es fácil ver la acción del Anticristo en el mundo de hoy, por ejemplo en los cultos satánicos, en los suicidios colectivos, en la ideología de género, en la proliferación del aborto, el ataque exclusivo a la Iglesia católica, etc.

Según los textos bíblicos, al final de los tiempos se levantará una figura escatalógica con todo el poder diabólico que provocará una gran mal a escala mundial. "Es el malvado que al fin el Señor lo barrerá con el soplo de su boca y lo destruirá con el resplandor de su venida" (2 Tesalonicenses 2, 8).

Frente a esta realidad del mal, los cristianos no debemos vivir aterrorizados, sino vivir la gran esperanza de Cristo resucitado y dar testimonio suyo en este mundo, tal y como Jesús nos dice: "Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulaciones; pero tened ánimo, que yo he vencido al mundo" (Juan 16, 33).

Lo que dice el Catecismo

¿Cuándo será la segunda venida de Cristo?
La segunda venida de Cristo en gloria y majestad es inminente aunque nadie sabe el día ni la hora.

¿Qué sucederá antes del advenimiento de Cristo?
Antes del día final, la Iglesia deberá pasar una prueba que sacudirá la fe de muchos creyentes. 

Se revelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que será la del Anticristo, es decir, habrá un pseudo-mesianismo en que el hombre se glorificará a sí mismo colocándose en el lugar de Dios.

¿Cómo entrará la Iglesia en la gloria del Reino?
La Iglesia entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su Muerte y su Resurrección.

¿Cómo llegaremos a la plenitud del Reino?
Llegaremos a la plenitud del Reino no necesariamente mediante un triunfo histórico de la Iglesia ante el mundo, sino por una victoria de Dios sobre el mal.

¿Qué sucederá cuando llegue el juicio final?
Jesucristo vendrá con gloria y majestad para llevar a cabo el triunfo del bien sobre el mal que, como el trigo y la paja, habrán crecido juntos en el curso de la historia. Cristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

domingo, 17 de noviembre de 2019

LA CATEDRAL DE LOS MÁRTIRES

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Hoy, hemos sido convocados a una Eucaristía en acción de gracias por los 143 beatos enterrados en el cementerio de Paracuellos del Jarama y por todos los que dieron su vida en testimonio de la fe. 

Resultado de imagen de paracuellosPara mí, era la primera vez. No conocía el Campo Santo. No había estado antes. 

Había visto muchas veces la gran Cruz Blanca pintada en la colina pero no había contemplado la multitud de cruces blancas que, en palabras del celebrante y obispo Juan Antonio Reig Plá, se elevan como saetas al cielo, configurando lo que se ha llamado la "Catedral de los Mártires".

La Catedral de los Mártires es un recinto sagrado donde miles de "luces" iluminan el mundo, invitándonos a rezar como miembros de la familia de Dios y a aprender a dirigir nuestras vidas por el sendero del amor, la comunión fraterna y la reconciliación.  

La Catedral de lo Mártires es un espacio santo donde miles "almas" de compatriotas y hermanos nos marcan el camino de todo cristiano, dando testimonio visible de Cristo: aquellos que, como el Maestro, entregaron su vida por amor a Dios y amor a su pueblo, España. 

La Catedral de lo Mártires es un lugar de peregrinación donde miles de "cruces" nos animan a aprender del ejemplo radical de aquellos que nos precedieron en el combate de la fe: sacerdotes, religiosos y laicos, cuyas vidas fueron arrebatadas por el único delito de ser católicos. 

La Catedral de lo Mártires es una universidad de amor que nos anuncia el amor a Dios, a España y al prójimo, e incluso a los enemigos, cuando estos ejemplares cristianos, conducidos ante el pelotón de fusilamiento, gritaron: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! ¡Os perdonamos!

La Catedral de lo Mártires es un púlpito de testimonio que nos enseña a ser testigos fieles de Cristo: "la persecución os dará la oportunidad de dar testimonio de mí y, aunque maten vuestros cuerpos, por vuestra perseverancia, salvaréis vuestras almas" (Lucas 21,19).

La Catedral de lo Mártires es una academia de valentía que nos muestra el coraje, la perseverancia, la fortaleza y la seguridad en la victoria definitiva sobre la muerte, para poner toda nuestra esperanza en Cristo, que ha vencido a la muerte.

Resultado de imagen de HERMANDAD DE nUESTRA SEÑORA DE LOS CAIDOS DE PARACUELLOSLa Catedral de lo Mártires es un escuela de patriotismo donde sus héroes nos enseñan el amor a la tierra de nuestros padres, la honra debida a nuestros padres del cuarto mandamiento, el valor de una herencia forjada con esfuerzo y tenacidad, y la defensa de unos valores y principios identitarios. 

La Catedral de lo Mártires es una señal de advertencia que nos recuerda las palabras de Jesús: "Os perseguirán, entregandoos a las cárceles por causa de mi nombre" (Lucas 21, 12) y "seréis odiados por todos a causa de mi nombre" (Mateo 13).

La Catedral de lo Mártires es un emplazamiento de redención y reconciliación que, por la gracia redentora y el amor incondicional de Jesucristo, nos enseña a morir, como Él, perdonando y reconciliando a toda la familia de Dios.

Hoy, he aprendido lo que es el amor a Dios, a la Patria y al prójimo. 

Hoy he aprendido lo que es perdonar, incluso a los enemigos.

Hoy, he aprendido el verdadero camino del cristiano: el martirio.



HOMENAJE A VUESTRA GALLARDÍA Y SUBLIME SACRIFICIO

Señor, Dios de los Ejércitos, 
cuya mano da a los hombres la vida o la muerte, 
en la victoria o en la derrota, 
acuérdate, Señor, de los que defendiendo tu Fe, 
cayeron envueltos con tu nombre en los campos del honor.

Señor, Dios de los cielos, Esencia de amor y paz, 
acuérdate de quienes en la lucha por el triunfo de Tu amor entre los humanos, 
dejaron sus cuerpos rotos en el camio del martirio, 
ofrendando sus vidas con serenidad y resignación.

Señor, Dios de Justicia, principio y fin de todas las cosas, 
acuérdate de quienes imitaron el sacrificio de Tu Hijo, 
muerto en la Cruz por la redención del mundo, 
ofrendando el sagrado tributo de su juventud generosa, 
para hacer mejores a los que quedamos.

Señor, Tú que sabes lo efímero de esta vida, 
bendice los sueños de los que cayeron. 

Ten en tu divina presencia a los que tanto te amaron, 
amando tanto a la humanidad.

Guíalos por Tu Reino para que, desde los luceros,
inspiren nuestros actos 
y Tu nombre sea bendecido 
y alabado por los siglos de los siglos.
Amén.

(Oración de la Hermandad de Nuestra Señora de los Caídos de Paracuellos del Jarama)



sábado, 16 de noviembre de 2019

DIOS ES MI ÚNICO PÚBLICO

"¿A quién busco agradar?
¿A los hombres o a Dios?
 ¿Acaso tengo que agradar a los hombres? 
Si tratara de agradar a los hombres, 
no agradaría a Dios."
(Gálatas 1,10)

En la facultad me enseñaron que lo importante es la imagen, la fachada. Aprendí a dar a conocer al mundo "mi producto", comunicar bien sus fortalezas, para "venderlo" al mayor número de personas posibles.

En la sociedad me enseñan lo mismo: que lo importante es dar una buena imagen al exterior, "quedar bien", presumir de lo que hago bien, mostrar mis méritos, que los demás sepan qué importante soy y el lugar que ocupo en la escala social.

Pero todo eso...es agotador. Y es que todos estamos expuestos a un público que determina, en buena medida, nuestras actitudes y nuestros comportamientos.
Vivimos en una sociedad de la imagen y la tecnología donde parece que nuestra vida dependa de los "likes" de las redes sociales, de la cantidad de amigos o "vistas" que tengamos. En definitiva, obsesionados por gustar a todo el mundo.

Vivimos en una cultura exterior que nos esclaviza, que nos hace completamente dependientes de la imagen que damos a los demás, sin darnos cuenta de que hay Alguien que lo ve todo.

Hemos cambiado nuestra vida interior por la exterior. Hemos cambiado nuestra vocación de agradar a Dios por gustar a los hombres. Hemos dejado nuestra intención de adorar a Dios para dejarnos alabar por el mundo.

Sucumbimos ante el engaño de pensar que lo importante es hacer cosas para que nos vean, decir cosas para quedar bien, o querer demostrar lo que no somos o, incluso, "lo buenos cristianos que somos".
En mi camino de fe he aprendido una máxima: Dios es mi único público. Porque he sido creado por y para Él. Y no tengo que dar cuentas al mundo ni aparentar algo que no soy.

Porque es Dios quien, desde la distancia, observa cómo edifico mi vida conforme a Su voluntad, cómo trabajo para Su Reino y, sobre todo, cómo amo de verdad. 

Porque Dios jamás se entromete en mi vida ni en mis decisiones. Pero siempre que le necesito, allí está. Siempre que le pido consejo, allí está. Siempre que le pido ayuda, allí está... en lo escondido, en el silencio.

Porque Dios me ha liberado del juicio externo del mundo para hacerme comprender que soy como Él ha querido que sea y que no tengo que intentar ser de otra manera.Porque mi identidad más honda no es la que yo formo hacia el exterior, sino la que me ha sido dada por Dios.

Porque a Dios no puedo engañarle ni dar una falsa apariencia de como soy. Él ve las verdaderas intenciones y las motivaciones más profundas de mi corazón.

Y porque sé que si mi prioridad se basa en las críticas o en los aplausos
 de los demás, nunca contentaré a todos, nunca podré agradar a todos. Ahora, mi único objetivo es agradar a Dios.

El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas 1, 10 nos pregunta a quien queremos o a quien tenemos que agradar. El evangelista Mateo 6,1-7 nos exhorta a no ser hipócritas ni charlatanes; a no hacer cosas para que nos vean, de "cara a la galería"; a no buscar el agrado o la alabanza del mundo porque ello no conlleva mérito alguno; a que todo lo hagamos sea en secreto y para agradar a Dios, y Él nos recompensará.

Se puede decir más alto, pero no más claro: Dios es mi público y es a Él a quien tengo que agradar... cuando sirvo, cuando doy, cuando rezo...en todo momento.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

CÓMO FORMAR GRUPOS EN LA PARROQUIA


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Cuando visito algunas parroquias, veo a sus sacerdotes sobrepasados de trabajo y sin ayuda. Están solos y no pueden con todo. Y nadie hace nada...nadie les ayuda...

Veo que existen pocos grupos que sustenten la vida parroquial, que "tiren del carro". Me da la sensación de que muchos vamos, "cumplimos" y nos marchamos.

Por eso, es vital para nuestra Iglesia que los laicos asumamos el papel que nos corresponde y ayudemos a nuestros sacerdotes. Y también, que ellos se dejen ayudar.

Orar

Resultado de imagen de orarLo primero que hay que hacer es orar. La oración es el inicio de toda actividad en el Reino de Dios pero sobre todo, nos comunicamos con Dios y escuchamos lo que nos tiene que decir.

Una vez escuchemos a Dios, lo primordial es formar comunidad a través de grupos o equipos de trabajo dentro de la parroquia. 

Pero ¿cómo hacerlo?

Identificar

Lo primero es identificar quién tiene el potencial y el compromiso de formar parte de grupos que se conviertan en catalizadores para la parroquia.

Resultado de imagen de identificarPara identificar quién puede formar parte de un grupo, debemos pensar de qué se va a encargar: ¿Es este un equipo de ayuda en general o comprometido con una pastoral específica?

Independientemente de para qué cometido sea el grupo, necesitaremos personas que puedan trabajar para la parroquia y avanzar hacia un objetivo. Identifiquemos a esas personas.

Reclutar

Una vez que hayamos identificado al grupo potencial, debemos reclutar a las personas que lo van a formar, y para ello, debemos preguntarles personalmente, demostrarles la importancia de la labor, el significado del objetivo e ir por ello.

Resultado de imagen de reclutarLa mayoría de las personas querrán unirse al grupo si hacemos un buen trabajo transmitiendo la importancia, es decir, la visión. 

Puede que haya personas que lo rechacen. No pasa nada. Sigamos reclutando a los posibles miembros hasta que el grupo esté listo para comenzar a trabajar.

Equipar

Una vez que hayamos formado el grupo, es posible que su miembros o algunos de ellos, no estén preparados para alcanzar el objetivo de momento. 
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Ahora necesitamos equipar y formar al equipo.

En esta etapa, debemos formar y equipar, es decir, discipular a los miembros mediante reuniones de grupo, reuniones individuales, recomendando libros, etc. 

No pasemos a la siguiente etapa hasta que veamos que nuestro grupo está preparado para soltarse.

Delegar

Una vez que el grupo esté equipado y formado, debemos darle autoridad y autonomía para que realice su trabajo. 
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Asegurémonos de que haya al menos un objetivo declarado a alcanzar y dejemos que cada miembro del grupo piense en las mejores maneras de lograrlo. 

Participemos y animemos al grupo, pero no tratemos de gestionarlo nosotros. Deleguemos en sus miembros.

Evaluar

Resultado de imagen de evaluarMientras nuestro grupo está funcionando, evaluemos continuamente el progreso

Ver hacia dónde va el grupo y también rastrear formalmente el progreso que hace. 

Es posible que debamos proporcionar más ayuda al grupo o buscar nuevos asientos en el autobús para nuevos miembros.

Se trata de nutrir al grupo con una evaluación continua para no estancarnos.

lunes, 11 de noviembre de 2019

LA IGLESIA DISIDENTE ANTE UN MUNDO DECADENTE





En su último libro, "Se hace tarde y anochece", el cardenal Robert Sarah afirma que la crisis espiritual de Occidente es consecuencia de un ambiente moral contaminado, en el con la pérdida de los valores permanentes e identitarios de la civilización cristiana, se ha deformado nuestra conciencia, pervertido nuestra sensibilidad, corrompido el amor y degradado el hombre. 

Añade, que la crisis moral y eclesial es consecuencia de una atmósfera tóxica en la que el rostro de Dios se ha vuelto borroso, confundiendo el bien y el mal, y de un entorno relativista narcótico, que ha perdido la brújula de la verdad y la razón, que desdeña la salvación, y que ha provocado que la misma Iglesia haya entrado en una bruma perniciosa y en un cenagal maloliente.


Resultado de imagen de tecnologia en la religionComo lo estuvo el Imperio Romano, Occidente está en decadencia. El hombre occidental es su propio contaminante. Alejado de Dios, parece tratar de ponerse fin a sí mismo. Defendiendo una firme voluntad de romper con su pasado, sus tradiciones, sus valores y su herencia religiosa, cultural e histórica, está abocado al suicidio. 

En este ambiente inhóspito y enfermizo, el hombre pretende convertirse en Dios para empezar de cero, para re-inventarlo todo, para deconstruir la sociedad desde su núcleo, la familia, para re-convertir lo feo en bello, lo falso en verdadero y lo malo en bueno. Y así, sin darse cuenta, destruirse a si mismo.

La Iglesia Disidente

Ante esta crisis espiritual, moral y eclesial sin precedentes, el purpurado nos propone la exigencia que tiene toda la Iglesia de adoptar un mayor compromiso para ejercer la disidencia que el mundo necesita: hablar de Dios sin complejos. 

Los católicos no podemos dejarnos anestesiar con silencios cómplices sino proponer una enseñanza doctrinal y moral del mensaje de Cristo clara, precisa y firme, que se enfrente a la dialéctica de quienes debilitan nuestra identidad cristiana con la excusa de afirmar la dimensión social o bien, para ocultar su miedo. Porque la razón de la esperanza para el mundo es: Dios o nada. 

Podríamos afirmar que, aparte de la Iglesia Triunfante, la Purgante y la Militante, ésta última (nosotros) debería ser, a la vez, Iglesia Disidente.

Ahora, más q
ue nunca, los cristianos debemos trabajar contracorriente, para inmunizarnos del pensamiento único predominante, y combatir la dañina la ideología de género, cuya propuesta de indeterminación sexual y de libre elección de la identidad, instala de forma totalitaria la idea de "un hombre nuevo", socavando el vínculo conyugal y provocando un desastre en toda la estructura familiar y social
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Ahora,
más que nunca, debemos luchar contra el gran "becerro de oro" de nuestro tiempo: el dinero

Este becerro de oro es incapaz de llevarnos a la Tierra prometida y por eso nos vende dioses superficiales, como el materialismo , que con la máscara de un falso y efímero bienestar, nos esclavizada en el terreno de la codicia,  como el consumismo, que nos ha transformado en "consumidores compulsivos" y como el egoísmo, que nos ha adoctrinado en la "religión de la inmediatez" que crea "fieles que consumen sin pensar".

Ah
ora más que nunca, debemos ejercer la disidencia ante un mundo auto-destructor, para combatir algunas grandes utopías terrenales: el hedonismo institucionalizado, que nos incita a desechar cualquier esfuerzo o sacrificio, la globalización igualitaria, que pretende crear un hombre idéntico, uniforme y homogéneo, y el relativismo de masas, que nos propone un cambio de valores por deseos, de virtudes por afanes, de libertad por libertinaje, de bien común por egoísmo, de moralidad por tolerancia.

Imagen relacionadaAhora más que nunca, debemos ejercer la disidencia ante un mundo totalitario para rebelarnos contra el laicismo, que pretende evitar nuestra mirada al cielo, el liberalismo social, que pretende falsificar la verdadera libertad para hacernos "como Dios" y el secularismo, que pretende imponernos un nuevo concepto de vida: una humanidad lejos de Dios. O lo que es lo mismo, un infierno.

Ahora más qu
e nunca, debemos ejercer la disidencia ante un mundo tecnológico para sublevarnos contra el tecnicismo absorbente, que pretende dispensarnos de reflexionar y ejercitar el juicio crítico, el ecologismo  artificial, que pretende enseñarnos a amar la naturaleza ambiental y a odiar la naturaleza humana, y el feminismo radical, que pretende enemistar a hombres y mujeres, destruyendo su complementariedad.

Ahora más que nunca, debemos ejercer la disidencia ante un mundo que busca el fin del hombre, para anunciar que la única esperanza es Dios. 

jueves, 7 de noviembre de 2019

AYER CONOCÍ A UN SANTO


Ayer conocí a un Santo... Por primera vez en mi vida... vi la santidad encarnada. A un hombre de Dios. A Dios en un hombre.

Ayer vi el rostro de Cristo. Lauténtica paz reflejada en su tierna mirada, reflejo de su limpio corazón. La genuina humildad expresión de su actitud cercana. La verdadera mansedumbre  en el destello de sus delicados gestos. 

Ayer vi el corazón de Cristo. En su pureza de intención y su profunda paz. En su piel castigada por años de lucha y persecución. En su tez oscura, curtida por el intenso sol africano. En la honradez de sus manos suaves y delgadas, portadoras de bendiciones. 

Ayer volví a caminar con él hacia Emaús. Y como Jesús, me habló alto y claro. Me explicó que el pasaje de los discípulos de Emaús del Evangelio de Lucas es la más perfecta Lectio divina, donde Cristo se interpreta a sí mismo. 

Ayer comprendí que el camino de la unidad es la Verdad, que el camino de la esperanza es la oración, que el camino del amor es la Eucaristía, que nos conduce al encuentro con Cristo vivo, resucitado y presente.

Ayer descubrí el sufrimiento silencioso de quien ama de verdad. Porque sólo quien ama, sufre. Porque sólo quien se entrega, ama. Porque sólo quien da la vida por los demás, es capaz de alcanzar el amor extremo.

Ayer escuché a quien habla en silencio. A quien no necesita palabras para expresar su plenitud. A quien vive lleno de Dios. A quien tiene una relación estrecha con el Creador.

Ayer hablé con un Bienaventurado que no necesita deslumbrar para ser luz. Que no busca aliño exterior para ser sal. Que gime desde las entrañas. Que reza desde el interior. Que sólo busca y necesita a Dios. 

Ayer conocí a un Bendito que me pidió oraciones por él. Esa fue su única "ambición": encontrar Su Misericordia. Ese fue su único "egoísmo": hallar Su Gracia. Ese fue su único deseo: ser digno de Su Amor. 

Ayer conocí a Robert Sarah. Y me dio su bendición.

martes, 5 de noviembre de 2019

DEJARNOS TOCAR POR EL CORAZÓN DE CRISTO

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El mes pasado, escuchaba a Monseñor Munilla decir que la diferencia entre creer y no creer, radica, no tanto en la creación, sino en la revelación.

Y es que uno puede creer que todo el universo ha sido creado por Dios. Y no anda desencaminado, porque es así. Pero la piedra angular de nuestra fe está en que Cristo, segunda persona de la Trinidad, se ha revelado a la humanidad.

Sólo a través de Jesucristo, podemos llegar al Padre. Sólo abriendo nuestro corazón al suyo podremos experimentar Su amor y, así, también amar. 

Cuando su corazón toca el nuestro, nos enamora. Cuando nos encontramos cara a cara con Él y nos habla del Padre, nos arde el corazón. Y cuando el corazón se nos sale del pecho de amor y alegría, no podemos sino evangelizar.

Resultado de imagen de sagrado corazonEvangelizar, en realidad, es "impregnar todo del amor de Cristo". Y sólo somos capaces de ser apóstoles de Cristo, cuando nos dejamos "impregnar de su amor", sólo somos capaces de ser verdaderos evangelizadores cuando nos dejamos "enamorar por y de Él"

Cuando nos dejamos "tocar por el corazón de Cristo”, tocamos lo más profundo del Señor, su propio Ser Divino, que nos une íntimamente a Él. 

Imagen relacionadaEn realidad, no somos nosotros los que le tocamos, sino que es Él quien primero toca nuestro corazón para hacerlo indiviso, para ser una sola cosa, con su ser divino.

Cuando nos dejamos tocar por el Corazón de Cristo, entramos en contacto directo con su latir de amor y de vida eterna.

Y por eso no es Él quien revive por nuestro roce místico y espiritual, sino que somos nosotros los que nos vemos reanimados al palpar con las manos de la fe, el sagrado corazón de Cristo.

Esto es lo que realizamos con cada Eucaristía, lo que pedimos en cada hora santa o momento de adoración eucarística: dejamos que Cristo tome nuestra mano, como tomó la de Santo Tomas y la lleve a su pecho abierto y allí meta nuestra mano en la fuente de vida eterna.

Es allí donde nuestro corazón recibe un nuevo impulso de vida, un nuevo latir que nos hace capaces de seguir viviendo en un mundo aparentemente gris, pero que nos impulsa a seguir anunciándolo a todos los hombres y a decir que hemos encontrado la fuente de la verdadera vida.

jueves, 31 de octubre de 2019

LA TRAICIÓN DE JUDAS

"Pero ved que la mano del que me entrega 
está conmigo en la mesa. 
¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! 
¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"
(Lucas 22, 21; Mateo 24, 26)

Dice el cardenal Robert Sarah, en su nuevo libro "Se hace tarde y anochece", que los cristianos están desorientados, que no saben qué creer, porque sus corazones están destrozados y heridos. 
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La decadencia de la civilización cristiana y, por tanto, de Occidente es consecuencia de una crisis cultural e identitariaOccidente ya no sabe quién es, porque ya no sabe ni quiere saber qué lo ha configurado, qué lo ha constituido tal y como es. Hoy muchos ignoran su historia.

Vivimos una profunda crisis espiritual y moral. Una crisis de la fe y de la Iglesia, por la traición de sus élites, por el relativismo moral, la globalización sin límites, el capitalismo desenfrenado, las nuevas ideologías... 
El mundo ha descendido a un infierno sin amor, sin luz, sin Dios. Un escenario tenebroso y confuso en el que el Cuerpo místico de Cristo ha sido expuesto a la maldad, traicionado y flagelado, y necesita pasar la prueba de su Getsemani particular. 

Misterio de la iniquidad
La Iglesia vive una noche oscura en la que la invade el humo de Satanás. Se ha convertido en un antro de tinieblas y en una cueva de ladrones, donde se han infiltrado depredadores, algunos sacerdotes se han convertido en agentes del demonio, mancillando el alma de los más pequeños. 


El hombre ha dejado de sentirse en peligro. Ha dejado de sentir la necesidad de ser salvado. Niega el sentido del pecado y por tanto, rechaza la misericordia divina. Se ha convertido en su "propio Dios". El mal es el bien y el bien es el mal

“Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el “Misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne” (675, CIC).


Misterio de la agonía

La Iglesia necesita pasar por Getsemani para tener una profunda reforma, que pasa por nuestra propia conversión. Basta de silencios culpables, de miradas huidizas y de complacientes compromisos.

La Iglesia necesita volver a
 la unidad y a la comunión que nacen del corazón de Cristo y que descansan sobre cuatro pilares: oración, doctrina, amor a Pedro y caridad fraterna.

Sin la unión con Dios, todo es inútil. Sin oración, le traicionamos al negar nue
stra relación con Él. Como hicieron los apóstoles cuando no fueron capaces de velar ni una hora. Sin oración no nos mantenemos vigilantes y no podemos saber su voluntad y, por tanto, servirle. La Iglesia tiene que abandonar el activismo y la palabrería, para arrodillarse y orar. 
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Nada hay por inventar. No valen las propias opiniones ni las ideas novedosas que rebajan la doctrina católica. Dios ya se ha revelado al mundo. Sin unidad en la doctrina, surgen los falsos profetas que no buscan el bien del rebaño. Mercenarios que irrumpen en el aprisco sin permiso y que destruyen. Jesús es exigente. Nos llama a seguirlo y a velar. ¿Abandonaremos al Señor como hicieron todos los discípulos? ¿Pondremos excusas para seguirlo o para velar?

Cristo confió su Iglesia a un hombre: Pedro. Y permitió que lo negara y le traicionara tres veces antes de entregarle las Llaves del cielo. Le eligió, no por sus capacidades, sino por su fe y amor. Pasó por alto sus imperfecciones y debilidades por su esperanza en el Mesías. El sacerdote más indigno sigue siendo instrumento de la Gracia cuando celebra los sacramentos. ¡Hasta ese extremo nos ama Dios!

El odio y la división han desfigurado el rostro de benevolencia de la Iglesia. Los recelos y las envidias han hecho que abandonemos la caridad. Las disensiones y críticas han destruido la comunión fraterna. La Iglesia es una madre con los brazos abiertos, igual que Cristo en la cruz, que nos invita a estar a sus pies abrazados como hermanos.


Misterio de la flagelación
La Iglesia vive, al igual que Jesús, el fustigamiento continuo del mundo. Es azotada sin piedad, sin compasión y sin tregua.

Su cuerpo, encadenado a la columna del odio, está desgarrado, tiemb
la y se retuerce de dolor. Su cara, está desfigurada. El castigo parece no tener fin. Los golpes y latigazos llegan por todos los flancos.

La sangre de los mártires brota de sus heridas y encharca de rojo las plazas. El castigo le impide respirar. Sus fuerzas, le abandonan.
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El mundo ha coronado su cabeza con espinas y su rostro está ensangrentado. Se mofan y rifan sus vestiduras.  Ha probado el amargor del vinagre.

Su dolor no sólo es físico, también espiritual. "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros." (Juan 15,18). 

“Debemos prepararnos para sufrir, dentro de no mucho, grandes pruebas, que exigirán de todos nosotros la disposición de ofrecer la propia vida, y una dedicación total a Cristo y por Cristo… Con vuestra oración y la mía es posible mitigar esta tribulación, pero no será posible evitarla, porque sólo así la Iglesia podrá ser efectivamente renovada. ¡Cuántas veces de la sangre ha brotado la renovación de la Iglesia! No será de otro modo esta vez. Tenemos que ser fuertes, prepararnos, confiar en Cristo y en su Madre Santísima, y ser muy, muy asiduos al rezo del santo rosario.” (Juan Pablo II, 1980).

Ha comenzado su Pasión.

Misterio de la traición
La Iglesia vive el misterio de Judas. La duda ha ido apoderándose del corazón de algunos sacerdotes, que han empezado a juzgar la enseñanza de Cristo: demasiado exigente y poco eficaz. 

La Iglesia ha abandonado la sana doctrina porque ha dudado, vaciando de contenido su mensaje evangélico y abandonado la misión de buscar la salvación eterna del hombre para ocuparse de su bienestar temporal.

“El Señor nos ha dicho que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo. (…) La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje (tercer secreto del mensaje de Fátima) reside en el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia”(Benedicto XVI, 11 de mayo de 2010).
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Muchos, desde dentro de la Iglesia, pretenden traer el Reino de Dios empleando medios humanos y según sus propios planes. 

Como Judas, se han alejado del Señor. Han dejado de escucharle. De acompañarle en el silencio y la oración. Se han refugiado en los asuntos del mundo. Le siguen, pero ya no creen en Él. Dudan de su Misericordia. 

Sus duros corazones no se conmueven ante Su mirada tierna y misericordiosa porque el Diablo ya ha penetrado en ellos: "non serviam"

Comulgan mientras traicionan. Se han comprometido con el mundo y la carne. Cuestionan todo y ponen en duda la doctrina católica, vaciándola de contenido. 

Han suscitado odio, división, crítica y manipulación. Han tomado el camino de Judas. Unos Judas que se han puesto la máscara del relativismo. Han vendido a Jesús y a su Iglesia por unas monedas, y los han entregado para que los crucifiquen. 

Y al pie de la cruz se encuentra María junto con los discípulos amados. Pero la Iglesia, aunque sufrirá, no morirá. Y si muere, resucitará.