¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

domingo, 31 de agosto de 2025

¿HA PERDIDO EMAÚS SU ESENCIA?

"Todo el que viene a mí, 
escucha mis palabras y las pone en práctica... 
se parece a uno que edificó una casa: 
cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; 
vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, 
y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida. 

El que escucha y no pone en práctica 
se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, 
sin cimiento; arremetió contra ella el río, 
y enseguida se derrumbó desplomándose, 
y fue grande la ruina de aquella casa" 
(Mt 6,47-49)

Me temo que este artículo provocará algunas controversias y muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero desde mi reflexión personal me siento en la obligación de encender los "warnings", quizás porque llevo mucho tiempo desanimado, desalentado y desmotivado a la vista de los derroteros que está tomando Emaús y hacia dónde se dirige...y me entristece el corazón.

Siempre digo (y no me cansaré nunca de decirlo) que Emaús es sólo el "trailer", que es tan sólo un método, que es sólo el principio del camino pero no es un fin en sí mismo, algo que muchos parecen no haber asumido. También, siempre digo que Emaús no va de números ni de cantidades, ni de "hacer retiros", algo que muchos parecen no haber asumido.

Hace ya más de siete años de la publicación de mi articulo ¿Corre peligro Emaús?en el que reflexionaba y meditaba sobre las posibles amenazas de convertir esta obra de Dios en un producto de hombres y, desgraciadamente, casi todas ellas se han ido cumpliendo, aunque no ocurran en todos los retiros de Emaús. 

Y creo que Emaús ha perdido la esencia (o la está perdiendo) porque:
  • hemos caído en una cierta "rutina evangelizadora", hemos abandonado sus sólidos cimientos originales y los hemos sustituido por nuestros "cimientos de arena"
  • hemos ido añadiendo nuestros propios criterios, opiniones y ocurrencias, convirtiéndolo en un método sincretista, entre lo profano y lo espiritual
  • hemos caído en el "efecto gravitatorio", en una especie de "rueda de hámster" sobre la que caminamos pero no avanzamos ni llegamos a ninguna parte...volvemos siempre al mismo sitio
  • hemos convertido el retiro en un "subidón espiritual", donde nos ponemos el "polo de cristianos" y "servimos", pero una vez fuera, nos desinflamos y nos olvidamos de Dios
  • hemos pasado a ser "católicos ocasionales" (un día a la semana, dos fines de semana al año), pero con escasa asistencia a los sacramentos (también, un día a la semana - eucaristía -, y algunos meses al año - confesión -)
  • nos reunimos semanalmente en nuestro club social, pero no adquirimos ningún compromiso con la parroquia ni con sus miembros, hasta el punto de que somos absolutos desconocidos para ellos
  • vivimos nuestra fe sólo en "Emaús", pero no buscamos el crecimiento espiritual, la constancia en la oración, la lectura de la Sagrada Escritura o la participación en las pastorales parroquiales
  • nos hemos transformado en "Judas" que caminamos junto al Señor pero no le amamos de corazón y, a la menor oportunidad (tras el retiro), le traicionamos
  • nos hemos apropiado del mérito, del protagonismo y de la gloria evangelizadora, buscando "deslumbrar" en lugar de "alumbrar", ansiando reconocimiento y admiración 
  • invitamos a caminar a todo tipo de personas, buscando más lo cuantitativo que lo cualitativo: el objetivo es llenar el retiro
  • nos hemos dedicado a "opinar", a "cumplir" y a "adquirir veteranía", olvidando rezar, obedecer y ser humildes
  • nos hemos convertido en "activistas espirituales descabezados" que hacemos cosas sin sentido, decimos "tópicos" sin propósito y no avanzamos en nuestra relación con Dios
  • hemos inventado un hipermercado de experiencias espirituales, "variantes de retiros especializados" según la vocación, la edad o el estado (de sacerdotes, de matrimonios, de niños, de discapacitados...) pero hemos olvidado construir comunidad
  • hemos adquirido una actitud de superioridad farisea sobre el resto de los métodos evangelizadores o sobre otros carismas, creyendo que Emaús es "lo más cristiano"
  • hemos obviado qué hacer con todas las personas tras el retiro, sobre todo, en cuestión de formación catequética, itinerarios de discipulado, compromiso eclesial y sacramentalidad
Quiero seguir manteniendo mi esperanza y mi confianza en Dios, sabiendo que el Señor se encargará de solucionar cualquier problema. Mientras tanto, seguiré rezando con los Salmos: 
"Vigilaré mi proceder, para no pecar con mi lengua; pondré una mordaza a mi boca. Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida, para que comprenda.
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Tú eres mi confianza. Líbrame de mis inquietudes, no me hagas la burla de los necios. Enmudezco, no abro la boca, porque eres tú quien lo ha hecho. 
Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos, no seas sordo a mi llanto; porque yo soy huésped tuyo, forastero como todos mis padres" 
(Sal 39,2-14) 
"Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito: me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.  
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, cuántos planes en favor nuestro; nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número. 
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios; entonces yo digo: 'Aquí estoy para hacer tu voluntad'. 
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. He proclamado tu justicia ante la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. 
No me he guardado en el pecho tu justicia, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. 
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas; que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre, porque me cercan desgracias sin cuento. Se me echan encima mis culpas, y no puedo ver; son más que los pelos de mi cabeza, y me falta el valor. 
Señor, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes"
(Sal 40, 2-18)

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Emaús es sólo el trailer

sábado, 30 de agosto de 2025

EL HOMBRE ALCACHOFA (IMAGO DEI)

"Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, 
y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, 
se mantenga sin reproche 
hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo"
(1 Tes 5,23)

Hace unos meses hablaba con mi mejor amigo, que ha perdido a una hija y la fe en Dios, sobre el sufrimiento y el dolor que experimenta su corazón. Él comparaba al ser humano con una cebolla, constituido por numerosas capas y que sólo provoca lágrimas. Desgraciadamente, su visión pesimista y desesperanzada le hace incapaz de penetrar en la verdadera esencia del hombre deseada por Dios.

Para que mi amigo encontrara la paz que anhela y necesita, traté de mostrarle la imagen de la alcachofa, que tiene también muchas capas como la cebolla, pero en su interior, en lugar de lágrimas, hay un corazón "sabroso", "exquisito" y "apetecible", a imagen y semejanza de nuestro modelo de hombre, Jesucristo, que es "manso y humilde de corazón... y en quien encontraremos descanso para vuestras almas" (cf. Mt 11,29).

San Pablo nos muestra que el hombre es un ser complejo y "tripartito", compuesto de cuerpo, alma y espíritu (1 Tes 5,23), es decir, de varias capas (como la alcachofa): 
  • las primeras capas son externas y corresponden al cuerpo: las funciones corporales, es decir, las facultades y los sentidos con los que percibimos el mundo exterior (vista, oído, tacto, gusto y olfato). Son capas que están más secas, más oscuras: los sentidos y las pasiones 
  • las siguientes son capas intermedias y corresponden al alma: las funciones emocionales, la percepción sensible, la imaginación, la memoria. Son las capas más jugosas y más tiernas: los deseos, las emociones y los sentimientos 
  • la última capa es el corazón y corresponden al espíritu: las funciones cognitivas, la inteligencia y la voluntad. Son las capas más exquisitas, las más apetecibles: el razonamiento y la toma de decisiones
El hombre ha sido creado por la Trinidad: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" (Gn 1,26-27), esto es, a imagen del Hijo y a semejanza del Padre por el Espíritu Santo. 

El ser humano es, por tanto, la encarnación del espíritu, la materialización de Dios, cuya voluntad es divinizar al hombre y conducirlo al cielo a través de la resurrección en cuerpo glorioso: "el polvo vuelve a la tierra que fue, y el espíritu vuelve al Dios que lo dio" (Ecl 12,7; cf. Gn 2,7). 

El cuerpo es la materialización de la "idea" de criatura pensada por Dios y el alma es el intermediario que pone en contacto al cuerpo (lo humano) y al espíritu (lo divino), es decir, a la criatura con Dios. 

Para llegar a la esencia profunda del ser humano es necesario mirar con los ojos de la fe para discernir entre "hombre-cebolla" y "hombre-alcachofa" y, como dice san Pablo en Gal 5,19-22, distinguir entre:
  • las obras de la carne: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, enemistades, discordia, envidia, cólera, ambiciones, divisiones, disensiones, rivalidades, borracheras, orgías y cosas por el estilo
  • los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí
Por ello, al hombre le corresponde reconocer y agradecer este don gratuito de la vida concebida sin sufrimiento, porque el sufrimiento no es una creación de Dios, sino consecuencia del pecado, es decir, de la libre voluntad del hombre de rebelarse y rechazar su propia esencia: "Dios nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor (Ef 1,4). 
El pecado no destruye ni anula la imagen de Dios en el hombre. Es imagen de Dios en cuanto hombre. Lo que destruye y anula es la semejanza en cuanto Dios, es decir, la santidad (la divinidad).

Fuimos creados "hombres-alcachofa" (imago Dei), pero preferimos convertirnos en "hombres-cebolla" (imago homo), con sudor, lágrimas y sufrimiento.  

Fuimos creados "hombres para ser divinizados", pero preferimos convertirnos en "hombres-mundanizados", con mentira, rebeldía y soberbia. 

El pecado ha roto la armonía creacional y ha provocado una división en el interior del hombre (alma), una separación entre cuerpo y espíritu, entre conocimiento y voluntad, entre razón y emoción. Y necesita ser restablecido.

Por ello, Dios, que es amor, envió "al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él...nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4,8-10) para restaurar la armonía y llevar a cabo el plan divino.

En la plenitud de los tiempos, Dios se ha encarnado, se ha personificado, se ha humanizado para divinizarnos, para atraernos a todos de nuevo hacia Él, para llevarnos a la eterna comunión con Él, para recapitular todo en Cristo, según el misterio de su plan salvífico (Ef 1,4-10). 

¡Qué necesario es volver al proyecto original de Dios!
¡Qué importante es ser "hombres alcachofa"! 
¡Qué imprescindible es tener un corazón "exquisito" y "apetecible"!
¡Qué vital para nuestra alma es "vivir por el Espíritu" y no "por la carne"! 

miércoles, 27 de agosto de 2025

SECTAS EN LA IGLESIA

"Estoy contra los profetas que se roban entre sí mis palabras...
que se valen de su lengua para pronunciar oráculos...
que tienen falsos sueños y los cuentan, 
extraviando así a mi pueblo con sus mentiras y pretensiones. 
Y resulta que no los envié ni les di orden alguna"
(Jr 23,16.21.30-32)

Todo cristiano mínimamente formado sabe (o debería saber) que desde siempre ha habido, hay y habrá escisiones sectarias dentro del pueblo de Dios, incluso aunque muchos de estos grupos endogámicos hayan obtenido, en principio, el reconocimiento y la aprobación de la Iglesia.

En la actualidad, cada vez con mayor frecuencia, escuchamos noticias sobre "asociaciones" o "congregaciones" religiosas que se apartan de la sana doctrina y de la Tradición de la Iglesia. Son los "falsos profetas" contra los que nos previene la Sagrada Escritura en innumerables pasajes: 
  • Antiguo Testamento: Dt 13,1-4; Prv 14,12; Jr 14,14-15; 23,16.21.30-32; 27,15; Ez 13,6-9; Miq 3,5-7; Zac 10,2
  • Nuevo Testamento: Mt 7,15-16.22-23; 15,14; 24,4.10-13.24-25; Mc 13,21-23; Hch 20,29-30; Rm 16,17-18; 2 Cor 11,4.13-15; Gal 1,6-7; 1 Tim 4,1; 6,3-5; 2 Tim 3,5.13; 4,3-4; Jud 1,4.11; 1 Jn 2,22; 4,1-3; 2 Jn 1,9; 2 P 2,1-3; 17,19; Ap 19,19-20

La RAE define "secta" como "grupo religioso cerrado guiado por un líder que ejerce un poder carismático sobre sus adeptos y cuyos postulados se apartan de la doctrina ortodoxa".

Las sectas son grupos endogámicos y herméticos que se infiltran dentro de la Iglesia y que generan controversia, confusión y división, rasgos característicamente rebeldes y, por tanto, demoníacos:

  • ideas y conceptos subjetivos, alternativos y alejados de la doctrina tradicional
  • dependencia, exaltación, fidelidad y obediencia absolutas hacia el fundador carismático
  • crítica y rechazo a la autoridad y jerarquía eclesiales
  • abandono de la verdad doctrinal bíblico-apostólica común de la Iglesia
  • supresión de la conciencia de los miembros (falsa interpretación de Rom 12,2)
  • aislamiento y alejamiento familiar de sus miembros (falsa interpretación de Jn 17,16)
  • excesivo dogmatismo y rigurosa moralidad (falsa interpretación de 2 P 1,5)

Sus principales "adeptos" suelen ser personas vulnerables, con carencias familiares/eclesiales/sociales o que están pasando por una crisis de fe, de esperanza, de motivación, de expectativas... que les impiden de adaptarse a la comunidad cristiana tradicional y asumir compromisos con ella. 

Son personas que buscan o ansían una nueva "religiosidad", una "espiritualidad" que se adapte a su forma particular de entender la fe, ya que se sienten "elegidos", "llamados" o "iluminados" por Dios.
Todas las sectas utilizan los mismos procesos de actuación:

  1. Atracción-Seducción: se infiltran en parroquias, en comunidades religiosas o en retiros espirituales en los que captan "seguidores" voluntarios aunque inducidos (proselitismo). Son grupos, en principio y aparentemente, atractivos y muy espirituales que enseñan solo lo positivo de su "carisma", generan emociones buenas, acogen afectivamente a las personas y las acompañan personalmente a modo de dirección espiritual. 
  2. Captación: a través de este acompañamiento o "dirección espiritual", los miembros de la organización conocen todas las esperanzas y sueños, anhelos y deseos, situaciones y problemáticas de las personas, a quienes se invita a “decidir” formar parte del grupo, si bien su alta emotividad limita su capacidad de razonamiento o discernimiento.
  3. Conversión: las personas, al sentirse miembros elegidos por Dios para una tarea específica, asumen diversas responsabilidades y compromisos dentro del grupo.
  4. Adoctrinamiento: las personas basan y someten todos sus pensamientos y actos a lo propio del "carisma" (habitualmente, a lo que dice el fundador o líder), toman éste como propio y se vinculan exclusivamente con los miembros del grupo, distanciándose y alejándose de sus familiares y amigos.
Todas las sectas utilizan las mismas formas de manipulación:
  1. Control de la conducta: se suprimen conductas propias y tradicionales, instalando progresivamente, otras nuevas, hasta convertirlas en hábitos
  2. Control de la información: se controla la información que llega a los seguidores, tanto interna (polémicas, denuncias, delitos que ocurren dentro de la secta), como la externa (noticias, videos, libros y todo el tipo de información que llega desde fuera). 
  3. Control de las ideas: se establece un sistema de lógica cerrada y dicotomizada en "y no", en "bueno y malo", en "virtud o pecado". Se niega la posibilidad del discernimiento. 
  4. Control de las emociones: se generan emociones buenas y atractivas para atraer a los seguidores y una vez convertidos, les generan malas emociones como culpabilidad, temor, dependencia, impotencia si no se hace lo que mandan.
Todas las sectas tienen la misma composición orgánica y piramidal:
  1. líder fundador: laico o consagrado de gran carisma, de gran capacidad oratoria y persuasiva, autoritarismo y rigorismo, con un "supuesto" conocimiento religioso profundo y elegido por Dios
  2. grupo de colíderes: laicos o consagrados veteranos en el grupo y completamente convencidos de sus postulados, de gran fanatismo y obediencia ciega al líder (incluso dulía)
  3. miembros o adeptos: normalmente, jóvenes frustrados o en crisis familiar o personal, personas en busca de sentido vivencial y espiritual, altamente manipulables y voluntariamente dependientes

Identificar una secta no es solo una cuestión de conocimiento o de formación, sino un acto de obediencia a la verdad de Dios: Jesucristo nos advirtió que en los últimos tiempos surgirían "lobos disfrazados de ovejas" o "demonios disfrazados de ángeles de luz" y nos dio las herramientas necesarias para discernir entre lo verdadero y lo falso. 

Las claves para reconocer el engaño de las sectas y no ser arrastrados por falsas enseñanzas están en la lectura de la Palabra de Dios, en la oración, en la dirección espiritual, en los sacramentos y en el conocimiento de la doctrina de la Iglesia (Catecismo, Encíclicas, Exhortaciones apostólicas, etc.).

lunes, 25 de agosto de 2025

ESFORZAOS EN ENTRAR POR LA PUERTA ESTRECHA

En aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas 
enseñando  y se encaminaba hacia Jerusalén. 
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?»
Él les dijo:
«Esfor­zaos en entrar por la puerta estrecha, 
pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. 
Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, 
os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo:
“Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”.
Enton­ces comenzaréis a decir:
“Hemos comido y bebido contigo, 
y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá:
“No sé de dónde sois. Ale­jaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, 
cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob 
y a todos los profetas en el reino de Dios, 
pero vosotros os veáis arrojados fuera. 
Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, 
y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. 
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos
(Lc 13, 22‐30)

Las palabras de Jesús en el evangelio de Lucas son muy tajantes: no todos se salvarán. Aunque en la cruz el Señor ha abrazado a toda la humanidad y ha abierto la puerta de la salvación universal, el hombre tiene que poner de su parte.

Ante la pregunta cuantitativa que le hacen, Jesús traslada el foco de atención del "cuántos" al "cómo", de las cifras a la disposición necesaria para entrar en el reino de Dios. No nos da un número de salvados sino que nos explica la forma de salvarnos: con esfuerzo y determinación, es decir, por la puerta estrecha.

Es el mismo planteamiento de la parábola de la higuera y la de las diez vírgenes, en las que también habla de cómo prepararse para la venida final de Cristo y para nuestro juicio particular: debemos estar atentos (ante las falsas doctrinas), en vela (es decir, rezando) y con perseverancia (en la fe, en los mandamientos y en los sacramentos) hasta el final (Mt 24,3-4; 25,1-13). 

El Señor nos dice lo que no sirve para salvarse: no basta con desear la salvación, ni con pertenecer a la Iglesia, ni tampoco con el mero hecho de creer en Dios o conocer a Jesús. Por desgracia, hay muchos cristianos que piensan que basta con eso y que no importa el pecado que cometamos (sin arrepentimiento) porque Dios perdona todo y a todos.

Y, después, nos dice lo que sirve: es necesario pasar por la exigencia de la "puerta estrecha" (Mt 7,13-14). Lo que nos pone en el camino de la salvación no es ni un título ni un carnet de cristianos, sino una decisión personal y comprometida de seguimiento de la voluntad de Dios a través de una vida coherente y de rechazo a las tentaciones del mundo

Pero ¿por qué hay dos puertas, la "ancha" y la "estrecha"?

La puerta de los tibios y los indiferentes es ancha porque "todo les vale", "todo les está permitido", "todo les sirve" y muchos entran por ella...pero hacia un callejón sin salida: la muerte espiritual. Es la puerta de las opiniones personales, de las propias voluntades y de las falsas seguridades humanas a las que Dios debe someterse. Es la puerta del "yo pienso", "yo opino"...la puerta de la comodidad y del relativismo.

La puerta de los comprometidos y los perseverantes es estrecha porque se pasa por ella de uno en uno, sin mochilas ni maletas, sin nadie al lado, sin abogado defensor...sólo con los propios "méritos". Es la puerta de la prueba y del sufrimiento, de la entrega y la obediencia a la voluntad de Dios que muchos no quieren aceptar.

Es cierto que "Dios quiere que todos los hombres se salven" (1 Tim 2,4; cf. Is 66,18) pero para alcanzar la salvación "los creyentes han de emplear todas sus fuerzas, según la medida del don de Cristo, para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre" (Concilio Vaticano IILumen Gentium n. 40)

Para alcanzar la santidad y, con ella la salvación, Dios pone a nuestro alcance muchos "medios ordinarios": sacramentos, mandamientos, Escritura, virtudes, capacidades y talentos...aunque también es cierto que Dios tiene "medios extraordinarios" de salvación que desconocemos y que sólo su omnipotencia decide otorgar. 

Dios es misericordioso, que significa mirar con el corazón y amar con compasión (como hace cada padre con sus hijos), pero cuántas veces se nos olvida que Dios también es justo, que implica dar a cada uno lo que le corresponde (como hace cada padre con sus hijos).

Por eso, como buen padre, Dios "reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos" (Hb 12,5-8), diciéndonos lo que debemos y lo que no debemos hacer para salvar nuestra alma. No nos anima  a que hagamos cualquier cosa que nos perjudique (como tampoco lo hace ningún padre), sino que nos pide poner de nuestra parte (como hace cada padre con sus hijos).

Pensar que porque Dios es bueno y misericordioso, "transige con todo" y perdona todo, (persistiendo en nuestro pecado sin arrepentirnos), es una opinión muy "protestante" (aunque extendida entre muchos católicos) y completamente errónea. 

Dios es bueno pero no tonto. Somos nosotros, con este falso "buenismo", que construimos un Dios a nuestra imagen y semejanza, en lugar de buscar la semejanza con Él, perdida por el pecado.

La Palabra de Dios (el mismo Jesucristo) insiste en la voluntad divina de querer salvar a todos pero la cuestión a la que nos exhorta no es tanto si nos va a salvar a todos, sino cómo podemos salvarnos.

Pensar que solo se salvan los cristianos, los que van a misa, los que rezan el rosario, los que acuden a retiros, es no querer entender lo que Dios nos dice, sino tratar de imponer lo que nosotros queremos. 

Pensar que todos los hombres van a entrar en la santa y pura presencia de Dios llenos de suciedad e impureza (pecados) es no conocer a Dios y tergiversar su esencia misericordiosa y justa.
La puerta estrecha es la condición que tenemos que asumir los que creemos en Dios para poder participar del banquete de la eternidad. Dios nos ofrece una salvación gratuita, pero sabemos que todo lo que vale la pena cuesta, que todo lo bueno tiene un precio. Y el precio es el "vía crucis" que Cristo recorrió primero y que nosotros debemos recorrer también. 

La cruz (nuestro símbolo cristiano) es la puerta estrecha, el camino verdadero a la vida eterna (Jesús mismo), que nos exige vivir y asumir con radicalidad los valores del Evangelio, tener una fe viva, madura, perseverante y capaz de acoger la verdad del Evangelio, vivir una vida comprometida, de servicio y entrega generosa a los demás.

¡Cuidado con elegir la puerta incorrecta que nos conduce a la perdición!
¡Cuidado con encontrar la puerta cerrada y escuchar a Dios decir que no nos conoce!
¡Cuidado con descuidar el aceite de nuestra lámpara y quedarnos en la oscuridad!
¡Cuidado con querer entrar en el banquete celestial sin el traje de boda!

jueves, 21 de agosto de 2025

APOCALIPSIS, EL EVANGELIO DEL RESUCITADO

 

El Apocalipsis de san Juan o Revelación de Jesucristo es el último libro del Nuevo Testamento y, como tal, de la Biblia. Es el único de carácter profético, aunque podría definirse como el "Evangelio del Resucitado" o el libro de la esperanza y el consuelo cristiano.

Es el libro más rico en símbolos, el más misteriosocontrovertido, desconcertante y difícil de toda la Sagrada Escritura por la variedad de posibles interpretaciones y significados de nombres, eventos y símbolos.

Autoría y fecha de composición
El autor se identifica a sí mismo como Juan, siervo de Jesucristo (1,1), desterrado en la isla de Patmos por dar testimonio de Jesús (1,9).

La Tradición de la Iglesia atribuyó la autoría del Apocalipsis, del Evangelio de Juan y de las 3 cartas de Juan al "discípulo amado" de Jesús, es decir, al apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago:
  • En Asia: Papías de Hierápolis, san Justino, Melitón de Sardes (s. II)
  • En la Galia: Ireneo de Lyon (s. II-III)
  • En Cartago: Tertuliano (s. III)
  • En Roma: san Hipólito, san Dámaso (s. IV)
  • En Alejandría: Clemente (s. II)​, san Dionisio y Orígenes (s. III), san Atanasio y san Agustín de Hipona (s.IV), Rufino de Aquilea y el papa Inocencio I (s. V), y Juan de Damasco (s. VIII).
Fue el último libro en entrar en el canon bíblico ya que la polémica entre los Padres de la Iglesia respecto a su canonicidad duró varios siglos:
  • En Occidente: definitivamente aceptado por el papa Dámaso I (382), confirmado por el Sínodo de Hipona (393),​ el Concilio de Cartago (397), el Concilio de Cartago (419), el Concilio de Florencia (1442) y finalmente por el Concilio de Trento (1546) junto con todos los demás escritos del Nuevo Testamento.
  • En Oriente: incluido en el canon tras mucha polémica en el s. IX. Es el único libro del Nuevo Testamento que no es leído como parte de la liturgia en la Iglesia ortodoxa.

Hoy día, la mayoría de historiadores atribuyen estos escritos, no al apóstol Juan, sino a un discípulo judeocristiano de 2ª generación perteneciente a la comunidad joánica y su fecha de composición a finales del siglo I o principios del siglo IIen tiempos del emperador Domiciano, cuando las persecuciones romanas contra los cristianos se hicieron más cruentas.

Contexto histórico
El Apocalipsis se escribe en un contexto de profunda crisis, propio de la literatura apocalíptica, con el propósito de dar esperanza a las comunidades cristianas en medio de las tribulaciones, que es aplicable a todas las épocas de la Iglesia hasta hoy:

  • Crisis interna. En la Iglesia se han infiltrado las herejías, se relativiza la obra redentora de Cristo, se ridiculiza la forma de vida cristiana, se practica la indiferencia, el sincretismo religioso y el laxismo moral (ambigüedad y tibieza dentro de la comunidad)
  • Crisis externa. Los cristianos son cruelmente perseguidos por el Imperio, bajo el que se esconde y actúa toda la malvada fuerza demoníaca, todo el poder diabólico y anticristiano, y que pretende erigirse como absoluto
El Apocalipsis es un libro radical en el que nadie puede mantenerse neutral y en el que es preciso tomar partido: o se es fiel o infiel; o se es perseverante o se es tibio; o se es seguidor de Cristo, o se es esclavo del Anticristo; o se es mártir o se es perseguidor; o se acepta a Dios o se rechaza.

Género literario
La lectura del libro del Apocalipsis se puede hacer desde diversos planos, pero es necesario tener en cuenta todos para evitar interpretarlo erróneamente y entenderlo correctamente:[

  • La lectura literal puede dejar distintas impresiones, pero no hay que quedarse en este nivel, sino profundizar más para obtener una mejor comprensión.
  • El género literario es el apocalíptico, que permite ubicar al libro en el contexto de otros libros (bíblicos y no bíblicos, canónicos y apócrifos) con estructura o simbología similar.​
  • El contexto histórico permite ubicar la época del autor, junto con las crisis y sucesos que podrían haber influido en la escritura del libro.
  • El nivel simbólico permite conocer lo que para el autor representan los numerosos símbolos del libro.
  • El mensaje: es importante no olvidar que es un escrito cristiano, y que como tal, lleva implícito el mensaje evangélico, centrado en la figura de Jesucristo.]
Escuelas de interpretación
Existen existen cuatro escuelas interpretativas del contenido del Apocalipsis:
  • Preterista. Subraya el cumplimiento de las profecías del Apocalipsis durante el siglo I, e identifica los personajes del libro con personajes históricos de la época.
  • Idealista. Presenta una alegoría del combate espiritual entre el bien y el mal.
  • Futurista. Identifica los personajes del libro con distintos personajes que han surgido a lo largo de la historia humana (identificación de las Bestias con Napoleón, Hitler, Mao Tse-Tung o Stalin, etc.).
  • Historicista. Muestra el plan maestro de Dios para la historia, de principio a fin, incluyendo la historia particular de la Iglesia.

Sin embargo, el mensaje del Apocalipsis se actualiza en cada época de cualquier comunidad cristiana. Por ejemplo:

  • desde la perspectiva preterista, la Babilonia, que para Juan representa a Roma, una ciudad dominadora, consumista, pagana, podría representar hoy en día un sinnúmero de situaciones particulares similares, pero no hay que no llevar la interpretación al extremo de la identificación como si el Apocalipsis hubiera sido escrito explícitamente para "predecir" los hechos de alguna época. Por eso, el libro de los siete sellos no lo puede interpretar, ni siquiera abrir, cualquiera, solo el Cordero (5,1-8), como diciéndole a la comunidad que siempre el Cordero debe ser el criterio de discernimiento.]
  • desde la perspectiva historicista, el enfrentamiento doctrinal entre judíos cristianos y cristianos gentiles bien puede trasladarse a cualquier otra época con situaciones similares.]

Simbolismo
La peculiaridad del Apocalipsis es la presencia masiva de signos y visiones simbólicas que, como su nombre indica, manifiestan "algo oculto". El Apocalipsis de san Juan no es un tratado dogmático sino una revelación que habla a través de símbolos.

Se presenta como una "teología de la historia" en la que el autor se ve "coaccionado" a escribir de esta manera porque el mensaje que quiere transmitir así lo requiere: la victoria de Cristo ha cambiado el curso del tiempo y del espacio; su luz baña toda la realidad y llena de sentido los acontecimientos de la historia, que quedan transfigurados por la presencia del Resucitado.

Sólo el símbolo es capaz de superar el convencionalismo del lenguaje elevando lo concreto a una dimensión trascendente y abrirlo a una contemplación mística. Lo primero es dejarse impresionar por la fuerza del símbolo: no ofrecer resistencia, introducirse en su atmósfera envolvente y sobrecogedora, conmocionarse y dejarse "arrebatar por el espíritu" para contemplar el misterio.

El simbolismo del libro proviene del Antiguo Testamento, de la literatura apocalíptica judía y de la concepción original del autor, que incorpora elementos diversos:
  • Cósmico. Simboliza la dimensión trascendente, la presencia de Dios: sol negro, luna de sangre, terremotos y cataclismos...la naturaleza se conmociona y el hombre está invitado a reconocer a Dios...pero muchos le rechazan
  • Teriomórfico. Tomando como referencia el mundo animal, simboliza las descomunales fuerzas o poderes sobrehumanos, controladas siempre por Dios. Estas fuerzas actúan en la historia de un modo "bestial", "brutal", "deshumanizante": dragón, las bestias, los caballos, los cuernos...
  • Cromático. Tomando como referencia los colores, simboliza distintas cosas:
    • Rojo: violencia, crueldad, maldad
    • Blanco: mundo sobrenatural, resurrección, santidad
    • Dorado: liturgia, divinidad
    • Verde/amarillento: caducidad de la vida, muerte, enfermedad
  • Aritmético. Tomando como referencia la numerología, la gematría y la cabalística judías, expresan la calidad de algo que su cantidad indica:
    • 7: perfección, totalidad, plenitud
    • 12: historia de la salvación, al AT (doce tribus) o al NT (doce apóstoles)
    • fracciones y múltiplos de 7: parcialidad, poder o tiempo limitado o breve
Estructura
Existen muchas maneras de estructurar el Apocalipsis pero se trata de una obra unitaria, es un "todo" que hay que contemplar. Algunas formas de estructurarlo son:

Secuencial. El Apocalipsis es la revelación de Cristo a su Iglesia (plan salvífico) a través de visiones, símbolos e imágenes:
  • Prólogo (1,1-3)
  • Las 7 cartas a las Iglesias (1,4-3,22)
  • Interpretación profética de la Historia (4,1-22,5)
  • Epílogo (22,6-21)
Litúrgica. El Apocalipsis está inscrito en un marco litúrgico y oración: "el día del Señor fui arrebatado en espíritu" (1,10): 
  • Introducción (c. 1): Autor, motivo de la carta y destinatarios
  • Cartas a las Iglesias (c. 2-3). Comunicación oficial dirigida a una comunidad cristiana o jurisdicción eclesiástica. Su distribución es local pero, tras su inclusión en el canon, es universal, a toda la Iglesia.
  • El Cordero, los Siete Sellos y Trompetas (c. 4-11). Símbolos que hacen alusión a la liturgia cristiana primitiva, y también una forma de definirse frente al judaísmo.
  • El Dragón y el combate (c. 12-20). La historia se muestra como un combate cósmico (guerra en el cielo) para explicar el sentido de la historia, y a la vez también simboliza el enfrentamiento de los primeros cristianos con el imperio romano, y el de todos los cristianos de todas las épocas con los poderes mundanos (guerra en la tierra).
  • La Nueva Jerusalén (c. 21-22). Despedida con la esperanza que guía a todo el libro.
Simbólica. Los símbolos cambian entre una sección y otra, aunque conservando un mensaje principal e idéntico de esperanza:
  • Introducción y Presentación (c. 1). Muestra la visión de todo el libro e introduce la siguiente sección (el mensaje a las Iglesias) como venido de parte de un ...hombre de larga túnica, cuyos cabellos eran blancos. En su mano tenía siete estrellas y de su boca salía una espada de doble filo..., en referencia a Cristo resucitado.
  • El mensaje a las Iglesias (c. 2-3). Muestra una serie de evaluaciones, buenas y malas, a 7 comunidades, que terminan con un reto y la inspiración para vencer. Las comunidades/iglesias tienen una relación específica en la época del autor.​
  • Las Teofanías de Dios (c. 4). Muestra un conjunto de símbolos que representan la majestad de Dios, evocando las teofanías más importantes del Antiguo Testamento: la zarza ardiente, el monte Sinaí, la vocación de Isaías y la visión de Ezequiel en el río Quebar.
  • El Cordero (c. 5). Muestra la humildad y poder del Cordero (Cristo), como el único que es capaz de entender el designio de Dios y por lo tanto, de abrir el libro de los siete sellos.
  • Los 7 Sellos (c. 6-8). Abundan los símbolos numéricos y cromáticos. Comienza con la famosa descripción de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, que representan poderes que tienen influencia sobre la humanidad. Durante la apertura de cada sello, se desarrollan también las visiones de "cataclismos naturales", que concluyen con el Juicio Final.
  • Las 7 Trompetas (c. 8-11). Con la apertura del 7º sello, comienza el desarrollo de un nuevo simbolismo numérico de "catástrofes" anunciadas por 7 trompetas, y el surgimiento de una primera Bestia que hace la guerra a dos Testigos. 
  • El Dragón y las Bestias (12-13). Después, en un cambio en el curso de la historia, se narra el surgimiento del Dragón que combate con una Mujer que da a luz a un Niño. Después, el Dragón convoca a dos Bestias que lo sirven.
  • Los Vencedores (c. 14-15). Entran en escena los que serán vencedores del Dragón y las Bestias. Aunque en esta parte no se indica aún su victoria, sí se indica que están de parte del Cordero, y que de hecho este los dirige, dispuestos a vencer.
  • Las 7 Copas (c.16). De nuevo en un simbolismo numérico, se habla de "catástrofes", y de la "batalla final" que comienza con la reunión de los ejércitos en un lugar llamado Armagedón.
  • La Prostituta y la caída de Babilonia (c.17-19). Entra en escena la Prostituta (denominada la Gran Babilonia), que está sostenida por las Bestias y el Dragón. Entra entonces en escena Cristo montado en un caballo blanco: la Gran prostituta es vencida y las Bestias son capturadas y echadas al lago de fuego.
  • La Derrota (c. 20). El Dragón queda encadenado por mil años tras la victoria de Cristo pero al final volverá a salir, reuniendo a todas las naciones representadas por Gog y Magog para ser vencido de nuevo, esta vez de manera definitiva.
  • La nueva Jerusalén (c. 21-22). La visión concluye con un mensaje de esperanza: la tierra y el cielo son creados de nuevo; la Nueva Jerusalén como símbolo de la ciudad de Dios, es toda la Tierra donde ahora Dios habita en medio de todos los hombres. El libro, y por lo tanto la Biblia cristiana concluyen con una bendición/bienaventuranza y una petición que apremian a Jesús a volver pronto.
Septenaria. División en 7 grupos, cada grupo a su vez puede subdividirse en subgrupos de 7 junto con preludios, interludios y otros excursos:

  • Prólogo (1,1-8)
    • Título (1,1-3)
    • Saludo (1,4-8)
  • Las 7 cartas (1,9-3,22)
    • Visión preparatoria (1,9-20)
    • Carta a la Iglesia de Éfeso (2,1-7)
    • Carta a la Iglesia de Esmirna (2,8-11)
    • Carta a la Iglesia de Pérgamo (2,12-17)
    • Carta a la Iglesia de Tiatira (2,18-29)
    • Carta a la Iglesia de Sardis (3,1-6)
    • Carta a la Iglesia de Filadelfia (3,7-13)
    • Carta a la Iglesia de Laodicea (3,14-22)
  • Los 7 sellos (4,1-8,1)
    • Visión preparatoria: liturgia celestial (4,1-5,14)
    • Los cuatro primeros sellos (6,1-8)
    • El 5º sello (6,9-11)
    • El 6º sello (6,12-17)
    • Una multitud de salvados (7,1-8)
    • Liturgia celestial: Los mártires del Cordero (7,9-17)
    • El 7º sello (8,1)
  • Las 7 trompetas (8,2-14,5)
    • Visión preparatoria (8,2-5)
    • Las cuatro primeras trompetas (8,6-13)
    • La 5ª trompeta (9,1-12)
    • La 6ª trompeta (9,13-21)
      • El rollo profético (10,1-11)
      • Los dos testimonios (11,1-14)
    • La 7ª trompeta (11,15-19)
    • La mujer y el dragón (12,1-18)
    • Las dos bestias (13,1-13,18)
    • Liturgia celestial: El Cordero y su séquito (14,1-5)
  • Las 7 copas (14,6-19,8)
    • Visión preparatoria (14,6-13)
    • La tierra, segada y vendimiada (14,14-20)
    • Las últimas plagas. Cántico de triunfo (15,1-8)
    • Las siete copas (16,1-21)
    • La gran prostituta (17,1-18)
    • La caída de Babilonia (18,1-8)
    • Lamentaciones sobre Babilonia (18, 9-24)
    • Liturgia celestial: La boda del Cordero (19,1-8)
  • Las 7 visiones del fin (19,8-22,17)
    • Visión preparatoria (19,8-10)
    • Aparición del Mesías (19,11-16)
    • Llamamiento al juicio de Dios (19,17-18)
    • Primera derrota de las fuerzas del mal (19,19-21)
    • El reino de mil años (20,1-6)
    • Derrota definitiva de Satanás (20,7-10)
    • El juicio universal (20,11-15)
    • El cielo nuevo y la tierra nueva (21,1-8)
    • La nueva Jerusalén (21,9-22,6)
  • Epílogo (22,18-21) 
    • Conclusión (22,18-21)

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sábado, 16 de agosto de 2025

3ª CARTA DE JUAN: HOSPITALIDAD CON LOS MISIONEROS

La 3ª carta de Juan ocupa el vigésimo sexto de los libros del Nuevo Testamento, el sexto y último de las cartas católicas o universales.

Es una carta personal a un hombre llamado Gayo, pero no se sabe con exactitud si se trata de:
  • el macedonio, compañero de viaje de Pablo, junto con Aristarco (Hch 19,29) 
  • el corintio, anfitrión de Pablo (Rm 16,23) 
  • el que vivía en Derbe, uno de los siete compañeros de viaje de Pablo que le esperaban en Tróade (Hch 20,4)
Sin embargo, lo que sí es muy probable que fuera una persona eminente del lugar, aunque no el máximo responsable de la comunidad, a quien se le encomienda un grupo de hermanos cristianos liderados por Demetrio que, de acuerdo con el mandato de Jesús en Mc 6,8-9, se han puesto en camino sin dinero como misioneros itinerantes del evangelio (3 Jn 7) y a quienes Diótrefes, el máximo responsable del lugar, les había denegado la hospitalidad y quien tampoco reconocía la autoridad del autor de la carta.
 
Igual que la segunda, esta tercera carta pertenece al género epistolar por los mismos motivos y además, utilizan expresiones comunes ("andar en la verdad", "vivir en la verdad"), el mismo lenguaje religioso, estilo y vocabulario.

Autoría y fecha de composición
Las tres cartas de Juan han sido escritas casi con toda seguridad por el mismo autor, Juan el Presbítero, entre los años 95-110 d.C. 
]
Contenido
En esta carta, no hay mensaje doctrinal porque es estrictamente una carta personal, pero su tema es la importancia de la hospitalidad, especialmente cuando se trata de hombres que trabajaban para difundir el evangelio. 

Es el único libro del Nuevo Testamento que no contiene los nombres "Jesús" o "Cristo".

Estructura
  • Saludos (1-2)
  • Elogio a Gayo (3-8)
  • Abusos de Diótrefes (9-10)
  • Recomendación de Demetrio (11-12)
  • Conclusión y despedida (13-15)[

viernes, 15 de agosto de 2025

2ª CARTA DE JUAN: AMOR Y VIGILANCIA


La 2ª carta de Juan ocupa el vigésimo quinto lugar de los libros del Nuevo Testamento, el quinto en las cartas católicas o universales y es el libro más corto de toda la Biblia pues consta únicamente de trece versículos (siete de ellos están contenidos en 1 Jn).

A diferencia de la primera carta de Juan, la segunda sí pertenece claramente al género epistolar: tiene remitente y destinatario, los saludos característicos de una carta, el contenido responde a las preocupaciones y problemas existentes en una comunidad concreta y la extensión es la habitual: equivalente a una hoja de papiro.

Esta segunda carta es una síntesis cristológica y apologética de la 1ª carta, que exhorta a seguir caminando en la verdad y en el amor, y a no dejarse seducir por los falsos cristianos, los gnósticos, a quien el autor llama "seductores".

Autoría, lugar y fecha de composición

La Tradición de la Iglesia siempre ha atribuido su autoría al apóstol san Juan: san Policarpo de Esmirna en su Carta a los Filipenses, san Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Dionisio de Alejandría, san Atanasio y san Agustín. 

Sin embargo, el hecho de que el autor se presenta, no como apóstol, sino como "el Presbítero" (que literalmente significa "el anciano") generó dudas sobre su autoría joánica (Orígenes y Eusebio de Cesarea) y sobre su canonicidad. En lo que sí hay unanimidad es que las tres cartas de Juan y el evangelio presentan muchas similitudes, por lo que, con seguridad, son obra del mismo autor.

En cuanto a su fecha de composición, la problemática planteada (docetismo) y las soluciones la sitúan en la última década del s. I o principios del s. II, pero no más tarde del 110 d.C., puesto que san Ignacio de Antioquía menciona en sus escritos dichas cartas. 

Además, en tiempos de san Ignacio en Asia ya se había impuesto la autoridad de Pedro en todas las comunidades cristiana, aspecto desconocido en las cartas de Juan, pues las comunidades joánicas estaban dirigidas por maestros-profetas o presbíteros.

Destinatarios
La carta está dirigida a "la Señora Elegida y a sus hijos", expresión figurada que probablemente designa a una iglesia local de Asia Menor, puesto que además, el escritor también incluye un saludo de otra iglesia en el versículo final: "Los hijos de tu hermana elegida te saludan". 
Algunos ven una metáfora para referirse a la Iglesia y sus miembros (todos los cristianos), o incluso a la virgen María, confiada por Jesús al "discípulo amado" en la cruz (Jn 19,26-27); los "hijos" serían los "hermanos de Jesús" (Santiago, José, Simón y Judas); además, María nunca es mencionada por su nombre en el evangelio de Juan. 
Estructura
Podemos estructurarla en dos partes, una exhortativa y otra apologética, con un prólogo y una conclusión:
  • Prólogo (1-3): saludo
  • Exhortativa (4-6): el mandamiento de la caridad
  • Apologética (7-11): Cuidado con los herejes
  • Conclusión (12-13): saludos y despedida