¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 3 de agosto de 2025

2ª CARTA A LOS TESALONICENSES: JUICIO FINAL Y SEÑALES DE LA PARUSÍA

 

La 2ª carta a los Tesalonicenses ocupa el décimo cuarto lugar de los libros del Nuevo Testamento y el noveno del corpus paulino. 

Se trata de la 2ª de las "cartas iniciales"cartas menores", más breve que la 1ª, con finalidad eminentemente teológica pastoral, y con un colorido escatológico-apocalíptico.

Autoría, lugar y fecha de composición
La Tradición cristiana (san Ireneo, san Ignacio de Antioquía, san Justino y san Policarpo) reconoce unánimemente la autoría de Pablo, quien escribe desde Corinto hacia principios del año 51 d.C. tres o cuatro meses después de la 1ª carta, como acredita la presencia de Silas y de Timoteo.

El motivo de la epístola es corregir los malentendidos de los tesalonicenses, que creían que la parusía era inminente o incluso que había ocurrido ya: el apóstol remarca que antes del regreso glorioso de Cristo, habrían de producirse "unas señales" (2 Tes 2,1-14), por lo que les anima a mantenerse vigilantes y firmes en la fe (2 Tes 3,6-7; 14-15).

Sin embargo, muchos biblistas creen que la carta podría haber sido escrita por un discípulo suyo entre los años 80-110 d.C. por las diferencias en:
  • el tono: menos íntimo, afectivo y personal
  • el contenido teológico: la no inminencia de la 2ª venida de Cristo)
  • la cristología: más acentuada en esta carta que en la 1ª
  • el vocabulario: con muchas palabras diferentes
  • la estructura: posible interpolación de varias cartas
  • el estilo: utiliza muchas repeticiones, nada habituales en Pablo
  • el saludo: parece un intento de recalcar la autoridad apostólica del escrito 
  • los destinatarios: parecen ser más universales que locales
Contenido
Pablo quiere aclara a la comunidad de Tesalónica varias cuestiones que no parecen haberse entendido o que han sido tergiversadas por "falsos profetas":
  • Juicio final: utilizando elementos del género apocalíptico (cf. Is 2,10-21; 66,4-16) les recuerda (y lo seguirá haciendo en todas sus cartas) que habrá un juicio futuro, justo y universal de Dios en el que, a su tiempo, cada uno recibirá lo que merece por sus obras  (2 Tes 1,4-12; cf. 1 Cor 3,13-16; 2 Cor 5,10; Gal 6,7-9; Rom 2,5-16; 14, 10-12; Col 3,24-25; 2 Tim 4,1).
  • Parusía: reitera que la venida del Señor es cierta pero imprevisible. No dice nada respecto a cuándo tendrá lugar la parusía pero, en todo caso, no hay que considerarla como inminente.
  • Signos y señales: insiste en que, antes de que llegue la parusía, tendrán que ocurrir ciertos signos o señales: la apostasía y el misterio de la iniquidad (cf. 2,1-12). Por eso, corrige la decisión de ciertos miembros de la comunidad de dejar de trabajar por la más que inminente llegada del Señor, exhortándoles a seguir trabajando, a estar vigilantes y a discernir los "signos de los tiempos" (cf. 3, 6-15).
  • Misterio de iniquidadrecurre a los textos bíblicos y al género apocalíptico para explicar el plan maligno de Satanás:
    • su acción anti-Dios en el Antiguo Testamento  (cf. Gen 3,4-5; Is 14,13-15; Ez 28,2-10; Dan 7, 19-27; Sal 2,1-5; Sab 2,10-24)
    • su acción anti-Cristo, ahora, en la Nueva Alianza.
  • Anticristoemplea rasgos personales (hombre, hijo...) para expresar conceptos colectivos, recurso habitual del género apocalíptico  (cf. Dan 7,1-28; Ap 6,1-8). No dice que el "obstáculo" actúa contra el Anticristo, sino que impide que se revele; el plan antidivino de Satanás para frustrar la obra de Cristo está actuando ya (v.7) a través de esos "muchos anticristos" de los que habla también Juan (1 Jn 2,18). 
  • Apostasía: la describe como la manifestación del Anticristo, que ya se ha realizado, se realiza y seguirá realizándose, aunque éste no se haya revelado personalmente. Apostasía y Anticristo forman parte del mismo acontecimiento. La apocalíptica judía describe escatológicamente la "apostasía" en:
    • 1 Mac 2,15-16: la expresión "dolores de parto mesiánico," señala los tiempos difíciles que precederán a la venida del Mesías
    • Mt 24,11-122 y Lc 18,8: Jesucristo predice que al final de los tiempos surgirán "falsos profetas" que engañarán a muchos
    • Ap 13,7-8: Juan ve una "bestia" que luchará con los fieles y los vencerá 
    • 2 Tes 2,1-12: Pablo la denomina como "signo" precursor de la parusía
  • "Obstáculo" o "quien lo retiene": existen varias hipótesis propuestas acerca de a qué se refiere Pablo:
    • el imperio romano y su representante el emperador, en cuanto al orden civil o principio de autoridad que representa: Pablo acude a las autoridades civiles para defenderse de sus enemigos (cf. Hch 25,11-12) y los considera como representantes de Dios en orden a la represión del mal (cf. Rom 13,1-7). 
    • los apóstoles, que extienden por el mundo la buena nueva de Cristo, por las semejanzas con:
      • Ap 11,3-10; 13,7-8, bajo el símbolo de los "dos testigos," se alude quizás a Pedro y a Pablo, que serán vencidos y muertos por "la bestia" una vez que hayan acabado de proclamar su testimonio
      • Mt 24,14-24, en el que Jesús anuncia que el Evangelio "será predicado en todo el mundo, y entonces vendrá el fin," precisamente cuando surgirán "falsos profetas" que inducirán a error a muchos.
    • el arcángel Miguel con su ejército celestial, idea habitual en la literatura apocalíptica en la que es presentado como el gran defensor del pueblo de Israel (cf. Dan 10,13.21; 12,1; Judas 1,9), y, para los cristianos, de la Iglesia (cf. Ap 12,7-9). 
La tradición de la Iglesia describe escatológicamente al Anticristo como una persona concreta, sumamente perversa y fascinadora, que aparecerá al final de los tiempos y provocará la gran "apostasía" (1 Jn 2,18-22: 4,3).

Estructura
La carta consta de dos partes, precedidas de un saludo y seguidas de una despedida:
  • Introducción (1,1-12): saludo inicial y acción de gracias
  • Sección pastoral (2,1-17): la Parusía o 2ª venida de Jesucristo y sus signos
  • Sección exhortativa/moral (3,1-15): instrucciones a los que no quieren trabajar
  • Conclusión (3,16-18): saludos y bendición final

sábado, 2 de agosto de 2025

1ª CARTA A LOS TESALONICENSES: PREPARACIÓN PARA LA PARUSÍA

 

La 1ª carta a los Tesalonicenses ocupa el décimo tercer lugar de los libros del Nuevo Testamento y el octavo del corpus paulino. 

Se trata de una de las "cartas iniciales" o "cartas menores" dirigida a la comunidad cristiana de Tesalónica, evangelizada por Pablo en su 2º viaje misionero, después de Filipos (Hch 17,1-8), hacia el invierno del 49-50 d.C. y en la que permaneció unos tres meses.

La finalidad de la epístola es más pastoral que doctrinal: Pablo se dirige, sobre todo, al corazón de los tesalonicenses, expresándoles gozo, congratulación, reconocimiento, palabras de aliento y consuelo.

La comunidad tesalonicense
Tesalónica, capital de Macedonia y situada en el norte de Grecia, era una ciudad populosa de 300.000 habitantes, la segunda de Grecia después de Atenas, y uno de los mejores y más seguros puertos comerciales del Mar Egeo.

Tenía una comunidad judía muy activa y beligerante (1 Tes 2,13-16; Hch 17,1-2) que provocó muchos problemas a la comunidad cristiana, procedente del paganismo, sobre todo, mediante intrigas y persecuciones, y desacreditando a Pablo y su labor apostólica. 

La comunidad de Tesalónica era joven y fervorosa, aunque mantenían algunas costumbres paganas. Algunos de sus miembros comenzaron a morir, por lo que se planteó la cuestión de la salvación y la resurrección antes de la 2ª venida de Cristo.

Previendo las dificultades, Pablo envía a Timoteo desde Atenas para animar a los tesalonicenses, quien regresa unos meses más tarde con buenas y malas noticias.

Autoría, lugar y fecha de composición
Tras el regreso de Timoteo y ante la imposibilidad de visitarlos
, Pablo escribe su primera epístola desde Corintoen la primavera-verano del año 50 d.C., constituyendo el 1º escrito del Nuevo Testamento, sirviéndose de Silas y Timoteo como amanuenses.

Contenido
Para responder a las preocupaciones y preguntas de los tesalonicenses sobre la muerte, la resurrección, la salvación y la 2ª venida de Cristo, Pablo utiliza el género apocalíptico, muy común en la época, empleando símbolos e imágenes que no deben interpretarse literalmente.

Algunos de los temas que aborda en la carta son:
  • la misión apostólica
  • el desarrollo y consolidación de la Iglesia
  • la dimensión trinitaria de la vida cristiana
  • el misterio del mal
  • los acontecimientos escatológicos de la historia de la salvación: la parusía
Pablo, tanto al principio de su vida apostólica (cf. 1 Tes 5,1-11), en el medio (cf. 2 Cor 5,1-3) como al final (cf. 2 Tim 4,1-8), muestra que ignora el momento de la parusía, en consonancia con lo ya dicho por Cristo (cf. Mt 24,36; Hch 1,7), aunque a lo largo de su evangelización tuvo cierta evolución o cambio de enfoque, pero no de pensamiento o de doctrina al referirse a este tema.

En un principio, le parece que podría ser inminente (1 Tes 4,15-17), aunque en realidad no afirma nada concreto, sino que expresa su esperanza y su deseo de que sea así (cf. 1 Cor 16,22; 2 Cor 5, 2-4). Espera algo que está dentro de lo posible, aunque en realidad, no sabe nada con seguridad. 

Está claro que si Pablo hubiera sabido con certeza que la parusía quedaba todavía muy lejos, no hubiera hablado del modo que lo hace; su lenguaje es el propio de quien no lo sabe, pero desea e incluso tiene confianza de que sea pronto. 

Estructura
La carta consta de dos partes, precedidas de un saludo y seguidas de una despedida:
  • Saludo inicial (1,1)
  • Acción de gracias y anuncio de la visita de Timoteo (1,2-3,13)
  • Sección exhortativa (4,1-5,22). Pablo les da consejos, instrucciones, recomendaciones y avisos con mucha pasión en lo relativo a:
    • las relaciones entre los cristianos basadas en el amor y el servicio
    • esperanza en el retorno glorioso del Señor (Parusía) y vigilancia constante
    • el comportamiento cristiano
    • la suerte de los difuntos
  • Despedida (5,23-28): saludos y deseo de la paz

viernes, 1 de agosto de 2025

CARTA A LOS COLOSENSES: SUPREMACÍA DE CRISTO

 

La carta a los Colosenses ocupa el duodécimo lugar de los libros del Nuevo Testamento y el séptimo del corpus paulino. 

Se trata de otra "carta de cautividad" con finalidad, eminentemente, apologética y cristológica: Pablo refuta los errores sincretistas de judaizantes y gnósticos que ponían en tela de juicio la divinidad y el papel único de Cristo en la creación y en la redención. 

La comunidad colosense
Colosas era una ciudad con una gran comunidad judeo-cristiana, situada al sur de Frigia, a 180 kms de Éfeso, a 16 kms de Laodicea y a 20 kms de Hierápolis, comunidades cristianas con las que mantenía una estrecha relación (Col 4,13-16), y en la misma región de las siete iglesias del Apocalipsis de san Juan (Ap 2-3).

La Iglesia de Colosas fue evangelizada y fundada por Epafras (Col 2,1; 4,1), convertido en Éfeso por Pablo y que está junto a él cuando se escribe la carta (Col 1,7; 2,12). Pablo nunca visitó personalmente Colosas /Col 1, 7-8; 2,1).
Autoría
La Tradición de la Iglesia (mencionada y utilizada por la Epístola de Bernabé, san Policarpo y Teófilo de Antioquía, san Justino, san Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, etc.) fundamenta unánimemente su autoría paulina por la semejanza de contenidos y de situación con las cartas a los Efesios, a los Filipenses y a Filemón: en prisión y junto a los mismos colaboradores.

Por tanto, estas cartas fueron escritas o dictadas a un amanuense por el apóstol al mismo tiempo, y llevadas por Tíquico y Onésimo a sus destinatarios. Sin embargo, algunos biblistas afirman que fueron escritas por un discípulo suyo (probablemente, Timoteocon posterioridad a la muerte de Pablo por:
  • su vocabulario, que carece de términos característicos de las cartas paulinas
  • su estilo redundante, sobrecargado, afectado; sin las preguntas repentinas, polémicas o explosiones vehementes de la elocuencia paulina
  • su teología, que refleja un desarrollo posterior por la utilización de elementos novedosos como la cristología cósmica, la denominación de la Iglesia como "cuerpo místico" o el concepto del reino actual que reemplaza a la escatología
  • su apologética, que refuta las herejías sincretistas y gnósticas más propias de finales del s. I d.C..
La carta emplea mucho material tradicional, lo que explicaría el vocabulario y el estilo no paulinos pero como en todas las cartas de Pablo, lo importante es centrarse en "lo que está escrito" más que en "quién lo escribió". En cualquier caso, en Colosenses se encuentra toda la autoridad, la autenticidad y las líneas maestras del mensaje paulino.

Lugar y fecha de composición
Los que afirman que fue escrita o dictada por Pablo, colocan la composición de la carta en:
  • Éfeso (54-58 d.C.), durante su 2º viaje misionerolo que explicaría los viajes de las personas que aparecen en ella, dada su relativa cercanía con Colosas (Hch 19,1-40) 
  • Cesárea Marítima (58-59 d.C.)la menos probable, por los continuos juicios y declaraciones durante dos años con los gobernadores Félix y Festo, y con el rey Agripa (cf. Hch 23,12-27,1)
  • Roma (60-62 d.C.), la más probable, durante su 1º encarcelamiento romano (cf. Hch 28,16-28), lo que explicaría una cierta libertad para escribir. 
Los que afirman que fue escrita por un discípulo, datan su composición hacia finales del s. I (80-90 d.C.) pero sin especificar el lugar, lo que explicaría su teología más elaborada y desarrollada que Cor, Gal y Rom.

Contenido
El motivo y el objetivo de la epístola es refutar las doctrinas sincretistas de predicadores infiltrados en la comunidad de los que le informa Epafras, cuyos nombres no se citan (cf. 2,8) pero que serían judaizantes ebionitas, esenios radicales o gnósticos, que mezclaban filosofía epicúrea, magia, judaísmo y cristianismo, que negaban la divinidad de Cristo.
La carta expone su triple error:
  • Tendencia judaizante: no terminaban de desprenderse de las tradiciones judías y pretendían inducir a los cristianos a observar las prácticas judías como la circuncisión (2,11-13), el sábado y fiestas judías, la abstinencia de alimentos (2,16.20-22)
  • El papel de los ángeles en la creación: mezclaban elementos filosóficos y gnósticos con tradiciones judías sobre los ángeles, a quienes consideraban guardianes de la Ley (3,19), a quienes se les atribuía la creación, la sabiduría y la perfección, la función de salvar al hombre, lo que implica que éste le sirva y le de culto (2,18), destronando a Cristo de su misión en la creación y en la salvación.
  • Ritos de iniciación y ascetismo rígido: influidos por las religiones mistéricas tan habituales en el mundo helenístico, afirmaban la necesidad de realizar ritos mistéricos ocultos, visiones y prácticas idolátricas a los ángeles (2,8.18)
Es una carta con muchas semejanzas de contenido con Efesios:
  • 78 versículos son idénticos, lo que explicaría su utilización frecuente en las cartas circulares
  • utiliza interpolaciones y repeticiones de palabras, frases y expresiones, lo que explicaría unidad y conexión de argumento y lenguaje en ambas
La explicación es que cualquiera que escriba dos cartas casi sobre el mismo tema y en un breve período de tiempo entre ambas, se encontrará repitiendo palabras y expresiones en el mismo orden que había utilizado, en distinto orden sin darse cuenta, o en distinto orden por la inclusión de otras palabras o frases que expresen la idea que surge en ese momento. 

Estructura
La carta consta de dos partes, precedidas de una introducción y seguidas de una conclusión:
  • Introducción (1,1-14): saludo inicial, acción de gracias y súplica
  • Sección doctrinal/dogmática (1,15-2,23): la supremacía de Cristo la labor ministerial de Pablo de anunciar el misterio escondido en favor de los paganos la liberación de las normas humanas mediante la vida con Cristo la advertencia sobre los falsos maestros y análisis de sus herejías
  • Sección exhortativa/moral (3,1-4,1): la resurrección y la unión con Cristo como fundamento de la vida cristiana llamada a la renuncia de las concupiscencias del hombre viejo y revestirse de las virtudes del hombre nuevo recomendaciones morales: maridos y mujeres, padres e hijos, amos y siervos 
  • Conclusión (4,2-18): consejos, noticias y despedida

jueves, 31 de julio de 2025

CARTA A LOS FILIPENSES: ALEGRÍA A PESAR DEL SUFRIMIENTO

La carta a los Filipenses ocupa el undécimo lugar de los libros del Nuevo Testamento y el sexto del corpus paulino.

Dirigida a la comunidad cristiana de Filipos y enviada a través de Timoteo y Epafrodito, es una epístola de la cautividad, cuyo tono personal, cercano y cordial hacen de Filipenses, la carta más "familiar y afectuosa" de Pablo.

La comunidad cristiana filipense
Pablo, Timoteo, Silas (y tal vez, Lucas) visitaron por 1ª vez Filipos (Macedonia) en el verano del año 49 d.C., durante el 2º viaje misionero (49-52 d. C.). 

Filipos fue la 1ª ciudad europea evangelizada aunque no tenía sinagoga. Por esa razón, los judíos, sobre todo, las mujeres (que tendrán una gran importancia dentro de esta comunidad cristiana) acudían a la"orilla del río" a rezar. Allí fue donde se convirtió Lidia (Hch 16,14-15). 

Los apóstoles se detuvieron poco tiempo en la ciudad porque fueron denunciados, azotados y encarcelados sin juicio previo. Cuando fueron liberados, continuaron viaje hacia Tesalónica (Hch 16,16-40).

Fecha y lugar de composición
La datación de la carta a los Filipenses puede agruparse según se sostenga dónde fue escrita:
  • en Éfeso (54-57 d. C.), probable, dada su cercanía con Filipos (8 días de viaje por mar)
  • en Cesárea Marítima (58-59 d.C.): la menos probable
  • en Roma (60-62 d.C.): las más probable según la mayoría de los biblistas, escrita durante el 1º encarcelamiento romano, en base al testimonio de los primeros padres de la Iglesia y a una serie de razones al estudiar el texto:
    • la eclesiología tan desarrollada en la carta
    • la inminente sensación de muerte que impregna la carta
    • la no mención de la prisión de Pablo en el capítulo 3
    • la falta de mención de Lucas en una carta dirigida a su iglesia natal (el libro de Hechos afirma que Lucas estuvo con Pablo en su 1º arresto domiciliario romano)
    • el encarcelamiento es más duro que su 1º arresto domiciliario romano
    • una expresión única y una decepción similar con sus compañeros de trabajo que sólo aparecen en 2 Tim
También sugieren que no se trata de una sola y única carta debido a los profundos cortes que se observan en Flp 3,2 y 4,10, y a la extraña espera de Pablo (hasta el final de la carta) para agradecer la ayuda de los filipenses.

La mayoría de los exégetas creen que se trata de una obra compuesta por fragmentos de tres cartas escritas cronológicamente por Pablo a la Iglesia de Filipos y recopiladas por otro autor:
  • Carta 1 (Flp 4,10-20): carta escrita, probablemente, en Éfeso y enviada en los primeros días de su encarcelamiento agradeciéndoles la ofrenda que le habían enviado a través de Epafrodito​
  • Carta 2 (Flp 1,1-3,1; 4,2-7, 21-23): carta, probablemente escrita también desde Éfeso, donde les expone las circunstancias de su encarcelamiento, le manifiesta de nuevo su cariño y les exhorta a la unidad y la concordia
  • Carta 3 (Flp 3,2-4,1.8.9): carta polémica contra los judaizantes que escribe ya fuera de la cárcel, escrita, probablemente en Corinto y contemporánea a la de Romanos.

Contenido
La comunidad de Filipos se entera de que Pablo está en prisión y decide enviarle ayuda por medio de Epafrodito, por lo que Pablo aprovecha la ocasión para escribirles, expresándoles su gran aprecio, agradeciéndoles su fidelidad, su cariño y su ayuda, y exhortándoles a vivir en unidad y humildad, a seguir el ejemplo de Cristo, y a estar alerta de ciertos intrusos y sus falsas enseñanzas: los judaizantes.

Algunos de los temas más importantes que expresa Pablo son:
  • la invitación constante a la alegría, incluso a pesar del sufrimiento o ante la perspectiva de la muerte (Flp 1,4.8.25; 2,2.17-18.28-29; 3,1; 4,1.4.10)
  • la preocupación por el crecimiento espiritual y la armonía de la comunidad (2,1-4-4,14; 3,15; 4,2)
  • el papel central de Cristo como modelo supremo del cristiano en todo y para todo (1,13-23; 26,11; 3,7-11; 4,13)
Estructura
  • Pablo y la comunidad de Filipos (1,1-3,1a; 4,2-7.,21-23): 
    • saludo, acción de gracias y oración
    • circunstancias del encarcelamiento de Pablo 
  • Predicadores judaizantes en Filipos (3,1b-4,1.8-9): 
    • exhortación a la valentía, humildad, obediencia
    • polémica con los judaizantes y vigilancia
    • doctrina sobre la resurrección
    • consejos sobre unidad, alegría, santidad y pureza
  • Agradecimiento por la ayuda recibida (4,10-20): agradecimientos y despedida

lunes, 4 de diciembre de 2017

NO SIN CRUZ. NO SIN CRISTO

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"El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, 
cargue con su cruz cada día y venga conmigo".

La Cruz es el camino que Jesús ha recorrido antes. No hay fe cristiana fuera de la cruz: el camino de la humildad, del "abajamiento", de la humillación, de la negación a uno mismo, para después resurgir de nuevo. 

Este es el camino. Aunque duela. Aunque cueste. Aunque parezca impensable.

Dicen los deportistas que "no hay progreso sin dolor". Un dolor para mejorar. Una Cruz para salvar. Una muerte para vivir.

La fe, sin cruz no es cristiana, y sin Jesús, la cruz tampoco es cristiana. El cristiano toma su cruz con Jesús y le sigue adelante. No sin cruz, no sin Jesús.

Jesús nos ha dado el ejemplo y aun siendo Dios, se humilló a sí mismo, y se ha hecho siervo por nosotros. No vino para ser servido, sino para servir.

Este camino de negarse a sí mismo es para dar vida, es lo opuesto al camino del egoísmo, del apego a los bienes, incluso a la propia familia... 

Este camino está abierto a todos, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anulación,  ha sido para dar vida.

Imagen relacionadaDice Jesús: "El que no toma su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo". No podemos ser cristianos ni discípulos suyos si no tomamos nuestra cruz y le seguimos. Con Cristo, la cruz es llevadera pero es que, además nos lleva a la resurrección.

La cruz constituye una de las columnas del cristianismo. Aunque hoy en día nadie quiere hablar de dolor y de sufrimiento, no por ello deja de estar presente en nuestras vidas. El dolor en sí mismo es un misterio. Es duro y, humanamente, rechazable. Sin embargo, es transformador.

No se trata de endulzar la cruz o de convertirla en una carga "light". Se trata de descubrir su valor cristiano y de darle un sentido. Sí, el auténtico cristianismo es exigente.

Jesús, no fue hacia el dolor de forma masoquista, como quien va a una fiesta. Fue para aliviar el dolor en los demás; y el dolor de la pasión le hizo temblar de miedo, cuando pidió al Padre que le librara de él; pero lo asumió, porque era necesario, porque era la voluntad de su Padre. Así, convirtió el dolor en redención, en fecundidad y en alegría interior. 

Imagen relacionadaSi quiero de verdad ser discípulo de Cristo tengo que despojarme de todos mis bienes, de mis esclavitudes, de mis conveniencias, hasta incluso de mi propia familia: "Y todo el que deje casa, hermanos o hermanas, padre o madre, o hijos o campos por mi causa recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna" (Mateo 19,29).
Sólo así, seré digno de Él y encontraré la paz y la felicidad que sólo Él puede darme. Y nadie me la podrá arrancar.

Debo revisar mi vida y ver cómo puedo transformar y dar sentido a mis pequeños dolores cotidianos, a mis sufrimientos. 

Debo reflexionar sobre qué me queda por entregar de todos mis bienes y así, seguir el ejemplo de Jesús que, desde el Huerto de Getsemaní, se convirtió en el gran profesional de la cruz, fuente de salvación y de realización para todos los hombres. 

Cristo murió, es cierto. Pero, lo hizo para resucitar, para devolvernos la vida. "Quien no muere para nacer del espíritu, no puede entrar en el Reino de los cielos" (Juan 3, 5).

Nuestra fe, nuestra certeza es la de una Persona viva que, paso a paso, camina a nuestro lado, enseñándonos el mejor modo de vivir, muriendo.


domingo, 20 de agosto de 2017

¿POR QUÉ ESPAÑA YA NO ES CATÓLICA?








El cristianismo en España tiene una larga historia de casi dos mil años y se remonta a la evangelización por parte de Santiago apóstol. Se dice que Jesús le dejó a Pedro su Iglesia; a Juan, a Su Madre, la Virgen María; y a Santiago, España.



Después de veinte siglos, más de la mitad de los católicos del mundo hablan español gracias a Santiago Apóstol, a los Reyes Católicos y, en general, a España, tierra de santos, mártires y misioneros que la convierten en depositaria de la identidad evangelizadora en el mundo. 

Sin embargo, la Católica España, la única en la historia que derrotó y reconquistó al Islam esta bendita “tierra de María”, la que evangelizó a todo un continente entero y cuyos misioneros llevaron la Cruz de Cristo hasta los confines de la tierra, la que hizo al mundo hablar con Dios en español, esa España...está recibiendo los golpes más virulentos de Satanás y de sus servidores. 

La España luz de Trento, martillo de herejes, cuna de santos. La España que derrotó a la media luna en Lepanto salvando a la Cristiandad de una nueva invasión islámica. La España que luchó y venció al protestantismo de Lutero y al liberalismo de Napoleón y al comunismo ateo, a la Internacional Socialista y a la masonería, ha izado la bandera blanca del relativismo, símbolizando su rendición.


Satanás tiene como blanco principal a España y así lo atestiguan las palabras y acciones tanto de sus secuaces externos (yihadistas e islamistas) como de los internos (progres y radicales de la izquierda). 

Los furibundos ataques vienen principalmente del exterior, pero lo más peligroso y letal es la actitud de los que forman esa España católica, que al callar está pecando por omisión.

Pérdida de identidad 


Según la Iglesia, en la actualidad, España es el octavo país católico del mundo por número de fieles, en torno a 37 millones de personas (87,79 % de la población), y su estructura institucional es de las más desarrolladas (70 diócesis, 25.281 sacerdotes, 13.364 religiosos masculinos, 52.243 religiosas femeninas y 22.680 parroquias). 

La mayoría de los españoles sigue asistiendo a la iglesia para los sacramentos cristianos (bautizo, comunión, boda, funeral), aunque el porcentaje de seguimiento de estas prácticas se ha reducido sustancialmente: las bodas civiles han pasado del 24 % en 2000 al 44 % en 2006. 

Los nombres que se ponen a los hijos siguen siendo los cristianos, incluso entre los no creyentes, aunque la tendencia se reduce cada año.

El calendario laboral sigue marcado por las "fiestas de guardar", con independencia del valor espiritual que les de por parte de quienes las disfrutan, puesto que domingos, festivos y vacaciones están casi mayoritariamente
 secularizados y sometidos a las nuevas formas de ocio, en lugar de para dar gracias y alabar a Dios. 



La secularización se ha instaurado de forma generalizada en todos los ámbitos de la vida social española y pone en entredicho muchos aspectos relativos a la fe católica en España: las misas en televisión, la financiación de la Iglesia, el uso y disfrute de los edificios religiosos, la Semana Santa, la Navidad, etc.

Los que se declaran católicos
Según una encuesta del CIS de 2016, los españoles que se declaran católicos son cada vez menos. Si hace 10 años el 79% de los entrevistados se identificaba con esta confesión religiosa, hoy este porcentaje sólo alcanza ahora al 72,1% de la sociedad española. Es decir, siete de cada 10 personas. El 2,4% se declara creyente de otra religión, el 13,3% no creyente 13,3 %, y el 9,8% ateo.

Los que asisten a misa

Sin embargo, aunque la mayoría de los españoles continúa declarándose católicos, no ocurre lo mismo con el cumplimiento del precepto dominical. Más de la mitad de los españoles declaran no asistir a misa "nunca o casi nunca". Según la misma encuesta, la frecuencia de asistencia a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales es: casi nunca 59,4 %, varias veces al año 14,7 %, alguna vez al mes 8,8 %, casi todos los domingos y festivos 14,2 %, varias veces a la semana 1,8 %.

Resultado de imagen de asistencia a misaLa asistencia a misa es mayor entre mujeres que entre hombres, entre personas mayores que entre jóvenes, entre personas de menor renta que entre los de mayor renta, así como entre los que residen en municipios con menos de 10.000 que entre las que viven en pueblos mayores o en ciudades. Hay una mayor praxis rural que urbana.

Por último, el sur de España es mucho más participativo que el norte por su presunta devoción mariana, la Semana Santa, las romerías, etc.. Sólo tres Comunidades Autónomas mantienen una práctica religiosa superior al 25% de la población: Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra.

Los que se casan por la Iglesia

Según el Instituto nacional de estadística, hace tan sólo 15 años, siete de cada 10 bodas (el 70%) se celebraban según el ritual católico. Sin embargo, en el año 2013, sólo tres de cada 10 bodas (30%) se celebraron en el marco de una Iglesia. 

Los que bautizan a sus hijos
Desde el año 2007, el número bautismos no ha dejado de reducirse. No es una cuestión provocada por la natalidad sino por el deseo de los padres de ofrecer a sus hijos una "fals libertad de elección". En el año 2013 nació un 13% menos de niños que en el 2005. Sin embargo, se registró un 21% menos de bautizos, según datos proporcionados por la Conferencia episcopal de la Iglesia española. 

Los que son jóvenes católicos 
La sociedad española en la medida que avanza en su "progreso y modernización", se seculariza de manera directamente proporcional, particularmente con los jóvenes, de los que sólo un 10,3% se declara católico practicante. En el año 2002 era un 29,2%

España ya no es un país católico. La radiografía de un católico español podría establecerse como la de una mujer, mayor de 65 años, que vive en el ámbito rural, de clase obrera y con educación primaria o secundaria, generalmente del interior de España.

¿Qué significa ser católico?


La gran mayoría de los españoles no aceptan los postulados de la Iglesia Católica ni van a misa, ni leen (o tienen) la Biblia, ni se casan por la iglesia, ni se oponen al aborto o a las uniones entre personas del mismo sexo, ni cumplen la cuaresma, ni la castidad prematrimonial ni tantas otras cosas.

Sin embargo,
 se niegan a declararse ateos o agnósticos, llevan a sus hijos a la escuela concertada católica, siguen celebrando las procesiones en Semana Santa, van a romerías (Rocío) y a peregrinaciones (Camino de Santiago). 

Resultado de imagen de renovacion carismatica catolicaExiste una gran contradicción entre el hecho que tres de cada cuatro españoles sigan declarándose como católicos pero sólo uno de cada diez españoles vaya a misa. Por ello, algunas cuestiones principales que deberíamos hacernos son ¿qué significa ser católico? ¿Definirse católico es suficiente para ser católico? ¿qué contradicción encierra la palabra "católico practicante"?

Según la Iglesia Católica, son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada una según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo. 

Básicamente, todos los bautizados son católicos. Sin embargo parece razonable afirmar que ser católico exige algo más que la voluntad de los padres de uno de serlo y el simple hecho de definirse como tal.

Algunos dicen ser "católicos pero no practicantes".  ¿Cómo se puede ser madre y no cuidar de un hijo? ¿Cómo se puede ser jugador del Real Madrid y no jugar al fútbol? ¿Cómo se puede estar vivo y no respirar? No se puedeSegún el Derecho canónico, un católico no practicante es una persona que está bautizada y se auto-define como católica, pero que no practica su fe en su plenitud, pero desde mi punto de vista es una incongruencia. 

Creo que es un error absurdo tratar de definir a los cristianos por la fe que confiesan y no por los actos que realizan. Un cristiano es aquel que sigue los pasos de Cristo, un católico es aquel que vive el Evangelio en su propia vida, aquel que tiene su fe como una forma de vida, y no como una ideología, como un conjunto de normas o como un acto social. 

Para mí, no existen católicos practicantes o católicos no practicantes, ni cristianos practicantes o cristianos no practicantes. Como tampoco existe el agua seca, el sol helado o el embarazo sin gestación. O sigues a Cristo o no lo sigues. O eres cristiano o no lo eres; o eres católico o no lo eres.

Más bien, creo que se trata de "católicos a la carta", que se consideran a sí mismos católicos, pero bien disienten de alguna enseñanza o doctrina de la Iglesia, o bien no están dispuestos a ningún tipo de compromiso que les saque de sus zonas de confort.

España ya no es católica



La Iglesia Católica y, con ella toda la sociedad española, no ha podido evitar en los últimos 30 años, la caída estrepitosa de los valores éticos y morales propios de una España identitariamente católica. Nos hemos despertado una mañana y nos hemos dado cuenta que España ya no es católica, no es cristiana. 


La España católica ha renunciado a ser luz y sal del mundo, echándonos en brazos de una espiritualidad tibia y cómoda.

Una moral a la medida, sin grandes compromisos, sin grandes alardes y, sobre todo, escondida en la intimidad. 

Una identidad apocada en lo religioso y casada por miedo con lo políticamente correcto y, sobre todo, con el "qué dirán". 



Auto-crítica

Tenemos lo que nos merecemos. Estoy convencido de que, desgraciadamente, la situación empeorará en el futuro. El aborto, la prostitución, el consumo de drogas, la eutanasia, las uniones homosexuales, la ideología de género, etc. están a la orden del día y se han instaurado en nuestra conciencia social como habituales, normales y lo que es peor, como indiscutibles.

Tenemos lo que nos hemos buscado. Desde mi pertenencia a la Iglesia católica considero que la pérdida de la identidad cristiana española se ha producido por la dejación de su función de Madre y Maestra:
  • Una Madre que ha malcriado a sus hijos permitiéndoles toda clase de caprichos y que, en ocasiones, no ha sido capaz de acoger y abrazar a sus hijos.
  • Una Maestra , que no ha formado ni a su clero, que ha aceptado el relativismo como método para no "perder almas" ni a su laicado, que se ha preocupado por vivir una espiritualidad puramente pelagiana, en la que la acción social y asistencial ha sido idolatrada dejando a un lado la vida espiritual, sacramental y piadosa. 
Tenemos lo que hemos sembrado. Como miembro del pueblo de Dios en la tierra, quiero condenar enérgicamente las malas prácticas pasadas y presentes de muchos sacerdotes (conceptuales, sexuales, educacionales, etc.) que han echo un flaco favor a la Iglesia de Cristo, así como pedir perdón a todos aquellos que, por haberlas sufrido en primera persona se han alejado y opuesto a ella.

Tenemos lo que hemos concebido. Nuestra generación ha conseguido lo que nadie consiguió en siglos y siglos: arrancar a Cristo del alma de España. O lo que es lo mismo, matar a España. Porque España, o es cristiana o no es. 

Ante la renuncia a la radicalidad del mensaje de Jesús y la claudicación hacia lo peor del modernismo que muchos sacerdotes de la Iglesia han practicado durante décadas, secundados por una feligresía adormecida, embelesada o anestesiada por las luces de la falsa libertad que se disfraza de tolerancia, la Iglesia española se encuentra en un momento difícil para reaccionar. Tanto es así, que ni siquiera nos dejan opinar ni actuar sobre determinados temas, o lo que es peor, ni nosotros mismos queremos hacerlo.

Cuando un mensaje se diluye, se oculta, cuando se duda de él y no se proclama ni se defiende a ultranza, el enemigo aprovecha para "colarse" con todo su poder bélico a destruirlo. Es entonces, cuando la fe católica queda descafeinada y el mensaje de Cristo desprovisto de su valor para la humanidad.

Resultado de imagen de catolicoEl día en que todos los obispos y los sacerdotes vuelvan a predicar la radicalidad del Evangelio, el mensaje de amor que Dios ofrece a todos los hombres, la necesidad de sanar y alimentar el alma, la alegría de servir y amar al prójimo, y la necesidad de poner a Cristo como principio y centro de toda verdad y vida…. ese día, habremos dado el primer paso para volver a ser lo que nunca debimos haber dejado de ser. 

El día en el que todos los laicos y cristianos católicos dejen de hablar de "practicantes o no practicantes", dejen de vivir su fe en la intimidad o en la tibieza y vean el Evangelio como una forma de vida y no como una ideología, ese día, habremos resucitado nuestra identidad.

Mientras todo eso no ocurra, seremos cual nuevos Boabdiles y lloraremos como tibios aquello que no supimos defender como cristianos, como hijos del Rey de Reyes, como soldados de Cristo.

Quiero ser optimista y estoy convencido de revertir esta situación con la ayuda del Espíritu Santo y porque es Dios quien otorga la victoria. Victoria que tenemos asegurada por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. 

Con su ayuda, recobraremos nuestra identidad como Iglesia y como seguidores de Cristo, y en ello pondré todo mi empeño y esfuerzo, aunque todavía nos quede mucho invierno por pasar, mucha batalla por pelear y mucha persecución por sufrir. 

Como consagrado a su sagrado corazón, me encomiendo a la poderosa intercesión de Nuestra Madre y Señora, la Virgen María, así como a la de todos los santos y todos los coros angélicos, para que nos protejan, nos defiendan y nos fortalezcan y poder seguir honrando, seguir imitando a los que nos precedieron combatiendo y luchando “inasequibles al desaliento”con Dios, por Dios y por España. 

Así sea.

jueves, 5 de enero de 2017

DIFERENCIAS ENTRE UN CREYENTE Y UN CRISTIANO

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"No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!, entrará en el reino de Dios, 
sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial."

He escuchado muchas veces esta afirmación: "Soy cristiano (católico) pero no practicante". La misma frase encierra una incongruencia y una contradicción o, quizás un completo desconocimiento de la diferencia entre ser sólo creyente o ser cristiano. Posiblemente porque lo que realmente quieren expresar es que creen en Dios pero no le conocen.

Muchos dicen creer en Dios pero eso no les hace cristianos. Los demonios también creen en Dios y no son cristianos: "¿Tú crees que hay un solo Dios? Muy bien. Los demonios lo creen también, y tiemblan." (Santiago 2,19).

El diccionario define a un cristiano como “una persona que cree en Jesús como el Mesías, o en la religión basada en la enseñanza de Jesús.” Aunque éste es un buen punto de partida para entender qué es ser cristiano, esta definición no alcanza a expresar en realidad la verdad bíblica de lo que significa ser un cristiano.
La palabra “cristiano” es utilizada tres veces en el Nuevo Testamento: en Hechos 11,26; Hechos 26,28, y 1 Pedro 4,16.

Los seguidores de Jesucristo fueron llamados “cristianos” por los no creyentes en Antioquía, debido a que su comportamiento, actividad y forma de hablar fueron como los de Cristo y fue utilizado de un modo despectivo y para burlarse de los cristianos (Hechos 11,26). Literalmente significaba “partidario o seguidor de Cristo.”

Desgraciadamente con el paso del tiempo, la palabra “cristiano” ha perdido mucho de su significado y a menudo es utilizada para describir a alguien religioso o que tiene altos valores morales, en lugar de un verdadero seguidor de Jesucristo nacido de nuevo en el espíritu como vemos en Juan 3,3. 

Mucha gente que no confía plenamente en Jesucristo, se considera cristiana simplemente porque asiste a la iglesia o vive en un país “cristiano.” Pero asistir a la iglesia, cumplir los mandamientos o ser una buena persona no le hace a uno ser cristiano, al igual que ir al Bernabéu no le hace a uno ser madridista. 

Ser un miembro de una parroquia, asistir a las misas regularmente, y dar dinero en la colecta, no nos hacen cristianos. Ser bueno tampoco. Muchas personas han sido buenas y no han conocido a Jesús.

La Biblia nos enseña que las buenas obras, por sí solas, no nos hacen aceptables a Dios. En el libro de Tito 3,5 nos dice que “nos ha salvado, no por la justicia que hayamos practicado, sino por puro amor, mediante el bautismo regenerador y la renovación del Espíritu Santo.” Es el amor el que define a un cristiano, en primera instancia.

Un cristiano es alguien que ha nacido de nuevo en Dios (espiritualmente hablando) y que pone su fe y confianza en Jesucristo. Esto lo vemos en Juan 3,3-7, y en 1 Pedro 1,23. En Efesios 2,8 leemos que “Habéis sido salvados gratuitamente por la fe; y esto no es cosa vuestra, es un don de Dios.” 

Un verdadero cristiano no es aquél que simplemente cree en Jesucristo. Un verdadero cristiano es seguidor y aprendiz de Jesucristo. Es decir, implica esforzarse por imitar el ejemplo de Cristo durante toda su vida.

Un verdadero cristiano es una persona que reconoce que Jesucristo murió en la cruz como pago por todos los pecados de cada uno de nosotros y que resucitó al tercer día para obtener la victoria sobre la muerte, para dar la vida eterna a todos los que creen en Él. 

Un verdadero cristiano es hijo de Dios, es parte de la familia de Dios porque han recibido al Maestro. Juan 1,12 nos dice: “A todos los que lo reciben, a los que creen en su nombre, les da el ser hijos de Dios.” 
Un verdadero cristiano vive como Cristo vivió; es decir, haciendo lo que Él hizo y evitando lo que Él evitó. El cristianismo es un camino de vida. Un verdadero discípulo de Jesús es aquél que le sigue e intenta vivir según su ejemplo.

Dios pone un deseo en el corazón del cristiano de cambiar totalmente su estilo de vida y le incentiva a llevar una vida encaminada a la santidad

La marca de un cristiano verdadero es demostrar amor hacia los demás y obediencia a Dios (1 Juan 2,4 y 10).

Ser sólo creyente no es ser cristiano. Creer en Dios no significa necesariamente que experimentemos su amor y mantengamos una relación personal con ÉlTodo cristiano es creyente pero no todo creyente es cristiano:

Un creyente cree en Jesús. Un cristiano ama a Jesús.

Un creyente sigue una religión, una serie de preceptos morales, una lista de cosas que debe o no debe hacer. Un cristiano hace de todo eso un estilo de vida.

Un creyente va a la iglesia los domingos. El cristiano sabe que una comunidad cristiana es el paradigma donde poder vivir su fe.

Un creyente reza para pedir cuando las cosas se ponen difíciles. Un cristiano reza continuamente y sin cesar, y da gracias a Dios por todo.

Un creyente adapta su fe a su estilo de vida. Un cristiano trabaja para hacer que su estilo de vida se adapte al Evangelio.

Un creyente se sacrifica cuando cree que es conveniente. Un cristiano se sacrifica siempre, sin importar el resultado.

Un creyente se compromete cuando no hay riesgo. Un cristiano se compromete sin importarle el riesgo.

Un creyente se ajusta a la presión social de su entorno. Un cristiano se mantiene firme a la tentación.

Un creyente comparte su fe cuando sea fácil y cómodo. Un cristiano comparte su fe siempre.

Un creyente sabe acerca de Jesús. Un cristiano conoce personalmente  a Jesús y le tiene como su Señor y Salvador.

Un creyente se configura según la moda, la cultura y el entorno. Un cristiano se configura en Jesús.

Un creyente da a los demás lo que le sobra. Un cristiano da la vida por los demás.