¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 8 de agosto de 2023

MEDITANDO EN CHANCLAS (9): ¡VELAD PORQUE LLEGA EL NOVIO!

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: 
"Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas 
que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. 
Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. 
Las necias, al tomar las lámparas, 
se dejaron el aceite con las lámparas. 
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. 
A medianoche se oyó una voz:
 ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas 
y se pusieron a preparar sus lámparas. 
Y las necias dijeron a las sensatas: 
"Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". 
Pero las sensatas contestaron: 
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, 
mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, 
y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, 
y se cerró la puerta. 
Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: 
"Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: 
"Os lo aseguro: no os conozco". 
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora"
(Mt 25,1-13)

Nos encontramos dentro del discurso escatológico de Mateo (c. 24-25) en el que nos muestra la importancia de la vigilancia y la responsabilidad mediante la parábola de las diez vírgenes (25,1-13) y la de los talentos (25, 14-30), y que termina con el relato del juicio final (25,31-46).

La parábola de las diez vírgenes se refiere a la segunda venida de Cristo o parusía y guarda relación con la parábola del traje de boda (Mt 22,2-15). Ambas nos advierten que todo banquete nupcial requiere de una preparación previa y de un "dress code" o código de vestimenta", para poder participar en él, es decir, para poder entrar en el reino de Dios. 
¿Qué simbolizan las diez vírgenes?
Las vírgenes necias son cristianos tibios, acomodados y mediocres, sin vida interior y desprovistos de luz sobrenatural. Católicos de cumplimientos externos mínimos y de fe a la medida de sus deseos. Creyentes que eluden el compromiso, que se aferran a las cosas materiales y a los afanes del mundo, y que creen que llamarse cristianos será suficiente para entrar en el cielo.

Las vírgenes prudentes, son cristianos comprometidos con el Reino de Dios, que están continuamente vigilantes y a la expectativa de la llegada del novio... orientados hacia su vocación de servicio y entrega a través de oración y de vida interior, que escuchan y meditan la Palabra de Dios y la cumplen,

¿Qué simbolizan la lámpara, el aceite y la luz?
Cada uno tenemos una lámpara, que es nuestra esperanza en Dios; un aceite, que es el la fe y la confianza en Dios que hará brillar nuestra lámpara con una luz particular, nuestras obras, el amor a Dios y al prójimo. Todo ello nos hace ser nosotros mismos, únicos, irrepetibles e intransferibles.

Algunas lámparas brillan con luz más potente, otras con luz más débil, otras quizás parpadeen…y algunas puede que estén apagadas. Podemos tener esperanza y fe, incluso buenas obras y acogida, pero sin amor, la fe no puede ni brillar ni iluminar.

Puede que no me guste mi lámpara o que piense que merezco otra mejor, con más capacidad de aceite, que ilumine más. Puede que no me guste mi luz porque sea muy tenue, o puede que haya comprado aceite suficiente.

Pero la lámpara que tengo es la que debo hacer brillar con el aceite que debo comprar. Por eso, no puedo usar la lámpara de otros ni pedirles su aceite.

¿Qué simbolizan las tiendas y las puertas cerradas? 
Todos estamos invitados al banquete, pero no todos entraremos en él. La simple condición de "vírgenes", es decir, el hecho de creer que somos "cristianos", no nos dará el derecho de entrada: "No todo el que me dice 'Señor, Señor' entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mt 7,21)

Las tiendas no podrán surtirnos de aceite porque en la oscuridad de la noche (fuera de la gracia de Dios, en la hora de nuestra muerte o de la llegada de Cristo) no podemos encontrarlo, es decir, no podemos cuidar y aumentar la fe por nuestros medios, a nuestra comodidad, a nuestra medida, en el sitio equivocado o en el momento que ya sea tarde. 

Las puertas del banquete estarán cerradas, no por habernos quedado dormidos (por haber sido pecadores porque todos lo somos, las vírgenes prudentes y necias) sino porque no nos habremos preparado con antelación y porque no llevamos puesto el "traje de boda" (Mt 22,1-14), es decir, por no haber amado y por no haber buscado nuestra santidad durante nuestra vida.
¿Qué me pide Jesús?
Es por eso que Cristo me pide: "Velad, porque no sabéis el día ni la hora (Mt 25,13). El mismo mensaje que les dio a sus discípulos en Getsemaní (Mt 26,41) y al anunciarles los últimos días y su venida (Lc 21, 36): "Velad, orad y estad despiertos". 

Jesús me advierte que esté alerta y vigilantes, con una vida interior de oración, sacramentos y estado de gracia constantes. 

Soy responsable de mi propia fe, de mi vida interior, de mis actos de caridad, que son mi DNI personal e intransferible. No la puedo pedir prestada porque se me negará el acceso por intentar usurpar la identidad de otra persona. Por eso:

¿Cuido mi vida interior de fe para formarme y transformarme?
¿Rezo constantemente para escuchar la voluntad de Dios?
¿Escucho atentamente la Palabra de Dios para convertir mi corazón?
¿Participo activa y asiduamente de los sacramentos para santificarme?
¿Anuncio con mi lámpara encendida que el Señor ya está presente entre nosotros? 
¿Brilla mi fe con el aceite del amor o está apagada por la tibieza?


JHR

jueves, 14 de enero de 2021

COMO LADRÓN EN LA NOCHE

"En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, 
ni los ángeles de los cielos ni el Hijo, 
sino solo el Padre" 
(Mateo 24,36; Marcos 13,32)

Los cristianos aguardamos con esperanza y alegría la Parusía, la segunda venida de Cristo, pero lo que ninguno sabemos es cuándo sucederá. Ni los hombres, ni los ángeles, ni siquiera el Hijo, el propio Jesucristo. Sólo Dios Padre lo sabe.

No sabemos si la veremos o moriremos antes. Lo que sí sabemos es que la venida del Hijo del hombre será como en los días previos al diluvio, como en los tiempos de Noé (Mateo 24,37): anunciada con mucha antelación pero tristemente ignorada por muchos. 

No conocemos ni el día ni la hora pero sí tenemos la capacidad de interpretar las señales previas a Su venida que el propio Jesús nos anticipó y que quedaron escritas en los evangelios sinópticos (Mateo 24,5-51; Marcos 13,5-27; Lucas 21,8-28):

-el comienzo de los dolores: Cristo nos dice que no nos alarmemos, porque todo esto ha de suceder, pero todavía no es el final. Apostasía: muchos se llamarán "cristianos", otros se autoproclamarán "mesías" y surgirán "falsos profetas" que engañarán a muchos. Calamidades: guerras y noticias de guerras, hambre, epidemias, pestes, terremotos. Persecución y martirio por su causa. Maldad: escándalos, odios, traiciones, aumento de la maldad y enfriamiento del amor. Se producirá una gran Evangelización por todo el mundo...y entonces vendrá el fin.

-el fin: Jesús nos exhorta a huid y a orar cuando veamos "la abominación de la desolación" (profetizada en Daniel 9, 27; 11, 31; 12,11), es decir, la aparición blasfema del Anticristo. Porque habrá una Gran Tribulación como jamás ha sucedido desde el principio del mundo hasta hoy, ni la volverá a haber. Después de esta angustia habrá Signos en el cieloel sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y los astros se tambalearán.

-la venida del Hijo del hombre: Dice el Señor que su venida será como un relámpago que se verá en toda la tierra. Y todo el mundo verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Enviará a sus ángeles con un gran toque de trompeta para reunir a sus elegidos.
Sin embargo, los católicos no la esperamos con temor ni angustia, sino todo lo contrario, con impaciencia y gozo, como quien espera la llegada de su Amado. Y mientras esperamos la parusía, debemos estar muy atentos para reconocer ya su presencia en cada instante de nuestra vida, y preparados para ir a su presencia en el momento de nuestra muerte, es decir, en el encuentro definitivo con Dios.

Para estas tres "esperas", Jesucristo nos reitera y nos apremia para que estemos en vela (Mateo 24,42-44), que estemos despiertos, que estemos vigilantes, que estemos preparados... porque si no... "sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar" (1 Tesalonicenses 5,3); "Si no vigilas, vendré como ladrón y no sabrás a qué hora vendré sobre ti" (Apocalipsis 3,3); los que velan de noche serán bienaventurados porque le verán (Lucas 12,38; Apocalipsis 16,15).

San Pablo en 1 Corintios 15,52 dice que vendrá sin aviso previo, es decir, de repente: "... en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la última trompeta", o como dice Mateo 24,44 "a la hora que menos pensemos", o como dice Marcos 13,35 "...no sabéis si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer".

La Escritura nos advierte que vendrá como ladrón en la noche: en "aquella noche" (Lucas 17,34); una voz anuncia la llegada del esposo de las vírgenes con las lámparas "a medianoche" (Mateo 25,6); el dueño de la casa no sabe a qué hora de la noche viene el ladrón (Mateo 24,43); como el hombre que se fue de viaje... el "Día del Señor llegará como ladrón en la noche" (2 Pedro 3,10; 1 Tesalonicenses 5,2).
La expresión "Día del Señor" es una forma de representar el factor "tiempo" en el que Cristo se manifestará, bien sea en el momento de nuestra muerte o en el de su gloriosa venida a la tierra. 

"Como ladrón" es una manera de decir que vendrá en secreto, de una forma desprevenida o inesperada para quien no esté atento, como un intruso al que no se espera, en referencia a quienes no creen y no esperan al Señor, o para quienes creyendo, no perseveren hasta el fin, es decir, hasta la muerte física. 

"En la noche" es un modo de expresar oscuridad y tinieblas (1 Tesalonicenses 5,4), en referencia a un estado de pecado generalizado en el mundo, o también, al momento de la propia muerte. 

"Como los dolores de la mujer encinta” es una metáfora para explicar que, de la misma manera que una mujer embarazada sabe con certeza que el parto le llegará, y con él, los dolores, aunque no el momento exacto, nosotros sabemos que su venida es segura, ya sea durante nuestra vida o en el momento de nuestra muerte.

"Velad, vigilad, estad alerta" es un aviso para que estemos atentos a los signos de los tiempos, para que perseveremos en la fe, para que estemos en guardia contra las tentaciones y el pecado, para que oremos y para que estemos en gracia (Mateo 26,41). Para que busquemos "la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12,14), ya sea en su venida a la tierra, o en el momento de presentarnos ante Él, el día de nuestra muerte. 

En un mundo que promete una falsa "paz y seguridad", Dios nos advierte para que velemos y estemos vigilantes porque conoce nuestra debilidad ante el poder y la seducción del Enemigo, que domina el mundo en la oscuridad de la mentira y que busca que no veamos a Dios.

Cristo nos alienta diciéndonos que somos "luz del mundo". Una luz que debe brillar ante los hombres, para que vean nuestras buenas obras y demos gloria a Dios (Mateo 5,14 y 16), pues si seguimos a Cristo, "Luz del mundo" (Juan 8,12), Él estará en nosotros y nosotros en Él. No andaremos en tinieblas ni caminaremos a ciegas.

Así pues, nuestra espera tiene una doble vertiente. Por un lado, como cristianos, somos soldados que, atrincherados en la seguridad de la fe, vigilan, perseveran y resisten al Enemigo y, por otro, como Iglesia, santificados por la gracia de los sacramentos, somos la novia que espera impaciente al novio.

domingo, 14 de junio de 2020

APOCALIPSIS 16-18: LAS COPAS DE LA IRA DE DIOS Y LA CAÍDA DE BABILONIA LA GRANDE

  
"Yo, Jesús, he enviado a mi ángel
para testificar estas cosas acerca de las Iglesias. 
Yo soy la raíz y la descendencia de David, 
la estrella radiante de la mañana.
El Espíritu y la esposa dicen: 'Ven'. 
El que escuche, diga: 'Ven'. 
El que tenga sed, que venga; 
y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. 
(Apocalipsis 22, 16-17)

Seguimos caminando hacia el desenlace final de la visión de San Juan, que no es otro que un mensaje de esperanza: unos nuevos cielos y una nueva tierra para los que son fieles a Dios, aquellos que no se han sometido al poder y a la influencia de las Bestias y el Dragón, es decir, los seguidores del Cordero.

San Juan, al describir a los compañeros del Cordero, nos muestra la identidad del cristiano apocalíptico, es decir, del cristiano desde la Resurrección de Cristo hasta su segunda venida

Tras los dos primeros signos (la mujer vestida del sol y el Dragón y las bestias), el capítulo 15 comienza con la aparición del tercer signo: Vi en el cielo otro signo, grande y maravilloso: Siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se consuma la ira de Dios, son los siete ángeles con las siete copas, con las que Dios va a purificar el mundo y a hacer caer a Babilonia la grande. 
Ahora regresamos al capítulo 4 con los veinticuatro ancianos y los cuatro vivientes en el mar transparente: Vi una especie de mar de vidrio, pureza absoluta, mezclado con fuegoira de Dios (justicia).
-Los vencedores de la bestia, de su imagen y del número de su nombre estaban de pie sobre el mar cristalino; tenían en la mano las cítaras de Dios y cantan el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, oraciones con las que alaban a Dios, porque han sido liberados de la esclavitud del mundo y del pecado, están alegres porque han sido salvados, cantan (rezan) porque la oración es el arma más eficaz contra el mal y que, además, nos da luz y esperanza para entender el plan de Dios. Es un poderoso medio para que los hombres se conviertan y vuelvan sus corazones a Dios, aunque sea en el último momento, porque Dios no es insensible a nuestras oraciones ni a nuestras súplicas.

Después de esto miré y se abrió el santuario de la Tienda del Testimonio, se abre la morada de Dios (seguimos en la liturgia celeste) y salieron del santuario los siete ángeles que llevaban las siete plagas, los mismos que tenían las siete trompetas en el capítulo 8, y que van a ejecutar la sentencia de purificación del mundo, vestidos de lino puro resplandeciente y ceñidos alrededor del pecho con cinturones de oro, reyes y sacerdotes. 
Uno de los cuatro vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos, son las mismas copas de oro llenas de incienso, las plegarias de los justos del capítulo ocho que ahora respondidas.
Y el santuario se llenó de humo procedente de la gloria de Dios y de su poder; y nadie podía entrar en el santuario hasta que se consumaran las siete plagas de los siete ángeles. Ahora comienza el juicio a los adoradores blasfemos de la Bestia que no pueden convertirse hasta que finalice el juicio.

El ira de Dios no es una venganza de Dios (como el temor de Dios no es miedo a Dios) sino una nueva oportunidad de la misericordia divina para la conversión. Las copas de la ira de Dios son las consecuencias de la libertad que Dios otorga al hombre y que, a pesar de haber puesto todos los medios posibles para que se conviertan, han seguido adorando a la Bestia y blasfemando contra Dios. Pero no son capaces de coger la mano que Dios les tiende como veremos al seguir leyendo...

Las siete copas

En el capítulo 16 comienza el juicio de DiosOí una voz potente que salía del santuario, la voz de Dios mismo y decía a los siete ángeles: Id a derramar sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios, impartir la justicia de Dios. Cada ángel, cuando es su turno, "sale" (de la misericordia de Dios) para derramar la justicia de Dios. 

Observamos la reiteración de septenarios: siete trompetas, siete ángeles, siete copas. Sin embargo existe una diferencia entre las 7 trompetas y las 7 copas: las trompetas afectaban a una tercera parte de la tierra mientras que las copas afectan a la totalidad.

Las siete copas son una referencia a las 10 plagas de Egipto: el granizo, las tinieblas, las aguas convertidas en sangre, las úlceras, la llegada de las hordas más allá del Éufrates... y una constatación de cómo, a pesar de oportunidades que les da Dios para que recapaciten, los "egipcios" (los que no son el pueblo de Dios) no ceden en su orgullo, no se arrepienten de su actitud ni se convierten a Dios.

Las cuatro primeras copas son llamadas de atención de Dios sobre las consecuencias del pecado, y que Dios permite para nuestra purificación. Muchas conversiones son consecuencia de esta purificación. Sin embargo, muchos seguirán negando a Dios y blasfemando contra Él.
 
El 1º ángel vierte la 1ª copa y produce una úlcera maligna y perniciosa a los impíos, que ningún remedio puede curar, y por ello, les invade el odio, la rabia y la desesperación. Referencia a la 6ª plaga sobre Egipto (Éxodo 9,8-11), a las maldiciones acarreadas por la desobediencia a Dios (Deuteronomio 28,35) y a la pústula maligna de Job (Job 2,7).

El
2º ángel vierte la 2ª copa y convierte el mar en sangre como de muerto, que significa que la humanidad se corrompe y, como resultado, muere por causa del hambre (lejanía y falta de sed de Dios) y de las epidemias (maldades y perversiones) que surgen por todo el orbe. Referencia a la 1ª plaga sobre Egipto (Éxodo 7, 17-21) y a la advertencia del juicio que viene (Jeremías 14, 1-6). 

El 3º ángel vierte la 3ª copa y convierte los ríos y manantiales en sangre, una continuación de la 2ª copa que simboliza la sangre derramada de los mártires, es decir, la violencia y persecución contra los cristianos (Éxodo 7,21). Similar a la 3ª Trompeta. 

El 4º ángel vierte la 4ª copa sobre el sol y quema a los hombres con su fuego (purificación), que significa que la misericordia divina trata de limpiar a los hombres, pero sin llegar a convertirlos por causa de su orgullo. Dios desea el arrepentimiento de los hombres, pero en vez de eso, ellos blasfeman, incluso con más fuerza, contra su nombre. Referencia a la 7ª plaga sobre Egipto (Éxodo 9,13-35). También alusión a Deuteronomio 32,24; Isaías 24,6; Malaquías 4,1; Lucas 21,25.

Estas primeras cuatro copas son las consecuencia de la marca del Imperio: una plaga repugnante, corrupta y purulenta. Son las consecuencias de las acciones y engaños del Imperio, que se vuelven contra los hombres, y aún a pesar de tanta calamidad, no se convierten de sus maldades ni reconocen la grandeza de Dios, sino que, en el colmo de su iniquidad, le maldicen, le culpan.

E
5º ángel vierte la 5ª copa sobre el trono de la bestia y queda en tinieblas, se produce el caos y la anarquía, y los hombres se muerden la lengua de dolor, cuando el mal llega a su máxima expresión, los malvados se pelean entre sí. No hay límite a su sufrimiento. Esa oscuridad impide que los hombres reconozcan su pecado, siguen con el corazón más endurecido aún y blasfemando a Dios. Similar a la 4ª trompeta, hace referencia a la 9ª plaga sobre Egipto (Éxodo 10, 21,-22), y recuerda muchos pasajes de los libros proféticos, entre ellos a Isaías 60,2 y Joel 2,1-2, y al evangelio de Marcos 13,24. 

Estas blasfemias tras blasfemias indican que los hombres se ha colocado fuera de la salvación de Dios. Por voluntad propia y en base a su libertad, se arrojan a la condenación, al infierno. Es el pecado contra el Espíritu, del cual no existe posibilidad de perdón. No es Dios quien rechaza a los hombres sino éstos a Dios.

E
6º ángel vierte la 6ª copa sobre el Éufrates, secando sus aguas, es decir, se desvanecen las fuerzas del Anticristoel Imperio pierde su poder, y los reyes de oriente (los demonios) le combaten. Ahora, el Dragón utiliza otras estratagemas para su lucha (por ejemplo: el cambio de la lucha de clases por la de géneros). El Diablo utiliza a los hombres para después dejarlos "tirados". Es el odio de Satanás frente al amor de Dios.

En Génesis 2, el Éufrates es llamado "el gran río" (como también fue llamado el Mar Mediterráneo), y a lo largo de toda la Escritura en más de veinticinco ocasiones. Representaba la frontera entre el Oriente y el Occidente, entre los seguidores del Cordero y los adoradores de la Bestia. El Éufrates fue la cuna del hombre y también, será su sepultura.

Entre la 6ª copa y la 7ª copa se produce un intermedio, interludio o paréntesis (siempre lo hay en todos los septenarios antes del 7º suceso): 

La triada diabólica (Dragón, Bestia y Falso Profeta) escupe tres espíritus inmundos,  ideologías o doctrinas demoníacas (liberalismo/igualitarismo, comunismo/progresismo, feminismo/ideología de género), se dirigen a los reyes de la tierra entera con el fin de congregarlos para la batalla del gran Día de Dios todopoderosoque convencen a muchos a ir contra Diosen forma de ranas, en referencia a la 2ª plaga sobre Egipto, y a que salen de las ciénagas putrefactas del pecado.  Podrían simbolizar a los medios de comunicación y de propaganda del Imperio, que "croan" para convocar a los adoradores de la Bestia para luchar contra los seguidores del Cordero. 

El lugar de la gran batalla final entre el Bien y el Mal se llama Armagedón, que significa en hebreo "Monte de Megido", situado aproximadamente a 30 km al sur de Nazaret, en el valle de Esdraelón. Hace referencia a la batalla más trágica de Israel en la que murió Josías (prototipo de rey justo) y que perdió frente a los Asirios. Y también a otras muchas batallas que tuvieron lugar allí: los babilonios con Nabucodonosor, los sirios, los egipcios, los persas, los turcos, los árabes, los cruzados cristianos, Napoleón Bonaparte...es el lugar de la catástrofe de las fuerzas diabólicas.

Para esta batalla final, el Señor nos advierte que viene sin avisar, para que estemos alerta y vigilantes, conservemos la gracia y perseveremos en la fe, para que no nos encuentre desprevenidos o dormidos. Por ello, San Juan introduce la 3ª Bienaventuranza del Apocalipsis: "Bienaventurado el que está vigilante".

El 7º ángel vierte la 7ª copa  en el aire se producen relámpagos, voces y truenos, y el mayor terremoto de la historia, simboliza la destrucción de toda maldad, de toda obra humana y la restauración de la creación a su condición original. (Romanos 8, 19-22 y 2 Pedro 3, 13). Recuerda la imagen del Calvario y las últimas palabras de Jesús, cuando derrota, con su muerte, al pecado: "Todo está cumplido" (Juan 19,30). 

La purificación de Dios está concluida. La voz de los justos confirma que su plegaria ha sido escuchada: "líbranos del mal" (del Dragón, de la serpiente). El mundo del Dragón, el Imperio  colapsa por su propio pecado y por sus contradicciones internas e implosiona.

Los compañeros del Cordero y los secuaces de la Bestia han sido presentados como dos ejércitos antagónicos pero no ha habido ningún combate. Los seguidores del Cordero no tienen que utilizar las armas de la Bestia para combatir, porque su combate no es físico sino espiritual, y está amparado y protegido por la misericordia de Dios. 

Los que tienen el sello del Cordero han permanecido en oración en el monte Sion, lo que ha motivado la intervención de Dios. Han escogido vivir como corderos, resistiendo y perseverando, aceptando su propia inmolación como única estratégica para ser salvados por Dios.

Ahora, Dios fija su mirada en Babilonia la grande, para darle de beber de la copa del vino de su ardiente ira, es decir, para castigarla

Cae un gran pedrisco sobre los hombres, en referencia a la 7ª plaga sobre Egipto y similar a la 1ª trompeta, que simboliza la frialdad del hombre ante la Buena Noticia, que maldijeron a Dios, los hombres que siguen culpando a Dios y sin arrepentirse.

Con esta última teofanía, concluye la 7ª plaga, la 7ª trompeta y el 7ª sello queda definitivamente abierto, la presencia definitiva de Dios en el mundo es completa, el sentido de la historia del hombre está definitivamente revelado, la ira de Dios ha terminado, el mundo viejo ha sido purificado y se abre espacio a un mundo completamente nuevo en el que el Mal no tiene ya lugar. Es entonces cuando acontecerá  la 2ª venida de Jesucristo que implantará su Reino eucarístico definitivo en la tierra.

El juicio de Babilonia, la prostituta

El capítulo 17 es una visión tomada de Ezequiel y Daniel que detalla con mayor precisión el versículo 19 del capítulo 16, donde nos hablaba de la división del reino del Anticristo y la caída de todos los gobiernos que le apoyaron.
San Juan narra cómo uno de los ángeles de las siete copas le lleva a ver el juicio de la gran prostituta,arrebatado en espíritu a un desierto, lugar de purificación y penitencia, y a continuación, la describe:

-y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, una falsa doctrina dentro de la Iglesia pero sin vida interior ni gracia, una ideología surgida del mismo seno de Satanás y apoyada en 2ª bestia de la tierra, de la corrupción religiosa.

-llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos, pecados, odio a lo sagrado y ateísmo anticristiano, con los gobiernos como cómplices.

-vestida de púrpura y de escarlata, de piedras preciosas y de perlas,como vestían los sacerdotes judíos de la antigüedad: con pompa y suntuosidad

-su nombre es Babilonia la Grande, Babilonia, porque es confusión espiritual; Grande, porque es soberbia y altivaborracha de la sangre de los mártires,  persigue y mata a los que no están de acuerdo con su ideología. 
-madre, es madre porque tiene hijas, es decir, adeptas y seguidoras, de las prostitutas, de otras ideologías y doctrinas y de las monstruosidades de la tierra, perversiones y corrupciones, porque así como, en la antigua Babilonia, hasta las mujeres más honradas se prostituían, al menos, una vez en la vida, porque creían que de este modo daban culto a Venus Astarté....de manera semejante, se consentirá la corrupción sexual con sus perversiones, inmundicias e impurezas, y la expondrán como ejemplo de "normalidad", para hacerse popular entre la gente.

Y el ángel describe a la bestia: La bestia era, pero ya no es, refiriéndose al Imperio Romano, y más concretamente, a Nerón. Podría referirse sistemas económicos y políticos como el comunismo o el capitalismo.

-sube del abismo, es un engendro del mismo Satanáscamina hacia su ruina, su influencia se acabará. 

-las siete cabezas son siete montañas, son también siete reyes, de los cuales cinco han caído, uno vive y el otro no ha venido aún, pero cuando venga durará poco tiempo. Y la bestia, que era y que ya no es, es el octavo, uno de los siete, que camina hacia su ruina. Los diez cuernos que has visto son diez reyes, que no han recibido el reino, pero que recibirán con la bestia el poder de reyes por una hora, cabezas, montañas, reyes y cuernos son gobiernos, de distinta categoría, sucesivos o simultáneos que conforman la totalidad de los gobiernos del mundo. Son cómplices de la prostituta, se someten a ella, pero también la utilizan.
 
Babilonia representa la opresión, la idolatría, la lujuria, la depravación, la perversión, la corrupción y el pecadoSimboliza la prostitución y el adulterio de la iglesia apóstata con los poderes seculares-políticos-mundanos, y su traición a Dios.

Se identifica a Babilonia con el Imperio Romano, que perseguía a los cristianos y que les exigía idolatrar al César como un dios, y cuya descripción con sus siete montes, reconocen a la ciudad de Roma como símbolo de perversión, idolatría y desenfreno característicos de la sociedad romana de la época. 

Otros, ven la caída de Babilonia la Grande como una analogía de la caída de Jerusalén en el año 70 d. C., e identifican a Babilonia con la Jerusalén judía (que también tiene siete montes), y que contrasta notablemente con la Nueva Jerusalén del final del libro. 

Falsa identificación con la Iglesia Católica

Los protestantes identifican a Babilonia la Grande con la Iglesia Católica de Roma, hecho que no deja de ser una falacia interesada. Su pobre argumentación se basa en una literalidad errónea:

-Una gran ciudad asentada sobre 7 colinas. El Vaticano ni es grande ni está asentado sobre siete colinas, a diferencia de la Roma pagana y la Jerusalén del primer siglo.

-Borracha de la sangre de los santos y profetas. La Iglesia nunca ha matado a santos ni a profetas. Es el mismo Cristo quien identifica a la ciudad de Jerusalén como la que mata a los profetas en Lucas 13,34. En Apocalipsis 11,8 define claramente qué ciudad es: donde el Señor fue crucificado.

-Comete abominaciones y fornica con los reyes de la tierra. Mantener relaciones institucionales con los gobiernos no es exclusivo de la Iglesia Católica. Lo hacen todas las confesiones importantes. El capítulo 16 de habla claramente de Jerusalén como la que comete abominaciones, la que se prostituye, la que derrama la sangre de los santos y la que será destruida por aquellos con los que se ha prostituido.

- Está vestida de púrpura y escarlata. Ya hemos dicho que es un error interpretar los colores literalmente porque, como ya vimos en otro post, los colores en el Apocalipsis tienen un sentido simbólico. Además, el color predominante del clero católico es el blanco y Dios mismo mandó a hacer las vestiduras de los sacerdotes levitas de color púrpura y escarlata. A la Iglesia judía no a la cristiana (Éxodo 28).

El resto del capítulo 17, asegura la victoria de Cristo y su Iglesia fiel. Explica que esta iglesia apóstata con su falsa doctrina, reaparecerá al final de la historia antes de la Parusía, y estará formada por gentes de todo tipo (razas, pueblos, lenguas) y por una amalgama de ideologías, creencias y ritos (Nueva Era, gnosticismo, ideología de género, satanismo, etc.) y que, cuando el Anticristo y sus secuaces se hayan servido de la falsa religión, la destruirán, para que todo la atención del mundo se concentre en ellos. 

La caída de Babilonia

En el capítulo 18 anuncia cómo el resplandor de Dios, representado en uno de los ángeles más poderosos, iluminará a su Iglesia y hará caer a Babilonia, la gran corrupción de los sistemas económico, religioso y político erigidos por Satanás.
Se anuncian los males que caerán sobre ella: plagas, muertes, hambre y fuego. Se lamentarán todos los poderosos de la tierra y entenderán el mal que habían cometido.

El ángel explica cómo se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo, en guarida de todo pájaro inmundo y abominable y otra voz, conmina al pueblo fiel a salir de ella y no ser cómplice de sus pecados, que han llegado hasta el cielo. Todos los poderes políticos y económicos la abandonan, ya nadie compra sus mercancías ya no creen en ella ni se dejan engañar. La han utilizado para sus fines y ahora "la dejan tirada".

La visión de San Juan nos muestra que la misión del cristiano no es llevar la conversión al mundo amenazándolo con castigos sino profetizar la iniquidad del Imperioser testigos de Cristo hasta las últimas consecuencias, hasta el martirio.

La misión del cristiano es proclamar el Evangelio.




Bibliografía:

-"El Apocalipsis" (de Adrienne Von Speyr, por Hans Urs Von Balthasar).
-"Para leer el Apocalipsis" (Jean-Pierre Prévost, Editorial Verbo Divino, 1991).
- "La Cena del Cordero" (Scott Hahnn, Editorial Patmos, 2001).
-"El Apocalipsis de San Juan" (Emilio Aliaga Girbés, Editorial Verbo Divino)